Volver a Dios… “Diablo” es el que divide. Es el “Divisor”. El que separa, el que siembra la intriga, la discordia y, más todavía, quien nos aleja del Plan de Dios. Para lograrlo usa una artimaña sagaz, la tentación haciendo aparecer todo de buen lustre, algo así como calientito para el apetito y nuestros instintos que se dejan atrapar de apariencias y sucedáneos. “Jesús, llevado al desierto por el Espíritu, es tentado por el Diablo”. ¿Qué busca el tentador? Desviar a Jesús del Plan del Padre, romper con el Proyecto primigenio de salvación. Este proyecto tiene como base la humanización, la reivindicación de lo auténticamente humano. Las tentaciones buscan todo lo contrario, deshumanizar. Jesús rechaza con Palabras de la Escritura, las sugestiones, propuestas, inventivas de su adversario. Jesús tiene claridad sobre su Misión. Sabe a qué ha venido. Su decisión es cumplir la voluntad del Padre. Nada ni nadie lo podrá detener en este cometido. En esto nos abre el camino de la opción radical como constructores/as del Reino. Al iniciar el camino cuaresmal, se nos invita a confrontar nuestra fe y testimonio cristiano con el Proyecto de Dios al estilo de Jesús. No es nada fácil. Tendrán que desaparecer muchas componendas y justificaciones que le dan estatura a nuestra mediocridad y pasividad. Un poco de coraje, un tanto de silencio y paciencia nos vendrán bien para preparar la Pascua. Cochabamba 21.02.10 jesús e. osorno g. mxy [email protected]