Informe de la 95ª Reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo

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Informe sobre la 95ª Conferencia Internacional de Trabajo
De los 178 países Miembros de la OIT, sólo faltaron a la 95ª Conferencia Internacional
de Trabajo, que se celebró en Ginebra entre los días 31 de mayo y 15 de junio,
Antigua y Barbuda, Comores, Dominica, Gambia, Guinea Ecuatorial, Islas Salomón,
Kirguistán, Saint Kitts y Nevis, Santa Lucía, Santo Tomé y Príncipe, Sierra Leona,
Somalia, Turkmenistán y Uzbekistán. En total asistieron unos 4.000 representantes de
gobiernos, empleadores y trabajadores. El porcentaje de mujeres sobre el total fue del
24,3%, que supone un ligero incremento sobre el porcentaje del año pasado que fue
del 22,2%, si bien hay que precisar que, mientras entre la representación
gubernamental las mujeres suponían el 30%, en la de los empleadores era del 20% y
en la de los trabajadores sólo del 17%. Hay que reseñar que las delegaciones de
Austria, Belice, Eslovenia, Finlandia, Irlanda, Noruega y Rwanda tenían delegaciones
en las que el 50% o más eran mujeres.
La Conferencia acogió como invitados a la Presidenta de Liberia, Ellen Jonson Sirleaf,
(http://www.ilo.org/public/spanish/standards/relm/ilc/ilc95/pdf/pr-12.pdf) que destacó
que su país necesita con urgencia acciones para promover la paz y el desarrollo, y al
Presidente de Costa Rica, Oscar Arias, que pidió medidas concretas para avanzar
hacia una globalización más justa y propuso reducir el gasto en la carrera
armamentista.
http://www.ilo.org/public/spanish/standards/relm/ilc/ilc95/pdf/pr-13.pdf
Situación de los trabajadores en Palestina.El Director General ha presentado dos Memorias, una de ellas recoge las pautas que
siguen los cambios en el mundo del trabajo y otra, sobre la aplicación del programa y
actividades de la Organización en 2004-2005 que incluye un anexo sobre la situación
de los trabajadores en los territorios ocupados por Israel.
http://www.ilo.org/public/spanish/standards/relm/ilc/ilc95/pdf/rep-i-a.pdf
Este anexo advierte que la pobreza y el desempleo continúan aumentando. Cuatro de
cada 10 palestinos de los territorios ocupados estaban viviendo en 2005 por debajo de
la línea de la pobreza de 2,10 dólares al día. El número absoluto de pobres aumentó
de 600.000 a 1,6 millones desde 1999 hasta el año pasado. La tasa de desempleo se
estima en el 40,7 %, sabiendo que sólo el 50% de los hombres y el 11% de las
mujeres en edad de trabajar tienen empleo. Cada persona empleada sostiene a otras
5.
Según el informe, entre fines de 2005 y comienzos de 2006, han empeorado los
obstáculos impuestos al traslado de personas, bienes y servicios en Cisjordania, y
entre ésta y la franja de Gaza. El levantamiento de estas barreras, junto con el
mejoramiento del comercio con Israel y el resto del mundo, son los dos más
importantes y apremiantes requisitos para aliviar la crisis económica y social, y para
promover el trabajo decente en los territorios árabes ocupados. La retirada de Gaza
abrió oportunidades para la recuperación económica y social, pero éstas han sido
neutralizadas por las continuas dificultades a la que se enfrentan los palestinos.
Dado que el diálogo y la negociación aparecen como elementos fundamentales para
una estrategia de paz duradera y justicia social, el informe destaca la importancia de
fortalecer a los interlocutores sociales y las instituciones, de manera que se pueda
lanzar un diálogo social tripartito entre gobierno, empleadores y trabajadores.
Termina el anexo enfatizando que es una prioridad el desarrollo de una economía
palestina que sea viable.
Aplicación de los principios y derechos fundamentales del trabajo. Trabajo
infantil.En el seguimiento de la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos
fundamentales en el trabajo, se pide al Director General que cada año presente en un
informe una imagen global de una de las cuatro categorías de principios y derechos
fundamentales. Este año, el Informe global se ha centrado en la Abolición efectiva del
trabajo infantil, tanto en los Estados Miembros que ratificaron los convenios nº 138
(edad mínima) y 182 (peores formas del trabajo infantil), como en los que aún no lo
han hecho (hay todavía 20 miembros de la OIT que no los han ratificado).
El Secretario General de la Conferencia afirmó en su intervención, que el esfuerzo por
luchar contra el trabajo infantil no comienza con un proyecto o en un lugar
determinado, sino que tiene que ver con los tipos de valores en los que creemos y los
tipos de sociedades que queremos construir. Que la política nacional es muy
importante, porque establece un marco para la acción, y que la eliminación del trabajo
infantil consiste en aunar las políticas públicas y privadas, que pueden dar más trabajo
a los padres, oportunidades a los jóvenes, educación a los niños y dignidad a todos.
Opina también que los países necesitan un verdadero apoyo para alcanzar esas
metas, y que los responsables de la cooperación para el desarrollo han desempeñado
un papel importante y deben seguir haciéndolo. Hay también que seguir desarrollando
la capacidad de las sociedades para movilizarse en torno a la causa del trabajo infantil.
Sigue diciendo que se están creando zonas exentas de trabajo infantil, y que ya hay
cerca de 30 países que han emprendido ese camino, una vez superado el problema
principal de los últimos 15 años, que era la negación de la existencia del trabajo
infantil. Ha sido fundamental la toma de conciencia, que nos indica que no podemos
esperar a que llegue el desarrollo para entonces tratar de reducirlo. No se trata de
señalar con el dedo donde haya trabajo infantil, sino de decir “vamos a ayudar a todos
los que en el mundo quieren hacer algo al respecto”. El Secretario es optimista y cree
que en el plazo de 10 años se puede alcanzar la meta fijada.
El movimiento mundial contra dicho problema ha coadyuvado a que 9 de cada 10
Estados Miembros hayan ratificado el convenio nº 182 y 4 de cada 5 el 138.
El informe, después de dejar claro que la lucha contra el trabajo infantil se encuentra
en el corazón de la actividad de la OIT, señala que, durante los últimos 4 años, se
redujo en un 11% la cantidad de niños que trabajan, al tiempo que el porcentaje de
niños que realizan las peores formas de trabajo infantil disminuyó un 26%. No
obstante, sigue habiendo en el mundo 218 millones de niños que trabajan en trabajos
que ponen en peligros su vida y perjudican su salud. Es también preocupante el
aumento de 15,6 millones de niños que realizan otras formas de trabajo infantil, porque
puede estar indicando que se saca a los niños de una forma de trabajo para ponerlos
en otra.
Remarca también el papel que el trabajo infantil desempeña en el círculo vicioso de la
pobreza y reconoce que, entre la erradicación del trabajo infantil y el crecimiento
económico, no hay una correlación automática, sino que se deben instaurar políticas
nacionales coherentes para corregir los innumerables factores que dan origen a este
problema. Es asimismo fundamental que haya coherencia política entre todas las
instituciones internacionales, como los organismos especializados de la ONU, el FMI,
el Banco Mundial y la OMC.
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El informe reconoce, con justa razón, que es fundamental concentrar la atención en
brindar acceso a educación de calidad.
Los representantes de los trabajadores intervinieron manifestando que queremos un
claro compromiso con una educación obligatoria, libre, universal y adecuada, de
carácter público y de alta calidad, gratuita y básica (esto es, la educación primaria,
más tres años de educación secundaria, que es precisa para llegar a la edad mínima
de acceso al empleo y cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio). La educación a
tiempo completo, impartida por maestros cualificados y adecuadamente formados,
romperá el ciclo de la pobreza, llevando a puestos de empleo decentes y
remunerados. El trabajo infantil no será erradicado sin una educación universal y la
educación universal no se conseguirá sin la eliminación del trabajo infantil.
No obstante, si el trabajo infantil es más frecuente en la economía informal, que lo es,
y si la mejor defensa diaria contra el trabajo infantil en el lugar de trabajo es la
presencia de un sindicato libre, como lo demuestra la historia, entonces, si se hacen
mayores esfuerzos por sindicar a los trabajadores de la economía informal, se
contribuirá directamente a la lucha por sacar a los niños del trabajo y llevarlos a la
escuela.
En las familias donde los adultos tienen un trabajo decente, se elimina la presión sobre
los niños para que abandonen la escuela y se pongan a trabajar. Por eso, las
iniciativas en materia de trabajo infantil, siempre deben vincularse a los otros derechos
laborales, especialmente los relacionados con la discriminación, el trabajo forzoso, la
libertad sindical y el derecho de negociar convenios colectivos sobre mejores sueldos
y condiciones laborales decentes.
El Director General hizo suya una intervención que decía que el reto más importante
para la humanidad es erradicar la pobreza, y nuestros esfuerzos para alcanzar los
Objetivos de Desarrollo del Milenio deben partir de la perspectiva de los pobres.
Nuestras sociedades deben garantizar tanto el desarrollo económico, como una
distribución justa de la riqueza para que los pobres estén en condiciones de retirar a
sus hijos del mercado laboral y enviarlos a la escuela, donde deben estar.
Subrayó que el intercambio de experiencias e información entre los Estados Miembros
ayuda enormemente a los gobiernos y los interlocutores sociales, a encontrar maneras
nuevas y creativas de responder a sus problemas en materia de trabajo infantil, y la
OIT puede actuar como catalizador de esos intercambios.
Comentó también que había un amplio consenso para que, sin abandonar otras zonas,
la labor de la OIT sobre el trabajo infantil se centrase, durante los próximos 4 años, en
África y la agricultura.
Guy Ryder ya se pronunció, en su momento, diciendo que “el movimiento sindical
internacional está dispuesto a responder al llamamiento de la OIT de mantener e
intensificar sus esfuerzos para acabar con el trabajo infantil, comprometiéndose a
hacerlo dentro del contexto de los esfuerzos que hacemos para combatir la pobreza y
obtener educación universal, y trabajo decente para todos. El accionar en los niveles
nacionales es la clave para eliminar el trabajo infantil, y reclamamos a todos los
gobiernos y empleadores que tomen, junto a nosotros, medidas urgentes”.
En la Conferencia se constituyen las Comisiones de Proposiciones, de Cuestiones
Financieras, de Cooperación Técnica, de Aplicación de Normas, de Seguridad y Salud
en el Trabajo y de la Relación de Trabajo.
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Comisión de Cooperación Técnica.La Comisión de la Cooperación Técnica revisó el programa de cooperación técnica de
la OIT, teniendo en cuenta que la última vez que se revisó fue en 1999 y que, desde
entonces, se han registrado cambios en la forma en la cual la Organización aborda sus
actividades. El trabajo de esta Comisión formará parte de las aportaciones a la
próxima sesión de alto nivel de ECOSOC (Consejo Económico y Social de N.U.), que
tiene como tema principal de este año el de Trabajo decente y desarrollo sostenible.
Comisión de Aplicación de Convenios y Recomendaciones.Es una Comisión permanente de la Conferencia que examina la información y las
memorias presentadas por los gobiernos, sobre el cumplimiento dado a los Convenios
y Recomendaciones de la OIT. La labor de la Comisión descansa en el informe de la
Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones.
El informe de la Comisión consta de tres partes: el informe general de la Comisión, los
25 casos individuales examinados y el informe de la sesión especial sobre Myanmar.
En la discusión general, se volvió a debatir sobre los métodos de trabajo empleados.
En cuanto a los criterios para elegir los casos individuales se dijo que era necesario un
equilibrio en términos regionales y entre países desarrollados y en vías de desarrollo,
siendo elementos importantes el alcance de las violaciones, los comentarios de la
Comisión de Expertos, la calidad de las respuestas de los Gobiernos, o su ausencia, y
la seriedad y persistencia de deficiencias en la aplicación de los convenios, la urgencia
de la situación y los comentarios realizados por las organizaciones de trabajadores y
empleadores. Habría que seleccionar los casos de manera proporcional entre los 12
convenios fundamentales y prioritarios y los convenios técnicos, abstenerse de tratar
casos que ya han sido examinados el año anterior y que no se consideren casos muy
graves y evitar el tratamiento de casos que ya han sido objeto de examen y
seguimiento por el Consejo de Administración y por el Comité de Libertad Sindical.
Durante la última década, uno de los asuntos más tratados fue el de la lista de casos
individuales, y la fecha en que dicha lista se pondría a disposición de los gobiernos,
que quieren que se publique lo antes posible, aunque sea provisional, para prepararse
mejor su posible comparecencia ante la Comisión.
Este año, los interlocutores sociales prepararon una lista preliminar que incluía 41
casos.
Finalmente, de entre los 41, se eligieron 25 casos más el especial de Myanmar.
La Inspección de Trabajo.La Comisión pasa a discutir sobre el Estudio general llevado a cabo por la Comisión
de expertos que se refiere a varios convenios relacionados con la Inspección del
trabajo, ya que hace 21 años que no se hace un estudio de este tipo, y es necesario
actualizar el examen de la cuestión a la luz de las importantes evoluciones
socioeconómicas y laborales que se han producido.
El Estudio pone de manifiesto que, en la práctica, la aplicación de estos Convenios
sigue siendo deficiente, e incluso se ha vuelto cada vez más problemática a lo largo de
los años. De hecho, se exponen con claridad los problemas que sufren los sistemas de
Inspección del Trabajo: funciones complejas, necesidad de formación, de tiempo, de
recursos y de una mayor libertad de acción y movimiento. Las condiciones de trabajo
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de los inspectores tienden a degradarse, tanto en los países en desarrollo como en los
países industrializados. La función de inspector de trabajo también se ha vuelto
arriesgada, como lo demuestran algunos hechos violentos (incluyendo algunos
asesinatos) en varios países.
El respeto a los derechos (fundamentales, en particular) de los inspectores de trabajo,
suscita, especialmente, algunos problemas. Como sucede con muchos funcionarios
públicos, la sindicalización de los inspectores no siempre es algo fácil y, a menudo,
cuesta aún más realizar el ejercicio práctico del derecho sindical por parte de estos
trabajadores.
En la discusión que sobre este tema se desarrolló en la Conferencia, los empleadores
se manifestaron preocupados por la reducida tasa de respuesta (55%) al Estudio
general, siendo además las informaciones, en muchos casos, vagas, incompletas o
insuficientes para poder realizar una evaluación seria.
La eficacia de la inspección del trabajo depende, en gran medida, de la importancia
que los poderes públicos otorgan a la aplicación de medidas que permitan atraer, y
después retener, a un número suficiente de funcionarios cualificados y motivados.
Los miembros empleadores declararon que los inspectores del trabajo deben ser
contratados según su aptitud para ejercer sus funciones con total independencia,
discreción e imparcialidad. Estiman que la promoción de normas éticas, en particular la
prohibición de todo interés directo o indirecto, el secreto profesional y las sanciones en
caso de violación, son de la mayor importancia y constituyen una materia que debería
formar parte de la formación general de los inspectores, a favor de la cual la OIT
podría jugar un rol de sensibilización, de elaboración de materiales y de difusión de
buenas prácticas a fin de ayudar a los Estados Miembros. Están de acuerdo con que
los lugares de trabajo deberían ser inspeccionados frecuentemente, y de la manera
más completa posible. Es importante que los inspectores estén habilitados para
realizar advertencias y dar consejos, en vez de recomendar o iniciar inmediatamente
acciones administrativas o judiciales, y que las sanciones impuestas sean razonables
y proporcionales al delito cometido.
A juicio de los empleadores, si se desea avanzar, sería necesario que la OIT facilite
una asistencia práctica y específica que se podría concretar en las siguientes medidas:
conceder asesoramiento técnico, difundir la información sobre las prácticas idóneas,
compartir los instrumentos disponibles, reforzar las redes de intercambio, encontrar los
recursos exteriores, promover el impacto económico de la inspección del trabajo y,
finalmente, orientar y proponer instrumentos.
Para los miembros trabajadores, si se quiere discutir sobre la inspección de trabajo, es
inevitable hablar de las transformaciones sociales, técnicas, tecnológicas y
económicas vinculadas a la mundialización.
Estas evoluciones conllevan un riesgo de los derechos de los trabajadores y,
paralelamente, exigen a los inspectores de trabajo conocimientos cada vez más
amplios. Es innegable el impacto positivo del trabajo de los inspectores, en cuanto a
las condiciones de trabajo de los asalariados, la promoción de sus derechos, así como
el crecimiento económico duradero.
Para el grupo de los trabajadores, la idea cada vez más en boga de “la
autoevaluación” de los riesgos profesionales, apoyada por el concepto de
“responsabilidad social de la empresa” tiende al rechazo de todo control externo
exigente y, por tanto, de la idea de sanción. Por eso, subrayan que es el Estado quien
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debe garantizar la aplicación de la legislación, y que las tres funciones principales de
la inspección del trabajo son: vigilar la aplicación de las disposiciones jurídicas
relativas a las condiciones del trabajo y a la protección de los trabajadores en el
ejercicio de su profesión, informar y aconsejar a los empleadores y trabajadores sobre
los medios más eficaces para observar las disposiciones jurídicas y, por último, atraer
la atención de la autoridad competente en cuanto a las deficiencias o los abusos que
la legislación no contempla específicamente. Siguen diciendo que la acción de la
inspección del trabajo sólo puede ser eficaz siempre y cuando los trabajadores sean
informados de sus derechos, y los empleadores sean conscientes de sus obligaciones.
Reconocen, junto con la Comisión de Expertos, que la función principal de la
inspección no reside en el desencadenamiento de la sanción penal, sino más bien en
la detección y eliminación de los riesgos a su debido tiempo.
Los miembros trabajadores concluyen su intervención diciendo que la eficacia de la
inspección del trabajo depende, en gran medida, de los esfuerzos desplegados por los
poderes públicos a fin de llamar la atención de un número suficiente de agentes
cualificados y motivados para realizar esta función, así como de su integración en el
contexto económico y social para lo que hay tres factores determinantes: la colocación
de la inspección de trabajo bajo la supervisión y el control de la autoridad central, una
cooperación eficaz con otras instituciones, como la Seguridad Social, la inmigración o
los institutos de estudio social, y una colaboración con los interlocutores sociales, tanto
a nivel nacional como empresarial.
Las diversas intervenciones de los representantes gubernamentales se limitaron a
poner en evidencia que hay muy diferentes maneras de organizarse y, no obstante,
según ellos, lograr cumplir los principales objetivos definidos en los convenios. Así,
mientras el representante griego habla de una experiencia fallida de descentralización,
que les llevó a tomar la decisión de poner la inspección de trabajo bajo el control de
una autoridad central, para mejorar la calidad de las inspecciones realizadas, el
representante suizo habla de la bondad del sistema adoptado en su país, en el que los
cantones asumen esa competencia.
Cumplimiento de normas: casos individuales.La última parte del trabajo de la Comisión, y quizá su tarea fundamental, es la del
examen de los casos individuales.
Antes de entrar en esa tarea, la Comisión se extendió en dar a conocer el reiterado
incumplimiento de las obligaciones de muchos Estados Miembros en cuanto a la
presentación de memorias y otras obligaciones normativas (sólo el 26,4% de los
países presentaron las memorias en la fecha solicitada, para la reunión de la Comisión
de Expertos sólo se habían presentado el 69%, y para la reunión de la Conferencia se
habían recibido el 78,3%). Como se puede comprender, es fundamental cumplir con la
obligación de presentación de memorias para que haya un mecanismo de control
eficaz.
La Comisión pidió a la Oficina que adoptara todas las medidas posibles a fin de
mejorar la situación y resolver los problemas mencionados.
Con la elección de los 25 casos concretos se intentó conseguir un equilibrio entre las
distintas regiones y los distintos tipos de convenios (fundamentales o técnicos), si bien
el tema de la libertad sindical y la negociación colectiva siguió predominando (10
casos). Los casos que se vieron correspondían a los siguientes países: Djibouti,
Uganda, Bosnia y Herzegovina, República Bolivariana de Venezuela (el grupo de
trabajadores no querían que este país fuese incluido, pero los empleadores lo
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impusieron), Zimbabwe, Australia, Belarús, República Centroafricana, Jamahiriya
Árabe Libia, Bangladesh, Costa Rica, Guatemala, Pakistán, Suiza, Reino Unido,
Eslovaquia, República Islámica del Irán, México, Tailandia, Kenya, Irlanda, Croacia,
Paraguay,
Estados
Unidos,
Filipinas
y
Myanmar
(informe
http://www.ilo.org/public/spanish/standards/relm/ilc/ilc95/pdf/pr-2.pdf) para el que se
celebró una sesión especial sobre la aplicación del Convenio nº 29 sobre el trabajo
forzoso .
Colombia.Este año, Colombia no figuraba en la lista de casos merced a un Acuerdo tripartito
pactado entre el Gobierno colombiano y todos los interlocutores sociales, sobre la
presencia permanente de la OIT en el país. Esta representación de la OIT velará por la
promoción del empleo decente, y pondrá énfasis en la defensa de los derechos
fundamentales de los trabajadores, de los sindicalistas y de las organizaciones
sindicales, especialmente en el derecho a la vida, la libertad sindical, el derecho de
sindicación y de expresión, la negociación colectiva y la libre empresa para los
empleadores. En el acuerdo se estipula, asimismo, que se convocará la Comisión
Nacional de Concertación de Políticas Sociales y Salariales, y que se invitará a la
representación de la OIT a asistir a esas reuniones. Dicho Acuerdo no resolverá todos
los problemas, pero supone el comienzo de un proceso que podría resolver las graves
infracciones a la libertad sindical en Colombia.
Este Acuerdo se mostró como la prueba palpable de que el diálogo social tiene un
papel fundamental que desempeñar, para seguir avanzando en la aplicación eficaz de
las normas de trabajo.
Además de los convenios fundamentales y prioritarios, se abordaron varios de los
convenios denominados técnicos, como los relativos a los pueblos indígenas, el
amianto, los salarios, la readaptación profesional y el empleo de personas inválidas.
Todos los gobiernos estuvieron presentes para debatir sus casos, comprometiéndose,
la mayoría de ellos, a reanudar sus esfuerzos para armonizar su legislación y sus
prácticas con las normas ratificadas.
En lo relativo a la libertad sindical y la negociación colectiva, se vieron los casos de
Australia y Suiza. En Australia, ni siquiera hay voluntad política de reconocer la
existencia del problema. En Suiza, en relación con el Convenio nº 98, se trata más
bien del papel que debe desempeñar el gobierno para promover la negociación
colectiva. Sin duda alguna, en Bosnia y Herzegovina se necesitará más libertad
sindical.
La Comisión observó algunos indicios de progreso en la aplicación del Convenio nº 98
en Guatemala, al tiempo que reconocía, no obstante, la existencia de graves
infracciones que exigen una mayor presencia de la OIT. La aplicación del mismo
Convenio también plantea graves problemas en Costa Rica, lo que obligó a pedir una
misión de alto nivel para este país. La Comisión pidió al gobierno de Pakistán que
adoptase medidas concretas en pro de la negociación colectiva. La falta total de
libertad sindical en Zimbabwe no es reconocida por el Gobierno y sigue siendo un
grave problema.
En Djibouti se plantea el problema de la anulación del salario mínimo en relación con
las violaciones de los derechos de sindicación de negociación colectiva.
Tres casos más figuran en un párrafo especial. Se trata de graves violaciones de la
libertad sindical en Belarús y Bangladesh, y en Myanmar/Birmania en materia de
trabajo forzoso. En Belarús la falta de cooperación es evidente. En Bangladesh la
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situación social explosiva preocupa extraordinariamente. Allá, el incumplimiento de los
Convenios constituye el fundamento de la rebelión social y se cree que una aplicación
más rigurosa en el pasado habría podido evitar los graves conflictos actuales. En
Myanmar la situación sigue deteriorándose, pese a los esfuerzos realizados por la OIT,
y muestra del poco interés del gobierno por cambiar lo da el hecho de que el
embajador del país abandonase la sala durante la intervención del portavoz del Grupo
de los Trabajadores.
Se habló también del trabajo infantil, sobre todo respecto de los casos de Estados
Unidos y Filipinas en relación con el Convenio nº 182, y de Kenya respecto del
Convenio nº 138. A través del Convenio sobre el trabajo forzoso nº 29, se abordó la
cuestión de los niños soldados de Uganda.
En lo que se refiere a la discriminación, se trató la cuestión de la disparidad salarial
entre hombres y mujeres (aquéllos ganan de media un 13% más que las mujeres). Las
acciones discriminatorias contra las mujeres –como las pruebas de embarazo en las
zonas francas de exportación de México-, la situación de la población gitana en
Eslovaquia y las discriminaciones persistentes contra las mujeres en Irán, fueron
motivo de preocupación para la Comisión. En Paraguay se observó la vulnerabilidad
de la población autóctona; el Gobierno manifestó una actitud positiva.
En cuanto a los convenios técnicos, se habló del nº 195 sobre la protección del salario
en Libia y, en particular, de la falta de pago del salario a los trabajadores expulsados
en la República Centroafricana.
Es la primera vez que se examina un caso de progreso ejemplar para otros gobiernos,
Irlanda concretamente, en lo que se refiere al Convenio nº 159 sobre la readaptación
profesional y el empleo (personas inválidas), como ejemplo que ilustra la capacidad de
un gobierno si trabaja conjuntamente con los interlocutores sociales para conseguir
avances positivos. Se considera una violación grave y continua de las disposiciones
del Convenio nº 162 sobre el amianto en Croacia. La falta de actividad del Gobierno
estos últimos años, obligó a pedir una misión de contactos directos de alto nivel, que
fue aceptada por el gobierno croata. Se revisó la cuestión de política de empleo en
Tailandia donde, aunque hay progresos, subsiste discriminación hacia grupos
particularmente vulnerables como mujeres y migrantes.
El caso de la República Bolivariana de Venezuela fue una imposición del grupo de
empleadores y, ante la falta del informe oficial de la misión del pasado mes de enero,
habrá que esperar a que la Comisión de Expertos facilite sus observaciones. El
portavoz de los trabajadores lamentó la pérdida de tiempo ocasionada por las
declaraciones diplomáticas de apoyo mutuo entre algunos países que, además de no
aportar nada, hacen peligrar los demás debates de la Comisión.
Comisión de Seguridad y Salud en el Trabajo.La necesidad de un nuevo instrumento surge a partir de la escasa ratificación de los
Convenios Centrales en materia de SST, fundamentalmente el Convenio nº 155
(actualmente sólo ratificado por 45 países), y como nuevo incentivo para la promoción
de políticas públicas, sistemas y programas nacionales en materia de SST. La
discusión previa fue la naturaleza del instrumento y finalmente se consiguió que la
forma fuera la de Convenio, apoyado por una Recomendación (y no una Declaración
como pretendía la Patronal y algunos gobiernos). Habría que reflexionar sobre la
idoneidad de la táctica empleada en la discusión a la hora de separar el debate entre
la forma del instrumento – Convenio, Recomendación o Declaración -, en 2003 y el
contenido del mismo, en 2006.
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Una vez arrancado este acuerdo, durante los dos últimos ejercicios, se han trasladado
a cada país consultas a través de cuestionarios a gobiernos y organizaciones más
representativas, recogiéndose las conclusiones en un documento de síntesis que
ponderaba el peso de las respuestas obtenidas. Con todo ello, y con los debates
correspondientes, hemos podido empezar en esta Conferencia con un texto-borrador
sobre el que trabajar.
Según los funcionarios de la OIT, el Convenio firmado se basa en un nuevo concepto
que responde a las orientaciones de la Estrategia global, tratándose de instrumento
global dotado de un contenido de promoción, más que de prescripción que contribuirá
a mejorar la eficacia de los instrumentos de la OIT existentes, así como al
perfeccionamiento continuo de los sistemas nacionales de seguridad y salud en el
trabajo, a través de la adopción de políticas y programas nacionales en esta materia.
El objetivo principal del Grupo de trabajadores era conseguir un texto que, siendo útil
para países que no tienen ratificados otros Convenios, fomente su ratificación en el
futuro, así como incluir, en el texto del nuevo Convenio, la necesaria congruencia con
los principios básicos de los anteriores, eliminando el riesgo de que pudiera
entenderse como un “convenio light” alternativo.
Otros objetivos fueron conseguir referencias expresas y suficientes a los derechos de
los trabajadores, y vincular las medidas a adoptar en prevención de riesgos laborales
con los centros de trabajo, ya que es ahí, en las empresas, donde se pone en práctica
la exposición a riesgo y, por lo tanto, la prevención.
No se ha ido más allá de la explicitación de los derechos de los trabajadores, por la
oposición frontal de la patronal y de casi todos los gobiernos, incluida la UE, que ha
actuado en bloque con posiciones más restrictivas que las que mantiene en los
órganos de participación europeos. Otros derechos reconocidos son los de consulta a
las organizaciones mas representativas, tanto de empleadores como de trabajadores
en el diseño, y aplicación de las políticas, sistemas y programas en SST, que también
estaban recogidos en el texto original.
El resultado final, en cuanto a contenido, tanto del Convenio como de la
Recomendación, parece haber salvado los objetivos pretendidos. En el Pleno se
obtuvieron 455 votos a favor, 2 en contra y 5 abstenciones. Qué países lo ratifiquen y
cómo se realice la transposición dependerá del Diálogo Social y del equilibrio de
fuerzas interno.
La Comisión también adoptó una resolución relativa al asbesto, agente cancerígeno
que es uno de los factores de riesgo más peligrosos, y causa un enorme sufrimiento a
los trabajadores en todo el mundo.
El proceso de la discusión ha venido caracterizado por el bloqueo sistemático de la
patronal ante cualquier propuesta mínimamente progresista. Por lo tanto, la posición
de los gobiernos ha sido clave para cualquier pequeño avance respecto al texto
original. Es destacable cómo gobiernos de muy distinto signo podían, casi siempre,
coincidir en una posición regresiva (China y USA, por ejemplo). Ha sido también
interesante el papel estratégico de los países africanos, o el manifiesto progresismo de
un buen número de países de América Latina, siendo a este respecto México la
excepción más destacable.
La posición y actitud de la Unión Europea merece comentario aparte. La UE ha
actuado en bloque, si bien Reino Unido, cuando lo ha considerado oportuno, ha votado
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como parte de los países IMEC (USA, Canadá, Japón, Australia y Reino Unido). En
conjunto, la UE ha mantenido posiciones más conservadoras que las que asume para
sus países miembros en los órganos consultivos de la Unión (por ejemplo el Comité
Consultivo de Luxemburgo). En un ejercicio de libre pensamiento, se puede interpretar
que le cuesta defender el extender derechos reconocidos, en el entorno laboral
comunitario, a trabajadores y empresas de países no comunitarios, países éstos
donde se localiza buena parte de la inversión de empresas multinacionales europeas
Textos Convenio y Recomendación
http://www.ilo.org/public/spanish/standards/relm/ilc/ilc95/pdf/pr-20a.pdf
http://www.ilo.org/public/spanish/standards/relm/ilc/ilc95/pdf/pr-20b.pdf
Comisión sobre la Relación de Trabajo.La cuestión de si existe o no una relación de trabajo entre dos partes reviste una
importancia esencial. Hasta ahora, la mayoría de los sistemas jurídicos vinculan la
protección de los trabajadores y su acceso a la seguridad social, a la existencia de
dicha relación. Al mismo tiempo, existe una tendencia sobre la evolución de los
modelos laborales, hacia la instauración de acuerdos laborales más flexibles que, con
frecuencia, pero no siempre, van ligados al proceso de globalización en curso en todo
el mundo.
La Relación de Trabajo fue uno de los temas más difíciles de entre los sometidos a
examen en la 95º CIT. El debate sobre el proyecto de Recomendación no fue fácil ya
que el grupo de empleadores se opuso a cuestiones esenciales, como el ámbito de la
Recomendación, o sobre cómo determinar la existencia de una relación de trabajo.
Las cuestiones que generaron más dificultad para alcanzar un acuerdo fueron el
ámbito de la Recomendación y la determinación de la existencia de una relación
laboral. El proyecto propuesto por la Oficina hacía referencia explícita a las relaciones
encubiertas de trabajo, a las situaciones en las que los trabajadores prestan servicios
para el beneficio de un tercero, y se aludía a “situaciones en que los derechos y las
obligaciones de las partes no resultan claros”. Sin embargo, tras un duro debate en el
que el grupo de empleadores solicitaba que las relaciones triangulares quedaran fuera
del ámbito de la Recomendación, se acordó sustituir el texto de la Oficina por otro
acordado en el grupo de trabajo en el que se hacía referencia “ a las situaciones en las
cuales los acuerdos contractuales pueden tener como consecuencia privar a los
trabajadores de las protecciones que les son debidas”. El grupo de empleadores se
opuso también a que la Recomendación incluyese referencias a la presunción legal de
la existencia de una relación laboral, y a las condiciones e indicios que pueden permitir
determinar una relación laboral. En este caso, los trabajadores y empresarios no
alcanzaron un acuerdo y se adoptó el texto propuesto por la Oficina, con alguna
modificación, con el apoyo de los gobiernos y trabajadores (329 votos a favor, 94 en
contra y 40 abstenciones).
La Recomendación propone a los gobiernos la formulación y adopción, en consulta
con los interlocutores sociales, de una política nacional sobre la relación de trabajo, y
señala una serie de elementos y medidas que deberían formar parte de la misma y
que deberían permitir, entre otras cosas: distinguir entre un trabajador asalariado y
trabajadores independientes; combatir las relaciones de trabajo encubiertas; asegurar
un conjunto de normas aplicables a todas las relaciones contractuales, incluidas las
que vinculan a varias partes; y garantizar el cumplimiento y la aplicación efectiva de la
legislación laboral.
10
Lo actuado constituye un importante primer paso para corregir la brecha creciente que
se ha abierto entre la ley y la realidad en las relaciones de trabajo, y para transformar
el trabajo realizado fuera del marco legal, sin protección ni derechos, en un trabajo
legalmente reconocido y protegido. Entendemos que la OIT debe seguir
desempeñando su papel regulador para tratar de forma más específica los problemas
relacionados con la identificación de las relaciones de trabajo y la aplicación de la
legislación laboral.
Aunque la Recomendación es un instrumento promocional y no preceptivo, y muchas
de las cuestiones en ella abordadas están superadas en legislaciones de muchos
países –por ejemplo el nuestro- , entendemos que puede contribuir a subsanar vacíos
legislativos en otros países, a estimular a los países a la formulación y progresiva
puesta en práctica de políticas nacionales dirigidas a dar protección a los trabajadores
que, en la práctica están vinculados por una relación de trabajo, a guiar las
discusiones a nivel nacional y a clarificar y actualizar el alcance y ámbito de aplicación
de la legislación laboral.
Texto http://www.ilo.org/public/spanish/standards/relm/ilc/ilc95/pdf/pr-21a.pdf
Otras actividades de la delegación de CC.OO. La delegación estuvo compuesta por Javier Doz, a quien correspondió este año ser el
delegado de los trabajadores (se adjunta intervención en el plenario), Victoria Montero
como consejera técnica y delegada suplente (Comisión de normas y resoluciones) y
Ana Santana y Jesús García como consejeros técnicos (Comisión de relación de
trabajo y de seguridad y salud en el trabajo, respectivamente).
Además de numerosas reuniones bilaterales con representantes de sindicatos de
diversos países, organizaciones internacionales sindicales y no gubernamentales y del
gobierno español, la delegación de CC.OO. promovió la realización de dos reuniones
colectivas.
La primera fue la presentación del libro “Trabajo y libertades sindicales en Guinea
Ecuatorial”, escrito por Alicia Campos y Plácido Micó y financiado por la Fundación
Paz y Solidaridad “Serafín Aliaga”, en el que se analiza la dramática realidad de los
trabajadores ecuatoguineanos bajo la dictadura del corrupto Obiang.
La segunda fue la reunión del Grupo Informal por la unidad sindical mundial (Grupo
promovido por CC.OO. junto con la CUT brasileña y la CGIL italiana, para impulsar la
participación de las centrales sin afiliación internacional en la fundación de la nueva
Confederación Sindical Internacional). Asistieron la mayoría de sus miembros, que
pasaron revista a la situación en cada una de sus organizaciones y a los resultados de
la reunión del Comité de Enlace (formado por la CIOSL, la CMT y 14 centrales
nacionales), que la mayoría juzgó positivamente.
Algunas reflexiones finales.Inevitablemente tenemos que seguir repitiendo que, aun entendiendo la dificultad que
significa introducir cualquier cambio en una organización con una estructura tripartita,
habría que poner más energía en erradicar lastres que contribuyen a una excesiva
burocratización y falta de participación en su funcionamiento.
Tanto en el Grupo de trabajadores, como en general en la Conferencia, habría que
facilitar una real participación de todas las delegaciones. La situación actual no permite
participar adecuadamente ni en la selección de temas, ni en la fijación de prioridades.
11
El diálogo a tres bandas no es fácil, pero hay que valorar si lo importante es firmar
convenios y/o recomendaciones a cualquier precio, o que éstos tengan un contenido
de valor. De hecho, el grupo de empleadores siempre se resiste a aceptar normas
exigentes como prueban las difíciles discusiones que se han llevado a cabo este año
en las Comisiones de Relación de Trabajo y Seguridad y Salud en el Trabajo.
Hay que valorar también si nos sirve un Convenio de “mucho contenido”, pero que
después no sea ratificado por muchos países (como ocurre con algunos Convenios de
Salud y Seguridad en el Trabajo, por ejemplo).
Otro problema es el poder coercitivo que tiene la OIT para hacer cumplir a los países
miembros los convenios que han firmado y, por tanto, se han comprometido a cumplir.
Hay casos, como por ejemplo los de Belarús, Bangladesh, Colombia (ya llegan
noticias de incumplimientos del Acuerdo firmado el 1 de junio en Ginebra), Myanmar...,
que aparecen año tras año en los listados de países que no cumplen los Convenios, y
parece que no pasa nada.
Por otro lado también creemos que dentro del propio sindicato tendríamos que
“creernos” más el papel de la OIT, participando más activamente. Por ejemplo, sobre
los diversos temas que se van tratando, haciendo llegar –secretarías confederales y
organizaciones confederadas- sus comentarios sobre las memorias que os remite la
secretaría de internacional.
Julio 2006
Secretaría de Acción Sindical Internacional.
C.S. de CC.OO.
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ANEXO
INTERVENCIÓN DEL DELEGADO DE LOS TRABAJADORES ESPAÑOLES
EN LA 95ª REUNIÓN DE LA CONFERENCIA INTERNACIONAL DEL
TRABAJO
Ginebra, 6 de junio de 2006
Señor Presidente, señoras y señores delegados:
En primer lugar, quiero manifestar el acuerdo con situar el trabajo decente, como hace
el informe del Director General, como objetivo principal de una globalización justa.
El mercado global necesita normas. Las reglas que rigen los intercambios comerciales
de bienes y servicios tienen que tener su corolario laboral. El diálogo comercial, los
acuerdos bilaterales y multilaterales, tienen que tener su correlato en el diálogo social
internacional.
No es aceptable el hecho de que haya una abundancia de normas que protegen los
derechos económicos -inversiones, propiedad intelectual, etc.-, mientras que los
derechos de los trabajadores no se protegen con normas que tengan un grado de
exigibilidad equivalente. El escaso papel que en las negociaciones de la Ronda de
Doha de la Organización Mundial del Comercio tienen los Derechos y Principios
Fundamentales del Trabajo, proclamados por la OIT en 1998, así como el concepto de
trabajo decente o el impacto de la liberalización comercial en el empleo, es el ejemplo
más claro de esta contradicción. La OIT debiera reforzar sus funciones en el gobierno
de los procesos de la globalización, de acuerdo con las propuestas incluidas en el
Informe de la Comisión Sobre la Dimensión Social de la Globalización, cuya vigencia
es plena, incluso después de las insuficientes reformas recientemente introducidas en
el funcionamiento de Naciones Unidas.
Si comercio justo y desarrollo sostenible son pilares del nuevo orden económico
mundial que hay que construir, democracia y derechos humanos, incluidos los
laborales y sindicales, tienen que ser siempre los fundamentos de un nuevo orden
político mundial.
La salud y la seguridad en el trabajo, que afectan a un derecho fundamental como es
el derecho a la vida, deben encontrar en esta Conferencia una regulación armonizada
y avanzada.
En relación a los debates en la Comisión sobre la “relación de trabajo”, nos preocupa
que muchos gobiernos y empleadores pretendan excluir del ámbito de la relación de
trabajo los servicios comerciales cuando en el Informe del Director General, que sin
duda aprobaremos, la relación de trabajo se define en su sentido más amplio.
En España ha continuado el desarrollo de la Agenda de diálogo social tripartito
suscrita en julio de 2004 por las organizaciones sindicales y patronales representativas
y el Gobierno.
Como consecuencia de las negociaciones se han suscrito en este período cuatro
acuerdos sobre: formación continua de los trabajadores, ley de protección a las
personas dependientes y reformas de determinados aspectos de la legislación laboral
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y del sistema público de pensiones. También se ha participado en la elaboración de la
ley sobre igualdad de trato entre hombres y mujeres.
Por su trascendencia habría que destacar la ley que establece el derecho subjetivo de
todas las personas dependientes a recibir la atención requerida mediante el concierto
entre la Seguridad Social del Estado, las administraciones regionales y locales y las
familias.
El acuerdo de reforma laboral establece distintas medidas tendentes a reducir la
contratación temporal, que en España afecta a un tercio de los empleos, fomentando
la contratación indefinida, y a mejorar algunos aspectos de la protección por
desempleo. Los instrumentos son la incentivación económica a los empresarios,
incluida la reducción de las cotizaciones sociales a quienes contraten indefinidamente,
y diversas medidas –legales y de inspección laboral- para combatir el fraude y los
abusos en la contratación temporal y en las cadenas de subcontratación.
Los cambios en el sistema público de pensiones, de alcance más limitado, tienen
como objetivo más destacado la convergencia de los regímenes de los asalariados del
campo y de los empleados de hogar con el régimen general de la seguridad social, de
acuerdo con las orientaciones del Pacto de Toledo que desde hace más de 10 años
orienta las reformas en este campo.
El contenido de la reforma laboral no colma las demandas de los trabajadores en un
mercado de trabajo que ha conocido un fuerte aumento del empleo en la última
década, pero de un empleo de baja calidad. Sin embargo, el hecho de que sea fruto de
la negociación y el acuerdo de los interlocutores sociales, y no de la imposición
gubernamental, supone un valor añadido que coadyuva al crecimiento económico y al
mejor cumplimiento de los acuerdos adoptados.
En la pasada Conferencia los delegados españoles informaron del acuerdo tripartito
por el que se regularizaron unos 600.000 trabajadores inmigrantes. Los resultados del
acuerdo han sido positivos en términos económicos, sociales y laborales. Pero no
podemos dejar de mencionar que los problemas subsisten. La inmigración no legal ha
continuado y puede sumar hoy cerca de un millón de personas, buena parte de los
cuales trabajan en la economía informal. El tráfico de personas se ha ido desplazando
de las aguas del Estrecho de Gibraltar a las rutas que van del Occidente africano a las
islas Canarias. Miles de personas han utilizados estas rutas en las últimas semanas a
bordo de barcazas y decenas de ellas han perdido la vida en el camino. Es la vertiente
más trágica del fenómeno migratorio, que nos mueve inmediatamente a la solidaridad,
pero no la más importante en términos cuantitativos.
Los inmigrantes nos han proporcionado sobre todo la riqueza creada por su trabajo.
Pero la mayoría de la sociedad española es consciente de que la inmigración, que ha
hecho ascender en una década del 2% al 10% la población de origen extranjero, no
puede seguir aumentando a este ritmo sin crear graves desequilibrios económicos y
sociales.
El conjunto del movimiento sindical español considera necesaria una acción nacional y
supranacional concertada, que implique compromisos firmes de los gobiernos y las
organizaciones internacionales para: garantizar la igualdad de derechos de los
trabajadores inmigrantes y su integración en las sociedades de acogida; promover el
desarrollo de los países de origen, a través de la cooperación internacional, reglas
justas para el comercio y solución al problema de la deuda externa; y regular a través
de acuerdos internacionales los flujos migratorios, al mismo tiempo que se combate a
las organizaciones criminales que trafican con personas.
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Muchas gracias,
Javier Doz
Delegado de los Trabajadores de España
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