NUEVAS FORMAS DE HACER EN LA ENSEÑANZA Competir o quedarnos quietos hasta que a los centros públicos sólo vayan aquellos a los que no queda otro remedio 1 INDICE Fundamentación: Reinventar nuestro sistema de enseñanza. A) PRINCIPIOS – IDEAS FUERZA 1.- Libertad de elección a) La igualdad no es el fin último de la educación b) De la igualdad en primaria a una progresiva diferenciación c) “Centros puente” para alumnos con necesidades educativas d) Elección de centro también para quien no puede comprarla 2.- Pluralidad de opciones a) La necesidad de instituciones flexibles y adaptables b) La necesidad de cuidar la compensación de desigualdades y la excelencia en la enseñanza pública c) Tres tipos de centro para conseguirlo d) El prestigio de la F. P. e) El régimen laboral del profesorado 3.- Cultura de la competencia a) b) c) d) El porqué de la competencia La preocupación por la equidad La necesidad de regular la competencia en la enseñanza Medidas para regularla Consideración final. 2 FUNDAMENTACIÓN REINVENTEMOS NUESTRO SISTEMA DE ENSEÑANZA Competir o quedarnos quietos hasta que a los centros públicos sólo vayan aquellos a los que no queda otro remedio. Hemos pasado de una escuela para pocos a una escuela para todos. Esto supone un cambio tan fundamental en nuestra sociedad que el no haberlo tenido en cuenta nos ha llevado a diseñar un sistema educativo alejado de la realidad. Niños que antes no se incorporaban al sistema escolar o, una vez terminada la enseñanza primaria, lo abandonaban están hoy presentes en nuestras aulas y con ellos sus problemas. Son estos problemas a los que no se ha aplicado un tratamiento diferencial. Hemos pretendido seguir con la enseñanza de siempre pese a los alumnos de ahora. Hemos conseguido las tasas de escolarización más altas de nuestra historia pero si queremos alcanzar ahora altos niveles de calidad en nuestros centros debemos diversificar el servicio educativo. Somos terriblemente respetuosos con los profesionales de las ciencias del comportamiento humano pero es evidente que nuestro sistema educativo público no funciona: No se alcanzan los niveles de rendimiento escolar deseados. Las tasas de fracaso escolar son elevadas. El deterioro de la convivencia en los centros escolares es progresivo y constante. La falta de disciplina, trabajo y esfuerzo de muchos de nuestros escolares es manifiesta El desánimo del profesorado está generando elevadas tasas de baja por enfermedades relacionadas con el estrés, la ansiedad, las alteraciones psicológicas y psíquicas como la depresión y la ansiedad. Es firme la progresiva consolidación de una doble red de centros paralelos en la que a la enseñanza pública le corresponden, casi en exclusiva, las labores de asistencia social que la sociedad de hoy parece demandar de los centros escolares. Ante esta situación real no vale refugiarse en elegantes modelos conceptuales diseñados en laboratorios alejados de la realidad. En la aldea global en la que vivimos La realidad educativa es cada día más plural y cambiante. Si lo que tenemos no funciona hagamos otra cosa. Recuperemos para nuestro sistema educativo la cultura de la competencia, de la superación y el logro, y hagámoslo en tres ámbitos: El del profesorado, el de los centros educativos, el de la familia: El alumnado y sus padres. . 3 En el ámbito profesional: Motivar a nuestros profesionales para distinguirse. Medir sus resultados y responsabilizarlos de ellos. Incentivar y recompensar la excelencia y el rendimiento. Diseñar una carrera profesional que ligue la promoción a la cualificación profesional y al rendimiento. En el ámbito escolar: Diversificar nuestros modelos de centros para adaptarlos a la realidad educativa Elevar la calidad motivacional de nuestros alumnos. Responsabilizarles de sus deficiencias sin achacar éstas a la familia, la sociedad, los profesores... Reconocer el esfuerzo, el trabajo bien hecho, la legítima ambición personal. Medir los resultados para poder aprender del éxito y evitar el fracaso. Si no medimos el rendimiento es fácil que acabemos recompensando el fracaso y penalizando el éxito. Dotar a nuestros centros de la capacidad para singularizarse, para ofrecer servicios no estandarizados, para competir. En el ámbito familiar: Es necesario prevenir el fracaso desde su inicio y en el momento escolar en que se produce. Reconocer que el fracaso escolar es también un fracaso social y demandar a la sociedad y la familia que actúe en consecuencia. Mentalizar a las familias y a la sociedad de que la igualdad de oportunidades pasa por que la escuela pública no renuncie a la búsqueda de la excelencia mediante el esfuerzo, la disciplina y el trabajo. “Los efectos de la aplicación de la LOGSE han sido devastadores para la enseñanza pública. ¿Queda algo de excelencia en la enseñanza secundaria pública? O más simple, ¿nuestros institutos públicos compensan alguna desigualdad o simplemente la perpetúan? La LOGSE, implantada en un país con más de un 30% de enseñanza privada financiada con fondos públicos, ha creado verdaderos problemas de justicia social: la LOGSE ni ha favorecido la igualdad de oportunidades ni ha facilitado la movilidad social”. “La coexistencia de la doble red de centros no es cuestionada por nadie (aunque sería perfectamente constitucional sustituir el actual sistema de concertación establecido en la LODE (1985), que fue recibido con pánico y como algo terrible por la patronal de la escuela privada y que ha producido, sin embargo, unos efectos muy beneficiosos para ella, y sustituirlo por unos mecanismos de compensación fiscal para aquellos padres que opten por llevar a sus hijos a la enseñanza privada”. (José Benedito, ex-presidente de ANCABA, en las “Jornadas sobre Proyectos Educativos en Educación” organizadas por CSIT-Unión Profesional) Desde este planteamiento son tres las ideas fuerza que nos deben guiar para conseguir que la Enseñanza Pública alcance niveles de excelencia: - Libertad de elección - Pluralidad de opciones - Cultura de la competencia 4 La libertad de elección “La igualdad absoluta como criterio educativo hace perder las perspectivas de las diferencias entre los seres humanos… Una igualdad que sea ella misma el fin último de actuación produce la alienación de lo más específico del ser humano, su capacidad de decisión. La educación en los primeros años debe atender a la igualdad, pero progresivamente deberá ocuparse de la voluntad, el esfuerzo, la decisión de los individuos prevalezca”. (Annah Arendt) Es ampliamente compartida la experiencia de que la integración de alumnos problemáticos presenta pocas dificultades en primaria. Es fácil en estos años de escolarización atender a la igualdad. Los problemas que pudieran surgir pueden ser subsanados con aulas de apoyo en los centros en que se considere necesario y flexibilidad en los horarios. Las dificultades se manifiestan de forma importante en el primer ciclo de secundaria por lo que debemos buscar la solución en el paso de una enseñanza a la otra, centrar los esfuerzos en los últimos años de primaria y los primeros de secundaria. Desde la experiencia que nos han proporcionado las aulas de enlace podemos pensar en crear modelos no ya de aulas sino de centro, “centros puente”, entre la una y la otra. Se trata de buscar otro camino para los alumnos con problemas, otra alternativa al abandono del sistema o a la permanencia en el sin aprovechamiento. Ese camino no puede quedar reducido a diferentes edificios, diferentes curricula o medidas de tipo académico. Estos centros deberían: - Ser centros de enseñanza al margen de la tradición. Deben proporcionar a los alumnos un núcleo básico en Lengua, Matemáticas, ciencias sociales e idiomas y al mismo tiempo alguna especialidad propia que los identifique y distinga. - Romper la identificación entre edificio y centro de enseñanza. Varios centros de características diferentes pueden compartir el mismo edificio. Los centros deben ser pequeños (30-60 alumnos) para favorecer una atención personalizada. Se debe atender no sólo a la enseñanza, sino también a la integración en el sistema productivo, a la creación de riqueza en la comunidad, a la atención a las familias para remediar el fracaso desde su inicio, aumentar el horario escolar si fuera necesario y prestar todo tipo de servicios de asistencia social siempre que sean necesarios, incluidos períodos de internado si se consideran pertinentes. - Dotar al equipo de profesores de una gran autonomía para que, siempre que se cumplan los requisitos mínimos fijados por la Administración, puedan organizar el servicio educativo prestado de acuerdo con las necesidades de sus alumnos. - Ser centros de libre elección, no de mera asignación, por parte tanto del profesorado como de los padres como de los alumnos. Esto generará un sentimiento de pertenencia que provocará cambios muy positivos de actitud. 5 - Se deben variar los criterios de admisión de alumnos para que esta elección sea real. La limitación geográfica y la cuantía de los ingresos familiares llevan a una selección discriminatoria y a la segregación por niveles económicos. Compensar mediante becas al transporte los desplazamientos de aquellas familias con bajos ingresos que opten por centros alejados de su domicilio. Si se financian instituciones es difícil garantizar la igualdad. Si restringimos su uso a los pobres creamos ghetos, separamos a los pobres de los demás. Si damos libertad de uso estamos favoreciendo a quienes más tienen pues les subvencionamos con dinero público una prestación que ellos pueden mejorar complementándola con sus ingresos. El sistema de elección de centro no sólo no va en contra del principio de equidad sino que favorece esta última. Realmente los ricos pueden comprar esa libertad de elección. No se la neguemos a los desfavorecidos. Todas estas medidas serían insuficientes si no conllevan una cultura de la competencia que provoque unos mayores niveles de rendimiento tanto en el sistema como en el exterior, familia, sociedad... hay que aclarar la confusión amplia y demagógicamente difundida en nuestra sociedad entre desigualdad y diferencia, entre empresa privada y eficacia, entre igualdad de resultados e igualdad de oportunidades, entre integración social e integración académica, entre responsabilidad compartida y demagogia participativa. 6 Pluralidad de opciones Se debe gobernar desde la realidad y no desde el voluntarismo. La necesidad de un período de adaptación antes de incorporarse a un grupo normalizado para los alumnos inmigrantes, es una de esas realidades. Se viene manejando como un axioma indiscutible la conveniencia de la integración de los niños y jóvenes con necesidades educativas especiales en las aulas. Lo que desde el punto de vista de las relaciones sociales es intachable, se puede traducir en estratificación social desde la enseñanza primaria bajando el nivel de exigencia para algunos alumnos, por su inclusión en grupos donde otros compañeros no han alcanzado el mismo nivel de conocimientos destrezas aptitudes. “El medio actual exige instituciones extremadamente flexibles y adaptables. Exige instituciones que ofrezcan bienes y servicios de gran calidad y que aprovechen al máximo todas las energías. Exige instituciones responsables ante sus clientes, que brinden opciones de servicios no estandarizados; que gobiernen más por la persuasión y los incentivos que mediante órdenes; que cree en sus empleados un sentimiento de significado, de control e incluso de propiedad. Exige instituciones que capaciten y autoricen a los ciudadanos antes que limitarse a servirlos.” (La reinvención del gobierno. David Osborne, Ted Gaebler) Se habla en el programa electoral del Partido Popular de dos retos educativos fundamentales: La implantación de la enseñanza bilingüe español-inglés en 110 colegios públicos de la región (uno por cada 50.000 habitantes) y la financiación pública de 50.000 plazas de preescolar. Estos compromisos fueron reiterados por el Consejero de Educación, Luis Peral, ante la Comisión de Educación de la Asamblea Regional. Adelante seamos ambiciosos: Creemos que estos dos planteamientos y el de Annah Arendt al que hemos hecho referencia anteriormente, se pueden conjugar y caminar juntos en la búsqueda de soluciones para el grave problema de justicia social que hoy tiene planteada la Comunidad de Madrid. El riesgo de consolidación de una red de centros paralelos en la que la enseñanza pública quedaría relegada a servicios de asistencia social es cada vez más real. Hay formas para que en la enseñanza pública convivan la compensación de desigualdades y la excelencia educativa. Potenciemos la creación de una oferta plural de modelos de centros educativos públicos, de libre elección, para romper el monopolio que la asignación a un determinado centro implica. Estimulemos una competencia cuidadosamente regulada que aumente los niveles de rendimiento y la calidad y adecuación del servicio educativo prestado. Dentro de esa pluralidad de opciones se pueden ofertar centros de tres niveles. Serían centros de tipo A los centros de referencia que prestan un servicio educativo con altos niveles de excelencia como podrían ser, por ejemplo, los mencionados centros bilingües. Serían centros de tipo C los “Centros Puente” de los que ya hemos hablado. Serían centros tipo B, centros ordinarios, el resto. El acceso a un tipo u otro de centros vendría determinado por un baremo de rendimiento escolar y actitud personal. 7 La valoración de las distintas áreas de aprendizaje y de la actitud personal del alumno ante el trabajo se valoraría en tres categorías A, B y C. Transformemos esos 110 centros bilingües, a los que hace referencia el programa electoral del Partido Popular, en centros referentes de excelencia educativa de nivel A. Para acceder a ellos se necesitaría tener un 70% de calificaciones A y el resto B Dejemos que equipos de profesores, de forma voluntaria, creen “Centros Puente”, nivel C, allí donde lo consideren necesario y fijando un máximo por número de habitantes y un mínimo de alumnado con necesidades educativas especiales. Los centros de tipo C atendería a aquellos alumnos que lo que necesitan es una alternativa y no más lecciones magistrales. El objetivo ideal es que la mayoría de sus alumnos puedan volver, superadas sus deficiencias, a incorporarse a un centro ordinario, o seguir sus estudios una vez incorporados al mundo laboral mediante contratos específicos. Los centros restantes, sería centros ordinarios nivel B. Para acceder a ellos se necesitaría tener un máximo del 25% de calificaciones C. La calificación C en actitud personal implicaría no poder acceder a centros de tipo A o B. Estas medidas se deben complementar con: La búsqueda del prestigio de la Formación Profesional en la calidad intrínseca de la propia Formación Profesional y, sobre todo, en la mentalidad de los españoles. Y no en prestigiarla a base de desprestigiar los niveles secundarios, reduciendo la exigencia académica de sus objetivos, o a base de elevar innecesariamente la edad de los alumnos. La reforma del régimen laboral del profesorado estableciendo un régimen ordinario basado en un horario de dedicación completa y homogénea (todos los profesores entran y salen de su centro a la misma hora) debidamente incentivado desde el punto de vista económico, frente a un régimen residual de dedicación por horas (que tendrían los profesores que no quisieran incorporarse voluntariamente al nuevo régimen. Se puede considerar la oportunidad de su obligatoriedad en los centros de tipo A y C. 8 Cultura de la competencia Lo importante no es quien presta el servicio, lo importante no es que el centro sea público o privado, lo importante es que exista competencia frente a monopolio. La competencia minimiza los costes y busca la excelencia del producto y la satisfacción del usuario, obtiene mejores resultados y servicios de mejor calidad. Se produce una situación de monopolio cuando no existen formas de homologar el rendimiento, ni de medirlo, no existen patrones que comparar y la competencia es muy escasa. La mera posibilidad de elección no trae consigo la competencia ni las mejoras que esta conlleva al estimular la responsabilidad personal. La preocupación que entre muchos profesionales genera la instauración de la competencia en la enseñanza no está relacionada con ellos mismos; los profesores de la enseñanza pública accedieron a supuesto mediante un proceso selectivo muy competitivo, están acostumbrados a trabajar en condiciones difíciles y están profundamente motivados por el interés de sus alumnos, por las necesidades de sus “clientes”. La preocupación viene por su preocupación por la equidad y la convivencia de alumnos de diferentes grupos sociales. La comprensión entre ellos es la base de la solidaridad, del sentido de comunidad y de los principios de la democracia. La competencia descarnada en el ámbito educativo generaría segregación por niveles de ingresos. El gobierno debe preocuparse de quienes tienen menores ingresos. Una desregulación absoluta implica que el que más tiene gana y el que menos pierde. Las empresas de servicios, la iniciativa privada tiende a seleccionar sólo los negocios que son rentables económicamente. El gobierno de be exigir para no desvirtuar el sentido de la competencia en la enseñanza que quienes prestan un servicio público atiendan a todos los segmentos del mercado y no sólo aquellos que son económicamente rentables, que ofrezcan condiciones de trabajo y salarios comparables a los que la Administración paga a sus funcionarios. Se debe evitar que los centros subvencionados cobren a las familias por actividades extra-escolares casi-obligatorias o que se cobren determinados servicios para-escolares por encima de un coste regulado. Se debe controlar que la escolarización en los centros no se haga con criterios segregadores y raciales. Debe existir un equilibrio en la escolarización de grupos minoritarios. Se debe velar cuidadosamente para que los padres de familias menos favorecidas estén cumplidamente informados de la toda la oferta educativa y de sus posibilidades de elección y acceso a la misma. Hay que estimular la libertad de opción de centro y conceder becas de transporte que permitan que los alumnos de bajos ingresos no se queden atrás y tengan que acudir obligatoriamente a las escuelas de su barrio como sucede con al sistema actual. Es preferible subvencionar a los individuos, pudiendo incluso ajustar la financiación a sus necesidades económicas y permitiéndoles, de esta forma, el acceso a cualquier escuela. Las escuelas competirían por los estudiantes actuando como empresas que se esfuerzan por satisfacer las necesidades de sus usuarios. 9 Es necesario distribuir proporcionalmente a los alumnos con necesidades educativas especiales (entendiendo como tales a los que presentan dificultades mayores que el resto de los alumnos para acceder a los aprendizajes que se determinan en el currículo que le corresponde por su edad -bien por causas internas, por dificultades o carencias en el entorno sociofamiliar o por una historia de aprendizaje desajustada- y necesitan, para compensar estas dificultades, adaptaciones de acceso o adaptaciones curriculares significativas en varias áreas del currículo) y que son, como mínimo, el 30 % del total de los alumnos. Ello unido al establecimiento de una verdadera carrera docente ligada al mérito y a la capacidad, y no exclusivamente a la antigüedad como sucede actualmente. El diseño de esta carrera docente es un verdadero reto. Se debería romper con la linealidad de los complementos específicos e instaurar, además, un complemento de productividad ligado a la especial dedicación al centro, a la investigación educativa, reconocer la trayectoria profesional personal y ligar la promoción, como instrumento de motivación, a la cualificación profesional y a las responsabilidades a sumidas en el puesto de trabajo. El conocimiento experto y el desempeño se convierten en los ejes alrededor de los que se estructura el desarrollo profesional. Se debe incentivar el rendimiento de los centros, (dotaciones, medios, reconocimiento), de los profesores (carrera profesional, retribución, reconocimiento, promoción.), y de los alumnos (becas, premios al rendimiento...) Financiar al individuo y no a la institución. Se deben conceder becas a los alumnos de pocos ingresos para que puedan asistir a cualquier tipo de centro público o privado. Un sistema generalizado de becas (cheque escolar) supone que el que tiene medios económicos puede elegir mejor educación, completando la beca con aportaciones personales, lo que generaría segregación. La figura de un líder puede motivar la mejora de un centro, también las leyes pueden facilitar la mejora, un buen inspector puede obligar a esa mejor, pero sólo la competencia traerá consigo la mejora de todos los centros. 10 Conclusión final La competencia no obstante debe reglamentarse, pues de lo contrario las empresas que venden servicios tenderían a seleccionar sólo aquellos servicios que son económicamente rentables. Si dejáramos la educación en manos del mercado, muchos niños no podrían acceder ni siquiera a los estudios primarios y se perdería la posibilidad de convivencia entre alumnos de diferentes estilos de vida y diferentes sensibilidades culturales, con el consiguiente empobrecimiento de nuestra convivencia, tolerancia y espíritu democrático. Pero la intervención del gobierno se debe limitar a facultar y capacitar a los centros para que puedan encontrar y conseguir “su misión”, a catalizar sus iniciativas. Es cada vez más clara, y así lo demandan un número cada vez mayor de sectores sociales, la necesidad de un “Pacto por la Educación” que deje a ésta al margen de la lucha política partidista y que debería tener como ejes: 1) El reconocimiento de que el fracaso escolar es también social y no es la escuela el único ámbito donde se debe prevenir y tratar. 2) El diseño de un sistema educativo en el que, en la enseñanza pública, convivieran sin problemas la compensación de desigualdades y la excelencia educativa. . 11