POLÍTICAS Y PROGRAMAS Políticas socioproductivas y Cooperación Municipal en Argentina. Lecciones aprendidas Adriana Clemente y Claudio Lesnichevsky* Introducción Entre junio de 2005 y enero de 2008 el IIEDAL con apoyo de la Fundación Tinker ejecutó un proyecto cuyo objetivo fue incrementar el impacto local en la implementación de los proyectos con enfoque socioproductivo que posibiliten una mejora real en la inserción laboral de personas pobres, una mejora en los ingresos de la gente y una ejecución más participativa y efectiva de estos programas a nivel territorial. El proyecto se ejecuto en 4 micoregiones: i. Microrregión Rosario (Area Metropolitana, AMR), ii. EINCOR (Ente Intercomunal del Norte de Córdoba), iii. CORPRENOCH (Consejo Regional de Planificación de la Región Norte Chaqueño) y iv. Microrregión Concordia, provincia de EntreRíos. Los sectores en torno a los que se desarrollaron los proyectos fueron variados: cunícola (AMR), Ladrilleros (Córdoba), Apícola (Chaco) y frutihortícola (Entre Ríos). (Ver recuadro 1). * Miembros del equipo de investigación del IIED-AL Teniendo en cuenta la complejidad con la que se presenta la incorporación del enfoque socioproductivo en las políticas sociales, para el alcance de este objetivo el proyecto propuso articular 5 estrategias: a) investigación; b) apoyo a iniciativas microrregionales; c) capacitación y asistencia técnica a Consejos Consultivos; d) consolidación de iniciativas; e) difusión. Para la ejecución de este proyecto el IIED-AL contó con apoyo de la Fundación Tinker (EEUU) y de la Secretaria de Políticas Sociales del MDSN. En diferentes momentos del proyecto se sumó el apoyo de otros actores claves como la Universidad Nacional de Quilmes, a través de la Unidad de Fortalecimiento de los Gobiernos Locales y otros proyectos afines entre los que destacamos al Programa FOSIP (BIRF 3958 AR) del Ministerio de Economía de La Nación. 46 Adriana Clemente y Claudio Lesnichevsky Recuadro 1 Breve descripción de los proyectos ejecutados Rosario Metropolitana, provincia de Santa Fe. Proyecto Socioproductivo: Polo productivo granjero. Este proyecto consiste en la constitución de un polo granjero en la microrregión Rosario Metropolitana, incorporando en una primera instancia la cría de conejos de productores de baja escala y en una segunda instancia, otros animales de granja como gallinas y codornices. El polo agroindustrial granjero tiene entre sus componentes, la construcción de una planta procesadora de alimento balanceado, un galpón de engorde comunitario, una sala de elaboración de conservas y chacinados y la construcción de una sala de faena. El apoyo del IIED-AL estuvo destinado a financiar parte de la infraestructura y el equipamiento para la sala de elaboración de conservas y chacinados y fortalecer el funcionamiento de la cooperativa de productores. Técnicamente, se plantearon los siguientes objetivos: mejorar las capacidades técnicas municipales para el diseño y ejecución de proyectos asociados, asistir técnicamente a los técnicos municipales en la gestión para la integración de los municipios integrantes de la microrregión, EINCOR (Ente Intercomunal del Norte de Córdoba), provincia de Córdoba. Proyecto Socioproductivo: Mejorar las condiciones de trabajo y promover la asociatividad de los productores ladrilleros, en el marco de un programa de cooperación intermunicipal. El EINCOR es una organización con trayectoria en la ejecución de proyectos socioproductivos microrregionales. Sin embargo, la organización requería la formación de técnicos que acompañen la gestión en los territorios y el armado de un equipo que promueva los proyectos que impulsa la microrregión. La ladrillería es una actividad de tipo tradicional, llevada a cabo por familias que de generación en generación se van transfiriendo el oficio, se realiza de manera informal, en condiciones de trabajo muy precarias y con recursos de capital escasos. La fabricación de ladrillos es una producción artesanal que implica por sus características productivas una actividad intensa en el uso de mano de obra de bajo nivel de calificación y la autoexplotación o la explotación de terceros. El proyecto impulsado por el IIED-AL y el EINCOR consistió entonces en la formación de un equipo de promoción de proyectos socioproductivos representativo de distintos municipios del EINCOR para luego, en una segunda instancia, trabajar con los productores de ladrillos en la mejora de las condiciones de trabajo, la comercialización conjunta, la tecnificación de la producción. CORPRENOCH (Consejo Regional de Planificación de la Región Norte Chaqueño), provincia de Chaco. Proyecto Socioproductivo: Fortalecimiento del sector apícola de la microrregión. La organización CORPRENOCH es un ente impulsado por la provincia. Si bien en su organización formal cuenta con representantes técnicos y promotores locales en cada uno de los municipios integrantes, esta estructura no posee la capacidad de gestión para impulsar y acompañar la ejecución de proyectos socioproductivos. Por otro lado, la actividad apícola en nuestro país posee un gran dinamismo y produce muy buena calidad de miel que se exporta a diversos países. Es una actividad que en la microrregión cuenta con un grado de desarrollo importante pero que no es suficiente para impulsar la exportación directa de los pequeños productores. En este caso el proyecto consistió en fortalecer las organizaciones de los productores apícolas (una cooperativa y una asociación de productores). Entre otras actividades, se realizó un relevamiento de productores apícolas, se promocionó el trabajo conjunto entre la asociación y la cooperativa (que trabajaban por separado) y se creó un fondo rotatorio en dependencia del CORPRENOCH que facilita a los productores la compra de insumos y equipos para la producción. Microrregión Concordia, provincia de Entre Ríos. Proyecto Socioproductivo: Fortalecimiento de productores frutihortícolas de la Provincia de Entre Ríos. La microrregión Concordia es una organización de cooperación intermunicipal que se encuentra en formación. El proyecto tuvo dos ejes principales. El primero, fue asistir a los funcionarios en el proceso de formalización de la microrregión, su constitución y su figura jurídica. El segundo, que fue el proyecto que presentaron sus representantes, consistió en el fortalecimiento de la actividad frutihortícola, mejorando la organización de los productores y sus capacidades de producción mediante la realización de inversiones en los lugares de producción. Políticas socioproductivas y Cooperación Municipal en Argentina. Inicialmente el proyecto relevó, junto con la UNQ, 72 micorregiones, ampliando en un 30% los casos registrados en un estudio previo del Ministerio del Interior (2000). Este estudio permitió reconocer el perfil (fortalezas y debilidades) de las micorregiones y definir la estrategia con la que finalmente se intervendría en el proyecto. En este artículo se condensa la revisión de los supuestos de partida y comparten los aprendizajes generados por el proyecto con la siguiente estructura: una primera parte donde se retoman algunos de los guarismos obtenidos en el relevamiento inicial y revisan según su comportamiento en los casos trabajados y una segunda parte donde se comparten, a partir de la experiencia adquirida por el IIED-AL, las lecciones aprendidas particularmente en lo que refiere a estrategias y abordaje metodológico de proyectos socioproductivos a nivel microrregional. Asociación municipal en Argentina Pedro Piréz (1998) establece cuatro configuraciones de experiencias de cooperación municipal: i- Cooperación por áreas significativas; es decir municipios que forman parte de una región productiva, o un área inundable o un mismo tipo de producto; ii- Cooperación por áreas de gestión, es decir, cooperación en relación a políticas sociales, medio ambiente, a cómo instrumentar servicios; iii- Cooperación por problemas comunes, es decir, municipios que tienen problemas comunes y que generan actividades de cooperación para enfrentarlos y iv- Cooperación por proyectos comunes. En el relevamiento realizado los principales motivos para la conformación de las cooperaciones son por iniciativa de los municipios para resolver problemas comunes el 80% y por la necesidad de negociar frente a otros el 44%. Las iniciativas de desarrollo económico concentran la mayor cantidad de casos, junto 47 con turismo y medio ambiente son las que reúnen más casos. En cuanto a la caracterización de estas experiencias, sobre un universo de 72 casos el 50% se crearon en medio de la crisis de 2001, mientras que un 31% consigna su creación a partir de 1995 y el restante 8% con fecha anterior. Esto da cuenta no sólo de la vigencia que tiene el instrumento con motivo de la crisis, sino de su tradición y antecedentes en el tiempo y que por el contrario después del 2001 se acelera el proceso de creación de nuevas microrregiones (Cravacuoroe, 2005). En cuanto a localización, el 45 % de los casos se ubica en la región pampeana, donde involucra a más de 250 municipios y comunas. (Ver mapa microrregiones). Competencias e Institucionalización El 71% de las cooperaciones identificadas tiene algún tipo de institucionalización, aspecto que demuestra que no hay obstáculos para formalizar las iniciativas. En este punto son los convenios y las actas de acuerdo los instrumentos más utilizados. En cuanto a las modalidades oportunamente se observó la heterogeneidad de opciones, entre las que se destacaba, por ser las más utilizadas, la de microrregión (cooperación por proximidad geográfica) y la de corredor productivo. Mario Helgue (2000) define a los corredores y/o consorcios como asociaciones de municipios que se agrupan para promover desarrollo regional e impulsar iniciativas productivas, atendiendo necesidades comunes. Para este autor, los corredores productivos hacen alusión a una regionalización ad hoc, en base a criterios de homogeneidad y complementación productiva; dando como resultado la delimitación de zonas de crecimiento común que aparecen como un contexto favorable para la expresión conjunta de actividades vinculadas a la similitud socioeconómica; con o sin proximidad geográfica. Desde esta 48 Adriana Clemente y Claudio Lesnichevsky Políticas socioproductivas y Cooperación Municipal en Argentina. acepción la cooperación intermunicipal puede ser resultado de una iniciativa promovida tanto desde los propios municipios, como por parte de la provincia o la nación, como parte de una política de desarrollo regional. Si bien en el relevamiento realizado se observa un alto grado de institucionalización, ante la diversidad de figuras asociativas nos preguntamos por cuáles son las modalidades que por definición les brindan más autonomía para el desarrollo económico en materia de: ser sujeto de crédito, captación de subsidios, facilitar planes de negocios, etc. En principio se debe considerar que cada Provincia tiene un margen importante de regulación en estos temas y que es difícil hacer generalizaciones. A continuación se sintetizan los aportes de Enrique Marchiaro (2006) que si bien propone no hacer generalizaciones observa algunas distinciones. La microrregión puede ser formal o informal. La primera con reconocimiento provincial legal y/o constitucional expreso (por ejemplo: Chaco) la segunda tiene reconocimiento provincial y municipal implícito. Lo formal y lo informal no le quita importancia ni resta potestad alguna, ambas son formas de institucionalización de base. La figura de “base” (comarca, microrregión) puede no tener implicancias administrativas (jurídicas siempre las tiene). La calificación de microrregión con sólo un acta acuerdo como hacen muchos de los casos relevados, no tiene consecuencias administrativas inmediatas y por ello hay restricciones, en principio, en materia de desarrollo local.1 En el marco del proyecto realizado la situación de institucionalización de cada una de las microrregiones fue un aspecto significativo al momento de administrar los recursos y reforzar el componente asociativo entre los municipios que la conforman. La existencia o no de figuras que 49 permiten (en el marco de la legislación Provincial) la recepción y administración de fondos como el caso de Córdoba y Chaco facilitó el alcance de objetivos y reforzó el reconocimiento de la figura institucional de la micorregion como instrumento ante sus miembros. En cuanto a las fuentes de financiamiento En materia de fuentes de financiamiento, el 60% de las cooperaciones consultadas oportunamente dijo acceder a ellas por la vía de diferentes programas. A su vez, la falta o insuficiente financiamiento externo fue señalado como un problema común en el 80% de los casos consultados. El proyecto realizado, dio cuenta de las limitaciones en materia de financiamiento externo que declaran las micorregiones. Si bien están formadas para captar recursos (subsidios, donaciones y créditos), no tienen oferta para que esta expectativa se cumpla satisfactoriamente. Por otra parte, antecedentes como el FONDO de Desarrollo Productivo de la Provincia de Buenos Aires que tuvo muchos problemas de subejecución presupuestaria en plena crisis de los 90, dio cuenta de que no es sólo la disponibilidad de recursos lo que puede hacer exitosa una experiencia de cooperación intermunicipal. En los casos trabajados, si bien se manejó un fondo muy limitado de recursos, también se observó que hay problemas de gestión que pueden reducir el impacto de los programas micorregionales y que sin recursos, tampoco se producen avances que superen el voluntarismo de los municipios. Los municipios consultados acordaron en que hoy los programas nacionales son una fuente muy limitada de recursos para las microrregiones. Aspecto que no va en desmedro de que algunas de las experiencias hayan alcanzado apoyos significativos pero no por políticas específicas, sino por fondos gestionados de manera excepcional. Esto se vio 50 especialmente en iniciativas de infraestructura y turismo y en menor medida en microcrédito como es el caso de Chaco. En el marco del proyecto realizado quedó en evidencia la debilidad financiera de las mircorregiones y cómo esta debilidad las torna también débiles desde el punto de vista político a los fines de influir en la agenda provincial o nacional con los temas que podrían tener tratamiento en esa escala como es el caso de los programas de desarrollo socioeconómico. En cuanto al desarrollo económico y la atención de la pobreza La cooperación intermunicipal consiste en superar diferencias en pos de ganar capacidad de negociación frente a la provincia y/o la nación. Del mismo modo, la posibilidad de brindar cobertura en materia de transporte, salud, políticas sociales e iniciativas en la gestión económica del territorio (producción y trabajo) son motivos claros de asociatividad. La perspectiva del desarrollo local circunscripta al municipio es la que aún persiste y que limita el impacto de las políticas socioproductivas destinadas a beneficiar a los sectores con menos capacidad de inserción y competitividad en el mercado. Los sectores más afectados por la crisis requieren de políticas específicas de promoción por parte de las áreas especializadas en fomento a la producción (a través de créditos, asistencia técnica y otras estrategias de comercialización). En su momento se había observado que las estrategias de desarrollo económico territorial (DET) identificadas en los proyectos que llevan adelante las microrregiones consisten en acciones de fomento en tres órdenes principales: el financiamiento, la comercialización y la productividad. (ver recuadro 2). En materia de políticas y programas socioproductivos, entendiendo por tal a las iniciativas Adriana Clemente y Claudio Lesnichevsky de política social destinadas a atender problemas de ingresos de los sectores más pobres y/ o más afectados por la falta de ingresos, durante el relevamiento se observó que un importante número de experiencias comprendían en sus áreas de competencia la ejecución de políticas sociales y socioproductivas entre los que se destacaban programas de capacitación en oficios y microcrédito. Tanto el programa Manos a la Obra (MDSN) y el Plan Más y Mejor Trabajo (MTEySSN) fueron señalados por el 35% de las experiencias como acciones destinadas a mejorar la empleabilidad de los sectores más pobres. Esto no quiere decir que la escala de estas iniciativas fuera regional, sino que es el resultado de la sumatoria de experiencias de uno o más municipios de la microrregión, aspecto que en parte se reprodujo en el proyecto realizado, en los casos donde no estaba formalmente constituida la microrregión como son los casos del Gran Rosario y Concordia. Las iniciativas microrregionales en materia socioproductiva apoyan la actividad de pequeños productores y están dirigidas a mejorar la relación entre los recursos y las prácticas productivas locales lo que ha posibilitado mejoras en la calidad, cantidad y diversificación en encadenamientos productivos. La participación de los sectores con NBI es baja y esto según la experiencia de ejecución de este proyecto se puede adjudicar tanto a la oferta de programas nacionales y provinciales que no promueven este tipo de asociactividad para ampliar su escala, como a la lógica municipal de trabajo con la pobreza que tiende a ser territorial y dentro de límites jurisdiccionales (políticos y administrativos). El proyecto realizado por el IIED-AL con foco en población NBI, pudo constatar la dificultad que supone para los municipios mancomunar esfuerzos con población que tiene muchas dificultades para hacer mejorar su productividad en actividades que no esten fuertemente apoyadas por programas de fomento específico. Políticas socioproductivas y Cooperación Municipal en Argentina. 51 Recuadro 2 Estrategias microrregionales de apoyo a los programas socioproductivos Acceso a financiamiento: en este punto es relevante identificar la gestión y la articulación de las microrregiones con otros actores para el acceso a nuevos recursos. Las fuentes posibles de financiamiento no sólo se limitan a entes públicos (como el Ministerios de Desarrollo Social o el Ministerio de Economía) sino que también aparecen instituciones del ámbito privado. Comercialización: La vinculación comercial entre municipios identifica la potencialidad de la oferta / demanda entre los mismos. A su vez, la generación de espacios para la distribución de los productos, como son las Zonas Francas, permite dinamizar el proceso de comercialización a menores costos y otorgando valor agregado a la producción local. Las acciones tendientes a construcción y/o mejoras en los caminos posibilitan en estos proyectos optimizar accesos e intercambios en la región. Mejoras en la Productividad de las iniciativas: Hemos podido identificar que los proyectos se enmarcan principalmente en ámbito rural y con pequeños productores, por lo que podríamos señalar que estos procesos productivos corren en desventajas por las dificultades de competitividad y comercialización. Pero simultáneamente podemos decir que las iniciativas están dirigidas a mejorar la relación entre los recursos y las prácticas productivas locales lo que ha posibilitado mejoras en la calidad, cantidad y diversificación en encadenamientos productivos, lo cual presenta sus aspectos positivos. Sobre los actores sociales La participación de la sociedad civil fue otro de los aspectos que se revisó en la puesta en marcha del proyecto en función de conocer cómo se instala la cooperación en la sociedad civil. En este punto interesó conocer cómo se transversalizan las iniciativas y se suman otros actores del desarrollo a las mismas, en vistas a promover dinámicas de desarrollo redistributivas e integradoras. La inclusión de OSC en la micorregión comprendía a un 50 % de los casos relevados, en los que se destacaba la participación de Consejos Consultivos, Organismos Provinciales y Cámaras empresarias (en menor medida). En consulta con gerentes de diferentes microrregiones se observa que la participación de dirigentes y vecinos dependía del estilo de cada intendente y que en los casos en los que se llevan adelante experiencias de apertura, la comunidad responde a las convocatorias y actúa como aval para nuevas iniciativas. En los cuatro casos trabajados por el IIEDAL, las dificultades para incluir de manera estable a representantes de sociedad civil como parte de la microrregión es atribuible por lo menos a dos aspectos: i. el carácter político de la cooperación municipal que incentiva la participación activa de pares a través de sus intendentes y eventualmente equipos técnicos y ii. La cultura localista de las organizaciones sociales que tampoco visualiza el espacio como ámbito de incidencia. Estos aspectos dan cuenta tanto de la naturaleza del espacio como de la cultura de las organizaciones. A su vez, teniendo en cuenta la falta de apoyo y promoción que tienen estos dispositivos de cooperación entre municipios es deseable que amplíen su campo de asociación con otros actores vinculados al desarrollo local. Y así sumar consenso en torno a sus iniciativas. En este punto la experiencia desarrollada por este proyecto indica la importancia de respetar la naturaleza política/técnica del espacio de cooperación de pares e incenti- 52 Adriana Clemente y Claudio Lesnichevsky var de manera flexible la participación regular de los sectores que sí reconocen el ámbito micorregional como facilitador de sus objetivos, como es el caso de las cooperativas de productores, los sindicatos y eventualmente los movimientos sociales en torno a temas como el ambiental o el sanitario, entre otros. En cuanto a figuras, las variantes deben considerar desde mesas de trabajo por sector, como ámbitos que articulen lo local / microrregional a través de la representación microrregional de dirigentes que actúen a nivel de los municipios, con la figura de grupos o comités locales. La observación principal que arroja la experiencia sobre este aspecto es reconocer que la convocatoria/interés de la microrregión, por lógica tiende a restringirse a los actores que a su vez actúan en ese plano. Sobre el proyecto. Objetivos y metodología El proyecto “Participación ciudadana y desarrollo socioproductivo para el desarrollo microrregional” tuvo tres objetivos principales: Consolidar la asociación y la cooperación multiactoral en la gestión de políticas sociales de promoción del empleo y de generación de ingresos. Incidir en las agendas locales de gobierno, incorporando en éstas la problemática socioeconómica ampliada a la microrregión. Fortalecer la relación sociedad - estado en vistas a hacer más eficiente la ejecución de los programas de promoción nacional, provincial y local. Tal como se menciona más arriba, la composición de las microrregiones responden a una lógica política territorial muy ligada a las afinidades partidarias, cuestión que se supera solo cuando los objetivos lo justifican. A su vez se trata de un espacio político, donde la figura de los Intendentes es la que le da contenido al espacio. Entonces, la mesa de coordinación de las entidades microrregionales, como se verificó en este proyecto, no reúne habitualmente a los técnicos municipales ni a las organizaciones de la sociedad civil que no sea para ocasiones que lo justifiquen. Sobre la base de esta observación sobre la lógica de funcionamiento, la metodología de trabajo empleada para la ejecución del proyecto implicó, un abordaje en tres niveles distintos. Estos son: un primer nivel que refiere a los funcionarios de gobierno municipales y de las organizaciones microrregionales. Un segundo nivel se corresponde con los técnicos (tanto de gobierno como de organizaciones de la sociedad civil) que tienen a su cargo la coordinación de programas y proyectos socioproductivos. Y un tercer nivel de trabajo, es la población destinataria de los proyectos, es decir, los productores y/o beneficiarios de programas sociales. En el primer nivel se ha trabajado en reuniones y talleres de discusión de políticas y programas de asistencia a la población más pobre, armado de agendas de trabajo relacionadas con la temática de lo socioproductivo, sobre los diagnósticos territoriales para completarlos y compartirlos, así como sobre la asignación de recursos para la ejecución de los proyectos. En estas instancias de trabajo se han elaborado los acuerdos necesarios para la ejecución de los proyectos correspondientes al componente de apoyo a iniciativas microrregionales. Este espacio ha tenido como resultado nuevas iniciativas adoptadas por los organismos microrregionales para la presentación de proyectos y la procuración de fondos para otros proyectos socioproductivos o para reforzar los aportes Políticas socioproductivas y Cooperación Municipal en Argentina. realizados por este proyecto, y para el involucramiento de funcionarios en cuestiones más operativas de los proyectos. En el segundo nivel, el nivel de los técnicos, se trabajó en un plano más operativo, sobre el diseño y la ejecución de los proyectos. Con ellos, mediante acciones de capacitación y asistencia técnica sobre formulación y ejecución de proyectos socioproductivos en el marco de la cooperación intermunicipal, se han diseñado los proyectos y ejecutado las acciones en los distintos territorios. Los técnicos formados, tanto los municipales como los miembros de organizaciones, han sido los responsables de la coordinación de las acciones territoriales y del trabajo operativo con los grupos de productores. Los grupos de técnicos han sido la pieza clave para alcanzar la población destinataria de las acciones previstas en cada proyecto. El desarrollo de capacidades a nivel de los técnicos ha sido uno de los objetivos principales. Esto se observa, en la mayoría de los casos, en la aplicación de los conceptos y las herramientas, que son transferidas a otros programas municipales y/o microrregionales, según la evaluación que ellos mismos hacen del proyecto. Con el tercer nivel de trabajo, la población destinataria de los proyectos, también se han efectuado acciones directas, de forma tal de co-gestionar con los técnicos las acciones programadas y simultáneamente, acompañar las actividad de éstos con asistencia en los aspectos emergentes de la propia experiencia. Y, al mismo tiempo, actuar como modelos de trabajo sobre contenidos y procesos que los técnicos no están formados, en muchos casos, para acompañar tales procesos. Algunos resultados de los observados con esta población son, entre otros, la organización en comisiones de las cooperativas para eficientizar la labor colectiva, el armado de planes comer- 53 ciales, el análisis de la estructura de costos de los proyectos y de la producción, la cooperación entre organizaciones del mismo sector productivo, los acuerdos colectivos para la administración de fondos, e importantes intercambios entre los grupos de productores. Acerca de la ejecución del proyecto Como se expresó previamente, el proyecto se llevó a cabo en cuatro microrregiones. En cada una de ellas se seleccionó un proyecto socioproductivo central a trabajar, más allá de haber discutido y diseñado acciones con los equipos técnicos para otras experiencias. Al momento de identificar aspectos que limitaron la ejecución del proyecto, se observan principalmente, dos factores. El primero, ligado al período electoral y el segundo, vinculado a las capacidades de gestión de los entes microrregionales. Si bien ambos factores estaban previstos en la planificación, conviene repasar su incidencia. En cuanto al contexto electoral hay que considerar que las microrregiones están compuestas por municipios de diferentes partidos políticos. Esta situación generó la dilación de decisiones, la suspensión de reuniones de trabajo y de Comisiones Directivas, y, en algunos casos, la ausencia de interlocutores en los distintos niveles de gobierno. El segundo factor externo, fue la limitada capacidad de gestión de los organismos microrregionales. En dos de los casos, la selección de los proyectos y las microrregiones para asistir se eligieron teniendo en cuenta la institucionalidad que ya poseían. Sin embargo tal como se identificó en el relevamiento realizado, éstas tenían dificultades como falta de estructuras técnicas estables, bajo nivel de gestión de pro- 54 yectos, escasez de recursos tanto técnicos como económicos. Esto llevó a que antes de comenzar con la ejecución de los proyectos se trabaje en capacitación y asistencia técnica a equipos microrregionales para tener mejores bases para montar los proyectos seleccionados. Asimismo se pueden mencionar también algunos factores claves que contribuyeron a la ejecución de las acciones. Por un lado, las políticas de promoción de programas socioproductivos ya han logrado instalarse en la agenda de los municipios, en parte debido a la fuerte presencia de programas nacionales que se han ejecutado en los últimos cinco años. Esto, que se había presentado como factor limitante para otros proyectos, hoy se ha convertido en un factor facilitador para la sensibilización y capacitación de funcionarios y técnicos. La instalación de la temática e impulso que se le ha dado a los programas socioproductivos, aún requiere de mejoras en el acompañamiento técnico y una adaptación de algunos procedimientos municipales que los acompañen. Sobre estas dos cuestiones mencionadas se pueden comentar dos ejemplos. Con relación a las capacidades técnicas que requieren las iniciativas con enfoque socioproductivo (MAyU 2005), todavía no hay suficientes técnicos que acompañen los procesos asociativos de grupos de productores o los procesos de conformación de cooperativas. Con relación a los tiempos de los procedimientos municipales y los requisitos exigidos, no se ajustan a la realidad de los destinatarios, ni acompañan los tiempos de la producción. Las debilidades mencionadas, pudieron neutralizarse por medio de un abordaje microrregional. Por un lado, en lo técnico por la vía de reuniones de capacitación y planificación, se han dado naturalmente intercambios de recursos humanos entre municipios integrantes de las microrregiones. Por otro lado, con relación a los mecanismos y procedimientos Adriana Clemente y Claudio Lesnichevsky municipales, las entidades microrregionales más institucionalizadas con las que se trabajó (EINCOR y CORPRENOCH), han demostrado mayor agilidad en la ejecución de los fondos y menores condicionamientos políticos y burocráticos. Entendemos que el nivel de las microrregiones otorga a los proyectos un perfil mayoritariamente técnico (además del político) que permite agilizar cuestiones ligadas a la ejecución de fondos con escala regional, aspecto que no pueden resolver fácilmente los municipios. Observaciones y comentarios sobre el proceso Volviendo a los tres niveles de trabajo que hemos definido anteriormente, el plano de los funcionarios, el de los técnicos y el de los emprendimientos socioproductivos podemos comentar algunas observaciones que surgen de la propia ejecución de los proyectos en cada territorio. (Ver recuadro 3) El plano de los municipios y de los funcionarios En este plano se puede observar que la lógica dominante de la cooperación es la lógica política. Si bien la cooperación intermunicipal puede responder a un eje particular de política regional, los vínculos que se establecen entre los distintos municipios responden a una lógica político partidaria. Asimismo, las relaciones entre municipios no son simétricas. Existen entre éstos diferencias de tamaño significativas que en algunos casos determinan la estructuración de la microregión en torno a un municipio más grande como es el caso de la microregión Concordia. Los restantes municipios pequeños parecen como “ir a la cola” del más grande, que es quien marca los lineamientos de las políticas, la agenda de trabajo y es quien posee mayor poder de negociación con la provincia y la nación. Políticas socioproductivas y Cooperación Municipal en Argentina. 55 Recuadro 3 Cooperación Intermunicipal: planos de trabajo Municipio Funcionarios Lógica político partidaria Líneas de gestión Convocatoria y operacionalización del PDE Nivel de Técnicos Diferencias entre municipios (tamaño y realidades) Organización en torno a un municipio más grande Agenda de problemas diferente Visión del territorio microregional Lógica técnica (de programas/proyectos) Reciben demanda de productores y ejercen fuerza de demanda hacia nivel de funcionarios Diferentes capacidades (fortaleza y dificultad) Socedad Civil Lógica de la demanda es municipal (no microregional) (Emprendimientos Socioproductivos) Nivel de desarrollo de unidades productivas Intereses comunes e intereses contrapuestos Acuerdos / conflictos Capacidades técnicas variadas Por otro lado, hay que reconocer que las diferencias entre los municipios integrantes de la cooperación también se reflejan en las problemáticas que cada uno de ellos presenta como prioritaria. Tal como se mencionaba más arriba, “los pobres no se comparten”, y mucho menos cuando hay municipios que tienen escasos niveles de pobreza. La problemática de la pobreza, así como otros temas, marcan agendas territoriales diferentes entre los municipios. Por último, hay que resaltar el valor que posee para los funcionarios de una microrregión la posibilidad de participar de un espacio de discusión del territorio. En este sentido y dejando de lado las diferencias antes mencionadas, existe un acuerdo natural esencial para el desarrollo microrregional que consis- Agenda sobrecargada Importante valor al intercambio y la integración Relación mediatizada por municipio Relación directa con técnicos para aspectos del proyecto socioproductivo Vocación asociativa y de intercambio con otros productores (potencial) te en la visión compartida de la microrregión que poseen los funcionarios integrantes de la misma, como un territorio con características y problemas comunes con potencial de ser atendidos con políticas y programas de forma integrada. El plano de los técnicos En el plano de los técnicos hay una especie de “lugar del medio”, que dificulta el desarrollo de los proyectos. Los técnicos municipales, que son en la mayoría de los casos, los integrantes de los equipos técnicos de las organizaciones microrregionales, se presentan como los responsables de la relación municipio-microrregión, en términos de articular los programas de desarrollo sociproductivo. Estos tienen dentro de su fun- 56 ción establecer y mantener el vínculo con los destinatarios de los proyectos en sus municipios, mantener el diálogo con los funcionarios de su gobierno y llevar adelante las líneas políticas que éstos deciden y, a su vez, participar de los espacios de discusión, diseño y ejecución de los proyectos que resulten en el nivel de la cooperación municipal. Además de recordar que la escasez de técnicos municipales es significativa, y mucho más en municipios más pequeños, con lo que recae sobre un pequeño grupo de técnicos cada vez mayor cantidad de tareas a su cargo, tenemos que tener en cuenta que, con los proyectos microrregionales, se les agrega una labor adicional. Seguramente que en muchos casos la ejecución de un proyecto a nivel microrregional puede contribuir a mejorar y potenciar las acciones de los proyectos que se ejecutan a nivel municipal y esto descomprimir las tareas de los técnicos. No obstante, la primera impresión sobre la participación técnica en el espacio microrregional es que recargará la agenda de trabajo. Por otro lado, las capacidades técnicas de los equipos municipales son variadas. Esto da cuenta de un potencial de intercambio de técnicos, que en algunos casos se ha dado de manera no sistemática. Existen ejes temáticos y problemáticas comunes que fueron resueltas de una manera eficiente y que pueden ser replicables en otros lugares. Este intercambio de experiencias y saberes entre técnicos se observa como valioso entre los equipos, pero para ello deben darse las condiciones que los faciliten y el espacio de intercambio para su conocimiento. Tanto en el punto anterior como en este, juega un papel fundamental la decisión política de los funcionarios municipales sobre los técnicos. En muchos casos son ellos quienes determinan la agenda de los técnicos y esto favorece o condiciona la participación en un espacio de cooperación intermunicipal en el nivel que estamos hablando. Adriana Clemente y Claudio Lesnichevsky El plano de los proyectos socioproductivos Tal como ha sido la principal hipótesis del proyecto ejecutado por el IIED-AL, la microrregión como espacio territorial y como instancia de cooperación entre municipios puede otorgar a los emprendimientos socioproductivos una posibilidad de mejora en las políticas orientadas a estas iniciativas de generación y mejora de ingresos y un cambio en la escala que comprenda a mayor número de personas o pequeñas unidades productivas. Pero además, un mayor poder de negociación con gobierno nacional y provincial, un intercambio de recursos, un abordaje común y colectivo de las problemáticas productivas en un territorio y el acceso a mejores niveles de asistencia técnica. Los diferentes grados de desarrollo de proyectos socioproductivos, tanto en términos tecnológicos, organizativos como de escalas de producción, requieren acciones distintas por parte de los programas de promoción. En términos de diseño y ejecución de un programa microrregional de apoyo a un sector, esto debe interpretarse como una diversificación necesaria en su diseño dadas las diferencias existentes en los niveles de desarrollo y necesidades de asistencia de cada grupo. Esto supone, entonces, elaborar programas que posean una variedad de componentes y acciones flexibles, adaptables a las realidades de los diferentes destinatarios. Otro aspecto relevante a mencionar, a partir de la experiencia de ejecución del proyecto, refiere a la demanda que ejercen los grupos destinatarios e integrantes de los proyectos socioproductivos. Estos no demandan a la microrregión, ya que ésta no es vista como interlocutora para resolver sus necesidades. Esta es una figura relativamente novedosa. Junto a esto, la modalidad instalada de la demanda social, se da por la vía del municipio Políticas socioproductivas y Cooperación Municipal en Argentina. en forma directa. Esta situación, se ha podido modificar en parte en dos de las cuatro experiencias, ya que se logró, a partir de la perspectiva microrregional de trabajo con los proyectos socioproductivos, acercar la provincia a los proyectos para asistirlos técnica y económicamente. Por último, si bien sabemos que en nuestro país es todavía muy escaso el desarrollo de una cultura asociativa, cabe rescatar la vocación de integración que se ha dado en la mayoría de los casos. El ejemplo más paradigmático es el del grupo de ladrilleros de la microregión EINCOR. Esta actividad ha sido, tradicionalmente, familiar e individual. Sobre la base de esta premisa presumimos que no existiría una voluntad asociativa significativa. La experiencia de éste y otros muchos proyectos, ha demostrado que trabajando con los grupos la integración sobre la base de intereses comunes y acompañando técnicamente los procesos de construcción colectiva se pueden lograr importantes resultados. En definitiva se trata de mejorar las condiciones de trabajo, el acceso a los bienes, las posibilidades de negociación de los grupos de productores más desfavorecidos, desatendidos, y excluidos de las tramas productivas de mayor dinamismo, las que les permitirían un crecimiento cualitativo y cuantitativo. Comentarios finales La cooperación intermunicipal construye sus propias características, abonadas fuertemente por la experiencia de trabajo a nivel del Desarrollo Local, pero con una agenda y capacidades que pueden (deben) complementarse a la agenda de los municipios. Así como se observa que las organizaciones microrregionales constituidas reúnen, en algunos aspectos, dificultades similares a las de los municipios, también es importante señalar las particularidades de este tipo de organiza- 57 ción intermedia entre los municipios y las provincias. La ejecución de este proyecto, a pesar de su modesto financiamiento, demostró que el impacto de políticas y programas socioproductivos en escala territorial / microrregional es sumamente enriquecedor tanto para los actores económicos y sociales que las promueven, como para mejorar el impacto de las políticas públicas y hacerlas más eficientes. En el marco de este proyecto los beneficios que se pudieron constatar para los pequeños productores fueron, entre otros: la posibilidad de ampliar mercados y escala de producción, conocer y/o acceder a diferentes tecnologías de producción dentro del rubro, intercambiar productos y servicios con otras localidades y de acceder a servicios que de otra forma no accederían. Es evidente que, como estamos hablando de proyectos socioproductivos montados en su mayoría con escasos recursos económicos y técnicos, esto debería enmarcarse en un programa de trabajo abierto y flexible que pueda contener la diversidad de la problemática de la microrregión, atendiendo a su vez la complejidad de los problemas con los que se encuentran los productores de pequeñas unidades económicas que son entre otros: falta de financiamiento y asistencia técnica, precariedad de las condiciones de trabajo, falta de apoyo para la búsqueda y/o consolidación de los canales de comercialización y asistencia para la constitución de grupos cooperativos. Por su parte, el beneficio de la cooperación a nivel de los municipios y para las políticas públicas enfocadas en esta dirección, se puede observar en el intercambio y la replicabilidad de experiencias realizadas con el potencial adicional de incrementar los resultados de las primeras como consecuencia del aumento de la escala, en el acceso a recursos técnicos más variados y específicos, en la constitución de fondos de asistencia econó- 58 mica más eficientes que eviten los procedimientos burocráticos municipales que no acompañan los tiempos de producción, en la planificación de la asistencia a proyectos con perspectiva territorial. Para ello se debe trabajar en los aspectos mencionados como la falta de experiencia asociativa de los municipios, los problemas de gestión de las organizaciones microrregionales, las asimetrías entre actores y niveles de gobierno, así como el acceso a recursos adicionales para el diseño de programas de ejecución territorial. Sobre la base de la experiencia del proyecto comentado en este artículo, podemos mencionar diferentes estrategias y acciones posibles de diseñar para dar mayor impulso al desarrollo socioproductivo microrregional. a) La formación de técnicos y la constitución de equipos territoriales sobre la base de las realidades socioeconómicas y de los proyectos en cuestión. Se pueden integrar equipos con técnicos municipales y con técnicos de otras organizaciones del territorio. Es importante que haya un número de técnicos estable para atender las demandas de los distintos proyectos. b) La constitución de fondos de apoyo específicos para las distintas actividades productivas. Se pueden conformar fondos de apoyo destinados a las actividades productivas que sean diseñados sobre la base de las características de la propia actividad (tiempos y ciclos productivos, estrategias de desarrollo, planes de inversión, generación de nuevos puestos de trabajo) y que, en el mediano plazo, dependiendo de cada caso, puedan ser administrados por los mismos grupos de productores. c) La sistematización y difusión de modelos de trabajo. Esta estrategia está aso- Adriana Clemente y Claudio Lesnichevsky ciada a la posibilidad de producir intercambios entre los distintos municipios de una microrregión que enfrentan problemas comunes y la posibilidad de replicar modelos de trabajo probados y con la experiencia técnica acumulada, lo que permite un ahorro de dinero, esfuerzo y tiempo. d) El fortalecimiento de la gestión de las organizaciones microrregionales o de cooperación intermunicipal. Los organismos microrregionales carecen, en su mayoría de estructuras de funcionamiento técnicas. Poseen, una pequeña estructura administrativa que acompaña la labor de un gerente o coordinador. Pero, si acordamos que esta instancia asociativa de gobiernos municipales puede involucrarse más en la problemática de desarrollo social, es imprescindible discutir una modalidad de funcionamiento técnico y su financiamiento que logre hacer efectiva esta función. Las formas que pueden adoptarse son variadas: a través de equipos propios, o de representantes de los distintos municipios que la componen, o de equipos representantes de diversos actores del territorio. Lo que no puede estar ausente en este proceso es la decisión política de incluir esta problemática en la agenda territorial. e) La articulación de recursos e infraestructura productiva. El aprovechamiento de la infraestructura del territorio como mecanismo de minimizar los efectos de la carencia de algunos equipos, materiales o capacidades no es una práctica instalada. Con esto, no se quiere decir disponer de infraestructura mínima y compartirla, como un “arreglárselas con lo que hay y después se ve”, sino todo lo contrario, se trata de identificar la infraestructura y los recursos existentes (muchas veces con capacidad ociosa) para no duplicar innecesariamente inversiones en un territorio, Políticas socioproductivas y Cooperación Municipal en Argentina. y canalizar los recursos racional y estratégicamente. La cooperación intermunicipal es un hecho para un conjunto significativo de provincias y municipios. Sin embargo todavía está lejos de alcanzar el nivel de desarrollo deseable. Son escasas las políticas públicas dirigidas a trabajar en esta línea. El proyecto realizado por el IIED-AL confirma la relevancia que tiene el abordaje microrregional para el desarrollo de programas socioproductivos y el potencial técnico, económico y político de este tipo de articulación. 59 Elgue, M. territorios organizados y desarrollo local asociativo. Mimeo. Apartado 4. Páginas 7 a 11. Marquiaro, E. El Derecho Argentino y lo Intermunicipal. Más fortalezas que debilidades. Revista Medio Ambiente y Urbanización. Año 22. Nº 64. Mayo 2006. Pirez, P. Cooperación Intermunicipal en el marco de la integración regional. Foro Intermunicipal Buenos Aires Sin Frontera; organizado por la Secretaría de Promoción Social. Del 27 al 29 de abril de 1998 Notas Bibliografía Clemente, A. Cooperación microrregional, cuestión social y desarrollo social en Argentina. Revista Medio Ambiente y Urbanización. Año 22. Nº 64. Mayo 2006. Cravacuore, D. Análisis del Asociativismo Intermunicipal en Argentina. Revista Medio Ambiente y Urbanización. Año 22. Nº 64. Mayo 2006. Hardoy, J. Importancia del estudio de los centros intermedios y pequeños. Boletín de Medio Ambiente y Urbanización. Año 5. Nº 17. Diciembre 1986. 1. Si hay ley provincial que lo prevea puede darse la figura de un “ente autárquico” (este podría ser el caso de las comarcas) o de un consorcio de base provincial. Pueden también apelar a una fundación o una sociedad anónima y otras figuras de derecho privado como “brazo ejecutor”. Los entes (de base provincial o local) y las asociaciones civiles sin fines de lucro hoy parecen más idóneos para el desarrollo local. Sin embargo, Marchiaro plantea que en la medida que este espacio se valore desde Nación y Provincia se darán condiciones que requieran otras figuras.