llar más aún la situación. No se habrá podido borrar la huella del desastre, pero por lo menos se evitará que progrese la transformación de esta colección en un caos inaprovechable. Y a FONT QuER ( 1 9 2 5 , 1. c.) señala que el herbario conservado en la Academia no -debe corresponder a la totalidad de las plantas de COSTA. Y ésta es la realidad. U n a parte del herbario quedó, en efecto, en poder de la familia COSTA, y su existencia ha permanecido ignorada durante mucho tiempo. A . C . COSTA tuvo una hija, Paulina, fallecida en 1 9 3 9 , que se casó con don Leopoldo SAGNIER Y VILLAVECCHIA. D e este matrimonio nació también una hija, Clementina M a r í a SAGNIER Y COSTA, que ingresó en la orden religiosa de J e s ú s - M a r í a , en la cual alcanzó la dignidad de Madre General. Viendo dicha Madre CLEMENTINA MARÍA que el herbario de su abuelo estaba abandonado en su casa, obtuvo de sus familiares que lo cedieran al Colegio de J e s ú s - M a r í a del Paseo de S a n Gervasio. Después de algún tiempo de permanecer en aquel Colegio, hace algunos años fué encargado su arreglo a la licenciada en Ciencias, doña Rosario N o s . Actualmente esta colección, dispuesta por orden alfabético de géneros, está distribuida en cincuenta cajas, cada una de las cuales contiene cerca de cincuenta pliegos. E n el herbario del Colegio de J e s ú s - M a r í a se encuentra principalmente material extranjero, además del no estrictamente catalán ; en él son pocas las plantas de procedencia catalana, mientras en el del Instituto Botánico son raros los ejemplares de otro origen. Pero la separación por orígenes geográficos no es completa, según indican las notas de procedencia que tomamos, al azar, en algunos vohimenes. E s t a es, pues, la situación actual. Desmembrado en dos el Herbario Costa y perdida en buena parte la certeza de sus indicaciones, queda su valor reducido al de un elemento histórico del que sólo con suma prudencia es posible obtener datos referentes a sistemática o distribución geográfica de las plantas que contiene. De desear sería, naturalmente, que algún día pudiesen