Ayotzinapa y la Neurosis Colectiva

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Ayotzinapa y la neurosis colectiva
“El grupo es una totalidad y no la suma de las partes.”
- E. Durkheim
Durkheim forja la hipótesis de una Conciencia Colectiva. Un grupo tiene
percepciones, sentimientos y voliciones propias. Según el psicoanálisis, existen
tres instancias en la psique humana. Tenemos el ello, que se encarga de provocar
los más profundos deseos conocidos como pulsiones, que son inconscientes. El
obedecer ciegamente al ello nos llevaría al placer y al éxtasis total. Sin embargo
esto no es tan bueno como parece, ya que a veces las pulsiones del ello son
bastante macabras. El ello nos puede invitar a golpear a alguien, o peor, a
matarlo. Para evitar actos como éstos tenemos al súperyo conformado por los
sistemas éticos y morales inculcados por la familia, la sociedad y nuestras propias
experiencias. La tercera instancia, el yo, es la que recibe las pulsiones del ello y
las advertencias del súperyo. Estas tres instancias y las formas en las que se
manifestaran se verán afectadas y determinadas por el ambiente o contexto en el
que se desarrolle la persona. La realidad será la que determine al sujeto y la forma
en la que estas instancias acepten esta realidad.
Es el yo el encargado de deliberar si obedece al ello o al súperyo, y de llegar a
instancias de acuerdo donde se satisfaga parcialmente la pulsión del ello sin
desobedecer las reglas del súperyo, pues de lo contrario sentiríamos mucha culpa.
Muchas veces la realidad de nuestra psique, nuestros más profundos deseos y
pulsiones son tan horribles (de acuerdo a los parámetros del súperyo) que nos
resistimos a hacerlas conscientes. El yo se encarga de mantenerlas ocultas
mediante los llamados mecanismos de defensa, que tienen la función de desviar
dichas pulsiones hacia otros actos o pensamientos para mantenerlos ocultos y no
provocar una angustia insoportable en el sujeto. A esto se le conoce como
síntoma neurótico.
Así, por ejemplo, tenemos al muchacho que desea (de manera inconsciente)
matar a su hermano pequeño debido a que le roba atención de sus padres, pero
esto le provoca culpa. Su inconsciente juega con su lenguaje, diciendo de manera
elegante que está mal mancharse las manos de la sangre de su hermano, por lo
que cada que convive con su hermano y su inconsciente tiene ese deseo, debe
retirarse e ir a lavarse las manos, en un claro síntoma neurótico-obsesivo. Si al
muchacho se le pregunta la razón de su acto, él sólo será capaz de responder que
siente las manos sucias y debe ir a lavárselas
Como sociedad nos sucede algo parecido. Inconscientemente sabemos que
tenemos algo de responsabilidad por el sistema capitalista, por permitir al gobierno
actuar de la manera en que lo hace, por no reaccionar como debe de ser ante las
adversidades. Porque el reaccionar como es debido y solucionar todos los
problemas implicaría primero aceptar nuestra responsabilidad sobre las
circunstancias. Aceptar que tenemos el poder de cambiar y no lo hemos hecho.
Aceptar que cada que dejamos a los poderosos mancillarnos y violar nuestros
derechos, tenemos responsabilidad al no querer defendernos.
Y desarrollamos los síntomas. Es divertido usar un hashtag en twitter y hacerlo
Trending Topic mundial. Salimos a colgar carteles con leyendas como:
#TodosSomosAyotzinapa, y otras cosas que mueven las emociones pero que al
final de cuentas, no es lo que corresponde. ¿Cuántos de nosotros ha intentado
iniciar un proceso legal contra quienes cometen éstos actos? ¿O será que entre
más carteles colguemos, más pronto encuentran a los normalistas? ¿Cuántas
búsquedas hemos organizado? ¿O simplemente nos quedamos en pegarnos
calcomanías con los rostros de los desaparecidos, para presumirlas por las calles
y luego llegar a nuestra casa satisfechos por nuestra labor social del día?
No decimos que no hay que marchar, no decimos que no hay que tener actos
emotivos y conmovedores. Porque a fin de cuentas, es el primer paso para saber
hacia dónde ir. El problema es que nunca nos atrevemos a dar el segundo paso,
de la misma manera en que un síntoma neurótico es el primer indicio de que hay
algo inconsciente que necesita ser liberado, pero el neurótico se negará a hacerlo
por todas las vías que encuentre posible, en lo que Freud llamó: “La Resistencia”
Tal parece que lo micro se repite en lo macro. Que un grupo se comporta como un
individuo, y que dicho individuo, como cualquier otro que sea considerado
“normal”, es neurótico.
Realmente el problema radica en que la misma neurosis colectiva se puede ver a
nivel sociedad y no solo al grupo de ayotzinapa en específico. La sociedad misma
se convierte en un todo que funciona como un solo sujeto mostrando las
instancias anteriormente mencionadas.
El superyó en la sociedad comienza a manifestarse en el gobierno o “la ley” que
tratará de mediar a la euforía que tiene el grupo por unirse a una causa y obtener
el placer de conseguir lo deseado, en este caso encontrar los cuerpos.
Poco a poco la misma sociedad intentará mediar por medio del Yo las otras dos
instancias para que el ello este satisfecho y el superyó quede tranquilo y, de este
modo, no ser autodestruida. Pero esto podría ser peligroso debido a que, así como
individualmente, el superyó ataca con fuerza para reprimir los deseos del ello y no
se logra una verdadera mediación por parte del yo. De suceder esto, la sociedad
entraría en crisis, al igual que un sujeto podría destruirse a sí mismo, o en el mejor
de los casos habría una revolución en la estructura social.
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