RUTA MUTIS Documento final revisado, corregido y

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RUTA MUTIS
Documento final revisado, corregido y complementado
por: Adelaida Sourdis Nájera
La región
El norte del Tolima es una región de gran biodiversidad. Por ello,
gracias a su riqueza en especies naturales, flora y fauna, y a la
existencia de minas de oro y plata, el interés de la corona
española en esta región fue particularmente importante desde
épocas tempranas del período colonial. Así mismo, la ubicación
y confluencia de caminos que atravesaban la región desde
épocas precolombinas hicieron que este lugar tuviera una
marcada importancia para los españoles y luego en la
república, lo que permitió un notable desarrollo. Los españoles
agruparon
la población en villas, parroquias, ciudades y
pueblos de indios. Mariquita, Guaduas, Ambalema y el primer
desembarcadero de Honda sobre el río Magdalena, convertido
luego en importante puerto, son el resultado de esas políticas
tempranas de poblamiento que, con su dinámica urbana,
sintetizan la historia de la región.
La época prehispánica
En sus inicios la zona estuvo ocupada por los indios Panches en
las dos márgenes del río Magdalena y algunas vertientes de la
cordillera oriental. Estuvieron organizados en familias ( tribus)
encargadas del poblamiento de la región.
Entre éstas se encontraban los Marquetones o Mariquitones, que
ocupaban la región del cacique Mariquita o Malchita, lugar en
que años más tarde los españoles fundaron la ciudad de
Mariquita. Habitaban también los Gualíes, que dominaban la
parte de la hoya del río del mismo nombre cuyos vecinos eran
por un lado los Guauias o Guascayas y por el otro los Herbes.
Los Ondas u Ondamas, vivieron en lo que posteriormente se
convertiría en el puerto de Honda. Los Yuldamas se ubicaron en
el lugar donde se fundó el poblado de Agueda en 1574. Los
Ontaimas estuvieron establecidos en el camino que
comunicaba a la capital del Virreinato con
Honda. Los
Lachimíes dominaban el camino hacia Tocaima. Y Los
Tocaimas, habitaban la zona que llevaba el mismo nombre muy
cerca de Gataquí en la margen del río Magdalena.
La entrada de los españoles
La llegada de los españoles a esta región significó el inicio del
sometimiento de la población nativa que habitaba la zona del
norte del Tolima. Este proceso no fue sencillo. Los
principales enemigos de los conquistadores fueron los
grupos indígenas que ocupaban la zona, de los cuales los
Panches se convirtieron en el primer rival a vencer. Mil
seiscientos diez (1610) fue el año final de la campaña de
destrucción de las aldeas y refugios de los aborígenes. Después
de muchos años de entereza y resistencia, en el siglo XVII las
armas de los nativos sucumbieron ante la tecnología militar, el
ímpetu de los españoles, las enfermedades traídas por los
europeos, para las cuales no tenían defensas y la destrucción
de su cultura y sistemas de valores. En 1611 la Corona española
tomó el control de la zona por completo y se hizo cargo de la
explotación y administración del territorio.
Ordenamiento del territorio en la colonia
Los terrenos habitados por los indígenas sobrevivientes fueron tomados por
los conquistadores como base para el nuevo proceso de poblamiento. En
aquellas zonas donde se reubicaron las comunidades se organizaron los
´pueblos de indios´, llamados así para distinguirlos de los ´sitios´ de blancos.
Este fue el caso de Ambalema. En estas localidades, la estructura política,
económica, social y cultural tuvo como marco la capilla doctrinera, situada
en el marco de la plaza, así como el cabildo y la casa del cacique y, no
menos importante, las tierras de resguardo que les fueron asignadas para
garantizar su manutención y pago de tributos.
Las villas y sitios de blancos, como Guaduas y Mariquita, fueron verdaderos
centros urbanos,
residencia de las autoridades locales, centros de
producción y acopio, habitación de curas, frailes y monjas y, en algunos
casos, importantes centros culturales. Honda fue diferente, pues inicialmente
fue sólo el desembarcadero de Mariquita. Sin embargo, con el tiempo y en
razón del estratégico lugar que ocupaba en la ruta de Cartagena a Santafé,
terminó convirtiéndose en una población de gran importancia, al punto que
llegó a adquirir la categoría de villa.
Vías de Comunicación en la colonia
La dinámica de poblamiento del interior del territorio conquistado, así como
el incremento de la comunicación entre la costa del Caribe y las
poblaciones de la provincia del Nuevo Reino de Granada, requirió un
ingente esfuerzo en la construcción y consolidación de vías de
comunicación. El río Magdalena se convirtió en el eje articulador de todo
esta red vial, la cual tuvo en los caminos reales verdaderas arterías para el
tránsito de personas e intercambio de productos.
Entre los caminos más importantes estaba el que comunicaba la región del
Alto Tolima con Santafé. A partir de esta ciudad una red de caminos reales
irradiaba todo el altiplano hacia los actuales departamentos de Boyacá,
Santanderes, Meta y Casanare. Este camino data de 1555, cuando el Oidor
Montaño encargó a Alonso de Olalla la búsqueda de un camino que uniera
a Santafé con el río Magdalena. En 1556 se inició la construcción de la vía.
El segundo camino fue el de Guanacas, que por la ruta del alto Magdalena
comunicó a Santafé con Quito. Por último, estaba la ruta del Quindío, por el
occidente, que uniendo a las poblaciones de Mariquita e Ibagué, buscó la
comunicación de Santafé con las poblaciones asentadas a las riveras del río
Cauca, en particular las ubicadas en los actuales departamentos de
Antioquia, Valle del Cauca y Cauca.
SIGLO XIX y XX
Afectados por la violencia que ha azotado a Colombia en los últimos años,
los municipios han tenido un declive en sus economías tradicionales y
cientos de personas han sido desplazadas. La disminución en la producción
agrícola y la ausencia de confianza en la inversión, entre otros factores ,
han llevado a esta región a sufrir escasez y pobreza.
Hoy el Gobierno Nacional con los gobiernos regionales aúnan esfuerzos por
fomentar el desarrollo local en torno a la actividad turística, en el marco de
una estrategia post-conflicto. El turismo cultural se plantea como eje
articulador de la población, estrategia de cambio de imagen regional y
fuente de ingresos para las poblaciones.
Por tanto, con la preparación de las comunidades para el desarrollo de la
Ruta Mutis, el proyecto permite la apropiación y recuperación de la riqueza
artística, cultural e histórica de los municipios y favorece espacios para el
desarrollo de la actividad turística y la generación de ingresos para cada
uno de los actores locales de los sectores involucrados, dinamizando el
mejoramiento de la calidad de vida de esta región afectada en años
anteriores por el conflicto armado.
a. Los Municipios.
GUADUAS
La villa de Guaduas, declarada Centro histórico en 1959, está situada al
noroccidente del departamento de Cundinamarca en una depresión de la
vertiente occidental de la cordillera oriental. Fue fundada el 20 de abril de
1572 por Andrés Díaz Venero de Leyva, presidente del Nuevo Reino de
Granada, en territorio de los indios Panches. Abandonada luego, fue
reorganizada en dos ocasiones: en 1610 por Fray Tomás del Toro como San
Sebastián de Guaduas y finalmente el 27 de diciembre de 1644 como San
Miguel de Guaduas por el Capitán Francisco Pérez de Guzmán, su primer
alcalde. Fue un punto intermedio en el camino que conducía de Honda a
Santafé y un centro de experimentación de la Expedición Botánica. Por su
clima benigno constituyó un sitio de descanso de algunos virreyes.
En 1815 se creó el Cantón de Guaduas que fue incorporado a la provincia
de Bogotá. En 1857 fue cabecera departamental en el Estado Soberano de
Cundinamarca y a partir de 1886 formó parte del departamento de
Cundinamarca.
Entre de su patrimonio cultural se cuentan la Casa-museo de Policarpa
Salavarrieta y la Casa del Moro, que contiene una interesante colección de
objetos de la cotidianidad local.
Según el censo de 2005 el municipio cuenta con 31.250 habitantes y la
cabecera municipal con 14.930. Su economía se fundamenta en la
agricultura, la ganadería y la explotación del petróleo.
Convento franciscano de La Soledad.
Con el establecimiento de este lugar en 1620, se realizó la segunda de las
tres fundaciones que tuvo el poblado y que más tarde se constituyó como
eje de expansión sobre el cual se articuló su crecimiento. En los últimos años
del siglo XVIII, el lugar sirvió de alojamiento a los miembros de la Expedición
Botánica que transitaban por el Camino Real de Santafé hacia Honda.
En la actualidad funciona allí la sede del Gobierno Municipal.
Catedral de San Miguel de Guaduas.
Bajo la potestad de la orden de los franciscanos, la Catedral se consagró
desde su fundación a Nuestra Señora del Buen Suceso, patrona del
municipio. El altar mayor está presidido por un lienzo de San Miguel Arcángel,
pintado aproximadamente
en 1551. Actualmente, se realizan
peregrinaciones durante la época de Semana Santa.
Casa de Policarpa Salavarrieta.
El lugar donde nació la heroína de la independencia, es un bien de interés
histórico y cultural situado en la llamada calle de la Pola. La casa-museo se
encuentra al cuidado de las autoridades municipales.
Casa del Virrey Ezpeleta.
El Virrey viajaba con frecuencia a la Villa de Guaduas donde pasaba cortas
estancias. Fue patrocinador de la Expedición Botánica, pero en 1790 el Sabio
Mutis recibió órdenes de trasladar la expedición de Mariquita a la capital
del virreinato, donde Ezpeleta podía seguir más de cerca el avance del
proyecto científico.
Museo Patio del Moro.
Fue una de las primeras posadas de la Villa de Guaduas. Llama la atención
el estilo colonial de la edificación. Hoy es un punto de encuentro de las
artes y tradiciones; a diario se realizan veladas, tertulias, conferencias y gran
cantidad de actividades culturales. Está situado en la calle de la Pola.
Camino Real.
Desde el mirador de la Piedra Capira se divisa el valle del Río Magdalena a
la altura de Honda, Mariquita y Ambalema. En días despejados es posible ver
los Nevados del Ruiz y del Tolima, así como apreciar la más bella de las
intersecciones del Camino Real que conduce a Honda.
Otros Atractivos.
Centro Histórico. Estación del Ferrocarril. Hacienda Granada. Hacienda el
Perú, que fue la primera cárcel del municipio.
LA MESA
Municipio del departamento de Cundinamarca situado en una meseta en
medio de un área montañosa en gran parte, a 1.200 metros sobre el nivel del
mar, a 65 kilómetros de Bogotá. Tiene un clima con una temperatura media
de 22 grados centígrados.
Su nombre aborigen fue Doyma en la región de los indios Panches. Se le
llamó “La mesa de Juan Díaz” por haber sido el sitio de su fundación una
encomienda otorgada al conquistador de ese nombre. El 16 de diciembre
de 1649 se erigió la parroquia de Guayabal de la Mesa, poblado que
adquirió una relativa importancia comercial pero fue trasladado por
acuerdo de sus moradores el 12 de marzo de 1777 al sitio que hoy ocupa,
donde se fundó la parroquia de blancos de La Mesa por el cura Laureano
de Rojas, por Joaquín de Lis, Antonio Bruc y Ramón de Ibáñez. Se convirtió
en el sitio más importante del camino que comunicaba a Santafé con
Mariquita y Guaduas. Vestigios de este camino se pueden ver hoy.
En 1783 fue la primera sede de la Expedición Botánica que dirigió el sabio
José Celestino Mutis quien recorrió sus términos y descubrió varias especies
vegetales que catalogó.
En el siglo XIX fue teatro de importantes hechos como la captura del
presidente Mariano Ospina Rodríguez por la fuerzas del General Tomás
Cipriano de Mosquera, la construcción de instalaciones hidráulicas que
conducían el agua desde un río cercano a una pila en la plaza principal y la
instalación de la línea de telégrafo desde allí hasta Neiva pasando por varias
poblaciones. Se fundó el hospital, la biblioteca pública y escuelas para niñas
y para varones.
Actualmente, en razón de la benignidad de su clima, la belleza de su flora y
variedad de su fauna, se ha convertido en un sitio vacacional y turístico para
los habitantes de la capital de la república y municipios aledaños, con los
cuales se comunica a través de buenas carreteras pavimentadas. Su
población suma 27.576 habitantes dedicados a la agricultura, en especial el
cultivo de la caña de azúcar y frutales diversos.
Vale la peña resaltar el interesante fenómeno climático de neblina que
cubre la población a mediodía, que al parecer es único en el país, sus varios
parques botánicos y la imponente vista de la cordillera oriental que se
aprecia desde sus miradores.
Caminos Reales
Al trasladarse la población al centro de la meseta en 1778 ésta adquirió un
relieve como centro de comunicación y plaza de mercado, lo que le
permitió ser nodo de la compleja red de caminos Reales. Se pueden visitar
las rutas San Javier- La Mesa, La Mesa – Bojacá, y San Javier-Cachipay, entre
otras.
Capilla Colonial
Se observa su buen estado de conservación y su arquitectura colonial
que encaja dentro de la apariencia del Parque principal de la población.
Sitios de la Expedición
El director de la Real Expedición Botánica, el sabio Mutis, reconoció la
importancia de la población como eje de caminos lo que facilitaba la
recolección de la flora y el envío de sus hallazgos a la capital. Los lugares
que evocan los pasos del gaditano son: la Laguna de Pedro Palo, la Cuchilla
del Escalante y las Veredas de Doima, El Tigre, Laguna Verde y Lagunas
Estaciones del Ferrocarril
El auge de los ferrocarriles en esta población a inicios del XX, obedeció a
dos elementos centrales: su ubicación como cruce de caminos entre la
capital y el occidente del país, y el beneficio de la caña de azúcar que
propició el establecimiento de nuevas estaciones de tren. Hoy estas
edificaciones se están recuperando como monumentos de intereses cultural.
Otros Atractivos
Ruinas de la Antigua Población de Guayabal, Plaza De Frutas, Casa
Consistorial, Puente la Cochera y Zonas de Arte Rupestre (Petrogrifos).
MARIQUITA
La ciudad de San Sebastián de Mariquita, cabecera del municipio de su
nombre en el departamento del Tolima, fue fundada en tierras de los indios
Marquetones en agosto de 1551 por el oidor Francisco Núñez de Pedroso.
Fue sede de la Real Expedición Botánica dirigida por el sabio José Celestino
Mutis, desde 1783 hasta 1791 cuando el centro de investigaciones se trasladó
a Bogotá. Desde temprana época tuvo una tuvo una importante actividad
minera y comercial cuyo auge fue en el siglo XVIII con la explotación de la
plata, pero perdió importancia con el declive de las minas, cuyos vestigios
se pueden en conocer.
En 1815 la Provincia de Mariquita se declaró independiente y tuvo como
capital a la ciudad de Honda. En 1824 entró a formar parte de
Cundinamarca, en 1861 integró el Estado Soberano del Tolima y a partir de
1886 el departamento del mismo nombre. Forma parte de su patrimonio
cultural la ermita colonial del Señor de los Milagros, en donde se venera un
bello crucifijo de madera del cual se dice que estuvo presente en la batalla
de Lepanto.
Su economía se fundamenta en la agricultura, especialmente de frutales, la
producción de panela, la ganadería, el comercio y la industria de bebidas
gaseosas.
Casa de la Segunda Expedición Botánica.
Rehabilitada y abierta al público en 1983, ésta casa difunde el legado
cultural, histórico y botánico de Mutis y de la Real Expedición Botánica del
Nuevo Reino de Granada. A lo largo de su existencia, la casa compartió
fama con doce árboles de canela sembrados en su patio.
Casa de Los Pintores.
Fue sede definitiva de la Expedición entre 1783 y 1790. En este lugar Mutis y su
equipo iniciaron la elaboración de las láminas botánicas, insignia del
proyecto. Allí también se ubicaron las muestras recolectadas, los
instrumentos y la extensa biblioteca del Sabio.
Bosque Municipal José Celestino Mutis.
Esta importante reserva natural sirvió de laboratorio para iniciar el proyecto
de clasificación de la flora neogranadina. La riqueza de este bosque tropical
inspiró los dibujos de hojas, flores y anatomía de las plantas. Actualmente,
cuenta con un sendero ecológico, a través del que pueden apreciarse al
menos 180 especies nativas.
Casa de la Moneda o de la Fundición.
Esta construcción contigua a la Iglesia del Milagroso Señor de la Ermita, nos
remonta con sus túneles y habitaciones secretas al período colonial. Sus
pasadizos, que comunican con el convento de San Francisco, fueron
descubiertos recientemente al iniciarse las obras de restauración.
Camino Real.
El camino Real de Santafé entre Mariquita y Honda fue una las
principales vías de comunicación del país. Por este camino
se
movilizaron las mercancías más estimadas, y se propagaron noticias sobre
instrumentos científicos, libros y nuevas ideas.
Otros Atractivos.
Iglesia de San Sebastián. Ruinas de la Ermita de Santa Lucía. Casa de los
Virreyes. Casa de Gonzalo Jiménez de Quesada. Pila de los Ingleses. Laguna
del Silencio. Cataratas de Medina. Río Gualí y Villa del Río, entre otros.
HONDA
El municipio de Honda se localiza en el norte del departamento del Tolima,
ubicado en medio de la Cordillera Central y la Cordillera Oriental en el Valle
del Magdalena Medio.
El sitio donde se elevaría la ciudad fue descubierto en 1539 en la
confluencia del río Gualí con el río Magdalena en territorio de los indios
Ondas dados en encomienda en 1551 al mayordomo de la Iglesia de
Mariquita y en 1566 a Gonzalo Jiménez de Quesada, quien poco la visitó.
Comenzó como embarcadero de Mariquita. La población fue formándose
por la agregación de casas alrededor del puerto fundado por los
conquistadores Alonso de Olalla y Hernando de Alcocer quienes
construyeron bodegas y organizaron una empresa de transporte por el
Magdalena sirviéndose de indios para bogar sus canoas. La construcción del
camino hacia Santafé lo constituyó en la principal comunicación del interior
con Cartagena y de ahí a España. Por solicitud de varios ricos vecinos la
población fue erigida en Villa por Felipe IV, el 4 de mayo de 1643 y al año
siguiente se le señalaron términos, escudo de armas y se consagró a San
Bartolomé.
Se convirtió en el principal puerto sobre el Magdalena medio por donde
entraban al interior del país todas las mercancías que llegaban desde
Cartagena de Indias y salían hacia el exterior las exportaciones. Su
importancia decayó en el siglo XX cuando el río perdió importancia frente a
los ferrocarriles y a las carreteras.
En su casco urbano se puede apreciar especialmente su arquitectura
colonial. Sus principales atractivos son: La calle de las Trampas, el puente
Navarro, la catedral de Nuestra Señora del Rosario, los museos Del río
Magdalena y Alfonso López y la plaza de mercado.
Según el censo de 2005 su población cuenta 26.873 habitantes cuyas
actividades principales son el comercio y los servicios.
Centro Histórico de Honda.
Las calles, barrios y edificaciones, tienen un reconocido valor patrimonial.
Honda permite realizar hoy un maravilloso viaje al pasado a través del
vínculo entre las casas de arquitectura colonial y calles rectilíneas que
descienden hacía los puertos del recuerdo.
Puente Navarro.
Primero en Suramérica con estructura de hierro y bases ancladas. Se
construyó entre 1894 y 1899 gracias a Bernardo Navarro, quien instaló un
peaje para recuperar la inversión y su administración.
Los Puertos sobre el Río.
Por su posición de cruce de caminos y su condición de puerto sobre el río
Magdalena, Honda se estableció como punto de confluencia durante el
siglo XVIII. Mutis reconoció su importancia como centro de comunicación
para remitir los hallazgos del proyecto Botánico.
Casa de los Virreyes.
Construida en piedra labrada, esta casa caracterizada por un gran
patio central y habitaciones contiguas, sirvió de albergue para ilustres
visitantes y para los miembros de la Expedición Botánica.
Catedral de Nuestra Señora del Rosario.
Construida en 1620 se destaca por la solidez que la ha mantenido intacta a
pesar de varias catástrofes naturales. Se caracteriza por su estilo colonial, al
estar distribuida en una nave central, dos laterales y una cúpula en la parte
posterior.
Calle de las Trampas.
Comenzando en la cuesta San Francisco y culminando en la Calle del Retiro,
Las Trampas refleja el estilo arquitectónico que imperó en el crecimiento de
Honda.
Museo del Río Magdalena.
Funciona en una edificación del siglo XVII y en sus salas se observan
cerámicas precolombinas, pinturas flora y fauna de la región y réplicas de
utensilios para la pesca.
Camino Real.
El camino Real de Santafé hacia Honda fue una de las principales rutas por
las que se transportaron las mercancías más estimadas, y se propagaron
noticias sobre instrumentos científicos, libros y nuevas ideas. Su auge se dio
en el siglo XVIII, justamente cuando la ciudad se consolidó como puerto
comercial.
Otros Atractivos.
Puente Navarro, Muelle Caracolí, Casa Museo Alfonso López Pumarejo,
Convento de los Jesuitas, Farmacia Nueva, Dique de Santa Helena y la Noira.
FALAN
El municipio de Falan, está situado en la parte noroccidental del
departamento del Tolima, a 963 metros sobre el nivel del mar, en territorio
montañoso bañado por los ríos Gualí, Guamo y Sabandija. Su temperatura
media es de 23 grados centígrados. Su economía se basa en el cultivo de
café, cacao, frutales y caña panelera, y en la ganadería y avicultura.
Originalmente llamado Rosario de las Lajas y Santa Ana de las Lajas, Falan
tuvo su origen en la explotación de las minas de plata en la Provincia de
Mariquita, las más ricas que se encontraron en Nueva Granada desde el
siglo XVI. Se dice que su fundación ocurrió en 1749 por Juan de Cano, Juan
Torres de Olmos y Fernando Suárez en 1749. En 1930 su nombre cambió al
actual, para conmemorar a uno de sus hijos más prestantes, el poeta Diego
Fallón.
En sus términos se explotó la famosa mina de plata de San Juan de Frías, en
la cual también se encontró oro, cuyas ruinas hoy forman parte de su
patrimonio cultural y son un atractivo turístico de gran interés. Tuvo
importante producción a mediados del siglo XVIII cuando la explotación
minera de la región se puso a cargo del metalurgista Juan José D´Elhuyar,
pero decayó posteriormente y fue abandonada, como otras, al parecer por
el descenso de su rendimiento y alto costo de extracción del material.
Durante el siglo XIX fue parte de la provincia, después cantón de Mariquita
en Cundinamarca, hasta 1861 cuando se creó por Tomás Cipriano de
Mosquera el Estado Soberano del Tolima, luego departamento de este
nombre a partir de 1886.
Actualmente cuenta con 1008 hectáreas de bosque natural que mantienen
gran cantidad de fauna silvestre entre la cual se encuentra gran variedad
de especies de anfibios, lagartos, serpientes y aves migratorias.
Mirador Cerro de San Juan.
La vista que ofrece hacía El Cerro de Lumbi, el Valle de Armero Guayabal,
desde el Cerro de San Juan ha incentivado la puesta en marcha del mirador
“Diego Fallón” como homenaje al ilustre poeta e hijo de este Municipio
Los Vestigios de las minas de Santa Ana de Falan
Este lugar es el principal centro de interés en el Balcón del Tolima,
Falan. Fue construido para la explotación de plata y oro que tuvo
lugar a lo largo del siglo XVII. El complejo minero constituido por
túneles y murallas se encuentra enterrado bajo un manto de espesa
naturaleza y se puede descubrir a través de senderos interpretativos y
puentes de guadua a tan sólo 30 minutos de casco urbano.
Cascada Jiménez.
Debido a la caída constante de agua, en este lugar se dan condiciones
climáticas especiales que permiten la proliferación de aves, especialmente
las especies propias de la zona. En los últimos años se han adelantado
investigaciones y estudios de monitoreo de la flora y fauna de la región lo
que hace que los objetivos planteados por la Real Expedición Botánica
hoy sigan vigentes.
Otros Atractivos
Avistamiento de fauna silvestre, análisis de especies de anfibios, serpientes y
lagartos en el bosque natural, ubicado hacia las afueras del casco urbano.
Otro punto de visita obligada es la Vereda Cabandia, que debido a sus
características de biodiversidad
hace indispensable establecer unos
senderos ecológicos.
VALLE DE SAN JUAN
El municipio está situado en el centro del Departamento del Tolima, a 600
metros sobre el nivel del mar con una temperatura media de 25º
centígrados. Tiene una extensión de 198 kilómetros cuadrados, la mayor
parte área rural plana dedicada a la ganadería en un 60% y el resto a otros
usos agrícolas. Su cabecera municipal está localizada a 48 kilómetros de la
ciudad de Ibagué.
El poblado surgió en región de los indios Panches al parecer en el lugar de
una aldea indígena de nombre Itama, donde se asentaron algunos
españoles desde temprana época en el siglo XVI, los cuales llegaron allí en
búsqueda de minas y del oro aluvial que arrastraban las aguas del río Luisa.
Se dice que la población fue organizada por instrucciones del presidente
Diego Córdoba Lasso de la Vega en 1702, aunque Manuel Ancízar en la
“Peregrinación de Alpha” da como fecha de su fundación el año de 1730.
En sus términos estuvo ubicada la famosa mina de plata de El Sapo, que
explotó el sabio José Celestino Mutis entre 1777 y 1782 con varios socios, y
donde trabajó el metalurgista Juan José D´Elhuyar, enviado por el Rey para
mejorar la explotación de los metales preciosos de la región. La población
fue visitada por el sabio cuando éste dirigió la expedición Botánica cuya
sede era la villa de Mariquita.
En la época virreinal formó parte de la Provincia de Mariquita y en la
república continuó en la misma jurisdicción, en el Cantón de Ibagué en
Cundinamarca. Integró el territorio del el Estado Soberano del Tolima creado
por José Hilario López en 1861 y luego el Departamento de este nombre a
partir de 1886.
Constituyen un importante patrimonio cultural y atractivo turístico las ruinas
de las minas de plata de El Sapo, en donde estudiosos de la Universidad del
Tolima han localizado con exactitud los yacimientos y el beneficiadero del
metal, que constituyó un complejo industrial movido por fuerza hidráulica,
cuya extensión admira. La excavación de estas ruinas, en su mayor parte
enterradas y cubiertas de vegetación, constituiría una importante muestra
de lo que fue la minería colonial en la Nueva Granada.
Templo de San Juan Bautista.
La colonización española cimentó uno de sus pilares en la evangelización de
los indígenas. En el Valle de San Juan, esta intención se materializó en una
capilla. Tiempo después, con una arquitectura más robusta, comenzó a
construirse en 1702, el que se llamaría templo de San Juan Bautista,
terminada su edificación en 1729.
Real de Minas del Sapo.
Estas Minas fueron abandonadas durante las guerras de independencia, y
posteriormente durante la República fueron reactivadas. La importancia de
la región, para la Expedición Botánica radica en que el sabio Mutis vivió en
sus inmediaciones entre 1777 y 1783 y que en las minas trabajó el gran
mineralogista Juan José DÉlhuyar. Durante su estancia, Mutis se dedicó a
estudiar la flora y obtuvo importantes resultados acerca del número de
especies vegetales.
La Piedra de Letras.
Uno de los elementos que cautivó el interés de los expedicionarios fue el
encuentro de las representaciones murales dibujadas y talladas por las
comunidades indígenas de la región. Parte de estos petroglifos pueden ser
vistos en las cercanías del municipio de Valle de San Juan.
AMBALEMA
El municipio de Ambalema está situado en el noroccidente del
departamento del Tolima en la cuenca del Magdalena medio, en la región
central de país y articulado vialmente con la capital del Tolima y las
cabeceras de los municipios del entorno. Su población total es de 7338
habitantes de los cuales 5577 residen en la cabecera municipal.
En el siglo XVI Ambalema se reconoció como un pueblo de Indios de la tribu
de ese nombre, en una región del medio Magdalena donde se otorgaron
varias encomiendas a colonos españoles. En 1627 el visitador Lesmes de
Espinosa ordenó la fundación de un poblado para reunir a los indígenas de
la región y se eligió un sitito en la encomienda de Tomás de Bocanegra. El 15
de agosto de 1627 se erigió la población.
Desde mediados del siglo XVIII se comenzó a cultivar el tabaco con
excelentes rendimientos por lo que el Estado monopolizó la producción, que
constituyó una importante renta y se construyó en Honda la primera factoría
de la región para su procesamiento. En 1825 un gran incendio destruyó la
población y obligó a trasladarla más cerca de la factoría de tabaco en el
lugar que hoy ocupa. En 1849, con la abolición del estanco en el gobierno
de Tomás Cipriano de Mosquera se desarrolló la economía tabacalera en
gran escala. Ambalema se convirtió en la “ciudad del tabaco”. Ocurrió la
gran bonanza y la hoja fue la principal exportación del país después del oro.
El auge exportador llegó a su fin en 1858 y la población decayó. Una
segunda bonanza ocurrió en las primeras décadas del siglo XX cuando
empresarios extranjeros, alemanes e ingleses, montaron nuevas fábricas y
compañías tabacaleras. Otro incendio en 1928 acabó con la industria. El
estancamiento económico se hizo sentir.
En el siglo XX la economía regional tuvo un gran cambio. Se comenzó a
explotar la ganadería y a cultivar la caña de azúcar, el algodón, el arroz, el
sorgo y el ajonjolí. Hoy las principales actividades económicas del municipio
son la producción de algodón, el cultivo de arroz, la ganadería y el
comercio.
El casco urbano de Ambalema representa un importante valor patrimonial,
por la homogeneidad de su arquitectura colonial de portales en
construcciones cubiertas por un mismo tejado. Se destacan, entre otras, la
casa inglesa, en proceso de restauración, las ruinas de la antigua casa de
moneda y el palacio municipal.
Iglesia antigua o de Santa Lucía.
Es una capilla doctrinera que cumplía la función de organizar y mantener
controlada a la población indígena. Ubicada en la plaza del pueblo, con el
tiempo se transformó en una imponente iglesia que hoy se puede visitar.
Casa Inglesa y Factoría la Patria.
A principios del siglo XX se fundó la fábrica de cigarrillos La Patria, que
funcionó con la Factoría y la Casa Inglesa hasta mediados de 1928.
Durante el gobierno del General Gustavo Rojas Pinilla la Casa Inglesa fue
sede del Servicio Nacional de Asistencia Social, SENDAS, y se instaló una sala
cuna. Se destaca por su valor monumental e histórico en el contexto
urbano de Ambalema.
La Casona.
Está constituida por un zaguán que une la casa con la calle principal y
que antaño permitía el paso de las cabalgaduras. Aquí funcionó el primer
banco comercial y más adelante sirvió de lugar para que las cigarreras
dejaran a sus hijos mientras trabajaban. Hoy en día es una de las pocas
construcciones coloniales que preserva su aire español.
Calle Empedrada.
Localizada sobre la carrera quinta, conserva las características de la época
colonial. Fue construida en 1627 por el visitador Lesmes Espinosa como vía
principal del poblado.
Otros Atractivos.
La Estación del Ferrocarril, el Malecón Turístico, el Palacio Municipal.
Atractivos naturales de gran belleza como los ríos Lagunilla, Venadillo y
Bledo; y las Lagunas Naranjuelos, Pedregosa y El Burro.
IBAGUE
El cronista Fray Pedro de Aguado sitúa la fundación de la Villa de San
Bonaficio de Ibagué en 1550, por Andrés López de Galarza. Durante el siglo
XVIII la ciudad fue visitada por importantes hombres de ciencia: primero,
José Celestino Mutis y más tarde el Barón Humboldt. La región fue puesta
bajo el lente del conocimiento científico, lo que tuvo como consecuencia el
reconocimiento de Ibagué.
Como capital del departamento del Tolima es una de las entidades que
lidera la conmemoración de la expedición Botánica, con el propósito de
rescatar el patrimonio cultural y rehacer la memoria colectiva de las
poblaciones locales. La puesta en marcha de la Ruta Mutis sintetiza el
fortalecimiento de los vínculos para rescatar la memoria cultural e histórica
de los lugares que exploró la Expedición Botánica.
Casa Jorge Isaacs.
Don Juan de Dios Restrepo le alquiló esta casa al escritor en el año 1895. Allí
muriótras una grave enfermedad. El lugar se encuentra bañado por la magia
del Río Combeima que le sirvió de inspiración para escribir.
Orquidiario.
La conservación de 150 especies de orquídeas, frutales nativos, peces e
incontables aves, consolidan la oferta de este bello lugar, que puede
entenderse como una muestra del legado de la gran investigación que José
Celestino Mutis desarrolló en la Real Expedición Botánica.
Jardín Botánico San Jorge.
Esta iniciativa surgió en el año 2000 para vincular los procesos sociales con las
dinámicas naturales, con el objetivo de desarrollar proyectos de educación
ambiental. El Jardín tiene un área total de 60 hectáreas, distribuidas en lotes
sembrados con muestras de especies herbáceas y arbustivas. Esto permite el
diseño de senderos ecológicos para integrar la comunidad a su entorno.
Otros atractivos
Parque Museo La Martinica, Cañón Del Combeima, Parque Nacional de Los
Nevados, Parque Centenario, Concha Acústica Garzón Collazos, Museo
Antropológico.
BOGOTÁ
Santafé a finales del siglo XVIII experimentó importantes cambios desde el
punto de vista cultural a partir de 1777 cuando abrió sus puertas la
Biblioteca Pública Entre ellos estuvo la puesta en marcha de un plan de
renovación de los estudios superiores en el Virreitanto con el objetivo de
incorporar las matemáticas y las ciencias naturales circulación de papeles
periódicos se hizo cada vez más frecuente lo que mostró la renovación
intelectual en la ciudad; pero fue en 1783 al fundarse la Expedición Botánica
del Nuevo Reino que se materializó el espíritu moderno en la capital.
En los últimos años del Virreinato se dieron grandes cambios en el aspecto
urbanístico de Santafé. Entre los más importantes se cuentan la Casa de la
Botánica y el Observatorio Astronómico que fueron la sede definitiva de la
expedición. Esa amplia casona, que hoy no existe, se convirtió en escenario
de los innumerables ensayos y experimentos que dieron lugar a la obra
pictórica y científica del gaditano.
Bogotá reencarna los postulados de la Expedición Botánica a través del
interés por comprender y aprovechar de una mejor forma los recursos
naturales, con el objetivo de impulsar el desarrollo cultural y científico de
Colombia. Esta es la razón para que hoy sea reconocida como importante
destino de turismo cultural.
Jardín Botánico José Celestino Mutis
Enrique Pérez Arbeláez creador de este lugar en 1955, logró retransmitir el
pensamiento de Mutis al Jardín a través del “plan de zonificación”, que
continúa vigente. Esto se puede observar en la disposición de plantas de
distintos pisos térmicos. Siguiendo la guía establecida por Mutis y demás
expedicionarios el Jardín estableció su misión: investigación, educación y
mantenimiento de las colecciones de flora colombiana.
Observatorio Astronómico Nacional
El edificio científico, como lo han llamado, fue el hito que materializó el
pensamiento moderno que Mutis venía trazando desde mediados del siglo
XVIII en la Nueva Granada. Hoy este lugar representa el desarrollo de la
ciencia colombiana, y las nuevas metas para la exploración y producción
de nuevo conocimiento sobre las ciencias del espacio.
Tumba de Mutis
La Capilla La Bordadita perteneciente al Colegio Mayor de Nuestra Señora
del Rosario guarda la tumba del sabio.
Biblioteca Nacional de Colombia
En 1777 la Real Biblioteca Pública abrió sus puertas con la colección de
4.182 volúmenes pertenecientes a la Compañía de Jesús. En 1822 le fue
entregada en custodia la biblioteca del sabio Mutis. El catálogo de la
Biblioteca Nacional aumenta por obra de la ley 1 del 26 de marzo de 1834
que creó el depósito legal en Colombia, que obliga a todo escritor que
registre su obra a entregar algunos ejemplares a la biblioteca. Esta
declarada
Monumento Nacional debido a que guarda el patrimonio
bibliográfico de la nación, entre él su colección de libros raros y
curiosos, su hemeroteca y manuscritos.
Mutis en el Museo Nacional
Como continuación de la labor pedagógica y de investigación que
desarrolló Mutis a través de la Expedición Botánica y contando con la
colección que de ella se conservaba, en 1823 se fundó el Museo Nacional
de Colombia. Actualmente, con más de 27.000 piezas de arqueología,
etnografía e historia, el Museo expone algunos objetos del científico español
que dan cuenta de su importancia para el desarrollo científico nacional.
Otros Atractivos
Museo del Oro, Museo Colonial, Museo de Arte Moderno, Museo del 20 de
Julio, Camarín del Carmen, Casa de José Asunción Silva – Casa de Poesía
Silva, Casa de la Independencia, Casa de la Moneda, Casa de los
Comuneros – , Casa de Nariño - sede de la Presidencia de la República,
Capitolio Nacional, Casa del Marqués De San Jorge – sede del Museo
Arqueológico, Quinta de Bolívar, Edificio Liévano – sede de la Alcaldía
Mayor de Bogotá, Catedral Metropolitana, Templo de San Francisco, Iglesia
de la Veracruz – sede del Panteón Nacional, Iglesia de la Tercera Orden,
Plaza de Bolívar, Plazoleta del Chorro de Quevedo, Teatro de Cristóbal
Colón.
1. MUTIS Y LA EXPEDICIÓN BOTÁNICA
La Ilustración en la Nueva Granada
La muerte en 1700 de Carlos II rey de España sin dejar descendencia, marcó
el final de la dinastía de los Austrias. Luego de una compleja guerra de
sucesión (1700 – 1713) el trono español pasó a la casa francesa de los
Borbones. Felipe V, nieto del rey Luis XIV, gobernó a España y sus dominios
en América y Asia entre 1700 y 1746. Con el cambio de dinastía se inició un
período de profundas reformas en el manejo del Estado, las cuales tuvieron
hondas repercusiones en todos los ámbitos de la vida social, política y
cultural del imperio, en particular desde Carlos III (1759-1788), uno de los
monarcas más ilustrados de su época. El absolutismo real, de estirpe
francesa, postulado por la filosofía del derecho divino de los reyes se
contrapuso al sistema pactista de los reyes Austrias, que gobernaron en
forma relativamente concertada con los criollos de América. En adelante se
gobernó por déspotas ilustrados para el pueblo pero sin el pueblo.
Fue característico del despotismo ilustrado proponer que la relación de la
metrópoli con los territorios americanos y con las islas Filipinas fuera de claro
contenido colonial. Mientras antes se trataba de los “Reinos de Indias”, los
borbones introdujeron el concepto de colonias cuya función era producir
riqueza para subvencionar los intereses de la casa reinante.
Para
beneficiarse de los tesoros coloniales y lograr su mejor aprovechamiento se
hizo necesario el conocimiento profundo y detallado de sus recursos
naturales Por esta razón se tomaron medidas tendientes a recuperar,
mejorando técnicamente, la explotación de las minas, fomentar
cultivos de nuevos productos comercializables y activar los mercados
regionales y ultramarinos. Para esto, sin embargo, fue necesario no solo una
profunda reforma administrativa y territorial sino el diseño y puesta en
marcha de múltiples expediciones científicas.
La Expedición Botánica
En el territorio de la Audiencia de Nueva Granada los cambios significaron,
entre muchas otras medidas, su erección definitiva como Virreinato en 1739 y
la aprobación en 1783 de la solicitud del virrey Antonio Caballero y Góngora
de realizar una de tales expediciones en el territorio bajo su mando. En Perú
y Chile se llevó a cabo la expedición dirigida por Hipólito Ruiz López (17771788) y por mar investigó con fines no solo cartográficos sino también
políticos y de inventario de recursos Alejandro Malaspina (1789-1794). En la
Nueva Granada fue encargado el gaditano José Celestino Mutis de llevar a
cabo una de estas grandes empresas en las que ciencia y política se
juntaban bajo el amparo de los principios de la ilustración y los intereses
económicos de
la metrópoli. El mineralogista Juan José D´Elhuyar,
descubridor con su hermano Justo del mineral conocido como tungsteno,
fue traído para reactivar la minería y el geógrafo y marino Francisco Fidalgo
llevó a cabo una impresionante labor de cartografía de las costas del Caribe
y parte del río Magdalena.
.
JOSÉ CELESTINO MUTIS (Biografía)
Adelaida Sourdis Nájera
Bogotá D. C. Octubre 2009
José Celestino Mutis nació el 16 de abril de 1732 en Cádiz, fueron sus padres
Francisco Mutis natural de Palma de Mallorca ( 1722) y Gregoria Bossio. En
1753 inició estudios superiores en Sevilla, se graduó en humanidades y en
1757 recibió el doctorado en medicina. Su hermano, Manuel Mutis ( 1793,
murió ahogado en el Magdalena), llegado con él a nueva Granada, se casó
con Ignacia Consuegra natural de Bucaramanga. De este matrimonio
nacieron José (8 de enero de 1772), Sinforoso (18 de julio de 1773), Facundo
(25 de noviembre de 1775), Bonifacia y Justa quienes entraron al convento;
Micaela (1841) quien casó con Miguel Valenzuela (hermano de Eloy
Valenzuela, discípulo y colaborador de Mutis, luego cura de Bucaramanga);
y Dominga (1834), quien casó con Pedro Canali.
Radicado en Madrid, gracias a la protección del ministro Ricardo Wall el
joven Mutis había comenzado a trabajar en el Protomedicato Real y era
catedrático de anatomía. Además de la medicina se interesó por la
botánica, la astronomía y la minería y estudió en el Real Jardín Botánico del
Soto de Migas Calientes, en Madrid, donde se perfeccionó en el sistema de
clasificación de plantas ideado por el científico sueco Carlos Linneo. Se
movía en los círculos más selectos de Madrid y había sido escogido con otros
compañeros para ir a perfeccionar sus estudios en París, Bolonia y
Leyden, con el fin de que luego trabajaran para el Estado en la
investigación y utilización de los recursos de las colonias. No obstante, su
vocación como investigador y su afición por las ciencias de la naturaleza lo
llevó a aceptar la oferta de venir a Nueva Granada como médico del virrey
Pedro Messía de la Cerda, marqués de la Vega y Armijo, lugarteniente
general de la marina y comendador de la Orden de Malta. Tenía 28 de
edad.
Embarcado en Cádiz en 1760, después de 55 días de navegación en los
cuales al comienzo fue presa del mareo, llegó con el virrey y su equipo, del
cual formaba parte su hermano menor Manuel, a Cartagena de Indias el 7
de septiembre de ese año. Allí comenzó a estudiar la naturaleza. Su
ambición era escribir una historia natural de las Indias. Esta primera
experiencia con el trópico fue impactante, bien diferente a lo que estaba
acostumbrado un naturalista europeo, educado en jardines botánicos e
invernaderos, y le dio una medida de las fantásticas condiciones de
América, nunca imaginadas. A un amigo cuyo nombre se desconoce le
escribió:
No puedo ponderar a vuesamerced las indecibles injurias a que
se expone quien sale a estos campos con la precisión de
apartarse alguna distancia del camino trillado. Son infinitos los
animales que hacen pisar el terreno con un continuo sobresalto.
Las inocentes hormigas que en otros sitios merecen la atención,
permiten acercarse a quien quiere observarlas atentamente. Me
hicieron huir muchas veces escarmentado de sus mordeduras.
Los mosquitos, cien patas, alacranes, culebras, arañas y muchas
otras sabandijas mezclan con indecible amargura los grandes
gustos que recibe el averiguador de la naturaleza. Las injurias del
tiempo extremadamente inconstante, ¿producen algunas
incomodidades acaso más funestas? Es excesivo el rigor de un
sol que impide gozar al descubierto de sus rayos. Las lluvias
copiosísimas incomodan tanto al cuerpo más robusto, cuanto
atemorizan los truenos, al ánimo más esforzadoii.
Retirado a Matute, hacienda cercana a Cartagena, pudo trabajar a sus
anchas. Descubrió y clasificó la primera planta nueva a la que llamó
Barnadesia en honor del doctor Miguel Barnades, director del Real Jardín
Botánico de Madridiii.
En Cartagena el virrey permaneció hasta en 5 de enero de 1761, fecha
en que la comitiva partió rumbo a Santafé.
ciudad
Mutis se quedó en la
durante un tiempo pues enfermó de fiebres. Repuesto de sus
dolencias partió para reunirse con la comitiva en Mompox, “un pueblo
medianamente opulento” según sus palabras, en donde encontró enferma
a la familia del virrey. La curó y también atendió a de otras personas de la
ciudad, causando mucha novedad sus acertados diagnósticos, entre ellos la
curación de unas fiebres terciarias que aquejaban a una recién casada, por
lo cual el esposo lo gratificó con diez doblones de oro. “Conocerá
vuesamerced que el país donde estoy es el de la Indias, donde se cría el
oro”iv, manifestó al destinatario de su relato. Salieron de Mompox el siete de
enero rumbo a Honda en un champán,
“barco de una sola pieza,
diestramente conducido sin vela ni remos, contra la violenta corriente de un
río que siendo de orden mediano de los de América, lograría la primacía
entre todos los de la Europa”v. Bogado por indígenas, su pericia para
remontar la corriente impresionó al médico al igual que sus equipos
constituidos por sencillos canaletes, todo lo cual describió con detalle a su
amigo. La travesía tomó 21 días. En Honda se detuvieron unos días y enviaron
los equipajes a Santafé, ciudad hacia donde partieron el 17 de enero.
Transitaron durante 38 días el fragoso camino subiendo la cordillera:
… Me vi muchas veces sobre las nubes, que me impedían
registrar el suelo que acababa de pisar escribió al amigo .
Hasta llegar a un alto, que llaman el de las Gascas, todo es subir
para ganar las grandes llanuras en que está Santafé de Bogotá,
lugar de nuestro destino, y donde llegamos el 24 de febrero de
1761.
...Esta es una ciudad muy cómoda para los europeos, y con
ventajas infinitamente más apreciables que las que hallé en
Cartagena, Mompós y Honda; su temperamento es en las
apariencias sumamente dulce y deleitoso; el agua suele estar al
temple de media nieve y no puedo fijar sus grados porque se
rompió el termómetro con que había hecho hasta aquí mis
observaciones. Se come y duerme con indecible gusto y apenas
hay cosa que altere estas delicias aparentes. Su altura de Polo,
que no he determinado, según mis conjeturas, excede algo de
los cuatro grados al norte; y su suelo, tan elevado sobre el nivel
de la mar, que por su llanura corre un río llamado Bogotá, que
para entrar en el de la Magdalena se despeña por un corte
vertical con altura de la más prodigiosa que se ha descubierto
en el mundo, conocida
Tequendama…vi
con
el
nombre
de
Salto
de
En Santafé comenzó a ejercer la medicina y ganó reputación pero tuvo que
enfrentarse a las prácticas arcaicas del entonces más consultado “oráculo”,
un fraile de la orden de San Juan de Dios.
En una ciudad atrasada en
donde la medicina moderna y los nuevos conocimientos, entonces llamados
como la “nueva filosofía”, eran considerados como obras demoníacas por la
Iglesia anclada en la Edad Media, el saber de este joven recién llegado fue
enérgicamente combatido, especialmente por la orden de San Agustín.
A su amigo le contaba:
… si hubiera de ir notando las ideas extravagantes de los
hombres del país me faltaría tiempo para ejecutarlo. Parece
increíble que en nuestros tiempos pueda haber un país en
donde sus individuos piensan tan erradamente… Oír contar a
estas gentes algunos efectos de la naturaleza es pasar el
tiempo oyendo delirar a unos locos. … El asunto más frecuente y
en el que se delira por lo común es las picaduras de culebras, en
sus curaciones y preservativos. Que de supersticiones
encontrará vuesamerced cuando se revuelven los tales asuntos
…dé gracias vuesamerced de no hallarse en un país, donde la
racionalidad va tan escasa que corre peligro cualquier
entendimiento bien alumbradovii.
El tiempo modificaría ciertos juicios cuando años más tarde descubriera las
propiedades del famoso guaco, planta cuyas propiedades como antídoto
para las picaduras de culebra pudo comprobar.
El respaldo y la confianza del virrey dieron sus frutos y tiempo después su
ciencia se comenzó a impartir desde el Colegio de Nuestra Señora del
Rosario, en la cátedra de matemáticas que empezó a dictar el 13 de marzo
de 1862. Con Mutis la física de Newton y el sistema planetario de Copérnico
hicieron su entrada a la capital del Nuevo Reino, no sin traumas y conflictos.
Sobre las nuevas enseñanzas manifestaba:
Quien desea formar sólidamente su juicio debe ejercitarse en las
demostraciones de las matemáticas.
En ellas hallará
prácticamente los preceptos de la lógica
[…]
Ya es tiempo … de romper el hielo y que, animada la juventud
americana por el buen gusto… emprenda un nuevo viaje
literario, saliendo finalmente, aunque bien cansada, de los
campos estériles de la física Aristotélica para convalecer el
ánimo en los amenísimos prados de la física Newtonianaviii.
En Santafé se relacionó con Miguel de Santiesteban, director de la Casa de
Moneda y con Antonio Julián S. J., de quienes aprendió sobre las provincias
del Sur y del Norte del reino. Supo de las minas de plata cerca de Pamplona
y Mariquita y del lavado del oro en las inmediaciones de Girón, Cáceres,
Remedios y Chaparralix. En 1762 volvió con el virrey a Cartagena,
amenazada por la guerra con los ingleses y allí permaneció cerca de un
año.
Desde allí, en 1763, preocupado por el desconocimiento en el virreinato de
las ciencias naturales, de sus recursos y de su geografía, manifestó al Rey su
deseo de escribir una Historia Natural de América, empresa antes
comenzada sin éxito por otros estudiosos, y solicitó el apoyo Real. En su
extensa
misiva mencionó los esfuerzos de otros países para estudiar la
naturaleza y los recursos americanos, mientras en España poco se hacía al
respecto. Relacionó el valor de varias especies nativas, en especial la quina,
descubierta en Quito y la canelax. Ante el silencio sobre su petición, repitió
la
solicitud
el
año
siguiente,
pero
tampoco
obtuvo
respuesta.
Decepcionado, prosiguió en el ejercicio de la medicina y su investigación
sobre las especies botánicas. En esto lo acompañó el pintor santafereño
Antonio García, quien se perfeccionó en el arte de dibujar e ilustrar
estampas de las plantas y se convirtió en su indispensable colaborador.
Pero si en España no lo oían, en Suecia era muy estimado. Mantenía una
asidua correspondencia con Carlos Linneo (1707-1778), el sabio naturalista
radicado en Upsala, considerado la mayor autoridad en botánica de su
tiempo. A él se refería Mutis con inmenso respeto como al “mayor príncipe
de la historia natural”xi. Su primer contacto con el sueco había ocurrido en
Madrid, cuando le envió alguna investigación que mereció el elogio del
sabio. Desde entonces comenzó una amistad entrañable, no obstante la
diferencia de edades Linneo era 25 años mayor que Mutis teñida por la
admiración que el uno sentía por el otro y que duraría por cerca de
dieciocho años, hasta la muerte del primero en 1778. Mutis enviaba al
sueco informes sobre sus descubrimientos junto con láminas de las
plantas y le consultaba sobre sus investigaciones. Éste bautizó una de las
nuevas plantas como la mutisia clemátides, en su honor. Después de su
muerte su hijo continuó la correspondencia con el gaditano, de quien tenía
el más alto conceptoxii. Sus trabajos llegaban a Upsala antes que a Madrid.
En 1765, por solicitud del Virrey Messía de la Cerda llegó a Santafé
procedente de Lima, José Antonio Avendaño para reconocer las regiones al
norte de la capital y determinar sus riquezas.
Mutis lo acompañó y se
adentraron más allá de Vélez en la región de Pamplona. En 1768 el colegio
del Rosario recibió el mismo rango de la Universidad de Salamanca, se
impulsaron los nuevos estudios y Mutis regresó a Santafé a la cátedra de
matemáticas en 1769, después asistir al matrimonio de su hermano en
Bucaramanga. De Girón vinieron con él dos jóvenes que tendrían en años
futuros importantes ejecutorias: Eloy Valenzuela, quien en sus años de
estudiante en el Rosario había sido escribano privado de Messía de la Cerda,
y José Ruiz a quien Mutis y sus socios enviarían a su costa a Suecia para que
se perfeccionara en el estudio de la mineralogía y la explotación de los
metales. En 1767 los jesuitas fueron expulsados de los dominios españoles y su
amigo el padre Julián partió con los extrañados. La educación, a la cual
mucho había contribuido la orden, se resintió. El virrey encargó entonces a
Francisco Antonio Moreno y Escandón, natural de Mariquita, la reforma de la
educación. Con la biblioteca de la Compañía de Jesús fundó en Santafé la
primera biblioteca pública.
Moreno promovió el estudio de las minas y la explotación de la quina, para
lo cual propuso al Virrey encargar oficialmente a Mutis, a fin de que realizara
un estudio sobre las riquezas del virreinato para no tener que depender de
naturalistas extranjeros.
La empresa
encontró favorable acogida del
mandatario, pero aún debería esperar años para llevarse a cabo pues
Messía de la Cerda fue relevado y partió para España en 1772. Encareció a
Mutis permanecer en el virreinato y continuar con sus investigaciones. Ese
año el gaditano tomó los hábitos con gran complacencia del Obispo, que
lo nombró en un cargo principal. En 1774 lo encontramos en el Concilio
de Santafé como doctor de la Iglesia y uno de sus relatores.
Continuó con sus exploraciones y en 1772 descubrió la quina en Nueva
Granada, sobre la cual hizo minuciosas investigaciones. Produjo un extenso
estudio sobres cuatro especies, amarilla, roja, anaranjada y blanca,
encontradas en el virreinato durante su larga permanencia en país, las
propiedades febrífugas de cada una y las ventajas de su comercio, cuyo
monopolio recomendó a la Coronaxiii. Su investigación “El arcano de la
quina” fue publicada en el periódico de Santafé y es el único trabajó
terminado que dejó.
El 22 de abril de 1773 llegó el nuevo virrey Manuel Guirior (1773-1776). Fue
recibido en Honda con la pompa del caso. Mutis formó parte de la comitiva
de recepción y se refirió a él
como “un entusiasta fomentador de las
ciencias”. Con Guirior, Linneo le envió varios libros de su autoría. El virrey se
interesó en la reforma educativa de Moreno y Escandón, en las enseñanzas
de Mutis en el Rosario y en la idea de organizar el programa científico
propuesto, pero su estancia en Santafé duró poco pues fue promovido al
virreinato de Lima, hacia donde partió el 10 de febrero de 1776. Ido Guirior
llegó la Real Orden del 20 de enero de 1776 que ordenaba el
establecimiento del monopolio de la quina. Sin embargo, la situación no
favoreció al sabio gaditano. Tampoco fue tenido en cuenta esta vez.
Con Guirior había llegado como empleado de la cancillería el ecuatoriano
Sebastián López quien conocía de las quinas descubiertas en Loja
(Audiencia de Quito) y las posibilidades de su comercio. Había estudiado
ciencias naturales en Lima y luego medicina en España. El virrey se interesó
por sus propuestas y lo promovió en Madrid. Hábil relacionista, López no
desaprovechó la oportunidad para presentarse como el descubridor de las
quinas.
El nuevo virrey, Manuel Antonio Flórez (1776-1782), sin tener en
cuenta a Mutis, envió a López a España en 1778 con toda la información
sobre la planta. En Madrid empezaron a considerarlo como el verdadero
descubridor y conocedor de la corteza. Lo nombraron miembro de la
Academia de Medicina y Comisario para la explotación de la quina en la
Nueva Granada con un sueldo anual de 2000 pesos; lo que Mutis no había
logrado en
18 años de trabajos sobre la flora del virreinato.
Su
decepción fue grandexiv. Entabló un pleito contra López por la
paternidad
del
descubrimiento,
del
cual
salió victorioso pero muy
desgastado. Tenía ya cerca de cincuenta años.
Para conseguir los recursos monetarios necesarios a fin de continuar con sus
trabajos decidió incursionar en arriesgadas empresas comerciales y mineras.
Entre 1766 y 1770 constituyó una compañía con Diego y Pedro Ugarte,
naturales
de
Santafé,
con quienes
acordaron enviar
a
Suecia al
mineralogista José Ruiz, para que se especializara en su profesión. Deseoso
de explotar las minas de plata, partió al Real de Minas de la Montuosa, en
jurisdicción de Pamplona, donde permaneció cerca de cuatro años y no
quiso aceptar el gobierno de Girón. Las minas no dieron buenos resultados.
Regresó a Bogotá a su cátedra de matemáticas y a principios de 1777 se
trasladó a las minas de El Sapo sobre el río Coello. Fijó su residencia en
Ibaguéxv. Las minas tampoco dieron resultados muy satisfactorios.
Durante todo el tiempo Mutis continuó con sus investigaciones botánicas. En
1777 envió una colección de plantas al Jardín Botánico de Madrid y otra a
Linneo, y mantuvo correspondencia con otros importantes científicos, entre
ellos Carlos Alstroemer y Antonio José Cavanilles, director del Real Jardín
Botánico de Madrid. Su solicitud al sabio sueco fue acogida favorablemente
y se le admitió como miembro de la Academia de Ciencias de Upsala.
Algunas de sus reseñas se publicaron en Suecia.
Formó una voluminosa
biblioteca, entre seis y ocho mil volúmenes, especialmente de botánica, que
el sabio alemán Alexander Von Humboldt consideró una de las más
importantes de su tiempo, comparable con la del presidente de la Real
Sociedad de Londres. Parte de esta colección se encuentra hoy en la
Biblioteca Nacional de Colombia.
En 1782 el Arzobispo Antonio y Caballero y Góngora ocupó el solio virreinal
(1783-1788) en reemplazo de Manuel Antonio Flórez. Era un hombre ilustrado,
amante del estudio y de las ciencias, muy preocupado por el progreso del
Virreinato y un hábil político. Había logrado desarmar la insurrección de los
Comuneros del Socorro de 1771, que llegó a amenazar la estabilidad de la
capital del reino, negociando con sus líderes unas capitulaciones que luego
las autoridades no cumplieron y le costaron la cabeza al más radical de
ellos, José Antonio Galán natural de Charalá.
Se interesó por las
investigaciones de Mutis, a quien admiraba. En 1779 había visitado las minas
de El Sapo y decidió apoyar los trabajos hasta el punto de aprobar la idea
de Ruiz de traer expertos de Alemania para reactivar las minas, aunque
fueran protestantes. Esto no fue necesario y el escogido fue Juan José
D´Elhuyar católico español nacido en Logroño. Por su cuenta había
estudiado en París física, química y ciencias naturales y después, con apoyo
real, ciencias mineralógicas, especialmente metalurgia, en Friburgo. Conocía
las más importantes minas de Alemania, Suecia y Noruega y las técnicas de
fundición de metales.
En compañía de su hermano Fausto, también
dedicado a las ciencias, habían descubierto el metal que llamaron
volframio, luego conocido como tungsteno.
adecuadoxvi.
Era pues el hombre
Caballero determinó que la sede de los trabajos fuera
Mariquita.
La Expedición Botánica
En la segunda mitad del siglo XVIII, especialmente en el reinado de Carlos III,
surge en España un gran interés por el conocimiento de la naturaleza
americana, con el propósito de reactivar los estudios y la explotación de las
riquezas naturales y de implementar el control y comercialización de los
productos en beneficio de la decaída economía de la metrópoli. Se planteó
un inventario de los recursos de la flora dándole prioridad a las plantas útiles
para la medicina y la industria y se adoptó el sistema de clasificación
inventado por Linneo. Se crearon entonces las Expediciones Botánicas de
Perú, en 1776 y de Quito, en 1799, las cuales fueron puestas bajo la dirección
de reputados científicos.
Ante la información de que en Madrid se pensaba autorizar a un científico
extranjero para que estudiara la flora de la nueva Granada, Caballero y
Góngora por su cuenta y riesgo en 1783 creó oficialmente la Expedición
Botánica
y la puso bajo la dirección de Mutis, a quien asignó una
remuneración anual de 2000 pesos. El propósito del sabio fue completar el
trabajo sobre la Flora Bogotana, y continuar su investigación sobre la
naturaleza americana. Eloy Valenzuela, quien entonces tomó los hábitos, fue
nombrado subdirector y el pintor Antonio García se integró como el
tercer miembro del equipo.
Luego se incorporaron el indígena Luís
Esteban y el campesino Roque Gutiérrez como herbolarios. Inicialmente, en
los meses de abril a septiembre de 1783, la expedición se instaló en la Mesa
de Juan Díaz pero luego se mudó a Mariquita, no lejos de Ibagué, en razón
de la mayor favorabilidad de su entorno.
Ese mismo año el Rey aprobó la empresa y autorizó que se dieran los fondos
y ayudas necesarias para su funcionamiento. Por Real Cédula del 1º de
noviembre de 1783 nombró a Mutis como botánico y astrónomo de la misma
bajo la dirección suprema del Arzobispo Virrey. También se eligió al científico
como miembro del Jardín Botánico de Madridxvii. Pero la Expedición perdió
pronto a su gran protector pues a causa de la nueva guerra contra
Inglaterra el virrey se trasladó a Cartagena para ocuparse de la defensa. Allí
permaneció hasta cuando renunció en 1788.
Mutis hizo de Mariquita su hogar y su sede desde 1783 y allí permaneció
hasta
1791
cuando
la
expedición
fue
trasladada
a
Santafé,
por
determinación del virrey José de Ezpeleta. En Bogotá el sabio reanudó sus
contactos con lo más granado de la sociedad santafereña. Se fundó
entonces la Casa Botánica que funcionó hasta 1816 año en que la
expedición fue cerrada por orden del pacificador Morillo, sus bienes
incautados y sus colecciones y estudios enviados a España. La biblioteca de
Mutis afortunadamente fue dejada en gran parte en la ciudad y hoy es uno
de los tesoros que guarda la Biblioteca Nacional. Mutis había muerto en
1808 y le había sucedido en la dirección de la empresa su sobrino Sinforoso,
educado por él, hijo de su hermano fallecido.
Los colaboradores
De Madrid se le enviaron a Mariquita dos nuevos colaboradores a Mutis:
Bruno Landante, botánico, y José Camblor, geógrafo. Otros se integraron a
la expedición: de Cartagena llegó el pintor Pablo Caballero, quien al
parecer no dio el rendimiento deseado; de España Sebastián Méndez,
natural del Perú, quien había estudiado en un taller famoso y acabó como
retratista en Bogotá. Ambos fueron reemplazados por los dibujantes quiteños
Mariano Hinojosa, Antonio Nicolás y Javier Cortés, cuya permanencia
en Mariquita tampoco fue larga.
El único que perseveró en la
ilustración artística de la Flora Bogotana fue García. También pintaron para
la obra y alcanzaron renombre Francisco Dávila, Pedro Almanza, Camilo
Quesadaxviii y Francisco Javier Matiz, joven natural de Guaduas, traído por
Mutis, quien no sólo llegó a ser el mejor dibujante de la expedición, sino que
se consagró como botánico. El cartagenero Salvador Rizo, quien desde 1784
había trabajado como mayordomo, ascendió a administrador de la
expedición. El trabajo se organizó de manera sistemática. Acompañados de
los herbolarios que servían de auxiliares, los botánicos salían al campo a
buscar y recoger las plantas que luego estudiaban, clasificaban y eran
reproducidas al detalle en hermosas ilustraciones por los pintores
A partir de 1791 cuando la expedición se trasladó a Bogotá por
determinación del virrey Ezpeleta, se incorporaron al trabajo
como
agregados científicos varios personajes, algunos alumnos de Mutis, que
tendrían importante figuración en el proceso de independencia de España
años más tarde: Francisco Antonio Zea, quien sería director del Jardín
Botánico de Madrid y Vicepresidente de Colombia; los sobrinos del sabio,
José y Sinforoso Mutis. Este último lo sucedería en la dirección de la
expedición y también se vincularía a la revolución, lo que lo llevaría a prisión.
Como oficial de pluma se vinculó José María Carbonell, quien tendría luego
una importante participación en los hechos del 20 de julio de 1810, en
Santafé; fray Diego García, el franciscano cartagenero comisionado por el
virrey para conseguir objetos naturales en diversos lugares del país y enviarlos
a la expedición; Pedro Fermín de Vargas, discípulo aventajado del Colegio
del Rosario vinculado a la expedición desde un principio. Escribió una
interesante monografía, que se conserva, con sus “Pensamientos políticos
sobre la agricultura, comercio, minas y población del virreinato de Santafé
de Bogotá”. Fue perseguido por sus ideas revolucionarias y obligado a huir
del país para protegerse. Murió en el exilio. Jorge Tadeo Lozano, hermano
del marqués de San Jorge sería el primer presidente del Estado de
Cundinamarca y autor de su constitución en 1811. Fue sacrificado en el
patíbulo en 1816. De su propio peculio preparó una importante obra, hoy
perdida, sobre la “Fauna Cundinamarquesa”xix. También se vincularon
corresponsales de otras provincias como el economista y hombre de
negocios payanés radicado en Cartagena, José Ignacio de Pombo,
quien colaboró financieramente para los trabajos de Francisco José de
Caldas, el más importante científico de todos, inventor de instrumentos de
física-matemática y de astronomía y de un método para medir las alturas
por medio del termómetro. También fue fusilado en 1816.
En 1808 a la
muerte de Mutis la expedición contaba con 35 personas.
Desafortunadamente los resultados de la importante empresa no se
publicaron en su momento por lo cual su contribución científica no fue un
aporte significativo. Se dibujaron 5.393 láminas de plantas bellamente
ilustradas pero muchas de ellas no tienen la descripción del ejemplar y no se
elaboró un catálogo que las relacionara con las especies del herbario, por lo
tanto no representaron una contribución a la taxonomía botánica. La
muerte de Mutis el 11 de septiembre de 1808 dejó inconclusa la Flora de
Bogotá y el proceso de independencia interrumpió los trabajos que siguieron
sus colaboradores. Los materiales de la expedición fueron remitidos a España
donde se archivaron en el Real Jardín Botánico de Madrid, hasta fechas no
lejanas en el siglo pasado en que científicos colombianos los redescubrieron
y el gobierno nacional logró la publicación de gran parte de sus artísticas
estampas.
La gran contribución de Mutis y de la Expedición Botánica a nuestro país fue
sin duda la introducción de la ciencia ilustrada en el virreinato y la formación
de una pléyade de jóvenes, que aprendieron a conocer y a valorar su país y
constituyeron la flor y nata de los hombres que lograron la independencia y
constituyeron la Primera República. La mayoría de ellos fue sacrificada por
sus ideas en los patíbulos de 1816.
NOTAS
SCHUMACHER, Hermann A., Mutis un forjador de la cultura. Trad. Ernesto Guhl. Bogotá. 1984. Empresa
Colombiana de Petróleos ECOPETROL. Imprenta patriótica del Instituto Caro y Cuervo. pp. 205-206
ii Archivo Epistolar del sabio naturalista José Celestino Mutis. HERNÁNDEZ DE ALBA, Guillermo
(Compilador). Bogotá, 1988 Instituto Colombiano de Cultura Hispánica. Editorial Kelly. p. 9
i
Ibíd. pp. 3 y 9
Ibíd. p. 26
v Ibíd.
vi Ibíd. pp. 24-26
vii Ibíd. pp. 6-7
viii Citado por CACUA PRADA, Antonio (editor). En: Colombia en la Historia. Tomo 1, p. 549.
Corporación Universitaria del Meta, 2007
iii
iv
SCHUMACHER, op. cit. p. 23
Archivo Epistolar… op. cit. pp. 31-40
xi Ibíd. p. 79
xii Ibíd. pp. 77-86
xiii Ibíd. p. 43
xiv SCHUMACHER op. cit. pp. 42-50.
xv GREDILLA, Federico A. José Celestino Mutis. Bogotá, 1982. Academia Colombiana de Historia. Plaza &
Janés. Pp. 123-124
xvi Ibíd. pp. 125-132
xvii Schumacher, op. cit. pp. 60-61
xviii Ibíd. p. 64
xix Sobre los colaboradores de Mutis y las personas relacionadas con la expedición ver en Ibíd. Notas 1-70.
ix
x
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