LA NATURALEZA DEL BUDISMO SEGÚN RAIMON PANIKKAR

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ISBN 1669-9092
KONVERGENCIAS
FILOSOFÍAS DE LA INDIA
LA NATURALEZA DEL BUDISMO
SEGÚN RAIMON PANIKKAR
Daniel López Salort
Raimon Panikkar analiza los diversos juicios sobre la naturaleza última del
Budismo1, de una manera detallada y profunda.
Comienza observando que ha sido considerado de muy distinta manera:
a. Panteísta, aunque D.T. Suzuki no acuerde con esta definición.
b. Politeísta: según Battacharyya refiriéndose a algunas corrientes del Mahâyâna.
c. Teísta: para C. Regamy.
d. Negador de una transcendencia: T.R.V. Murti, Helmuth von Glasenapp.
1
El Silencio del Dios, Capítulo I: Los problemas, 2. Las diversas opiniones. Guadiana, Madrid,
1970.
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e. Ateo: para J.Takasuku; incluso H.Battacharyya lo ha descrito así: “El Budismo
original es por lo tanto ateísta en un doble sentido. En el sentido indio de
denegar la autoridad de los Vedas y en el sentido occidental de rechazar la
discusión sobre la necesidad y la naturaleza de Dios, en The Foundations of
Living Faiths, vol.I, University of Calcutta.
f. Agnóstico: para Louis de La Vallée-Poussin.
g. Puramente teorético: para Mrs. C. Rhys Davis, de la Pali Society.
h. Un nihilismo fuerte: para Vicente Fatone.
i.
Decididamente un mito: como lo analiza A.K.Coomaraswamy.
j.
Mágico y no racional: como lo analiza S.B.Dasgupta al considerar el budismo
tántrico.
k. Ni teísta ni ateo: para A. Graham, quien escribió: “No hay referencia a Dios;
porque ninguna de las Cuatro Verdades contiene algún indicio de ‘ateísmo’ –y
esto debería ser notado-”.
l.
Una religión: como en Schopenhauer y en Kant, para quienes el ateísmo es una
forma de religión.
m. Una posición que reúne distintas opiniones: esto lo manifiesta A. Fernando, en
The Four Noble Truths and The Christian, que teniendo en cuenta la clasificación
de Jacques Maritain de ateísmo práctico, ateísmo absoluto y pseudo ateísmo,
dice que el Budismo es un pseudo ateísmo, es decir, niega conceptualmente a
Dios pero en la práctica lo reconoce.
A partir de ahí, Panikkar sintetiza los conceptos previos reordenándolos bajo los
términos de Cinismo, Nihilismo, Agnosticismo, Pragmatismo, Problematicismo,
Dialéctica, y Apofatismo. Con estos conceptos se ha visto la propuesta de Buddha y el
Budismo, desde la óptica de Panikkar. Y los analiza uno por uno.
Para quienes lo consideran filosóficamente como un cínico, Buddha negó la
respuesta última sobre la condición humana porque: 1) no supo cuál era esa respuesta,
o 2) de haberla contado, sus seguidores habrían disminuido en número. En el primer
caso fue un simulador, un impostor. Y en el segundo, alguien que disimuló por
cuestiones de poder. Ambas posiciones son rechazadas por Panikkar, porque a su
entender son prejuiciosas y parten de una negación previa del Budismo. Y agrega:
“Una personalidad como la suya, si hubiese querido engañar a los hombres hubiera
podido encontrar vías más expeditas que la predicación de una doctrina que rechaza la
menor concesión al instinto humano de la autoafirmación”. Es decir, Buddha dijo todo
lo que tenía para decir.
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Para quienes lo consideran filosóficamente un nihilista absoluto y radical, Buddha
rechazó hablar de Dios porque no creyó en él, porque éste no existe. Aquí Panikkar
considera que no deben leerse los textos budistas con preconceptos metafísicos, y que
aun los mismos eruditos en el tema distinguen un budismo primitivo que no fue
nihilista y otro posterior y tardío donde el nihilismo fue total.
Para quienes lo consideran filosóficamente como un agnóstico, Buddha habría
advertido que no se puede conocer con certeza la realidad última de la existencia
humana, por lo que eligió callar para no inmiscuirse en discusiones metafísicas y
religiosas estériles. Aquí Panikkar sostiene que Buddha hizo exactamente lo contrario:
no dijo en ningún momento que él no había llegado a saber esa realidad,
opuestamente afirmó que era posible conocerla, aunque calla su contenido.
Para quienes lo consideran filosóficamente como un pragmático, Buddha habría
callado porque hablar significaba darle importancia a algo que no lo tenía, o instalar un
obstáculo en el camino de cada uno. Para los partidarios de este punto de vista,
Buddha no predica una doctrina sino un camino de salvación. Aquí Panikkar sostiene
que aún teniendo algo de verdad esta postura, necesita de un base conceptual: si no
tiene sentido hablar de la divinidad, entonces ésta no existe; si tiene sentido hablar de
un camino de salvación, entonces hay un concepto previo de qué es eso. Y finaliza: “De
ahí que la postura pragmática, a pesar de contener una dosis de verdad, sea en última
instancia insostenible, puesto que reposa en una previa actitud especulativa”.
Para quienes lo consideran filosóficamente como partidario de una actitud
problematicista, Buddha no habría respondido ya que las preguntas sobre la realidad
última del tiempo y el espacio, la vida y la muerte, la existencia de Dios y el alma,
estaban mal planteadas y por lo tanto no era posible responder acertadamente. Aquí
Panikkar recuerda que Buddha no dijo que el silencio era la respuesta, sino que calló,
lo que no es lo mismo. Panikkar recuerda a T.Watsuji, quien expresa: “Que las
preguntas metafísicas de esta clases no fueran respondidas por Buddha no significan
inmediatamente que Buddha rechazó la validez del pensamiento filosófico o
sistemático. Por el contrario, un caso puede fácilmente ser defendido con tal actitud (el
silencio) si eso constituye la característica esencial de una filosofía” (Practical
Philosophy of Primitive Budism, Tokyo, 1927). Panikkar concluye que el
problematicismo no responde a la cuestión profunda de Buddha, que no fue
epistemológica, ni a su estructura conceptual que no coincidía con una
problematicidad de tipo intelectual.
Para quienes lo consideran filosóficamente como un dialéctico, Buddha se negó a
responder porque las respuestas trascienden la esfera de la inteligencia humana.
Pueden ser experimentadas pero no explicitadas. Pero para Panikkar esta actitud de
Buddha no puede ser adjudicada solamente a una pretensión dialéctica, aunque la
contenga. Porque Buddha no sólo calló sino que también se negó a fijar en una
escritura su doctrina. Antes y después de Buddha muchos filósofos se han negado a
dejarse aprisionar por los conceptos.
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Para quienes lo consideran filosóficamente como un místico, con una actitud
apofática profunda2, Buddha habría callado porque las respuestas no son accesibles al
entendimiento y al lenguaje humano. Aquí Panikkar responde que la actitud de
Buddha no se debe a un apofatismo espistemológico sino ontológico, es decir, la
realidad última es inexpresable, incomunicable, pero no únicamente por la incapacidad
humana de absorber esa realidad, sino porque esa realidad no es. Y lo explica así: lo
que es, existe de alguna manera, y de alguna manera es expresable, pero la realidad
última que halló el Buddha no es, no encaja en los parámetros humanos. Cuando
Buddha elige el silencio lo hace “en virtud de una exigencia de la misma realidad: no es
un silencio metodológico, ni pedagógico, sino objetivo, óntico. Su silencio no es sólo la
respuesta, sino que invade la propia pregunta. No sólo calla, sino que también acalla”.
Y más adelante agrega: “El Buddha no sólo predica en contra de toda palabra ociosa,
sino que cree además que toda palabra es ociosa cuando se trata del último misterio
de la realidad”.
Es virtud de Raimon Panikkar enriquecer las perspectivas sobre la actitud de Buddha
con respecto a la respuesta silenciosa o, mejor dicho, a su silencio como respuesta.
Obviamente, toda esta riqueza hace a los razonamientos sobre ese hecho. Y
bienvenidos sean. Pero queda flotando otro aspecto del pensamiento indio y sus
modos de filosofar, y es el referido a que el misterio final de la existencia y de toda
existencia no es el fruto precisamente de un pensamiento sino de una visión, de una
aprehensión no-conceptual, algo que podría relacionarse con las verdades “infusas” de
las que hablaba Agustín de Hipona, pero cuyas similitudes si las hubiera exceden estos
párrafos. No es el encadenamiento de procesos lógicos lo que nos lleva a la
comprensión final, aunque esos procesos y encadenamientos se necesiten. Lo
verdadero asoma más allá, un más allá que en el caso de Buddha aquietó todo pensar.
2
El Apofatismo es la actitud que considera que de Dios nada puede decirse, porque nombrarlo
es perder lo que no se nombra. Es la actitud de la llamada vía negativa o via negationis. Dios es
siempre superior a todo cuanto se diga de su divinidad.
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