29) Warren G. Harding 29) Warren G. Harding The

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29) Warren G. Harding The Progressive Era brought big
changes to the United States, and
World War I brought big changes to
the world. Change makes you tired, so
in 1920 Americans elected a guy who
promised to relax: Republican Senator
Warren G. Harding of Ohio. Harding, a former newspaper publisher
from a mid-sized town, knew how to
give a crowd-pleasing speech, and
knew how to get along with the press.
He promised a “return to normalcy”
and a more hands-off government. He
won in a landslide, thanks in part to
millions of new women voters
empowered by the 19th Amendment. Harding supported pro-business
policies and eased off on federal
regulation. A new budgeting law made
him the first President to propose
spending levels for the executive
branch, and he helped cut government
costs. But Harding, who was prone to
nervous breakdowns, was
overwhelmed by the job. He wasn’t an
independent thinker or a good
manager; for most of his political
career he followed the lead of
Republican Party bosses. Some
appointees took advantage of
Harding’s weakness and stole from the
government. The most notorious
example of this was the Teapot Dome
bribery scandal. Those crooks ruined Harding’s
reputation – but Harding wasn’t around
to see it. On a trip to the West Coast in
1923, he got sick and died suddenly. 29) Warren G. Harding La Era Progresista trajo grandes cambios a
los Estados Unidos y la Primera Guerra
Mundial grandes cambios al mundo. Los
cambios agotan, por lo que en 1920 los
estadounidenses eligieron a un hombre que
prometía aflojar: el Senador Republicano
Warren G. Harding de Ohio. Harding, un ex editor de periódicos de una
ciudad mediana, sabía cómo dar un discurso
complaciente y cómo relacionarse con la
prensa. Prometió un “regreso a la
normalidad” y un gobierno más pasivo. Su
triunfo fue aplastante, en parte gracias a
millones de mujeres que eran nuevas
votantes facultadas por la Enmienda 19. Harding apoyaba las políticas a favor de las
empresas y aflojó las regulaciones federales.
Una nueva ley presupuestaria lo convirtió en
el primer Presidente en proponer niveles de
gasto para la rama ejecutiva, y ayudó a
reducir los costos del gobierno. Pero Harding, propenso a ataques
nerviosos, estaba abrumado por el trabajo.
No era un pensador independiente ni un
buen administrador; la mayor parte de su
carrera política siguió a los jefes del Partido
Republicano. Algunos candidatos
aprovecharon la debilidad de Harding y
robaron del gobierno. El ejemplo más
notable fue el escándalo de soborno Teapot
Dome. Esos criminales arruinaron la reputación de
Harding, pero Harding ya no estaba para
verlo. En un viaje a la Costa Oeste en 1923,
se enfermó y murió de repente. 
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