66 Ciro Nolberto Güechá Medina Consejo del Rey, en principio poseía atribuciones en el ámbito legislativo y en el administrativo; en el legislativo, le correspondía preparar los proyectos de ley y en el administrativo, servía como asesor de la Administración. El profesor Vedel, al referirse a las atribuciones del Consejo de Estado dice: “El Consejo de Estado tenía una doble misión: en el orden legislativo, redactaba al primer cónsul los proyectos de ley; en el orden de la administración, actuaba como asesor del ejecutivo. A este título, era frecuente que propusiese al primer cónsul la solución de los litigios administrativos, y, desde el 5 nivoso del año VIII, un reglamento establece que el Consejo de Estado estará encargado de los asuntos contenciosos”52. El Consejo de Estado nace bajo la existencia de la justicia retenida, por lo que sus actuaciones se limitan a asesorar al ejecutivo en la solución de los conflictos en que era parte la Administración, ya que la decisión en última instancia radicaba en quien ejercía el poder político, que no era otro que el primer cónsul, es decir, Napoleón Bonaparte. Desde el punto de vista de la jurisdicción contencioso administrativa, la aparición del Consejo de Estado es trascendental, así en principio hubiese actuado como simple asesor del ejecutivo, pues en un comienzo se le atribuyó lo relacionado con los asuntos contenciosos y para desarrollar esa atribución, implementó un procedimiento especifico muy similar al procedimiento jurisdiccional, el cual determinaba una claridad diáfana en los asuntos respecto de los cuales intervenía y las recomendaciones que daba eran por lo general adoptadas por el ejecutivo. Se dice que durante el período durante el cual imperó esta justicia retenida, sólo en un par de oportunidades el ejecutivo se apartó de sus recomendaciones53. Aun en vigencia del sistema de la justicia retenida, el Consejo de Estado francés siguió avanzando hacia una conformación específica de la jurisdicción contencioso administrativa, tal es así, que en el año de 1806 se creó dentro de su seno una comisión de lo contencioso, la cual posteriormente se denominaría Sección de lo Contencioso. Posteriormente, el 3 de marzo de 1849 se dictó la ley que contemplaba que el Consejo de Estado no estaba en la obligación de consultar sus decisiones, lo cual desembocó en el famoso Fallo Blanco de 1873 del Tribunal de Conflictos, que terminó por darle total independencia a la jurisdicción contenciosa administrativa. 52 53 Vedel, op. cit., p. 60. Ibíd, pp. 60-61.