Padres unidos crean hijos sanos

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FUNDACIÓN GIMNASIO PEREIRA
EXCELENCIA EN FORMACIÓN INTEGRAL
PROYECTO “ESCUELA VIRTUAL DE PADRES”
Documento 152, de Agosto 15 de 2014
Queridos padres.
Reciban un cálido saludo con nuestros deseos por su bienestar y felicidad.
Hoy volvemos a recordar que del ejemplo de los padres dependen las actitudes de sus hijos.
Es muy importante tener en cuenta que aunque la relación de pareja se termine, la relación como padres es
un deber adquirido y debe mantenerse a través de la vida de los hijos.
Annie Acevedo en este artículo, nos invita a que como padres, unidos o separados, tengamos unidad de
criterios para la educación de los hijos y que el ejemplo de respeto sea una prioridad.
Nunca es tarde para evaluar y revaluar nuestra relación como padres, recordando que lo que hagamos con
los niños, ellos lo harán con la sociedad y es nuestra obligación construir una sociedad más justa y por
consiguiente más pacífica.
Atentamente.
PIEDAD ISAZA VALLEJO
Padres unidos crean hijos sanos
Una buena relación brinda a los niños una formación psicológica que les ayudará a relacionarse.
Por: ANNIE DE ACEVEDO |
Foto: Shutterstock
Aun cuando los padres estén separados, el niño percibe el buen o mal trato que ellos se dan.
En una época como esta, en la que una de cada tres parejas se separa, es muy urgente hacerles
ver a los padres la importancia que representa para los hijos un buen matrimonio o una relación
cordial. Es más, esa armonía debe existir entre los padres aunque ya no estén unidos en un
matrimonio.
Ver a sus progenitores llevando una relación armoniosa y de amor es la base para la formación
psicológica del niño y va a determinar su patrón de relación con el sexo opuesto para el resto de
su vida.
Los padres son modelos primordiales para los niños, y la pareja como “frente unido” dará
directrices emocionales únicas a sus hijos.
Los niños son grandes observadores y tienen unos radares emocionales sorprendentes. Ellos
siempre saben cuando papá y mamá están peleando, aprenden a detectar señales de peligro, se
mortifican ante mensajes ambiguos y se asustan frente a la posibilidad de que un padre le haga
daño al otro. Para los hijos resulta difícil de aceptar una exigencia de tolerancia cuando ven a
diario la constante agresión entre sus padres. El niño también sabe instintivamente que mamá no
está de acuerdo con papá, y aunque no conozca el porqué, entiende que hay discordia.
Una relación respetuosa
Aquí es importante que ellos vean que papá y mamá no están de acuerdo en todo, pero que logran
hacer compromisos que beneficien a todos.
La manera como los papás manejen sus conflictos va a dejar una huella imborrable en sus vidas,
pues lo más seguro es que repitan el patrón visto en el hogar, cuando a su vez ellos se sientan ante
un posible problema. Es necesario que los hijos vean que papá y mamá hacen un esfuerzo
por vivir en armonía y son tolerantes el uno con el otro.
El respeto es otro ingrediente que debe estar presente siempre en la pareja. No gritar y no
desautorizarse son requisitos indispensables para que existan manifestaciones claras de respeto y
convivencia.
Los niños y los jóvenes saben que la pareja que se respeta mutuamente, de forma automática, va
a respetar a sus hijos. También, que la pareja que se trata con afecto, y que juntos solucionan sus
diferencias, va a hacer lo mismo con ellos cuando sea necesario.
Todo lo que sea contrario a ese trato les crea desconfianza y miedo. Se preguntarán: “¿si mi papá
trata así a mi mamá, por qué no lo harán algún día conmigo?” ¡Entonces, ojo!, para cuidar bien de
los hijos hay que cuidar a la pareja. Nunca se descuiden ni dejen que la falta de respeto invada su
relación y los afecte.
Aunque estén separados, se puede tener una relación seguramente no tan afectuosa pero sí
respetuosa, amable y con una serie de estrategias claras a la hora de solucionar problemas.
Sé que esta no es una tarea fácil siempre, pero, más que por cualquier cosa, hay que hacer el
esfuerzo por un gran sentido de responsabilidad y amor hacia los hijos, tratando de darles el
mejor ejemplo.
Ayúdelos a formar relaciones personales equilibradas y a adquirir seguridad
Muchos estudios han concluido que los niños de familias amorosas resultan más activos, menos
temerosos y con mayor autoestima. Por el contrario, aquellos niños cuyas familias son explosivas
y manejan inadecuadamente sus conflictos tienden a ser depresivos, tener baja autoestima y, lo
peor, gran dificultad para relacionarse con los demás. Ayude entonces a sus hijos a ser felices.
Trabájele a su relación de pareja, y ayúdelos a llevar una vida mental sana que beneficie su
rendimiento académico, los aleje de dificultades sociales y emocionales como la depresión, el
miedo, la ansiedad o los problemas de conducta.
ANNIE DE ACEVEDO
Psicóloga y educadora
Especial para ‘ABC del Bebé
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