Del ‘homo ludens’ al ‘homo videns’ de Sartori ohan Huizinga escribió hace algún tiempo la célebre obra ‘El homo ludens’, que es considerada un clásico en su género. La idea central de Huizinga es que todo ser humano, sin excepción, es un jugador en un sentido amplio. El juego -dice- es parte de su naturaleza. Nada ni nadie queda fuera de esta concepción, que es inherente al ser, porque el “ludismo” es innato en todos los J hombres y mujeres, en todas las culturas. El juego es un gesto, una reacción primitiva, al principio, ante un estímulo; es una actitud ante la vida o la supervivencia. El primer juego debió ser… ¡el fuego! Sí, porque al principio de la historia los homínidos golpeaban dos piedras entre sí, y de tanto estropearlas en un instante saltó una chispa. Y de allí –de este inocente juego- se iluminó la civilización. Con el advenimiento de las tecnologías –la televisión primero y luego las computadoras y la Internet- nació el ‘homo videns’ –el hombre vidente o televidente-, que cada día se inunda de imágenes gracias al nuevo dios de la modernidad, que ha convertido a todos en ‘clientes’. El ‘homo videns’ está entonces vigente. Hacia la pedagogía de la imagen El ‘juego-imagen’ es ahora el espectáculo que ha invadido todos los momentos e instantes de nuestras vidas. Todo es show y clientela preparada para comprar, incluso lo innecesario, en aras de la sociedad de consumo. La pedagogía de la imagen es una nueva construcción, de carácter interdisciplinaria, que permite entender las imágenes y articularlas al conocimiento. ¿Es posible hacerlo? El nuevo currículo de la educación básica -en construcción- debe incluir un nuevo eje transversal: la lectura de imágenes. El cambio no es optar la imagen en lugar de la razón, sino articularla de manera creativa. Los nuevos aprendizajes necesitan educadores de la palabra o texto, del contexto o cultura y del hipertexto: las nuevas tecnologías de información y comunicación. 0170010005877 Los tiempos no pasan en vano. El ‘hombre que juega’, de Huizinga, ha dado paso al ‘hombre vidente’, de Sartori.