Espíritu Soka - Soka Gakkai International

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Espíritu Soka
NOTA DE EDITOR: El texto en esta sección ha sido editado para el
Examen de Esenciales, parte 2, y podría haber ligeras variaciones con
relación al texto del panfleto
La revolución comienza
Tomado de: A Revolution Dawns: A Brief History of Soka Spirit
Introducción
Derrotar al enemigo en nuestro interior,
triunfar sobre el enemigo fuera de nosotros
“Habrá muchas personas ignorantes que nos maldecirán y hablarán mal de nosotros ... En esa época corrupta
habrá monjes de sabiduría perversa y de corazón malvado” (El Sutra del loto, pág. 192).
El budismo es la práctica y filosofía suprema para transformar y mejorar nuestra vida. Por lo tanto, él se
refiere a los impulsos primarios que pueden asistir o impedir el logro de la felicidad absoluta.
El budismo señala la arrogancia como una de las características principales que impiden nuestro progreso, y
la misericordia hacia el bienestar de los demás, como una fuerza positiva para nuestro propio bienestar. La una
se origina en la oscuridad fundamental, la otra en la iluminación fundamental. El budismo indica que existe una
tensión entre ambas realidades de la vida. Se trata de un conflicto explicado en las enseñanzas y la historia del
budismo.
El Buda Shakyamuni enseñó que en el quinto período de quinientos años después de su muerte en la era
malvada del Último Día de la Ley, tres tipos de personas arrogantes perseguirían a quienes propagasen el Sutra
del loto (en otras palabras, Nam-myoho-renge-kyo). Llamados los tres poderosos enemigos, ellos son: (1) laicos
arrogantes (2) sacerdotes arrogantes; y (3) falsos sabios arrogantes. Esta tercera categoría es descrita como
sacerdotes que pretenden ser sabios, reverenciados como tales pero, cuando encuentran a los practicantes del
Sutra del loto, por temor a perder la fama y las ganancias, inducen a las autoridades seculares a perseguirlos.
El propósito de la práctica del budismo es reprimir las tendencias arrogantes y egocéntricas y despertar a la
gente a un objetivo más elevado y a una condición de vida de iluminación. Estas tendencias del yo inferior se
presentan como obstáculos o impedimentos a la práctica y la propagación de la Ley.
En su diálogo con el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, el historiador Arnold Toynbee observa: “Todas las
grandes religiones y filosofías indican que el objetivo primordial de todos los seres vivientes es reprimir y
extinguir la inclinación natural al egocentrismo. Ellas también aducen que este esfuerzo es difícil, debido a que
es contrario a la naturaleza misma, pero que es, al mismo tiempo, el único camino a la satisfacción plena del ser,
que es, la única forma genuina de lograr la satisfacción personal y la felicidad”.
El budismo provee los medios para lograr este ideal. En consecuencia, las fuerzas en oposición lógicamente
surgirán en el corazón humano y la sociedad misma para bloquear este esfuerzo. Cuando el poder del gran bien
se levanta para desplazar al mal, el gran mal resistirá ser desplazado.
El budismo describe estas fuerzas oscuras en muchas formas, entre ellas, los tres poderosos enemigos, el
demonio del sexto cielo, los tres obstáculos y los cuatro demonios o el demonio Mara. Más que seres reales, ellas
constituyen analogías que describen el comportamiento compulsivo y otras formas negativas de la conducta.
En Las enseñanzas para lograr la victoria de Nichiren Daishonin, el Presidente Ikeda explica:
Nichiren afirma que el mundo saha que nosotros habitamos es el dominio del rey demonio del sexto cielo.
Este mundo humano —cuya forma es producto de las funciones de los deseos, las acciones y las búsquedas
espirituales e intelectuales— está sujeto a un ciclo interminable de sufrimientos consecuencia de la oscuridad
fundamental, y es, por lo tanto, considerado como el dominio del rey demonio.
¿Qué es lo que el rey demonio más detesta? Que las fuerzas del buda se multipliquen y se apoderen de su
reino. Cuando un devoto de la Ley Mística, la enseñanza correcta del budismo, logra la iluminación, las cosas no
se detienen allí, esa persona invariablemente lleva, también, a muchas otras a liberarse de las ataduras del rey
demonio. De manera que, el rey demonio conmina a todos sus acólitos a que hagan lo imposible por hostigar a
ese devoto (Ver pág. 173).
La batalla entre el buda y el demonio
El conflicto entre las fuerzas del bien del buda y las fuerzas malvadas del mal se encuentra ilustrado en la
misma raíz del budismo hace cerca de 2500 años en la India. Cuando Shakyamuni entró en su meditación bajo el
árbol de bodhi, Mara intentó impedirle que lograse la iluminación, pero fracasó. Después de la iluminación de
Shakyamuni, Mara también trató de inducir al Buda a abandonar su intención de predicar. En otras palabras, las
funciones demoníacas surgen para impedir nuestra felicidad individual y la propagación de la enseñanza que
conducirá a otros a la felicidad.
A Mara se la identifica con el rey demonio del sexto cielo. El sexto cielo es el más alto de los niveles del
mundo del deseo, o el Cielo del que disfruta de las cosas creadas por otros, y su gobernante disfruta manipulando
a otros para someterlos a su voluntad. En el budismo, los demonios indican aquellas funciones que bloquean o
impiden que los esfuerzos de las personas las lleven a completar su práctica, incluso la propagación de las
enseñanzas. En el caso de Shakyamuni, fue una lucha que se libró en el interior de su propia vida.
Posteriormente, él enfrentaría una función malvada representada en la figura de su primo y discípulo
Devadatta quien intentó romper la unidad de la Orden Budista y matar al buda. Un tema recurrente en la historia
budista es, que no importa qué tan virtuosa la gente pudiese parecer, si la motivación es egoísta, solo causará
desunión impidiendo la propagación de las enseñanzas. Shakyamuni reconoció el peligroso egoísmo en las
acciones de su primo y lo amonestó públicamente por su arrogancia.
La histórica figura de Devadatta se convirtió en un símbolo en los escritos posteriores del budismo
representativa del potencial destructivo de la arrogancia que existe en todas las personas.
Los cinco sacerdotes mayores que traicionaron a Nichiren Daishonin
Cuando Nichiren Daishonin apareció en el Japón del siglo XII y estableció la enseñanza correcta del budismo
para el Último Día de la Ley, enfrentó fuerzas diabólicas en forma de persecuciones del gobierno y las
autoridades religiosas.
Inmediatamente después de la muerte de Nichiren, cinco de los seis sacerdotes que habían jurado proteger sus
enseñanzas sucumbieron a sus propias tendencias egocéntricas y lo traicionaron a él y a sus enseñanzas.
Únicamente Nikko Shonin se mantuvo fiel a las enseñanzas del Daishonin.
Después de la fundación en 1930 de la Soka Gakkai por Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda, y una vez
que iniciaron las actividades de propagación, los fundadores fueron perseguidos por el gobierno militarista,
traicionados por el sacerdocio y encarcelados. El primer presidente de la Soka Gakkai Makiguchi murió en
prisión. El señor Toda, quien se convertiría en su segundo presidente, fue liberado de prisión enfermo; se
enfrentó a estas funciones negativas al emprender los esfuerzos por reconstruir la Soka Gakkai e iniciar una
nueva era del kosen-rufu. En la medida en que la Soka Gakkai continuó su crecimiento bajo su tercer presidente,
Daisaku Ikeda, las funciones diabólicas continuaron apareciendo.
En años recientes, como era predecible esperar, la aparición de estas fuerzas se dio dentro del clero de la
Nichiren Shoshu, lo que culminó con la excomunión de 10 millones de miembros de la SGI en todo el mundo.
Esta es una breve reseña de la constante que se manifiesta en la arrogancia y los celos de aquellos que fungen
para bloquear la propagación de las enseñanzas del buda y distorsionarlas para su propio beneficio. Es la historia
de cómo la SGI ha cumplido con la profecía del Buda de la amplia propagación de la Ley dentro del marco de las
fuerzas que se oponen a este esfuerzo...
El Presidente Ikeda explica: “La batalla espiritual entre el bien y el mal en el corazón de cada persona se
convertirá en un asunto de suma importancia para la humanidad. Para cambiar el destino de la humanidad,
nosotros, la SGI, hemos iniciado una lucha para derrotar la ignorancia y cultivar la bondad inherente en todas las
personas” (Living Buddhism, junio de 2004 pág. 44).
—Véase La revolución comienza, págs. 5–8.
1. Arnold Toynbee y Daisaku Ikeda, Escoge la vida: Un diálogo (New York: I.B. Tauris, 2007), 11.
Capítulo siete
La revolución comienza
Ensayo por el Presidente de la SGI Daisaku Ikeda
El presidente de la SGI recuerda el año 1990, cuando el clero intentó controlar a la Soka Gakkai y se inició el
proceso de negar las enseñanzas humanistas de Nichiren Daishonin, “Por el bien del kosen-rufu, nosotros, la
Soka Gakkai sencillamente no podíamos permitir que las enseñanzas del Daishinin fuesen pisoteadas de esta
manera”, escribe el Presidente Ikeda. “El Budismo del Daishonin existe para la humanidad entera. Nos
aprestamos a defender el espíritu del Daishonin, y nos pusimos de pie como uno solo. Ello marcó el inicio de
una nueva revolución religiosa” (Este artículo apareció el 5 de febrero de 1999, World Tribune, pág. 4).
La Novena sinfonía de Beethoven es el rugir del espíritu del gran genio musical, quien proclamó: “¡Al
final del sufrimiento, está el júbilo!” Es un himno eterno y sublime, que conecta a toda la humanidad como
hermanos, es el himno de alegría del pueblo.
El 12 de diciembre de 1998, tuve la fortuna de disfrutar nuevamente la presentación de los estudiantes de la
Universidad Soka de la Novena Sinfonía, la cual se convertido en una tradición anual. Es la misma sinfonía
que se presentó el 3 de octubre de 1990, como una canción victoriosa para celebrar la reunificación de
Alemania, lograda después de una larga lucha.
Fue unos meses después, a mediados de diciembre de 1990, que se recibió el documento de la Oficina
Administrativa de la Nichiren Shoshu titulado “Preguntas relativas al discurso del Presidente Honorario Ikeda
durante la 35.a Reunión de Líderes de la Sede Central de la Soka Gakkai. Entre otras cosas, el documento
aludía que interpretar la sección de la coral, la “Oda de la Alegría” de la Novena Sinfonía, constituía una
calumnia a la Ley; ello era equivalente a alabar enseñanzas no budistas, a venerar el cristianismo. El clero no le
agradó el hecho de que yo hubiese sugerido en dicha reunión que se pusiese en escena en el futuro en gran
escala una presentación de la coral de la “Oda de la alegría”.
El documento de la Nichiren Shoshu me criticaba por haber dicho cosas que nunca dije con la sola
intención de calificarme como calumniador de la Ley y del sumo prelado. Intentamos conversar con el clero
sobre estos cuestionamientos, pero ellos en forma cobarde se escondieron y se rehusaron a dar la cara y hablar
conmigo.
Luego, a finales de 1990, bajo el pretexto de revisar los estatutos de la Nichiren Shoshu, eliminaron la
posición de jefe de todas las organizaciones laicas de la Nichiren Shoshu, cargo que yo ostentaba, y de facto
me destituyeron.
“Querían sacarme del camino”
Su objetivo era claro. Querían sacarme del camino, destruir la Soka Gakkai y bajo el manto de la autoridad
sacerdotal, controlar los miembros de la Soka Gakkai a manera de sus esclavos personales.
La secta Nikken comenzó a exponer doctrinas que no existen en ninguna de las enseñanzas de Nichiren
Daishonin. Ellos declararon, por ejemplo, que el sumo prelado y el Dai-Gohonzon eran “dos entidades
indivisibles del objeto de respeto fundamental”. Su plan era crear una jerarquía de poder y control, con el sumo
prelado en la cúspide, seguido por el resto del clero, quienes estarían por encima de los creyentes laicos con
dominio total sobre ellos.
Esta era una complete violación de las enseñanzas del Daishonin, que sostienen el principio de la dignidad
y la igualdad de todos los seres humanos y afirma que todos somos la torre de los tesoros, somos todos hijos
del Buda.
Si hubiésemos permitido al clero hacer esto, el Budismo de Nichiren Daishonin se habría convertido en una
religión falsa, un instrumento de opresión y daño. Se hizo evidente que la secta Nikken era culpable de
increíble numerosas violaciones a las enseñanzas del Daishonin —por ejemplo, Nikken, el 67avo sumo prelado
de la Nichiren Shoshu, había erigido una nueva tumba ancestral en el templo de un cementerio Zen. Historias
de la avaricia del clero en la venta de sus servicios en los funerales y de tabletas recordatorias para los
fallecidos, junto a numerosos incidentes de corrupción y degeneración— tales como gastos excesivos y
conducta licenciosa, surgieron por todas partes, uno tras otro.
Por el bien del kosen-rufu, nosotros, la Soka Gakkai simplemente no podíamos permitir que las enseñanzas
del Daishonin fuesen pisoteadas de esta manera. El Budismo Nichiren existe para las personas de todo el
mundo. Nos aprestamos a defender el espíritu del Daishonin, y nos pusimos de pie como uno solo. Ello marcó
el amanecer de una nueva revolución religiosa.
El 28 de noviembre del año siguiente, 1991, la secta Nikken excomulgó a la Soka Gakkai. ¡Qué locura!
Fue la Soka Gakkai la que siempre practicó las enseñanzas Daishonin al pie de la letra. La careta del clero cayó
con esta acción.
Pero los miembros de la Soka Gakkai no se amedrantaron. Sabíamos por la lectura de los escritos del
Daishonin, que esta locura de Nikken era un ejemplo del rey demonio del sexto cielo que había entrado en el
cuerpo de un sacerdote de alto rango en un esfuerzo por destruir el budismo.
La Soka Gakkai es una organización de personas completamente dedicadas a impulsar la amplia
propagación de la Ley Mística, llevando de esta forma el deseo y mandato del Buda. La secta Nikken, por otro
lado, al excomulgar a la Soka Gakkai con su propia mano se separó del linaje verdadero de la fe y retrocedió al
vil comportamiento que mostró durante la II Guerra Mundial, cuando denigró el espíritu del Daishonin y
traicionó por completo sus enseñanzas.
La Soka Gakkai abraza la independencia espiritual
Para la Soka Gakkai, la excomunión nos liberó de las cadenas con que la envidia y las maquinaciones de la
secta Nikken habían tratado de controlar a los seguidores de Nichiren Daishonin y nos permitió reclamar
nuestra independencia espiritual.
El resultado de la lucha entre el bien y el mal y el funcionamiento de la ley de causa y efecto han sido
estrictos e inalterables. La declinación de la secta Nikken es clara.
Las víctimas, desafortunadamente, son los creyentes laicos, que practican con el templo, quienes no están
conscientes de la maldad de la heresía de la secta Nikken y han sido engañados por el clero.
Declaramos ante todos con total confianza: ¡Miren las actividades emocionantes y llenas de alegría de
nuestros compañeros que propagan las enseñanzas del Daishonin en todo el mundo! ¡Escuchen sus brillantes
cantos de esperanza y vida, plenos y desbordantes de beneficios!
El nuevo humanismo de la Soka Gakkai, derivado del Budismo Nichiren, está conectando a personas en
todo el globo, transcendiendo barreras nacionales y étnicas, y cosechando alabanzas de todos, como la luz de la
esperanza para el nuevo siglo.
Líderes de todos los campos del conocimiento que buscan una filosofía humanista y la paz vienen a la Soka
Gakkai en un constante fluir de todos los rincones del mundo. ¿No es esta una brillante prueba de nuestra
correcta verdad?
Los más despreciables de todos son aquellos antiguos miembros de la Soka Gakkai quienes han traicionado
a sus compañeros en la Soka Gakkai, a pesar de que nos deben tanto, a fin de cortejar los favores del clero.
Simón Bolivar, el gran libertador de América Latina, dijo en una ocasión, “Olvidar nuestra deuda de gratitud
es el peor crimen que una persona puede cometer”. El primer presidente de la Soka Gakkai Tsunesaburo
Makiguchi solía decir, “La suerte final de todos los traidores es una degradante historia de sufrimiento e
ignominia”.
El segundo presidente de la Soka Gakkai Josei Toda también tomó una dura postura frente a la ingratitud y
la traición. A pesar de que en cierta forma, él parecía un tipo tranquilo y tolerante, era muy estricto acerca de la
conducta y comportamiento de la juventud. Él creía que los días de la juventud son vitales en la construcción
de los cimientos para el resto de la vida. Cuando se trataba de cosas esenciales, él podía ser realmente feroz.
En una ocasión, uno de sus discípulos dijo una mentira. Cuando el señor Toda se enteró de esto, le llamó la
atención al joven, como un trueno: “¿Son la mentira y el engaño la forma de comportarse de una persona
joven? ¿Se ha convertido usted en un zorro? Él era el epítome del rigor paternal.
En una ocasión, le dijo a un joven caballero que siempre estaba tratando de maniobrar para verse bien en la
organización sin hacer ningún esfuerzo: “Si persiste en esta conducta, tendrá un final lastimoso en la vida. No
percibo en usted ningún deseo de vivir con decencia y honor. Usted es engañoso, y al final, será usted quien
sufra por esto”. Esto lo expresó debido a su gran misericordia, de su profundo deseo de prevenir que este joven
siguiera por un camino equivocado y perdiese la fe.
¡Qué maravilloso es, que en cada época, una persona pueda contar con un verdadero maestro!
El señor Toda a menudo solía decir acerca de los traidores: “Dejen estar a esos bajos perdedores. Traicionar
a la Soka Gakkai es traicionar al Daishonin. Al final, ellos recibirán el castigo de la retribución negativa del
Buda en estricto acuerdo con la ley de causa y efecto, ya verán ustedes”. La conducta humana correcta
significa luchar contra el mal y cortarlo de raíz. La bandera tricolor de la Soka Gakkai es estandarte de olas de
victoria que ondean en los cielos del nuevo siglo, y un himno de alegría que resuena a través de todo el
universo. La gran marcha de un nuevo año, de un nuevo siglo de Soka, ha comenzado.
—Véase La revolución comienza, págs. 55–59.
Capítulo ocho
Independencia espirirual — Libres de un clero autoritario
Este es un resumen cronológico de algunos de los incidentes que ocurrieron cuando el clero de la
Nichiren Shoshu, bajo el liderazgo del 67avo. Sumo prelado Nikken, intentó remover al
presidente de la SGI Daisaku Ikeda de su posición como cabeza de la Soka Gakkai. A diferencia
de sus esfuerzos en 1979, esta acción culminó con su propia remoción de la comunidad budista
dedicada al kosen-rufu. Posteriormente, se conoció que todas sus acciones eran parte de un plan
para lograr el control del laicado. Este plan se conoce como Operación “C”—“C” se refiere a
cortar el contacto del presidente Ikeda con los miembros.
Cronología para el Segundo asunto del clero y la Operación C
• En Mazo de 1990, el clero, sin previa consulta con la Soka Gakkai, arbitrariamente anunció
que aumentaría el costo monetario de las ofrendas que tendrían que hacer los creyentes laicos por
diversos servicios religiosos. Por ejemplo, aumentó en un 50% la ofrenda requerida para recibir
Gohonzon, y duplicó la ofrenda requerida para inscribir tabletas funeraria (Jpn toba) y realizar
servicios religiosos perpetuos por los fallecidos.
• El 13 de diciembre de 1990, en una reunión entre el clero y líderes de la Soka Gakkai, el
administrador general de la Nichiren Shoshu confrontó al presidente de la Soka Gakkai Einosuke
Akiya con un cuestionario basado en una grabación de un discurso del presidente Ikeda del 16 de
noviembre y solicitaba una respuesta escrita al mismo en el término de una semana.
• El Presidente Akiya respondió que él no podía responder a una grabación no autorizada y
sugería que, si había asuntos que resolver, los mismos deberían ventilarse mediante el diálogo. El
clero rechazó esta sugerencia, y el cuestionario fue enviado por correo y recibido por el
presidente Akiya.
• El título del cuestionario era “Preguntas respecto del discurso pronunciado por el Ikeda ante
35.a Reunión de Líderes de la Sede Central” y se refería a los siguientes puntos:
1)
2)
3)
4)
Él criticaba e insultaba al sumo prelado.
Él se refería con ligereza al clero
El negaba los 4 dictámenes de Nichiren.
Él alentó la presentación de la “Oda de la Alegría” de Bethoveen en alemán. El
clero condenó esto como una alabanza a una enseñanza no Budista.
• El 25 de diciembre de 1990, justo ante de la destitución del presidente Ikeda, Nikken se reunió
en el templo principal con miembros activos anti Soka Gakkai, el sacerdote Kojun Takahashi y su
hermano Isao Dan, un reportero de la prensa amarilla. El sumo prelado agradeció a Dan por su
larga trayectoria en la cobertura en que criticaba a la Soka Gakkai, y le pidió que intensificara sus
ataques escritos. Nikken, igualmente expresó su deseo de mantener “200,000 miembros de la
Soka Gakkai” como resultado de la expulsión del presidente Ikeda de la Nichiren Shoshu. En sus
cálculos esta cifra sería suficiente para garantizar a través de las contribuciones una sólida base
financiera.
• La Soka Gakkai en repetidas ocasiones intentó entablar diálogo con el clero en torno a sus
preocupaciones, pero ellos se rehusaron. Al final, el clero sostuvo una asamblea general especial
de urgencia el 27 de diciembre y decidió:
Destituir al Presidente Honorario Ikeda de su posición como cabeza de todas las
organizaciones laicas de la Nichiren Shoshu.
Destituir al presidente Akiya de su posición de liderazgo de todas las organizaciones laicas.
Revisión de las “Reglas de la Nichiren Shoshu”, agregando una disposición que establecía que
los creyentes laicos serán destituidos de sus posiciones si llegaban a “criticar, calumniar o hablar
mal del administrador jefe (sumo prelado) mediante palabras o documento escrito.
El 1 de enero de 1991, la Soka Gakkai respondió el cuestionario del clero, señalando por
escrito que el mismo estaba basado en una transcripción inexacta de la grabación. Posteriormente,
el 12 de enero, el clero no sólo admitió que había errores en su versión del discurso, sino que
retiró el mismo cuestionario.
Al quedar en evidencia que no había justificación para la remoción del presidente Ikeda de su
posición como cabeza de todos los creyentes laicos, era obvio que el “cuestionario” había sido
una excusa para criticar injustamente a la Soka Gakkai e imponer medidas contra ella.
En enero de 1991, buscando un pretexto para justificar los ataques contra el presidente Ikeda,
Nikken le criticó por afirmaciones hechas por él el 12 de octubre de 1998. El presidente Ikeda se
había referido al Gran Templo Principal como “el gran santuario de la verdadera enseñanza del
Sutra del loto”. Nikken alegó que el presidente Ikeda había intentado definir el significado del
Gran Templo Principal aún antes de que el 66avo sumo prelado Nittatsu lo hiciera. Nikken
afirmó que la frase de Ikeda demostraba arrogancia al trasponer los límites de un creyente laico.
El clero posteriormente encontró que Nittatsu, en efecto, había hecho declaraciones acerca del
significado del Gran Templo Principàl definiéndolo como el supremo santuario con antelación a
octubre de 1968.
El clero continúo implementando medidas injustas contra la Soka Gakkai nuevamente en
1991:
5 de marzo: Ellos comenzaron a alentar a los miembros de ultramar a conectarse directamente
con los templos de la Nichiren Shoshu.
16 de marzo: Anunciaron que las peregrinaciones solicitadas a través de la Soka Gakkai,
serían rechazadas a partir de julio.
21 de julio: Anunciaron oficialmente que ellos crearían miembros del templo en Japón.
7 de noviembre: El clero envió una “Orden de disolución y reconvención” a la Soka Gakkai.
27 de noviembre: (28 de noviembre en los Estados Unidos): el clero envió una Notificación de
Expulsión” (excomunión) a la Soka Gakkai.
11 de agosto de 1992: Notificaron al Presidente Honorario Ikeda de su “destitución
(excomunión) como creyente laico”.
Enero de 1994: El origen de la “Operación C” se hizo evidente. Con esto, quedó claro que la
serie de medidas injustas del clero contra la Soka Gakkai eran parte de una detallada conspiración
planeada de antemano por Nikken para destruir la comunidad armoniosa de creyentes.
Operación C
La excomunión en 1991 de 10 millones de miembros era un acto sin precedentes en los anales
de la historia del budismo y ciertamente rara en cualquier religión del mundo. El 7 de noviembre
previa la excomunión, el clero envió una notificación a la Soka Gakkai solicitando su disolución.
El 4 de julio de 1992, el clero revocó el estatus de Daisaku Ikeda como creyente laico de la
Nichiren Shoshu, es decir, excomulgar nuevamente al líder de la ya excomulgada organización
laica. El 29 de septiembre de 1997, la Nichiren Shoshu celebró una sesión de urgencia del consejo
y modificó sus reglas, de manera que creyentes que pertenecían a otros grupos religiosos
perdiesen su status a menos que terminaran su afiliación religiosa antes de fines de noviembre.
(El clero sostenía que había excomulgado a la Soka Gakkai, no a sus miembros). De esta manera,
los miembros de la Soka Gakkai fueron expulsados nuevamente de la Nichiren Shoshu el 30 de
noviembre de 1997. Estos esfuerzos repetitivos de excomulgar a los miembros de la Soka Gakkai
demuestran el fracaso de las medidas del clero, al igual que su frustración.
Detrás de la decisión auto destructiva del clero de excomulgar a la SGI, se encontraba la falta
de control de sumo prelado sobre el movimiento de la creciente organización budista laica
internacional, al igual que su animosidad hacia su líder. A pesar de que existía un sentimiento de
descontento y desconfianza latente entre el clero hacia la organización laica, algo que había
existido desde los años 70, lo que directamente motivó el comportamiento irracional hacia la SGI,
fue la animosidad de Nikken.
El 16 de julio de 1990, Nikken y sus allegados se reunieron en secreto en la oficina de Taisekiji en Nishikata, Tokio. Ellos acordaron un plan para debilitar a la Soka Gakkai y lograr el control
de su membresía. El plan recibió el nombre código de Operación C, cuyo significado el propio
Nikken dio a conocer a un sacerdote como “Operación C”—cortar a Ikeda de la Nichiren Shoshu
y también de los miembros de la Soka Gakkai. En otras palabras, ellos querían cortar la relación
entre el mentor y el discípulo.
La existencia de la Operación C, negada por el clero, fue probada cuando las notas de dicha
conferencia tomadas por Jotoku Kawabe, un sacerdote mayor, y participante en la reunión de
Nishikata, fueron dadas a conocer públicamente.
El plan describía en detalle los pasos necesarios para lograr su objetivo: control de la
membresía de la Soka Gakkai. Los pasos esenciales en el plan incluían: 1) destituir al presidente
Ikeda como jefe representante del laicado; 2) exigir que el clero representase la mitad de la Junta
Directiva de la Soka Gakkai; 3) prohibir la aparición en público del presidente Ikeda y prohibir
los reportes sobre sus actividades en las publicaciones de la Soka Gakkai; 4) excomulgar al
presidente Ikeda y la organización laica si la Soka Gakkai no aceptaba estas demandas; 5)
anunciar en los principales periódicos durante una semana que la Soka Gakkai no mantiene
vínculos con la Nichiren Shoshu; y 6) urgir a los miembros a separarse de la Soka Gakkai y
unirse a sus respectivos templos.
Desde la perspectiva del budismo, el intento del clero de destruir la SGI es un obstáculo
inevitable a la propagación del budismo tal como fue predicho en el Sutra del loto que predijo y
experimentó el propio Nichiren Daishonin.
—Véase La revolución comienza, págs. 60–65
Capítulo Noveno
Una lucha que continuará por siempre
• El incidente conocido como la «cuestión con el templo», que tuvo lugar hace
veinticinco años, repite un drama que ocurrió en los tiempos de Shakyamuni y que
continúa hoy, y continuará en el futuro en una forma u otra.
• Aunque Shakyamuni, Nichiren, Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda ganaron
victorias en su época, hoy, bajo la conducción del presidente Ikeda, todavía estamos
luchando para lograr otra victoria.
• Esta es una lucha inevitable por la justicia y la victoria por sobre los tres
enemigos poderosos, que predeciblemente hacen su aparición como lo explican los
escritos de Nichiren.
•
Esta lucha es nuestra misión como «devotos del Sutra del loto»
¿Cuál es el valor de revisar los errores del pasado?
Primero, a partir de comprender la historia del budismo de Nichiren, podemos ver en contexto la
situación actual del clero de la Nichiren Shoshu. Los problemas actuales dentro del clero que han
resultado en sus ataques en contra de la SGI no comenzaron en forma repentina en 1990 cuando
Nikken urdió su plan para deshacerse de la organización laica.
Segundo, el beneficio de aprender sobre el pasado de la escuela Fuji es nuestra comprensión de
que detrás de la corrupción del clero hay debilidades humanas que todos conocemos bien:
arrogancia, celos y codicia. Ocultas detrás del velo de la autoridad clerical durante siglos, estas
ilusiones se fueron arraigando profundamente en la psiquis colectiva del clero. Esta situación no
es única en la historia de la religión. Cualquier movimiento religioso puede corromperse y
degenerar cuando sus cabezas dejan de ser diligentes en combatir esas debilidades humanas
dentro de sí mismos.
Tercero, al seguir el camino tortuoso de la escuela Fuji durante los últimos siete siglos, podemos
captar mejor la importancia de la SGI y su misión en un amplio contexto histórico y global.
cuando el Sr. Makiguchi y el Sr. Toda fundaron la Soka Gakkai en 1930, el budismo de Nichiren
había subsistido en forma pero no en sustancia; es decir, sus practicantes no se habían dedicado a
su propagación para la felicidad de toda la gente. Hasta que los miembros de la Soka Gakkai
llevaro el budismo de Nichiren al resto del mundo, la promesa de Nichiren de la propagación
mundial de su enseñanza había parecido una promesa vana. Fue la Soka Gakkai la que revivió el
budismo de Nichiren después de casi siete siglos de latencia.
Reflexionar sobre el pasado, con la mirada puesta en el futuro
Está bien claro que, desde el principio, los fundadores de la Soka Gakkai entendieron las
limitaciones y la naturaleza taimada del clero de la Nichiren Shoshu. Y aún así, hubo una
oportunidad de apoyar la reforma dentro de la escuela. A través de los años, hubo intentos de
ambas partes para lograr la unión de propósito por el bien del kosen-rufu.
La Soka Gakkai tenía solamente un objetivo en mente desde el principio – propagar el
budismo de Nichiren para aliviar el sufrimiento de toda la gente y establecer la paz en todo el
mundo.
Siempre que el sumo prelado apoyara la labor de la Soka Gakkai en pro del kosen-rufu, ésta
podría apoyar sus puntos de vista respecto de la función del sumo prelado. Mientras que este
propósito común formara la base de la relación, la Soka Gakkai estaba dispuesta a aceptar las
opiniones del clero en cuanto a su historia y autoridad dentro de la escuela, con plena conciencia
de su debilidad y arrogancia. Cuando el clero traicionó este compromiso común, la relación
cambió. En cuanto llamaron a la disolución de la Soka Gakkai, la organización pudo cuestionar
legítimamente creencias dentro de la Nichiren Shoshu que en realidad iban en contra de la
enseñanza de Nichiren. La preocupación principal de la Soka Gakkai era el kosen-rufu; cualquier
apoyo en ese sentido era bienvenido, y cualquier cosa que obstruyera ese objetivo se enfrentaba.
Una vez que los engaños y las argucias del clero para hacerse con los laicos salió a la luz, la
Soka Gakkai se vió forzada a reexaminar su postura. La idea de misticismo en torno de las
funciones y la persona del sumo prelado, que apareció después de Nichiren, iba en contra de las
enseñanzas de Nichiren Daishonin, y la Soka Gakkai lo dejó bien en claro.
Aunque la relación con frecuencia había sido contenciosa tras bambalinas, no tenía ningún
sentido exponer a los miembros o al público en general a estas discusiones en tanto y en cuanto se
adoptara el objetivo general. Pero una vez que el clero sucumbió al egoísmo por sobre el kosenrufu, la Soka Gakkai tuvo que reexaminar su postura. Durante este tiempo, ambas partes hicieron
declaraciones públicas en apoyo de la otra.
En términos generales, las pasadas declaraciones de los tres presidentes de la Soka Gakkai
caen en estas categorías:
1)
2)
3)
Reflejan un deseo sincero de reconstruir y apoyar un claro devastado por la Segunda
Guerra mundial.
Reflejan un deseo sincero de que el clero se reforme a sí mismo.
Se realizaron pese a las limitaciones del clero por el bien mayor del kosen-rufu.
Como cualquier otro movimiento religioso, hay claros y oscuros en los siete siglos de historia
de la escuela Fuji. La escuela ha sido testigo de algunos prelados ejemplares que lucharon
sinceramente para exaltar, proteger y propagar el budismo de Nichiren. Nikko Shonin, el
fundador de la escuela, mantuvo la intención de su maestro en contra de la corrupción y las
distorsiones perpetradas por los cinco sacerdotes principales a quien Nichiren designara para
ayudar a Nikko a dirigir la orden después de su muerte. Al asumir una postura inflexible ante los
desvíos de los cinco sacerdotes principales, Nikko mostró la validez de la transmisión del
budismo que había recibido de Nichiren. La legitimidad de Nikko, en otras palabras, radicaba
enteramente en su fe y comprensión, que demostró en su práctica y su labor de propagación, no
solamente en vida de Nichiren, sino también después de su muerte. La transmisión del budismo,
de Nichiren a Nikko, en este sentido sirve de prototipo que muestra a los practicantes actuales
cómo pueden heredar y practicar el budismo de Nichiren.
Otro sacerdote ejemplar en la historia de la escuela Fuji es Nichikan, el vigésimo sexto sumo
prelado. Al igual que Nikko, Nichikan demostró que era un verdadero discípulo de Nichiren al
poner en tela de juicio las enseñanzas erróneas que sus antecesores habían traído a la escuela. Tal
como Nikko señaló los errores de los cinco sacerdotes principales respecto de rendir culto a la
estatua de Shakyamuni como objeto de devoción, Nichikan refutó los mismos errores cometidos
por sus antecesores y restableció el Gohonzon como el único y correcto objeto de devoción en el
budismo de Nichiren. Sin Nikko y Nichikan, sería difícil imaginar que nadie en la actualidad
pudiera comprender correctamente la práctica en el budismo de Nichiren. Su legado sirve de guía
para nuestra práctica.
«Perturbar el cuerpo armonioso de creyentes»
Como hemos relatado aquí, las fuerzas de la oscuridad fundamental que obstruyen o impiden
nuestra práctica del budismo hacen su aparición tanto dentro como fuera de la orden. Los que han
surgido desde dentro para perturbar la unión de los creyentes son, por ejemplo, Devadatta, los
cinco sacerdotes principales que traicionaron a Nichiren, Masatomo Yamazaki que utilizó su
influencia dentro de la Soka Gakkai para obtener ganancia personal y Nikken, el sexagésimo
séptimo sumo prelado.
La unión es la preocupación principal en el budismo. Entre los cinco pecados cardinales que
se mencionan en diversos textos budistas, y que incluyen asesinar a los padres y lesionar a un
buda, se encuentra causar la desunión en la comunidad de creyentes. Nichiren Daishonin escribió
con franqueza acerca de los creyentes que lo traicionaron e intentaron perturbar a sus seguidores.
En «Las funciones de Brahma y de Shakra», dice: «Tiempo atrás, Sho-bo, Noto-bo y la monja
laica de Nagoe fueron discípulos de Nichiren. Dan la impresión de ser gente sabia, pero en
realidad son profundamente codiciosos, cobardes y necios. Cuando el peso de las persecuciones
recayó sobre mí, ellos aprovecharon para convencer a muchos de mis seguidores a que
abandonaran la fe» (Escritos de Nichiren Daishonin, pág. 840).
El presidente Ikeda de la SGI nos advierte sbore los que intentan perturbar e incluso destruir
nuestra organización: «Debemos condenar con todo rigor la grave ofensa de perturbar el cuerpo
armonioso de creyentes. Denunciar los malos actos y enseñar el camino correcto también es lo
que más conviene a los que cometen esas ofensas. Es de suma importancia que refutemos
completamente y que tratemos los malos actos en la organización con toda severidad, para que los
que nos sucedan no repitan los mismos errores. Esa es la verdadera misericordia. En el pasado,
hemos visto responsables y figuras influyentes entre nuestras filas que, desviados por la ambición
y el interés personal, abandonaron la fe, traicionaron a los miembros y trataron de destruir la Soka
Gakkai» (World Tribune, 23 de septiembre de 2005, pág. 11).
El Budismo nos dice que hay gente que intentará impedir nuestra labor en pro del kosen-rufu,
incluso algunos de entre nosotros. Nichiren escribe: «El Buda nos dice que el cuerpo de un león
sólo puede ser devorado por los gusanos que se forman en sus propias entrañas» («La selección
del tiempo», END, pág. 597). Algunos más otros menos, todos debemos luchar con la tendencia a
sucumbir al egocentrismo y a la oscuridad innata de la codicia, ira y estupidez.
En «La herencia de la Ley suprema de la vida», Nichiren no dice «Mientras están realizando el
kosen-rufu sería lindo que crearan la unión». Manifiesta claramente que el vínculo espiritual de
unión que parte de la fe es «la base de la transmisión universal de la Ley suprema de la vida y la
muerte» y «el verdadero objetivo de la propagación de Nichiren». Este objetivo exige un esfuerzo
exhaustivo de nuestra parte. La instrucción del Daishonin de «trascender todas las diferencias que
pueda haber entre ellos» (END, pág. 227) no es una actividad pasiva. No quiere decir que todos
debemos pensar igual o que no podemos opinar diferente. Lo que quiere decir es que
transcendemos esas diferencias manifestando nuestro deseo de kosen-rufu y encontrando puntos
en común en esa misión y la promesa compartida de nuestro maestro. Somos de un mismo
propósito en nuestra dedicación al kosen-rufu.
El Daishonin también nos advierte que «si alguno de los discípulos de Nichiren rompe la
unión de distintas personas con un mismo propósito, será como un guerrero que destruye su
propio castillo desde adentro» (END, pág. 227).
Cuando asumimos la responsabilidad de un cargo en la organización, prometemos cuidar a os
demás dentro de esta asombrosa y preciada comunidad de creyentes en la SGI-USA. El cargo es
de responsabilidad, no de autoridad. Pero tenemos que reconocer el desafío de lograr la unión
entre budistas. En «Carta a Misawa», Nichiren explica: «incluso a los hombres que estudian el
budismo les resulta difícil practicarlo de manera correcta, ya sea por la ignorancia de su mente o
porque, aun teniendo sabiduría, no logran ver que sus maestros los confunden» (END, pág. 936).
Los responsables sirven para fortalecer y no para debilitar nuestro vínculo con las enseñanzas de
Nichiren y la orden budista.
«Mis jóvenes amigos, este es su momento»
Estamos en el umbral de una etapa de desarrollo completamente nueva. Podemos ver el
sentido de la historia cuando comprendemos cómo nos afecta hoy —cuando entendemos que el
pasado es parte de nuestra vida presente. Más que nunca, debemos regresar a un estudio detallado
de las bases del Budsimo Nichiren y profundizar nuestra comprensión de lo que significa
practicar la enseñanza de Nichiren en la actualidad. Conocer nuestro pasado nos ayuda a darnos
cuenta de la importancia de realizar esa acción.
Para el octogésimo aniversario de la fundación de la Soka Gakkai, el presidente Ikeda de la
SGI escribió un ensayo titulado «Mi promesa para el octogésimo aniversario», que dice en parte:
La vida de todos ustedes que invocan Nam-myoho-renge-kyo y trabajan por el kosenrufu es infinitamente noble y digna de respeto. Ustedes apenas han empleado una
fracción de la fuerza ilimitada de la Budeidad que poseen, y revelado solamente una
mínima fracción de su sabiduría ilimitada de buda….
Al final de este año que marca cincuenta años desde que me convertí en presidente,
estoy resuelto a anunciar con orgullo al Sr. Toda: «Nuestros jóvenes sucesores han
adornado magníficamente el octogésimo aniversario de la Soka Gakkai con la victoria
total! El futuro del kosen-rufu está asegurado!» …
Cada uno de ustedes debe volverse fuerte y capaz. Esto les permitirá ganar en la vida.
No depende de los demás. Depende de ustedes. Con esto en mente, oro de todo corazón y
los llamo a todos a lograr su propia revolución humana en el año que viene …
Mis jóvenes amigos, este es su momento (World Tribune, pág. 4-5)
Véase La revolución comienza, págs. 66-71
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