La vida sigue igual (o casi)

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Nº 33, septiembre de 2014
Actualidad profesional
La vida sigue igual (o casi)
Ricardo Palomo Zurdo
Catedrático de Economía Financiera
Decano de la Facultad de CC. Económicas de
la USP CEU
Socio de Dictum Abogados
E
sta frase cotidiana y por todos asociada a nuestro
internacional cantante Julio Iglesias (padre) puede
resumir bien la recuperación del pulso social,
económico y político al regreso de las vacaciones estivales de
los españoles. Y es que, tras seis años de crisis económica y
decaimiento anímico, parece que la economía remonta
(crecimiento del 0,6% entre abril y junio) y que la vuelta al
cole y a las rutinas profesionales se pueden vivir con mejor
cara. Por fin, parece que “la vida sigue igual” (o casi) pues,
aunque no está claro del todo, necesitamos tranquilizarnos
tras años de convulsión y de momentos al borde del
precipicio.
Pero las incógnitas continúan y la volatilidad en los
resultados de las estrategias empresariales será aún muy
elevada, por lo que es preciso gobernarse con cautela y
conocimiento en un terreno muy resbaladizo. La marcha debe
ser guiada con certeza desde la experiencia del gestor y
desde el conocimiento del asesor, pues se camina sobre una
senda aún estrecha y rodeada de abismos.
Sin embargo, a pesar de los peligros, hay que seguir
avanzando y, como dice la citada canción, “siempre hay por
qué vivir y por qué luchar, las obras quedan y las gentes se
van…y otros que vienen las continuarán”…y así ocurrirá este
próximo año en el escenario económico y social español que
afronta los retos de consolidar la tendencia de recuperación
que se percibe desde hace unos meses y de cerrar reformas
sectoriales fundamentales como la de las entidades
financieras, que abordan las pruebas de estrés del otoño con
razonable optimismo (aunque con cautela por el posible
endurecimiento de las mismas tras el caso del Banco Espírito
Santo). Queda pendiente la futura rendición de los
instrumentos del rescate bancario, viendo las cuentas del
FROB y de la SAREB. Otros sectores como la construcción y las
ventas minoristas reflejan la vuelta a parámetros de hace seis
años y el turismo también nos sonríe.
Desde otro enfoque, la cuestión impositiva y la
reforma fiscal en sus diferentes facetas, societaria y personal,
así como las diversas medidas para conseguir un sistema de
mercado más eficiente y con menos trabas, serán la columna
vertebral del proceso legislativo del nuevo curso.
Con todo, hay que permanecer atentos a diversos
factores macroeconómicos positivos y negativos. Los
primeros son la recuperación del empleo (débil, según los
datos relativamente negativos del verano); previsiones de
crecimiento de la economía del 2% para 2015; baja tasa de
inflación que mejora la competitividad exterior; supuesto
aumento de la recaudación impositiva por la mayor actividad;
bajos costes de financiación para la deuda pública (se ha
llegado a realizar emisiones de bonos del Tesoro a 30 y 50
años con cupones baratos en torno el 4% y las letras del
Tesoro están en el mínimo histórico de sus 27 años de
historia, en el 0,16% en agosto). En cuanto a los factores
negativos, cabe destacar el frenazo en las exportaciones (en
parte por el aumento de la demanda interna y también por el
estancamiento de demanda externa en Europa, Sudamérica e
incluso China); el aumento del déficit comercial, la elevada
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deuda pública (próxima al 100% del PIB); la considerable
deuda externa (163,4% del PIB) y el alto volumen de
desempleo (las dos terceras partes del mismo, casi con
carácter estructural por su larga duración).
Pero tampoco se puede dejar de lado la cuestión
puramente política, con su acostumbrada influencia en las
medidas legislativas y en las medidas electoralistas ya casi en
precampaña. Sin duda alguna, la atención a esta trascendente
cuestión, así como a los lamentables escándalos de
corrupción que tanto dañan a la marca España y minan la
confianza de los ciudadanos, van a tener peso en la imagen
externa y en el respaldo popular a las actuaciones
gubernamentales.
Pero España no puede analizarse ya sólo en clave
interna. Los complejos acontecimientos geopolíticos
internacionales ocurridos durante este verano pueden tener
un considerable efecto en los mercados, destacando la
imprevisible evolución del nuevo factor inesperado del
“Estado Islámico”, el conflicto de Ucrania (cuyos efectos
llegan, por ejemplo, a parte de la agricultura española) y, por
supuesto, ya en clave económica europea, los mensajes y
decisiones en las políticas monetarias de la Reserva Federal
de los Estados Unidos y del Banco Central Europeo
(expansión monetaria europea, debilitamiento del euro
frente al dólar, rebaja de tipos de interés, etc. para mejorar la
financiación empresarial y ganar competitividad). Todo ello
en un período de nuevas incertidumbres por los claros
indicios de traslación de los efectos de la crisis desde los
países periféricos a los centroeuropeos. Así, lo que hace
cuatros años era una fuerza centrífuga que amenazaba con
expulsar del euro a los primeros, se ha convertido ahora en
una fuerza centrípeta que se precipita sobre los países
centrales, especialmente Francia.
Un escenario de aún frágil recuperación como el
descrito y sometido a variables endógenas y exógenas
requiere mesura y cautela en la dirección de las empresas, a
la vez que cierta audacia para lograr un buen
posicionamiento que apalanque, favorablemente a los
negocios en el venidero crecimiento económico. Las
decisiones deben ser correctas y bien valoradas, tomadas con
conocimiento de causa, con criterios de responsabilidad,
buenas prácticas y ética empresarial que refuercen a largo
plazo la pervivencia de la empresa. Para ello las decisiones
deben ser adecuadamente asesoradas para no caer en la
precipitación o en los aventurados designios de la intuición.
La crisis ha revelado que la profesionalidad es imprescindible
para la consolidación de los negocios y encajar las crisis.
Cuando el crecimiento económico es muy potente, las
empresas tienden a confiarse, pues casi cualquier modelo de
gestión puede resultar exitoso; sin embargo, cuando hay que
empezar de nuevo o el crecimiento es aún lento, una gestión
inteligente, formada e informada, puede ser clave para sentar
las bases de un modelo de éxito futuro.
Recordemos así, de nuevo, la letra de la canción que
no vendría mal tener en cuenta en la dirección de las
empresas: “las obras quedan y las gentes se van….y otros que
vienen las continuarán”.
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