Leyendo la obra de uno de los escritores más reconocido en mi País y tambien en el extranjero se trata del ganador premio Cervantes Augusto Roa Bastos. Fue una persona que amó a los jóvenes. Hijo de Hombre es la obra que està en mis manos es una obra màs vendida en nuestro país Mi retrato en el CRA(Biblioteca) Envio mi actividad faltante MI AUTO RETRATO LECTOR Leer en el CRA cuando dispongo de tiempo es para mí algo que me fusiona con la actividad que llevo a cabo porque la dinamizadora debe entrar en el mundo de las obras de los autores para poder llevar mejorar las actividades de Promociòn de lectura y escritura porque pienso de esa manera, el lector debe conocer a profundidad la obra para ofrecer a los usuarios y conocer de que se trata la obra Aquí elegí la obra de Augusto Roa Bastos Hijo de Hombre, soy amante de las mayorías este autor Paraguayo , le conocí personalmente fue un escritor carismático y que quiso mucho a los jóvenes. La lectura es fundamental en mi vida y la de mi hija gracias a la lectura se me abrió las puertas para defenderme culturalmente porque la bibliotecaria debe tener cultura Gral. . para ofrecer mejor la Educaciòn de usuario . Indico la biografía de mi escritor preferido con su obra hijo de hombre en forma de argumento Augusto Roa Bastos (Asunción, Paraguay, 13 de junio de 1917 - 26 de abril de 2005) fue el más importante escritor paraguayo, a quien se le reconoció internacionalmente con el prestigioso Premio Cervantes. Sus obras han sido traducidas a, por lo menos, 25 idiomas. Biografía Augusto Roa Bastos nació el 13 de junio de 1917 en Asunción y posteriormente pasó su infancia en Iturbe, un pequeño pueblo de la región del Guairá, en una cultura bilingüe entre el guaraní y el castellano. Regresó a la capital de su país, donde se formó con la lectura de los libros clásicos franceses, de León Tolstoi y de William Faulkner facilitada por su tío paterno, el obispo Hermenegildo Roa, hombre de origen catalán, con quien vivió. Era hijo de un hombre de origen portugués que contaba con muy buena educación, y de un burgués de clase media, muy severo y autoritario, quien fue gerente de una refinería de caña de azúcar. Roa Bastos era de origen vasco, portugués y guaraní. Con 15 años, en 1932, cuando estalló la guerra entre Paraguay y Bolivia conocida como Guerra del Chaco, escapó con otros compañeros del Colegio San José, de curas donde estaba como pupilo, para vivir la aventura de la guerra y sirvió en ella como enfermero; los horrores que presenció lo indispusieron para siempre contra la violencia. Empezó a escribir teatro a la vez que trabajaba como administrativo de banca o como periodista para El País, diario de Asunción que le facilitó los primeros viajes a Europa, en particular a Inglaterra. En 1944 formó parte del grupo «Vy’a Raity» («El nido de la alegría» en guaraní), decisivo para la renovación poética y artística de Paraguay en la década del 40, junto a autores como Josefina Plá y Hérib Campos Cervera. Durante la guerra civil, a través del periódico El País fue poniéndose poco a poco a favor de los oprimidos sin formar parte de ningún partido político Deseo rendir homenaje a un gran escritor Paraguayo quien nos dejara en el año 2005 y a quien hemos tenido el honor de leer en el grupo de lectura que lidero en la capital Washingtoniana. Se trata de Augusto Roa Bastos. Su obra Hijo de Hombre originalmente fue publicada en el año 1960 y en su momento tuvo un éxito rotundo. La novela que leímos es una reelaboración del original. Según el autor es una obra nueva, sin dejar de ser la misma con relación a su original, ya que mantiene su fidelidad al contexto imaginario, cuya realidad no es más que una de las tantas fábulas que la palabra mitos puede inventar. El tiempo de la escritura de Roa Bastos es la historia trágica y grandiosa del pueblo paraguayo que oscila sin tregua entre la rebelión y la opresión, entre el oprobio de sus torturadores y la profecía de sus mártires. Itapé es uno de los pueblos en esta historia. Itapé, pueblo de ficción, refleja en chico las características del país en grande; y a su vez es la réplica exacta de algunos pueblos latinoamericanos que desconocen el progreso y lo que es vivir dignamente. La fragmentación que sufre el hombre ante situaciones irremediables provoca en su personalidad un quiebre interior, al debatirse entre la conciencia racional y el inconciente que puja por dejar atrás tal dolor. Esta fragmentación hace que se dificulte el camino a seguir y se convierta en un atajo sin salida. La novela de Roa Bastos grafica esta fragmentación y a su vez hace alusiones a relatos bíblicos, dejando entrever un tono profético. Ezequiel es el profeta en la Biblia al que Dios llama Hijo de Hombre. Su teología de la esperanza ronda en torno a la fórmula condenación-salvación. De ahí una de las relaciones bíblicas en esta historia donde de la opresión sufrida por sus pueblos de ficción Itapé, Sapukai, Tacurú Pucú, surge un hombre liberado de esas opresiones terrenales en el acercamiento a lo divino. Cabe destacar que es un libro difícil de leer ya que la estructura de la novela de Roa Bastos ronda en la confusión y la incertidumbre. La dificultad reside a su vez en las idas y venidas de las historias a lo largo de cada capítulo. El recuerdo de lo malo amerita un análisis para de ello aprender y crecer, lo bueno siempre queda en la memoria y produce felicidad. En este caso ante una novela de esta magnitud no nos dejemos llevar tan sólo por el instinto inconciente de dejarla atrás, démosle una oportunidad; de su análisis racional tal vez logremos el acercamiento a lo divino. Quién sabe? “No te dejes abatir por las dificultades o las vencemos o nos vencen".