584 De Representar Cosas a Representar Representaciones

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de muchas generaciones. Al hacerle el juego a la
escisión mente-mano terminamos siendo unos
intelectualistas que nos creemos superiores a
quienes tanto han participado de manera directa
en nuestra transformación, en lo que hoy somos.
La superioridad de quienes no trabajan sobre
los que trabajan, es un absurdo que se fundamenta
en la escisión mente-mano, anteponiendo la
teoría a la práctica, frenando nuestra capacidad
de pensamiento y olvidando que detrás de una
gran palabra hay una práctica.
Iñaki Gil de San Vicente499explica cómo el
intelectualismo va unido a cierto principio de
sumisión, según el cual quienes realizan trabajo
físico han de obedecer a quienes hacen trabajo
intelectual. Sacerdotes, filósofos e intelectuales
reaccionarios, especialistas en cualquier cosa
o funcionarios son considerados por quienes
realizan el trabajo físico como los poseedores
exclusivos del saber y del conocimiento, cuando
son sólo los apuntadores de las ideas que el poder
que los soborna impone.
Y las productoras masas terminan pensando
igual que el amo.. Así, en vez de esforzarnos en
pensar por nosotros mismos dejamos que lo
hagan otros, los que mandan y piensan.
Mostrar lo conocido, re-creando la realidad
De acuerdo con la génesis del pensamiento,
el carácter del pensamiento nocional, conceptual,
y categorial, el fundamento lógico dialéctico
del conocimiento y el esbozo de los problemas
planteados por la teoría y la práctica, vemos
cómo lo característico de la naturaleza humana
es su complejidad, definida mediante sus varios
núcleos intensionales.
Si en el mismo proceso de adquisición del
conocimiento hemos ido encontrando el baremo
que nos va dando la medida y definiendo la
intensidad de nuestra naturaleza humana,
después de agotar las etapas del uso de la
percepción sensible, memoria, práctica y cierto
desarrollo de habilidades no es que hayamos
alcanzado un estadio muy diferente al del resto
de los animales superiores. Sólo estaríamos
ejercitando nuestra capacidad colectora de cosas
o hechos fijos, totalmente ajenos a pulsar los
cambios que en estos operan, como si se tratara
de un conocimiento simplemente mostrativo.
Como este conocimiento fundado en la
práctica es la forma primaria de relacionarnos
con las cosas, requerimos potenciar nuestro
crecimiento intelectual, yendo más allá del simple
hecho, razonándolo en sus causas, su porqué
es así y no de otra manera, demostrándolo y
comunicándolo. Y el acto de re-creación requiere
de un gran componente de Imaginación que
nos permita ir más allá de la simple percepción
sensible, a la percepción conceptual e intelectual.
De Representar Cosas a Representar
Representaciones
La explicación del conocimiento como
capacidad colectora de cosas o hechos fijos es
propia de una época en que todo este problema se
veía alrededor de la categoría de “Representación”.
Con base en ésta, la academia renacentista y clásica
estructura todo lo referente a la adquisición del
conocimiento, la interpretación de textos, el juego
simbólico y la producción de conocimiento.
No se problematizaría la relación entre las
palabras y las cosas al implicar la Representación
que el signo y el significado son similares, al
poseer la naturaleza su misma marca y lo que
ésta designa, al considerar que los nombres eran
simple imitación a imagen y semejanza de la cosa
designada. Así, se entendería la Representación
como una “repetición”, jugando importante papel
la categoría de “Similitud” en la explicación del
proceso del conocimiento.
Como las cosas son la fiel representación
de la realidad y al dejar su huella por seguir las
semejanzas llegan a comunicar cómo el mundo
se repliega a sí mismo, la Similitud se daría por
conveniencia, competencia, analogía y simpatía.
En virtud de la “conveniencia”, el mundo sería la
conveniencia universal de las cosas, donde las cosas
terminan por ajustarse la una a la otra; en virtud de
la “competencia”, las cosas se imitarían unas a otras,
reflejándose y emulando entre sí; en virtud de la
“analogía”, las cosas empiezan a ser simplemente
similares y van adquiriendo similitudes más
complejas; en virtud de la “simpatía”, las cosas sin
aparente conexión directa entre sí se ponen en
movimiento entrando en estrecha relación unas
con otras hasta el punto de hacer que dichas cosas
terminen interdependientes e idénticas entre sí,
haciendo causa común, “a lo mismo”.
499 GIL de SAN VICENTE, Iñaki, Aprender y atreverse a pensar, documento publicado en la Web.
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A Husmear las Bitácoras
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