Samarcanda, la ciudad soviética de las mil y una noches

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[Publicado previamente en: Revista de Arqueología 38, junio 1984, 6-10. Editado aquí en versión digital por cortesía del autor, revisado y corregido, como parte de su Obra Completa y bajo
su supervisión].
© Texto y fotos, José María Blázquez Martínez
© De la versión digital, Gabinete de Antigüedades de la Real Academia de la Historia
Samarcanda, la ciudad soviética de
las mil y una noches
José María Blázquez Martínez
Real Academia de la Historia
Samarcanda es una ciudad bien conocida en los estudios del Mundo Antiguo. Su
nombre aparece citado como una de tantas
ciudades, que formaban parte del Imperio
aqueménida, bajo el gran monarca Darío I, el
fundador de un reino, que comprendía desde la
India al Danubio y desde Samarcanda hasta el
Mar Indico.
La ciudad, capital de la provincia de
Sogdiana, fue conquistada por el monarca
macedón, Alejandro Magno, en el año 329
a.C., lo que señala la profunda penetración
del ejército griego en el Asia Central. El
historiador griego de época imperial Arriano
de Nicomedia, que fue procurador en la
Bética, describe la ocupación de esta región,
que no fue empresa fácil, pues, se opuso
tenazmente a ser sometida. Tenía fácil defensa, debido a su ciudadela, como indica el
historiador romano Quinto Curcio Rufo, que
escribió una vida novelada de Alejandro.
Resistió aún tres años, después de la muerte
de su caudillo, de nombre Spitamene.
Con esta conquista, Samarcanda quedó
incorporada al recién creado imperio de
Alejandro Magno. Con la desmembración de
su imperio pasó a ser dominio de los monarcas Seléucidas. A partir de entonces, Samarcanda se convirtió en un centro de rutas
caravaneras, como lo eran en el Mundo Antiguo, Petra para los nabateos, o Palmira en
el camino de Antioquía, en la costa siria,
hacia Persia, y desde aquí a la India o China,
Su situación era excepcional en el punto de
confluencia de los caminos que recorrían
Siberia, la India, Irán, China y Bizancio.
Afrassiab, antigua Samarcanda, abandonada por
sus habitantes en el siglo XIII d.C.
El terreno es fértil, un verdadero paraíso en el desierto. Abundan hoy día los
huertos, los jardines y las arboledas, al igual
que en la Antigüedad.
Durante todo el período, que se extiende entre el siglo IV a.C. y la conquista de
la ciudad por los árabes, en 712, su prosperidad no cesó de aumentar. Duplicó la extensión, de la época de Alejandro Magno, llegando en el siglo anterior a la conquista
árabe a alcanzar un perímetro de 10 Km.
En la parte inferior del Museo hay un
patio subterráneo de forma rectangular, cuyas paredes conservan los calcos de pinturas
de embajadas, procedente de diferentes
regiones, China, India, Irán, etc., que confirman la importancia que Samarcanda logró
entre los siglos VI-VIII, como centro comercial de primer orden, cuyo influjo llegaba
varios miles de kilómetros. Las pinturas son
de una técnica extraordinaria, con un dominio absoluto del colorido, y de los movi-
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José María Blázquez: Samarcanda, la ciudad soviética de las mil y una noches
mientos de personas y animales. Recuerdan
muy de cerca al arte oriental, Son de un
gusto refinado y de gran fuerza plástica y de
expresión.
Los árabes, al conquistar la ciudad,
desterraron la población activa y la repoblaron con colonos árabes. En 1220 la ciudad
fue saqueada terriblemente por las hordas de
Gengis Khan. En esta época Samarcanda se
aproximaba al medio millón de habitantes,
que es la cifra que alcanza en la actualidad.
Un tercer momento de gran esplendor
de la ciudad coincide con la presencia de los
mongoles y con el hecho de que Tamerlán la
eligiera capital de su extenso reino en el año
1370. Tamerlán y sus sucesores embellecieron la capital con multitud de edificios. Samarcanda se convirtió en un gran centro
cultural de fama internacional, al final de la
Edad Media.
A mediados del siglo XVI perdió la
capitalidad y entró en un período de rápido
declive, del que se recuperó en el año 1784.
Samarcanda conserva un gran número
de edificios de arte musulmán, que la hacen
extraordinariamente atractiva al visitante.
Los mercados recuerdan a los de otras regiones árabes de Asia, con tiendecillas en las
calles, que podían encontrarse idénticas en el
mundo musulmán asiático.
AFRASSIAB
A espaldas del museo arqueológico
está localizada la antigua Samarcanda, que
vivió en estos cerros suaves desde mediados
del siglo V a.C. hasta el siglo XIII, en que
sus habitantes abandonaron el lugar y se
desplazaron a la actual ubicación de la ciudad. El campo de excavación comprende
unos 219 ha. Varios cortes con casas de
adobe se conservan al descubierto. En las
estratigrafías, de unos 15 m. de potencia, es
posible seguir las secuencias culturales de
una decena de civilizaciones hasta que la
ciudad fue tomada por los mongoles. Se
puede ver perfectamente el perímetro de las
murallas y localizar varias puertas de ingreso.
En el museo se exhiben terracotas
helenísticas, que prueban la vinculación de
Samarcanda con el resto del Imperio de
Alejandro Magno y relieves de fuerte influjo
parto, Esta región mantuvo en todas las épocas un intenso contacto con Irán.
Mausoleo de Tamerlán, restaurado por el Estado
Soviético.
LA TUMBA DE TAMERLÁN
Es uno de los monumentos mejor conservados de la ciudad y de los que más impresionan por su estado casi perfecto de
conservación. Fue restaurado hace unos
decenios por el Estado Soviético, que se
gastó 2,5 kilos de oro en dejarlo por dentro
tal como se encontraba en su situación primitiva. El centro del edificio está lleno de
tumbas, que han llegado hasta nuestros días
sin violar y que fueron abiertas durante la
Segunda Guerra Mundial en 1941.
El mausoleo es un octógono con un
tambor cilíndrico en el interior, coronado
por una gran cúpula de 15 m. de diámetro y
12 m. de altura.
El exterior está todo recubierto de mosaicos, decorados con caprichosas figuras
geométricas, muy del gusto musulmán, en
color azul verdoso, color que domina en el
exterior de todos estos monumentos. Inscripciones ciñen el centro del tambor. La
esbelta cúpula esta rellena de nervios, todo
en una tonalidad azul intenso, toda ella dorada, lo que produce un efecto impresionante
al visitante. Debajo de ella se hallan colocadas las tumbas, ocupando el centro la de
Tamerlán; es de color casi oscuro y está
rodeada de otras cinco. Una escalera desciende a la cripta, donde se conservan las
correspondientes estelas en mármol. La vista
exterior del mausoleo tiene la grandiosidad
de la sencillez e impresiona por la sensación
de equilibrio entre las diferentes partes del
edificio. El conjunto está formado por dos
mausoleos.
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LA PLAZA CENTRAL O RECHISTÁN
La impresión mayor la recibe el visitante al penetrar en la primitiva plaza del
mercado, construida en tiempos de Tamerlán. Es de forma rectangular y de mayores
dimensiones que la plaza mayor de Madrid.
Esta toda ella empedrada y delimitada en
tres de sus lados por sendas madrasas, que
eran los colegios oficiales, especializados en
las enseñanzas de la religión musulmán,
principalmente del derecho musulmán. En el
interior todas son muy uniformes arquitectónicamente. Las primeras madrasas se levantaron en la Alta Mesopotamia. Su fundador
fue el visir seléucida Nizam al-Mulk, en
1067; de aquí pasaron estos edificios a Siria,
a comienzos del siglo XII, donde fueron
numerosos; con posterioridad, fueron imitadas en Egipto y en Arabia —bajo Saladino
en 1171 y 1179 respectivamente— y en
otros lugares del norte de África.
Una escalinata ancha, próxima a un
jardín y a la vía principal de la ciudad, forma
el cuarto lado de la plaza. Es un gran acierto
de los arquitectos que planearon el conjunto,
dejar este lado libre, pues, el efecto desde la
plaza con las tres madrasas es fabuloso.
En la antigüedad confluían a esta plaza
seis calles.
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tos minaretes de 33 m. de altura cada uno,
con las paredes exteriores decoradas con
ladrillo azul, de caprichosos dibujos geométricos. En la parte superior de la fachada la
decoración es de rosetones de una gran originalidad, sencillez y elegancia. El edificio
se caracteriza, al igual que el conjunto de la
plaza, por sus proporciones bien logradas,
por los tonos suaves azul verdosos del mosaico, por la uniformidad de los dibujos
geométricos y por la armonía de los colores,
que producen en el espectador una impresión de suavidad y de relajamiento. El interior de la madrasa es un patio rectangular
con 50 habitaciones dobles para los estudiantes. Hay varias salas coronadas por cúpulas en las esquinas con cuatro iwanes, que
servían igual de salas de descanso que de
lugar de estudio. El iwán es un elemento
arquitectónico del arte iranio antiguo, que ya
en época del Imperio Romano se documenta
en la ciudad del dios Sol, Hatra, en Irak,
destruida por el emperador romano Septimio
Severo, y en Ctesifonte.
Madrasa de Ulug Beg
LAS MADRASAS DE ULUG BEG, CHIR-DOR Y
TILLA-KARI
La primera recibió el nombre de uno
de los grandes maestros, que enseñaron en
ella. En su día fue la mayor universidad
musulmana de toda Asia Central. No sólo se
enseñaban en ella derecho y religión, sino
otras ciencias, como astronomía. La fachada
es un alto tímpano, escoltado por dos esbel-
Madrasa de Chir-Dor
Estas salas después se imitaron en las
casas y en los palacios en Irak. En época
seléucida fueron un elemento arquitectónico
típico de la madrasa. A la entrada se halla
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José María Blázquez: Samarcanda, la ciudad soviética de las mil y una noches
una mezquita de invierno. Esta madrasa
levantada en el siglo XV es el prototipo de
todas las restantes, construidas en fecha posterior.
La madrasa de Chin-Dor o de los Tigres se llama así por la decoración de la
fachada: dos descomunales tigres, que persiguen a unas gráciles gacelas, con imágenes
del sol sobre ellos. Este motivo es de gran
novedad dentro del arte musulmán, que
tiende a prescindir de las figuras por motivos
religiosos. En gran parte es restauración
moderna, como la mayoría de los mosaicos,
pero muy bien lograda y con gran fidelidad
al modelo original. Es una copia en la
planta, dos siglos posterior, de la anterior,
que hace juego con ella. Carece de mezquita
de invierno. Sólo tiene dos salas de estudio
con cúpulas del tipo de la del mausoleo de
Tamerlán. La decoración es un tanto diferente en este edificio, pues, los temas florales son más recargados.
La madrasa de Tilla-Kari es de fecha
algo más reciente (1646-1660). Tenía por
finalidad cerrar la plaza por este lado, para
lo que fue necesario prolongar considerablemente la fachada de dos pisos, lo que fue
una gran novedad. Los especialistas, sin
embargo, han señalado algunos detalles que
indican ya síntomas de pérdida del poder
creativo del arquitecto, que la construyó, en
la repetición de los motivos. El conjunto
monumental de esta plaza es espléndido. El
visitante no tiene la impresión de estar encajonado en el recinto, debido a su amplitud.
Ni se siente aplastado por los edificios.
muerto. Tamerlán fue de hecho el constructor de la mezquita, que conmemoraba sus
victorias en la India. Trabajaron en ella los
mejores arquitectos y artistas de aquel entonces.
MEZQUITA DE BIBI-KHANYM
MAUSOLEOS DE CHAKHI-ZINDA
La mezquita más famosa de Samarcanda —en trance de reconstrucción total
hoy día, pues, el Estado Soviético está
haciendo un esfuerzo titánico en la restauración de las obras de arte— es la de BibiKhanym, que fue la esposa predilecta de
Tamerlán, que quiso impresionar a su esposo, que se encontraba en campaña fuera
de la ciudad, con esta mezquita, encomendando su construcción al mejor arquitecto
del momento, que se enamoró de ella. A la
vuelta de Tamerlán de la lucha, el monarca
se enteró de que el arquitecto había besado a
su esposa y le mandó buscar, pero ya había
Es un conjunto único en el mundo musulmán y en todas las religiones este grupo
de mausoleos alineados a ambos lados de
una calle estrecha, que está siempre abarrotada de turistas y de nativos, principalmente
de jóvenes. En algunos mausoleos entraban
las mujeres acompañadas de sus hijos pequeños a rezar y a tocar las tumbas. El origen de este conjunto de tumbas fue, según la
leyenda, el mausoleo de Kusán, el hijo del
primo de Mahoma, de nombre Abbas, que
predicó el Corán a los habitantes de Samarcanda, y fue decapitado por los infieles, en
el momento de la oración. Sostuvo Abbas,
Mezquita de Bibi-Khanym
Esta mezquita era la mayor de Asia
Central, medía 167 por 109 m. Tenía 4 minaretes. Las dimensiones del patio central
son 78 x 64 m.; estaba enlosado con placas
de mármol y de cerámica y rodeado por un
corredor de arcadas con 400 columnas de
mármol blanco coronadas por cúpulas. Algunas novedades importantes que presentaba
esta mezquita, fueron la planta de gran originalidad, la altura de la cúpula, los dos
minaretes octogonales, y la diversidad de la
decoración, que encajaba muy bien en la
variedad arquitectónica. Impresionaba al
visitante la cúpula exterior. Los terremotos
derrumbaron pronto este fabuloso edificio,
digno de las Mil y una Noches.
José María Blázquez: Samarcanda, la ciudad soviética de las mil y una noches
por un milagro, su cabeza en sus manos,
descendió a un profundo pozo y allí vivió.
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color azul verdoso. Los mausoleos están
bien fechados por las inscripciones, que
conservan los nombres de los difuntos. Casi
todos son personajes de primera fila en la
sociedad de Samarcanda. Allí se encuentran
los mausoleos de la madre del emir Hussein,
uno de los mejores generales del gran Tamerlán, y el de la segunda hermana de Tamerlán, con una original cúpula. Una creación original es una tumba de planta de octaedro. En un mausoleo del siglo XIV se
conservan las pinturas con figuras trasparentes en color blanco, rojo y oro, que resaltan sobre el azul. En la calle, ya avanzada,
se erigió un tercer tetrápilo. El mausoleo del
más famoso general de Tamerlán, llamado
Bouroundonk, se distingue por su sobriedad.
La característica de todos estos edificios es
la variedad dentro de una cierta uniformidad,
y una cierta armonía.
EL OBSERVATORIO
Mausoleos de Chakhi-Zinda
Las excavaciones han demostrado que
hasta la primera mitad del siglo XI esta ladera de suaves colinas estaba toda ella cubierta de lujosas mansiones, próximas a la
muralla. En la segunda mitad del siglo comienza la población de Samarcanda a enterrarse aquí en las cercanías de la tumba.
Abandonado el lugar en tiempos de los
mongoles, en los años del gobierno de Tamerlán se convirtió en la necrópolis de los
Timurides, con más de una veintena de mausoleos. A ellos se asciende por una empinada escalera, construida en el siglo XVIII,
que sustituyó a las tres terrazas del siglo XV,
adosadas a la muralla. Según la leyenda se
perdonan los pecados a los que suban por
ella. A la entrada se encuentra una mezquita
del siglo XV, junto a un tetrápilo, coronado
por una esbelta cúpula.
Uno de los mausoleos, levantados en
el siglo XV, se supone que fue la tumba del
compañero de Ulug-Bek, el famosísimo
astrónomo Kazy-Zadé Roumi. Los mausoleos varían mucho de unos a otros en las
dimensiones, e incluso en los planos. Una
cierta unidad proporciona al conjunto el
colorido de los mosaicos de la fachada de
A la entrada de la ciudad, viniendo de
Taschkent, sobre una suave colina y en medio de un parque delicioso, se encuentra
enclavado un edificio octogonal, dedicado a
museo. Es el lugar de emplazamiento del
observatorio de Ulug-bek, en 1428-1929. El
museo fue inaugurado en 1964, y es un
magnífico exponente del laudatorio esfuerzo
de la URSS en el campo de la museística.
Está lleno de documentación de todos los
tiempos y países, relacionada con el gran
astrónomo medieval.
Ulug-bek que fue uno de los más
grandes astrónomos de todas las épocas. Sus
observaciones eran de una precisión matemática al calcular la duración del año. Se
conserva todavía la parte subterránea de un
sextante, con el que estudiaba la bóveda
celeste.
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