AÑO DE LA FE ARCIPRESTAZGO PALMA-4 PARRÒQUIA SANT ANTONI ABAT SON FERRIOL 16 de Junio de 2013 Lectura del libro segundo de Samuel (12, 7-10. 13) En aquellos días, dijo Natán a David: -Así dice el Señor Dios de Israel: Yo te ungí rey de Israel, te libré de las manos de Saúl, te entregué la casa de tu señor, puse sus mujeres en tus brazos, te entregué la Casa de Israel y la de Judá, y por si fuera poco pienso darte otro tanto. ¿Por qué has despreciado tú la palabra del Señor, haciendo lo que a él le parece mal? Mataste a espada a Urías el hitita y te quedaste con su mujer. Pues, bien, la espada no se apartará nunca de tu casa; por haberme despreciado, quedándote con la mujer de Urías. David respondió a Natán: -He pecado contra el Señor. Y Natán le dijo: -Pues el Señor perdona tu pecado. No morirás. Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los gálatas (2, 16. 19-21) Hermanos: Sabemos que el hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por, creer en Cristo Jesús. Por eso hemos creído en Cristo Jesús para ser justificados por la fe Salmo 31 de Cristo y no por cumplir la ley. Porque el hombre no se Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado. justifica por cumplir la ley. Para la ley yo estoy muerto, Dichoso el que está absuelto de su culpa, porque la ley me ha dado muerte; pero así vivo para Dios. a quien le ha sepultado su pecado; Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es dichoso el hombre a quien el Señor Cristo quien vive en mí. Y mientras vivo en esta carne, vivo no le apunta el delito. de la fe en el Hijo de Dios, que me amó, hasta entregarse Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado. por mí. Yo no anulo la gracia de Dios. Pero si la justificación Había pecado, lo reconocí, fuera efecto de la ley, la muerte de Cristo sería inútil. no te encubrí mi delito; propuse: “Confesaré al Señor mi culpa” Lectura del santo Evangelio según san Lucas (7, 36-8, y tú perdonaste mi culpa y mi pecado 3) Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado. En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a Tú eres mi refugio: me libras del peligro, comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo se recostó me rodeas de cantos de liberación. a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado. enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino Alegraos justos, y gozad con el Señor, con un frasco de perfume, y, colocándose detrás junto a sus aclamadlo, los de corazón sincero. pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado. los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado, se dijo: -Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora. Jesús tomó la palabra y le dijo: -Simón, tengo algo que decirte. El respondió: -Dímelo, maestro. Jesús le dijo: -Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más? Simón contestó: -Supongo que aquel a quien le perdonó más. Jesús, le dijo: -Has juzgado rectamente. Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: -¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella en cambio me ha lavado los pies con sus lágrimas y me las ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella en cambio desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella en cambio me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo, sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor: pero al que poco se le perdona, poco ama. Y a ella le dijo: -Tus pecados están perdonados. Los demás convidados empezaron a decir entre sí: -¿Quién es éste, que hasta perdona pecados? Pero Jesús dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, vete en paz. Más tarde iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo predicando la Buena Noticia del Reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes. Meditemos la PALABRA No hay otro mandamiento que el del amor... No hay otro camino de vida para realizarse como persona y para construir un mundo nuevo. Dios mismo es amor. Jesús vive y muere por el amor: hace a todos el servicio de descubrirnos que el amor es la única razón de la vida. El hombre, todo hombre, en consecuencia, sólo se realiza en el amor. Cuando no se vive en el amor los hombres nos desintegramos, no somos nada, nos perdemos. Se vive en la muerte y la destrucción. A esta situación de la persona los cristianos la llamamos tradicionalmente “pecado”. Hemos nacido del amor de Dios si nos desviamos del amor, nos extraviamos de la Fuente de la vida. Por eso también se dice desde siempre: el que no tiene amor no tiene vida, permanece en la muerte. Cuando nos damos cuenta que nos hemos perdido sólo tenemos un camino de vuelta: el amor. El que ama retoma de nuevo la vida, se regenera, se reconstruye. El amor nos hace encontrarnos con los demás en una relación y vibración positivas. El amor nos impulsa a aceptarnos y a amarnos a nosotros mismos. Y cuando estamos instalados en el amor vivimos en Dios, en comunión con él; pues él es Amor y en el Amor se encuentra todo amor. Los que tenéis la experiencia del amor vivís en una cierta armonía, en un ámbito de benevolencia, de bien, de gratuidad, de gracia. Todo esto, hermanos, ha estado siempre presente en la conciencia cristiana. Sin amor no hay perdón ni en la comunidad cristiana, ni dentro ni fuera del Sacramento de la penitencia. Al que vive el amor, y en el amor, se le perdonan los pecados. Sin embargo, el que no tiene amor, aunque celebre el sacramento de la reconciliación, no recibe el perdón de los pecados. Solamente la ignorancia, o el no querer convertirse de verdad, o un comportamiento mágico, han podido hacer creer que se perdonan los pecados sin amor. Esta perspectiva tan importante del vivir cristiano tenemos que tenerla muy presente para no vivir en la mentira. Si no vivimos en el amor, no hay perdón; que nadie crea que se le perdonan los pecados si no ama de verdad. La conversión verdadera es vivir en el amor. Un amor que no es un simple sentimiento, ni un mero deseo de amor. El amor es siempre una realidad concreta: es amor mío hacia alguien al que de un modo práctico me entrego y sirvo “Obras son amores, y no buenas razones”. El amor es una obra de cara a los demás y, en consecuencia, entrega a Dios. No importa lo que uno sea o lo que uno haya sido, “mujer de la ciudad; una pecadora”; “un fariseo”. El amor borra el pecado, porque construye lo destruido, regenera lo corrompido, resitúa a la persona en la realización del proyecto de Dios sobre el hombre. “Sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor”. La Eucaristía que estamos celebrando es también un Sacramento de perdón, porque es por excelencia el Sacramento del amor. Al hacer ahora la acción fraternal del compartir, de la entrega mutua, al vivir activamente el amor que nos tenemos los unos a los otros, Cristo está presente y Dios se nos entrega gratuitamente, como perdón de todos los pecados. Este es el sacrificio de expiación de los cristianos: el amor. El amor nos salva. En este banquete está Jesús perdonando el pecado si, como la pecadora, celebramos las acciones del amor, del servicio, la entrega y la atención desinteresada a los demás. REFLEXIONEMOS: Para perdonar hay que amar y para amar hay que perdonar. ¿Pongo en práctica estas palabras? ¿Me he sentido amado o perdonado en alguna ocasión? ¿Siento necesidad de amar y perdonar? OREMOS: Haz Señor que sepa perdonar y amar en la misma medida. Símbolo de los Apóstoles Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo; nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; y subió a los cielos; está sentado a la derecha del Padre, y desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica, la Comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén. Símbolo Niceno-Constantinopolitano Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre; por quien todas las cosas fueron hechas; que por nosotros los hombres, y por nuestra salvación descendió del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó en María La virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia que es Una, Santa, Católica y Apostólica. Reconozco que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados, espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén. ¿Por qué llamamos a la Iglesia esposa de Cristo? Llamamos a la Iglesia esposa de Cristo porque el mismo Señor se definió a sí mismo como “el esposo” (Mc 2, 19), que ama a la Iglesia uniéndola a sí con una Alianza eterna. Cristo se ha entregado por ella para purificarla con su sangre, “santificarla” (Ef 5, 26) y hacerla Madre fecunda de todos los hijos de Dios. Mientras el término “cuerpo” manifiesta la unidad de la “cabeza” con los miembros, el término “esposa” acentúa la distinción de ambos en la relación personal. (CCIC*, 158) ¿Por qué la Iglesia es llamada templo del Espíritu Santo? La Iglesia es llamada templo del Espíritu Santo porque el Espíritu vive en el cuerpo que es la Iglesia: en su Cabeza y en sus miembros; Él además edifica la Iglesia en la caridad con la Palabra de Dios, los sacramentos, las virtudes y los carismas. “Lo que nuestro espíritu, es decir, nuestra alma, es para nuestros miembros, eso mismo es el Espíritu Santo para los miembros de Cristo, para el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia” (San Agustín). (CCIC, 159) ¿Qué son los carismas? Los carismas son dones especiales del Espíritu Santo concedidos a cada uno para el bien de los hombres, para las necesidades del mundo y, en particular, para la edificación de la Iglesia, a cuyo Magisterio compete el discernimiento sobre ellos. (CCIC, 160) *CCIC: Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica ANY DE LA FE ARXIPRESTAT PALMA-4 PARRÒQUIA SANT ANTONI ABAT SON FERRIOL 19 de Juny de 2013 Lectura del segon llibre de Samuel (12, 7-10. 13 En aquells dies Natan digué a David: -"Això diu el Senyor, Déu d'Israel: Jo t'he ungit rei d'Israel, i t'he salvat de les mans de Saül. He posat als teus braços la filla del teu senyor i les seves dones, t'he donat el poble d'Israel i de Judà i, si tot això fos poc, encara estava disposat a afegir-hi altres favors. ¿Per què, doncs, has menyspreat el Senyor cometent això que és malvist per ell? Has fet matar Uries, l'hitita; has pres per esposa la seva dona, i a ell l'has fet matar amb l'espasa dels ammonites. Per això, ja que tu m'has menyspreat prenint per esposa la dona d'Uries l'hitita, l'espasa no s'apartarà mai més de ca teva". David digué a Natan: -"He pecat contra el Senyor". Natan li respongué: -"Està bé: el Senyor passa per alt el teu pecat; no moriràs". Salm 31 Senyor, m'heu perdonat la culpa comesa. Lectura de la carta de sant Pau als cristians de Feliç el qui ha estat absolt de la falta Galàcia (2, 16. 19-21) i ha vist sepultat el seu pecat. Germans, sabem que ningú pot ser just per haver Feliç l’home a qui el Senyor no te en compte la complert les obres que mana la Llei, sinó només per culpa, que dins ell ja no manté l’engany. haver cregut en Jesucrist. Per això també nosaltres, Senyor, m'heu perdonat la culpa comesa. jueus, hem cregut en Jesucrist, perquè ens faci justs, M’he decidit a reconèixer la falta, no el compliment de les obres de la Llei, sinó el fet no us he amagat el meu pecat. d'haver cregut en Crist, ja que Déu no hauria pogut Tot d’una que m’ho he proposat, Senyor, absoldre ni un sol home, si calia haver complert les m’heu perdonat la culpa comesa. obres que mana la Llei. Jo, per obra de la Llei, vaig morir Senyor, m'heu perdonat la culpa comesa. en quant a la Llei, a fi de viure per a Déu. Estic clavat a En vós he trobat el meu recer. la creu juntament amb Crist. La vida que ara visc, ja no Vós em guardau del perill. és la meva: és Crist que viu en mi. La vida que ara visc en Tothom celebra al voltant meu aquesta carn la visc gràcies a la fe en el Fill de Déu, que el goig de veure’m lliure. m'ha estimat i s'ha entregat ell mateix per mi. No vull Senyor, m'heu perdonat la culpa comesa. refuar la gràcia de Déu: Si qualcú pogués ser just per Alegrau-vos, justs, celebrau el Senyor; obra de la Llei, Crist hauria mort inútilment. homes rectes aclamau-lo. Senyor, m'heu perdonat la culpa comesa. Lectura de l'evangeli segons sant Lluc (7, 30-8, 3) En aquell temps un fariseu convidà Jesús a menjar amb ell. Jesús, doncs, anà a casa del fariseu i es posà a taula. Hi havia en el poble una dona que duia una vida pecadora. Quan sabé que Jesús era a taula a casa del fariseu, hi anà amb un gerret d'alabastre ple de perfum, i es quedà enrera plorant als peus de Jesús. Amb les llàgrimes començà a mullar-li els peus, i els hi eixugava amb els cabells; després li besava els peus i els hi ungia amb perfum. El fariseu que havia convidat Jesús, en veure això, pensà: -"Aquesta dona que el toca és una pecadora. Si ell fos profeta sabria qui és i quina vida duu". Jesús li digué: -"Simó, t'he de dir una cosa". Ell li contestà: -"Mestre, digau". Jesús continuà: -"Dos homes devien diners a un prestador: un li devia cinc-centes monedes de plata, i l'altre, cinquanta. Cap d'ells no tenia res per pagar, i el prestador els perdonà el deute. ¿Quin d'aquests et sembla que l'estimarà més?" Simó li respongué: -"Jo diria que aquell a qui ha perdonat el deute més gran". Jesús li diu: -"És així mateix". Llavors Jesús es girà cap a la dona i digué a Simó: -"¿Veus aquesta dona? Quan he entrat a ca teva, tu no m'has donat aigua per rentar-me els peus, però ella me'ls ha rentat amb les llàgrimes i me'ls ha eixugat amb els cabells; tu no m'has rebut amb una besada, però ella, d'ençà que he entrat, no para de besar-me els peus; tu no m'has ungit el cap, però ella m'ha ungit els peus amb perfum. Per això et dic: Has vist que aquesta dona estima molt, i és que eren molts els pecats que li han estat perdonats, però quan no hi ha tant a perdonar, no hi ha tant amor" Després digué a la dona: "Els teus pecats et són perdonats". Els altres que eren a taula començaren a pensar: -"¿Qui és aquest, que fins i tot perdona els pecats?" Digué encara a la dona: -"La teva fe t'ha salvat. Ves-te'n en pau". Després d'això Jesús passava per cada vila i per cada poble, predicant i anunciant la Bona Nova del Regne de Déu. Anaven amb ell els dotze i algunes dones que havien tingut malalties i esperits malignes i s'havien posat bé. Maria, coneguda amb el nom de Magdalena, de la qual havien sortit set dimonis, Joana, la dona de Cuzà, administrador d'Herodes, Susanna i moltes altres, que el mantenien amb el seus béns. Meditem la PARAULA No hi ha un altre manament que el de l'amor... No hi ha un altre camí de vida per realitzar-se com a persona i per construir un mon nou. Déu mateix és amor. Jesús viu i mor per l'amor: fa a tots el servei de descobrir-nos que l'amor és l'única raó de la vida. L'home, tot home, en conseqüència, només es realitza en l'amor. Quan no es viu en l'amor els homes ens desintegrem, no som res, ens perdem. Es viu en la mort i la destrucció. A aquesta situació de la persona els cristians l’anomenam tradicionalment “pecat”. Som nascuts de l'amor de Déu si ens desviem de l'amor, ens extraviam de la Font de la vida. Per això també es diu des de sempre: el que no té amor no té vida, roman en la mort. Quan ens adonem que ens hem perdut només tenim un camí de tornada: l'amor. El qui estima reprèn de bell nou la vida, es regenera, es reconstrueix. L'amor ens fa trobar-nos amb els altres en una relació i vibració positives. L'amor ens impulsa a acceptar-nos i a estimar-nos a nosaltres mateixos. I quan estam instal·lats en l'amor vivim en Déu, en comunió amb ell; doncs ell és Amor i en l'Amor es troba tot amor. Els que teniu l'experiència de l'amor viviu en una certa harmonia, en un àmbit de benevolència, de bé, de gratuïtat, de gràcia. Tot això, germans, ha estat sempre present en la consciència cristiana. Sense amor no hi ha perdó ni en la comunitat cristiana, ni dins ni fora del Sagrament de la penitència. Al que viu l'amor, i en l'amor, se li perdonen els pecats. No obstant això, el que no té amor, encara que celebri el sagrament de la reconciliació, no rep el perdó dels pecats. Solament la ignorància, o el no voler convertir-se de debò, o un comportament màgic, han pogut fer creure que es perdonen els pecats sense amor. Aquesta perspectiva tan important del viure cristià hem de tenir-la molt present per no viure en la mentida. Si no vivim en l'amor, no hi ha perdó; que ningú cregui que se li perdonen els pecats si no estima de debò. La conversió veritable és viure en l'amor. Un amor que no és un simple sentiment, ni un mer desig d'amor. L'amor és sempre una realitat concreta: és amor meu cap a algú al que d'una manera pràctica m’entreg i servesc “Obres són amors, i no bones raons”. L'amor és una obra de cara als altres i, en conseqüència, lliurament a Déu. No importa el que un sigui o el que un hagi estat, “dona de la ciutat; una pecadora”; “un fariseu”. L'amor esborra el pecat, perquè construeix lo destruït, regenera lo corromput, ressitua a la persona en la realització del projecte de Déu sobre l'home. “Els seus molts pecats estan perdonats, perquè té molt amor”. L'Eucaristia que estam celebrant és també un Sagrament de perdó, perquè és per excel·lència el Sagrament de l'amor. En fer ara l'acció fraternal del compartir, del lliurament mutu, en viure activament l'amor que ens tenim els uns als altres, Crist està present i Déu se'ns lliura gratuïtament, com a perdó de tots els pecats. Aquest és el sacrifici d'expiació dels cristians: l'amor. L'amor ens salva. En aquest banquet està Jesús perdonant el pecat si, com la pecadora, celebrem les accions de l'amor, del servei, el lliurament i l'atenció desinteressada als altres. REFLEXIONEM: Per perdonar s’ha d’estimar i per estimar s’ha de perdonar. ¿Pos en pràctica aquestes paraules? ¿Me he sentit estimat o perdonat en alguna ocasió? ¿Sent necessitat d’estimar i perdonar? PREGUEM: Fes Senyor que sàpiga perdonar i estimar en la mateixa mida. Símbol dels Apòstols Crec en un Déu. Pare totpoderós, creador del cel ¿Per que l’Església s’anomena l’esposa de Crist? i de la terra. I en Jesucrist, únic Fill seu i Perquè el mateix Senyor es va definir com l’«Espòs» Senyor nostre; el qual fou concebut per obra de (Mc 2,19), que ha estimat l’Església, unint-la a ell amb l’Esperit Sant; nasqué de Maria Verge; patí sota una Aliança eterna. Es va donar ell mateix per ella, per el poder de Ponç Pilat, fou crucificat, mort i sepultat; davallà als inferns, ressuscità el tercer dia d’entre els morts; se’n pujà al cel, seu a la dreta de Déu, Pare totpoderós; i d’allí ha de venir a judicar els vius i els morts. Crec en l’Esperit Sant; la santa Mare Església catòlica; la comunió dels sants; la remissió dels pecats; la resurrecció de la carn, la vida perdurable. Amén. purificar-la amb la seva sang i «fer-la santa» (Ef 5,26) i mare fecunda de tots els fills de Déu. Mentre que el terme «cos» palesa la unitat del «cap» amb els membres, el terme «esposa» posa en relleu la distinció de tots dos en la relació personal. (CCEC*, 158) ¿Per què l’Església s’anomena temple de l’Esperit Sant? Perquè l’Esperit Sant resideix en el cos que és Símbol Nicenoconstantinopolità Crec en un sol Déu, Pare totpoderós, creador del cel i de la terra, de totes les coses visibles i invisibles. I en un sol Senyor, Jesucrist, Fill Unigènit de Déu, nascut del Pare abans de tots el segles. Déu nat de Déu, Llum resplendor de la l’Església: en el seu Cap i en els seus membres; a més, edifica l’Església en la caritat amb la Paraula de Déu, els sagraments, les virtuts i els carismes. “Allò que el nostre esperit, és a dir, la nostra ànima, es per als nostres membres, això mateix es l’Esperit Sant per als membres de Crist, per al cos de Crist, que és Llum, Déu vertader nascut del Déu vertader, l’Església” (Sant Agustí). (CCEC, 159) engendrat, no creat, de la mateixa naturalesa del ¿Que són els carismes? Pare: per ell tota cosa fou creada. El qual per Els carismes són dons especials de l’Esperit Sant nosaltres els homes i per la nostra salvació, atorgats a cada u per al bé dels homes, per a les davallà del cel, i per obra de l’Esperit Sant, s’encarnà de la Verge Maria, i es va fer home. Crucificat després per nosaltres baix el poder de Ponç Pilat; patí i fou sepultat, i ressuscità el necessitats del món i en particular per a l’edificació de l’Església, al Magisteri de la qual pertoca de discernirlos. (CCEC, 160) tercer dia, com deien ja les Escriptures, i se’n pujà al cel, on seu a la dreta del Pare. I tornarà gloriós, a judicar els vius i els morts, i el seu regnat no tindrà fi. Crec en l’Esperit Sant que és Senyor i infon la vida, que procedeix del Pare i del Fill, i juntament amb el Pare i el Fill és adorat i glorificat; que parlà per boca dels profetes. I en una sola Església, santa, catòlica i apostòlica. Profés que hi ha un sol baptisme per perdonar el pecat. I esper la resurrecció dels morts, i la vida de la glòria. Amén. CCEC: Compendi del Catecisme de l’