“Los que volvieron a casa”: el fin de ETA político militar y la

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HAO, Núm. 32 (Otoño, 2013), 31-41
ISSN 1696-2060
“LOS QUE VOLVIERON A CASA”: EL FIN DE ETA
POLÍTICO MILITAR Y LA REINSERCIÓN DE SUS
MIEMBROS (1974-1985).
Eduardo Parra Iñesta1.
1
Universidad de Castilla la Mancha, España.
E-mail: [email protected]
Recibido: 26 Noviembre 2012 / Revisado: 7 Marzo 2013 / Aceptado: 14 Julio 2013 /Publicación Online: 15 Octubre 2013
Resumen: En septiembre de 1982 se produjo la
disolución de ETA político militar, escisión que
había surgido en 1974 ante la oleada de
atentados del frente militar, por lo que ETA se
dividió en militares y político militares. Los
polimilis siguieron una vía que pretendía unir la
lucha armada con la lucha de masas. Sin
embargo, su papel en la lucha obrera fue
residual, por lo los atentados siguieron
capitalizando
el
protagonismo
en
la
organización. En cambio, si tuvo un papel
destacado el partido político surgido de su
desdoblamiento, EIA, nacido en 1977, y que
desde muy pronto aceptará participar del juego
político. Precisamente EIA será un elemento
importante para que ETA político militar
abandone la lucha armada, al imponer una
visión realista, en la que las conquistas políticas
como la Constitución o el Estatuto dejaban sin
sentido a la lucha armada.
Palabras clave: ETA, ETA político militar,
lucha armada, Transición Española, Transición,
País Vasco, Mario Onaindía, Euskadiko
Ezkerra, UCD.
______________________
Introducción.
E
n este artículo pretendemos pasar revista
a la disolución y reinserción de ETA
político militar, un proceso que se inició
en 1982 cuando los militantes de esta
organización decidieron su autodisolución como
grupo armado en una rueda de prensa en la que
literalmente “se quitaron las capuchas”. El
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estudio del abandono de la violencia de ETApm
parece clave un momento como el actual, un año
después del abandono de la lucha armada por
parte de ETA en octubre de 2011. En primer
lugar, analizaremos la literatura existente sobre
ETA político militar y los debates que han
surgido en la misma. Posteriormente,
estudiaremos la trayectoria de la organización
hasta llegar a su proceso de disolución y
posterior reinserción de sus miembros. Por
último, intentaremos extraer una serie de causas
y conclusiones acerca del abandono de la lucha
armada de ETApm, así como sus posibles
conexiones con el actual proceso de paz iniciado
en País Vasco en octubre de 2011.
1. El estudio de ETA político militar.
La literatura sobre ETApm no es muy extensa,
así como tampoco la concerniente a de
EIA/Euskadiko Ezkerra, el partido que nació
bajo su seno, y cuyo estudio es imprescindible
en conjunto con la organización armada. Pese a
todo, existen una serie de obras remarcables, que
muestran el camino para las interpretaciones
acerca de esta escisión.
Las primeras obras que encontramos sobre
ETApm contienen una elevada carga ideológica.
Pertur de Ángel Amigo1, ex militante polimili,
salió a la luz en 1978. No se centra propiamente
en el análisis de ETApm, pero narra el periodo
1971-1976 a través del análisis casi apologético
de la figura de Eduardo Moreno Bergareche,
Pertur, ideólogo en los primeros tiempos de
andadura de la organización. Desde un ámbito
31
Los que volvieron a casa...
totalmente contrario, cercano a Herri Batasuna,
procede ETApm: El otro camino, del italiano
Giovanni Giacopucci2. Reproduce la visión que
de ETApm se ha tenido dentro del movimiento
abertzale más cercano a ETA militar y HB,
como “traidores” por haber abandonado en
primer lugar los postulados radicales, y
posteriormente la lucha armada. Pese a todo, no
carece de interés su análisis acerca de la
disolución de ETApm, donde señala posibles
claves como la ruptura parcial con el partido que
se venía barruntando desde la campaña de
verano de 1979 y que es patente tras los
asesinatos de miembros de UCD, así como la
acción represiva que castiga duramente a
ETApm. El camino elegido no triunfó, según
Giacopucci, pero ha conservado un hueco en la
memoria vasca, aunque eso sí, empequeñecido
ante ETA militar.
Un ejemplo de que ETApm ha seguido vigente
en el debate político de País Vasco es el
simposio promovido desde la Fundación
Fernando Buesa con el nombre Luces y Sombras
de la disolución de ETA político militar.3 Este
encuentro, mediatizado por la tregua de 2006,
dio cita protagonistas de aquel proceso como
Juan Infante, uno de los abogados que llevaron a
cabo la negociación de las “medidas de gracia” a
militantes polimilis, así como antiguos
militantes de Euskadiko Ezkerra como Kepa
Aulestia, Xabier Markiegui, Xabier Aierdi o Teo
Uriarte, y la presencia de la periodista Ángeles
Escrivá. En ellos se abordan temáticas sobre la
disolución, como las negociaciones que se
llevaron a cabo con entonces Ministro de
Interior Juan José Rosón, por parte de Mario
Onaindía y Juan María Bandrés, para otorgar
unas medidas de gracia a los polimilis que
abandonasen la violencia.
Uno de los temas en los cuales se hace más
hincapié en estas jornadas, es el tratamiento de
las víctimas en el proceso de reinserción. Este
encuentro se realizó en una fundación que ayuda
a las víctimas de ETA, y en un momento en el
que la sociedad se haya muy sensibilizada con
ese tema. No fue igual en los ochenta, donde se
hizo incluso cierta ostentación de la vuelta de
los militantes de ETApm a la sociedad, pero se
desatendía a viudas y huérfanos. Sin duda fue
una de las mayores “sombras” que existieron
sobre este proceso.
El mayor especialista en la actualidad sobre
ETApm es Gaizka Fernández Soldevilla, que ha
abordado la disolución de ETA político militar
32
Eduardo Parra Iñesta.
en dos artículos4, que ahora han adquirido forma
de libro junto con Raúl López Romo.5 Este
historiador, que desarrolla su labor profesional
en la educación secundaria, realiza un breve
recorrido sobre la trayectoria de ETApm y
EIA/EE, imprescindible para entender la
disolución. Fernández Soldevilla ha consultado
una abundante documentación primaria, tanto
hemerográfica como generada por los grupos y
personajes protagonistas, que le hace ser el
investigador de referencia sobre ETA político
militar.
Para este autor, el alejamiento de la lucha
armada de ETApm es paralelo al que Euskadiko
Ezkerra quiere realizar de la violencia, mediante
su evolución ideológica. Asimismo, tuvo la
imperiosa necesidad de afirmarse como fuerza
pacífica para parecer hipócrita al denunciar la
tortura estatal y callar ante los atentados de
ETApm. Es Juan María Bandrés, senador de EE,
el que abrió el camino criticando la campaña de
atentados de verano de 1979, algo que se hace
más patente tras los atentados a miembros de la
UCD en otoño de 1980. ETApm encalla en una
encrucijada: o dejar la violencia ahora que se
había conseguido el Estatuto y ciertas libertades,
o seguir en una escalada que la convertiría en
una nueva ETAm. El alejamiento de su soporte
político sería la gran causa que nos señala
Fernández Soldevilla, pero también existirían
otras motivaciones secundarias, como puede ser
la represión policial, que castiga duramente a
ETApm durante toda su existencia e incluso se
extiende a EIA. Asimismo, el fracaso de su
acción de masas, que no obtiene apoyo en el
movimiento obrero.
Por último, para la cuestión de la reinserción,
contamos con la obra de la periodista Ángeles
Escrivá El camino de vuelta6. Este libro nos
acerca a la realidad de las medidas de
reinserción que ha vivido ETA a lo largo de su
historia, y claro está, a la reinserción polimili,
tanto séptimos, que constituyeron un tercio de la
organización, como octavos. La autora, destaca
el papel del ministro Juan José Rosón y de la
cúpula de EIA, Juan María Bandrés y Mario
Onaindía, quienes llevaron a cabo las
negociaciones para el fin de ETApm.
2. El nacimiento de ETApm (1974-1977).
Entre finales de 1974 y principios de 1975, la
organización armada ETA vivió un periodo de
convulsión interna que acabó con una triple
escisión. Por un lado quedó el frente militar,
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bajo la denominación de ETA militar, que se
especializó en la lucha armada y para ello
adoptó una estructura militarista. En segundo
lugar apareció LAIA, que supuso el intento del
frente obrero de crear un partido que se
adentrase en la lucha de masas. Por último, ETA
político militar, que conservó la dirección
política y la mayoría de los miembros de la
organización, apostó por desarrollar la doble
lucha, la armada y la de masas.7
Este intento de unir ambos frentes entraba en
consonancia con otros grupos armados de la
época, en especial con los frentes de liberación
nacional de los países tercermundistas, como los
Tupamaros uruguayos. La lucha nacional y la
lucha de clases pasaban a ser vistas como dos
caras de la misma moneda. Asimismo, en
Europa se vive en la década de 1970 un repunte
de la lucha armada, con el resurgir del IRA en
Irlanda y el nacimiento de organizaciones como
la RAF en Alemania y Brigadas Rojas en Italia,
fruto de la radicalización de la ultraizquierda
europea, que contienen similitudes en su
concepción respecto a ETApm. ETA militar,
mientras tanto, criticaba la estructura político
militar de sus compañeros y vaticinaba la
represión que iba a caer sobre ellos:
“Consideramos
que
mientras
la
Organización Político Militar continúe
con su estructura actual, su participación
en la creación de una unidad abertzale
popular es una labor destinada al fracaso
ya que con la represión que acarrean lo
único que se conseguiría sería la unidad
popular abertzale en la cárcel y en el
exilio, lo que en modo alguno deseamos”8
Los primeros años de ETApm estuvieron
marcados por la represión policial, que se había
agravado en País Vasco desde el Proceso de
Burgos de 1970. ETApm combina en un primer
momento las acciones obreras, como el
fracasado llamamiento a la huelga general de
Diciembre de 1974, con atentados mediante
tácticas terroristas, como el que acaba con la
vida del policía José Ramón Morán en abril de
1975, al que acusaban de la muerte de su
compañero Txikia. La organización también
llevó a cabo una serie de acciones, con la
intención de romper el marco vasco y entrar en
contacto con grupos en otras partes de España,
Barcelona (donde colaboraría en algunos
atentados con Terra Lliure9) y Madrid
principalmente. Sin embargo, en el verano de
1975 tuvieron lugar una serie de detenciones en
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cascada de miembros de ETApm, por la
actuación de un infiltrado de la policía, Mikel
Lejarza, Lobo. Estas caídas tuvieron su punto
más dramático en los fusilamientos del 27 de
septiembre de 1975, cuando Juan Paredes
Manot, Txiki y Ángel Otaegui fueron ejecutados
junto a tres miembros del FRAP.10
ETApm sufrió también en sus inicios la
defección de los Comandos Bereziak, quienes se
ocupaban de las acciones violentas de mayor
envergadura. Esta facción pretendía imponer
una visión más militarista sobre la política de la
organización, por lo que empezaron a actuar de
forma autónoma, como en el secuestro del
empresario Ángel Berazadi en marzo de 1976.
Esta deriva les llevaría finalmente abandonar a
ETApm y unirse a la causa de ETAm a
mediados de 1977.11 Este hecho provocó una
debilidad estructural en ETApm de la que le
costaría recuperarse hasta 1979, aunque
arrastraría sus consecuencias durante toda su
trayectoria.
Mientras tanto, en el nivel teórico Eduardo
Moreno Bergareche, Pertur, marcó el camino a
seguir en ETApm con la Ponencia Otsagabia,
elaborada junto con Javier Garayalde Erreka, en
la que apostaba por la creación de un partido
para entrar en la lucha de clases, así como la
alianza con los sectores izquierdistas españoles.
Asimismo, se impulsó la creación de un
sindicato de masas autónomo, LAB, Langile
Abertzaleen Batzordeak (Comisiones de Obreros
Patriotas), como organización de apoyo a la
lucha de masas. Pese a la desaparición de Pertur
en julio de 1976 (de la que se acusó
precisamente a los Bereziak) su obra continuó y
fue aprobada en la VII Asamblea de ETApm,
celebrada a finales de 1976. En septiembre,
ETApm ya apuntaba que habría que participar
de la naciente democracia:
“De todos modos es indudable qué la
situación ha cambiado. El carácter
ofensivo que tuvo la acción armada
durante la dictadura se transforma dentro
de una democracia burguesa, o en una
etapa de transición como la que vivimos,
para convertirse en una especie de fuerza
disuasoria o defensiva, que garantice, por
una parte, los logros de las clases
populares”12
EIA (Euskal Iraultzarako Alderdia/Partido para
la Revolución Vasca) era presentado en Lejona
en abril de 197713, y pese al boicot del KAS,
33
Los que volvieron a casa...
participó en las elecciones generales de junio de
1977. Consideraban que, tras los extrañamientos
de abril de 1977, la amnistía estaba conseguida
en su totalidad. Asimismo, estas elecciones se
presentaban como una inmejorable para calibrar
su fuerza política y convertirse así en el
referente de la izquierda nacionalista en País
Vasco. Para su concurso, formó la coalición
Euskadiko Ezkerra con el EMK de Patxi
Iturrioz, lo que sellaba la alianza con los
sectores izquierdistas que había propugnado
Pertur. Obtuvieron un diputado y un senador en
Madrid, Francisco Letamendía y Juan María
Bandrés, respectivamente.
3. EIA se aleja de la violencia (1978-1980).
Este partido, como bien señala Gaizka
Fernández Soldevilla, fue en un primer
momento el brazo político de ETApm14. En su
presentación Gregorio López Irasuegui,
afirmaba que: “Es cierto que no somos ETA,
pero esa separación no significa un abandono de
los ideales por los que ETA luchó durante
quince años. Nosotros continuaremos- la lucha
de otra manera. Ellos seguirán la lucha armada,
nosotros mantendremos la lucha política”.15 Sin
embargo, esta identificación con las siglas ETA
empezó a cambiar de forma gradual con la
llegada, precisamente, de antiguos miembros de
la organización armada, como Mario Onaindía o
Teo Uriarte que habían recobrado la libertad
gracias a los extrañamientos16. De todos modos,
los lazos entre partido y organización armada
siempre estuvieron latentes, ya que debemos de
entender que en muchos casos se mezclaban con
las relaciones familiares o de amistad, aunque a
nivel organizativo, ambas esferas empezaron a
tomar un camino autónomo.
Mario Onaindía fue elegido en octubre de 1977
como secretario general de una EIA ya
expulsada del KAS, a raíz de su participación en
las elecciones generales. EIA había tomado un
camino alternativo al abierto en Chiberta y
Alsasúa, de donde salió el germen de Herri
Batasuna.17 Mario Onaindía era una figura muy
respetada dentro del nacionalismo vasco, sobre
todo a raíz de su comportamiento en el Proceso
de Burgos. Una de sus primeras acciones fue
cambiar los estatutos del partido para que fuese
legal.18 Pese a todo se abstuvieron en el
referéndum constitucional, haciendo un guiño a
la “sociedad antirrepresiva”. El partido siguió un
camino más autónomo tras su ruptura con el
EMK, tras la pugna por el abandono del acta de
diputado de Letamendía, así como por el apoyo
34
Eduardo Parra Iñesta.
que este partido brindó al PNV en el Consejo
General Vasco, donde EIA participaría de la
mano de Juan María Bandrés19, insertándose en
la vía de las instituciones. Podemos decir que
aquí empieza la evolución de EIA hacia un
nacionalismo heterodoxo y un socialismo más
moderado. El propio Onaindía había sufrido una
evolución similar en la cárcel, que le lleva a
moderar su nacionalismo y ahondar en su
marxismo, heterodoxo, como demuestra en su
libro La lucha de clases en Euskadi.20 A nivel
electoral, el partido vio como Herri Batasuna
ocupaba parte de su nicho electoral, por cuanto
esta fuerza irrumpiría con fuerza en las
elecciones generales de 1979 y en las elecciones
autonómicas de 1980, relegando a EE a ser la
sexta fuerza de Euskadi.
Mientras tanto, para 1979 ETApm se había
rearmado tras la crisis originada por la represión
policial y la defección de los Berezis, Había
intentado aproximarse al movimiento obrero de
una manera torpe, con acciones como el
secuestro del director de la factoría de Michelin
en febrero de ese mismo año, que se ganó la
condena de los trabajadores y organizaciones
sindicales. ETApm empezaba a perder su sitio
dentro del movimiento obrero, ya que los “tiros
en la rodilla” a empresarios no generaban
ningún beneficio a los obreros, aparte de que no
casaban con el clima democrático en ciernes.21
Para verano, desarrolló una campaña contra
zonas turísticas en la costa española, que gozó
de gran resonancia al ser zonas de fuerte turismo
internacional. Una de esas acciones tuvo lugar el
29 de julio en Madrid, con varias bombas en
Atocha, Chamartín y Barajas, que causaron 6
muertos. Esto llevó a la primera crítica severa de
EIA y Euskadiko Ezkerra contra ETApm de
mano de Juan María Bandrés, el hombre de EE
en Madrid: “Si no se quiere que una bomba
explosione, lo mejor es no ponerla”22
Estas acciones se enmarcaban dentro de su
campaña Con el estatuto, los presos a la calle,
con el que se pedía el traslado de presos de
ETApm a cárceles de Euskadi, así como se
exigía la retirada de la policía nacional del
interior de la cárcel de Soria. Esta campaña le
generó críticas abiertas no solo desde la política,
sino también en la prensa. El País le dedicó un
editorial donde critica que sus atentados afectan
a miles de familias que viven el turismo.23 La
distancia entre partido y organización armada
empezó a crecer desde este momento,
instalándose la crítica dentro de sus relaciones.
EIA empezó a resaltar constantemente, a partir
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de este momento, que no eran el brazo político
de ETApm, ante las críticas que se cebaban con
el partido.24
Tras esta campaña, ETApm llevó a cabo un
periodo de reorganización interna, pero no
permaneció inactiva, como demostraba el
secuestro del diputado de UCD Javier Rupérez a
finales de año. Asimismo, en 1980 volvieron a
plantear la campaña de verano, intentando dar
solución a los “temas pendientes de Euskadi”
como la cuestión de los presos, la integración de
Navarra, o la retirada de las FOP de País
Vasco.25 Estas acciones centraron de nuevo la
represión en ETApm, y esta vez también contra
EIA, que se sintió víctima de una campaña por
parte del partido del gobierno de la UCD,
destinada a presionar a la organización armada.
Un episodio revelador fue la detención de Javier
Garayalde, Iñaki Múgica Arregui y Javier Ruiz
de Apodaca tras los atentados de ETApm de
verano de 1980 en la Costa del Sol. El partido
protestó, al sentirse víctima de una campaña
orquestada por el gobierno, ya que la UCD, con
estas detenciones, a la que intentaba presionar
era a ETApm.
“Tenemos nuestras dudas de que el
Gobierno se haya tomado alguna vez en
serio el significado de la democracia de
Euskadi, que ha sido siempre más
conflictivo que otros lugares del Estado
español. La actitud contra un partido
como el nuestro es un claro ejemplo de
ello. Personalmente creo que nuestras
detenciones obedecen a una política de
UCD muy preparada, encaminada hacia la
coacción”26
EIA, por su parte, se había convertido en uno de
los grandes críticos contra el gobierno por el uso
de la tortura, especialmente en las prisiones,
donde estallaban escándalos como el acaecido
en Herrera de la Mancha.27 Esto le granjeó
críticas al partido, ya que al mismo tiempo se le
acusaba de “doble moral” por no condenar
rotundamente los atentados de ETA.
La situación en País Vasco iba a tornar a un
mayor punto de dramatismo en el otoño e
invierno de 1980-81. Aparte de la espiral
desarrollada por ETAm desde hacía unos años,
en otoño de 1980 asistimos al asesinato de dos
miembros de UCD por parte de ETApm, Ignacio
Ustarán y Juan de Dios Doval. La respuesta de
Mario Onaindía en El País era clara:
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“El hecho de que los polis-milis se hayan
cargado gente de UCD Y que los milis no
valoran las respuestas populares ante los
atentados de Zarauz y Éibar significa que
hay un gran desconcierto entre esas
organizaciones. Por ese desconcierto es
precisamente por lo que hay que
ofrecerles una salida negociada. Los milis
se han quedado sin estrategia política y
vuelven a caer en el mismo análisis de su
origen: cargarse gente porque hay
represión. Eso es caer en la espiral de la
violencia. ETA Militar se ha quedado sin
esquemas, y la alternativa KAS no vale
para hoy, porque, entre otras cosas, es
impresentable”28
Desde el partido se empezaba a pedir una tregua
a las organizaciones armada, mientras que en la
propia ETApm se desarrolla un debate interno.
Mientras tanto, la situación política estaba
caldeada. En febrero de 1981, José María Ryan,
ingeniero de Lemóniz, era asesinado por ETA
militar. Tan solo una semana más tarde moría un
miembro de esta organización fruto de las
torturas policiales.29 En medio de ese clima de
enfrentamiento en País Vasco, Adolfo Suárez
dimitía a finales de enero y el rey viajaba al País
Vasco a principios de febrero, en una visita
marcada por la actuación de los diputados de
Herri Batasuna.
4. De la tregua a la autodisolución (19811982).
EIA había pedido una tregua a las
organizaciones armadas vascas en su congreso
del 15 de febrero de 1981.30 ETApm ya había
planeado realizarla, tras mantener contactos con
el partido en invierno, pero antes querían
realizar una última ekintza para demostrar que
aún tenían fuerza, que sería secuestro de tres
cónsules el 20 de febrero. Sin embargo, el
frustrado golpe de Estado del 23 F, llevó a
ETApm a proponer una tregua, en un análisis
quizá precipitado, ya que el terrorismo se había
señalado como una justificación para frustrado
el golpe militar.
El 28 de febrero de 1981 ETApm anunciaba una
tregua indefinida, e invitaban a ETAm a seguir
su ejemplo. Con este anuncio pretendían “ceder
todo el protagonismo en la resolución de los
problemas pendientes en Euskadi y en la
profundización del Estatuto a los partidos
políticos e “instituciones”31 Para Euskadiko
35
Los que volvieron a casa...
Ezkerra era un paso en la normalización de
Euskadi:
“ETA Político-militar ha dado ya su
primer paso anunciando el cese de su
actividad
sin
condiciones;
ahora
corresponde
a
los
partidos
y
organizaciones democráticas para que
contribuyan a la resolución de los
problemas pendientes: medidas de gracia,
profundización
del
Estatuto
e
incorporación de Navarra en Euskadi”.32
A raíz de este anuncio se pusieron en marcha los
mecanismos de diálogo entre el gobierno de la
UCD y Euskadiko Ezkerra, como partido
cercano a los polimilis, buscando que la tregua
se convirtiese en un abandono definitivo de las
armas. En este proceso resultó clave la amistad
que se generó entre el Ministro de Interior, Juan
José Rosón y Mario Onaindía, dos
personalidades provenientes de mundos
totalmente diferentes.33 Sus respectivos partidos
respaldaron las negociaciones, y EIA vio
reforzado su papel de fuerza de paz tras la
entrada de los comunistas vascos en la coalición.
La negociación no fue rápida ni exenta de
problemas, lo que empezó a motivar el
desespero en la organización armada. La
situación a nivel estatal seguía estando tensa, El
País hablaba de la “obsesión militar”. Se habían
creado unidades antiterroristas con la llegada de
Calvo Sotelo,34 parte del “giro derechista” que
se produce tras el 23-F, y que se completaba con
leyes como la de Defensa de la Constitución o la
Ley Antiterrorista.35
Las detenciones de
militantes de ETA no pararon en este periodo,
pese al periodo de tregua. En noviembre, por
ejemplo, se detenía a los implicados en el
asesinato de Juan de Dios Doval.36 Asimismo,
se acusó a ETApm de no mantener la tregua, al
atribuírsele el secuestro de Luis Suñer,
empresario valenciano, como acción de
abastecimiento.37
En otoño de 1981 comenzaron a sentirse voces
discordantes en la organización armada. Los
“duros”, partidarios de volver a la lucha armada,
empezaron a actuar de forma autónoma, como
demuestra el secuestro de Julio Iglesias padre en
enero de 1982. En la prensa se consideró este
secuestro como la prueba de la ruptura de la
tregua. Igual que el anuncio de la tregua traía
noticias positivas, este secuestro trae
“inquietantes perspectivas”, aunque ETApm
declaró que no era una ruptura de la tregua.38
Esta situación se agravaba al encontrarse el día
36
Eduardo Parra Iñesta.
20 de enero un arsenal de armas de ETApm en
Éibar. Como consecuencia de estas dos noticias
se paralizó el traslado de presos polimilis a la
prisión alavesa de Nanclares de Oca.39
La ruptura de la tregua creó en los medios de
comunicación una imagen negativa acerca de
Euskadiko Ezkerra, justo antes de su paso de
coalición a partido. En Deia se produjo un cruce
de acusaciones entre PNV y EE, que aprovecha
la vuelta a la violencia de ETApm para
cuestionar las credenciales democráticas de EE,
al condenar la violencia estatal pero callar ante
la de ETA. Califican a EE como el “partido
abertzale de Madrid”, como un instrumento del
gobierno central en Euskadi.40
El diferente análisis de la tregua, que para los
duros no había servido de nada, motivo la
ruptura en la VIII Asamblea de enero-febrero de
1982 celebrada en Las Landas. ETApm pasaba a
configurarse en dos grupos, ETApm VII
Asamblea, los séptimos, que proseguían la
tregua, y ETApm VIII Asamblea, los octavos
que anunciaban la vuelta a la lucha armada.41
Esta escisión hizo que se acelerasen las medidas
de reinserción para no perder a más gente por el
camino.
Como hemos comentado, durante este año de
1982, se produjo la entrada de los comunistas
vascos en la coalición EE, que pasó a
constituirse como partido en marzo. El proyecto
de Roberto Lertxundi de convergencia con los
partidos de la izquierda nacionalista le había
enfrentado en repetidas ocasiones al comité
nacional y forzó su salida. La entrada del EPK
fue fundamental en el cambio de actitud de EE
ante la violencia, ya que este partido siempre se
había destacado por su condena de todo tipo de
acciones por parte de ETA. De hecho, el propio
Lertxundi había sido secuestrado por los
berezis.42 Asimismo, esta coalición contribuía a
alejar a EIA de su tronco nacionalista y hacerla
ahondar en su vertiente socialista.43
Ante la escisión operada en ETApm, se
aceleraron los esfuerzos encaminados a ofrecer
un camino de reinserción a los militantes que
quisieran abandonar la violencia. En verano se
acordó la llamada “vía Bandrés”, por la que irían
saliendo los presos y regresando los exiliados,
según la gravedad de sus cargos. El tema de los
presos y los exiliados era capital para
desbloquear la situación, para permitir que los
presos se acerquen a Euskadi y que los exiliados
vuelvan a casa. Asimismo, se empezó a informar
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al PSOE, ya que se da como segura su victoria
en las próximas elecciones ante la progresiva
descomposición de la UCD. Una vez ETA
político militar tiene garantías sobre las medidas
de gracia, decide su disolución el 30 de
septiembre de 1982, que ya había sido
anticipada por algunos diarios.44 Durante todo
este año habían sido de nuevo hostigados por las
detenciones policiales, que habían dejado aún
más mermada la organización. Pese a su
abandono de la violencia no renuncian a la
historia de ETApm en su documento de
despedida, ni se ve un atisbo de
“arrepentimiento” del que serían posteriormente
acusados por los octavos.
"La lucha armada implicaba en sus
objetivos y efectos al conjunto de la
población y aunque decidida y practicada
por un sector mínimo de la misma era
aceptada socialmente por su conjunto...
Lo que determinó su supervivencia
histórica, a pesar de las caídas y
escisiones cíclicas, casi generacionales,
fue el convertirse en el centro de los
sectores más conscientes y revitalizados
de la sociedad vasca. Fue el catalizador
simbólico de la oposición vasca al
franquismo. Como consecuencia de todo
ello y a partir de la muerte de Franco la
lucha por la amnistía fue el marco en el
que se manifestó toda la simpatía general
alrededor de ETA"45
Consideraban que a raíz de la consecución del
estatuto de autonomía la situación había
cambiado en Euskadi. Habían perdido el apoyo
popular y la gente busca la normalización de la
situación política. Esto les llevó a operar por los
cauces democráticos y dejar vía libre al nuevo
partido político, Euskadiko Ezkerra. Asimismo,
el proyecto de medias de gracia ofrece una
salida respetable para ellos. “El proyecto de
resolución sobre medidas de gracia presentado
por Euskadiko Ezkerra y el PNV en el
parlamento de Euskadi (legítimo representante
del pueblo vasco) hace que en estos momentos
presentemos nuestra disolución oficial”46La
vuelta a la lucha armada se descartaba, salvo en
caso de involución política con un nuevo golpe
de Estado. Por último, destacan que "la lucha
armada y ETA ya han cumplido su papel", e
invitaban a que su decisión "sea tenida en cuenta
por el resto de las organizaciones armadas"47 El
tiempo de la lucha armada ya había pasado, era
el momento de actuar por cauces políticos.
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ISSN 1696-2060
5. De la reinserción a las amenazas.
La noticia de la disolución de ETApm VII
Asamblea fue acogida con alegría en todos los
sectores políticos, aunque con reservas, ya que
era ETAm la que proporcionaba los mayores
quebraderos de cabeza a la clase política. De
todas maneras, la disolución de ETApm era la
prueba necesaria para desbloquear finalmente el
proceso de reinserción. Los primeros exiliados
séptimos volvieron en una fecha tan temprana
como el 4 de octubre, ya que no tenían ninguna
causa pendiente. La cifra total se sitúa entre 70 y
100 antiguos militantes de ETA, incluyendo
otras ramas aparte de la político-militar, y
continuó con la llegada del PSOE al gobierno
central. El proceso se dilató hasta enero de 1985
en que paso la frontera el último de sus
dirigentes, Joseba Aulestia.48
ETApm VIII Asamblea siguió activa durante
algunos años más. Estos desarrollaron una
campaña de denuncia contra Euskadiko Ezkerra,
a quien consideran culpable de las detenciones
de miembros de su organización. Se amenazó,
de hecho, a Bandrés y Onaindía, a quienes se
acusaba de traidores. El propio Bandrés hablaba
de la demencial presencia de los octavos, que no
tardarían en acogerse a una fórmula de
reinserción parecida a la de los séptimos, la
llamada “vía Azkárraga” que toma el nombre
del senador del PNV que la promovió:
"Toda persona mínimamente informada
sabe en Euskadi que la superación de la
espiral de la violencia pasa por buscar una
solución al problema de los presos vascos
y los exiliados. Nosotros consideramos
que esa es una obligación moral y política
de toda persona que desee sinceramente la
pacificación y normalización de Euskadi,
y no tiene por ello nada que ver con siglas
concretas".49
Los octavos mostraron una actitud tildada de
mafiosa ante el abandono de la violencia, con la
creencia de que esos militantes iban a otorgar
información sobre ellos. Incluso cuando ya se
estaban reinsertando miembros de ETA político
militar VIII Asamblea, seguían atacando a los
séptimos por hacer lo mismo que ellos estaban
realizando. Sin embargo, no hubo que lamentar
ninguna víctima, aunque la presión social duró
bastantes años y los octavos llegaron a
secuestrar a compañeros que pretendían
abandonar la lucha armada.50 Finalmente, los
octavos fueron reinsertándose con cuentagotas
37
Los que volvieron a casa...
mediante la “vía Azkarraga” y algunos otros se
integraron en ETAm.
ETA militar sí cruzó esta línea y asesinó a
antiguos militantes de su propia rama que habían
abandonado la lucha armada, en una
demostración fatal de lo que pasaba si los
militantes se acogían a la reinserción. En febrero
de 1984 asesinaba a Mikel Solaun, que había
abandonado la lucha armada por la vía Bandrés,
del que se publica a su muerte una carta en la
que relataba cómo había sido difícil abandonar
el terrorismo.51 Especialmente dramático fue el
caso de Yoyes, antigua dirigente de ETA,
asesinada en septiembre de 1986 cuando se
encontraba junto a su hijo pequeño, después de
haber vuelto del exilio.52
El balance de estas medidas de reinserción
polimili puede ser valorado como positivo. Unos
cien miembros de la organización se
beneficiaron de ellas y pudieron regresar a casa
dentro de un proceso colectivo. Sin embargo,
algunos autores como Gaizka Fernández
Soldevilla han calificado este proceso de
“amnistía encubierta”.53 En nuestra opinión, se
produjo una salida satisfactoria por ambas
partes, ya que los polimilis regresaban a casa en
un tiempo bastante corto, mientras que los
precios políticos, que los hubo, no fueron
excesivamente elevados, compensados con el
hecho de que una facción de ETA abandonase la
violencia.
Más que una amnistía, sería
considerado como una contraprestación al
abandono de la violencia por parte de los
polimilis, una transacción en la que ambas partes
salían ganando, tanto una UCD en
descomposición, que necesitaba algo a lo que
agarrarse, como una EIA que quería presentarse
como una fuerza promotora de la paz en
Euskadi.
Contamos con algunos testimonios de los
antiguos miembros de ETApm, que se ocuparon
de ofrecer bastantes entrevistas, antes y después
de su vuelta, para dar una imagen de civilización
de los militantes reinsertados. Podemos seguir
de esta manera el proceso de “vuelta a casa”.
Miren Alkorta, militante de ETApm, hablaba el
11 de octubre ante la inminente vuelta al País
Vasco:
“Cuando vuelva, que no va a ser mañana
ni pasado, lo primero que voy a hacer es
dar un abrazo enorme a mi familia y a mis
amigos y después imagino que
emborracharme con ellos. No hago más
38
Eduardo Parra Iñesta.
que darle vueltas, voy a descubrir que la
vida normal es algo maravilloso: el
pasear, el poder gritar. Intentaré estudiar
bellas artes, vivir con mi hijo y con
Joseba y claro, trabajar”.54
Otro de los históricos de ETApm, Fernando
López del Castillo, hablaba en 1985 de las
sensaciones que produjo la vuelta a casa y a la
legalidad, así como de la reconciliación que se
dio en País Vasco, aunque las tensiones entre
simpatizantes milis y polimilis perdurarían.
“Cuando llegué a Vitoria, tuve dos
sensaciones: primero la constatación de
que había vivido una larga experiencia de
aislamiento, y segunda, que me resultaría
fácil recuperar los contactos, las
costumbres y el ritmo de vida anterior.
Entraba en los bares de mi barrio y la
gente, incluida la de HB, me saludaba; me
parecía que había estado allí toda la vida.
Luego, el encuentro en la calle con los
adversarios políticos te despierta la idea
de la reconciliación"55
Conclusiones.
En este artículo hemos pretendido recoger
algunas de las ideas que podemos extraer de este
proceso de disolución y reinserción de ETA
político militar. En primer lugar, hay que
destacar el esfuerzo que se realizó desde el
entorno político de Euskadiko Ezkerra, si
tenemos en cuenta desde donde se partía, por
más que pecase en ocasiones de doble moral. Se
consiguió que una parte de la organización
armada abandonase la violencia con éxito, con
unos costes políticos no demasiado grandes.
Aquí debemos recoger el análisis de Gaizka
Fernández Soldevilla, que destaca los caminos
inversos de EIA/Euskadiko Ezkerra y Herri
Batasuna. Mientras EIA nació como el brazo
político de la organización armada y se fue
convirtiendo progresivamente en un ente
autónomo; Herri Batasuna, nacido en el
ambiente autónomo y plural de las Cumbres de
Chiberta fue sometiéndose lentamente a la
disciplina de ETA militar.56
En segundo lugar, hay que deconstruir la
conceptualización que considera a ETApm
como la “ETA buena”. Como casi todas las
escisiones en ETA, los polimilis pretendían ser
una nueva alternativa al militarismo y
ultranacionalismo del Frente Militar, una nueva
ocasión de intentar conciliar nacionalismo con
© Historia Actual Online 2013
HAO, Núm. 32 (Otoño, 2013), 31-41
marxismo. Para ello dieron un paso importante,
como fue la creación de EIA, que con el tiempo
se convirtió en una formación de suma
importancia para la normalización política de
Euskadi, aunque tuviese más importancia
mediática que electoral. Podemos decir que EIA
fue la gran creación de ETApm. Si ETApm fue
considerada como “buena”, aparte de por su
ideología más izquierdista y obrera, sobre todo
por la comparación ante ETAm, mucho más
sangrienta. Intentó unir la lucha de masas con la
lucha armada, algo que se demostró irrealizable,
pero no hay que olvidar que contribuyó con sus
atentados y con sus 22 muertes57 a la
inestabilidad en País Vasco y rompió muchas
familias.
En tercer lugar, hay que referirse a una de las
grandes “sombras” del proceso, el trato
deparado a las víctimas. En aquellos tiempos no
se encontraban tan organizadas como ahora,
pese a la división de las mismas. No existían
asociaciones de víctimas, ni se les consideraba
como un grupo con voz dentro de la política que
llevar a cabo con ETA. No se contó con ella, lo
que provocó algunos episodios de dolor a la
vuelta
de
polimilis,
que
aparecían
recurrentemente en los medios de comunicación.
Este tema ha evolucionado a un difícil punto de
equilibrio, como se ha observado tanto en los
sucesivos intentos de negociación, como el del
gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero tras
la tregua de 2006 o el acercamiento de presos
del gobierno de Mariano Rajoy a partir del
abandono de la lucha armada de 2011, que han
provocado críticas en diferentes sectores de las
víctimas.
En cuarto lugar, habría que cuestionarse si en
ETApm se dio un proceso de arrepentimiento.
Es conocido que el gobierno italiano promovió
las políticas de arrepentimiento para acabar con
las Brigadas Rojas en los años ochenta, dirigidas
por el general Della Chiesa, que buscaba la
colaboración a cambio de beneficios
penitenciarios. Sin embargo, como nos cuenta
Mario Moretti, no fue un arrepentimiento en
realidad, sino una política de delación. Para que
haya arrepentimiento es necesario que exista un
cuestionamiento de conciencia.58 Por ello, como
nos cuenta Gaizka Fernández Soldevilla, los
únicos “arrepentidos” de verdad fueron los
milikis, los octavos que terminaron entrando en
ETA militar, para lo que tuvieron que realizar
una “honesta y reflexionada autocrítica y
práctica de nuestra errónea trayectoria política”
de manera pública.59 Tanto séptimos como
© Historia Actual Online 2013
ISSN 1696-2060
octavos, se acogieron a unas medidas de
reinserción que no requirieron una disculpa
pública o una abnegación de su pasado. El
propio Juan María Bandrés se refería a que el
término de arrepentido no ha cuajado en
relación a los séptimos:
“El término terroristas arrepentidos -en el
sentido italiano del término- no ha cuajado
en Euskadi en relación a los séptimos. Por
el contrario, estos últimos han sido
acogidos con respeto incluso en ambientes
muy radicalizados. Según muchos
observadores, esto ilustra una significativa
evolución de la situación política vasca.”60
Los años fueron pasando, y el análisis del fin de
ETApm ha sido recurrente cada vez que se ha
motivado una tregua en ETA militar, como las
de 1998, 2006 o en 2011. En este contexto, el
estudio de ETA político militar se revela de
suma importancia, a la hora de entender un
tema, el de ETA, que ha entrado en la segunda
década de siglo de plena actualidad. ETA
político militar nos ofrece un modelo de
abandono de la lucha armada, del cual podemos
extraer ideas para analizar otros casos de
abandono de la violencia. En el episodio más
cercano a la composición de este artículo, el
anuncio del abandono de la lucha armada de
ETA en 2011, dos puntos parecen clave, a la luz
de la lectura de ETApm, tanto el tema de los
presos como los exiliados. Estos dos grupos, que
dicho sea de paso necesitan un análisis histórico
en profundidad, forman parte del problema y de
la solución en un posible proceso de paz.
Los presos siempre han constituido un grupo de
presión dentro de la organización. Han asumido
una función de retroalimentación dentro de la
misma, elaborando un discurso de necesidad de
lucha porque existen presos, y esa lucha genera
más gente en las cárceles por las que pelear. Una
posible solución del problema debe intentar
resolver el problema de los presos, ofrecer una
salida aceptable para todas las partes. Asimismo,
los exiliados constituyen otro grupo de
importancia, aunque no tanto como en el caso de
ETApm. Su vuelta aparece como otro de los
temas que aparecen sobre la mesa, al igual que
en la reinserción polimili.
Con todo, esta disolución de ETA político
militar que hemos estudiado, puede ser
propuesta como modelo de abandono de la
violencia por parte de una organización armada.
Supone un ejemplo que nos muestra que es
39
Los que volvieron a casa...
posible dejar la lucha armada y que sus
miembros se reinserten en la sociedad, sin que
existan fracturas dentro de la misma o haya que
pagar grandes precios políticos. Se demostró que
existía una salida para la cuestión de ETA, una
alternativa sin violencia y sin enfrentamientos,
que buscó sin éxito que la rama militar se
adhiriera a la misma. En definitiva, una fórmula
que debe reivindicarse desde el momento actual
en que ETA ha abandonado, parece que
definitivamente, la violencia, recordando que la
salida de la violencia ya fue posible y que existe
una alternativa pacífica y de convivencia en País
Vasco.
Notas.
1
Amigo, A. Pertur: ETA 71-76. San Sebastián,
Hordago, 1978.
2
Giacopucci, G. ETA PM: El otro camino. Tafalla,
Txalaparta, 1997.
3
Fundación Fernando Buesa (ed.) II Encuentros.
Luces y sombras de la disolución de ETA Político
Militar. Vitoria, Fernando Buesa, 2007.
4
Fernández Soldevilla, G. “Agur a las armas. EIA,
Euskadiko Ezkerra y la disolución de ETA político
militar (1976-1985)” en Sancho el Sabio. Revista de
cultura e investigación vasca. Nº 33, 2010. Págs. 5596. y “Séptimos, octavos y milikis. Los finales de
ETA político-militar (1981-1985)” en Spagna
contemporánea. nº 30, 2011. Págs. 51-73
5
Fernández Soldevilla, G. y López Romo, R. Sangre,
votos y manifestaciones: ETA y el nacionalismo
vasco radical, 1958-2011. Madrid, Tecnos, 2012.
6
Escrivá, A. El camino de vuelta. La larga marcha
de los reinsertados de ETA. Madrid, El País, 1998.
7
Fernández Soldevilla, G. “De las armas al
Parlamento…” Pág. 247
8
“Propuesta de alternativa para el KAS” en Equipo
Hordago Documentos Y. San Sebastián, Hordago,
1981. Tomo XVIII. Pág. 23
9
Domínguez Iribarren, F. ETA en Cataluña. Madrid,
Temas de Hoy, 2005.
10
Domínguez Rama, A. “Vous qui pour la liberté
allez demain mourir… 27 de Septiembre de 1975. El
eco internacional de los últimos fusilamientos de la
dictadura” en Quirosa-Cheyrouze, R. (dir.) Actas del
II Congreso Internacional Historia de la Transición
en España. Los inicios del proceso democratizador.
Almería, 28 Noviembre – 2 Diciembre 2005.
OLIVER OLMO, P. La pena de muerte en España.
Madrid, Síntesis, 2008. En este libro se enmarcan
también estos hechos, dentro del análisis del impacto
de la pena de muerte en España.
11
El País, 28 de mayo de 1977. “Diferencias
políticas en ETA”. “La crisis y escisión en ETA
(pm)”, Hautsi 15, julio 1977 en HORDAGO,
Documentos Y, tomo XVIII, págs.. 214-223.
12
El País, 26 de septiembre de 1976.
40
Eduardo Parra Iñesta.
13
“EIA, un partido esencialmente obrero” en El País,
3 de abril de 1977.
14
Fernández Soldevilla, G. “Agur a las armas. EIA,
Euskadiko Ezkerra y la disolución de ETA político
militar (1976-1985)” en Sancho el Sabio. Revista de
cultura e investigación vasca. Nº 33, 2010. Págs. 5596.Pág. 59
15
El País, 3 de abril de 1977. “EIA, un partido
esencialmente obrero”
16
Constituyó una especie de amnistía encubierta por
la que los miembros más destacados de ETA, en
especial los condenados por el Proceso de Burgos,
recobraban la libertad mediante el exilio a países
europeos, recuperando una figura de la Edad
Moderna. Sin embargo, no tardarían en volver a País
Vasco.
17
Fernández Soldevilla, G. “Ellos y nosotros: la
cumbre de Chiberta y otros intentos de crear un
frente abertzale en la Transición” en Historia del
presente. Nº 13, 2009. Págs. 97-114
18
Castro, R. Juan María Bandrés: Conversaciones
para la paz. Madrid, Hijos de Muley-Rubio,
1998.Pág. 180
19
Markiegi, X. “Euskadiko Ezkerra: Una
contribución a la pedagogía política vasca” en
Fundación Fernando Buesa (ed.) II Encuentros.
Luces y sombras de la disolución de ETA Político
Militar. Vitoria, Fernando Buesa, 2007. Pág. 106108.
20
Onaindía, M. La lucha de clases en Euskadi. San
Sebastián, Hordago, 1979.
21
“Lectura insólita del Capital” en El País, 24 de
febrero de 1979.
22
Egin, 1 de agosto de 1979.
23
“Los dos nuevos frentes del terrorismo”. El País, 5
de julio de 1979.
24
“Euskadiko Ezkerra urge al gobierno a negociar
con ETA pm”. El País, 15 de noviembre de 1979.
25
Unzueta, P. “El gobierno vasco y Bandrés, contra
la amenaza de ETApm” El País, 24 de junio de 1980.
26
“Euskadiko Ezkerra se considera objeto de una
maniobra del gobierno” El País, 12 de julio de 1980.
27
Revuelta, M. Herrera de la Mancha. Sumario
22/79: Un caso ejemplar
28
El País, 15 de noviembre de 1980.
29
Deia, 7 de febrero de 1981. Egin, 14 de febrero de
1981
30
Egin, 17 de febrero de 1981.
31
Egin, 1 de marzo de 1981.
32
El País, 1 de marzo de 1981.
33
Onaindía, M. El aventurero cuerdo. Memorias
1977-1981. Madrid, Espasa Calpe, 2004.Pág. 560 y
ss.
34
El País, 25 de marzo de 1981.
35
Castro, R. Óp. Cit. Pág. 224
36
El País, 12 de noviembre de 1981.
37
Egin, 15 de marzo de 1981.
38
Deia, 19 de enero de 1982. Egin, 19 de enero de
1982.
39
El Correo Español. El Pueblo Vasco, 21 de Enero
de 1982.
40
Deia, 6 de febrero de 1982.
© Historia Actual Online 2013
HAO, Núm. 32 (Otoño, 2013), 31-41
ISSN 1696-2060
41
Deia, 23 de febrero de 1982. El País, 18 de febrero
de 1982.
42
Diario 16, 4 de abril de 1981.
43
Fernández Soldevilla, G. “Agur a las armas…”
Pág. 72
44
Deia, 9 de septiembre de 1982.
45
El País, 1 de octubre de 1982.
46
El País, 1 de octubre de 1982.
47
Deia, 1 de octubre de 1982.
48
El País, 15 de enero de 1985.
49
El País, 16 de mayo de 1983.
50
Deia, 20 de octubre de 1984.
51
El País, 5 de febrero de 1984.
52
El País, 12-13 de septiembre de 1986.
53
Fernández Soldevilla, G. “A lomos de un tigre.
ETA, la izquierda abertzale y el proceso de
democratización” en Historia del presente. Número
19, 2012. Pág. 30
54
El País, 11 octubre 1982.
55
El País, 27 de enero de 1985.
56
Fernández Soldevilla, G. “A lomos de un tigre…”
Pág. 35
57
www.march.es/ceacs/proyectos/dtv/datasets.asp
Última visita 4-11-2012
58
Moretti, M. Brigadas Rojas: Entrevista con Carla
Mosca y Rossana Rossanda. Tres Cantos (Madrid),
Akal, 2002.
59
Fernández Soldevilla, G. “Agur a las armas…”
Pág. 92 citado de CDHC, c. ETA (1976-1985),
“ETA(pm)ren Agiria Euskal Herriari”, febrero de
1984.
60
El País, 22 de enero de 1984.
Siglas utilizadas:
EE: Euskadiko Ezkerra (Izquierda del País
Vasco)
EIA: Euskal Iraultzarako Alderdia (Partido para
la Revolución Vasca)
EMK: Euskadiko Mugimendu Komunista
(Movimiento Comunista Vasco)
ETA: Euskadi ta Askatasuna (Euskadi y
Libertad)
ETApm: ETA político militar
ETAm: ETA militar
HB: Herri Batasuna (Unidad Popular)
© Historia Actual Online 2013
41
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