Algunas tendencias de la descripción de la gramática en los primeros tratados provenzales y catalanes Yelena Grinina Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO) El primer intento de dar una descripción de gramática en romance está relacionado con los tratados de Gaya Ciencia, es decir, los tratados de retórica, poética y gramática escritos en los siglos XIII-XV en Provenza y Cataluña con la finalidad de enseñar a los trovadores a componer rimas en provenzal. Se trata de la primera lírica en Europa Occidental, la de los trovadores. Los tratados estaban destinados, sobre todo, a los trovadores, cuya lengua materna no era el provenzal sino el catalán o el italiano. Dichos tratados empezaron a ser objeto de estudio tras la aparición del artículo Antiguos tratados de Gaya Ciencia1 , publicado por Milà i Fontanals en 1876 en la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos. Allí se mencionaron nueve tratados de la Biblioteca Nacional de Madrid. Las primeras gramáticas de la lengua provenzal fueron escritas en distintos lugares, en diferentes siglos y en varias lenguas (provenzal y catalán). No se sabe exactamente cuándo apareció la primera Las razos de trobar2 del catalán Ramón Vidal (a finales del siglo XII o a principios del siglo XIII). Otra obra, más lacónica, Donatz proensals 3 de Uc Faidit (1240, Italia) se ha conservado en dos copias: provenzal y latina. Jofre de Foixà, autor de Les Regles de trobar4 (1291-1296, Sicilia) es, seguramente, el más sencillo. Por lo que respecta al Glosari5 de Joan de Castellnou (1341,Tolosa) no es una gramática como tal, sino un comentario a la obra rimada de Ramón de Cornet Doctrinal de trobar (1324), en el cual el autor acepta o, en la mayoría de los casos, rechaza, algunas interpretaciones del trovador, es decir, constituye una especie de análisis crítico de la teoría gramatical de su contemporáneo. Las famosas Leys d'amors 6 (1355,Tolosa), siendo más académicas y sistemáticas, aspiran a conservar la lengua provenzal literaria. El catalán Lluis d'Averçò, autor de «Torcimany»7 ( 1 Milà i Fontanals M., Obras completas, 1890, Barcelona, t.3, p.277-297. Ediciones principales: Guessard F., dans la Bibliotheque de 1'École des Chartes, 1ré serie, t.1, 18391840; Guessard F, Grammaire provençales de Hugues Faidit et de Raymond Vidal de Besaudun, 1858; Meyer P., Traités catalans de grammaire et de poétique, Romania, Paris, 1877, t. VI, p.341-358; Stengel E., Die beiden ältesten provenzalischen Grammatiken: Lo Donatz proensais und Las Razos de trobar, Marburg, 1878; Biadene L. «Las Razos de trobar» e «Lo Donatz proensais» secondo la lezione del ms. Landau», Studi di Filología Romanza, 1885, t.1, p.335-402; Ramella E., Las Razos de trobar, edizione crítica, Torino, 1961; The Razos de trobar of Raimon Vidal and Associated Texts, ed. crit. by J.H.Marshall, Oxford University Press.1972. 3 Ediciones: véase 2., también Massei M. , Lo Donatz Proensais ed. crit., Torino, 1961; The Donatz Proensals of Uc Faidit, ed. crit. By J.H.Marshall, London, 1969. 4 Ediciones: Meyer P., Traités catalans de grammaire et de poétique, Romania, Paris, 1880,t.IX, p.5170; N. d'Olwer “Notes sobre les Regles de trobar de Jofre de Foixà i sobre les poesies que li han atribuït» en Estudis Universitaris Catalans, Barcelona, 1907; Rubio i Balaguer «El manuscrit 129 de Ripoll» en Revista de Bibliografía catalana, 1911,p.21-44; Li Gotti E., Jofre de Foixà: vers e regles de trobar, Modena, 1952; The Razos de trobar of Raimon Vidal and Associated Texts, ed. crit. by J.H.Marshall, Oxford University Press, 1972, p.55-92. 5 «Glosari» de Joan de Castelnou. Deux manuscrits provençaux de XIV siécles. Ed. Noulet J.B. et Chabaneau G. Montpeller-Paris, 1888, p.216-239. 6 J.Anglade, Las leys d´amors, Tolosa-Paris, 1919-1920, 4vol. 7 Casas Homs J.M., «El Torcimany» de Luis d'Averco, tratado retórico, gramatical y diccionario de la rima, Barcelona, 1956, 2 vol. 2 último tercio del siglo XIV) escribe en su lengua natal y da explicaciones de gramática partiendo del uso del idioma catalán, diferenciando así entre las dos lenguas hermanas. Aún siendo distintos estos seis tratados en prosa por su finalidad comunicativa, su estructura y la manera de explicación, hay algunas tendencias que los unen y los caracterizan: la influencia de la clásica tradición latina, la descripción fragmentaria de la gramática, la inestabilidad de la terminología lingüística, la clarividencia y la sagacidad de los tratadistas y su interés por los hechos del habla románica. Vamos a examinarlas más detalladamente. La influencia de la tradición latina clásica resulta dominante. De la gramática latina se obtienen los principales conceptos: las partes de la oración y sus categorías y accidentes gramaticales, por ejemplo, género, número, seis casos, tiempos, cinco modos verbales (indicativo, imperativo, infinitivo, "optatius"y "conjunctius"). Valiéndose conscientemente de la clasificación tradicional, los tratadistas pretenden poner de manifiesto el carácter universal, completo y acabado de la gramática provenzal. Sapies que totz homs qui s'entendra en gramática, - afirma Ramón Vidal - deu saber que vuit parts son; e totas las paraulas del mon son de las unas d'aquestas vuit; co es saber: del nom e del verb o del particip o del pronom o del adverbi o del conjunctiu o de la preposicio o de la interjeccio 8. Los tratadistas medievales siguen al pie de la letra la clasificación de dos maestros antiguos de los siglos IV y VI respectivamente Donato9 y Prisciano10 , cuyas gramáticas se convertirán en fuente de todas las descripciones más tardías. La reinterpretación consciente de la tradicional clasificación latina como resultado del estudio de la estructura gramatical de las nuevas lenguas románicas empieza a finales del siglo XV. Al constatar la falta de plena coincidencia entre el latín y romances el maestro Antonio de Nebrija inventa nuevas partes de la oración: Las partes de la oración en el castellano son diez: nombre; pronombre («io, tu, aquel»); articulo, como «el, la, lo» cuando se anteponen aios nombres para demonstrar de que genero son; verbo...; participio, como «amado, leído, oido»; gerundio, como «amando, leiendo, oiendo»; nombre participial infinito como «ornado, leido, oido» cuando se adjuntan con este verbo «e, as, uve»; preposición...; 11 adverbio...;conjunción... Cabe destacar que la posibilidad de imponer la clasificación latina sobre la gramática provenzal tenía un sentido teórico muy importante. Según los autores de la Gaya Ciencia, semejante aplicación confirmaba la igualdad de derechos de las nuevas lenguas románicas con el latín. Como es sabido, la idea de defenderlas se convirtió en la tesis programática declarada por los filólogos de la época del Renacimiento. Una de las aportaciones de los autores de Gaya Ciencia era la creación de la terminología en romance. Se trata de la traducción del latín al igual que los gramáticos latinos traducían los términos griegos. Al mismo tiempo los tratadistas tratan de denominar los fenómenos propios de las nuevas lenguas románicas. Como éstos no tienen todavía nombres fijos, aparece una variedad de términos, por ejemplo, articie/habitutz; nominatiuz 8 Meyer P., Traités catalans de grammaire et de poétique, Romania, París, 1877, t.VI, cap.9. Donatus Aelius «Donatus melior» - En: Mancinelli A. Opera. Basel, 1508, t. II-XII. 10 Prisciani Institutionum grammaticae. Ed. H.Keil «Grammatici latini». Leipzig, 1853-1870; II, III 19 377. 11 Nebrija A., Gramática de la lengua castellana (Salamanca, 1492). London, 1926, p. 143. els oblichs/ allongatz -abreujatz. Aunque la influencia de la gramática latina era dominante, su aplicación dependía mucho de la personalidad del tratadista y las tareas planteadas por él. A Uc Faidit le basta con enumerar las partes de la oración indicando sus accidentes gramaticales; a veces traduce al pie de la letra las definiciones de Donato y Prisciano y las acompaña con ejemplos de la lengua provenzal sin importarle mucho si corresponden al sentido común o no. Dada esta situación no es extraño que tergiverse los hechos de su lengua materna. Por ejemplo, siguiendo el dogma latina Uc Faidit afirma que Genus es de cinq maneras: Masculis, femenis, neutris, comus, omnis12 o enumera seis casos: nominativo, genitivo, dativo, acusativo, ablativo y vocativo aunque otros autores de Gaya Ciencia hablan de la existencia real de dos formas del nombre en el provenzal, así que Jofre de Foixà dice: Tuyt aquest cas pot esser singular o plural; e devetz saber que nos pausen mays en dues maneras, 90 a saber que totz temz 1¡ nominatiu e lo vocatiu singular s'alonguen, e li autri caz singular s'abreujon; el nominatiu el vocatiu plural a'abreujen, e li altre cas s'alonguen13 . El enfoque de los catalanes Ramón Vidal y Jofre de Foixà es mucho más práctico. Les interesa cómo funcionan unas u otras formas gramaticales de la lengua provenzal, sobre todo, si hay divergencias con su catalán. Hay que subrayar que en sus tratados y en los de otros trovadores, cuya lengua materna no era el provenzal, se nota la necesidad de interpretar nuevos fenómenos y conceptos gramaticales que reflejen la falta de correspondencia entre dos sistemas gramaticales ( latín y provenzal): la aparición del artículo, la desaparición de las desinencias de los casos, etc. Los autores catalanes tienden a contraponer los fenómenos gramaticales de las lenguas románicas a los del latín. Lluis d'Averçò puso de manifiesto la falta de correspondencia entre el esquema latino de cinco géneros y la existencia real de dos formas genéricas en romance: ...totas las diccions del mon, de qual linatge vulhatz sien pronunciant - las en romanç, se han a pronunciar sotz vertadera veu masculina o sotz femenina 14. Una de las aportaciones más considerables es la comprensión del analitismo. Los primeros tratadistas de Europa Occidental pudieron ver y mostrar las tendencias analíticas del desarrollo de las nuevas lenguas románicas. Según ellos, los criterios para determinar los casos son, por una parte, la preposición y también la forma del artículo, por otra, el lugar del nombre respecto al verbo, que es lo más importante para determinar el caso directo y los casos oblicuos. En otras palabras, se trata de la posición sintáctica. Uc Faidit, los autores de Leys d´amors y Lluis d'Averçò se valían solamente del primer criterio: Cas es variamens de dictios cazuals per habitutz com le, del, al et enayssi de las autras, sian masculinas o femeninas... 15 El artículo determinativo y la preposición quedaron unidos en un grupo, siendo los 12 The Donatz Proensals of Uc Faidit , ed. crit. by J.H.Marshall, London, 1969, p.88. Meyer P., Traités catalans de grammaire et de poétique, Romania, París, 1880,t.lX, cap. 15. 14 Casas Homs J.M. «Torcimany» de Luis d'Averçò, tratado retórico, gramatical y diccionario de la rima, Barcelona, 1956, I, p.215. 15 J.Anglade, Las leys d'amors , Tolosa-Paris, 1919-1920, III, p. 51. 13 determinativos formales de los casos, y obtuvieron el nombre de «habitutz». Es que, como se sabe, ya en el latín vulgar las preposiciones empezaron a emplearse con más frecuencia sustituyendo los casos, lo que contribuyó mucho a que se descompusiera el sistema de la declinación del nombre; pero sólo en las lenguas románicas se desarrollaron las formas analíticas en las cuales las «habitutz» ocuparon una posición fija delante del nombre. No es casual que los tratadistas den mucha importancia a los casos. Era una de las faltas más típicas, sobre todo, entre los trovadores catalanes. Es que en aquel entonces en la lengua catalana no había más que una forma procedente del acusativo latín, mientras tanto en la lengua provenzal al igual que en el francés hasta el siglo XIV seguían funcionando dos formas: el caso sujeto y el caso objeto. El criterio de determinar los casos según la posición sintáctica lo aplica Jofre de Foixà que distingue consecuentemente el nominativo y el acusativo por su tugar respecto al verbo: E sabxats quel nom qui es pausatz denan lo verb, segonz raso es nominatius, per que deu esser allongatz, e totz nom quí sia pausatz detras lo verb deu esser abreujatz, per que en aquesta paraula le reys cavalca bell cavall, aquell reys que es nom s´alonga, car esta denant aquell motz cavalca, qui es verb, e aquell autre mot bell cavall s´abreujon, car son nom qui son pausatz detras lo verb 16 . En otras palabras el nominativo está delante del verbo (anteposición) y el acusativo está detrás del verbo (postposición). De tal modo, según Jofre de Foixà, la oración requiere el orden directo de las palabras. Al mismo tiempo Jofre de Foixà no se muestra muy formal y afirma la preferencia de los vínculos semánticos de la oración («entendimen» o en términos modernos «plano del contenido»). Analizando el orden de las palabras en la poesía el autor renuncia al criterio formal de la posición sintáctica y examina los lazos semánticos entre las palabras: Encara te mostra aquell acusatiu en cap de rima es pausats denant lo verb, pero segons entendimen vay detras, en axi c'o potz conexer per aquesta paraula: tot be pert quis part de Deu, e en aquell motz quis, enten aquestz motz aquells, per que vos dir la paraula e s´enten aci segons rayso: Aquell quis part de Deu per(t) tot be, per que pots veser que aquells motz portes verb, e vay li detras, segons entendimen, aquell tot be, per la qual rayso hom l´abreuja17 . Estas observaciones son muy importantes porque se asemejan a un concepto lingüístico del siglo XX, el de la estructura semántica de la oración. Hay que tener en cuenta de que los tratados del Gai Saber no son más que una especie del manual para trovadores y no pretenden ser un compendio de la gramática provenzal. Ya tienen la idea del prestigio de su propio idioma, pero sus objetivos son prácticos, por eso exponen sólo aquellas reglas que causan más dudas: se basan, sobre todo, en la declinación nominal y en la conjugación verbal. Estos primeros intentos de la descripción de la gramática de la lengua provenzal por muy fragmentarias e incompletas que sean siguen atrayendo la atención de los filólogos, en primer lugar, tienen un interés especial para la historia de la lingüística románica. Por una parte, en realidad son los primeros, y por otra, estos tratadistas consiguieron decir mucho más de lo que se suele pensar. 16 17 Meyer P., Traités catalans de grammaire et de poétique , Romania, París, 1880,t.lX, cap. 16. Ibídem.