LA GUERRA DE TROYA Príamo y Hécuba eran los reyes de Troya. Tuvieron cincuenta hijos (los más conocidos fueron Héctor, Paris y Casandra). Paris fue el hijo segundo. Cuando su madre, Hécuba, estaba encinta y a punto de dar a luz, tuvo un sueño, en que se vio a sí misma echando al mundo una antorcha que prendía fuego a la ciudad de Troya. Príamo pidió a su hijo Ésaco (que había tenido con otra mujer llamada Arisbe) la interpretación de este sueño, y Ésaco le aseguró que el niño que iba a nacer sería la causa de la ruina de Troya. Y le aconsejó que lo hiciese desaparecer en cuanto naciese. Cuando nació, Hécuba mandó exponerlo en el monte Ida, en vez de dar muerte al niño. Durante cinco días lo amamantó una osa y después lo encontraron unos pastores. Éstos lo recogieron y le dieron el nombre de Alejandro (“el hombre que protege” o “el hombre protegido). Tindáreo y Leda eran los reyes de Esparta. Zeus se transformó en un cisne para seducir a Leda. Ésta quedó embarazada de cuatro hijos, dos de Zeus y otros dos de su esposo. Leda puso dos huevos, de uno nacieron Helena y Pólux (hijos de Zeus) y del otro nacieron Cástor y Clitemnestra (hijos de Tindáreo). Helena de Esparta Helena de Esparta Clitemnestra Cuando Helena creció Tindáreo pensó que había llegado el momento de casarla. Una multitud de pretendientes se presentó; acudieron casi todos los príncipes de Grecia. Perplejo ante esta afluencia de pretendientes, Tindáreo temió que, al elegir a uno, quedaran descontentos los restantes, con lo cual correría el riesgo de una guerra. Por eso escuchó el consejo de Odiseo: comprometer, por juramento, a todos los presentes a acatar la decisión de Helena y acudir en auxilio del elegido en caso de que su esposa le fuese disputada. Odiseo, como recompensa al favor que su consejo significó para el rey de Esparta, recibió la mano de Penélope (hija de Icario, hermano de Tindáreo y, por tanto nieta suya). Helena eligió a Menelao, y los demás pretendientes se sometieron. Más tarde se convirtieron en reyes de Esparta. Clitemnestra se casó con Agamenón (hermano de Menelao) y se convirtieron en reyes de Micenas. Agamenón Menelao Odiseo y Penélope Años más tarde se celebró la boda de Tetis (una de las nereidas, hija de Nerero y de Dóride y, por tanto, una divinidad marítima e inmortal) y Peleo, quienes engendraron a Aquiles. A dicha boda asistieron invitados todos los dioses, excepto Éride (personificación de la Discordia). Ésta, enfadada, se presentó volando en el banquete y tiró una manzana de oro, donde estaba inscrita la palabra καλλίστῃ (para la más bella). La cogieron Atenea, Hera y Afrodita, quienes disputaron por obtenerla. Al no solucionar el problema acudieron a Zeus y éste encargó a Hermes que guiase a Hera, Atenea y Afrodita al monte Ida, para que Paris tomara la decisión. Cada una le prometió una cosa a Paris. Atenea le dijo que lo convertiría en un guerrero invencible, Hera se comprometió a darle el imperio de toda Asia y Afrodita se limitó a brindarle el amor de Helena de Esparta. La decisión de Paris fue que Afrodita era la más bella. En Troya pensaban que Paris habría muerto y Príamo decidió convocar unos juegos fúnebres en honor de su hijo. El premio era un toro blanco, el cual gustó a Paris. Paris participó en dichos juegos sin saber que estaba en su patria, que Príamo era su padre y que los juegos eran en su honor. Éste salió vencedor de los juegos. Por casualidad se encontró con su hermana Casandra (sacerdotisa de Apolo) quien le reconoció. Príamo ya había olvidado aquel mal augurio y sólo pensaba en lo feliz que estaba de tener a su hijo de regreso convertido en un apuesto y atlético joven. Paris regresó a casa donde se le concedieron todos los honores de príncipe de Troya. Pronto hubo una oportunidad para embarcarse hacia Grecia, a Esparta, pues esta región y su hermana la poderosa Micenas buscaban llegar a un tratado con Troya para asegurar la llegada de especias y demás mercancías a través del estrecho de los Dardanelos, el cual controlaba. Paris se ofreció para ir, y el rey desconociendo los ocultos motivos que movían a su hijo a ofrecerse para embarcar hacia Grecia, aceptó. Al llegar fue recibido con todos los honores por el rey Menelao de Esparta. Siendo excelente anfitrión, le mostró sus tierras, el palacio y le presentó ante los reyes griegos en un banquete organizado en su honor. Pero Paris pasó por alto toda amabilidad y solo prestó atención cuando reconoció a la mujer que Afrodita le había prometido. Pero gran decepción se llevó cuando supo que era esposa de Menelao. Molesto, Paris exigió explicaciones a Afrodita, pues no le había dicho que Helena estaba casada, ésta le dijo que no se preocupara pues ella se encargaría de que Helena no pudiese resistirse a él. Paris dudó en un principio pues desde su llegada le habían tratado sumamente bien, pero el deseo pudo más y con la ayuda de Afrodita no tardó en enamorar a Helena, sin despertar recelos de Menelao, quien de manera completamente ingenua no sospechó nada del adulterio. Antes de que Paris se fuese según lo planeado, Menelao debió embarcar rumbo a Creta a los funerales de un pariente, encomendando a su esposa para que despidiese al huésped. Pero Helena se sentía muy apegada a éste como para dejarlo partir, por lo que sin previo aviso huyó con él rumbo a Troya, abandonando a su marido y a su hija Hermíone de nueve años. Los amantes llegaron a Troya siendo recibidos por los estupefactos ciudadanos ante la vista de la mujer más hermosa de la tierra. Pero aquello no fue nada comparado con la conmoción que causó en el palacio real. Algunos recibieron bien a la recién llegada, pero el príncipe Héctor, sabiendo que el rapto de Helena a su esposo desencadenaría una guerra contra Grecia, aconsejó que fuese devuelta. Paris se defendió en la asamblea diciendo que había actuado en nombre del amor, lo cual convenció a la gran mayoría, y Helena se quedó en Troya. Este suceso desencadenó la Guerra de Troya, narrada en la Ilíada de Homero. ILÍADA La cólera canta, oh diosa, del Pelida Aquiles, maldita, que causó a los aqueos incontables dolores, precipitó al Hades muchas valientes vidas de héroes y a ellos mismos los hizo presa para los perros y para todas las aves -y así se cumplía la voluntad de Zeus-, desde que por primera vez se separaron tras haber reñido el Atrida, soberano de hombres, y Aquiles. Menelao se dió cuenta de todo lo sucedido y acudió al compromiso que pactaron todos los pretendientes de Helena. Se enviaron, pues, mensajeros a todos los que fueron pretendientes. Odiseo intentó esquivar dicho juramento para evitar la guerra de Troya. Fingió estar loco cuando recibió la visita de Menelao, que estaba reclutando a los expedicionarios. Éste, sin embargo, puso en evidencia la falsedad de tal treta. Los griegos sabían que sin la ayuda de Aquiles no ganarían la Guerra. Cuando Aquiles nació Tetis intentó hacerle inmortal sumergiéndolo en el río Estigia, pero olvidó mojar el talón por el que le sujetaba, dejando vulnerable ese punto. Tetis sabía que si Aquiles acudía a la guerra moriría y ocultó a Aquiles en la corte del rey Licomedes, disfrazado de mujer. Pero el astuto Odiseo llegó a la corte disfrazado de comerciante, ofreciendo a las hijas del rey diversas baratijas y objetos femeninos. Aquiles se descubrió al escoger de entre los presentes las armas que Odiseo había puesto entre ellos y así fue como marchó a la guerra. Finalmente, se reunió una flota de más de mil barcos al mando de Agamenón en Áulide. Una vez allí, no soplaba el viento y por tanto no podían poner rumbo hacia Troya. Se consultó entonces a un adivino, el cual les informó que Ártemis estaba enfada con Agamenón, debido al ciervo sagrado que había matado. El adivino dijo que la única forma de apaciguar a Ártemis era sacrificar a Ifigenia, hija de Agamenón y Clitemnestra. Agamenón la mató y sopló el viento. La armada aquea arribó a las playas de Troya, donde se encontró con gran parte del ejército troyano esperándola. Allí lucharán durante 10 años. Tras una batalla en la playa, los aqueos lograron imponerse. Los griegos sitiaron la playa de Troya. Las tropas griegas saquearon varias ciudades cercanas y, en el reparto del botín, Agamenón tomó como esclava a Criseida (sacerdotisa de Apolo) y Aquiles a Briseida. Apolo se enfureció por el rapto de su sacerdotisa y envió una peste a los griegos que les forzó a devolverla. Los griegos obligaron a Agamenón a restituir a Criseida, pero el rey exigió a cambio la entrega de Briseida, originando con ello la cólera de Aquiles. Aquiles se negó a luchar. Aquiles cura a Patroclo herido Briseida conducida hasta Agamenón Odiseo devuelve a Criseida Los siguientes días los griegos fueron duramente castigados en la batalla y los principales guerreros fueron heridos gravemente. Aquiles autorizó a su amigo Patroclo a ponerse su armadura y a lanzarse al combate. Cuando los troyanos lo vieron aparecer huyeron despavoridos. Pronto hizo una gran matanza de troyanos. Pero finalmente se descubrió su identidad y Héctor le dio muerte. Aquiles, desconsolado, organizó sus funerales y regresó con una furia insólita a la batalla. Menelao sujeta el cuerpo de Patroclo Muerte de Patroclo Pese a los ruegos de su padre Príamo y de su madre Hécuba, Héctor se enfrentó a Aquiles. Tras un duelo desigual, Aquiles hirió mortalmente a Héctor, quien antes de morir profetizó el fin del Pelida a manos de Paris. Aquiles ató el cadáver a su carro con correas de cuero y lo arrastró alrededor de la ciudad por tres veces, bajo las miradas de los troyanos. Aquiles se negó a devolver el cuerpo de Héctor a los troyanos para los ritos funerarios hasta que Príamo en persona fue a suplicarle que lo devolviese, con lo que se ablandó y declaró una tregua de doce días mientras durasen los funerales de Héctor. Andrómaca (esposa de Héctor), Hécuba y Helena encabezaron el duelo. En este momento concluye el relato de la Ilíada, sin haber finalizado la guerra. Es en la Odisea donde un aedo nos canta cómo los griegos lograron forzar las puertas de la muralla y arrasar la ciudad. Regreso del cuerpo de Héctor a Troya Héctor yacente junto a su esposa Andrómaca y su hijo Aquiles se enamoró de Polixena (hermana de Paris) y le contó que su punto débil era el talón. Polixena se lo dijo a Paris y cuando Aquiles fue a visitar a ésta, Paris lo mató lazándole una flecha al talón, la cual fue dirigida por Apolo. Pasaron diez años hasta que el astuto Odiseo ideó construir un gran caballo de madera hueco. Su interior fue ocupado por soldados griegos liderados por Odiseo. El resto de la armada griega fingió partir escondiéndose en una isla cercana. Dejaron el caballo en la solitaria playa, donde lo encontraron los troyanos. Éstos pensaron que el caballo era una ofrenda a Atenea. Dos personas se opusieron: Casandra y Laoconte. Nadie hizo caso de Casandra, ya que estaba castigada por Apolo a ver el futuro y a no ser creída. En cuanto a Laoconte (sacerdote de Apolo) explicó en el senado que no se fiaba de los griegos y que debían quemar el caballo. En ese momento aparecieron dos serpientes marinas que mataron a éste y a sus hijos (porque Apolo estaba furioso al haber mantenido Laoconte relaciones en el templo con su mujer). Los troyanos pensaron que Atenea estaba enfadada, así que adentraron el caballo en la ciudad. Casandra Laoconte y sus hijos Los troyanos hicieron una gran celebración y, cuando los griegos salieron del caballo, la ciudad entera estaba bajo el sueño de la bebida. Los guerreros griegos abrieron las puertas de la ciudad para permitir la entrada al resto de las tropas y Troya fue saqueada sin piedad alguna. Mataron a casi toda la población y se llevaron a las mujeres. Sólo sobrevivieron Eneas y un grupo de personas que lograron salir de la ciudad con la intención de fundar Troya en otro lugar. Pirro (hijo de Aquiles) mató al hijo de Héctor. Agamenón se llevó a Casandra. Odiseo se llevó a Hécuba (ésta se convirtió en una perra rabiosa y se lanzó al mar). Menelao se llevó a Helena. Cuando Agamenón y Casandra llegaron a Micenas fueron asesinados por Clitemnestra y Egisto. Clitemnestra y Egisto a punto de matar a Agamenón Odiseo atado al mástil Después de la guerra de Troya, Odiseo y sus compañeros padecieron muchas aventuras antes de regresar a Ítaca. Aventuras contenidas en la Odisea de Homero. Ésta obra narra la vuelta a casa del héroe griego Odiseo tras la Guerra de Troya. Odiseo tardó veinte años en regresar a la isla de Ítaca, donde poseía el título de rey, período durante el cual su hijo Telémaco y su esposa Penélope tenían que tolerar en su palacio a los pretendientes que buscaban desposarla (pues ya creían muerto a Odiseo), al mismo tiempo que consumían los bienes de la familia. ODISEA Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos, que anduvo errante muy mucho después de Troya sagrada asolar; vio muchas ciudades de hombres y conoció su talante, y dolores sufrió sin cuento en el mar tratando de asegurar su vida y el retorno de sus compañeros. Mas no consiguió salvarlos, con mucho quererlo, pues de su propia insensatez sucumbieron víctimas; ¡locos!, de Hiperión Helios las vacas comieron, y en tal punto acabó para ellos el día del retorno. JAVIER HERNÁNDEZ GARCÍA domingo, 06 de septiembre de 2009 22:36h