La gestión de los encuentros multilingües en ámbito

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La gestión de los encuentros multilingües en ámbito social en Génova
Mara Morelli
Universidad de Cagliari
in Convergencias y creatividad: el español en el umbral del tercer milenio, a cura di Pilar Capanaga,
Daniela Carpani e Ana Lourdes de Hériz, Bononia University Press, Bologna, pp. 97-117.
1.
Introducción
En los últimos años Génova se ha convertido en una ciudad cada vez más cosmopolita tras la llegada
de numerosos inmigrantes procedentes de varios países, muchos de ellos hispanohablantes. Por
consiguiente han aumentado los encuentros multilingües en presencia tanto de mediadores culturales
como de intérpretes. Por otro lado, en la última década, la ciudad ha sufrido profundos cambios, sobre
todo en el sector de la construcción, del desarrollo y reajuste urbano y del tráfico marítimo, sin
traducirse todo ello, sin embargo, en un auténtico crecimiento económico. Los motivos pueden
atribuirse a múltiples factores, entre ellos la dificultad de pasar de la época en que Génova constituía
con Milán y Turín el triángulo industrial, con una fuerte presencia de la industria siderúrgica y de
empleo estable, al período de la fragmentación de los grandes colosos de participación estatal y de la
consiguiente precariedad de los trabajadores. En muchos casos la fuerza de trabajo genovesa que podía
hacerlo optó por fórmulas como la jubilación anticipada. El problema fue que estos puestos dejados
vacantes no dieron lugar a una reestructuración y nacimiento de nuevas actividades productivas y en
muchos casos tampoco pudieron convertirse en un legado de padre a hijo como solía pasar en
realidades como la del puerto genovés, sino que se reorganizaron las labores y se introdujeron
fórmulas contractuales precarias. Sin embargo, el dato más destacado es que la población genovesa
sigue envejeciendo y presenta tasas de relevo generacional muy bajas (datos de 2003 hablan de 4572
nacidos contra 8875 muertos), lo que se convierte en un factor de atracción para los flujos migratorios,
jóvenes y con tasas de natalidad indudablemente mayores con respecto a las de las parejas genovesas.
Son estos factores sociológicos y culturales más que lingüísticos los que nos indujeron a emprender
una investigación en el territorio genovés. El objetivo de esta contribución es el de presentar los
primeros resultados de una investigación en curso de ejecución cuyo propósito es el de analizar la
gestión de las situaciones multilingües en distintas instituciones tanto públicas como privadas en el
ámbito social, sanitario y educativo en Génova. El presente trabajo forma parte de un proyecto de
investigación de mayor alcance cuyos objetivos son principalmente tres: el primero es el que se acaba
de enunciar; el segundo consiste en encontrar puntos en común entre la mediación social, la mediación
cultural y la mediación interlingüística 1 desde el punto de vista antropológico, sociológico y
pragmático; el tercero es ahondar en el conocimiento de los aspectos peculiares de la mediación
interlingüística entre dos lenguas afines. El trabajo de campo consiste en la entrega de un cuestionario
(véase apéndice) basado en Kurz (1989), Kopczynski (1994) y Mesa (1997), suministrado a diferentes
instituciones, asociaciones y centros que operan en el territorio genovés para acoger a los inmigrantes,
como el Centro de Acogida para Extracomunitarios,2 la Cooperativa Saba, los Servicios Sociales del
Ayuntamiento de Génova, etc., para entender si las mismas recurren a la colaboración de los
mediadores y de los intérpretes, si las dos figuras aparentemente se superponen y, de ser así, en qué
casos y cuáles son las cualidades valoradas más positivamente en el mediador. Además se entregó un
breve cuestionario a los intérpretes de conferencias que forman parte de la Asociación Italiana de
Traductores e Intérpretes (AITI) en la Región Liguria (ya que, como se verá más abajo, en nuestra
ciudad y para la combinación lingüística español-italiano-español no consta ni un intérprete con
calificación específica de intérprete social) para ver cuál es su percepción del papel del mediador
cultural y para saber si habían tenido alguna vez experiencias como intérpretes-mediadores.
1
Una línea de investigación que estoy siguiendo en la actualidad, gracias a la colaboración de un trabajador del
sector social, está dirigida justamente a analizar y a estudiar las distintas formas de mediación, de manera
interdisciplinaria y con un ojo especial a la interpretación y resolución de problemas durante la comunicación.
2
En este caso nos remitimos a los datos recolectados en la amplia investigación llevada a cabo por Ghiazza
(2002).
1
Actualmente podemos contar con unos noventa cuestionarios y seis entrevistas profundizadas, pero el
aporte de esta comunicación no pretende ser, ni mucho menos, el de presentar datos exhaustivos sobre
una realidad en continua evolución y acerca de un proyecto todavía en curso de realización.
2.
Premisas teóricas
El marco teórico que nos está sirviendo de base para el proyecto está constituido básicamente por tres
trabajos, dos de ellos muy recientes: el primer informe sobre la inmigración en Génova (Primo
rapporto sull’immigrazione a Genova), I latinoamericani a Genova -ambos publicados a finales de
2004-, además de un proyecto de fin de carrera sin publicar llevado a cabo en 2002 en la Universidad
de Trieste, Facultad de Traducción e Interpretación, titulado Capire per integrarsi, integrarsi per
capire: il mediatore linguistico e culturale nella città di Genova (Ghiazza), que constituye el soporte
teórico relativo a la interpretación social y a la mediación interlingüística más en general, aunque no
profundice en el aspecto de una combinación lingüística concreta. Por lo que se refiere al Informe
sobre la Inmigración son numerosísimos los datos de interés para nosotros, sobre todo porque
evidencian las cifras de la inmigración latinoamericana en Génova. Tan sólo para dar una idea citamos
algunos datos sacados del texto que acabamos de mencionar: el incremento porcentual de la población
extranjera empadronada en el Ayuntamiento de Génova ha aumentado del 1,25% de hace diez años al
2,67 de 2000, cifra que seguramente se ha superado con creces en los últimos cinco años (las
estimaciones de las estancias para 2003 apuntaban a unas 27.524 personas de unos 630.000
empadronados totales). Los extranjeros presentes en Génova son sobre todo ecuatorianos (3048),
marroquíes (2128), peruanos (1333), senegaleses (1100) y albaneses (1099). Todos estos últimos datos
son de 2000. Las razones principales de las estancias en Génova son el trabajo (10.477 expedientes),
seguida por razones familiares (la mitad de casos respecto al dato anterior).
La segunda fuente que nos ha servido de referencia ha sido el texto I latinoamericani a Genova, con
contribuciones de diferentes autores, algunos de ellos inmigrantes, muy activos en el entramado sociocultural de la ciudad. Los diferentes temas tratados abarcan desde la historia hasta la antropología,
desde la sociología hasta la economía, etc.
Varios aspectos de este trabajo que quisiera destacar son los siguientes, todos sacados de la
investigación cuantitativa de Stefano Poli (2004: 144-170): el número medio de componentes de los
hogares latinoamericanos en Génova se sitúa alrededor de las cuatro personas, pero un 30% de ellos
tienen más de cinco personas. Como ya hemos visto, los italianos en Liguria presentan tasas de
natalidad muy bajas y tasas de mortalidad cada vez más altas con una población de la que más del
25,5% tiene más de 65 años. La procedencia geo-económica de los latinoamericanos presentes en
Génova es en la mayoría urbana: tres de cuatro vivían en centros urbanos de medias-grandes
dimensiones, mientras que sólo uno de cuatro procede de zonas rurales de media-baja densidad. Desde
el punto de vista socio-económico, tanto el nivel de educación como de origen sociocultural se coloca
alrededor de los valores medios. Por lo que se refiere a la condición laboral en el país de origen, se
percibe una elevada tasa de empleo (alrededor de 66%), con patentes diferencias de género, con un
menor número de mujeres empleadas (55% contra el 85% de los hombres). La mayoría de hombres
estaban contratados en el sector de los servicios o de la industria, con un número relevante de
trabajadores por cuenta propia y en el sector del comercio. Por tanto, en muchos casos, según afirma
Poli: “la migrazione per lavoro è inserita in un contesto sempre più globalizzato e sempre meno
delimitato in termini di confini nazionali e di possibilità di spostamento [...]. All’origine non si deve
per forza parlare di una fuga dalla povertà [...]. Più spesso si tratta di perdita del potere d’acquisto dei
salari a causa di fenomeni inflazionistici dell’economia locale” (2004: 145). Sólo el 15% de los
trabajadores consiguen mantener en Génova la actividad laboral que desempeñaban en su país de
origen, principalmente en el caso de empleo en el sector de la construcción (operarios, albañiles) y de
la asistencia.
La mayoría de los latinoamericanos que viven en Génova trabajan en el sector de la asistencia familiar
a personas mayores (una especie de ethnic business con un 60% de ocupados, sobre todo mujeres),
mientras que un 10% opera en el sector de la construcción, un 7% en la industria, en otros servicios y
en el terciario y sólo un 2% trabaja por cuenta propia.
Los aspectos de interés de la tercera fuente arriba mencionada (Ghiazza 2002) merecen un desarrollo
por separado, ya que se acercan más al núcleo de nuestra investigación, es decir la mediación
interlingüística (cultural e interpretación-traducción) a la que dedicamos un breve párrafo explicativo.
2
3.
La interpretación social
Por interpretación en lo social3 se entiende el servicio llevado a cabo por un mediador interlingüístico
en contextos como las comisarías, las cárceles, las jefaturas de policías, los centros educativos, los
centros de acogida para inmigrantes, los servicios sociales y sanitarios, el tribunal, etc. donde se
producen encuentros entre un inmigrante que no habla la lengua del país de acogida (el llamado cliente)
y el funcionario de la institución u operador que trabaja en la asociación que suministra un
determinado servicio. La técnica de interpretación más utilizada en estos casos es la consecutiva corta
sin toma de notas o la susurrada, o sea la intervención del intérprete que sigue la de las demás partes.
Se suele tratar de intervenciones breves y la traducción oral (interpretación) se lleva a cabo sin el
auxilio de material técnico adicional. Sin entrar en el detalle de las peculiaridades de esta modalidad
de interpretación,4 es indudable que se trata de situaciones a menudo muy tensas, caracterizadas por un
desequilibrio de poder entre las partes implicadas, donde la parte emocional desempeña un papel
relevante. Incluso en la disposición física, el mediador se suele colocar entre las dos partes como
auténtico puente en el encuentro, intentando restablecer, o por lo menos ajustar, los eventuales
desequilibrios existentes, pero tratando de mantenerse lo más neutral posible. Se trata de un tema muy
controvertido: por lo que se refiere al papel del intérprete social y del mediador cultural se ha hablado
de gatekeeper, advocate, conduit, es decir, de una visión más o menos implicada o bien neutral que
el/la mismo/a puede adquirir en el encuentro mediado; sin embargo, muchos de los estudios recientes
acerca del papel del mediador interlingüístico dejan de lado la supuesta neutralidad imposible de
alcanzar y quizá no tan positiva por parecer demasiado formal y aséptica, para abogar, en cambio, por
una concepción del intérprete social como alguien equilibrado y equidistante de los protagonistas del
encuentro (auténtico mediador, entonces). Ya no se trataría de un problema de neutralidad y de
imparcialidad sino más bien de multiparcialidad, ya que el mediador, al estar físicamente presente
entre las demás partes, se convierte en un tercero en el encuentro y el discurso, que interviene casi a la
fuerza, muy visible, además. En determinados contextos, como el psiquiátrico, el mediador puede
incluso llegar a desempeñar cuatro roles diferentes: mediador lingüístico, mediador cultural, portavoz
del paciente y co-terapeuta.
Quizá el contexto mejor reglamentado y menos borroso sea el sector educativo donde apenas aparece
la figura del intérprete social mientras que prima la del mediador cultural. Este papel está previsto por
la ley y coincide con quien tiene la tarea de defender o evitar que se pierdan las costumbres de las
comunidades de pertenencia de los escolares inmigrantes actuando además como mediadores
lingüísticos (traductores e intérpretes). No es raro que los propios docentes de las guarderías y de la
escuela primaria se conviertan en mediadores y especialistas de la comunicación, ya que, según
resumen muy acertadamente Demetrio y Favaro: “Ciascuno, più inconsapevolmente che
razionalmente, comunicando, traduce il proprio modo di pensare sempre e in tutti i casi (letteralmente
lo trasferisce da se stesso agli altri) e attua, così facendo, sempre una mediazione culturale” (1997: 5).
Cabe preguntarnos ahora quién es el mediador/intérprete en estos ámbitos. Según la AITI, no es
necesario que pertenezca a la misma etnia y que proceda del mismo país que el inmigrante, con tal de
que satisfaga unos criterios de calidad dados, como por ejemplo: formación a nivel universitario,
excelente conocimiento de las lenguas y de las culturas de los dos países interesados, conocimiento de
los trámites burocráticos y administrativos así como de las problemáticas y normativas relacionadas
con la inmigración. En ámbito nacional, los primeros centros que se ocuparon de este asunto fueron el
CIES (Centro di Informazione ed Educazione per lo Sviluppo) y el COSPE (Cooperazione per lo
Sviluppo dei Paesi Emergenti). El primero es una organización sin ánimo lucrativo creada en 1983 y
3
En lengua inglesa este tipo de interpretación se conoce como Community Interpreting, Dialogue Interpreting o
Public Service Interpreting aunque no se haya llegado todavía a una terminología estandarizada en este ámbito.
En Italia nos estamos moviendo entre Interpretazione per i Servizi Sociali, Interpretazione in ambito
comunitario, Interpretazione di comunità, etc.
4
Ya son muchas las fuentes básicas para el estudio de este tipo de interpretación, entre ellas, Garzone y Rudvin
(2003), Gentile et al. (1996), Katan (1996), Valero Garcés (2003).
3
que en los últimos años ha ido dirigiendo una atención especial al servicio de mediación lingüísticocultural (en Génova ha estado presente en la fase de organización de este servicio en la Jefatura de
Policía). También el COSPE es una asociación sin ánimos de lucro, fundada en 1983 con el fin de
fomentar acciones e iniciativas para la cooperación para el desarrollo. A partir del año 2000, el
COSPE ha reforzado sus actividades de comunicación y de información, incluso en el marco del
proyecto MMC Europe 2000 dirigido a crear emisoras de radio multilingües virtuales.
4.
El caso genovés y las herramientas de las que se ha dotado la ciudad
El origen de la mediación lingüístico-cultural en Génova puede remontarse a 1996 cuando el
Ayuntamiento de Génova, financiado por una unidad operativa del área de los Servicios Sociales,
organizó el primer curso de formación para mediadores culturales de la duración de nueve meses. El
curso estaba dirigido a veinte personas y la paradoja que se dio fue que, por ejemplo, algunas
latinoamericanas ya casadas con italianos y, por lo tanto, con ciudadanía italiana, no pudieron acceder
a dicho curso por no cumplir el requisito de ser ciudadanas extranjeras.
El año siguiente, en 1997, el Forum contra el Racismo de Génova lanzó un proyecto parecido,
financiado por la Provincia y la UE. En 1998 el Ayuntamiento instituyó un fondo para financiar, de
manera experimental, las actividades de veinte mediadores en las oficinas municipales y en algunas
ventanillas de información socio-sanitarias. A partir de aquel entonces empezaron a organizarse las
asociaciones de los mediadores, entre ellas, en 1999, AS.ME.C (Associazione dei Mediatori Culturali),
inicialmente justo con aportes de hispanohablantes procedentes de Bolivia y de Ecuador, la cual apoyó
a otra asociación ya presente y hoy muy activa en el tejido social genovés, que es la Cooperativa
S.A.B.A.. Esta Cooperativa tiene suscritos hasta la fecha distintos convenios con el Ayuntamiento de
Génova (oficina del registro civil, algunos distritos sociales, diferentes escuelas estatales y
municipales, unidades sanitarias y hospitales, cárcel, etc.). La presencia latinoamericana entre los
mediadores de esta cooperativa es muy elevada (un 35% del total).
Entre muchas otras asociaciones activas y presentes en este ámbito en Génova, destaca el CAE (ONG
promovida por la Cáritas Diocesana de Génova con acogida a inmigrantes en condiciones de pobreza
o de dificultad temporal) que participa en el Programa Nacional de Asilo y en el ACNUR. En esta
asociación la mediación cultural empezó a percibirse como una necesidad en 2001. Dentro de un
programa gubernamental se estipuló un convenio con la Cooperativa S.A.B.A. para facilitar una ayuda
sobre todo en los casos de los solicitantes de asilo. Las lenguas más pedidas eran sobre todo las de
África Central, con discreta presencia de las lenguas del Lejano Oriente. En estas situaciones
comunicativas, los mediadores intervienen sobre todo en la primera entrevista del trabajador social o
socio-sanitario con el inmigrante, la cual se lleva a cabo casi siempre en la sede del centro.5
5.
Contenidos básicos de un curso de mediación cultural
Las pruebas previstas para el primer curso que se organizó en Génova consistían en una redacción
escrita en italiano y en dos entrevistas en italiano, una con un psicólogo y otra con un mediador de la
misma área lingüística. Se valoraba positivamente cualquier tipo de experiencia de mediación. Los
contenidos del curso preveían una parte más teórica con fundamentos de asignaturas como
antropología, sociología, informática y lengua extranjera, seguida por una parte de prácticas en las
instituciones y asociaciones a las que se pensaba destinar al mediador para que el mismo pudiera
entrar en contacto con la normativa y las dinámicas de dicho entorno laboral. Además de estos cursos,
que podríamos definir básicos, se organizan también cursos de actualización sobre temas como las
relaciones entre los mediadores y los operadores o usuarios, la trata, la prostitución, la comunicación
con niños con dificultades, etc. Como lingüista e investigadora en este ámbito me chocó mucho
comprobar que la enseñanza de los idiomas ocupa un lugar muy marginal en la formación de los
mediadores y que apenas aparece la traducción escrita entre las habilidades que se deberían desarrollar,
5
En la actualidad se está llevando a cabo un proyecto dirigido a actualizar y a analizar los datos relativos a la
mediación lingüístico-cultural, sobre todo en el ámbito educativo aunque de manera no exclusiva, en la Región
Liguria. Quisiera agradecer a María Eugenia Esparragoza su disponibilidad a la hora de anticiparme alguna
información relativa a este proyecto cuyos resultados se darán a conocer oficialmente en un congreso a finales de
septiembre de 2005.
4
así como no se prevé ninguna formación en técnicas de interpretación oral, aunque el mediador se
encuentre operando constantemente en un entorno de comunicación interlingüística oral. Creo que
todo ello puede explicar algunas de las asignaturas pendientes que desarrollaré en los párrafos
siguientes.
6.
El Tercer Sector y la intervención de los mediadores
Por tercer sector se entiende un ámbito muy polifacético integrado por asociaciones de voluntariado,
organizaciones de cooperación social, iniciativas ciudadanas sin ánimos lucrativos, cooperativas de
servicios que se mueven en distintos sectores, como la defensa, la seguridad social, la salud, la cultura,
la educación, la inserción laboral, etc.
Pensando en la labor de un mediador interlingüístico, son muchas las ventajas al trabajar o colaborar
en este sector, entre ellas, un mejor conocimiento de las dinámicas de la mediación lingüístico-cultural
por parte de los operadores especializados y de los trabajadores de las instituciones o asociaciones
involucradas; un entorno de trabajo amistoso, a menudo muy vinculado al sector religioso; un menor
desequilibrio entre los participantes en el encuentro mediado con respecto a las situaciones
prototípicas que describimos en el párrafo relativo a la interpretación social; la posibilidad de poder
tener una retroalimentación inmediata y constante, gracias a la relación que se suele entablar entre el
mediador y el operador. Esta fase de debriefing se da muy raramente en otros ámbitos laborales de
interpretación y en cambio se revela extremadamente importante ya que permite capitalizar y
rentabilizar la actuación del mediador, ayudándole a entender si la entrevista fue exitosa o no, el
porqué de eventuales fallos comunicativos, etc. Sin embargo, junto con estos aspectos positivos
tenemos también la otra cara de la moneda con algunas desventajas, como por ejemplo el riesgo de
excesiva implicación y empatía del mediador; algo que a veces lamentan los propios operadores
afirmando que se dan casos en que el mediador casi tiende a sustituirse al operador o bien al
inmigrante, interviniendo en momentos inadecuados o en campos que no le corresponden. Por otro
lado, es muy frecuente que la labor del mediador se desarrolle en un régimen de voluntariado, que no
esté retribuida o muy mal pagada, perpetrando la precariedad y sin ayudar en absoluto a dar mayor
visibilidad y estabilidad a la figura del mediador como auténtico profesional.
Por lo que atañe a quien hace de mediador en el ámbito social, la mayoría son mediadores y no
intérpretes, no siempre formados, pero, según se desprende de las respuestas de los cuestionarios, la
formación no parece contar mucho, sino que se valoran mucho más las capacidades reales
demostradas y el saber traducir con fidelidad y precisión. Muchos de los mediadores de la comunidad
latinoamericana están muy vinculados al sector religioso; en comparación con lo que pasa en el sector
educativo y de la justicia, se trata en muchos casos de voluntarios, cuyos objetivos principales se
convierten casi en objetivos personales; es decir, expresar las necesidades del cliente-inmigrante, por
un lado, y por otro, ser un punto de referencia, una especie de asesor de la comunidad étnica implicada.
Sin embargo, compartimos plenamente la afirmación de Molle cuando sostiene que los mediadores se
convierten en un: “<<cuscinetto>> e <<spazio transizionale>> dove si ritrovano codici culturali e
religiosi del mondo d’origine e si traducono per riutilizzarli in un contesto che funziona con codici
diversi. Tuttavia nello svolgere questo ruolo, la funzione comunicativa culturale può anche assumere il
ruolo di un freno all’integrazione (2004: 200)”. Efectivamente, el riesgo de convertirse en el paladín
del recién inmigrado está al acecho en el caso de los mediadores, quienes siguen sintiéndose, según
demuestran las entrevistas, primero inmigrantes y sólo después trabajadores que están desempeñando
un encargo laboral. Muchos de ellos admiten que no consiguen distanciarse y no participar
emocionalmente en lo que esté contando el inmigrante, ya que viven el encuentro y la entrevista como
una especie de prueba de solidaridad. Además, a veces se han creado situaciones tensas incluso entre
mediadores de distintas áreas lingüísticas, ya que la contratación de uno a menudo supone una falta de
trabajo para otros y, en el caso de las ventanillas públicas, la presencia de mediadores de una lengua
dada parece hacer aumentar los clientes-inmigrantes de esa determinada lengua; lo que además, no
hace sino reforzar la idea de escasa autonomía y de integración pasiva de los recién llegados. Se dan
también casos de mediadores que hablan la misma lengua pero que no proceden del mismo país y
algunas entrevistas demuestran que el espíritu de solidaridad entre ellos es un poco fluctuante. Hay
quienes muestran una especie de nostalgia pensando en los años en los que los únicos inmigrantes eran
los que pertenecían a su país y en que no había competencia entre ellos. Una mujer latinoamericana
entrevistada comenta: “Ellos sí que están unidos [nombra a la población inmigrante procedente de otro
5
país latinoamericano], se ayudan mucho más entre ellos, nosotros en cambio... Hay otra mentalidad, en
vez de unirnos porque estamos lejos de nuestro país, hay un egoísmo tremendo. Competimos uno con
otro”. Otra mujer habla con nostalgia de “cuando éramos pocos inmigrantes y nos trataban bien”.
7.
Las relaciones entre mediadores e intérpretes en Génova
Como hemos visto más arriba los mediadores formados en la actualidad en la provincia de Génova son
unos cuarenta, de los cuales un 40% aproximadamente hispanohablantes. En cambio, los intérpretes de
conferencias con el español como lengua de trabajo activa6 en toda la Región Liguria, según consta en
el anuario de la Asociación Italiana de Traductores e Intérpretes, son tan sólo diez. Ahora bien, es
indudable que esta cifra no corresponde al total de intérpretes activos en nuestra ciudad porque no es
una obligación estar inscrito en la Asociación susodicha y muchos de los jóvenes recién licenciados
optan por otro tipo de carrera, pero son tres los elementos interesantes que cabe considerar:
primeramente recordar que no aparece ningún intérprete social (tampoco con otra combinación
lingüística) específicamente formado en el anuario de AITI de nuestra región. En segundo lugar, como
intérprete de conferencias activa hasta hace dos años, creo conocer la situación de este ambiente como
para afirmar que son cuatro las profesionales que suelen trabajar como intérpretes de conferencias en
la combinación español-italiano-español en toda la región; de las cuales, dos no pertenecen a la
asociación susodicha y no me consta que tengan relación con el mundo de la interpretación social. En
tercer lugar, por lo que se refiere al colectivo de los recién licenciados, también el número de jóvenes
que no hayan cursado una carrera donde he trabajado (Trieste o Forlì) y que trabajen en nuestra ciudad,
es prácticamente nulo. Por lo que se refiere a antiguos estudiantes en los cursos donde trabajé o sigo
trabajando, algunos de ellos sí han tenido experiencia en el sector de la interpretación en Génova, pero
de manera ocasional. Por eso, aunque se trata sólo de seis intérpretes entrevistados, la muestra que he
recogido puede considerarse estadísticamente significativa. A los intérpretes profesionales (de bilateral
o de conferencias) se les preguntó básicamente si creían que había algún tipo de superposición entre el
mediador cultural y el intérprete en la práctica laboral en nuestra región, cómo consideraban que eran
las relaciones entre mediadores culturales e intérpretes, cuáles creían que eran las mayores diferencias
entre mediadores e intérpretes y si habían tenido experiencia alguna vez como mediadores lingüísticos
en un contexto de encuentros sociales con inmigrantes hispanohablantes. A la primera pregunta todos
los entrevistados con la salvedad de uno, contestaron que no; en la segunda respuesta calificaron de
cooperativas las relaciones entre mediadores culturales e intérpretes de la misma área lingüística
aunque muy raras; 7 relativamente a las mayores diferencias entre mediadores e intérpretes, los
segundos destacaron las siguientes (en orden de frecuencia de respuesta dada): mayor preparación
técnica del intérprete, mayor profesionalidad del intérprete, actitud más implicada del mediador,
tarifas y, sorprendentemente en última posición, un mayor conocimiento por parte del mediador de las
culturas implicadas en el intercambio comunicativo. Sin embargo, una vez más, cabe recordar que
prácticamente todos los intérpretes entrevistados tienen una larga experiencia y experimentaron en
primera persona la condición de inmigrante. La pregunta relativa a la experiencia de los intérpretes en
contextos de encuentros mediados en ámbito social dio como resultado cuatro no y dos sí, sin embargo
una de las respuestas positivas hacía referencia a la actuación en ámbito judicial y no social.
De momento no podemos considerar estadísticamente significativas las entrevistas a los mediadores
culturales hispanohablantes, pero cabe resaltar algunos aspectos que surgen de las mismas: a veces los
mediadores se muestran algo reacios hacia la actuación de los intérpretes que definen muy buenos
desde el punto de vista profesional y técnico, pero especies de maquinillas automáticas muy caras.
Efectivamente es curioso que los intérpretes hayan situado tan sólo en tercera posición la cuestión de
6
Por lengua activa entendemos una lengua desde la que el intérprete puede trabajar y a la que puede interpretar.
Dado que todas las situaciones de interpretación bilateral o de enlace requieren este tipo de habilidad al tener que
activar continuamente la reversibilidad, es decir, la capacidad de pasar constantemente de una lengua a otra en el
encuentro mediado, hemos considerado tan sólo a los intérpretes que tienen el español como lengua activa.
7
Quizá sea interesante notar que de los seis intérpretes cinco son nativos latinoamericanos aunque todos llevan
ya más de diez años viviendo en Liguria; sin embargo, es probable que algunos de ellos formen parte de
asociaciones culturales latinoamericanas presentes en el territorio o que tengan contactos con las comunidades
hispanohablantes de la región.
6
las tarifas, algo que en cambio considero un punto crucial y que, de forma más o menos patente,
aparece reivindicado y lamentado por parte de los mediadores culturales. Pensemos que un intérprete
de conferencias cobra de 380 a 450 euros aproximadamente al día,8 mientras que el mediador no
contratado como empleado o colaborador fijo en una institución o asociación determinada puede ganar
entre 5 y 15 euros por hora. A la luz de todo lo que acabo de exponer dejo este dato simplemente
enunciado para la reflexión de los lectores.
8.
Problemas y dilemas con la combinación lingüística español-italianoespañol
Uno de los mayores problemas con nuestro par de lenguas es que en los encuentros sociales se
contrata a un mediador tan sólo en situaciones de emergencia, con mayor frecuencia en los hospitales
y en la jefatura de policía. En los demás casos se sigue perpetrando la leyenda del entendimiento
mutuo entre un hispanohablante y un nativo italiano: parece ser muy halagüeño para los italianos
recuperar sus cursillos de español o sus historias familiares de emigración. Por otra parte los
latinoamericanos desarrollan una interlengua que muestra una interferencia muy acentuada con escaso
control a la hora de activar un código lingüístico u otro: más allá de todo tipo de generalización sin
fundamentos, sería extremadamente interesante llevar a cabo un análisis lingüístico de la evolución de
la lengua de los inmigrantes, del mantenimiento o menos de su lengua de origen y del aprendizaje de
la lengua italiana. Gran parte de los inmigrantes latinoamericanos en Génova afirman no haber tenido
dificultad con la lengua italiana. Sin embargo, un 70% siguieron un curso de italiano, aunque, en
muchos casos fuera tan sólo un módulo de pocas horas. En familia se sigue hablando la lengua de
origen por razones de tradición cultural, pero en muchos casos ya se trata de una lengua española muy
contaminada y con fuertes interferencias. Además, según afirma Esparragoza: “Se non esiste
determinazione nel mantenimento della lingua madre, il bilinguismo non riuscirà ad aggiungere una
lingua ma ne sottrarrà almeno una” (2003: 88). Incluso en los jóvenes estudiantes, como recuerda la
propia Esparragoza, dada la adquisición más rápida del italiano con respecto a inmigrantes no
hispanohablantes, se dan más frecuentemente casos de apatía, de fracasos escolares, de dejaciones, de
falta de estímulo. Por supuesto estos motivos no son de índole meramente lingüístico sino que se
añaden a factores de carácter familiar (nivel socio-cultural del hogar, eventual formación previa en el
país de origen, etc.) y sobre todo psicológicos.9 Indudablemente en el sector educativo la actuación del
mediador puede ser en estas situaciones de importancia fundamental. Incluso en el caso en que el
mediador o el intérprete esté presente en el encuentro entre inmigrante y funcionario, puede ser difícil
para él/ella restablecer los turnos conversacionales, insertar su traducción, sobre todo cuando el
funcionario o el trabajador social entiende (o piensa haber entendido) la respuesta o la intervención del
cliente y por ende salta por completo el turno del intérprete.
Finalmente hay otra cuestión que me gustaría dejar planteada y que considero que debería ser materia
de reflexiones o de análisis profundizados. A lo largo de mis años de experiencia tanto como docente
que como intérprete he notado varias veces que los latinoamericanos muestran cierta reticencia a la
hora de colaborar con españoles peninsulares o de todas maneras quizá la comprensión entre los dos
grupos no resulte tan fácil incluso compartiendo el mismo idioma. Intentaré explicarme mejor para
evitar ser malinterpretada. Soy italiana y mi especialización como intérprete y traductora se llevó a
cabo en España por razones de proximidad geográfica. El acento y la entonación que tengo al hablar
español son seguramente los típicos de España. Ahora bien, varias veces al trabajar de intérprete con
latinoamericanos he conseguido recuperar su confianza y colaboración (sobre todo en las situaciones
tensas que ya he descrito) sólo diciendo que soy italiana y no española. Hay otros casos en los cuales
he percibido dificultades parecidas de comprensión y de colaboración, tanto por parte de los españoles
peninsulares como por parte de los compañeros latinoamericanos, por ejemplo, entre docentes. Repito:
no quiero que esto se vea como una generalización indebida, simplemente creo que sería interesante
8
Una rueda de prensa en consecutiva aunque dure media hora debería ser pagada con tarifa completa, ya que
ésta se considera diaria e indivisible.
9
El mismo día en que se inauguraba el congreso Convergencia y creatividad en el español del tercer milenio se
presentó en Génova un interesante volumen titulado Il fantasma delle bande: Genova e i latinos cuyo objetivo es
el de analizar la condición de los jóvenes latinoamericanos que muy frecuentemente son los protagonistas de la
página de los sucesos por episodios de microdelincuencia .
7
juntar opiniones e intentar entender si lo que acabo de decir tiene algún fundamento, las razones y las
formas que podrían conducir a relaciones más ágiles y sin prejuicios.
9.
Retos futuros
Estamos en una fase en que parece que en Génova se consigue gestionar la emergencia de la
mediación interlingüística, pero, ¿dónde está la programación?
Casi todo el mundo conoce la importancia de la mediación y en qué consiste; sin embargo, ¿por qué
no se da una mayor colaboración y rentabilización de las experiencias de mediación en los distintos
ámbitos? Estoy convencida de que todo ello se da entre los mediadores pertenecientes a una misma o a
distintas cooperativas, pero me parece que difícilmente todo ello pasa a otras instituciones o bien a
otros profesionales de sectores afines que podrían beneficiarse de estas experiencias. Por ejemplo,
¿por qué no se produce una mayor cooperación e intercambio de información entre intérpretes y
mediadores? Creo que demasiado a menudo se reitera que el mediador traduce cultura más que
palabras, como si todo traductor o intérprete no hiciera lo mismo: no creo que exista ninguna labor
interlingüística sin el trasvase del componente cultural. Ahora bien, si es cierto que un mediador tiene
mejores conocimientos y un bagaje más rico de la cultura de un país determinado y si el intérprete
maneja mejor las técnicas de la interpretación, ¿por qué no pensar en momentos de intercambio y de
formación mutua?
Las respuestas son muy complejas y no es mi intención intentar contestarlas sino tan sólo dejarlas
planteadas para que los interesados puedan entablar un estudio, una investigación, al ser posible
implicando a personas de distintos sectores y disciplinas, con diferentes vivencias, aun con el objetivo
común de entender y mejorar la realidad en la que viven. Desgraciadamente, con demasiada frecuencia,
los equipos de investigación parecen ya predeterminados, prefijados y con escasa capacidad de
atracción y apertura a nueva savia. Así se da la paradoja de operar de manera exactamente opuesta a lo
que supone todo tipo de mediación, incluso siendo especialistas en ella: excluyendo e incomunicando.
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Apéndice
El Cuestionario
Método de recopilación: con la salvedad de la tabla A, donde se van a asignar puntuaciones de 1 a 5, el
resto del cuestionario se rellenará marcando la respuesta elegida. Ejemplo:“Ha trabajado alguna vez
con mediadores?”, si la respuesta es “Sí”, marque “Sí”. En el caso de respuestas múltiples, es posible
elegir más de una opción.
Sección A
1.
¿Sabe cuál es la tarea de un mediador intercultural / interlingüístico y de un intérprete?
Sí
No
2.
¿Puede llevar a cabo una entrevista en una (o más) lengua(s) extranjera(s) con un paciente /
usuario / cliente que acude a la institución donde Vd. trabaja?
S
No
3.
Si ha contestado que sí, especifique en qué idioma(s).
Sección B
1.
¿Cuántas veces ha trabajado con un intérprete o mediador cultural en el último año?
Nunca
De 1 a 3
Más de 5
Más de 10
2.
¿Y en los últimos tres años?
Nunca
De 1 a 3
Más de 5
Más de 10
3.
¿Con qué idiomas?
4.
¿Es Vd. quien se ocupa de contratar al mediador / al intérprete?
Sí
No
5.
Si ha contestado que sí, ¿a quién suele dirigirse?
Agencia
ONG
Contacto directo con el profesional
(especifique, si posible)
6.
Otro
¿Ha trabajado alguna vez con mediadores / intérpretes no profesionales. En caso afirmativo
¿quiénes eran?
Familiares o amigos del cliente / usuario
Compañeros
Sus Amigos/
conocidos (de Vd.)
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Sección C
Si ha trabajado alguna vez con un intérprete / mediador cultural, rellene la parte siguiente, de no ser así,
pase a la tabla A.
1.
¿Ha trabajado con el mismo intérprete / mediador más veces?
Sí
No
2.
Si ha contestado que sí, especifique cuántas veces.
3.
¿Vd. podía entender lo que decía el intérprete / mediador?
Sí
No
25%
50%
80%
4.
¿Cree que el intérprete / mediador se mantuvo neutral en su trabajo?
Sí
No
5.
¿Considera que el intérprete / mediador transmitía adecuadamente el mensaje?
Sí
No
6.
Si ha contestado que no, especifique los aspectos que no la satisficieron y porqué.
Tabla A
Tanto si Vd. ha trabajado ya con un mediador / intérprete como que no, asigne una puntuación de 1 a 5
considerando la importancia que los siguientes aspectos revisten en un encuentro mediado.
Se da por descontado el dominio de las lenguas de trabajo por parte del intérprete / mediador.
Actitud neutral del intérprete / mediador
Actitud empática del intérprete / mediador
(sonrisa, explicaciones sobre su papel, etc.)
Intervenciones por parte del intérprete / mediador para
aclarar una situación ambigua
Intervenciones por parte del intérprete / mediador para
restablecer los turnos de palabra (dos personas que
hablan a la vez)
Precisión a la hora de transmitir el mensaje
Uso adecuado de la terminología pertinente (del italiano
o de la lengua extranjera que Vd. conoce)
Transmisión segura y espontánea del discurso
Gestos controlados
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