La tragedia cotidiana en Acto Cultural de José Ignacio Cabrujas

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La tragedia cotidiana en Acto Cultural
de José Ignacio Cabrujas
Martha Durán
Escuela de Letras.
Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela.
Resumen: Este artículo pretende abordar la noción de tragedia en la obra teatral
Acto Cultural (1976) de José Ignacio Cabrujas (1937-1995). Se estudian las posibles relaciones entre tragedia, personaje y
sociedad en el contexto de la realidad venezolana y, al mismo tiempo, se valora la
significación de esta pieza teatral en la configuración de algunos de los rasgos culturales propios de nuestra nación. Acto Cultural
es, en muchos sentidos, una propuesta escénica sobre personajes que enfrentan su
forma particular de tragedia, pero también
es una lectura del país.
Palabras clave: tragedia, humor, cultura, sublime, apariencia.
Abstract: This article tries to explain
the notion of tragedy in the play Acto
Cultural (1976) by José Ignacio Cabrujas
(1937-1995). The possible connections
among tragedy, character, and society in
the context of the Venezuelan reality are
being studied. At the same time, the meaning of this play in the configuration of
some of the cultural features proper of our
nation is being valued. Acto Cultural is, in
many senses, an scenic proposal about the
characters that face their particular way
of tragedy, but it is also a reading og the
country.
Key words: tragedy, humor, culture,
sublime, appearance.
Preámbulo
bajo la sonrisa del que puede reconocerse
en él. "el humorismo es el penúltimo paso
antes de la desesperación", dice el escritor
argentino Isidoro Blaisten; no podría haberse dicho de mejor manera.
No es entonces extraño que, en nuestra
convulsionada Venezuela, el humor haya
tenido un gran alcance en todas sus formas de presentación. Desde el chiste, la
parodia y la sátira, hasta la comedia; el
humor ha pasado a ser una de las manifestaciones más importantes del ser venezolano. El teatro no escapa de esta realidad,
todo lo contrario, sus manifestaciones más
importantes a lo largo de nuestra historia
como sociedad se han visto fuertemente
arraigadas en el humor, incluso desde los
tiempos de la colonia. Ya en "el período del
El humor siempre ha representado una
forma particular de rebeldía ante algo, una
manera de sobrevivir que, disimulada en
la sonrisa, se levanta sobre el dolor, las
injusticias y la maldad. Se hace entonces
inevitable recordar unas palabras del humorista argentino Enrique Pinti, las cuales
hablan sobre la permanencia del humor en
donde se ha implantado el caos y el dolor.
Y es que -como dice Pinti- allí donde existe desdicha, desesperanza e injusticia, el
humor encuentra un lugar apropiado para
revelarse y permanecer. No puede existir el
humor sin conflictos, pues éste surge precisamente en los momentos de incertidumbre, incredulidad y desesperación; surge
para "decir" ese caos, para desnudarlo
Recibido: 11/07/06
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Aceptado: 16/10/06
Revista Arbitrada de la Facultad de Arte c.
de la Universidad del Zulia
AÑO 1 N°1. JULIO - DICIEMBRE 2006
itu
rte
acudir de manera inevitable a las ideas
planteadas por Aristóteles en su Poética.
Es necesario acudir a él, aunque sólo sea
para establecer las diferencias que presenta
una obra como Acto Cultural en relación
con las características de la tragedia planteadas por Aristóteles. Si para Aristóteles
(1990, 6) la tragedia es "imitación de una
acción elevada y perfecta, (...) con un lenguaje diversamente ornado en cada parte,
por medio de la acción y no de la narración,
que conduce, a través de la compasión y
del temor, a la purificación de estas pasiones"; entonces en qué sentido Acto Cultural se relaciona con esta idea antigua de la
tragedia. Sería inútil e, incluso, imposible,
forzar la obra de Cabrujas a las ideas aristotélicas, pues en principio esta obra no es
una tragedia en el sentido tradicional del
término. Obviamente, no existe en Acto
Cultural un héroe que pase de la felicidad
a la desdicha gracias a una acción inevitable
que lo condujera a ello. ¿Imitación de hombres mejores que nosotros? No. ¿Imitación
de una acción elevada?, tampoco. Entonces, ¿en qué sentido esta obra posee ciertos aspectos de lo trágico? ¿Cómo puede
haber tragedia sin la representación de un
"hecho" terrible y lamentable? Si tomamos
estas palabras al pie de la letra, es evidente
que no encontraremos ninguna coincidencia entre la tragedia de los personajes de
San Rafael de Ejido y los personajes de la
tragedia clásica. Debemos entonces trastocar ciertas categorías para llegar al sentido
trágico de la obra de Cabrujas.
La sociedad de Aristóteles entendía perfectamente el concepto de sublime o "acciones sublimes", su historia estaba llena
de actos heroicos, de personajes nobles,
pues ella misma era una sociedad que vivía
en la pomposidad y en la fastuosidad. Pero
cómo asumimos los venezolanos dicha soDe lo sublime a lo cotidiano
lemnidad. ¿La tenemos acaso? ¿Podemos
Se declara inaugurado este ensayo.
asumir con verdadera seriedad una postura
No podríamos hablar de la tragedia -o noble, una forma de actuar sublime o una
de una forma particular de tragedia- sin actitud trágica frente a los acontecimientos personales o sociales sin que al final se
1 Extraído de la página del Centro de Docuescuche una fuerte risotada que no pudo
mentación Virtual del Teatro Venezolano.
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Gobernador Osorio y del Procurador Simón
de Bolívar, de 1588 a 1597, se comenzaron
a representar comedias" 1. en la Plaza Mayor (hoy Plaza Bolívar).
Nuestra historia como país, desde su
fundación hasta nuestros días, está llena
de atropellos y pésimos gobernantes. No
es raro entonces que de este entristecedor panorama surja un teatro tan rico en
manifestaciones humorísticas dirigidas
tanto a la crítica y a la rebeldía, como a
la distracción y al olvido momentáneo de
nuestra particular tragedia. Pero, más específicamente, ¿cuál es nuestra tragedia?,
¿nos concebimos desde una mirada trágica
o, por el contrario, nos identificamos más
con aquellos personajes esbozados como
el avaro o el gracioso que con personajes
trágicos como Edipo o Hamlet? Creo que
la respuesta a esta última pregunta se ha
presentado en líneas anteriores: nuestra
manera de asumir el caos o los conflictos
-ya sean personales o colectivos- ha tendido a irse siempre de la manera más relajada posible, el humor.
Muchos de los acontecimientos más importantes de nuestra historia se han ido
internalizando en nuestro imaginario colectivo a manera de chistes cotidianos, comedias, parodias o sátiras teatrales (recordemos, por ejemplo, las obras de Aquiles
Nazoa). Pero es cierto que la tragedia -o la
visión trágica- no está ausente en nuestro
teatro, y es sobre esta forma peculiar de
tragicomedia que hablaremos en este ensayo, tomando como referencia primordial
una de las obras más importantes del dramaturgo venezolano José Ignacio Cabrujas
(1937-1995), Acto cultural. De esta obra
destacaremos entonces las relaciones existentes entre tragedia, comedia y la realidad
social en que Acto Cultural está inmersa.
Martha Durán
La tragedia cotidiana en Acto Cultural de José Ignacio Cabrujas
contenerse más? Nuestra gran tragedia,
en realidad, siempre ha sido la imposibilidad de asumir un hecho trágico con sincera
seriedad. No estamos preparados para lo
solemne, pues nuestra manera de asumir
la vida está arraigada a la capacidad que
tenemos para reírnos de esa vida. ¿La tragedia de los personajes de San Rafael de
Ejido?: la carencia de una verdadera identidad nacional, el vacío intelectual que intenta llenarse -o disimularse- a partir del
discurso altisonante y grandilocuente, y
sobre todo, la imposibilidad de cambio.
En un pueblo donde nada ocurre; donde
el tiempo pasado y presente son iguales
porque "nada ha cambiado", y sobre todo,
donde el futuro será indefectiblemente el
mismo de hace quince o veinte años; la
sociedad Luis Pasteur resulta ser entonces un inútil eufemismo de las vacías vidas de sus habitantes. "...desde hace quince años, desde el día que murió la viuda
de Louis Pasteur está uno aquí todos los
viernes fomentando el arte, la ciencia y la
industria y las cerámicas chibchas de San
Rafael..."(Pág. 105), dice Amadeo Mier.
Cada uno de los personajes lo dicen a su
manera y de acuerdo a su experiencia personal o colectiva. Antonieta le dirá a Cosme: "iQuiero pasarme un día sin escuchar
esa inmoralidad que haces con los dientes.
iTengo quince años soportándola!"(Pág.
109). Francisco Xavier: "...iPorque siempre
es así, y no va a cambiar nunca (...) son
quince años diciendo lo mismo ...¿Qué hacemos? ¿Propongo un minuto de silencio y
sigo con el orden del día? ¿Quince años de
silencio?" (Pág. 131). Quince años de silencio, revela Francisco Xavier. Silencio que
se intenta llenar con el lenguaje ampuloso
pero vacío de contenido, con el protocolo
exagerado, con los extensos epítetos de
elogio, esto es, con el ruido más que el discurso. Nada cambia en este pueblo (país);
la acción no le sigue al discurso, al decreto.
Lo que dicta el "papel" no corresponde con
la práctica. Somos una sociedad de apariencias, de fachadas, de "gestos", o como
dice Luis Britto García en su relato Manual
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de supervivencia para irrecuperables: "No
generamos realidades, sino simulacros"
(2001, 85).
En Acto Cultural el silencio es algo que
se impone cuando no se tiene nada que
decir, ya que la llegada de un silencio no
declarado haría que estos personajes escucharan el vacío de su sociedad, de su
cultura y de sus propias vidas. Citemos de
nuevo a Luis Britto García (2001, 84):
La barahúnda es sustituto de
todos los vacíos; la convocatoria de reuniones inútiles, reducción del prójimo a contaminación sonora (...) El estruendo
con el cual se difunde un enunciado es inversamente proporcional a su contenido. Ensordece y vencerás (...) Nada como
el terror que se apodera de una
reunión en cuanto hay un silencio. Más que al paso de un ángel, se teme al de una idea.
¿Cuántos minutos de silencio fueron
decretados en Acto Cultural sólo por no
tener nada que decir? Incluso, el final de la
obra "Colón, Cristóbal, el genovés alucinado" no encuentra un final que no sea otro
que el silencio, pues ante la indefinición de
este final lo más apropiado es invocar -por
decreto- un minuto de silencio. "El fin es lo
más importante de todo" dice Aristóteles
en su Poética, y en la obra de Cabrujas
el silencio y las risas de la directiva de la
sociedad Louis Pasteur revelan ciertamente la gran tragedia de este pueblo: el vacío, la detención en el tiempo sin atisbos
de progreso. Aquel que decrete el silencio
ha salvado los abismos de ese vacío, ha
contenido con "disimulo" la verdad que nos
inquieta; quizá una sonrisa inclusa, una
sinceridad que amenaza o, simplemente,
una idea.
Ruido y silencio -dos términos generalmente antagónicos- sirven de igual manera a los personajes de San Rafael de
Ejido para velar sus tragedias individuales
y, sobre todo, su gran tragedia social. Los
extensos actos protocolares y la retórica
desmedida, son utilizados entonces como
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de la Universidad del Zulia
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tragedia de su pedestal originario hasta
convertirla en motivo de risa, asumiéndola
de la única manera en que la puede asumir
el venezolano: el desparpajo.
En una de las confesiones de Amadeo,
éste le cuenta a Cosme la posición ridícula
y absurda que éste asumió ante un hecho
tan terrible como es la traición de una mujer. Hecho que en la tragedia antigua hubiera ocasionado la muerte de alguien o el
desgarramiento del ser, pero Amadeo, por
el contrario, profirió a su mujer un discurso
sobre la moral y el honor, donde sólo la
retórica vacía de contenido emocional prevalecía. Es en este momento cuando Amadeo escucha por primera vez su voz, esto
es, tiene conciencia de la importancia que
éste le atribuye a la "forma" por encima
del contenido. "Es la patria una cuestión
de acento", dirá Purificación. La apariencia
es lo que importa, o como lo dice Francisco
Xavier: "Lo que importa en San Rafael es el
gesto" (Pág. 131). Así, en este preciso momento, Amadeo tiene plena consciencia de
la actitud absurda que ha asumido frente a
semejante hecho, diciendo:
Mi voz, Cosme. Sentí mi voz.
Comencé a escucharme y era
un milagro, una elocuencia increíble, aquella certeza, aquella
precisión casi gramatical que
había en mi rabia. iLa gramática, Cosme! iNo había nada por
dentro! iHabía sintaxis! iAdjetivos, adverbios, sustantivos,
participios, concordancias de
plural y una desesperada necesidad de evitar los malditos
"ques" galicados! iMe oía! iLa
pistola en la mano y yo oyéndome...! iLe hablaba...! iY más
que hablarle, le informaba...la
pedagogizaba...! (...) ¿Se ha
visto cosa más ridícula? Yo allí,
en la infamia, y hablando de los
dramaturgos del Siglo de Oro...
(Pág. 128)
Cada uno de los personajes van revelando -aunque ya todo el pueblo lo sepa- sus
www.analitica.com/bitblioteca/cabrujas/vi- pequeñas tragedias, van desnudándose
veza.asp.
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una suerte de comodín que suspende -por
momentos- la revelación de una verdad
que nadie querría escuchar.
Pero, como ya lo dijimos, hay otra manera de reaccionar frente a los conflictos
o el caos: el humor. Todo deviene en la
risa, única forma que tiene el venezolano
de asumir un hecho lamentable o solemne.
El momento más grandioso en el viaje de
Colón, es decir, la llegada al nuevo mundo
anunciada por la voz de Rodrigo de Triana
al decir "Tierra", es representado con la ligereza y la informalidad de la risa; es el
único instante en que todos ríen, en que
todos -ante la consciencia de no ser vistos por nadie, pues el público se ha ido
(si alguna vez lo hubo)- se muestran tal
y como son. Es este el momento en que
se revela el verdadero carácter del venezolano, su incapacidad de asumir lo sublime
como sublime, y su carencia de seriedad
-o sinceridad- ante estos actos gloriosos.
En una conferencia dictada por Cabrujas el
12 de enero de 1995 en el ciclo "La cultura del trabajo", el dramaturgo venezolano
comenta:
Bolet Peraza nos alertaba que
a lo largo de nuestra historia,
nos ha sido vedado lo sublime,
el sentimiento trágico. El venezolano no asume la tragedia,
porque la tragedia expresa una
fe del hombre en sí mismo (...)
Así, el país que habitamos, su
naturaleza escénica, sus imágenes, lo que ha creado como
imagen es una picardía, un acto
de sátira de sí mismo, así nos
llamamos un país de humor, a
veces de buen humor y otras
de mal humor 2'.
Así, Cabrujas, como también la Sociedad
Louis Pasteur, lo que hace es desheroificar
la historia de Colón. Se representa esta
obra para llenar vacíos culturales e intelectuales, y sobre todo, como excusa para
revelar las tragedias personales de cada
personaje; pero por supuesto, bajando esa
2
rte
Martha Durán
La tragedia cotidiana en Acto Cultural de José Ignacio Cabrujas
mientras representan la historia trastocada
de Colón. Es la última presentación de la
sociedad Louis Pasteur, es su sentencia de
muerte, pues se permitieron revelarse tal
cual son, se permitieron ser ellos mismos, y
en este país, esto es "inmoral". No sabemos
quienes somos, o lo sabemos y no queremos reconocerlo porque dejaríamos de ser
"cultos". Nuestra noción de Cultura está inmensamente alejada de la verdadera forma
que tenemos de asumir la vida. La teoría es
contraria a la praxis. No tenemos nuestra
propia identidad o no queremos aceptarla,
por eso la tomamos prestada. Atreverse a
ser nosotros mismos es un error, es "anticultural". En palabras de Cosme: "iQuién
sabe si el Gobernador nos hubiera aumentado la subvención cultural...! iPero no...!
iTú querías ser original...! (Pág. 150).
Por esto el pueblo se ha detenido en el
gran personaje de Acto Cultural, Petit, "de
origen francés por supuesto". Él es el icono
de la Cultura, la imagen de la exquisitez, es
decir, el no venezolano. Aunque ha muerto
hace muchos años, Petit sigue presente en
la vida de estos personajes como "ejemplo
de Cultura". Lo sublime no se corresponde
con lo que somos, a nosotros nos quedan
los "quince rones y mi culo de mi alemana. Pero entonces me dice: ila Cultura! ...ila
obra!", como dice Cosme Paraima en un
arranque de sinceridad. Este discurso sincero en demasía de Cosme, nos hace recordar un relato de Luis Britto García llamado
"Puntilloso regodeo de la cultura exquisita",
en el cual se resume esta noción de "cultura" que ha asumido el venezolano:
La sublimidad exquisita rehuye
todo cuestionamiento de fondo:
todo fondo (...) La sublimidad es
foránea y extemporánea: abomina del aquí y el ahora, implacables marcos de toda creación.
Tolera al pemón mientras toque
violín y lo aprenda con método japonés. Nunca tuvo tantos
cisnes y hadas la literatura venezolana como cuando becaba
a los escritores el andino Juan
Vicente Gómez (2000, 53).
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"Yo no sé lo que somos" dice Amadeo.
No sabemos cómo definirnos, estamos en
una espera de encontrar nuestra verdadera
identidad, estamos sumidos en una suerte
de letargo donde sólo se muestran las apariencias y el "deber ser". Una larga pausa
sigue a las palabras de Purificación: "iTodos están esperando!", el silencio se presenta sin anunciarse para revelar la verdadera condición - no del público - del ser
venezolano: la espera. Y es que en realidad
Acto Cultural es un develamiento y una
declaración de nuestra trágica realidad: la
mentira colectiva en que vivimos, un "vivir
postizo" como diría el propio Cabrujas.
La representación de "Colón, Cristóbal, el
genovés alucinado" resulta ser entonces un
desastre, pues la junta directiva ha alterado
lo establecido en el parlamento para descubrir y reconocer su tragedia personal o colectiva. Así, Acto cultural es una tragicomedia del ser venezolano, una sátira donde
lo grotesco o lo absurdo se descubre; donde
Amadeo puede confesar: "Pasa que soy estítico, Cosme. Una verdadera tragedia íntima"; al mismo tiempo que Isabel la católica
(Antonieta) declara su orgásmica felicidad
ante la llegada del "fluido de Fernando". La
obra de Cabrujas es una muestra del carácter doble de nuestra sociedad, donde por
un lado asumimos una postura solemne y
falsa en nombre de una cultura que no es
la nuestra, y por el otro, lanzamos ventosidades y reconocemos que "la verdad es mi
compadre, la verdad es el resorte mediante
el cual puedo burlar la apariencia legal"3.,
que la verdad son los "quince rones" o el
"culo de la alemana". Recordemos lo dicho
por Frye (1991, 295) sobre la estrecha relación entre la sátira y lo cómico:
Dos cosas, pues, son esenciales a la sátira; una es el ingenio
o humor basado en la fantasía
o en un sentido de lo grotesco o de lo absurdo; la otra es
un objeto que atacar. El ataque
sin humor, o reprobación pura,
3
El estado del disimulo. Entrevista a José
Ignacio Cabrujas. p. 12.
Revista Arbitrada de la Facultad de Arte
de la Universidad del Zulia
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constituye uno de los límites de
la sátira.
Nos reímos de la exagerada parafernalia
protocolar de Acto cultural, porque logramos identificarnos y reconocernos en ella;
nos reímos de la cotidianidad en que se representa "Colón, Cristóbal, el genovés alucinado", porque la historia solemne nos aburre
y nos desvincula con lo que realmente somos.
Queremos ser una sociedad "apolínea", como
dice Cabrujas, pero lo que dice "el acta" o
la ley no se parece en nada a nosotros. Presentamos a un Colón que "duerme a pierna
suelta", gritamos -en pleno acto- desde el
escenario buscando a nuestra madre y preguntando a los invitados por ella, queremos
subir al Olimpo e inmediatamente alguien
nos sujeta de los pies para recordarnos de
dónde somos, y llamamos a las obras de arte
"cositas culturales".
Honorables amigos y distinguidos discrepantes de estas líneas, excelentísimos
lectores; escuchemos nuestra literatura.
"Numerosos son los derechos que tiene
que conquistar el venezolano real para
igualarse con el pueblo mítico que describe
la Constitución. Acaso el primero de ellos
sea el derecho a nombrarse a sí mismo"
(Britto G. 2000: 115).
Proponemos un minuto de silencio.
situarte
Bibliografía
Aristóteles (1990). Poética, Caracas:
Monte Ávila Editores, C.A.
Britto G. Luis (2000). Elogio del panfleto y de los géneros malditos, Mérida (Venezuela): Ediciones El Libro
de Arena.
(2001). Golpe de
Gracia, Mérida (Venezuela): Ediciones El otro, el mismo.
Cabrujas, José I. (1989). El día que me
quieras. Acto cultural, Caracas:
Monte Ávila Editores, C.A.
Cabrujas, José I. y otros (1980) Estado y Heterodoxia, Caracas: Vadell
Hermanos Editores.
Frye, Northrop (1991) Anatomía de la
crítica, Caracas: Monte Ávila Editores, C.A.
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Cuevas: Un pintor de imágenes narrativas
Iliana Morales Gollarza
I
Instituto de Investigaciones Literarias y Linguísticas. Universidad del Zulia.
Maracaibo, Venezuela.
Resumen: La mirada de un observador
común es el punto de partida de la reflexión
de este trabajo. A partir de la pintura de
Luis Cuevas hago referencia a la presencia de algunos elementos que me permiten organizar unas imágenes, desde donde
es posible percibir una historia Presento la
reflexión basada en la selección de cinco
cuadros: Vuelo de espaldas (cuadro 1), Ritual ( cuadro 2), Mujer en Columpio(cuadro
3), Homenaje a Lam (cuadro 4).Plumario
(Cuadro 5).EI hilo lector va indicando impresiones que descubren propuestas metafóricas desde el color y sus expresiones
técnicas. Una imagen narrativa, El instante
y la certeza, Los personajes, La máscara,
son cuatro partes que ordeno para darle
forma a ese ojo que pasa sobre la tela y
recrea apreciaciones. Desde la observación
del cuadro y con la complicidad de la estética de recepción se ordenan algunas ideas
calificadas por la intuición.
Palabras clave: Cuevas, imágenes narrativas, observación,sentido mágico.
Abstract: The sight of a common observer is the departure point for reflection
in this work. Starting with the paintings of
Luis Cuevas, reference is made to the presence of some elements that allow for organizing images from which it is possible to
perceive a story. The reflection is based on
five paintings: Backward Flight (painting
1), Ritual (painting 2), Woman on a Swing
(painting 3), Homage to Lam (painting 4)
and Plumario (Painting 5). The interpretive
thread goes along indicating impressions
that discover metaphoric proposals from
color and its technical expressions. A narrative image, the moment and certitude,
the characters and the mask are the four
parts ordered to give form to that eye passing over the canvas and recreating appreciations. From observation of the paintings
and with the complicity of the aesthetics of
reception, some ideas are ordered, qualified by intuition.
Key words: Cuevas, narrative images,
observation, magic sense.
1. Una imagen narrativa
(1983), Canaguaras, Mananos y otros Machorros (1988) Tierra de Caracoles (1989),
Sobreviviente de la Magia (1990) Del signo a la Figuración (1991), Luis Cuevas el
Canaguarte (1997) Atmósferas Encendidas
(2004),Eine Magische Welt (2005), Prohibido cazar iguanas (2006).
A veces ver un cuadro lleva al observador a imaginarse la historia que está
contada allí. Pocas veces escucha uno la
historia que ha querido contar el pintor, y
Desde la ayuda que puede prestar un
área teórica como la estética de la recepción, se construye una apreciación de la
pintura del Luis Cuevas. Artista plástico
zuliano, que desde los años ochenta ha recorrido con imágenes, colores y técnicas
un espacio metafórico que transita entre
símbolos, figuras, caligrafías. De este proceso hablan sus exposiciones. Por mencionar algunas señalaremos: Los Visitantes
Recibido: 20/10/06
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Aceptado: 02/11/06
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