Prevalencia de la hipertensión arterial sistólica aislada en

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Prevalencia de la hipertensión arterial sistólica
aislada en una población mayor de 60 años
V. López Fernández, L. A. Peña Luengo, A. Iglesias Heredero, P. Herrero Puente,
J. Vázquez Álvarez, S. Suárez García, A. Álvarez Cosmea, M. A. Prieto Díaz* y R. Marín Iranzo**
Centros de Salud de Ventanielles-Colloto y * Vallobín-Concinos.
** Servicio de Nefrología. Unidad de Hipertensión. Hospital Central de Asturias. Oviedo
En representación del Grupo Oviedo de Hipertensión†
Objetivos. Conocer la prevalencia de hipertensión arterial y de hipertensión arterial sistólica aislada, factores
de riesgo cardiovascular y patología cardiovascular asociada, así como el tratamiento farmacológico utilizado y
el grado de control obtenido en una población mayor
de 60 años, así como analizar las diferencias entre ambos grupos de hipertensos.
Métodos. Se trata de un estudio descriptivo y transversal
realizado sobre una muestra aleatoria extraída de la totalidad de personas mayores de 60 años (n = 8.026) de 16
cupos de 6 centros de salud de Asturias. Se analizaron los
factores de riesgo clásicos, tratamiento farmacológico y la
patología cardiovascular asociada.
Resultados. Se estudió una muestra de 342 pacientes. La
prevalencia de hipertensión sistodiastólica fue del
40,4 % y la de hipertensión sistólica aislada del 24,6 % (el
38 % de todos los hipertensos) y no eran hipertensos el
35 %. Encontramos que los hipertensos sistólicos aislados
presentaban una edad media superior (75 ± 7 frente a
72 ± 7 años), una mayor presión arterial sistólica (149 ± 15
frente a 144 ± 16 mmHg) y una mayor diferencia de la
presión de pulso (70 ± 14 frente a 61 ± 13 mmHg), así
como una mayor presencia de microalbuminuria (25,6 %
frente al 10 %) y de arteriopatía periférica (8,3 % frente
al 2,2 %) respecto a los hipertensos sistodiastólicos. En
éstos, la diabetes y la obesidad alcanzaron mayor prevalencia (23 % frente al 12 % y 46 % frente al 41 %, respectivamente) que en los hipertensos sistólicos aislados.
El tratamiento farmacológico se pautó en el 83 % de los
pacientes con hipertensión sistodiastólica y sólo en el 56%
de los del grupo de sistólica aislada, no habiendo diferencias entre los dos grupos en cuanto al uso de fármacos
antihipertensivos, salvo en el grupo de los calcioantagonistas (44,7 % frente al 28,1 % en los sistodiastólicos).
Palabras clave: hipertensión arterial, hipertensión arterial sistólica aislada, anciano, factores de riesgo cardiovascular.
López Fernández V, Peña Luengo LA, Iglesias Heredero A,
Herrero Puente P, Vázquez Álvarez J, Suárez García S, Álvarez Cosmea A, Prieto Díaz MA, Marín Iranzo R. Prevalencia
de la hipertensión arterial sistólica aislada en una población
mayor de 60 años. Hipertensión 2002;19(9):384-9.
Correspondencia:
V. López Fernández.
Consultorio de Colloto.
Avda. de Europa, 3 bajo.
33010 Colloto (Asturias).
Correo electrónico: [email protected]
384
Incidence of isolated systolic arterial
hypertension in a population
of patients over 60 years old
Aims. To ascertain the prevalence of arterial hyper-
tension and isolated systolic arterial hypertension, cardiovascular risk factors and associated cardiovascular
pathology, as well as the drug treatment used and the
degree of control reached in a population of patients
over 60 years old, as well as to analyze the differences
between both groups of hypertensive patients.
Methods. It was a descriptive and cross-sectional study
realized on a random sample taken from all persons
over the age of 60 (n = 8,026) within 16 populations of
6 health centers of Asturias. Classic risk factors were
alanyzed, as were drug treatment and associated cardiovascular pathology.
Results. A sample of 342 patients was studied. The incidence of systo-diastolic hypertension was of 40.4% and
that of isolated systolic hypertension 24.6% (38% of all
hypertensive patients). Thirthy-five percent were not hypertensive. We found that the isolated systolic hipertensive patients had a higher average age (75 ± 7 versus 72 ± 7
years old), a higher systolic blood pressure (149 ± 15 versus 114 ± 16 mmHg) and a larger difference in pulse pressure (70 ± 14 versus 61 ± 13 mmHg), as well as a larger
presence of microalbuminuria (25.6 % versus 10 %) and
peripheral arteriopathy (8.3 % versus 2.2 %) with regard to
the systo-diastolic hypertensive patients. In these patients,
there was a higher prevalence of diabetes and obesity
(23 % versus 12 % and 46 % versus 41 %, respectively)
than in the isolated systolic hypertensive patients.
Drug treatment was prescribed in 83 % of the patients
with systo-diastolic hypertension and in only 56% of those in the isolated systolic group, there being no differences between both groups as for the use of antihypertensive drugs, except in the calcioantagonists group (44.7 % as
opposed to 28.1 % in the systo-diastolic patients).
Key words: arterial hypertension, isolated systolic arterial hypertension, elder, cardiovascular risk factors.
Introducción
La hipertensión arterial (HTA) es el factor de
riesgo cardiovascular (FRCV) con mayor prevalencia entre los ancianos de ambos sexos. Es
Hipertensión 2002;19(9):384-9
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LÓPEZ FERNÁNDEZ V, ET AL. PREVALENCIA DE LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL SISTÓLICA AISLADA
EN UNA POBLACIÓN MAYOR DE 60 AÑOS
conocido que la presión arterial sistólica (PAS)
aumenta progresivamente con la edad, mientras que la presión arterial diastólica a partir de
los 50 a 60 años tiende a disminuir1-3; como resultado del estudio de Framingham4 se sabe
que, especialmente entre las personas mayores,
la PAS es un marcador pronóstico de morbilidad cardiovascular más importante que la PAD
y también de mortalidad global5-7. A pesar de
ello sigue existiendo un escaso reconocimiento
de la hipertensión sistólica aislada (HTASA) como FRCV8. Datos del estudio NHANES III1 en
sujetos entre 60 a 74 años sitúan la prevalencia
de HTA alrededor del 50 % referida a cifras de
PA ≥ 140/90 mmHg. En España, en estudios como el Estudio Cooperativo Español sobre HTA
en el Anciano (ECEHA)9, sobre una población
de 6.428 personas mayores de 65 años, con
una edad media de 77,4 años, que estaban institucionalizados o que acudían a hospitales de
día, para cifras de PA > 160 y/o > 95 mmHg,
la prevalencia de HTA era del 76 % y aumentaba progresivamente con la edad. En el proyecto
EPICARDIAN10, sobre una muestra de base poblacional de 3.960 individuos mayores de 65 años,
la prevalencia global de HTA fue del 67,7 %.
La HTASA, definida siguiendo los criterios del
JNC-VI11 como aquella PAS ≥ 140 con PAD ≤ 90
mmHg, es la forma más frecuente de presentación a estas edades12; la prevalencia encontrada
varía desde el 8 % en el estudio SHEP13 (cifras de
PAS > 160 y de PAD < 90 mmHg entre los sujetos
de 60 a 69 años) hasta el 60 % a 65 % en los hipertensos ancianos del estudio de Framingham.
Por todo ello nos propusimos realizar un estudio poblacional con los objetivos de conocer la
prevalencia de hipertensión arterial sistólica
aislada y de hipertensión arterial (sistólica y
diastólica) en nuestra población, de los factores
de riesgo cardiovascular y la patología cardiovascular asociada, así como el tratamiento farmacológico utilizado y el grado de control obtenido en una población mayor de 60 años, y
comprobar las diferencias entre los dos grupos
de pacientes hipertensos.
Material y métodos
Se realizó un estudio descriptivo y transversal
entre junio y octubre de 2000 en el ámbito
de Atención Primaria: 16 cupos de 6 centros de
salud de tres áreas sanitarias de Asturias. La población a estudio era la totalidad de individuos
de edad mayor o igual a 60 años (n = 8.026) de
los referidos cupos, según la base de datos de
la Tarjeta Sanitaria Individual. Sobre dicha población, ordenada por edad, para una prevalencia estimada de HTASA del 25 %, con un intervalo de confianza del 95 %, aceptando un 20 %
de pérdidas, se obtuvo una muestra aleatoria
simple de 415 personas. Se excluyó a los pacientes con enfermedad mental intensa, institucionalizados, con problemas graves de alcoholismo o drogadicción y a los enfermos
terminales. Se consideraron como pérdidas y
no fueron sustituidos, aquellos pacientes que
fallecieron durante el período de captación, los
que se trasladaron de Zona Básica de Salud y
los que no aceptaron participar.
En consultas programadas se recogieron los datos demográficos (edad y género) y de la historia
clínica y se practicó una exploración física para
la obtención de peso y talla y cifras de PAD y
PAS. Se solicitó una analítica para obtener los
siguientes datos: glucemia, creatinina, ácido úrico, colesterol total, triglicéridos, colesterol ligado a lipoproteínas de alta densidad (HDL), colesterol ligado a lipoproteínas de baja densidad
(LDL) (calculado por la fórmula de Friedewald)
y microalbuminuria (MAU). Se investigó la presencia de factores de riesgo cardiovascular: diabetes mellitus, hipercolesterolemia, obesidad,
hipertrofia del ventrículo izquierdo (HVI) y la
presencia de patología cardiovascular asociada:
cardiopatía isquémica (CI), insuficiencia cardíaca (ICC), accidente cerebrovascular (ACV) y arteriopatía periférica.
Se clasificó a los pacientes como hipertensos,
según su historia clínica, en función de las cifras que habían presentado en el momento del
diagnóstico, siguiendo los criterios del JNC-VI11
cuando existían cifras de PA iguales o superiores a 140/90 mmHg en tres visitas separadas, o
bien a aquellas personas que ya estaban recibiendo tratamiento con fármacos antihipertensivos por haber sido diagnosticadas anteriormente
a la apertura de su historia clínica. Se consideró
como hipertensión sistólica aislada a aquellos
pacientes con PAS ≥ 140 y PAD < 90 mmHg en
el momento de su diagnóstico. Con los pacientes que, no habiendo sido diagnosticados anteriormente como hipertensos, presentaban en esa
visita cifras superiores o iguales a 140/90 mmHg
se siguió el mismo procedimiento, con tomas en
visitas sucesivas para establecer el diagnóstico
en cada caso.
La medición de la presión arterial se realizó
con esfigmomanómetro de mercurio tras mantener al paciente sentado 5 minutos, y se utilizaron manguitos estándar de 12 x 21 cm o mayores (15 × 31 cm) en pacientes obesos. Se
hizo coincidir la PAS y la PAD con las fases I y
V de Korotkoff, respectivamente. Las cifras de
presión arterial que se anotaron correspondían
a las cifras promedio de tres medidas separadas
entre sí dos o más minutos.
Se definió la presión de pulso como la diferencia
entre la PAS y la PAD expresada en mmHg14.
Para la valoración de la microalbuminuria se
utilizaron las tiras reactivas Micraltest; una vez
Hipertensión 2002;19(9):384-9
385
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EN UNA POBLACIÓN MAYOR DE 60 AÑOS
descartadas otras causas de proteinuria con una
tira reactiva para el examen sistemático de orina
se solicitaba al paciente que acudiese con la
primera orina de la mañana de tres días sucesivos. Se consideró como positiva la presencia de
microalbuminuria mayor o igual a 20 mg/l al
menos en dos de las tres determinaciones.
Se consideró fumador a toda persona que hubiera consumido tabaco (cigarrillos, puros y pipa) durante el último mes y ex fumador a aquel
que habiendo sido fumador no había fumado
en el último año.
La diabetes se definió según criterios de la Asociación Americana de Diabetes15 mediante glucemia basal > 126 mg/dl en dos ocasiones o bien
prueba de tolerancia oral a la glucosa superior a
200 mg/dl a las dos horas; también a los pacientes que ya recibían tratamiento antidiabético.
Los criterios de hipercolesterolemia se obtuvieron del Consenso sobre el control de la colesterolemia en España (año 2000)16: colesterol ≥ 250 mg/dl en prevención primaria y ≥ 200
mg/dl en prevención secundaria, en dos ocasiones separadas por un intervalo superior a
dos o tres semanas.
Se consideró obesidad si el índice de masa corporal (IMC) (peso en kilogramos dividido por la
altura en metros al cuadrado) era ≥ a 30 kg/m2.
En cuanto a la existencia de enfermedad cardiovascular se incluyeron la cardiopatía isquémica, la insuficiencia cardíaca, el accidente cerebrovascular y la arteriopatía periférica,
documentados bien por ingreso hospitalario o
por estudio especializado. La hipertrofia de
ventrículo izquierdo se incluyó si se cumplían
los criterios electrocardiográficos de voltaje de
Sokolow-Lyon (SV1 + RV5 o RV6 ≥ 35 mm).
El análisis estadístico se realizó con el programa
informático estadístico SPSS versión 10.0 para
Windows. Se realizó un análisis descriptivo de
los datos. Las variables categóricas fueron analizadas por la prueba del Chi cuadrado. La
comparación de las medias se realizó mediante
la prueba de la “t” de Student. Los valores fueron expresados como la media ± desviación
estándar (DE). En todos los casos un valor de la
p < de 0,05 fue considerado como significativo.
Resultados
De los 415 pacientes incluidos en el estudio
hemos tenido 73 pérdidas (17,6 %), por tanto se
evaluaron 342 pacientes, de los que 138 presentaban HTA (40,4 %; 35,2-45,6), 84 HTASA
(24,6%; 20,0-29,1) y 120 no eran hipertensos
(NoHTA). Entre sus características clínicas destacan: una media de edad superior entre los
HTASA (75 ± 7 años) respecto a los HTA (72 ± 7),
p = 0,004. La prevalencia de mujeres entre
los dos grupos de hipertensos fue similar (70 %).
386
La PAS fue más elevada en el grupo de HTASA
(149 ± 15 mmHg) respecto al de HTA (144 ± 16
mmHg), p = 0,016. No ocurre así con la PAD,
que entre los HTASA fue de 79 ± 7 mmHg y en
los HTA de 83 ± 9 mmHg. Esta diferencia entre
las presiones sistólicas con diastólicas similares
conlleva una diferencia de presión del pulso
(PP), que es superior en los HTASA (70 ± 14
mmHg) respecto a los HTA (61 ± 13 mmHg),
p < 0,0001. Todos estos datos están especificados en la tabla 1. La distribución de los datos
de la analítica básica y su comparación entre
los dos grupos de hipertensos están expresados
en la tabla 2.
En cuanto a los FRCV asociados, la diabetes y la
obesidad alcanzaron mayor prevalencia entre
los HTA (23 % y 46 %, respectivamente) respecto a los HTASA, en los que fueron para la diabetes del 12 % y para la obesidad el 26 % (p =
0,037 y p = 0,004, respectivamente). La presencia de microalbuminuria fue superior entre los
HTASA (26 %) respecto a los HTA (10 %), p =
0,003. En el resto de FRCV estudiados no hubo
diferencias significativas (tabla 3).
Entre los dos grupos de hipertensos sólo hubo
significación en cuanto a patología cardiovascular asociada en el caso de la arteriopatía periférica, que fue del 8,3 % entre los HTASA y
del 2,2 % entre los HTA, p = 0,032 (tabla 4).
El tratamiento farmacológico se pautó en el 83 %
de los pacientes con HTA y sólo en el 56 % de
los HTASA. No había diferencias entre los dos
grupos en cuanto al uso de diuréticos, inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina (IECA), antagonistas de los receptores
de angiotensina II (ARA II) y alfabloqueantes. Sí
encontramos diferencias en el grupo de los calTABLA 1
Distribución de las principales características
demográficas y de las cifras de presión arterial
y significación estadística en la comparación
de los dos grupos de hipertensos
HTA
p
84
24,6 %
75 ± 7
138
40,4 %
72 ± 7
ns
30,5 %
69,5 %
29,9 %
70,1 %
ns
28,3 ± 4
149 ± 15
79 ± 7
70 ± 14
30 ± 5
144 ± 16
83 ± 9
61 ± 13
p = 0,010
p = 0,016
p < 0,000
p < 0,000
HTASA
N
Edad
Sexo
Hombres
Mujeres
Índice masa
corporal
PA sistólica
PA diastólica
Presión de pulso
p = 0,004
HTASA: hipertensión sistólica aislada; HTA; hipertensión arterial sistodiastólica; PA: presión arterial; ns: no significativo.
Hipertensión 2002;19(9):384-9
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EN UNA POBLACIÓN MAYOR DE 60 AÑOS
TABLA 4
Distribución de la enfermedad cardiovascular
y comparación entre los dos grupos de hipertensos
TABLA 2
Distribución de los valores analíticos
y su comparación entre los dos grupos
de hipertensos
HTASA
Colesterol
229 ± 48
Triglicéridos
114 ± 43
Colesterol HDL
58 ± 15
Colesterol LDL 159 ± 43
Glucosa
105 ± 34
Hemoglobina
glucosilada*
7,4 ± 2,1
Creatinina
1,05 ± 0,27
Ácido úrico
5,35 ± 1,6
Sodio
140 ± 3
Potasio
4,64 ± 0,4
HTA
p
233 ± 39
131 ± 65
59 ± 15
150 ± 36
113 ± 32
ns
0,036
ns
ns
ns
7,02 ± 1,11
1,09 ± 0,57
6,03 ± 1,5
140 ± 4
4,54 ± 0,49
ns
ns
0,002
ns
ns
HTASA: hipertensión sistólica aislada; HTA: hipertensión arterial sostenida; ns: no significativo; HDL: lipoproteínas de alta densidad;
LDL: lipoproteínas de baja densidad. * Esta determinación se hizo
sólo en pacientes diabéticos.
cioantagonistas con un 44,7 % en el grupo de
los HTASA y un 28,1% en el de los HTA; p =0,041
(tabla 5).
Discusión
En nuestro estudio, utilizando los criterios del
JNC-VI sobre población mayor de 60 años, la
prevalencia de hipertensión de cualquier tipo fue
de alrededor de dos tercios de la muestra. La prevalencia de hipertensión sistólica y diastólica fue
del 40,4 % y la de HTASA del 24,6 % (el 38 % de
todos los hipertensos), con una prevalencia de
mujeres del 70 %. Estos datos se pueden extrapolar a la totalidad de la población estudiada dado
que la muestra se obtuvo de una forma aleatoria
y las pérdidas no superaron las estimadas a la
hora de calcular el tamaño muestral. Los hipertensos sistólicos aislados son de edad más elevada (75,7 años frente a 72,7 años) y tienen una
mayor prevalencia de PAS y PP, de microalbuminuria y de patología cardiovascular, a expensas
fundamentalmente de la cardiopatía isquémica.
TABLA 3
Distribución de los factores de riesgo
cardiovascular y su comparación entre
los dos grupos de pacientes hipertensos
Diabetes mellitus
Dislipidemia
Obesidad
Fumador*
Microalbuminuria
HTASA
HTA
p
11,9 %
46,4 %
26,2 %
19,0 %
25,6 %
23,2 %
41,3 %
45,6 %
24,6 %
10 %
0,037
ns
0,004
ns
0,003
HTASA: hipertensión sistólica aislada; HTA; hipertensión arterial sistodiastólica; ns: no significativo. * Fumadores activos + ex fumadores.
HTASA
Patología cardiovascular
global
27,4 %
Cardiopatía isquémica 16,7 %
Insuficiencia cardíaca
3,6 %
Arteriopatía periférica
8,3 %
ACV
9,5 %
Proteinuria
9,5 %
HTA
p
23,9 %
13 %
4,3 %
2,2 %
10,1 %
5,1 %
ns
ns
ns
0,032
ns
ns
HTASA: hipertensión sistólica aislada; HTA; hipertensión arterial sostenida; ACV: accidente cerebrovascular; ns: no significativo.
Obtuvimos una prevalencia de HTASA inferior
a la descrita en otros trabajos. La prevalencia
de HTASA varía en los distintos estudios principalmente por diferencias en la edad de los pacientes estudiados y los criterios de inclusión
en relación con las cifras de PAS. El diagnóstico
de HTASA precisa valorar dichas cifras en el
momento inicial del diagnóstico, pero el perfil
del paciente puede variar posteriormente, pues,
como se sabe, la PAS aumenta con la edad y la
PAD tiende a descender; por el contrario, el tratamiento farmacológico tiende a controlar mejor la PAD que la PAS. Todo ello, en conjunto,
implica una gran dificultad para estimar la prevalencia real de HTASA. En nuestro caso, aunque utilizamos para la clasificación las cifras de
PA en el momento del diagnóstico inicial, la
mayoría de pacientes en los que no se pudieron
obtener estas cifras venían siendo considerados
como HTA. Este riesgo lo asumimos por entenTABLA 5
Distribución de los distintos tipos de tratamiento
y su comparación entre los dos grupos
de hipertensos
HTASA
Tratamiento sólo
con dieta
Tratamiento
con fármacos
Un solo fármaco
Dos fármacos
Tres o más fármacos
Diuréticos
Betabloqueantes
Calcioantagonistas
IECA
ARA II
Alfabloqueantes
HTA
p
44 %
17,4 %
0,000
56 %
72 %
23 %
4,2 %
48,9 %
2,1 %
44,7 %
29,8
6,4 %
0%
82,6 %
73 %
37 %
5,2 %
51,8 %
11,4 %
28,1 %
34,2
12,3 %
8,8 %
ns
ns
ns
ns
ns
ns
0,041
ns
ns
0,036
HTASA: hipertensión sistólica aislada; HTA; hipertensión arterial sistodiastólica; IECA: inhibidores de la enzima de conversión de angiotensina; ARA II: antagonistas de los receptores de angiotensina II;
ns: no significativo.
Hipertensión 2002;19(9):384-9
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EN UNA POBLACIÓN MAYOR DE 60 AÑOS
der que, dado que la historia clínica está siendo
utilizada desde 1984-1985 en Atención Primaria, los diagnósticos anteriores fundamentalmente corresponderían (por la edad de los pacientes en ese momento) a casos de HTA y no
de HTASA, lo que puede haber influido en el resultado final. Esto puede justificar que la prevalencia de HTASA en estos pacientes sea menor
que la encontrada en otros estudios publicados.
Muy pocos estudios de base poblacional se han
ocupado de estimar la prevalencia de la HTA y
la HTASA en población geriátrica; entre ellos,
el proyecto EPICARDIAN10, en población mayor
de 65 años, que mostró que un 44,8 % (según
criterios de la OMS: PAS ≥ 160 mmHg o PAD
≥ 95 mmHg, o pacientes ya en tratamiento antihipertensivo) eran hipertensos de forma global, que llegaría al 67,7 % si se utilizasen los criterios del JNC-VI (PAS ≥ 140 mmHg o PAD
≥ 90 mmHg). En este estudio la prevalencia de
HTASA (PAS ≥ 140 mmHg con PAD < 90 mmHg)
fue del 40,7 %, siendo mayor en las mujeres que
en los hombres (50,6 % frente al 37 %). En el estudio ECEHA9, en que los datos se recogieron en
centros de día y residencias de ancianos, para
una media de edad de 77,4 años, se obtenía una
prevalencia de HTA según los criterios de la
OMS del 48,6 % y del JNC-VI del 70,9 %, no encontrándose diferencias significativas en cuanto
al sexo; respecto a la HTASA (se estudiaban sólo
los pacientes de diagnóstico reciente para evitar
el efecto de confusión del tratamiento farmacológico), la prevalencia obtenida según los criterios de la OMS fue del 73,2 % y del 76,7 % según el JNC-VI. Los resultados del estudio
SHEP13, que definía la HTASA como cifras de
PAS ≥ 160 mmHg con PAD ≤ 90 mmHg, mostraron que presentan HTASA un 8 % de los sujetos
entre 60 y 69 años, un 11 % entre 70 y 79 y
hasta un 22 % en los mayores de 80 años. El
estudio STEPHY17 cifra la prevalencia de HTA
(≥ 160/95 mmHg) en el 53 % de los mayores de
65 años y aumenta con la edad. La prevalencia
de HTASA es aquí del 17 % entre los ancianos
sin tratamiento antihipertensivo.
La obesidad, medida según el criterio de IMC
> 30 %, en nuestro caso fue más frecuente (con diferencias significativas) entre los HTA (46 %) respecto a los que presentaban HTASA (26 %). Estas
cifras son superiores a las encontradas en otros
estudios realizados en población laboral: Talavera de la Reina (25 %)18 y Ford de Valencia (19 %)19.
Datos no publicados del estudio EPICARDIAN
hallan una prevalencia global de obesidad del
26 %20, y en el estudio de Jiménez et al21, con
un 80 % de población hipertensa mayor de 60
años, se encuentra una prevalencia de obesidad del 56 %.
Respecto a la hipercolesterolemia, en nuestro estudio no hubo diferencias significativas entre los
388
dos grupos de hipertensos, con una media del
43 %, resultado similar al obtenido por González-Villalpando et al22 en una población mexicana (41%), y al de Jiménez21 con una prevalencia
del 35% en hipertensos mayores de 60 años. Es,
por el contrario, inferior al estudio de Albaladejo
Blanco et al23 en Badalona, donde en una población mayor de 60 años se encontró una prevalencia de hiperlipidemia del 61 % entre sus pacientes hipertensos.
En cuanto a la asociación con la diabetes, en
nuestro estudio la prevalencia encontrada es
superior (con significación estadística) en los
pacientes con HTA (23,2 %) respecto a los que
presentan HTASA (11,9 %), posiblemente en relación con el mayor IMC encontrado en estos
pacientes. Son cifras inferiores a las del estudio
de Badalona23, en el que se encontraba una
prevalencia del 31 %.
La MAU en nuestra población alcanzó significación estadística en los pacientes con HTASA
(25,6 %) respecto a los que tenían HTA (10 %).
Es sabido que la prevalencia de MAU aumenta
con la edad y con los valores de PA24,25. También es superior en los diabéticos, alcanzando
cifras cercanas al 40 % en los diabéticos tipo 1
y del 30 % en los diabéticos tipo 2. No encontramos justificación a las diferencias encontradas en nuestro estudio, ya que existía mayor
número de pacientes diabéticos entre los HTA,
y cabría esperar que esto se relacionase con
una mayor prevalencia de microalbuminuria.
Únicamente podría explicar esta observación la
existencia entre los HTASA de una población
de edad superior, una mayor diferencia de la
presión de pulso y un grado de control de su
presión arterial inferior (24 %) respecto a los
que presentaban HTA (44 %).
El tratamiento farmacológico de la HTASA se
asocia a una reducción de la mortalidad cardiovascular en un 22 %, de la coronaria en un
26 % y la cerebrovascular un 33 %, como han
demostrado los estudios SHEP13 o el Syst-Eur26.
A pesar de ello en nuestro caso prevalecen las
recomendaciones dietéticas sin apoyo farmacológico entre los pacientes con HTASA, y reciben fármacos el 56 % de los HTASA y el 82,6 %
de los HTA, sin diferencias respecto a si están
tratados en monoterapia o asociación de fármacos. Sólo encontramos significación estadística
en la toma de calcioantagonistas, que era más
frecuente entre los pacientes con HTASA (criterio de utilización correcta recomendado por el
JNC-VI).
Respecto a la patología cardiovascular asociada, en nuestro estudio encontramos una diferencia significativa para la arteriopatía periférica, que es más prevalente entre los pacientes
con HTASA. La cardiopatía isquémica, la insuficiencia cardíaca y el accidente cerebrovascular
Hipertensión 2002;19(9):384-9
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LÓPEZ FERNÁNDEZ V, ET AL. PREVALENCIA DE LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL SISTÓLICA AISLADA
EN UNA POBLACIÓN MAYOR DE 60 AÑOS
no muestran diferencias significativas entre los
dos grupos de hipertensos.
Por todo ello podríamos concluir que la prevalencia de HTASA hallada (24,6 %) es inferior a
otros estudios, siendo estos pacientes de mayor
edad, y con niveles superiores de PAS y PP. Al
comparar con la HTA encontramos entre los hipertensos sistólicos menos diabéticos y obesos
y una mayor prevalencia de microalbuminuria.
A pesar de todo, la prevalencia de patología
cardiovascular es parecida entre ambos grupos
de hipertensos, aunque el grado de control es
inferior entre los HTASA, posiblemente debido
a que solamente la mitad son tratados con fármacos antihipertensivos.
Apéndice
Grupo Oviedo de Hipertensión †: Alonso C,
Álvarez A, Barbé M, Cuetos J, Paredes MJ, Hevia E, Herrero P, Iglesias A, López V, Marín R,
Monte C, Pizarro M, Plaza F, Prieto MA, Rodríguez C, Sánchez-Baragaño M, Suárez S, Tranche S, Vázquez J, Villa R.
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