La necesidad de ser curado de la ceguera espiritual

Predica dominical. Fecha: Agosto, 1212
Tema: “La necesidad de ser curado de la ceguera espiritual”
La necesidad de ser curado de la ceguera espiritual
Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo
de Dios? Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él? Le dijo
Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es. Y él dijo: Creo, Señor; y le
adoró. Dijo Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que
noven, vean, y los que ven, sean cegados. Entonces algunos de los fariseos
que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también
ciegos? Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas
ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece. (Jn. 9:35-41)
La ceguera es la incapacidad para ver; muy común en los tiempos bíblicos. El
sufrimiento de la persona ciega se hacía peor, con la creencia tan generalizada
de que la aflicción era por causa del pecado. Los ciegos tenían muy pocas
oportunidades de ganarse la vida, y con frecuencia se hacían mendigos.
La causa más común en la ceguera eran las infecciones, aunque la lepra también
podía causar ceguera y prácticamente no había tratamiento eficaz para la
ceguera. Jesús vino para revertir la situación y dejo muy claro quienes tenían
vista espiritual y quienes eran ciegos espirituales.
Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus
discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya
nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para
que las obras de Dios se manifiesten en él. (Jn. 9:1-3)
La creencia común en la cultura judía, era que la calamidad y la aflicción era el
resultado de algún pecado. Pero Cristo utilizo en sufrimiento de ese hombre para
ensenar acerca de la fe y para glorificar a Dios.
Vivimos en un mundo caído, donde la buena conducta no recibe siempre una
buena recompensa y la mala no recibe siempre un buen castigo. Por lo tanto los
inocentes en ocasiones sufren. Si Dios quitara el sufrimiento cada vez que lo
pidiéramos les seguiríamos por conveniencia, no por amor y devoción.
Sea cual sea las razones de nuestros sufrimientos, Jesús tiene poder para
ayudarnos a liderar con él. Cuando sufrimos debido a una enfermedad, una
tragedia o una incapacidad, trata de no preguntar ¿por qué me pasa esto a mí?
Más bien pide a Dios que te de fortaleza para la prueba y una perspectiva más
clara de lo que está sucediendo.
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Predica dominical. Fecha: Agosto, 1212
Tema: “La necesidad de ser curado de la ceguera espiritual”
Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día
dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. (Jn.9:4)
La palabra obra en hebreo (Ergon) aquí significa ocupación, cumplimiento o
tarea. Los logros y los milagros de Jesús son obras de Dios e implica capacidad y
poder. Día alude al ministerio mesiánico de Cristo, y noche a la crucifixión.
Propósitos por los cuales Jesús es luz
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Para revelación de los gentiles
Porque es la verdadera luz
Para que no andemos en tinieblas
Para enseñarnos a donde vamos
Para sacarnos de las tinieblas
Las oportunidades que tenía un ciego eran muy mínimas para ganarse la vida; por
eso era necesario que un no vidente mendigara para poder obtener el pan diario,
porque reconocieron que por sí solo no podía conseguirlo.
Cada uno de nosotros, en nuestra ceguera espiritual es necesario venir a los pies
del señor como mendigos espirituales que somos, para que el señor nos de la
vista espiritual y podamos caminar en el camino que verdaderamente le agrada a
Dios nuestro padre celestial.
Unos decían: Él es; y otros: A él se parece. El decía: Yo soy. (Jn.9:9)
Cuando reconocemos a Cristo como nuestro salvador, experimentamos un cambio
lindo, que los que nos conocían del mundo ya no nos reconocen porque Cristo nos
limpia en lo interior, pero ese cambio interior se refleja en lo exterior de nosotros.
Reflejamos amor, gozo, paz, paciencia, bondad fe y todos los frutos del Espíritu en
nuestras vidas.
Los que son de Cristo ha crucificado su carne con sus deseos y paciones; Porque si
vivimos por el Espíritu dejamos que el Espíritu nos guie.
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Predica dominical. Fecha: Agosto, 1212
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Llevaron
ante
los
fariseos
al
que
había
sido
ciego.
Y era día de reposo cuando Jesús había hecho el lodo, y le había abierto los
ojos. Volvieron, pues, a preguntarle también los fariseos cómo había recibido
la vista. El les dijo: Me puso lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo.
Entonces algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios,
porque no guarda el día de reposo. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre
pecador hacer estas señales? Y había disensión entre ellos.
Entonces volvieron a decirle al ciego: ¿Qué dices tú del que te abrió los ojos? Y
él dijo: Que es profeta. (Jn.9:13-17)
Mientras que los fariseos investigaban y discutían acerca de Jesús, la gente se
sanaba. El escepticismo de los fariseos no se basaba en la falta de evidencias sino a
los celos por la popularidad que había alcanzado Jesús y su influencia en las
personas de la época.
El día de reposo los judíos, el sábado era el santo día de descanso de la semana.
Los fariseos pusieron una larga lista de permisos y restricciones referentes al día
de reposo. Trabajar con lodo y sanar a un hombre se consideraba un trabajo, por
lo tanto era prohibido.
Es posible que Jesús haya hecho el lodo a propósito para enfatizar su enseñanza
sobre el día de reposo. Es bueno ocuparse de las necesidades de otros aun cuando
implique trabajo en su día de descanso.
Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo
yo sido ciego, ahora veo. (Jn.9:25)
Ya el ex ciego había escuchado la misma pregunta en repetidas ocasiones. No sabía
cómo ni porque lo Jesús había sanado, pero sabía que lo había sanado
milagrosamente y no temía decir la verdad. No es tan necesario que uno tenga todas
las repuestas acerca de Jesús a otros; pero sí es importante decirle a otros lo él puede
hacer en tu vida.
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Y le injuriaron, y dijeron: Tú eres su discípulo; pero nosotros, discípulos de
Moisés somos. Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés; pero respecto
a ése, no sabemos de dónde sea. Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto es
lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos.
Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de
Dios, y hace su voluntad, a ése oye. Desde el principio no se ha oído decir que
alguno abriese los ojos a uno que nació ciego. Si éste no viniera de Dios, nada
podría hacer. Respondieron y le dijeron: Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos
enseñas a nosotros? Y le expulsaron. (Jn.9:28-34)
La nueva fe del hombre fue severamente probada por las autoridades. Lo
maldijeron y lo expulsaron de la sinagoga.
Es posible que lleguen persecuciones a nuestras vidas después que hayamos
aceptado a Cristo como nuestro salvador. Tal vez perdamos amigos, incluso
podemos perder la vida; pero nadie podrá quitarnos la vida eterna en Cristo Jesús
nuestro señor.
Cuando más experimentaba este hombre su nueva vida en Cristo, más confiaba en
aquel que lo sanó. No solo adquiero la vida física sino la vida espiritual al
reconocer a Cristo primeramente como un profeta, luego como su señor. Cuando
vamos a él empezamos a verlo de manera diferente. Cuando más ando con él
mejor comprenderé quien es.
Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso
nosotros somos también ciegos? Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no
tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece.
(Jn.9:40-41)
A los fariseos les chocó que Jesús pensara que eran ciegos espirituales. Jesús les
respondió que solo su ceguera espiritual disculpaba su conducta. A lo que fueron
receptivos y reconocieron que el pecado en verdad lo tenía ciegos al conocer la
verdad. Él les dio entendimiento y revelación espiritual.
Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra
fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al
dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto
fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros,
y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento
de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy
corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados.
Predicador R.B
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