HIJOS PEQUEÑOS EN EL LUGAR DE TRABAJO Un amigo que trabaja en la industria cinematográfica acostumbra llevar de vez en cuando a sus hijos al lugar donde se desempeña para que vean cómo es la filmación de una película. Según me comentó nunca tuvo problemas al respecto ni sus niños causaron complicaciones. Otro conocido me contó que uno de sus hijos quería ver cómo y dónde trabajaba y que por este motivo un día lo llevó a su oficina. No se presentó ningún problema. El muchachito no molestó y jugó con lo que había llevado desde su casa. Una señora tenía una empleada que la ayudaba en los quehaceres domésticos. Ésta se casó, tuvo un hijo y después de un tiempo regresó a su trabajo habitual. A medida que transcurría el tiempo, a veces lo llevaba a su lugar de trabajo. Tuvo un segundo hijo y la señora estimó que a su empleada le iba a ser difícil cumplir con sus obligaciones. El vínculo laboral llegó a su fin. Los ejemplos anteriores tuvieron lugar en un país latinoamericano y los dos primeros parecen querer demostrar que llevar a los hijos al lugar de trabajo no ofrece mayores dificultades. El tercero, el hecho de que la ubicación en la jerarquía laboral puede afectar tal posibilidad. En una época en la que muchos de los dos cónyuges trabajan y en la que abundan los hogares de madre sola con hijos o padre solo con hijos se presentan situaciones inesperadas o de emergencia en las que lo más inmediato consiste en llevar a los niños a la empresa. ¿Es fácil hacerlo? Numerosas organizaciones se oponen o no permiten la presencia de niños en el lugar de trabajo (en general no se permite su presencia en fábricas o laboratorios de investigación). Las razones que se citan son las siguientes: a) el ruido y la interferencia con el trabajo que causan los niños rebeldes; b) los riesgos y la consecuente responsabilidad referidos a la seguridad de los niños; c) las distracciones que originar en padres y colegas; d) la posibilidad de que los clientes puedan opinar que el comportamiento que observan no es profesional; e) los costos adicionales que pudieran surgir como consecuencia de brindar un área de juegos o una guardería; y f) la necesidad de redactar al efecto una política formal. Sabrina Parsons, CEO de Palo Alto Software, una pequeña empresa de alta tecnología en rápida expansión, sita en Eugene, Oregon, opina lo contrario. En un artículo titulado Why I Tell my Employees to Bring Their Kids to Work (Harvard Business Review Blog Network, 22 de abril de 2014) expresó que era madre de tres niños de 9, 7 y 4 años y que se enorgullecía de estar muy involucrada en sus vidas. Explicó que en los últimos 10 años había tenido que hacer malabarismos entre los niños y su carrera. No podía separar su trabajo de su familia y estaba sujeta a mucha presión y estrés. Agregó lo siguiente: 2 Trato de integrar ambos aspectos. Traigo a mis niños a la oficina y trabajo en mi casa lo que sea necesario. No los traemos todos los días ni utilizamos esta posibilidad en reemplazo de una guardería. Cuando la babysitter necesita una tarde libre, se suspenden las clases de repente o el hijo de alguien no se siente bien, los alentamos a que pasen el día en la oficina. Inclusive tenemos una habitación donde los niños que vienen se puedan entretener. Los beneficios y la cultura de la empresa son importantes a medida que las compañías compiten por empleados talentosos. Todos hemos oído acerca de los beneficios ridículos ofrecidos en sus respectivas sedes por las empresas de Silicon Valley, tales como peluquería, carritos de café, habitaciones para juegos y limpieza a seco gratis. […] Estos beneficios son bastante superficiales y nadie ignora que su objetivo no es mantener a los empleados contentos sino que se queden en sus oficinas la mayor cantidad de tiempo posible. […] ¿Son mis empleados menos productivos? Nunca hemos crecido tanto como ahora. Los beneficios citados en casos como el anterior son los siguientes: a) ausencias más breves por maternidad; b) padres dispuestos a trabajar más horas o días; c) lealtad más intensa hacia la empresa; d) beneficio laboral de bajo o ningún costo; e) tranquilidad de los padres, tanto mental como económica; y e) cultura de trabajo más comprensiva. Un artículo de The New York Times de 2008 informó que The Society for Human Resource Management estimaba que el 29 por ciento de las empresas permitía que niños de distintas edades fueran llevados ocasionalmente. Otros estudios señalaron un porcentaje algo mayor y otros, algo menor; pero lo que se destacó fue el hecho de que las empresas más pequeñas eran más flexibles que las grandes al momento de autorizar a los padres a llevarlos. También surgió, según otra publicación, la tendencia a conceder a lo largo de los años más beneficios para facilitar el equilibrio trabajo-familia1. Tal vez algún padre que no pudo llevar a sus hijos a su lugar de trabajo piense en estos versos del tango2: Hubiera querido estar siempre cerca, / en todo momento brindarte calor, / pasarte la posta de aquello vivido, / todo lo aprendido pasártelo a vos. / Hubiera querido brindártelo todo / ─luché porque vieras un mundo mejor─, / hubiera querido que no tengas penas, / que solo supieras de risa y fulgor. ¿Usted, lector, qué opina al respecto? Guillermo S. Edelberg DBA Profesor Emérito, INCAE Business School www.guillermoedelberg.com.ar 1 2 Ver artículo # 19 “Work-Family Balance” en www.guillermoedelberg.com.ar A mi hijo. Música: E. De La Peña. Letra: E. Pierro