P/I 0. Introducción La Dirección de Arquitectura inició la andadura del siglo XXI con el firme propósito de ir afianzando su sistema de calidad en materia de Proyectos y Obras de Arquitectura Municipal. Fueron esenciales los PROGRAMAS 2000 para configurar las primeras bases de la normalización documental y la implantación del trabajo por objetivos. Sin embargo las determinaciones específicas para el desarrollo de los proyectos arquitectónicos vendrían con el continuado esfuerzo por ir definiendo aspectos concretos de la actividad y que fueron construyendo un incipiente sistema de calidad propio a lo largo del primer lustro. Dicha evolución se manifestó en la implantación de un conjunto de CIRCULARES que abordaban temas como Exigencias técnicas y administrativas de la edificación, Criterios medioambientales en la Arquitectura Municipal, Programa de Gestión Presupuestaria, Gestión de Obras Menores de Conservación y Mejora, Red interna ARQ.OFP, Delimitación competencial entre Servicios, Gestión del Registro Documental, etc. El segundo lustro vino rodeado de una suma de circunstancias que propiciaron la necesidad de ese afianzamiento del sistema calidad de la actividad de Proyectos. En primer lugar la nueva perspectiva técnica española en el campo de la arquitectura que supuso el CODIGO TÉCNICO DE LA EDIFICACIÓN. En segundo lugar el compromiso decidido desde el Ayuntamiento de la ciudad por la SOSTENIBILIDAD, desde el documento de Aalborg (2004) hasta los escenarios previsibles de las ordenanzas ambientales. En tercer lugar el paso decisivo para introducir la actividad de la Oficina de Proyectos de Arquitectura en el proceso de verificación del SISTEMA DE CALIDAD ISO 9000. ►Si nos fijamos, estos tres enfoques pueden participar de un mismo punto de vista: una arquitectura de calidad. En el primero, la perspectiva de la técnica no deja de ser sino la del “proyecto arquitectónico”, y en este punto debe plantearse el constante tema de la arquitectura contemporánea: “Sobre forma y diseño en la actualidad”. Arne Jacobsen, bajo el mismo epígrafe, pronunció una conferencia en la ETS de Hannover en 1963 en la que señalaba algunos de los previsibles deslices del ejercicio contemporáneo de la arquitectura. Los peligros anunciados por Jacobsen se han ido verificando uno a uno: “Muchos piensan que para ser un buen arquitecto hay que tener también una filosofía propia (…) creo que es algo peligroso, un obstáculo para una comprensión natural y arquitectónica, un distanciamiento de la realidad, un edificio intelectual que envejece demasiado rápido y que podría hacernos perder el contacto con el mundo en el que ahora vivimos. La filosofía arquitectónica se puede convertir, con demasiada facilidad, en algo a lo que uno se apega para asegurar su propia visión, una almohadilla sobre la que se puede dormir estupendamente” “Las ideas defendidas por la Bauhaus hace 35 años aún son válidas en la actualidad. El funcionalismo, gracias a Dios, aún sigue vivo, y si lo abandonamos es fácil que acabemos en el peligroso camino que conduce a la arquitectura sin finalidades. Peligros, porque la arquitectura es un tipo de arte condicionado y ha de seguir siéndolo. Muy pocos grandes talentos han conseguido crear verdadero arte haciendo abstracción de la función…” “Vivimos en una época caracterizada por la técnica en la que, por desgracia, no se considera que la estética sea una función. Sólo al amparo de relaciones bien resueltas estéticamente, y no exclusivamente perfectas desde un punto de vista técnico, pueden crecer personas equilibradas, ilusionadas y alegres…” “La mayor parte de mis consideraciones son pequeños suspiros que expresan mi miedo frente a una desvalorización de la próxima generación de arquitectos. Una desvalorización que, en mi opinión, podemos evitar si sabemos dar a la imprescindible industrialización una aportación humanista para elevar la construcción a arquitectura. Como arquitecto normal quiero decir que ahora es más necesario que nunca ser arquitecto, si uno se siente llamado a ello y se tiene un 10% de talento y un 90% de dedicación (…) creo que se pueden obtener buenos resultados, y en realidad no creo que se pueda pedir más” Así pues, frente a las corrientes que en la actualidad propician una arquitectura que se justifica por sí misma, no condicionada por nada, de filosofía de autor -por consiguiente tan singular como falsa-, amparadas por el relativismo, es momento de afianzar un buen hacer profesional, lejos de filosofías individuales y autocomplacencias, para seguir ejercitando una arquitectura funcional, estética, verdadera, desarrollada por arquitectos normales. ►El segundo enfoque, el compromiso de la sostenibilidad, no deja de ser la misma perspectiva pero en otro escenario. El marco profesional fue puesto de manifiesto en la XX Asamblea de la Unión Internacional de Arquitectura, celebrada en Barcelona en 1996: “Establecimiento irreversible de la ecología como nueva dimensión condicionante del desarrollo. La arquitectura se ve implicada en la responsabilidad sobre el medio ambiente, tanto en la vertiente de la ordenación urbana como en cuanto se refiere a la incorporación de materiales y tecnologías más compatibles con la preservación ambiental” “La mayor sensibilización medioambiental implica una exigencia de respeto a formas de vida más equilibradas y cuidadosas con las necesidades de un hábitat humano digno en sus escalas familiar y vecinal. Las tendencias apuntan a una exigencia de ordenabilidad de los edificios, añadida a la versatilidad de uso o adaptabilidad funcional, como característica más adecuada para una arquitectura sostenible en términos de economía medioambiental, menos formalista y más comprometida” Efectivamente, la dimensión “cultural” que ha adquirido este compromiso no deja de ser, en el fondo, una vuelta a los parámetros tradicionales de la arquitectura vernácula: materiales, tipologías, aprovechamiento de los recursos locales, orientación, paisaje, ventilación, soleamiento, etc. Es decir, el regreso a una [Actualización: octubre 2013] 2 arquitectura funcional como reacción a los experimentalismos de una arquitectura de la tecnología mal entendida. Por consiguiente, el diseño bioclimático comprende, en una instancia inmediata, un sentido de “naturalismo” y un corolario fundamental: la conciencia de la limitación de los recursos (agua, energía…) ►El tercer enfoque, por último, es el reto de organizar la propia actividad en el marco de los compromisos de calidad. Como primera piedra en este reto sirve este documento que trata de ordenar en un conjunto abierto el esfuerzo de estos años de actividad de la Oficina de Proyectos de la Dirección de Arquitectura por trabajar con un Sistema Operativo de Calidad. Zaragoza, mayo de 2006 [Actualización: octubre 2013] EL DIRECTOR DE ARQUITECTURA, Fdo.: Ricardo Usón García. [Actualización: octubre 2013] 3