¿vuelta a la normalidad? - Peña Taurina Los Areneros

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EL RASTRILLO TAURINO Pág. 10
¿VUELTA A LA NORMALIDAD?
Por: Julián Agulla
Hay que ver el lío que se formó
a principios de temporada cuando los
toreros se unieron para “proteger” sus
derechos de imagen. Cierto es que
hubo un grupo que “tomó el mando” y
se puso al frente, podríamos decir que
fueron los que “dieron la cara” o los
que “cogieron al toro por los cuernos”,
que todas las expresiones sirven. G10 se les denominó por ser ese
número el que “salió en todas las
fotos” y, además todos estaban
catalogados como “figuras”.
El G 10
Lo primero que se plantearon
fue tratar de que la profesión tuviera
una consideración y un trato dignos;
en definitiva, defender la Fiesta.
Posiblemente todo comenzó cuando
el Parlamento de Cataluña aprobó la
ILP para prohibir las corridas de toros
en el territorio Catalán. A partir de esa
triste fecha de junio de 2010, hubo
reuniones de toreros, apoderados y
empresarios para tratar de cambiar la
visión que la población de España,
aficionada o no a los toros, tuviera de
este espectáculo.
Había que defender la Fiesta
fuera de los ruedos y, para ello, los
toreros tuvieron que cambiar el
vestido de luces por el traje de
chaqueta y corbata algo que no
entendieron
ciertos
aficionados
“puristas” que, tal vez, pretendan que
los toreros sigan pareciendo gentes
del siglo XVIII y no sean jóvenes
acordes con el tiempo en que les a
tocado vivir. Hubo reuniones sin
documentos gráficos porque los
responsables del gobierno que
intervinieron así lo demandaron.
No es momento de volver a
sopesar si los toros están mejor o
peor en el Ministerio de Cultura pero
es algo que los propios aficionados
han
hablado
desde
tiempos
inmemoriales pero que cuando se
consigue comienzan las divagaciones
y los peros. De momento algo se
había logrado y es que ahora podría
demandarse más apoyo y difusión al
igual que se hace con otras artes.
Reuniones con los máximos
responsables de la Comunidad de
Madrid, doña Esperanza Aguirre y don
José Ignacio González, primero para
agradecer que Madrid considerara la
Fiesta como Bien de Interés Cultural
en la región y después para que la
Comunidad tratara de adecuar el
canon de arrendamiento de “Las
Ventas” según la situación económica
actual.
También hubo reuniones con
representantes
de
Televisión
Española para solicitar un trato
coherente de los toros en el ente
público
y
que
volvieran
las
retransmisiones a la primera cadena.
Todo, persiguiendo lo mejor para una
fiesta tradicional en España que se
estaba viendo atacada por muchos
lados y “ninguneada” por los medios
de comunicación que más deberían
apoyarla y difundirla.
Está claro que para poder
representar a los toreros, los de más
fuerza como es lógico son los que
lideran el escalafón entre otras
muchas cosas, porque son los más
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conocidos. Consiguieron sentar en las
reuniones a políticos de distintos
partidos que no fue poco logro, todo
encaminado a aunar esfuerzos y
sentar bases de futuro. Algo falló en la
comunicación de todo esto porque los
aficionados dudaban de la “bondad”
de intenciones pensando que todo iba
encaminado a sacar un provecho o
beneficio particular.
Por si no estuvieran las aguas
revueltas con todo eso, llegó el tema
de los derechos de imagen y, de
nuevo, todo enmarañado y con
explicaciones poco claras sobre la
contratación de una empresa no
taurina para que representara a este
grupo de toreros. De nuevo el dichoso
G-10 en candelero y, otra vez, con
opiniones poco favorables para sus
intenciones. Faltaba credibilidad para
entender
que
los
“poderosos”
negociaran para que se beneficiaran
los “más débiles”. De hecho, hubo
problemas en las contrataciones de
las primeras ferias del calendario y si
no, que se lo pregunten a Simón
Casas
que
tuvo
grandes
complicaciones
para
sacar
los
carteles de la Feria de Fallas.
Hubo trato discriminatorio por
parte de ciertas empresas con “El Juli”
y Miguel Ángel Perera o, por lo
menos, así lo aseguraron sus
mentores y todo, por ser los
“abanderados” del citado grupo.
Pero la temporada, a este lado
del charco, ha llegado a su fin y
comprobamos que estos dos toreros
han toreado cuarenta corridas, tal vez
menos de lo que podríamos pensar
cuando comenzaba el año taurino,
pero que han estado a un nivel
arrollador, “El Juli” como si en cada
tarde se jugara el contrato de la
siguiente y triunfando todas y Perera
haciendo una segunda parte de
temporada de las que él acostumbra.
Se perseguía un fin loable porque su
pretensión era defender a “todos por
igual”, tanto si estaban en lo alto del
escalafón como si estaban en la “lista
de espera” para que Madrid les saque
del olvido.
Pasado aquel primer momento,
poco se oyó hablar del célebre G-10.
Parece que, durante la temporada,
hay que centrarse en torear y entrenar
y apenas hubo noticias significativas
que nos orientaran de la marcha que
se llevaba o del rumbo que se iba a
seguir.
Miguel Angel Perera
Ahora se van sucediendo las
noticias
y,
las
primeras
que
trascienden son las de las retiradas de
Francisco Rivera Ordóñez y su
hermano Cayetano y por otro lado “El
Cid” se “desmarca” del G-10. Es de
entender que todo esto hará que los
que queden se replanteen la
estrategia y, sobre todo, deben de
conseguir que se entiendan sus
posturas y demandas para que no
haya opiniones de todo tipo y casi
ninguna favorable.
¿Se disolverá el G-10? Más
bien parece que ya ha estado disuelto
o que, por lo menos, no ha tenido
“actividad” durante una gran parte de
la temporada. Eso llevaría a una cierta
“normalidad” para todas las partes
implicadas en la Fiesta: toreros,
empresarios,
apoderados
y
ganaderos.
De todas formas hay todo un
invierno para replantearse posiciones.
Esperemos que impere la cordura.
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