TRABAJO FIN DE GRADO Título Conocimiento del Medio Natural: recursos y actividades para el estudio de los seres vivos y los ecosistemas Autor/es Victoria Sánchez Elósegui Director/es María del Carmen de Lemus Varela Facultad Facultad de Letras y de la Educación Titulación Grado en Educación Primaria Departamento Curso Académico 2013-2014 Conocimiento del Medio Natural: recursos y actividades para el estudio de los seres vivos y los ecosistemas, trabajo fin de grado de Victoria Sánchez Elósegui, dirigido por María del Carmen de Lemus Varela (publicado por la Universidad de La Rioja), se difunde bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported. Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden solicitarse a los titulares del copyright. © © El autor Universidad de La Rioja, Servicio de Publicaciones, 2014 publicaciones.unirioja.es E-mail: [email protected] Trabajo de Fin de Grado Conocimiento del Medio natural: recursos y actividades para el estudio de los seres vivos y los ecosistemas Autor: VICTORIA SÁNCHEZ ELÓSEGUI Tutor/es: Fdo. Mª del Carmen de Lemus Varela Titulación: GRADO EN EDUCACIÓN PRIMARIA Facultad de Letras y de la Educación AÑO ACADÉMICO: 2013/2014 RESUMEN El presente documento trata de sintetizar la relevancia de los distintos recursos didácticos como favorecedores de aprendizajes significativos, así como la relevancia de su empleo en materia científica, un área que necesita de un mayor impulso didáctico en los cursos más elementales de nuestra educación. Hoy en día, la Didáctica de las Ciencias Experimentales debe dar respuesta de una manera actualizada a las exigencias de una sociedad en constante evolución, que se beneficia de grandes avances científicos y tecnológicos, pero que al mismo tiempo, carece de la competencia necesaria para tomar posturas al respecto. La labor educativa de Conocimiento del Medio Natural, Social y Cultural, materia aún vigente de nuestro currículo de Educación Primaria según la LOE, no tratará únicamente entonces, de enseñar conceptos o teorías, sino que debe de involucrarse con el alumnado para despertar su curiosidad, su interés, y su beneficio ante el saber científico. El maestro es una pieza fundamental en este escenario, ya que de él dependerá, muy probablemente, la consecución de este objetivo final. Para ello, se hace indispensable que todo docente sea conocedor de la amplia variedad de recursos a su alcance, con los que fomentar una enseñanza de calidad, basada en múltiples situaciones o experiencias que involucren a los alumnos en su propio aprendizaje, dando un sentido real a los contenidos, acercándolos al niño, vinculándolos con su vida cotidiana. Personalmente he podido observar un método bastante arraigado a la tradición educativa durante mis prácticas escolares, y darme cuenta de que la idea de innovación no es tan evidente, ni mucho menos generalizada. Es por ello que finalmente, he querido reflejar mediante este trabajo, el resultado de mi actualizada formación como maestra, mostrando un compendio de los recursos de los que me serví a lo largo de mi periodo práctico. PALABRAS CLAVE Recurso didáctico, Ciencias Experimentales, Conocimiento del Medio Natural, Social y Cultural, competencia científica. ABSTRACT This document attempts to synthesize the relevance of different teaching resources as encouraging meaningful learning and the importance of employment in science, an area that needs further didactic impulse from the most basic courses of our basic education. Today, the teaching of experimental sciences, must respond in an updated way to the demands of a changing society, which benefits from great scientific and technological advances, but at the same time, it lacks of competence required to take positions on the matter. The educational work of Knowledge of Natural, Social and Cultural Environment, subject still in force in our curriculum of Primary Education under LOE not deal only then, to teach concepts or theories, but must engage with students to pique their curiosity, interest, and its benefit to the scientific knowledge. The teacher is fundamental in this area, because it will depend, very likely, the achievement of this ultimate aim. To achieve this goal, it is essential that every teacher is knowledgeable about the wide variety of resources at their disposal, with which to promote quality education, based on multiple situations or experiences that involve students in their own learning, giving a real meaning to the contents, bringing them closer to the child, linking them to their daily lives. Personally, I have seen a quite rooted method at the traditional teaching during my school practices, and I was able to realize that the idea of innovation is not so obvious, much less widespread. That is why ultimately, I wanted to reflect through this work, the result of my current academic training as a teacher, showing a summary of the resources that served me throughout my practical period. KEY WORDS Teaching resource, Experimental Sciences, Knowledge of Natural, Social and Cultural Environment, scientific competence. ÍNDICE CAPÍTULO I. PRELIMINAR …………………………………………... 1 1. Introducción ……………………………………………………….. 1 2. Justificación ………………………………………………………... 1 3. Objetivos ............................................................................................ 2 CAPÍTULO II. ENFOQUE TEÓRICO ………………………………….. 3 1. Breve introducción histórica sobre la Didáctica de las Ciencias Experimentales ………………………………………….. 3 2. Alfabetización científica …………………………………………... 7 CAPÍTULO III. DESARROLLO ………………………………………… 9 1. La relevancia de los recursos didácticos y su utilidad en la enseñanza del saber científico ........................................................... 2. La competencia científica ………………………………………….. 9 14 3. Los recursos didácticos en el área de Conocimiento del Medio: propuesta de clasificación y análisis de actividades ……………… 16 3.1. Las estrategias metodológicas …………………………… 16 3.2. Los recursos personales y/o experienciales directos ……. 22 3.3. Los recursos materiales ………………………………….. 27 4. Mi experiencia docente ……………………………………………. 32 CAPÍTULO IV. CONCLUSIONES ……………………………………… 39 ANEXOS …………………………………………………………………… 41 BIBLIOGRAFÍA …………………………………………………………… 47 CAPÍTULO I. PRELIMINAR 1. Introducción Repasando la evolución en Didáctica de las Ciencias Naturales, nos damos cuenta de que hoy seguimos prácticamente en el mismo punto en que se cuestionaba la enseñanza tradicional y se proponía una enculturación científica para la educación básica, hace ya más de 20 años. Pese a los numerosos avances que ha vivido la sociedad durante este periodo de tiempo, la educación científica de la enseñanza obligatoria no ha logrado adaptarse por completo a su necesidad de cambio; bien lo reflejan los métodos, las evaluaciones y los resultados reales de aprendizaje de los estudiantes. Es evidente que las necesidades del hoy, distan de las de hace años, y ciertamente ya se reconocen en el currículo actual varios objetivos prioritarios, como lo son las propias competencias básicas. Pese a ello, el modo en que se enseña sigue siendo un rasgo particular del profesor, lo que condiciona ampliamente la calidad de los aprendizajes. Hablamos entonces de los diferentes estilos de enseñanza, y de los entornos que se crean para su aprendizaje, con especial incidencia en los recursos didácticos que pretenden optimizar, y que optimizan, esta tarea. Son innumerables las posibilidades de aplicación de los medios disponibles en la escuela, y un adecuado conocimiento y empleo de los mismos, supone facilitar el conocimiento a los alumnos, así como motivarles, y despertar necesariamente su interés en cualquier materia. La correcta selección de los recursos en el área primaria de Conocimiento del Medio, en este caso, no sólo persigue ayudar en los aprendizajes, sino además, acercar al alumno a la investigación científica, a sus procedimientos, sus situaciones, su historia, su actualidad, y su futuro, entre otras muchas cosas. Se trata, en suma, de formar una ciudadanía científicamente culta, y crítica ante los nuevos planteamientos, que sea capaz de desarrollar un papel activo, con y para la Ciencia. 2. Justificación La elección de este tema, “Conocimiento del Medio natural: recursos y actividades para el estudio de los seres vivos y los ecosistemas”, se debió principalmente a la gran importancia que para mí, tienen el conocimiento y manejo de los diferentes recursos en 1 el aula primaria, más si cabe en materia científica, un área de amplia diversidad de contenidos y posibilidades. El presente trabajo constituye, entonces, el resultado de la valoración de mis aprendizajes en dos áreas básicas de mi formación como maestra: por un lado, en las materias de Didáctica General, Didáctica de las Ciencias Experimentales y Sociales, y en materia de Innovación educativa en Didáctica de las Ciencias Experimentales, propia de mi perfil de Intensificación Curricular; y por otro, en el período que comprendió mi Practicum en Educación Primaria. En suma, este proyecto recoge mi constatación, y mi reafirmación, ante un tema de gran relevancia educativa y cultural: la formación científica eficaz y competente de nuestros más pequeños. El objeto de estudio, serán los recursos didácticos con los que nosotros, los docentes, tenemos la posibilidad de forjar a “pequeños sabios” en materia de Ciencias, particularmente. Todos y cada uno de ellos, nos ofrecen diferentes posibilidades, de modo que un correcto conocimiento de los mismos y de su potencialidad, va a ser esencial en el diseño de nuestras clases. Así lo pude percibir yo misma en el desarrollo de mi Unidad Didáctica, “Los paisajes”, durante mi período de prácticas. 3. Objetivos Analizar la evolución de la Didáctica de las Ciencias para abordar su situación actual. Reflexionar sobre el estado actual en Didáctica de las Ciencias Naturales y la necesidad de mejora de la calidad de su enseñanza. Reconocer el relevante papel de los recursos didácticos en la escuela y su utilidad en el proceso de enseñanza-aprendizaje de las Ciencias. Entender la competencia científica como uno de los fines prioritarios de nuestra educación básica. Establecer una guía general de recursos didácticos favorables en la enseñanza de las Ciencias Naturales. Mostrar una reflexión final sobre la relación entre recursos didácticos y ciencia, basada en mi experiencia personal durante las prácticas escolares. 2 CAPÍTULO II: ENFOQUE TEÓRICO 1. Breve introducción histórica sobre la Didáctica de las Ciencias Experimentales La configuración actual de la Didáctica de las Ciencias Experimentales, como campo de investigación y desarrollo interdisciplinario en educación, permite reconocerla ya como una disciplina plenamente independiente, impulsada en los últimos 30 años, por las aportaciones cada vez más numerosas de investigadores y docentes de los distintos niveles educativos. Ahora bien, esta disciplina académica ha sido a menudo considerada en relación de dependencia con otras áreas disciplinares, tales como las propias Ciencias Naturales, la Pedagogía, o la Psicología evolutiva, que en verdad, fueron la base de sus primeros campos de estudio (Adúriz-Bravo e Izquierdo, 2001). En el periodo que abarca desde finales del siglo XIX, cuando la ciencia sale del nivel universitario, hasta la mitad del siglo XX, se empieza a hacer notoria una cierta preocupación por la calidad de enseñanza de las ciencias experimentales. Sin embargo, las investigaciones y los trabajos referidos a la didáctica científica durante este tiempo son escasos, se abordan muy diferentes marcos conceptuales y la conexión de ideas entre sus autores es mínima. Fruto de la creciente inquietud de los Estados Unidos, en torno a los años 60, por la percepción de un “retraso” científico ante la Unión Soviética, comenzaron a planificarse reformas en los currículos de Ciencias, con la intención clara de superar el enfoque tradicional de enseñanza por transmisión de conocimientos. El escenario educativo hasta entonces, carecía de experimentación, y tan sólo se basaba en la mera asimilación de los contenidos impartidos por el profesor. Es por ello que la finalidad de estas reformas estaba ya enfocada a la formación de “pequeños científicos”, con la ayuda de recursos de metodología científica como “la Ciencia como interrogación”, o el “aprender haciendo” (Matthews, 1991). Igualmente, los trabajos desarrollados en esta época, siguen fielmente la concepción piagetiana del pensamiento formal: “El pensamiento formal es condición no sólo necesaria sino suficiente para acceder al conocimiento científico" (Piaget, 1955). 3 Han sido varios los enfoques innovadores que se han apoyado en esta postura, considerando el pensamiento formal como el objetivo principal de esta enseñanza, y los contenidos específicos, como simples vehículos para alcanzarla. Durante los años 70, abundan los proyectos de enseñanza de las Ciencias basados en la enseñanza por descubrimiento autónomo, la metodología de los procesos, y la Ciencia integrada. Las propuestas didácticas de estos enfoques son bien sencillas: los alumnos descubrirán por sí solos los diferentes conceptos científicos, e irán construyendo el pensamiento formal, si se les suministran los materiales y las experiencias adecuadas. Es preciso destacar aquí una apreciación de Piaget, que plantea que cada vez que se le enseña prematuramente a un niño algo que hubiera podido descubrir por sí solo, se le impide inventarlo y, en consecuencia, entenderlo completamente. Al respecto, Pozo y Carretero (1987) manifiestan su disconformidad ante estos enfoques, pues “no existe nada completamente espontáneo en el desarrollo cognitivo del sujeto, ya que éste siempre es producto de la interacción con su entorno y la orientación por parte del profesor guía”. A finales de los 70 y comienzos de los 80, los aportes de Kuhn (1960), Toulmin (1972), Lakatos (1983) y Feyerabend (1981), entre otros, contribuyeron a cuestionar todas las teorías en las que se habían basado las reformas curriculares de los años 60 y 70. A partir de ese momento, se comienza a dar especial relevancia a la investigación de cómo los niños entienden los procesos y lo que ello supone en el aprendizaje de los conceptos científicos. Ahora el objetivo principal es que todos y cada uno de los alumnos alcancen un cierto nivel previsto, no sólo algunos de ellos. La Didáctica de las Ciencias recibe ahora, nuevas influencias del campo de la epistemología y de la psicología del aprendizaje, con investigaciones acerca de las concepciones que los alumnos tienen de los fenómenos naturales antes de recibir una enseñanza científica formal. Una famosa frase de Ausubel, resume este nuevo planteamiento de la psicología educativa: “Si tuviera que reducir toda la psicología educativa a un solo principio, sería este: el factor que más influye sobre el aprendizaje es lo que el estudiante ya sabe. Descúbraselo y enséñesele en consecuencia” (Ausubel, 1998). A partir de la constatación de que el desarrollo del aprendizaje de un alumno se relaciona estrechamente con su propia búsqueda de respuestas, en el entorno o mediante la experiencia, y que éstos conocimientos se construyen en base a unos conocimientos previos sobre ese ámbito, se han ido desarrollando nuevos enfoques en la didáctica de las ciencias, basados en la construcción de los conceptos científicos, a partir de los 4 conocimientos que ya traen consigo, y en los procesos de cambio conceptual, procedimental y actitudinal. Ya en los años 80 y 90, surgen un conjunto de nuevos planteamientos en los programas de educación científica, en base a las teorías constructivistas desarrolladas en la década anterior, y que en muchos casos han influido entre sí. Por su gran similitud con la metodología de investigación científica, es interesante resaltar algunos de sus factores comunes: El estudio de los errores conceptuales del alumnado en las materias científicas, lleva a descubrir que los estudiantes no son completos desconocedores de determinados contenidos, y que tienen unas ideas previas, muy arraigadas, acerca de los diferentes fenómenos que van a estudiar. Dada la dificultad para modificar estas “primeras ideas”, es necesario recurrir a un cambio metodológico, que pueda reconstruir ese pensamiento y lograr un conocimiento más cercano a las propuestas científicas. El papel del docente va a ser imprescindible en el proceso de enseñanzaaprendizaje de las ciencias, ya que es el encargado de guiar los procesos, de buscar una estrategia adecuada en cada caso. Como actividades innovadoras de los nuevos enfoques, se plantean dos tipos: el trabajo experimental y la resolución de problemas. A partir de los años 90, y hasta la actualidad, también se desarrolla el enfoque CienciaTecnología-Sociedad y el enfoque de la Educación Ambiental. Parece que el análisis de la evolución social y económica, indica que la sociedad actual, y la futura, necesitan de un mayor conocimiento científico general, tanto para el trabajo como para la participación ciudadana en una sociedad democrática, y de un mayor reconocimiento y valorización de la Ciencia. En estos enfoques, se introducen unos aspectos relevantes de las ciencias, que hasta ese momento no se habían tenido muy en cuenta: la historia y la filosofía de la Ciencia, el contexto social, económico, cultural y político de los acontecimientos científicos. Este complemento de estudio, le aporta un atractivo a los contenidos, más facilidades a los profesores, y más motivación a los estudiantes. “No hay materia que no pueda hacerse más interesante y atractiva con la introducción de consideraciones filosóficas” (Matthews, 1994). El término “alfabetización científica” se desarrolló ya, desde mediados de los 80, como un objetivo social a alcanzar en las décadas próximas, y por supuesto, son muchos los artículos y reflexiones que se llevan a cabo en referencia a esta cuestión (Royal Society, 5 1985; Popli, 1999). A modo de ejemplo, el proyecto Beyond 2000-Science Education for the future, establecido por la Nuffield Foundation establece, entre sus recomendaciones: “El currículo de ciencias de 5 a 16 años debería concebirse principalmente como un curso para favorecer la alfabetización científica generalizada, puesto que ésta es necesaria para todos los jóvenes que crezcan en nuestra sociedad, cualesquiera que sean sus aspiraciones de carrera y de aptitudes... El currículo de ciencias debería suministrarles suficiente comprensión y conocimientos científicos como para leer artículos de ciencias en los periódicos, seguir programas de televisión o seguir con interés los nuevos avances científicos” (Millar y Osborne, 1998). Hablando del trabajo que se impulsa para lograr una cultura científica para todos, son muchos los organismos y proyectos de centros y universidades que han participado y participan de este objetivo. Y es que, no sólo empiezan a preocuparse de que los estudiantes sean capaces de vivir al ritmo de los descubrimientos del momento, sino de que el alumnado siga aprendiendo y abriéndose al conjunto de posibilidades culturales que ofrece la Ciencia (Membiela, 2002). La situación de la sociedad actual respecto a este tema, está seriamente atrasada. Hoy en día, la falta de conocimientos científicos y tecnológicos es muy generalizada, lo que impide que en muchas ocasiones se pueda tomar una posición analítica y crítica ante diversos avances en este campo (Mateu, 2005). Avances que, indudablemente, nos afectan, nos influyen de una manera u otra, y pueden incluso llegar a reestructurar nuestra escala de valores. 6 2. Alfabetización científica Hemos llegado a un punto, en el que se reconoce ampliamente la necesidad de formar una ciudadanía científicamente culta, preparada para tomar un papel crítico y activo, o al menos no pasivo, de cara a un futuro repleto de nuevos progresos y cuestiones en cualquier ámbito de la ciencia. Probablemente sea difícil avivar el interés y la dedicación al saber científico en personas ya escolarmente formadas y que no desarrollaron esa faceta lo suficiente. Debemos, por tanto, subsanar esa indolencia desde las edades tempranas de nuestros más pequeños. De hecho, la “alfabetización científica”, como su propio nombre indica, es en verdad una herramienta básica de “lectura”, una capacidad muy primaria, que consiste en potenciar la habilidad de leer la realidad, una realidad marcada por el desarrollo científico y tecnológico. El propio término, fue empleado por Paul DeHart Hurd en 1958, como objetivo básico de la enseñanza de las ciencias. Tal como expresa Membiela (2002), la sociedad es consciente de que la ciencia y la tecnología juegan un papel esencial en la vida de las personas, ya que gracias a ellas se ha conseguido un mejor nivel de vida y de progreso. Por otra parte, se asume por completo que las decisiones respecto a la ciencia les vienen impuestas, ya que es un tema de gran complejidad, donde opinar exige unos conocimientos bien fundados. El resultado de estas dos percepciones, se traduce en una gran confianza “ciega”, en algo que es visualizado como inalcanzable, o únicamente propio de mentes privilegiadas. Estas ideas están bastante generalizadas, podríamos decir que son implícitas, y hacen que se considere a la ciencia en un nivel distinto de otros saberes como el arte, la literatura, la historia…: no es difícil oír que la ciencia no forma parte de la cultura. Ante esta cuestión, no podemos negar que los propios currículos de ciencias siempre han tenido muy en cuenta la enseñanza científica basada en números, fórmulas, magnitudes, conceptos puros y complejos, teorías impuestas, etc., dejando de lado otros aspectos fundamentales de la educación científica como el contexto de los descubrimientos, la historia o la filosofía de la ciencia, los propios procesos científicos, la experimentación, o el estado de diversos temas científicos de actualidad. La enseñanza tradicional ha seleccionado y preparado a una minoría apta, hábil, mientras que la formación general de una ciudadanía científicamente culta no se ha tratado como un objetivo principal. La ciencia que se ha enseñado tradicionalmente aporta muy poco al patrimonio cultural de 7 las personas, y no debe extrañarnos que así lo perciba la sociedad. Por supuesto, tampoco ha ayudado en este caso, la imagen elitista que se ofrece de los científicos, ni la reducción de la ciencia a lo anecdótico y fastuoso que ofrecen los medios de comunicación. Todo ello hace entrever que resulta fundamental llevar a cabo una reflexión sobre el valor cultural de la ciencia que se transmite, desde los propios científicos, los medios, y los currículos escolares, donde cabría plantearse una priorización de objetivos. Ya en el contexto escolar, en el que poco a poco nos adentramos, se plantea la necesidad de la implicación docente para llevar a cabo la alfabetización científica de los estudiantes, ya desde la enseñanza básica. Se trata de familiarizarse con nuevas propuestas metodológicas que sirvan para conectar el aprendizaje del aula y la vida cotidiana, de prestar atención al curso de la ciencia, de traducir el conocimiento en términos asequibles, o de crear un clima estimulante que promueva el gusto por aprender. Sabemos ya, por los resultados que se observan, que con simples conocimientos teóricos no vamos a conseguir una enculturación científica de provecho. Es curioso que hoy en día, en muchas ocasiones, esté mal visto, por ejemplo, desconocer la vida o las obras de grandes literatos de la historia, la evolución histórica del propio país, o no ser crítico y desarrollar una postura o ideología respecto a la política del momento; sin embargo, y desafortunadamente, es común e incluso “comprensible” desconocer las aportaciones de grandes científicos, no haber oído hablar de ellos, no saber dar explicaciones fundamentadas de algunos fenómenos, o ignorar las últimas investigaciones científicas que han merecido el Premio Nobel. Sencillamente, la cultura científica está seriamente devaluada (Martín-Díaz, 1998). 8 CAPÍTULO III. DESARROLLO 1. La relevancia de los recursos didácticos y su utilidad en la enseñanza del saber científico Nuestro sistema educativo aboga por un modelo de currículum abierto, que otorga un amplio margen de libertad a los profesores y a los centros escolares para planificar la enseñanza en el aula. Es por ello, que estos agentes toman un papel muy relevante en el proceso, y son los encargados de desarrollar un diseño de las clases adecuado a los nuevos tiempos de la sociedad, y conforme a las nuevas competencias de la educación básica. “La reforma educativa española le ha dado al profesor un papel de protagonista. De su actualización, capacidad de iniciativa, creatividad para plantear experiencias innovadoras y conocimiento de las bases pedagógicas y psicológicas que subyacen al desarrollo curricular, depende el éxito de esta nueva empresa” (Coll Salvador et al., 1986). En este terreno, pasamos a hablar ya de una parte importante del proceso de enseñanzaaprendizaje: los recursos o medios didácticos. Estas herramientas, o estrategias de intervención, han tenido siempre gran relevancia en el proceso educativo y, sin embargo, no han sido siempre los mismos, y no se han abordado del mismo modo a lo largo de los años. Para contextualizar la evolución de estos medios, es preciso destacar, como lo hace Méndez Garrido (2001), que a partir de que se cuestiona el modo tradicional de enseñanza en base a los libros de texto, instrumento básico o en ocasiones único del proceso de enseñanza años atrás, surge la necesidad de encontrar nuevos métodos con los que avanzar hacia una nueva escuela, en la que la pasividad de la mera transmisión de conocimientos por parte del profesor diera paso a la actividad, y a la mejora del aprendizaje escolar. Sin restarle importancia a un material tan práctico y accesible, lo principal era establecer la relación que debía mantener el libro de texto en un currículo abierto sin que significase una fuente única, dando paso a nuevas formas de enseñanza. Ciertamente, no existe mucho acuerdo en la conceptualización de los recursos didácticos. Gimeno Sacristán (1981) indica que si consideramos estos medios como herramientas o métodos que intervienen en el proceso educativo, hacemos referencia a 9 un material didáctico de cualquier tipo. Según él, un medio didáctico es “cualquier forma de recurso o equipo que sea usado normalmente para transmitir información entre personas”. Basándonos en Blázquez (1994), quizá más acertado, se entiende como medio didáctico, “cualquier recurso que el profesor prevea emplear en el diseño o desarrollo del currículum –por su parte o por los alumnos- para aproximar o facilitar los contenidos, mediar en las experiencias de aprendizaje, provocar encuentros o situaciones, desarrollar habilidades cognitivas, apoyar sus estrategias metodológicas o facilitar o enriquecer la evaluación”. El conocimiento, por parte del profesor, de la amplia variedad de recursos de los que dispone, va a ser indispensable en el desempeño de su profesión, de modo que podrá aportar mayor variedad y riqueza metodológica a sus sesiones, y mayor interés y motivación a sus alumnos, lo que se traduce en una mejora global de la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje. En relación a ello, es importante tener en cuenta que no existe una taxonomía base que clasifique la variedad de recursos didácticos, sus funciones y sus aplicaciones específicas, y que sea válida para todos, a pesar de que ha sido objeto de estudio de muchos especialistas (Anónimo, 2009a). En verdad, por la multiplicidad de contextos, condiciones, finalidades, objetivos, o por la misma valoración de eficacia de unos u otros medios, sería una difícil tarea. Cada clase se debe plantear como única, ya que para su desarrollo deben tenerse en cuenta muchas variables, como pueden ser el mismo profesor, las características del grupo-clase y sus estructuras cognitivas, los objetivos y contenidos de las sesiones, el manejo del propio medio y su presentación simbólica, la accesibilidad al mismo, su compatibilidad con el currículo y el ritmo de aprendizaje, el control temporal y espacial que supondría, etc. Asimismo, los recursos didácticos, como intermediarios curriculares, deben dar respuesta a las exigencias del sistema educativo y de la sociedad en general, y a los nuevos enfoques de aprendizaje, constituyendo un material actualizado e innovador en todas las áreas. Tal como se expone en el marco teórico previo, la riqueza y variabilidad de estos recursos va a ser esencial en el caso de la enseñanza del conocimiento científico que nos compete, debido a que constituye una materia de peso en el currículo educativo, y muchas veces, una “asignatura pendiente” de cultura general en la sociedad. Al respecto, Digna Couso (2011) destaca en el Informe ENCIENDE de la Confederación de Sociedades Científicas de España, que el valor de la educación 10 científica no está en discusión, ya que la mayoría de los currículos europeos están adaptados a una perspectiva de «ciencia para todos» que persigue la alfabetización científica de la ciudadanía desde los primeros cursos de educación obligatoria, incluido nuestro currículo español de educación. Couso, doctora en Didáctica de las Ciencias Experimentales y partícipe de diversos proyectos europeos relacionados con la formación de profesores de ciencias y el diseño de materiales didácticos innovadores, reconoce en el mismo informe que pese a este marco curricular, “los resultados de nuestro alumnado al final de la escolarización obligatoria, tanto con respecto a competencia científica como a motivación y actitud hacia la ciencia, distan de ser los esperados”. Señalando otros informes como el Nuffield (Osborne y Dillón, 2008), se hace referencia a que “diversas voces críticas” alertan de los problemas asociados a la enseñanza tradicional y su repercusión negativa en el interés y la calidad de los aprendizajes. Se hace evidente ya la necesidad de renovación pedagógica, de un cambio didáctico profundo, “desde metodologías de enseñanza tradicionales hacia nuevas formas de enseñar ciencias más activas y participativas” (Couso, 2011). En este punto, diversos autores establecen diferentes requisitos por los que valorar o elegir un recurso intermediario. Por ejemplo, Santos Guerra (1991), subraya que la potencialidad didáctica de estos recursos estaría centrada en los doce principios que ofrece Raths (1973) para la valoración de las actividades del desarrollo curricular. Algunas de ellas son: Que permitan desempeñar un papel activo al alumno: investigar, exponer, observar, entrevistar, participar en simulaciones, etc. Que permitan al alumno o le estimulen a comprometerse en la investigación de las ideas, en las aplicaciones de procesos intelectuales o en problemas personales y sociales. Que implique al alumno con la realidad: tocando, manipulando, aplicando, examinando, recogiendo objetos y materiales. Que estimulen a los estudiantes a examinar ideas o a la aplicación de procesos intelectuales en nuevas situaciones, contextos o materias. Que den oportunidad a los estudiantes de planificar con otros y participar en su desarrollo y resultados. Que permitan la acogida de los intereses de los alumnos para que se comprometan de forma personal. 11 Otros autores como Marchesi y Martín (1991), señalan algunas características significativas que deberían tener los recursos que supusieran un cambio hacia la nueva escuela, tales como: Deben ofrecer a los profesores vías de análisis y reflexión para poder adaptarlos con más facilidad a las condiciones sociales y culturales, y no ser un mero ejecutor de las decisiones que allí aparecen. Han de recoger las propuestas didácticas en relación siempre con los objetivos que se intentan conseguir. Deben incluir los tres tipos de contenidos que se establecen en el currículum (conceptos, procedimientos y actitudes), y deben trabajarse de forma interrelacionada, así como prestar especial atención a los temas transversales. Deben respetar la atención a los distintos ritmos de aprendizaje de los alumnos, y ofrecer, por ello, una amplia gama de actividades didácticas que respondan a diferentes grados de aprendizaje. Deben ayudar a consolidar la organización curricular de ciclos y etapas. La evaluación ha de ocupar un lugar destacado en los materiales curriculares. Una visión más actual nos aporta el propio Informe ENCIENDE, citado anteriormente, que además nos sitúa en el contexto de la enseñanza de las ciencias. En él se exponen una serie de recomendaciones para la mejora de la educación científica en nuestro país, desde el propio sector de la enseñanza de las ciencias, del sector social, y del sector científico. Señalaré algunas de ellas: DESDE LA PERSPECTIVA DE LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS: La enseñanza de las ciencias debe incluir actividades y tareas que requieran la aplicación de conocimientos, a través del impulso de materiales didácticos innovadores para la enseñanza de las ciencias. En cuanto a los contenidos, es aconsejable reducir su extensión a un núcleo común que pueda ser abordado en profundidad, y que se establezca una conexión con la vida real. Y por último, sería preciso atender la revisión de métodos y preguntas de evaluación dentro de un marco competencial, así como promover el replanteamiento de la formación inicial, y la formación continuada de los profesores de ciencias, con el fin de favorecer su renovación. 12 DESDE LA PERSPECTIVA SOCIAL: Algunas propuestas sociales serían: crear un observatorio que evalúe la cultura científica de nuestra sociedad, tomar conciencia de la importancia del papel de la familia en el desarrollo de este conocimiento, mejorar la oferta de ocio relacionada con la ciencia, o aumentar la presencia de la comunidad científica en los medios de comunicación, para ofrecer una información científica de calidad a todos los públicos. DESDE LA PERSPECTIVA CIENTÍFICA: También en este ámbito, se perseguirá favorecer la enculturación social, con propuestas como: reforzar el acercamiento del mundo de la ciencia a la infancia, impulsar los cambios en materia de enseñanza de las ciencias que vienen reclamando el profesorado y los expertos en su didáctica, o promover la apertura de la actividad científica a la sociedad a través de un contacto directo en la escuela o en otros ámbitos, como visitas a grandes instalaciones científicas. Es evidente la significatividad que tienen los recursos didácticos como instrumentos de aprendizaje dentro del currículo, pero, ¿por qué razones? Apoyándome en la categoría de Marquès Graells (2004), repasamos las funciones que puede desempeñar una correcta elección de los recursos didácticos en los procesos de enseñanza-aprendizaje: PROPORCIONAN INFORMACIÓN: Prácticamente todos los medios didácticos proporcionan explícitamente información: el propio profesor que expone, los libros, la prensa, vídeos, imágenes, programas informáticos…; y además de ello, mediante sus sistemas simbólicos, ayudan a desarrollar habilidades cognitivas. GUÍAN LOS PROCESOS: Permiten organizar la información, relacionar conocimientos, crear otros nuevos y aplicarlos, o incluso generar inquietudes e interrogantes que signifiquen una implicación en la búsqueda de respuestas, y un interés añadido. EJERCITAN HABILIDADES: Por ejemplo un programa informático que exige unos conocimientos tecnológicos y unas respuestas psicomotrices, o una práctica experimental que implica llevar a cabo un procedimiento y un análisis. MOTIVAN, DESPIERTAN Y MANTIENEN EL INTERÉS: Una variabilidad de medios y estrategias dinamizan mucho más las clases y captan una mayor 13 atención e interés, especialmente si conllevan interacción, práctica experiencial, trabajo grupal, conversación o debate, investigación, etc. EVALÚAN LOS CONOCIMIENTOS Y LAS HABILIDADES QUE DESARROLLAN: De un modo implícito o explícito. Son elementos evaluadores, por ejemplo, las preguntas de los libros de texto, los programas informáticos, la puesta en práctica de un procedimiento que demuestre o refute una teoría, etc. PROPORCIONAN SIMULACIONES: De un modo real o virtual, pueden ofrecer entornos para la observación, la exploración y la experimentación. Por ejemplo, una recreación animada del ciclo del agua o de la erupción de un volcán, una práctica acerca de una reacción química común, etc. FOMENTAN ENTORNOS PARA LA EXPRESIÓN, LA INVESTIGACIÓN Y LA CREACIÓN: Pueden desarrollar el pensamiento crítico sobre temas de actualidad, iniciativas diversas para el tratamiento de problemas, el gusto y el interés por ampliar la información y el conocimiento y compartirlo con los demás, una inclinación por llegar al fondo de las cuestiones… Independientemente de lo atractivo y motivacional que pueda resultar un recurso para los alumnos, no hay que olvidar que “estos instrumentos didácticos toman un protagonismo fundamental al generar una materialización de la construcción abstracta y la generalización a través de la experiencia individual y grupal, determinante para emplearlos de manera recurrente en las clases” (Jiménez, 2009). Hoy en día, los estudiantes tienen a su alcance muchísimos medios con los que divertirse, aprender, entretenerse, explorar… y resulta contradictorio ya, que al llegar al aula se les pretenda enseñar de una manera totalmente monótona, anticuada, limitada a unos escasos recursos metodológicos que consideren al alumno únicamente como un receptor. La educación actual requiere que los niños estén más implicados en su propio aprendizaje, y que el papel del profesor no sea tanto el de instructor, sino el de guía. 2. La competencia científica La enseñanza del Conocimiento del medio natural, social y cultural, materia aún vigente en el currículo de Educación Primaria, tiene como fin último despertar el sentir científico y el interés por conocer a fondo la realidad natural del mundo en el que 14 vivimos, a la vez que se desarrolla necesariamente la competencia científica. Este último enfoque, supone disponer de conocimientos, no con el objetivo de repetirlos, sino de saber utilizarlos para actuar. Se trata de que “el alumnado reconozca para qué le sirve lo que está aprendiendo, y consecuentemente, qué es lo que se le valora que sabe hacer” (Sanmartí, 2008). La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), hizo público en 2003 el informe por el cual se explicitaban las competencias clave para el bienestar personal, social y económico (Rychen y Salganik, 2003). La competencia científica se detallaba entonces, definida en el programa PISA (Programme for International Student Assessment), de este modo: “Capacidad de emplear el conocimiento científico para identificar preguntas y extraer conclusiones basadas en hechos con el fin de comprender y de poder tomar decisiones sobre el mundo natural y sobre los cambios que ha producido en él la actividad humana” (OCDE, 2003). Sanmartí (2008) señala que para el desarrollo de las competencias es preciso interrelacionar qué enseñamos y cómo enseñamos, es decir, no podemos separar los contenidos que deben aprender los niños, de la manera como se trabaja en el aula. De este modo, a la hora de partir del análisis de situaciones relevantes en materia científica, un método muy extendido en el aula primaria, debemos reflexionar sobre esta competencia. Para esta tarea, es decisiva la selección de los contextos y los recursos, la abstracción de los modelos interpretativos, y la capacitación última para actuar. Pensar el contenido de la materia de Conocimiento del Medio desde el punto de vista de la competencia científica, conlleva reflexionar sobre varios factores de las clases. La contextualización es un aspecto fundamental en el desarrollo de esta capacidad, ya que el niño, mediante su entorno, es capaz de comprender mejor los aprendizajes y generar mayores impresiones o posturas. Sin embargo el trabajo no termina ahí; es importante saber determinar qué cuestiones se necesitan abstraer, fomentar las interacciones por la riqueza de aportes, y educar la crítica ante la información y la correcta argumentación de posturas. 15 3. Los recursos didácticos en el área de Conocimiento del Medio: propuesta de clasificación y análisis de actividades Existe una amplia variedad de criterios a la hora de clasificar los recursos didácticos: atendiendo a su intencionalidad, su naturaleza, el ámbito de su intervención, el tipo de soporte, etc. (Zabala 1995: 174). De acuerdo con el tema que nos ocupa, me basaré en el análisis de los recursos didácticos en cuanto a su naturaleza, centrándonos en su utilidad con respecto al área concreta del Conocimiento del Medio, y sin querer hacer un estudio exhaustivo de todos ellos, por considerarlo demasiado extenso. Incidiré pues, en destacar, dentro de unos grupos principales, los más citados por algunos entendidos, los más utilizados, o los que mejor se corresponden, según cada caso, con unos contenidos u otros, unos objetivos u otros, etc. Habiendo consultado, y apreciado diversas propuestas de clasificación (Marco et al. 1987; Gil et al. 1991; Galindo et al. 1995; Pozo y Gómez 2009; Anónimo 2009a; Anónimo 2009b; entre otros), finalmente me decido a establecer tres grandes grupos por considerarlos, como futura docente, de gran relevancia y consideración en la enseñanza de las ciencias naturales: Estrategias metodológicas Recursos personales y/o experienciales directos Recursos materiales 3. 1. LAS ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS Entendemos por estrategias metodológicas los diferentes procedimientos o modos de acción que puede plantear un profesor en sus sesiones, con el fin de superar unos objetivos de aprendizaje. Así pensadas, es conveniente destacar que dentro de este gran grupo de estrategias de enseñanza tienen cabida diversos aspectos complementarios, como puedan ser los recursos materiales, personales y experienciales directos de los que hablaremos posteriormente, u otros aspectos del estilo de enseñanza. Pese a ello, si por algo pretendemos establecer este grupo como independiente de los demás, y viceversa, es por las diversas situaciones de enseñanza que pueden darse en el aula centrándonos 16 principalmente en el modo de interacción global del profesor y los alumnos con unos contenidos, unas tareas, etc. Los niños, desde edades muy tempranas comienzan a elaborar sus propias interpretaciones del mundo que les rodea, y llegan a la escuela con preconcepciones muy arraigadas acerca de muy diversos contenidos de las ciencias naturales (Leymonié, 2009; 34-40). Esto ha sido así siempre, pero tal vez estas interpretaciones sean mucho más ricas y variadas actualmente, ya que estamos rodeados de información. Hoy en día en la escuela, debemos tener en cuenta que, si se les presenta a los alumnos un concepto que irrumpe contra sus preconcepciones, que se expresa como verdadero y acabado, y cuyo único fin es que lo memoricen de cara a un examen, no estamos enseñando significativamente. Es más, podemos obtener unos buenísimos resultados si los alumnos son grandes memorizadores, pero seguramente muchos no habrán conseguido entender el contenido completamente. Los educadores son los encargados de proponer unas variadas situaciones de enseñanza para “huir” del aprendizaje memorístico, y aproximarse a conocer las ideas de los alumnos, plantear esos cambios conceptuales, y que los niños lleguen a comprender lo que se les enseña. Personalmente pienso, que la enseñanza de hoy, requiere de mucha interacción. Los contenidos del área de ciencias naturales son el resultado de la “transformación” del saber científico en un saber a enseñar (Chevallard, 1991). Idealmente, lo que debiera transmitir el currículo y los propios profesores, es el punto de vista que refleja la comunidad científica; sin embargo, existe otro punto de vista diferente que interviene en el proceso de enseñanza, y es el de los maestros. En tal caso, muchas veces el planteamiento didáctico de éstos, va a producir, o no, cambios en la manera en que los niños entienden la ciencia. CIENCIA DE LOS CIENTÍFICOS CIENCIA ESCOLAR CIENCIA DE LOS NIÑOS De este modo, la confrontación de ideas, la elaboración de explicaciones sobre los fenómenos en estudio, el establecimiento de ejemplos cercanos a los alumnos, la argumentación, la presentación de relaciones entre la teoría y la experiencia directa, y el registro y organización de la información, son procedimientos que deberán acompañar a la enseñanza de conceptos, si se pretende que los estudiantes avancen en la reconstrucción del conocimiento científico (CIE Lanús, s. a.). 17 Cada situación de enseñanza, entonces, va a comprender la organización de la clase (individual, pequeños grupos, grandes grupos), el tipo de tareas que deberán desempeñar los alumnos (lectura, experimentación, intercambio de conocimientos, investigación…), el tipo de intervenciones que hará el profesor (explica ampliamente, presenta un material, recorre los grupos, plantea un debate, genera interacciones…), etc. A continuación, basándonos en un documento del Centro de Investigación e Innovación Educativa de Buenos Aires (Ibíd.), vamos a mostrar algunas situaciones de enseñanza a tener en cuenta dentro del diseño curricular del Conocimiento del Medio Natural. 3. 1. 1. Situaciones en las que los alumnos tienen oportunidad de intercambiar conocimientos entre ellos y con el docente La comunicación oral es un aspecto fundamental en las clases de ciencias, pero ya no hablamos exclusivamente de la intervención oral del profesor que explica la lección a unos oyentes pasivos. Esa situación dista mucho de lo que se pretende que sea una clase productiva, que haga que los niños se interesen en la materia y que adquieran unos conocimientos significativos. La clase de ciencias de hoy en día debe ser interactiva: todos, tanto profesor como alumnos, tienen algo que aportar, pues todos tenemos ideas acerca del mundo que nos rodea. En este caso, el profesor, tiene un papel fundamental: él es el que debe guiar la conversación hacia lo que se pretende que sea enseñado y aprendido. Según Harlen (1998), la comunicación oral en el aula, persigue aclarar el pensamiento, dar nuevas orientaciones a las ideas, y reconocer el valor de “pulir” esos pensamientos al manifestarlos ante los demás. El profesor debe conocer previamente lo que los alumnos intuyen de un contenido, lo que saben de él, o los aprendizajes erróneos que han construido. Durante estos intercambios orales, las aportaciones de los estudiantes van a ser de todo tipo: opiniones personales, argumentos, datos recogidos de libros o de la observación, teorías personales o de otros, conjeturas… Mediante la intervención del docente, los alumnos deben ir aprendiendo a diferenciar un conocimiento de otro y a valorar cada uno según su relevancia. Los intercambios orales guiados por el docente pueden planearse de muy diferentes maneras, como pueden ser: 18 Al comienzo de una unidad, para conocer las ideas que tienen los estudiantes acerca del tema, al presentarles lo que van a estudiar. Por ejemplo, qué saben ellos sobre el universo, los planetas, etc. En las progresivas explicaciones de unos contenidos, para alentar a los alumnos a hacerse preguntas, aportar información, mostrar inquietudes… En relación al mismo tema, seguramente tengan muchas dudas acerca del universo, de lo que hay más allá de nuestro planeta Tierra, o quizá conozcan datos o hechos que han leído o escuchado y que pueden compartir con sus compañeros. O quizás, finalmente, para promover conversaciones o debates en torno a algunas problemáticas relacionadas con los contenidos de la lección, temas de actualidad, etc. ¿Qué pensarán los niños sobre la exploración espacial? Podrán exponerse al respecto muchos pros y contras sobre el tema, e incluso podrán tratarse algunos artículos recientes sobre él, una forma muy conveniente de promover su curiosidad hacia la ciencia. 3. 1. 2. Situaciones en las que los alumnos tengan oportunidad de organizar e involucrarse en las tareas que implican la búsqueda de información en diversas fuentes Estas situaciones de enseñanza, y de aprendizaje, van a ser muy diversas y muy relevantes en materia de ciencias; ya sea mediante exploraciones y observaciones de objetos o fenómenos, a través del diseño y la realización de experimentos, en la investigación sobre un tema planteado por grupos, mediante salidas didácticas, entrevistas a personal especializado, textos, vídeos, revistas, etc. Para que estas situaciones, poco habituales fuera de la escuela, cumplan su propósito, es importante que los propios alumnos participen en la organización de las tareas, y al mismo tiempo, comprendan qué es lo que están haciendo, qué se pretende conseguir, qué proceso se va a seguir, o qué relación tiene ello con lo que están estudiando. En muchas de estas ocasiones, será preciso un análisis previo o posterior a la actividad, para poder enseñar a los alumnos a formularse las preguntas adecuadas, ir anotando datos o resultados, o valorar el proceso y sacar ideas. No será lo mismo, por ejemplo, encargar unos trabajos grupales a los alumnos sobre los tipos de plantas si no se les da unas pautas previas de búsqueda de información y del diseño de la tarea, o realizar una 19 excursión a una cantera con motivo de la lección sobre minerales y rocas sin hacer un balance posterior a la visita. Hoy en día, tenemos a nuestro alcance multitud de fuentes de información, y en muchas ocasiones la escuela también se encarga de facilitar su empleo y su acceso, ya que es consciente de que los estudiantes deben aprender a gestionar la información de cara a un futuro. Tal como afirma Pozo (1996), pertenecemos a la sociedad de la información, del conocimiento múltiple, y del aprendizaje continuo. Este mismo autor, en 2009, reafirma su cometido: “Lo que necesitan los alumnos de la educación científica no es tanto más información, que pueden sin duda necesitarla, como sobre todo la capacidad de organizarla e interpretarla, de darle sentido. Y de modo muy especial, lo que van a necesitar como futuros ciudadanos son, ante todo, capacidades para buscar, seleccionar e interpretar la información”. (Pozo y Gómez, 2009). A lo largo de la escolaridad de los estudiantes, se pretende que progresivamente vayan adquiriendo estas destrezas. En los primeros cursos, generalmente será el docente quien seleccione los materiales de acuerdo a los propósitos y edad de los niños. Sin embargo, no hay que demorar mucho en proponer situaciones más autónomas con respecto a la búsqueda de información. En los cursos superiores, los alumnos ya tendrán que ser capaces de elaborar ellos mismos sus propios registros de información, individualmente o en grupos, y mostrarlos en clase con el fin de observar el resultado y valorarlo, y corregir algunas interpretaciones. 3. 1. 3. Situaciones de observación sistémica, exploración y experimentación En relación a los materiales y a su posible uso, es preciso destacar que en los primeros cursos de la educación primaria se suele desarrollar la observación sistémica o la exploración, mientras que en cursos más avanzados puede llevarse a cabo ya la experimentación por parte de los alumnos. No pretendemos generalizar estas tareas por niveles, pero cabe señalar que la diferencia más significativa entre estos dos grupos, y que afecta al nivel de cognición de los alumnos, es que el primero (observación sistémica y exploración) no incluye el control de variables, mientras que la experimentación sí, por lo que el profesor deberá valorar cada caso según su dificultad. Generalmente, la experimentación se diseña a propósito de algún contenido curricular, y muchas veces supone grandes ayudas para su comprensión, por lo que deben ser 20 perfectamente planificadas. Estas situaciones de enseñanza deben ir encaminadas a que los estudiantes formulen sus propias hipótesis, diseñen y experimenten diversos casos, y valoren los resultados, siempre guiados por un profesor que les vaya formulando supuestos, les marque los procedimientos e incida en los conocimientos que deben obtener con estas prácticas. Es decir, las intervenciones del docente van a fomentar en muchas ocasiones las reflexiones de los propios alumnos. Una práctica experimental que refleja este tipo de situaciones es la de la solubilidad de ciertos sólidos en agua; quizá una tarea más profunda sería llevar a la reflexión y a la demostración de si esos mismos sólidos son solubles en otros líquidos diferentes, de manera que los alumnos planteen en un principio sus hipótesis, lleven a cabo la demostración y compartan sus resultados con la clase, haciendo una valoración final de las características de sus experimentos. La observación sistemática o la exploración, por el contrario, no va a ser tan compleja en su procedimiento, pero deberán tenerse en cuenta muchas veces las interpretaciones que hacen los alumnos de la práctica, de manera que hay que saber guiarla, del mismo modo, mediante intervenciones que aclaren la intención del aprendizaje. Por ejemplo, cuando se propone mostrar las partes de una planta, los alumnos podrán observar cada fragmento, pero centrarán su atención en la estructura total de la planta, y puede que no reconozcan las partes de otras plantas por dicha estructura. Para estas tres situaciones, se recurre muchas veces a diversos tipos de registro, que ayudan en gran medida a la comprensión de muchos conceptos o procedimientos: dibujos, esquemas, tablas de datos, gráficas…, de modo que los alumnos organizan mejor los conocimientos y plasman el resultado de su aprendizaje. 3. 1. 4. Situaciones de salidas didácticas y de entrevistas a especialistas El objetivo de las salidas didácticas es poner en contacto a los alumnos con el medio natural para llevar a cabo observaciones, exploraciones o experimentos in situ, o recoger muestras para trabajarlas en clase. Efectivamente, el trabajo no termina ahí, ya que va a ser decisivo un tratamiento previo a la visita, posterior, o generalmente ambos. De esta manera, el trabajo previo de una visita, deberá presentar a los alumnos una breve descripción de lo que van a ver y de lo que van a aprender, además de despertar el interés de los alumnos y animarles a anticiparse y pensar posibles preguntas, que podrían ser expuestas en el aula. Asimismo, el trabajo posterior también tiene su 21 importancia, y muchas veces va a servir para afianzar los conocimientos adquiridos, aclarar algunas cuestiones, sacar conclusiones, o comentar experiencias y anécdotas, algo que siempre favorece las actitudes y el clima del grupo. 3. 1. 5. Situaciones en las que los alumnos tienen la oportunidad de sistematizar los conocimientos y de elaborar conclusiones y generalizaciones La sistematización de los conocimientos significa que los alumnos puedan ya generar unas reflexiones y dar un uso a los conocimientos que han aprendido, lo que lo relaciona directamente con la competencia científica que persigue la materia de Conocimiento del Medio. Será conveniente entonces, que se planifiquen situaciones con este fin en todas las lecciones, para permitir que los alumnos se apoyen en los aprendizajes adquiridos y terminen por darles el sentido que les falta. En los primeros cursos se plantean situaciones sencillas de descripción o enumeración de características, pero según van avanzando los niveles, se va a perseguir una progresión del nivel de abstracción. Las posibilidades de estas situaciones van a ser muy amplias, por ejemplo: establecer relaciones entre casos particulares de un fenómeno, contrastar con otras experiencias, plantear problemáticas para buscar soluciones, buscar diferentes argumentos para explicar una situación, generar un debate en torno a un tema con diferentes puntos de vista, etc. Lo que van a requerir estas actividades va a ser la participación plena y el interés de los alumnos, para enriquecer posturas; la contextualización de las situaciones, pues los acontecimientos cercanos al entorno de los niños van a ayudar a la abstracción; y la actualización o la relevancia de las temáticas, ya que un tema actual o importante capta una mayor atención en los niños, especialmente si les afecta de alguna manera o tienen algún conocimiento sobre ello. 3. 2. LOS RECURSOS PERSONALES Y/O EXPERIENCIALES DIRECTOS Este tipo de recursos didácticos va a ser esencial para aproximar a los estudiantes a la realidad de lo que se pretende que aprendan en múltiples y diferentes contenidos, ofreciéndoles una noción más exacta de los hechos y los fenómenos estudiados. Galindo y colaboradores (1995), señalan que una de las características fundamentales de los Movimientos de Renovación Pedagógica, ha sido la necesidad de conectar la escuela con el medio que le da sentido, y a la inversa, para desarrollar los contenidos de 22 aprendizaje en plena interacción con éste y eliminar el aislamiento de la escuela tradicional. No sólo estamos de acuerdo con que organizar salidas o excursiones al aire libre, o a alguna institución, ayuda a los alumnos a comprender mejor los fenómenos o procesos de la ciencia natural, sino que debemos promover de igual forma, que la ciencia se acerque a las aulas. Existe una razón más que decisiva para ello, y es que los niños deben potenciar más su interés hacia ella, deben conocerla más a fondo, y en ocasiones el colegio no puede programar tantas salidas. Hoy podemos decir que gracias a la colaboración de diversos organismos y familias, la ciencia cada vez acude más a la escuela. A continuación, trataremos por separado estos dos encuentros directos con la ciencia: por un lado fuera del aula, en salidas didácticas programadas, y por otro, dentro del aula, en encuentros con personas o proyectos. 3. 2. 1. Fuera del aula: Entendemos por salidas didácticas o visitas escolares, aquellas actividades realizadas fuera del aula, que ponen a los estudiantes en contacto directo con la realidad, y que constituyen una verdadera herramienta para la construcción de aprendizajes significativos, por el aspecto motivacional y el interés que despierta en los niños. La importancia de este recurso no sólo es reconocido por los profesores y la comunidad educativa en general, sino que la propia legislación educativa contempla este método entre sus objetivos principales en toda la educación básica: Artículo 3 - h), del Real Decreto 1513/2006, de 7 de diciembre por el que se establecen las enseñanzas mínimas de la Educación Primaria: “Conocer y valorar su entorno natural, social y cultural, así como las posibilidades de acción y cuidado del mismo”. (BOE nº 293, de 8 de diciembre de 2006). Asimismo, se reconoce ampliamente que los distintos municipios y entidades culturales, deben exponer sus recursos al servicio de la educación ciudadana. Desde las empresas más pequeñas, a las instituciones más grandes, y sin olvidarnos del propio medio al aire libre, son muy amplias las posibilidades que nos ofrece el entorno para su aprendizaje. Resulta difícil recopilarlas completamente, pero se hace necesario destacar algunas de ellas: exposiciones temáticas de museos o galerías, talleres temáticos, parques naturales, 23 visitas guiadas a lugares relevantes geográficamente en una comunidad, zoos, jardines botánicos, visitas a fábricas, minas, centrales energéticas u otros muchos tipos de empresa dedicada a la gestión de los recursos naturales… Estas salidas didácticas van a ser muy ricas en cuanto a diferentes funciones, como son el conocimiento de una materia, la globalización de los aprendizajes, la valoración del patrimonio del entorno próximo, o la socialización que conjuntamente supone. Escolarmente hablando, no consideramos salidas didácticas a aquellas que tienen como único fin el divertimento, como puedan ser las excursiones de fin de curso a parques temáticos, por ejemplo. Si por algo se caracteriza una excursión didáctica, es porque está planificada a conciencia para adquirir conocimientos in situ, porque se van a desarrollar diferentes situaciones de enseñanza y aprendizaje de manera ordenada (explicaciones, observación, exploración, participación en diversas tareas…), y porque finalmente, va a constituir una experiencia relevante para los niños de acuerdo a la significatividad de los contenidos aprendidos en una materia. Las salidas escolares, en resumen, suponen en los alumnos la reflexión sobre la complejidad de los procesos que han dado lugar a esa realidad, y la necesidad de participar en los mismos de forma responsable y creativa, permitiendo además, alcanzar una serie de vivencias y de experiencias directas que difícilmente pueden obtenerse dentro del aula (Niño, 2012). 3. 2. 2. Dentro del aula: En el contexto del aula, y de la escuela, muchas veces no se cuenta con un personal debidamente especializado en materia de ciencias naturales. Es el propio profesor generalista el que se encarga de esta área, y es preciso destacar al respecto, que un escaso conocimiento de ella, y de los posibles recursos que tiene a su alcance, va a repercutir seguramente de una manera desfavorable en el proceso de enseñanza. Quizás incluso pueda repercutir su misma actitud hacia la ciencia. El propio informe ENCIENDE (Couso, 2011), expresa que “la formación del profesorado de Educación Primaria en nuestro país, aunque ha ido mejorando en extensión y profesionalización en las sucesivas reformas educativas, sigue siendo deficiente en contenidos científicos, y no alcanza los niveles de formación ni especialización que se exige en otros países”. Al respecto, ofrece datos de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) en su estudio sobre el 24 diseño del Título de Grado adaptado al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) (ANECA, 2004). En este estudio, se refleja el hecho de que, en España se reduce la especialización en ciencias a un par de asignaturas, integradas en una formación de un carácter más generalista, mientras que la gran parte de países europeos conceden una gran importancia a la especialización del área llevándose a cabo a través de posgrados específicos. El siguiente cartograma ofrece un análisis detallado: Al igual que en materia de Lenguaje y Literatura, o de Matemáticas, la enseñanza del conocimiento científico, necesita de docentes preparados, bien formados en el área, y cómo no, en su didáctica. Asimismo, el profesor siempre ha constituido un modelo para el niño, de modo que la actitud de la que antes hablábamos, también va a tener mucho 25 que ver en los resultados actitudinales de sus alumnos. Esa sabiduría y ese interés del profesor, se demuestra en la ampliación de los conocimientos curriculares, y también en buena medida, en el variado y adecuado manejo de los recursos didácticos que convengan emplearse con cada enseñanza. Al igual que el docente preparado que enseña día a día los conocimientos científicos, también la escuela puede recurrir a otras personas para que intervengan en diversas clases. Es lo que hemos denominado recursos personales directos, y al igual que las salidas didácticas, ofrecen enseñanzas del entorno, pero en este caso, de manera directa en la propia aula. Tradicionalmente, las comunidades autónomas siempre han promovido diversos programas con los que, numerosos especialistas se han acercado a los centros escolares por diferentes temas: programas de ahorro de energía y de agua, medio ambiente, higiene y vida saludable, higiene bucal, alimentos ecológicos, reciclaje… Estos proyectos ofrecen también contextos reales a los alumnos, puesto que personas ajenas a la escuela, acercan al aula múltiples temas de relevancia educativa y social, con el fin de informar y concienciar a los niños sobre cuestiones que nos afectan a todos. Sin embargo, no terminan aquí estos encuentros personales. Desde hace algunos años, y en muchas ocasiones debido a la situación de desempleo de personas cercanas a la comunidad educativa, se han venido promoviendo unos encuentros de aprendizaje más “informales”, por ser planificados desde los mismos centros escolares en contacto con personal no docente. Familiares de alumnos con profesiones o conocimientos relacionados con las ciencias naturales, o docentes sin empleo que planifican diversas prácticas científicas, entre otros muchos casos, colaboran desinteresadamente con la escuela para fomentar el aprendizaje contextualizado de las ciencias, promover el interés de los niños por este conocimiento, y mostrar la aplicación real de los saberes enseñados en clase. Tanto biólogos, químicos o médicos, como trabajadores de producción energética o jardineros, entre otras muchas posibilidades, todos tendrían siempre algo que mostrar a los niños: explicaciones sobre su labor, demostraciones, experimentos, experiencias, curiosidades…, y muy especialmente, el valor social de las ciencias naturales. Ciertamente, estas prácticas no son especialmente habituales, ni se reconocen aún como convenientes, pero significan una implicación del entorno laboral y social con la escuela y con el saber científico, y ese es el camino que hay que seguir si se pretende que nuestros más pequeños den un valor nuevo, y más relevante, a la ciencia. 26 3. 3. LOS RECURSOS MATERIALES Sin duda, los recursos materiales, abarcan hoy en día infinitas posibilidades de uso en la enseñanza, y siempre han sido muy habituales y ventajosos en el área de ciencias naturales. Todos ellos, en sus diferentes tipos, tienen la función de facilitar la comprensión de los hechos o conceptos científicos, y suponen muchas veces un incentivo para los alumnos, por lo que va a ser muy recomendable que se haga un uso habitual y adecuado de los mismos. Todos sabemos ya, que un niño genera un aprendizaje más sólido cuando se le da sentido al mismo, o cuando lo asocian con alguna experiencia. Éste es el propósito de los recursos materiales, por lo que van a constituir un elemento importante en el proceso. A continuación, exponemos y analizamos los diversos tipos de recursos materiales que podemos encontrar en un aula ordinaria: 3. 3. 1. Recursos impresos: Los materiales impresos han sido siempre los más utilizados en la enseñanza, sobre todo si tenemos en cuenta al más destacado de ellos, el libro de texto, un recurso base en muchas ocasiones, pero quizá el más cuestionado de todos. Aunque este está indudablemente ligado a la enseñanza tradicional, cabe destacar que los libros de texto han sufrido una gran evolución hasta nuestros días, tanto en su presentación como en sus contenidos, y que actualmente no suponen ser materiales únicos en las clases, sino más bien complementarios a otros diferentes. Y es que, podemos ver en él algunas desventajas (Anónimo, 2009b): Están planteados para un estudiante medio sin tener en cuenta la diversidad. Responden a una estructuración de contenidos y una temporalización muy ordenada. Están diseñados en su mayoría, para una materia y un curso, lo que dificulta un planteamiento globalizador. Pese a ello, por su asequibilidad, y por constituir una guía curricular de información para los niños, no podemos negar que se trata de un recurso aún muy arraigado en las aulas. 27 Sin embargo, al no considerarlo hoy en día como instrumento único, se ha dado quizás, más protagonismo del que tenían, a otros materiales impresos, como fuentes de información alternativas: enciclopedias, diccionarios, atlas, libros temáticos de la biblioteca escolar, cuentos, láminas, fichas, cuadernillos… Todos ellos son materiales que también se han venido utilizando desde hace muchos años, pero al contrario que el libro de texto, son más fáciles de adaptarse a las necesidades del aula y de los alumnos, a la temporalidad, al ritmo de aprendizaje, etc. No podemos olvidarnos además, de materiales impresos tan relevantes como las revistas y los periódicos, o la propia creación de éstos, en materia de ciencias, ya que responden a un aspecto fundamental de la educación científica: la actualización y la formación continua. Desafortunadamente, estos materiales no son tan habituales en las clases; no como deberían. En muchas ocasiones, son los profesores los que informan de la situación actual de diversas temáticas a los niños, en vez de considerar ofrecerles esa información directamente, con lo que se no se consigue generar un interés más allá, no se observa el análisis que puedan hacer de ello, y en consecuencia, no se anima a generar ideas o posturas en relación a la ciencia. Los medios de comunicación impresos, así como los digitales, son fuentes que pueden encontrarse los niños fácilmente en sus casas, y pueden seguramente ignorarlos, si no se les da su correspondiente relevancia en las aulas. 3. 3. 2. Recursos instrumentales Entendemos por recursos instrumentales, las herramientas u objetos que puedan servirnos de apoyo en las clases de ciencias, o que nos sirven de vehículo para realizar prácticas específicas o experimentos. Las posibilidades son infinitas en este grupo, pero el propósito de todos ellos es el mismo: ofrecer modelos o experiencias significativas, que ayuden a la comprensión de conceptos y conocimientos. Muchas veces, este tipo de recursos no produce una información más allá de su presentación, por lo que es su uso el que les da sentido, y el que puede ayudar en los aprendizajes. De nada sirve, por ejemplo, presentar a los alumnos los materiales necesarios para elaborar un circuito eléctrico, si no se llega a realizar el mismo junto a ellos. Es preciso destacar, que cuanta más implicación tengan los alumnos en el empleo o la creación de estos materiales, mejores resultados se obtendrán en sus construcciones 28 conceptuales. El factor participación va a ser esencial frente a estos instrumentos, ya que les da una responsabilidad necesaria a los estudiantes, y ellos mismos se implican más en su propio aprendizaje. Algunos de los instrumentos didácticos más comunes son: mapas, globos terráqueos, esqueletos artificiales u otros modelos representativos del cuerpo humano, productos naturales (semillas, plantas, frutos, rocas, animales…), microscopios, lupas, herramientas de medición meteorológica, materiales de desecho (botellas, telas, maderas, chapas…) vasos, tubos de ensayo, pilas, cables, bombillas, imanes, etc. Todos ellos son productos ya elaborados, con un fin: el de ser utilizados. En este caso, en el ámbito escolar. No podemos, además, pasar por alto los materiales creados en el aula, que también cumplen con la función de servir de modelos o experiencias, al mismo tiempo que suponen seguir un proceso de observación, investigación, recogida de datos, exploración, experimentación… según cada caso. Dentro de este otro grupo, podemos encontrar producciones instrumentales como murales que muestran unos contenidos ordenados y sintetizados, cuadernos con actividades, germinadores o huertos escolares, herbarios, pequeños hábitats para animales (terrarios o acuarios), casetas meteorológicas, ficheros documentales (con producciones de los alumnos, imágenes, fichas…), dibujos representativos de diversos contenidos, maquetas sobre el cuerpo humano, los ecosistemas, o el sistema solar, instrumentos científicos caseros, circuitos eléctricos… Es tal en número de posibilidades instrumentales, que para un mismo contenido podremos tener varias opciones. Lo importante va a ser saber elegirlas y adaptarlas a las características del aula, pero muy especialmente, recurrir a ellas de manera habitual para optimizar los aprendizajes. 3. 3. 3. Recursos informáticos e Internet Estos medios de trabajo nacieron y se desarrollaron a lo largo del siglo XX, y en cuestión de pocos años, se han extendido y han evolucionado vertiginosamente, adentrándose en todas las áreas, incluida la educación. Hoy en día, los recursos informáticos utilizados en la escuela, son ya reconocidos legislativamente con una doble función: como contenido, y como recurso didáctico. 29 Como contenido, el objetivo de la utilización de las nuevas tecnologías, presentes ya en cualquier ámbito, es que los estudiantes descubran y hagan uso de sus múltiples posibilidades: búsqueda de información, gestión de la misma, aprendizaje, creación de materiales, vía de comunicación, etc. Considerando las nuevas tecnologías como recursos didácticos, se reconoce ampliamente que estas ofrecen grandes representaciones de la realidad y de los conocimientos, a la vez que motivan al alumnado para el aprendizaje. El ordenador, o los nuevos soportes derivados de él, son recursos didácticos muy versátiles, ofrecen diversos canales simbólicos, y permiten diversos tipos de tratamiento y procesamiento de la información. Es por ello, que estos participan directamente en la creación de entornos de aprendizaje enfocados a la construcción del conocimiento y a la elaboración de aprendizajes significativos (Anónimo, 2009b). Así contemplados, los recursos informáticos, con los que incluimos, además, las posibilidades de Internet, aportan múltiples beneficios a la enseñanza de ciencias, un área de conceptos y contenidos más extensos y elaborados, que precisan de una mayor gestión de los conocimientos. Al respecto, las nuevas tecnologías, suponen un vehículo muy adecuado para estos aprendizajes, y ofrecen una amplia gama de tareas: consultas de información en programas informáticos o Internet, creación de productos personales en procesadores de textos y programas de diseño, procesamiento de datos, puesta a prueba del propio conocimiento con actividades evaluadoras, búsqueda de simulaciones virtuales que reflejen un conocimiento o una experiencia, resolución de situaciones problemáticas, juegos o actividades interactivas, etc. Resultaría contradictorio aislar a los niños del entorno tecnológico que les rodea, pues constituye un método muy recurrente y valioso para ellos. Es por ello que la educación debe aprovechar este medio tan atractivo para los alumnos, incluyéndolo en la planificación de las clases. Damos fe de que esta tarea se está llevando a cabo cada vez más en las aulas, y que son infinitas las plataformas informáticas y los recursos en línea que hacen que el aprendizaje sea más novedoso, más productivo, y más eficaz. 3. 3. 4. Recursos audiovisuales Paralelamente al impulso de las nuevas tecnologías, se ha dado más relevancia a su vez, a los medios audiovisuales. Debido al gran desarrollo tecnológico de los últimos años, la escuela tiene a su disposición multitud de medios audiovisuales en los que apoyarse 30 para la enseñanza, lo que constituye, ineludiblemente, una herramienta muy atractiva y significativa para los niños. Por considerarse, en muchas ocasiones, directamente relacionados, los medios audiovisuales, al igual que los recursos informáticos, son formatos muy manejados por los niños fuera de la escuela, y constituyen por ello, herramientas muy eficaces en el aula. Estos recursos, cumplen con ese propósito de “mediar” el conocimiento, y servir de ejemplo o representación de conceptos, mediante diversas técnicas, y a través de la imagen y el sonido. Además, consiguen captar mucho más la atención de los alumnos, facilitar la comprensión de los contenidos curriculares, y no suponen, intelectualmente, dificultades para la descodificación del material, puesto que se trata de un aprendizaje espontáneo (Ibíd.). Pueden, y es conveniente que se utilicen, en todos los niveles educativos de la educación primaria, pero quizá de un modo más habitual en el primer ciclo, ya que es en esta etapa donde los niños requieren de más apoyos “sensitivos” (visuales y sonoros), que apoyen los aprendizajes y sirvan de modelos. El formato de estos medios es ya más limitado, pudiendo recurrir a materiales didácticos como imágenes (de cualquier contenido a enseñar), audios, vídeos (elaborados por ordenador o “reales”), recursos televisivos (documentales, reportajes, películas…), etc. El área natural de Conocimiento del Medio, es una de las principales materias que se enriquecen especialmente de estos medios, por tratar, precisamente, de los conceptos y fenómenos reales; por ser, en suma, el reflejo de la realidad natural, fácilmente plasmable. Así, con las bases de una correcta adecuación de estos recursos, y una rigurosa selección, por parte del docente, el proceso de asimilación de estos conocimientos debería ser considerablemente más fácil y más representativo para los niños. 31 4. Mi experiencia docente A lo largo de los cuatro cursos que comprenden el Grado en Educación Primaria, tanto mis compañeros como yo, hemos podido ir sentando las bases sólidas que todo docente requiere. Aprendes a desinhibirte, a plantearte situaciones, actividades, juegos; a comprender metodologías y pautas a seguir; manejas recursos, y los empleas; programas, y diseñas sesiones, e incluso haces experimentos o manualidades. Sin embargo, es generalizada la sensación de estar tratando dos realidades completamente distintas, la del estudiante de magisterio, y la de la educación real en las aulas, en la que siempre influyen muchas y muy diversas variables. Toda esa formación previa nos ha servido enormemente, sin duda, pero resultaba fundamental poder trasladar todos esos conocimientos al aula de Educación Primaria. Durante mi período de Prácticas Escolares, con el curso de 3º de Primaria del colegio público “Varia”, de Logroño, tuve la ocasión de valorar ampliamente distintos aspectos de la enseñanza real en las aulas. Ciertamente aprendí mucho de todos los profesionales del centro, pero quizá esta etapa también me sirvió para evaluar, de una manera más crítica, su modus operandi. En verdad, todo método o estilo de enseñanza puede considerarse apto cuando consigue su objetivo, aunque en un escenario tal, y teniendo en cuenta todo lo anteriormente expuesto, así como mi reciente y actualizada formación, posiblemente hubiese empleado otros métodos en muy distintas ocasiones. Centrándome en materia de ciencias, la metodología típicamente empleada en el aula para el área de Conocimiento del Medio, se basaba principalmente en la lectura de los apartados del temario, en su posterior explicación por parte del docente para aclarar conceptos, añadir información o aportar datos, y en la realización de las actividades, propuestas por el libro, en el cuaderno. He de decir, al respecto, que el libro de texto era muy completo, recogía muy bien la información, a la vez que señalaba casos más concretos, y favorecía la interdisciplinariedad o una visión más profunda de los temas. Por otra parte, sin embargo, los ejercicios formulados se basaban mayormente en la recopilación o síntesis de información ya aportada en el libro, y eran muy escasas las actividades de aplicación de conocimientos, análisis o experimentación. En cuanto a recursos externos, se recurría ocasionalmente a apoyos visuales o experienciales, pero quizá no todo lo deseado. 32 Yo misma reconocía ese escenario como idéntico al que viví en mi periodo escolar básico, 15 años atrás, y entendía que el avance didáctico que se debería dar hoy en día en todos los ámbitos educativos, no es tan evidente, ni mucho menos generalizado. Personalmente, ya desde mis primeras sesiones y en distintas clases, pude ayudar con pequeñas experiencias o ejemplificaciones de algunos contenidos, gracias a la amplia confianza que me brindó mi tutora en el centro: el oxígeno en la combustión, el espacio que ocupa el aire, una recreación sobre el ciclo del agua, o la acción erosiva de un río. Comprobé que la respuesta de los alumnos ante estas intervenciones es instantánea: plena atención, mentes en funcionamiento, y una búsqueda de explicaciones a las experiencias que se les van presentando. Ésta es la situación idónea para el aprendizaje científico, y el profesor es el encargado de facilitar este tipo de encuentros para optimizar sus enseñanzas. Poco antes de finalizar mi etapa en prácticas, tuve la ocasión de desarrollar una unidad didáctica al completo: “Los paisajes”. Pude elegir el área de Conocimiento del Medio, y no lo dudé en absoluto debido, precisamente, a la gran riqueza metodológica que podía pensar para ella. El desarrollo de este tema, ligado tanto a las Ciencias Naturales (Geología) como a las Ciencias Sociales (Geografía), supuso para mí la oportunidad de diseñar, y observar los resultados de mis propios recursos didácticos. Para abordar el contenido de la unidad junto a los alumnos, he de decir que pensé en elaborar un temario impreso más personalizado, pero finalmente no me desvié del contenido del libro de texto y seguí completamente su estructura temática, ya que me pareció acertada y no quise alterar demasiado el hábito de estudio de los alumnos. No obstante, quise variar en cada sesión el tipo de actividades que se planteaban, teniendo siempre en cuenta los criterios a evaluar, para poder dar más de sí a cada apartado, y motivar un poco más a los niños ante la novedad. Tras recapitular en torno a las nociones de espacio en niños de 8 a 9 años, mi primer propósito consistía en cómo debía plantear una unidad tal. Lo tuve claro, una unidad didáctica como “Los paisajes” se me antojaba totalmente visual, sensitiva, que necesitaba de un gran apoyo observable para construir conceptos más sólidos. La metodología empleada fue fundamentalmente grupal, y apoyada en diversos recursos audiovisuales que reflejaban los contenidos conceptuales a estudiar, para facilitarles así la comprensión y la asimilación del vocabulario del tema. Este último factor, el vocabulario, y la comprensión global del tema fueron, a mi parecer, los aspectos más básicos a trabajar, y por ello elaboré para mis sesiones varias presentaciones de 33 diapositivas con explicaciones de los contenidos, diversas imágenes de paisajes o de sus diferentes elementos, imágenes aclarativas, fichas de trabajo evaluables, correcciones de ejercicios, vídeos explicativos, etc. Además, no quise desmerecer dos apartados fundamentales en el tema, y di una particular relevancia a la interdisciplinariedad propia del estudio de los paisajes, como hábitat o ecosistema, y al tratamiento educativo ambiental, con el que alertar de los problemas y orientar a los alumnos en el compromiso social con el medio ambiente, así como enseñarles a valorar la riqueza natural que nos rodea. A continuación, expongo una lista generalizada de los recursos de los que me serví, y de las impresiones o los resultados que pude observar a lo largo de mis sesiones: Situaciones de interacción e intercambio de conocimientos entre alumnos y profesor: Este recurso metodológico, podría decir que fue la base didáctica de mis clases, ya que todo contenido o apartado del temario fue tratado de forma completamente interactiva o comunicativa con los alumnos. Como profesora principiante, se me hacía necesario, en muchas ocasiones, conocer lo que sabían los niños sobre el tema, o cómo iban construyendo los aprendizajes. De este modo, el desarrollo de mis sesiones se basaba principalmente en el diálogo: por ejemplo, ante la presentación de distintas diapositivas de imágenes, los alumnos podían ir enumerando las cosas que veían, intuir su significado, o plantear las dudas que les surgiesen. Mi papel, en este caso, era el de guía de la conversación, conduciendo el diálogo hacia las explicaciones conceptuales. A través de sus conocimientos y sus dudas, puede adecuarse un contenido de un modo más personalizado, además de captar mucho más la atención de los niños, ya que no se les plantea la clase de un modo pasivo, como meros oyentes. El resultado de este intercambio de conocimientos fue muy grato para mí, ya que la participación del grupo-clase era plena, y muy rica. Presentaciones de diapositivas: Para todos los apartados que planteaba el libro de texto, diseñé presentaciones de diapositivas en las que apoyarme para ilustrar cada concepto. De esta manera, la comprensión de los mismos se hace 34 mucho más fácil para los alumnos, que incluso son capaces de deducir el significado de un término cuando se les presenta de forma visual. Así, al presentarles, por ejemplo, una imagen en la que aparecía el hombre del tiempo haciendo su pronóstico para las Islas Canarias, la reacción de los niños fue divertida, y pude comprobar que sabían de lo que se trataba: conocían el concepto de isla, y además, el territorio de las Islas Canarias, muy probablemente por haberlas visto en programas de previsión meteorológica. Lo que no tenía tan claro es que conociesen el concepto de archipiélago, por lo que añadí el siguiente rótulo a la misma imagen: “archipiélago canario”. En ese momento pregunté a los alumnos por el significado del mismo, y supieron contestarme al instante: archipiélago es el conjunto de islas. Estas deducciones tienen dos claras ventajas: agilizan la clase, y suponen verdaderos aprendizajes. Para mayor referencia, incluyo la presentación de diapositivas en el anexo del presente trabajo (Anexo 1). Vídeos: Pude ayudarme de este tipo de recurso en dos ocasiones: una, nada más comenzar la unidad, para poner a los alumnos en situación e incitar a la participación; y otra, como complemento a un apartado específico del libro sobre el río Ebro. En el primer caso, me valí de una presentación sobre un documental de la BBC, que consistía en la exposición de breves y rápidas secuencias de paisajes de todo el mundo, y en sus diferentes formas. A partir de ese momento, los alumnos pudieron ir enumerando los elementos que habían visto, y tuvimos la oportunidad, además, de hacer un repaso del anterior trimestre, haciendo alusión a los seres vivos y hábitats que aparecían. En el segundo caso, tomé un vídeo documental sobre el río Ebro, de Televisión Española, y lo edité para adecuar su duración (20 min). Dicha sesión, correspondía con un contenido de ampliación que proponía el libro de texto tras el apartado de “ríos, lagos y embalses”, y me pareció muy acertado utilizar el vídeo, ya que hacía alusión, en diversas ocasiones, a la historia de los territorios, el trabajo de su población, las plantas o animales más significativos del lugar, etc. He de decir que los alumnos siempre se muestran entusiastas ante una reproducción audiovisual, pero es importante adecuar el tiempo y el contenido del mismo. Vídeo presentación del documental Planet Earth, de la BBC: www.youtube.com/watch?v=Jdsmh6gBB9Q Documental extenso sobre el río Ebro, de TVE: http://www.youtube.com/watch?v=h-MkGHBMo-8 35 Fichas de ejercicios: Como he comentado anteriormente, los ejercicios que proponía el libro de texto me parecieron bastante básicos, y me decidí a elaborar mis propias fichas de ejercicios, controlando que contuviesen los principales criterios de evaluación, y añadiendo actividades sobre cosas de las que habíamos hablado en las clases, o sobre impresiones propias de los alumnos. Quise tener en cuenta, además, algún diseño de trabajo más profundo, por lo que elaboré una ficha a completar en la que los alumnos debían buscar información sobre algún paisaje que les llamase la atención o les gustase (Anexo 2). Mapas: En muchas de las sesiones de la unidad, se hacía necesario ubicar geográficamente paisajes o elementos del relieve para dar mayor sentido o significatividad a un lugar, por lo que recurrí en varias ocasiones a mapas físicos de muy diferentes puntos. Asimismo, era conveniente acercar ya a los alumnos a la idea de relieve y a su representación gráfica, de modo que elaboré para ellos un mapa del relieve de nuestra comunidad hecho de plastilina, y en el que nos apoyamos en diversas ocasiones para situar territorios; una manera creativa de representar un concepto más complicado del paisaje y la geografía. Ante el deseo de elaborar ellos mismos un ejemplar semejante, y sin disponer de mucho tiempo en las clases de Conocimiento del Medio, los alumnos pudieron elaborar su propia maqueta de relieve en un taller de educación plástica, y localizar los puntos más significativos para ellos. Experimentación: Aunque no lo hube previsto, durante una sesión en la que tratamos el cañón del río Leza, ideal para comprender que los paisajes tal y como los vemos hoy, han ido formándose a los largo de miles de años, les surgió una duda muy lógica: “¿por qué los cañones tienen forma de “V” si el río sólo pasa por el centro?”. En ese momento, pude haberles explicado, que la fuerza con que va discurriendo el río arrastra los materiales de alrededor y con el tiempo va moldeándose en forma de “V”. Sin embargo, lo hice tras haberlo llevado a la práctica. Llenamos una caja ancha y poco profunda de arena seca del patio del 36 centro, y pude explicarles que cuando ejercemos una fuerza en línea sobre la arena seca, no obtenemos una hendidura recta, sino curva o en “V”, y podemos ver cómo se mueven ligeramente los granitos de arena de alrededor; esa fuerza es la que ejerce el río de forma constante, arrastrando los sedimentos, o la tierra de sus alrededores, de modo que el cañón puede llegar a ser muy profundo. Todos los alumnos lo comprendieron al instante, ya que todos lo experimentaron. Juegos: Aprovechando una sesión de media hora, tras el recreo, y después de un duro día de exámenes para los alumnos, ideé una actividad más lúdica, que sirviese de puente o de “descanso” antes de seguir con los contenidos teóricos de la unidad. Esta actividad consistía en que cada uno de los alumnos debía pensar, y describir en medio folio, un paisaje de interior o de costa, con al menos tres elementos propios del mismo. Debían ser claros, ya que posteriormente otro compañero al azar tendría que dibujarlo, aunque había que ponérselo difícil en cuanto a los conceptos vistos hasta entonces en el temario, para ponerles a prueba. Mi intención, con esta actividad, no era la de evaluar los resultados finales, sino más bien el proceso. En todo momento pude ir observándoles, corrigiéndoles en alguna ocasión, o respondiendo sus dudas. Fue una actividad que les gustó muchísimo, fue muy comentada, y sin suponer esfuerzo alguno, repasamos muchos de los conceptos trabajados en clase. Noticias: Para abordar el apartado correspondiente a educación ambiental, y teniendo en cuenta su conexión con el equilibrio ecológico de los diferentes hábitats, escogí una noticia con la que poder abordar, posteriormente, el papel del ser humano en la conservación del medio. Al hilo del asunto, pudimos comentar muchos de los desajustes biológicos que ponen en peligro la vida de muchas especies, y especialmente, la influencia que tiene es ser humano en el entorno natural, y su deber de conservación del mismo. Finalmente, entre todos enumeramos distintas pautas a seguir, a nuestro alcance, para contribuir al cuidado de nuestro planeta. (Anexo 3) Enlace de la noticia, revista Muy Interesante: http://www.muyinteresante.es/naturaleza/fotos/animales-sin-los-que-no-podriamossobrevivir/equilibrio-ecologico 37 Salida o visita escolar: Aunque durante el desarrollo de la unidad didáctica no tuvimos la oportunidad de realizar una salida, pudimos aprovechar una excursión prevista para el final del segundo trimestre, para dar mayor sentido a los aprendizajes. Una semana después de mi exposición temática, los alumnos acudieron a visitar los monasterios de Suso y Yuso, en San Millán de la Cogolla, situado al pie de la Sierra de la Demanda y bañado por el río Cárdenas; un paraje ideal al que acudir para evocar nuestros conocimientos. Honestamente, no pensé ni preparé nada para la ocasión, pero fueron los mismos alumnos los que me pudieron ir demostrando lo que habían aprendido, lo que me animó a analizar junto a ellos el paisaje en el que nos encontrábamos: su flora y su fauna, el curso del río Cárdenas, los elementos humanizados del paisaje, etc. Con todos estos recursos, pienso que pude sacar el máximo partido a la unidad didáctica que me tocó desarrollar, y con ello capté satisfactoriamente la atención de los niños durante las sesiones, pude apreciar su gran interés, y obtuve grandes resultados tras su evaluación. 38 CAPÍTULO IV. CONCLUSIONES La importancia que tiene dinamizar el proceso de enseñanza y aprendizaje de las Ciencias Experimentales, se relaciona directamente con el modo en que se enseña, los recursos que se emplean, la preparación metodológica y científica docente, la evaluación, etc. Todas ellas son cuestiones que abordamos los propios profesores, que tomamos el papel de mediadores entre el conocimiento científico, el currículo y las exigencias de la sociedad, y los estudiantes. Hoy en día, al mismo tiempo que somos conscientes de los avances de nuestra sociedad, se les sigue negando, a los más pequeños, entornos de aprendizaje realmente favorables para su educación. Son múltiples los temas y los métodos que hoy en día pueden, y deben abordarse en las aulas, de manera que en el futuro, esas generaciones se encuentren preparadas para tomar decisiones, al disponer de la competencia y de la confianza necesarias para utilizar un planteamiento racional; no basta únicamente con que aprendan conceptos, sino que hay que educar, al alumno, en ciencias. Lo que está claro es que en torno a la labor que desempeñan los medios didácticos, siempre ha existido una preocupación común, y generalizada, en torno a la adecuación de los mismos. Esto es lógico, si tenemos en cuenta que no se ofrece una formación previa consistente para esta tarea, o que es difícil estudiar su configuración. Aún así, el hecho de que la experiencia docente va marcando el camino, y que nuestro compromiso con la innovación didáctica mantiene su esperanza en el cambio hacia la nueva escuela, son suficientes para seguir creyendo en la mejora de la calidad de enseñanza y aprendizaje, presente y futura. La intención final de este trabajo, no ha sido la de realizar una aportación verdaderamente novedosa en este campo, sino la de representar una convicción personal sobre el camino a seguir en didáctica, con el firme propósito de vencer la enseñanza tradicional, y dar un paso hacia la nueva formación científica, llena de experiencias, de interés, y contemplando una calidad real de aprendizaje en los alumnos. 39 40 ANEXOS Anexo 1: Ejemplo de presentación de diapositivas 41 42 43 Anexo 2: Ficha “Mi paisaje” 44 Anexo 3: Noticia 45 46 BIBLIOGRAFÍA Adúriz-Bravo, A. e Izquierdo, M. (2001). La Didáctica de las ciencias experimentales como disciplina tecnocientífica autónoma. En F. 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