3.5. La mezquita y el palacio en el arte hispano-musulmán. El arte hispano-musulmán estaba marcado profundamente por la doctrina religiosa. , que prohibía la representación de imágenes. Por ese motivo la pintura y la escultura tuvieron escaso desarrollo, y la arquitectura se convirtió en la principal manifestación artística, con decoración en yeso o mosaico sin imágenes, pero con motivos vegetales, geométricos y caligráficos. Se emplearon materiales pobres como el ladrillo y se reutilizaban elementos de obras anteriores. Entre las manifestaciones arquitectónicas destacan la mezquita y el palacio. La Mezquita islámica es el edifico que responde a las necesidades religiosas del Islam: un gran espacio para la predicación y la oración. Destaca la mezquita de Córdoba; iniciada por Abd-al Rahmán I sobre la antigua basílica cristiana de San Vicente, fue ampliada en varías ocasiones, realizándose la última en tiempos de Almanzor. Del periodo Omeya es también la mequita de Toledo convertida después en la Iglesia del Cristo de la luz. Los almohades construyeron la mezquita de Sevilla, de la que se conserva el minarete, transformado en campanario. (la Giralda). El poder político dio origen al arte palatino. De la época de Abd-al Rahamán III data la ciudad -palacio de Medina -Azzahara, en las cercanías de Córdoba. Y de la época de los Taifas el palacio de la Aljafería de Zaragoza. Pero el palacio mejor conservado es de la Alhambra, con materiales pobres y abundante decoración, pertenece al periodo Nazarí.