•desarraigar y aniquilar las malas yerbas que se crian

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•desarraigar y aniquilar las malas yerbas que se crian espontáneamente
e n los campos, siempre que las suministre con oportunidad y en los
tiempos mas convenientes. Las malas yerbas consumen inútilmente
la sustancia del terreno, ocupan un lugar que el labrador destina
para la reproducción de las especies útiles que c u l t i v a , asombran y
¿perjudican á las cosechas, y causan daños de la m a y o r considerac i ó n , que todos los labradores conocen y esperimentan. Las malas
-yerbas espinosas y pinchudas traen ademas el grave inconveniente de
•que los segadores por no pincharse ni lastimarse descabezan el grafi o , y dejan sin segar toda la mies que se cria al rededor de estos
vegetales nocivos. E n las anotaciones del capítulo anterior indiqué
el modo de destruir las malas yerbas.
L a quema de los rastrojos, que tanto recomienda el a u t o r , con- »
tribuye igualmente á la destrucción de las malas y e r b a s , y a sea p o r que se abrasan las semillas que están sobre la superficie de la tierra,
y porque las raices perennes perecen ó sufren considerablemente;
>ero esta práctica está prohibida en las mas provincias del reino por
os grandes inconvenientes y perjuicios á que está espuesta, y para
evitar y precaver los incendios de los campos y mieses.
D e b e ararse la tierra en las épocas en que se destruyen mas
completamente las malas yerbas ó plantas que espontáneamente cria
el terreno: estas son tanto mas difíciles de desarraigar, cuanto que
crecen en los terrenos que les son mas análagos y adaptados á su
incremento y vegetación. E n dos épocas distintas germinan y nacen
con mas abundancia las semillas en este c l i m a , á saber, en la p r i mavera y el o t o ñ o , siendo estas dos estaciones las mas propias para
voltear la tierra y acabar con las malas yerbas.
L a reja de alzar ó la primera labor es la que contribuye mas
principalmente á la buena y acertada preparación del terreno.' Los
rastrojos se aran antes de los fríos, luego que se ha calado la labor
en el o t o ñ o , para que asi perciba mejor el terreno el beneficio de
las emanaciones atmosféricas, y se penetre de las aguas del invierno.
E s t a es la razón por que convienen las labores de otoño y las i n vernizas en los paises cálidos y secos; siendo asi que en los frios y
m u y húmedos puede diferirse esta primer reja ó labor hasta la p r i mavera , y nunca debe ararse mientras que la tierra esté cubierta de
n i e v e , helada ó m u y húmeda.
Advierten varios autores antiguos que es m u y conveniente aten¿«
der á los vientos para labrar las tierras ;>y Herrera dice que el viento fresco ó gallego, esto e s , el de N . O . , da gran tempero-i la t i e r r a , y que el c i e r z o , ó N . E . , es m u y contrario, y perjudica á las
viñas y arbolados. N o deben darse tas labores auxiliares á las plantas en las épocas en qué reinan los aires cierzos én invierno y los
solanos.en verano, porque entonces padecen lo*vegetales» y se-de;
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