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From the SelectedWorks of Ramiro De Valdivia Cano
Fall December 24, 2014
EL FRACASO DEL DERECHO
Ramiro De Valdivia Cano
Available at: http://works.bepress.com/devaldiviacano/47/
EL FRACASO DEL DERECHO
¡Respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a toda vida humana! ¡Sólo
siguiendo este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad verdadera,
paz y felicidad! (Juan Pablo II)
En la década de 1960, el Concilio Vaticano II denunció: « Todo lo que se
opone a la vida, como los homicidios de cualquier género, los genocidios,
el aborto, la eutanasia y el mismo suicidio voluntario; todo lo que viola la
integridad de la persona humana, como las mutilaciones, las torturas...;
todo lo que ofende a la dignidad humana,... son ciertamente oprobios que,
al corromper la civilización humana,… son totalmente contrarios al honor
debido al Creador ».
En el Consistorio extraordinario (Roma, abril de 1991), los Cardenales,
pidieron a Juan Pablo II ratificar el valor de la vida humana y su carácter
inviolable, con relación a las circunstancias actuales y a los atentados que
la amenazan.
El Santo Padre respondió con una carta personal a los Obispos de todo el
mundo, pidiéndoles su colaboración para redactar un documento al
respecto. En la carta hacía esta analogía: « Así como hace un siglo la clase
obrera estaba oprimida en sus derechos fundamentales, y la Iglesia tomó su
defensa con gran valentía, proclamando los derechos sacrosantos de la
persona del trabajador (en la Encíclica Rerum Novarum), así ahora, cuando
otra categoría de personas está oprimida en su derecho fundamental a la
vida, la Iglesia siente el deber de dar voz, con la misma valentía, a quien no
tiene voz... ».
En esa categoría se encuentran, lamentablemente, los seres humanos más
débiles e indefensos: los enfermos, los ancianos, los recién nacidos y los
niños aún no nacidos, cuyo derecho fundamental a la vida sigue siendo
aplastado. Y estas injusticias horribles tienden a ser consideradas ¡como
elementos de progreso y libertad!. El hombre está llamado a una plenitud
de vida; y la grandeza y el valor de la vida humana se manifiesta también
en su fase terrena. La vida en el tiempo es condición básica,
momento nicial y parte integrante de todo el proceso unitario de la vida
humana.
Por fin, el 25 de marzo de 1995, Juan Pablo II, El Magno, proclamó su
trascendental Encíclica Evangelium Vitae, el himno al más importante entre los
Derechos Humanos: el Derecho a la Vida. “En el reconocimiento de este derecho
se fundamenta la convivencia humana y la misma comunidad política.” Más aún
que en 1995, este anuncio se hace urgente ante la multiplicación de las amenazas
a la vida, especialmente cuando ésta es débil e indefensa. Tal como, literalmente,
lo previó Juan Pablo II, el eclipse (el fracaso) del Derecho a la Vida, en el s.
XXI es ya una siniestra realidad. Y sin este derecho, ¿de qué sirven los
demás?: Con las nuevas perspectivas abiertas por el progreso surgen nuevas
formas de agresión contra la dignidad del ser humano. A la vez se va
consolidando una nueva situación cultural: Algunos gobiernos y sectores de la
opinión pública justifican graves atentados contra la vida en nombre de la
libertad individual, (vasectomías, ligadura de trompas, abortivos, preservativos,
anticonceptivos, vacunas, etc.) y sobre este presupuesto pretenden no sólo la
impunidad, sino incluso la autorización del Estado, con el fin de practicarlos con
absoluta libertad y además con la intervención gratuita de las estructuras
sanitarias; es decir, con dinero del contribuyente. El fracaso del Derecho. La
victoria del consumismo, el relativismo ético, el hedonismo, de la
irresponsabilidad.
Opciones, antes consideradas como delictivas y rechazadas por el sentido común,
llegan a ser poco a poco socialmente aceptables. La misma medicina, que por su
vocación está ordenada a la defensa de la vida humana, se presta cada vez más a
realizar estos actos contra la persona, contradiciéndose y degradándose a sí
misma.
En este contexto cultural y legal, incluso los graves problemas demográficos,
sociales y familiares del mundo se encuentran expuestos a soluciones falsas e
ilusorias, en contraste con la verdad y el bien de las personas y de las naciones.
El resultado al que se llega es patético: si es muy grave y preocupante el
fenómeno de la eliminación de tantas vidas humanas incipientes o próximas a su
ocaso, no menos grave e inquietante es el hecho de que a la conciencia misma,
oscurecida por condicionamientos tan grandes, le cueste cada vez más percibir la
distinción entre el bien y el mal en lo referente al valor fundamental de la vida
humana.
© 2005. RAMIRO DE VALDIVIA CANO
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