Espíritu Soka NOTA DE EDITOR: El texto en esta sección ha sido editado para el Examen de Esenciales, parte 2, y podría haber ligeras variaciones con relación al texto del panfleto La revolución comienza Tomado de: A Revolution Dawns: A Brief History of Soka Spirit Introducción Derrotar al enemigo en nuestro interior, triunfar sobre el enemigo fuera de nosotros “Habrá muchas personas ignorantes que nos maldecirán y hablarán mal de nosotros ... En esa época corrupta habrá monjes de sabiduría perversa y de corazón malvado” (El Sutra del loto, pág. 192). El budismo es la práctica y filosofía suprema para transformar y mejorar nuestra vida. Por lo tanto, él se refiere a los impulsos primarios que pueden asistir o impedir el logro de la felicidad absoluta. El budismo señala la arrogancia como una de las características principales que impiden nuestro progreso, y la misericordia hacia el bienestar de los demás, como una fuerza positiva para nuestro propio bienestar. La una se origina en la oscuridad fundamental, la otra en la iluminación fundamental. El budismo indica que existe una tensión entre ambas realidades de la vida. Se trata de un conflicto explicado en las enseñanzas y la historia del budismo. El Buda Shakyamuni enseñó que en el quinto período de quinientos años después de su muerte en la era malvada del Último Día de la Ley, tres tipos de personas arrogantes perseguirían a quienes propagasen el Sutra del loto (en otras palabras, Nam-myoho-renge-kyo). Llamados los tres poderosos enemigos, ellos son: (1) laicos arrogantes (2) sacerdotes arrogantes; y (3) falsos sabios arrogantes. Esta tercera categoría es descrita como sacerdotes que pretenden ser sabios, reverenciados como tales pero, cuando encuentran a los practicantes del Sutra del loto, por temor a perder la fama y las ganancias, inducen a las autoridades seculares a perseguirlos. El propósito de la práctica del budismo es reprimir las tendencias arrogantes y egocéntricas y despertar a la gente a un objetivo más elevado y a una condición de vida de iluminación. Estas tendencias del yo inferior se presentan como obstáculos o impedimentos a la práctica y la propagación de la Ley. En su diálogo con el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, el historiador Arnold Toynbee observa: “Todas las grandes religiones y filosofías indican que el objetivo primordial de todos los seres vivientes es reprimir y extinguir la inclinación natural al egocentrismo. Ellas también aducen que este esfuerzo es difícil, debido a que es contrario a la naturaleza misma, pero que es, al mismo tiempo, el único camino a la satisfacción plena del ser, que es, la única forma genuina de lograr la satisfacción personal y la felicidad”. El budismo provee los medios para lograr este ideal. En consecuencia, las fuerzas en oposición lógicamente surgirán en el corazón humano y la sociedad misma para bloquear este esfuerzo. Cuando el poder del gran bien se levanta para desplazar al mal, el gran mal resistirá ser desplazado. El budismo describe estas fuerzas oscuras en muchas formas, entre ellas, los tres poderosos enemigos, el demonio del sexto cielo, los tres obstáculos y los cuatro demonios o el demonio Mara. Más que seres reales, ellas constituyen analogías que describen el comportamiento compulsivo y otras formas negativas de la conducta. En Las enseñanzas para lograr la victoria de Nichiren Daishonin, el Presidente Ikeda explica: Nichiren afirma que el mundo saha que nosotros habitamos es el dominio del rey demonio del sexto cielo. Este mundo humano —cuya forma es producto de las funciones de los deseos, las acciones y las búsquedas espirituales e intelectuales— está sujeto a un ciclo interminable de sufrimientos consecuencia de la oscuridad fundamental, y es, por lo tanto, considerado como el dominio del rey demonio. ¿Qué es lo que el rey demonio más detesta? Que las fuerzas del buda se multipliquen y se apoderen de su reino. Cuando un devoto de la Ley Mística, la enseñanza correcta del budismo, logra la iluminación, las cosas no se detienen allí, esa persona invariablemente lleva, también, a muchas otras a liberarse de las ataduras del rey demonio. De manera que, el rey demonio conmina a todos sus acólitos a que hagan lo imposible por hostigar a ese devoto (Ver pág. 173). La batalla entre el buda y el demonio El conflicto entre las fuerzas del bien del buda y las fuerzas malvadas del mal se encuentra ilustrado en la misma raíz del budismo hace cerca de 2500 años en la India. Cuando Shakyamuni entró en su meditación bajo el árbol de bodhi, Mara intentó impedirle que lograse la iluminación, pero fracasó. Después de la iluminación de Shakyamuni, Mara también trató de inducir al Buda a abandonar su intención de predicar. En otras palabras, las funciones demoníacas surgen para impedir nuestra felicidad individual y la propagación de la enseñanza que conducirá a otros a la felicidad. A Mara se la identifica con el rey demonio del sexto cielo. El sexto cielo es el más alto de los niveles del mundo del deseo, o el Cielo del que disfruta de las cosas creadas por otros, y su gobernante disfruta manipulando a otros para someterlos a su voluntad. En el budismo, los demonios indican aquellas funciones que bloquean o impiden que los esfuerzos de las personas las lleven a completar su práctica, incluso la propagación de las enseñanzas. En el caso de Shakyamuni, fue una lucha que se libró en el interior de su propia vida. Posteriormente, él enfrentaría una función malvada representada en la figura de su primo y discípulo Devadatta quien intentó romper la unidad de la Orden Budista y matar al buda. Un tema recurrente en la historia budista es, que no importa qué tan virtuosa la gente pudiese parecer, si la motivación es egoísta, solo causará desunión impidiendo la propagación de las enseñanzas. Shakyamuni reconoció el peligroso egoísmo en las acciones de su primo y lo amonestó públicamente por su arrogancia. La histórica figura de Devadatta se convirtió en un símbolo en los escritos posteriores del budismo representativa del potencial destructivo de la arrogancia que existe en todas las personas. Los cinco sacerdotes mayores que traicionaron a Nichiren Daishonin Cuando Nichiren Daishonin apareció en el Japón del siglo XII y estableció la enseñanza correcta del budismo para el Último Día de la Ley, enfrentó fuerzas diabólicas en forma de persecuciones del gobierno y las autoridades religiosas. Inmediatamente después de la muerte de Nichiren, cinco de los seis sacerdotes que habían jurado proteger sus enseñanzas sucumbieron a sus propias tendencias egocéntricas y lo traicionaron a él y a sus enseñanzas. Únicamente Nikko Shonin se mantuvo fiel a las enseñanzas del Daishonin. Después de la fundación en 1930 de la Soka Gakkai por Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda, y una vez que iniciaron las actividades de propagación, los fundadores fueron perseguidos por el gobierno militarista, traicionados por el sacerdocio y encarcelados. El primer presidente de la Soka Gakkai Makiguchi murió en prisión. El señor Toda, quien se convertiría en su segundo presidente, fue liberado de prisión enfermo; se enfrentó a estas funciones negativas al emprender los esfuerzos por reconstruir la Soka Gakkai e iniciar una nueva era del kosen-rufu. En la medida en que la Soka Gakkai continuó su crecimiento bajo su tercer presidente, Daisaku Ikeda, las funciones diabólicas continuaron apareciendo. En años recientes, como era predecible esperar, la aparición de estas fuerzas se dio dentro del clero de la Nichiren Shoshu, lo que culminó con la excomunión de 10 millones de miembros de la SGI en todo el mundo. Esta es una breve reseña de la constante que se manifiesta en la arrogancia y los celos de aquellos que fungen para bloquear la propagación de las enseñanzas del buda y distorsionarlas para su propio beneficio. Es la historia de cómo la SGI ha cumplido con la profecía del Buda de la amplia propagación de la Ley dentro del marco de las fuerzas que se oponen a este esfuerzo... El Presidente Ikeda explica: “La batalla espiritual entre el bien y el mal en el corazón de cada persona se convertirá en un asunto de suma importancia para la humanidad. Para cambiar el destino de la humanidad, nosotros, la SGI, hemos iniciado una lucha para derrotar la ignorancia y cultivar la bondad inherente en todas las personas” (Living Buddhism, junio de 2004 pág. 44). —Véase La revolución comienza, págs. 5–8. 1. Arnold Toynbee y Daisaku Ikeda, Escoge la vida: Un diálogo (New York: I.B. Tauris, 2007), 11. Capítulo siete La revolución comienza Ensayo por el Presidente de la SGI Daisaku Ikeda El presidente de la SGI recuerda el año 1990, cuando el clero intentó controlar a la Soka Gakkai y se inició el proceso de negar las enseñanzas humanistas de Nichiren Daishonin, “Por el bien del kosen-rufu, nosotros, la Soka Gakkai sencillamente no podíamos permitir que las enseñanzas del Daishinin fuesen pisoteadas de esta manera”, escribe el Presidente Ikeda. “El Budismo del Daishonin existe para la humanidad entera. Nos aprestamos a defender el espíritu del Daishonin, y nos pusimos de pie como uno solo. Ello marcó el inicio de una nueva revolución religiosa” (Este artículo apareció el 5 de febrero de 1999, World Tribune, pág. 4). La Novena sinfonía de Beethoven es el rugir del espíritu del gran genio musical, quien proclamó: “¡Al final del sufrimiento, está el júbilo!” Es un himno eterno y sublime, que conecta a toda la humanidad como hermanos, es el himno de alegría del pueblo. El 12 de diciembre de 1998, tuve la fortuna de disfrutar nuevamente la presentación de los estudiantes de la Universidad Soka de la Novena Sinfonía, la cual se convertido en una tradición anual. Es la misma sinfonía que se presentó el 3 de octubre de 1990, como una canción victoriosa para celebrar la reunificación de Alemania, lograda después de una larga lucha. Fue unos meses después, a mediados de diciembre de 1990, que se recibió el documento de la Oficina Administrativa de la Nichiren Shoshu titulado “Preguntas relativas al discurso del Presidente Honorario Ikeda durante la 35.a Reunión de Líderes de la Sede Central de la Soka Gakkai. Entre otras cosas, el documento aludía que interpretar la sección de la coral, la “Oda de la Alegría” de la Novena Sinfonía, constituía una calumnia a la Ley; ello era equivalente a alabar enseñanzas no budistas, a venerar el cristianismo. El clero no le agradó el hecho de que yo hubiese sugerido en dicha reunión que se pusiese en escena en el futuro en gran escala una presentación de la coral de la “Oda de la alegría”. El documento de la Nichiren Shoshu me criticaba por haber dicho cosas que nunca dije con la sola intención de calificarme como calumniador de la Ley y del sumo prelado. Intentamos conversar con el clero sobre estos cuestionamientos, pero ellos en forma cobarde se escondieron y se rehusaron a dar la cara y hablar conmigo. Luego, a finales de 1990, bajo el pretexto de revisar los estatutos de la Nichiren Shoshu, eliminaron la posición de jefe de todas las organizaciones laicas de la Nichiren Shoshu, cargo que yo ostentaba, y de facto me destituyeron. “Querían sacarme del camino” Su objetivo era claro. Querían sacarme del camino, destruir la Soka Gakkai y bajo el manto de la autoridad sacerdotal, controlar los miembros de la Soka Gakkai a manera de sus esclavos personales. La secta Nikken comenzó a exponer doctrinas que no existen en ninguna de las enseñanzas de Nichiren Daishonin. Ellos declararon, por ejemplo, que el sumo prelado y el Dai-Gohonzon eran “dos entidades indivisibles del objeto de respeto fundamental”. Su plan era crear una jerarquía de poder y control, con el sumo prelado en la cúspide, seguido por el resto del clero, quienes estarían por encima de los creyentes laicos con dominio total sobre ellos. Esta era una complete violación de las enseñanzas del Daishonin, que sostienen el principio de la dignidad y la igualdad de todos los seres humanos y afirma que todos somos la torre de los tesoros, somos todos hijos del Buda. Si hubiésemos permitido al clero hacer esto, el Budismo de Nichiren Daishonin se habría convertido en una religión falsa, un instrumento de opresión y daño. Se hizo evidente que la secta Nikken era culpable de increíble numerosas violaciones a las enseñanzas del Daishonin —por ejemplo, Nikken, el 67avo sumo prelado de la Nichiren Shoshu, había erigido una nueva tumba ancestral en el templo de un cementerio Zen. Historias de la avaricia del clero en la venta de sus servicios en los funerales y de tabletas recordatorias para los fallecidos, junto a numerosos incidentes de corrupción y degeneración— tales como gastos excesivos y conducta licenciosa, surgieron por todas partes, uno tras otro. Por el bien del kosen-rufu, nosotros, la Soka Gakkai simplemente no podíamos permitir que las enseñanzas del Daishonin fuesen pisoteadas de esta manera. El Budismo Nichiren existe para las personas de todo el mundo. Nos aprestamos a defender el espíritu del Daishonin, y nos pusimos de pie como uno solo. Ello marcó el amanecer de una nueva revolución religiosa. El 28 de noviembre del año siguiente, 1991, la secta Nikken excomulgó a la Soka Gakkai. ¡Qué locura! Fue la Soka Gakkai la que siempre practicó las enseñanzas Daishonin al pie de la letra. La careta del clero cayó con esta acción. Pero los miembros de la Soka Gakkai no se amedrantaron. Sabíamos por la lectura de los escritos del Daishonin, que esta locura de Nikken era un ejemplo del rey demonio del sexto cielo que había entrado en el cuerpo de un sacerdote de alto rango en un esfuerzo por destruir el budismo. La Soka Gakkai es una organización de personas completamente dedicadas a impulsar la amplia propagación de la Ley Mística, llevando de esta forma el deseo y mandato del Buda. La secta Nikken, por otro lado, al excomulgar a la Soka Gakkai con su propia mano se separó del linaje verdadero de la fe y retrocedió al vil comportamiento que mostró durante la II Guerra Mundial, cuando denigró el espíritu del Daishonin y traicionó por completo sus enseñanzas. La Soka Gakkai abraza la independencia espiritual Para la Soka Gakkai, la excomunión nos liberó de las cadenas con que la envidia y las maquinaciones de la secta Nikken habían tratado de controlar a los seguidores de Nichiren Daishonin y nos permitió reclamar nuestra independencia espiritual. El resultado de la lucha entre el bien y el mal y el funcionamiento de la ley de causa y efecto han sido estrictos e inalterables. La declinación de la secta Nikken es clara. Las víctimas, desafortunadamente, son los creyentes laicos, que practican con el templo, quienes no están conscientes de la maldad de la heresía de la secta Nikken y han sido engañados por el clero. Declaramos ante todos con total confianza: ¡Miren las actividades emocionantes y llenas de alegría de nuestros compañeros que propagan las enseñanzas del Daishonin en todo el mundo! ¡Escuchen sus brillantes cantos de esperanza y vida, plenos y desbordantes de beneficios! El nuevo humanismo de la Soka Gakkai, derivado del Budismo Nichiren, está conectando a personas en todo el globo, transcendiendo barreras nacionales y étnicas, y cosechando alabanzas de todos, como la luz de la esperanza para el nuevo siglo. Líderes de todos los campos del conocimiento que buscan una filosofía humanista y la paz vienen a la Soka Gakkai en un constante fluir de todos los rincones del mundo. ¿No es esta una brillante prueba de nuestra correcta verdad? Los más despreciables de todos son aquellos antiguos miembros de la Soka Gakkai quienes han traicionado a sus compañeros en la Soka Gakkai, a pesar de que nos deben tanto, a fin de cortejar los favores del clero. Simón Bolivar, el gran libertador de América Latina, dijo en una ocasión, “Olvidar nuestra deuda de gratitud es el peor crimen que una persona puede cometer”. El primer presidente de la Soka Gakkai Tsunesaburo Makiguchi solía decir, “La suerte final de todos los traidores es una degradante historia de sufrimiento e ignominia”. El segundo presidente de la Soka Gakkai Josei Toda también tomó una dura postura frente a la ingratitud y la traición. A pesar de que en cierta forma, él parecía un tipo tranquilo y tolerante, era muy estricto acerca de la conducta y comportamiento de la juventud. Él creía que los días de la juventud son vitales en la construcción de los cimientos para el resto de la vida. Cuando se trataba de cosas esenciales, él podía ser realmente feroz. En una ocasión, uno de sus discípulos dijo una mentira. Cuando el señor Toda se enteró de esto, le llamó la atención al joven, como un trueno: “¿Son la mentira y el engaño la forma de comportarse de una persona joven? ¿Se ha convertido usted en un zorro? Él era el epítome del rigor paternal. En una ocasión, le dijo a un joven caballero que siempre estaba tratando de maniobrar para verse bien en la organización sin hacer ningún esfuerzo: “Si persiste en esta conducta, tendrá un final lastimoso en la vida. No percibo en usted ningún deseo de vivir con decencia y honor. Usted es engañoso, y al final, será usted quien sufra por esto”. Esto lo expresó debido a su gran misericordia, de su profundo deseo de prevenir que este joven siguiera por un camino equivocado y perdiese la fe. ¡Qué maravilloso es, que en cada época, una persona pueda contar con un verdadero maestro! El señor Toda a menudo solía decir acerca de los traidores: “Dejen estar a esos bajos perdedores. Traicionar a la Soka Gakkai es traicionar al Daishonin. Al final, ellos recibirán el castigo de la retribución negativa del Buda en estricto acuerdo con la ley de causa y efecto, ya verán ustedes”. La conducta humana correcta significa luchar contra el mal y cortarlo de raíz. La bandera tricolor de la Soka Gakkai es estandarte de olas de victoria que ondean en los cielos del nuevo siglo, y un himno de alegría que resuena a través de todo el universo. La gran marcha de un nuevo año, de un nuevo siglo de Soka, ha comenzado. —Véase La revolución comienza, págs. 55–59. Capítulo ocho Independencia espirirual — Libres de un clero autoritario Este es un resumen cronológico de algunos de los incidentes que ocurrieron cuando el clero de la Nichiren Shoshu, bajo el liderazgo del 67avo. Sumo prelado Nikken, intentó remover al presidente de la SGI Daisaku Ikeda de su posición como cabeza de la Soka Gakkai. A diferencia de sus esfuerzos en 1979, esta acción culminó con su propia remoción de la comunidad budista dedicada al kosen-rufu. Posteriormente, se conoció que todas sus acciones eran parte de un plan para lograr el control del laicado. Este plan se conoce como Operación “C”—“C” se refiere a cortar el contacto del presidente Ikeda con los miembros. Cronología para el Segundo asunto del clero y la Operación C • En Mazo de 1990, el clero, sin previa consulta con la Soka Gakkai, arbitrariamente anunció que aumentaría el costo monetario de las ofrendas que tendrían que hacer los creyentes laicos por diversos servicios religiosos. Por ejemplo, aumentó en un 50% la ofrenda requerida para recibir Gohonzon, y duplicó la ofrenda requerida para inscribir tabletas funeraria (Jpn toba) y realizar servicios religiosos perpetuos por los fallecidos. • El 13 de diciembre de 1990, en una reunión entre el clero y líderes de la Soka Gakkai, el administrador general de la Nichiren Shoshu confrontó al presidente de la Soka Gakkai Einosuke Akiya con un cuestionario basado en una grabación de un discurso del presidente Ikeda del 16 de noviembre y solicitaba una respuesta escrita al mismo en el término de una semana. • El Presidente Akiya respondió que él no podía responder a una grabación no autorizada y sugería que, si había asuntos que resolver, los mismos deberían ventilarse mediante el diálogo. El clero rechazó esta sugerencia, y el cuestionario fue enviado por correo y recibido por el presidente Akiya. • El título del cuestionario era “Preguntas respecto del discurso pronunciado por el Ikeda ante 35.a Reunión de Líderes de la Sede Central” y se refería a los siguientes puntos: 1) 2) 3) 4) Él criticaba e insultaba al sumo prelado. Él se refería con ligereza al clero El negaba los 4 dictámenes de Nichiren. Él alentó la presentación de la “Oda de la Alegría” de Bethoveen en alemán. El clero condenó esto como una alabanza a una enseñanza no Budista. • El 25 de diciembre de 1990, justo ante de la destitución del presidente Ikeda, Nikken se reunió en el templo principal con miembros activos anti Soka Gakkai, el sacerdote Kojun Takahashi y su hermano Isao Dan, un reportero de la prensa amarilla. El sumo prelado agradeció a Dan por su larga trayectoria en la cobertura en que criticaba a la Soka Gakkai, y le pidió que intensificara sus ataques escritos. Nikken, igualmente expresó su deseo de mantener “200,000 miembros de la Soka Gakkai” como resultado de la expulsión del presidente Ikeda de la Nichiren Shoshu. En sus cálculos esta cifra sería suficiente para garantizar a través de las contribuciones una sólida base financiera. • La Soka Gakkai en repetidas ocasiones intentó entablar diálogo con el clero en torno a sus preocupaciones, pero ellos se rehusaron. Al final, el clero sostuvo una asamblea general especial de urgencia el 27 de diciembre y decidió: Destituir al Presidente Honorario Ikeda de su posición como cabeza de todas las organizaciones laicas de la Nichiren Shoshu. Destituir al presidente Akiya de su posición de liderazgo de todas las organizaciones laicas. Revisión de las “Reglas de la Nichiren Shoshu”, agregando una disposición que establecía que los creyentes laicos serán destituidos de sus posiciones si llegaban a “criticar, calumniar o hablar mal del administrador jefe (sumo prelado) mediante palabras o documento escrito. El 1 de enero de 1991, la Soka Gakkai respondió el cuestionario del clero, señalando por escrito que el mismo estaba basado en una transcripción inexacta de la grabación. Posteriormente, el 12 de enero, el clero no sólo admitió que había errores en su versión del discurso, sino que retiró el mismo cuestionario. Al quedar en evidencia que no había justificación para la remoción del presidente Ikeda de su posición como cabeza de todos los creyentes laicos, era obvio que el “cuestionario” había sido una excusa para criticar injustamente a la Soka Gakkai e imponer medidas contra ella. En enero de 1991, buscando un pretexto para justificar los ataques contra el presidente Ikeda, Nikken le criticó por afirmaciones hechas por él el 12 de octubre de 1998. El presidente Ikeda se había referido al Gran Templo Principal como “el gran santuario de la verdadera enseñanza del Sutra del loto”. Nikken alegó que el presidente Ikeda había intentado definir el significado del Gran Templo Principal aún antes de que el 66avo sumo prelado Nittatsu lo hiciera. Nikken afirmó que la frase de Ikeda demostraba arrogancia al trasponer los límites de un creyente laico. El clero posteriormente encontró que Nittatsu, en efecto, había hecho declaraciones acerca del significado del Gran Templo Principàl definiéndolo como el supremo santuario con antelación a octubre de 1968. El clero continúo implementando medidas injustas contra la Soka Gakkai nuevamente en 1991: 5 de marzo: Ellos comenzaron a alentar a los miembros de ultramar a conectarse directamente con los templos de la Nichiren Shoshu. 16 de marzo: Anunciaron que las peregrinaciones solicitadas a través de la Soka Gakkai, serían rechazadas a partir de julio. 21 de julio: Anunciaron oficialmente que ellos crearían miembros del templo en Japón. 7 de noviembre: El clero envió una “Orden de disolución y reconvención” a la Soka Gakkai. 27 de noviembre: (28 de noviembre en los Estados Unidos): el clero envió una Notificación de Expulsión” (excomunión) a la Soka Gakkai. 11 de agosto de 1992: Notificaron al Presidente Honorario Ikeda de su “destitución (excomunión) como creyente laico”. Enero de 1994: El origen de la “Operación C” se hizo evidente. Con esto, quedó claro que la serie de medidas injustas del clero contra la Soka Gakkai eran parte de una detallada conspiración planeada de antemano por Nikken para destruir la comunidad armoniosa de creyentes. Operación C La excomunión en 1991 de 10 millones de miembros era un acto sin precedentes en los anales de la historia del budismo y ciertamente rara en cualquier religión del mundo. El 7 de noviembre previa la excomunión, el clero envió una notificación a la Soka Gakkai solicitando su disolución. El 4 de julio de 1992, el clero revocó el estatus de Daisaku Ikeda como creyente laico de la Nichiren Shoshu, es decir, excomulgar nuevamente al líder de la ya excomulgada organización laica. El 29 de septiembre de 1997, la Nichiren Shoshu celebró una sesión de urgencia del consejo y modificó sus reglas, de manera que creyentes que pertenecían a otros grupos religiosos perdiesen su status a menos que terminaran su afiliación religiosa antes de fines de noviembre. (El clero sostenía que había excomulgado a la Soka Gakkai, no a sus miembros). De esta manera, los miembros de la Soka Gakkai fueron expulsados nuevamente de la Nichiren Shoshu el 30 de noviembre de 1997. Estos esfuerzos repetitivos de excomulgar a los miembros de la Soka Gakkai demuestran el fracaso de las medidas del clero, al igual que su frustración. Detrás de la decisión auto destructiva del clero de excomulgar a la SGI, se encontraba la falta de control de sumo prelado sobre el movimiento de la creciente organización budista laica internacional, al igual que su animosidad hacia su líder. A pesar de que existía un sentimiento de descontento y desconfianza latente entre el clero hacia la organización laica, algo que había existido desde los años 70, lo que directamente motivó el comportamiento irracional hacia la SGI, fue la animosidad de Nikken. El 16 de julio de 1990, Nikken y sus allegados se reunieron en secreto en la oficina de Taisekiji en Nishikata, Tokio. Ellos acordaron un plan para debilitar a la Soka Gakkai y lograr el control de su membresía. El plan recibió el nombre código de Operación C, cuyo significado el propio Nikken dio a conocer a un sacerdote como “Operación C”—cortar a Ikeda de la Nichiren Shoshu y también de los miembros de la Soka Gakkai. En otras palabras, ellos querían cortar la relación entre el mentor y el discípulo. La existencia de la Operación C, negada por el clero, fue probada cuando las notas de dicha conferencia tomadas por Jotoku Kawabe, un sacerdote mayor, y participante en la reunión de Nishikata, fueron dadas a conocer públicamente. El plan describía en detalle los pasos necesarios para lograr su objetivo: control de la membresía de la Soka Gakkai. Los pasos esenciales en el plan incluían: 1) destituir al presidente Ikeda como jefe representante del laicado; 2) exigir que el clero representase la mitad de la Junta Directiva de la Soka Gakkai; 3) prohibir la aparición en público del presidente Ikeda y prohibir los reportes sobre sus actividades en las publicaciones de la Soka Gakkai; 4) excomulgar al presidente Ikeda y la organización laica si la Soka Gakkai no aceptaba estas demandas; 5) anunciar en los principales periódicos durante una semana que la Soka Gakkai no mantiene vínculos con la Nichiren Shoshu; y 6) urgir a los miembros a separarse de la Soka Gakkai y unirse a sus respectivos templos. Desde la perspectiva del budismo, el intento del clero de destruir la SGI es un obstáculo inevitable a la propagación del budismo tal como fue predicho en el Sutra del loto que predijo y experimentó el propio Nichiren Daishonin. —Véase La revolución comienza, págs. 60–65 Capítulo Noveno Una lucha que continuará por siempre • El incidente conocido como la «cuestión con el templo», que tuvo lugar hace veinticinco años, repite un drama que ocurrió en los tiempos de Shakyamuni y que continúa hoy, y continuará en el futuro en una forma u otra. • Aunque Shakyamuni, Nichiren, Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda ganaron victorias en su época, hoy, bajo la conducción del presidente Ikeda, todavía estamos luchando para lograr otra victoria. • Esta es una lucha inevitable por la justicia y la victoria por sobre los tres enemigos poderosos, que predeciblemente hacen su aparición como lo explican los escritos de Nichiren. • Esta lucha es nuestra misión como «devotos del Sutra del loto» ¿Cuál es el valor de revisar los errores del pasado? Primero, a partir de comprender la historia del budismo de Nichiren, podemos ver en contexto la situación actual del clero de la Nichiren Shoshu. Los problemas actuales dentro del clero que han resultado en sus ataques en contra de la SGI no comenzaron en forma repentina en 1990 cuando Nikken urdió su plan para deshacerse de la organización laica. Segundo, el beneficio de aprender sobre el pasado de la escuela Fuji es nuestra comprensión de que detrás de la corrupción del clero hay debilidades humanas que todos conocemos bien: arrogancia, celos y codicia. Ocultas detrás del velo de la autoridad clerical durante siglos, estas ilusiones se fueron arraigando profundamente en la psiquis colectiva del clero. Esta situación no es única en la historia de la religión. Cualquier movimiento religioso puede corromperse y degenerar cuando sus cabezas dejan de ser diligentes en combatir esas debilidades humanas dentro de sí mismos. Tercero, al seguir el camino tortuoso de la escuela Fuji durante los últimos siete siglos, podemos captar mejor la importancia de la SGI y su misión en un amplio contexto histórico y global. cuando el Sr. Makiguchi y el Sr. Toda fundaron la Soka Gakkai en 1930, el budismo de Nichiren había subsistido en forma pero no en sustancia; es decir, sus practicantes no se habían dedicado a su propagación para la felicidad de toda la gente. Hasta que los miembros de la Soka Gakkai llevaro el budismo de Nichiren al resto del mundo, la promesa de Nichiren de la propagación mundial de su enseñanza había parecido una promesa vana. Fue la Soka Gakkai la que revivió el budismo de Nichiren después de casi siete siglos de latencia. Reflexionar sobre el pasado, con la mirada puesta en el futuro Está bien claro que, desde el principio, los fundadores de la Soka Gakkai entendieron las limitaciones y la naturaleza taimada del clero de la Nichiren Shoshu. Y aún así, hubo una oportunidad de apoyar la reforma dentro de la escuela. A través de los años, hubo intentos de ambas partes para lograr la unión de propósito por el bien del kosen-rufu. La Soka Gakkai tenía solamente un objetivo en mente desde el principio – propagar el budismo de Nichiren para aliviar el sufrimiento de toda la gente y establecer la paz en todo el mundo. Siempre que el sumo prelado apoyara la labor de la Soka Gakkai en pro del kosen-rufu, ésta podría apoyar sus puntos de vista respecto de la función del sumo prelado. Mientras que este propósito común formara la base de la relación, la Soka Gakkai estaba dispuesta a aceptar las opiniones del clero en cuanto a su historia y autoridad dentro de la escuela, con plena conciencia de su debilidad y arrogancia. Cuando el clero traicionó este compromiso común, la relación cambió. En cuanto llamaron a la disolución de la Soka Gakkai, la organización pudo cuestionar legítimamente creencias dentro de la Nichiren Shoshu que en realidad iban en contra de la enseñanza de Nichiren. La preocupación principal de la Soka Gakkai era el kosen-rufu; cualquier apoyo en ese sentido era bienvenido, y cualquier cosa que obstruyera ese objetivo se enfrentaba. Una vez que los engaños y las argucias del clero para hacerse con los laicos salió a la luz, la Soka Gakkai se vió forzada a reexaminar su postura. La idea de misticismo en torno de las funciones y la persona del sumo prelado, que apareció después de Nichiren, iba en contra de las enseñanzas de Nichiren Daishonin, y la Soka Gakkai lo dejó bien en claro. Aunque la relación con frecuencia había sido contenciosa tras bambalinas, no tenía ningún sentido exponer a los miembros o al público en general a estas discusiones en tanto y en cuanto se adoptara el objetivo general. Pero una vez que el clero sucumbió al egoísmo por sobre el kosenrufu, la Soka Gakkai tuvo que reexaminar su postura. Durante este tiempo, ambas partes hicieron declaraciones públicas en apoyo de la otra. En términos generales, las pasadas declaraciones de los tres presidentes de la Soka Gakkai caen en estas categorías: 1) 2) 3) Reflejan un deseo sincero de reconstruir y apoyar un claro devastado por la Segunda Guerra mundial. Reflejan un deseo sincero de que el clero se reforme a sí mismo. Se realizaron pese a las limitaciones del clero por el bien mayor del kosen-rufu. Como cualquier otro movimiento religioso, hay claros y oscuros en los siete siglos de historia de la escuela Fuji. La escuela ha sido testigo de algunos prelados ejemplares que lucharon sinceramente para exaltar, proteger y propagar el budismo de Nichiren. Nikko Shonin, el fundador de la escuela, mantuvo la intención de su maestro en contra de la corrupción y las distorsiones perpetradas por los cinco sacerdotes principales a quien Nichiren designara para ayudar a Nikko a dirigir la orden después de su muerte. Al asumir una postura inflexible ante los desvíos de los cinco sacerdotes principales, Nikko mostró la validez de la transmisión del budismo que había recibido de Nichiren. La legitimidad de Nikko, en otras palabras, radicaba enteramente en su fe y comprensión, que demostró en su práctica y su labor de propagación, no solamente en vida de Nichiren, sino también después de su muerte. La transmisión del budismo, de Nichiren a Nikko, en este sentido sirve de prototipo que muestra a los practicantes actuales cómo pueden heredar y practicar el budismo de Nichiren. Otro sacerdote ejemplar en la historia de la escuela Fuji es Nichikan, el vigésimo sexto sumo prelado. Al igual que Nikko, Nichikan demostró que era un verdadero discípulo de Nichiren al poner en tela de juicio las enseñanzas erróneas que sus antecesores habían traído a la escuela. Tal como Nikko señaló los errores de los cinco sacerdotes principales respecto de rendir culto a la estatua de Shakyamuni como objeto de devoción, Nichikan refutó los mismos errores cometidos por sus antecesores y restableció el Gohonzon como el único y correcto objeto de devoción en el budismo de Nichiren. Sin Nikko y Nichikan, sería difícil imaginar que nadie en la actualidad pudiera comprender correctamente la práctica en el budismo de Nichiren. Su legado sirve de guía para nuestra práctica. «Perturbar el cuerpo armonioso de creyentes» Como hemos relatado aquí, las fuerzas de la oscuridad fundamental que obstruyen o impiden nuestra práctica del budismo hacen su aparición tanto dentro como fuera de la orden. Los que han surgido desde dentro para perturbar la unión de los creyentes son, por ejemplo, Devadatta, los cinco sacerdotes principales que traicionaron a Nichiren, Masatomo Yamazaki que utilizó su influencia dentro de la Soka Gakkai para obtener ganancia personal y Nikken, el sexagésimo séptimo sumo prelado. La unión es la preocupación principal en el budismo. Entre los cinco pecados cardinales que se mencionan en diversos textos budistas, y que incluyen asesinar a los padres y lesionar a un buda, se encuentra causar la desunión en la comunidad de creyentes. Nichiren Daishonin escribió con franqueza acerca de los creyentes que lo traicionaron e intentaron perturbar a sus seguidores. En «Las funciones de Brahma y de Shakra», dice: «Tiempo atrás, Sho-bo, Noto-bo y la monja laica de Nagoe fueron discípulos de Nichiren. Dan la impresión de ser gente sabia, pero en realidad son profundamente codiciosos, cobardes y necios. Cuando el peso de las persecuciones recayó sobre mí, ellos aprovecharon para convencer a muchos de mis seguidores a que abandonaran la fe» (Escritos de Nichiren Daishonin, pág. 840). El presidente Ikeda de la SGI nos advierte sbore los que intentan perturbar e incluso destruir nuestra organización: «Debemos condenar con todo rigor la grave ofensa de perturbar el cuerpo armonioso de creyentes. Denunciar los malos actos y enseñar el camino correcto también es lo que más conviene a los que cometen esas ofensas. Es de suma importancia que refutemos completamente y que tratemos los malos actos en la organización con toda severidad, para que los que nos sucedan no repitan los mismos errores. Esa es la verdadera misericordia. En el pasado, hemos visto responsables y figuras influyentes entre nuestras filas que, desviados por la ambición y el interés personal, abandonaron la fe, traicionaron a los miembros y trataron de destruir la Soka Gakkai» (World Tribune, 23 de septiembre de 2005, pág. 11). El Budismo nos dice que hay gente que intentará impedir nuestra labor en pro del kosen-rufu, incluso algunos de entre nosotros. Nichiren escribe: «El Buda nos dice que el cuerpo de un león sólo puede ser devorado por los gusanos que se forman en sus propias entrañas» («La selección del tiempo», END, pág. 597). Algunos más otros menos, todos debemos luchar con la tendencia a sucumbir al egocentrismo y a la oscuridad innata de la codicia, ira y estupidez. En «La herencia de la Ley suprema de la vida», Nichiren no dice «Mientras están realizando el kosen-rufu sería lindo que crearan la unión». Manifiesta claramente que el vínculo espiritual de unión que parte de la fe es «la base de la transmisión universal de la Ley suprema de la vida y la muerte» y «el verdadero objetivo de la propagación de Nichiren». Este objetivo exige un esfuerzo exhaustivo de nuestra parte. La instrucción del Daishonin de «trascender todas las diferencias que pueda haber entre ellos» (END, pág. 227) no es una actividad pasiva. No quiere decir que todos debemos pensar igual o que no podemos opinar diferente. Lo que quiere decir es que transcendemos esas diferencias manifestando nuestro deseo de kosen-rufu y encontrando puntos en común en esa misión y la promesa compartida de nuestro maestro. Somos de un mismo propósito en nuestra dedicación al kosen-rufu. El Daishonin también nos advierte que «si alguno de los discípulos de Nichiren rompe la unión de distintas personas con un mismo propósito, será como un guerrero que destruye su propio castillo desde adentro» (END, pág. 227). Cuando asumimos la responsabilidad de un cargo en la organización, prometemos cuidar a os demás dentro de esta asombrosa y preciada comunidad de creyentes en la SGI-USA. El cargo es de responsabilidad, no de autoridad. Pero tenemos que reconocer el desafío de lograr la unión entre budistas. En «Carta a Misawa», Nichiren explica: «incluso a los hombres que estudian el budismo les resulta difícil practicarlo de manera correcta, ya sea por la ignorancia de su mente o porque, aun teniendo sabiduría, no logran ver que sus maestros los confunden» (END, pág. 936). Los responsables sirven para fortalecer y no para debilitar nuestro vínculo con las enseñanzas de Nichiren y la orden budista. «Mis jóvenes amigos, este es su momento» Estamos en el umbral de una etapa de desarrollo completamente nueva. Podemos ver el sentido de la historia cuando comprendemos cómo nos afecta hoy —cuando entendemos que el pasado es parte de nuestra vida presente. Más que nunca, debemos regresar a un estudio detallado de las bases del Budsimo Nichiren y profundizar nuestra comprensión de lo que significa practicar la enseñanza de Nichiren en la actualidad. Conocer nuestro pasado nos ayuda a darnos cuenta de la importancia de realizar esa acción. Para el octogésimo aniversario de la fundación de la Soka Gakkai, el presidente Ikeda de la SGI escribió un ensayo titulado «Mi promesa para el octogésimo aniversario», que dice en parte: La vida de todos ustedes que invocan Nam-myoho-renge-kyo y trabajan por el kosenrufu es infinitamente noble y digna de respeto. Ustedes apenas han empleado una fracción de la fuerza ilimitada de la Budeidad que poseen, y revelado solamente una mínima fracción de su sabiduría ilimitada de buda…. Al final de este año que marca cincuenta años desde que me convertí en presidente, estoy resuelto a anunciar con orgullo al Sr. Toda: «Nuestros jóvenes sucesores han adornado magníficamente el octogésimo aniversario de la Soka Gakkai con la victoria total! El futuro del kosen-rufu está asegurado!» … Cada uno de ustedes debe volverse fuerte y capaz. Esto les permitirá ganar en la vida. No depende de los demás. Depende de ustedes. Con esto en mente, oro de todo corazón y los llamo a todos a lograr su propia revolución humana en el año que viene … Mis jóvenes amigos, este es su momento (World Tribune, pág. 4-5) Véase La revolución comienza, págs. 66-71