¿Es arrogante la Ciencia?

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¿Es arrogante la Ciencia?
Por Moisés Wasserman (profesor de la Universidad Nacional de
Colombia)
Tomado de Lecturas Dominicales del Diario El Tiempo, 27 de Junio de
1999.
Una de esas afirmaciones que toman vuelo, inspiradas inicialmente por unos
filósofos posmodernistas y aprovechadas con deleite por corrientes oscuras de la
llamada Nueva Era, es que la ciencia es arrogante: Los científicos rara vez tienen
contacto con esa literatura y si por casualidad cae alguna en sus manos, el tipo de
argumentación que presenta es tan lejano a su disciplina que prefieren no reaccionar.
Sin embargo esa afirmación mil veces repetida viene haciendo mella en el prestigio
de la ciencia y se ha usado como justificación para descalificar cuerpos enteros del
conocimiento y tecnologías promisorias.
Es importante pues tratar de discernir cuáles son las razones que han llevado a decir
que la ciencia es arrogante. Hay tres clases de argumentos en los cuales se basa esta
afirmación: 1) Porque cree ser dueña de una verdad absoluta y desprecia creencias
que denomina como falsas, aunque "cualquiera sabe" que la verdad es relativa y que
cada uno tiene derecho a pensar lo que quiera; 2) Porque habla en un idioma que
solo entienden sus propios iniciados, posiblemente con la intención de mantener
cosas ocultas; 3) Porque sus productos tecnológicos cambian el mundo y (si bien se
reconoce que ha dado a la mayoría de la gente más alto bienestar) a veces pone en
peligros apocalípticos. Los 3 argumentos merecen discusión. Abordare solo el
primero.
Es totalmente cierto que la ciencia moderna pretende llegar al conocimiento
verdadero, y es también cierto que ha tenido un éxito extraordinario en esa
pretensión. (Lo llamo ciencia moderna, no ciencia occidental, porque japoneses,
chinos, tibetanos, hindúes e iraníes usan exactamente la misma metodología y llegan
a los mismos resultados, y ese hecho es parte esencial de su éxito). Pero de igual
manera es totalmente falso que pretenda ser dueña de una verdad absoluta, ni
siquiera que es posible llegar a ella. La ciencia moderna consiste en una metodología
que permite eficientemente distinguir entre la apariencia y la verdad y por tanto
tiene la capacidad para acercarse a esta última, por un camino relativamente directo,
sin los retrocesos que en otros campos han producido creencias irracionales,
dogmas, ideologías e intereses de grupo.
El método se basa en una dualidad aparentemente paradójica, gran optimismo y
profundo escepticismo. Acercarse a la verdad es posible, pero prevalece siempre una
duda metódica sobre todo lo que en apariencia está establecido, inclusive y
principalmente por la misma ciencia. Popper decía que el método científico podía
resumirse en una propuesta: "Tal vez estoy equivocado y tú puedes estar en lo
correcto, con un esfuerzo los dos podemos acercarnos a la verdad", lema que por
supuesto debe guiar a dos individuos que están discutiendo.
EJEMPLO DE MAFALDA
La manera como opera ese método en forma muy simple puede resumirse así, La
primera base está en una instrucción; el científico recibe un conocimiento
establecido, un cuerpo teórico. Con su curiosidad lo confronta contra la realidad (por
observación o por experimentación) generalmente haciendo una predicción que debe
cumplirse si la teoría es cierta. Si se encuentra un hecho que no puede ser explicado,
una predicción que no se cumple, propone una teoría nueva que explica lo mismo
que la anterior y, además, el nuevo hecho. Esta teoría invariablemente dará origen a
nuevos problemas y después él mismo u otro lo someterá a un escrutinio similar y la
reemplazará por otra mejor con mayor profundidad y con más poder explicativo y
predictivo. Es un proceso de selección donde sobreviven las teoría más aptas, y por
medio del cual, aunque no se puede asegurar que la nueva teoría sea verdad, se
puede asegurar concluyentemente que la anterior es falsa. Claude Bernard
comentaba que "quien tiene una excesiva fe en sus ideas no es persona adecuada
para hacer descubrimientos".
En EL TIEMPO, Mafalda dio un ejemplo excelente de cómo funciona el sistema.
Miguelito se hace la siguiente reflexión: "Y si fuera verdad que nacemos dentro de
un repollo; ¿por qué tiene que ser cierto lo de la cigüeña y falso lo del repollo? ¡Al fin
de cuentas un repollo tiene tanta o más validez científica que una cigüeña! Mafalda
le pregunta: "¿Y de donde sacan los repollos para nacer los esquimales?". Su
argumentación es una refutación arrolladora. La teoría de los repollos es sospechosa.
En primer lugar, no es explicativa; ¿por qué habrían de salir los niños de los
repollos? Por supuesto, esa falta de explicación -aunque muy incomoda para el
científico- no invalida la teoría, pues hay hechos que son ciertos aunque en el
momento no podamos explicarlos. Pero la teoría de Miguelito permite hacer
predicciones y confrontarlas con la realidad; la más obvia de ella es que debe de
haber repollos en todos los lugares donde nacen niños. Mafalda confronta la
predicción con la observación que en Groenlandia nacen niños y no hay repollos y,
por tanto la teoría es falsa.
Sin embargo, le faltó a Mafalda dar un paso. ¿Se puede hacer alguna predicción
basados en que los niños son traídos por cigüeñas? Si eso es cierto, ¿nacerían niños
en Manhattan con una tormenta de nieve el 1 de enero? ¿Cómo logra una cigüeña sin
abastecimiento de líquido llevar un bebé a una familia beduina en el Sahara? ¿Quién
trae los bebes elefantes? Una cigüeña no podría con semejante carga, los avestruces
no vuelan y nadie los ha visto corriendo de África a la India con un elefantito
colgado del pico. Los pterodáctilos se extinguieron hace muchísimo tiempo mientras
que los elefantes siguen naciendo. Todas las predicciones que no se ajustan a los
hechos observados debieron de haber llevado a Mafalda a la conclusión deque su
teoría de las cigüeñas también es falsa. Algún niño, tal vez el prosaico Manolito, ya
debió haber oído que se necesita mamá y papá. Seguramente habrán podido
confrontar esa teoría con la realidad y se habrán dado cuenta que es así. En los pocos
casos en los que no hay un padre disponible, los adultos se habrán apresurado a
explicar porque está ausente, y en algún caso extremo han afirmado que se trató de
un hecho milagroso. En el siguiente paso de adquisición de conocimiento que los
llevara a profundizar en el fenómeno responderán con un sistema parecido de
eliminación de error, algunas preguntas de por qué se necesitan papá y mamá y
sobre cómo mamá y papá llegan a recibir un bebé. Algunas respuestas pueden
sorprender en principio, pero con el tiempo se vuelven interesantes.
¿Es arrogante Manolito porque afirma conclusivamente que la teoría de las cigüeñas
es falsa? Estoy seguro que la mayoría de los lectores coincidirá conmigo en que la
posición de manolito es perfectamente correcta; más aún, es necesaria, y no hay
arrogancia en desechar teorías falsas, aunque estas sean creídas por un sector
importante y estén fuertemente enraizadas en tradiciones. No estoy tan seguro que
todos los que me acompañan en la negación de esas creencias infantiles me
acompañen a una exploración similar de sus propias creencias.
¿Qué pasa si tratamos de generar predicciones que deban estar confrontadas con la
astrología? Esta se basa en la teoría en que los astros influyen en el destino, y de que
algunos estudiosos, conociendo la posición de las estrellas el día de nacimiento de la
persona, y en cualquier momento de su vida, podrán predecir su destino. Los más
osados incluso aseguran que (por unos honorarios, y a veces a través del teléfono)
podrán cambiarlo. La primera inquietud (al igual que Mafalda) es que la teoría no es
explicativa. ¿Qué tiene que verla posición de una estrella a millones de años luz con
la posibilidad de agriparse? Pero suponiendo que es una de esas verdades que aún
no tienen explicación, pasemos a hacer algunas predicciones y a confrontarlas con la
realidad.
Si la astrología es correcta, un astrólogo debe hacer un número significativo de
aciertos, mayor al que hace un no astrólogo, basándose en el sentido común. ¿Se ha
hecho el estudio? ¿Cómo diferenciar entre anécdota y norma? La gente tiende a
recordar los aciertos y olvidar las fallas. En las pasadas elecciones había dos
candidatos, y los astrólogos se dividieron en dos grupos. Los que acertaron (con la
misma probabilidad de un cara y sello) hicieron gran ruido, los otros se callaron para
permitir a la memoria selectiva de los que quieren creer seguir su curso. Al final del
campeonato de fútbol del año pasado, los que acertaron en las elecciones se
dividieron a su vez en dos grupos, uno de los dos falló, como hubiera fallado la
moneda. Evidentemente hay poca evidencia objetiva de que tengan éxito.
Otra predicción seria que dos niños que nacen al mismo tiempo deben de tener el
mismo destino. ¿Pasa eso con los miles de niños que nacen al mismo tiempo? Nadie
desconoce el hecho por ejemplo de que mellizos, a pesar de tener idéntica "carta
astral", escogen profesiones distintas, uno se enriquece y el otro se empobrece, uno
se casa y el otro adopta hábitos religiosos. Hay infinidad de casos de gemelos
univitelinos que, separados en la infancia por adopción a distintos hogares, se
desarrollan en forma complemente diferente. ¿Qué paso con los astros que se
portaron tan distintos aunque estaban en la misma posición?
LIBRAS Y ASTROS
Podemos también hacer algunos experimentos mentales interesantes. Si por ejemplo
leemos el horóscopo, nos encontraremos con que a Libra se le predice que le va a ir
muy bien en los negocios, mientras que a Capricornio le advierten que es mala época
para invertir. Miremos el universo de los Libra; encontraremos sin duda una persona
que es un inversionista que tiene toda su fortuna en acciones de una gran compañía.
Sí las acciones suben, el horóscopo habrá acertado en su predicción para ese Libra;
pero ese éxito debería implicar que en la lista de accionistas de esa misma compañía,
que podrían ser de unos cuantos de miles, no debe de haber Capricornios puesto que
el horóscopo les decía a ellos que era mala época para inversiones. ¿Se arriesga algún
astrólogo a apostar que entre los miles de accionistas de esa compañía hay un
número significativamente mayor de Libras que de Capricornios? Si se encontrará
ese fenómeno, me temo que inmediatamente sería investigado por la Bolsa bajo
sospecha de complot.
De esa forma, son muchas más predicciones y ejemplos, un científico puede decir
conclusivamente que la astrología es una falsedad. Después de ejercicios similares de
confrontación con las teorías sobre energías de los prismas de cuarzo y pulseras de
cobre, sobre energías positivas y negativas, sobre la homeopatía y la mayoría de las
medicinas alternativas, sobre los auras y la influencia de los aromas, la lectura de la
taza del chocolate y de la ceniza del cigarrillo, el espiritismo, la creencia que el
mundo fue creado hace unos miles de años en siete días y de que hay personas que
se portan muy feo porque están poseídas por demonios, sospecho que habré perdido
un número importante de lectores que con el ejemplo de Mafalda, todavía estaban
dispuestos a reconocer que la forma enfática que tiene la ciencia para afirmar que
una teoría es falsa, totalmente y de principio a fin falsa, no es una actitud arrogante.
La ciencia no es arrogante porque declare que unas teorías son falsas. Por el
contrario, es extraordinariamente modesta, porque se basa en una permanente duda
sobre sus propias afirmaciones, y porqué somete a ese mismo tratamiento a las más
preciadas premisas. Esa metodología es la forma que tiene para progresar hacía un
conocimiento que una descripción verdadera de la realidad. El científico no puede
permitirse como el modisto (e infortunadamente como algunos filósofos) cambiar
caprichosamente "su propuesta" y después de las faldas cortas sacar las largas
(cambio que para el modisto es validado por las ventas, y para el mal filósofo por
metáforas de pobre contenido y por ejercicios retóricos). El científico sólo puede
cambiar de propuesta cuando un hecho nuevo e inexplicable lo obligue, y en ese
caso no sólo puede, sino que está e obligación de hacerlo. Hay sin embargo, no lo
niego, científicos arrogantes así como hay futbolistas, boxeadores, literatos y
pintores; pero no creo que nadie afirmaría que la novela es un género literario
arrogante.
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