Falanhir - La Guerra del Anillo

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La Guerra del Anillo
Falanhir
Autor Faramir_Jr
jueves, 06 de septiembre de 2007
Faramir, Capitán de Gondor al servicio de su padre, el Senescal, entró en las mazmorras de la Ciudad Blanca por
primera vez en su vida. Fue recorriendo las distintas celdas y las caras de los reclusos cuando vio algo que le heló el
corazón.
Uno de los prisioneros era igual a él...
{xtypo_dropcap}F{/xtypo_dropcap}aramir, Capitán de Gondor al servicio de su padre, el Senescal, entró en las
mazmorras de la Ciudad Blanca por primera vez en su vida. Fue recorriendo las distintas celdas y las caras de los
reclusos cuando vio algo que le heló el corazón. Uno de los prisioneros era igual a él.
-¿Quién eres?-dijo Faramir-Eres igual a mi.
-Me llamo Falanhir. Soy... tu hermano gemelo.
-¿Qué?¿Como que eres mi gemelo?
-Es cierto-dijo una voz detrás de Faramir, la cual los dos reconocieron como la de Boromir-Yo lo vi. Yo vi vuestro
nacimiento. Denethor os llevó a los dos a otro sitio, pero vio que tu, Falanhir, tenias una enfermedad al parecer
contagiosa por que tu nodriza murió con los mismos síntomas que tenias tu. Así que decidió encerrarte para que no
contagiaras a nadie.
-¿Por qué no lo ha sacado ya? Esta curado ¿no?
-Ya sabes que Denethor se volvió loco. Seguía pensando que no me había curado.
-Entonces te sacaré. Boromir hay que mantener esto en secreto así que, si le saco ¿me prometes que no se lo dirás a
papá?
-De acuerdo hermano no se lo diré.
-Muchas gracias a los dos.-dijo Falanhir-Os debo una.
-No pasa nada, Falanhir. Boromir ¿Dónde esta la llave de la celda?
-La guardo yo. Toma, aquí tienes.
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Faramir le abrió y los tres se fueron de los calabozos. Faramir se alejó un poco y Falanhir aprovecho para hablar en bajo a
Boromir.
-¿Por qué no me has dejado decirle lo que me pasa?
-Es demasiado joven para saberlo.
-Igual de joven que yo.
-Da igual. No se lo digas todavía.
Paso el tiempo y no pudieron guardar el secreto eternamente, así que Denethor se acabó enterando.
-Bueno Faramir, tu tan irresponsable como siempre-le dijo con desprecio-Y tu, Boromir, siento decir que me has
decepcionado. Bueno, vosotros os encargareis de vuestro hermano. Falanhir, primero iras con Boromir a Osgiliath a
adiestrarte con la espada y después iras con Damrod a Ithilien para hacer lo mismo con el arco.
-¿Por qué no va conmigo a Ithilien en vez de con Damrod?
-Porque tu no sirves para nada-Y se fué como si nada.
Estuvo largo tiempo luchando contra los orcos y trolls que atacaban continuamente Osgiliath y en los bosques y
matorrales de Ithilien, finalmente con Faramir.
Denethor le acabo asignando una fortaleza entre Cair Andros y Osgiliath.
Denethor también le dio dos compañías de defensa.
Paso el tiempo sin ocurrir nada, pero antes del asedio final a Minas Tirith hubo una incursión orca de un gran ejército que
los guerreros de Cair Andros que viajó hacia el sur, hacia Osgiliath y llegó al castillo liderado por Falanhir.
Asalto a los hombres
Antes de que los orcos llegaran fue hacia la fortaleza de Falanhir un mensajero de Cair Andros con un mensaje para
Falanhir.
-Los orcos han atacado Cair Andros y se dirigen hacia aquí. He venido para deciros que os prepareis.
-Muy bien-dijo Falanhir-Vete hacia Osgiliath y pídeles refuerzos.
-Hacia allí voy. Adiós.
Se alejo en el horizonte con su caballo.
En la puerta norte de la fortaleza también se veía ya a lo lejos el ejército de Mordor. Se prepararon para el ataque y
llegaron al mediodía.
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Comenzó el ataque y los orcos les tiraban flechas. También traían catapultas y trolls. Dijo Falanhir: ¡A cubierto soldados,
atacan los orcos!
Su segundo al mando dijo: Venga no paréis, los arqueros a las almenas y soldados preparados para el asedio, repeled
sus escalas.
Mientras, a unos metros de allí, el capitán orco, llamado Grazgla, un experimentado guerrero partícipe de muchas
batallas y con el rostro demacrado con numerosas heridas de guerra y armado con un brutal garrote orco daba
frenéticamente ordenes y castigaba a quienes no las acataban. A su puesto de mando accedió un insignificante y
repugnante goblin
- Mi señor hemos comenzado el asalto y estamos utilizando las catapultas para debilitarles.
El gran guerrero se quedo un tiempo pensativo y al final sentenció.
- Lanzad sus cabezas. Cuestan menos dinero y trabajo que las rocas.
-De acuerdo mi señor- finalizo el goblin.
En las puertas del castillo dos grandes trolls de Mordor apoyados con un ariete portado por orcos cubiertos las
destrozaba lenta pero notablemente. Los guardias les diezmaban poco a poco pero por cada enemigo que caía
aparecían dos mas.
-No podemos contenerles, mi señor. Son demasiados.
-¿Y de que serviría que os rindierais? Los orcos os matarían igualmente que si hubierais perdido la batalla así que ¿por
que no morir como verdaderos servidores a la corona de Gondor? ¡Por el Rey! ¡Luchad, compañeros gondorianos,
luchad!
El asedio siguió durante varias horas hasta que, el líder orco, harto de sus inútiles servidores siguieran luchando sin
conseguir nada se adelantó un poco a la batalla para verla mejor y dirigir con más dureza a sus tropas. De un manotazo
le arrancó el arco de sus manos a uno de sus soldados y se puso a disparar. Cuando al fin se consiguió derribar el portón
los pelotones de orcos entraron en bandadas aplastando y matando a los valientes soldados defensores de la ciudad. El
líder orco entro con todos y envalentonándose cargó contra Falanhir acompañado de 6 soldados. El combate fue duro y
al final quedaron Grazgla y Falanhir.
-No treras la desgracia a mi ciudad, putrefacto orco.
- Ya la he traído. Soy la desgracia en persona. ¡Mua, ja, ja, ja!
Estuvieron luchando en su duelo a muerte mientras los orcos ganaban cada vez más terreno de la fortaleza a los
defensores.
En un momento dado de la lucha en el que nadie lo vio fueron apareciendo cuerpos en el horizonte. Ya todos los
hombres menos Falanhir, que continuaba en su mortal duelo, se habían retirado a la fortaleza interior y echaban a los
orcos con sus flechas y sus proyectiles en general.
Cuando si que miraron todos fue cuando se oyó un sonido de un cuerno que provenía de las siluetas.
-¿Que es esto, maldito tramposo?¿Es que no sabes luchar si pedir refuerzos?-dijo en el momento que Falanhir
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aprovechó para rebanarle la cabeza.
-¡Pueblos de Gondor, a mi!- gritó un jinete que ya se distinguían por Boromir y su ejército.-¡Por el Senescal y el
Rey!¡Cargad!
El ejército de la Osgiliath arrolló a todos los orcos que encontró a su paso y entró en la fortaleza como un torbellino
acabando con todos los enemigos de los hombres y salvando el castillo.
Estuvieron descansando un rato cuando llegaron dos nazgûl y otra bestia alada vacía.
-No venimos a luchar. Nuestro señor nos a ordenado otra misión. Falanhir, nos perteneces.
Cuanto mas cerca estaba el Nazgûl mas dolor sentía Falanhir y se iba transformando en uno de ellos. Cuando acabo la
transformación se fue con ellos.
Faramir tenía que hablar con Boromir.
-¿Por que no me dijiste que era esta su enfermedad?
-No lo se. Creía que no estabas preparado para saberlo.
-¿Como ocurrió todo?
-Cuando era pequeño nos estábamos paseando por Osgiliath cuando se separó un poco. Llego un Nazgûl con unos
pocos orcos. Le clavó una cuchilla de Morgul. Tuve que ir a ver a Elrond a que te curara. Por suerte yo llegue a tiempo
para que no se la clavara cerca del corazón y tuviera mas tiempo para llegar a Rivendel. Elrond le curó pero había una
parte de la hoja que no se podía sacar aunque no se moviera hacia el corazón. Solamente volvería a ejercer su poder si se
acercabas a un Nazgûl. Por eso Denethor le encerró. Lo siento.
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