Colegio Los Olivos Historia de España Comentario de texto; “El Manifiesto de los Persas” Nos encontramos ante un fragmento del llamado Manifiesto de los Persas, documento de carácter absolutista que justifica la anulación de la legislación promulgada por las Cortes de Cádiz, elaborado a la vuelta de Fernando VII. Su relevancia radica en que es el primer documento histórico de España que presenta las ideas de un grupo político. Es un documento histórico circunstancial, por tanto una fuente primaria, de carácter político, entre cuyos autores hay que destacar a la cúpula de los grupos nobles y eclesiásticos, es decir, los sectores sociales más tradicionalistas y partidarios de la monarquía absoluta. La fecha de confección del documento está indicada, 12 de abril de 1814, y su destinatario sería el rey Fernando VII al regresar de su exilio en Francia, donde Napoleón le tenía retenido. Su finalidad es la de dotar al monarca de todos los poderes que el absolutismo tiene por derecho divino. En cuanto al análisis del texto, los autores argumentan que el desorden producido por un estado de desgobierno como el sucedido por la ausencia del monarca, sirven para demostrar la necesidad de un gobierno fuerte bajo un soberano. Para ello, los autores utilizan el ejemplo de la costumbre de sucesión en el trono persa, en el cuál se permitían días de anarquía tras la muerte del soberano para demostrar la necesidad de gobierno férreo. Esto facilitaba la legitimidad y el reconocimiento del nuevo rey. De ahí el título del texto. A partir de aquí se produce una contraposición entre las tesis que defienden los autores, defensores de los valores del Antiguo Régimen, frente al gobierno liberal y sus ideas sobre el país. Es interesante resaltar que los autores se proclaman así mismos como los representantes de España, frente a un “Congreso”. De este modo se pretende atacar la legitimidad del gobierno liberal, acusándoles de falta de representatividad de las regiones del reino. Así, el texto lo podemos dividir en dos partes, En esta primera parte se habla de la Monarquía absoluta ( es decir cuando el monarca tiene todo el poder: legislativo, judicial y ejecutivo; no hay división de poderes una de las cosas que querían los liberales y se reflejaba en la Constitución de Cádiz), en realidad lo que hace es defender el absolutismo, habla de sus orígenes “los primeros hombres que eligieron a sus reyes”; la califica de algo razonable “es una obra de la razón y de la inteligencia”, y de algo necesario porque “mira al interés común”, por encima de ella sólo están “la ley divina, la justicia y las reglas del Estado”, es más si no se respeta se debe “obligar a la obediencia” Está parte es un reflejo de las ideas absolutistas, que se justifican aquí como algo necesario que debe hacerse cumplir. En la segunda parte, se hacen peticiones concretas a Fernando VII, Ya que son diputados (trasladando al poder nuestros votos…) y basándose en las leyes tradicionales del España, es decir las leyes del Antiguo régimen, piden que: Se proceda a celebrar Cortes: quieren que se convoquen nuevas Cortes, para ellos las de Cádiz no son legales, hay que recordar que las Cortes de Cádiz estaban formadas sobre todo por diputados liberales. Que se suspendan los efectos de la Constitución y decretos dictados en Cádiz Como contexto histórico, este texto es un documento perteneciente a la época del reinado de Fernando VII a su vuelta a España en 1814. Francia reconocía oficialmente al monarca como rey en el tratado de Valençay en 1813, y éste llegaría al año siguiente a España en medio de la euforia popular de quienes durante seis años habían luchado en su nombre. El problema, a partir de entonces, fue la división entre absolutistas y liberales que existía en España tras la experiencia liberal de Cádiz. Unos y otros esperaban contar con el favor del rey; mientras los liberales confiaban en el acatamiento real de las medidas adoptadas por la Nación española durante la guerra, los absolutistas hicieron saber a Fernando VII su apoyo 1 Colegio Los Olivos Historia de España para reinstaurar la monarquía absoluta. El Rey pronto manifestó cuáles eran sus intenciones respecto a los cambios acaecidos en el país en su ausencia. El 4 de mayo, tras ser recibido por el general Elío en Valencia, dictó un Real Decreto por el que suprimía las Cortes, declaraba nula toda su actuación y, por consiguiente, abolía la Constitución y toda la legislación realizada por la Cámara. Así, se anularon las medidas desamortizadoras, los inicios de reforma fiscal o la libertad de imprenta. Se restituyeron los privilegios de la nobleza y de la Iglesia. La consecuencia inmediata de imponer de nuevo la monarquía absoluta fue que se procedió a la detención y juicio tanto de los afrancesados como de los liberales, acusados respectivamente de traición y de conspiración contra el Rey. Desde ese momento, Fernando VII gobernó con sucesivos ministros, en permanente inestabilidad política ante la falta de coherencia en la línea a seguir y la incapacidad de los consejeros del Rey para gobernar un país que, ya no podía ser gobernado como antes. Poco a poco se reorganizó el movimiento clandestino liberal. El resultado fueron seis años caóticos, en los que los finalmente, el 1 de enero de 1820 se produce el pronunciamiento llevado a cabo por Rafael del Riego en Cabezas de San Juan, Sevilla, apoyado en la trama civil por Alcalá Galiano. Riego proclama la Constitución de Cádiz al frente del ejército expedicionario que se trasladaba a América para reprimir los movimientos independentistas. Este pronunciamiento es apoyado, cuando parecía fracasar en su camino hacia Madrid, por las guarniciones de La Coruña, Zaragoza, Barcelona y Pamplona, así como por numerosos levantamientos campesinos. Fernando VII, cercado políticamente, jura la Constitución de 1812, y se inicia con ello el Trienio Constitucional o Liberal. Esta etapa liberal, tiene una gran repercusión en Europa, pero terminará tras la reunión de la Santa Alianza en el Congreso de Verona en 1822, donde deciden restablecer el orden absolutista en España, reponiendo de nuevo los poderes absolutistas al monarca tras la invasión de los cien mil hijos de San Luis, comandados por el duque de Angulema. La represión a los liberales será muy dura. En este momento comienza la década Ominosa, con la que el Rey deroga la mayor parte de los actos del gobierno constitucional. Esta época llega hasta el final de Fernando VII, y al final del absolutismo como tal en España, aunque quedarán los partidarios de Carlos María Isidro, hermano del monarca, lo que llevará al problema sucesorio en España, entre sus partidarios y los de la hija del monarca, Isabel. En conclusión, el Manifiesto de los Persas es un símbolo de la pugna entre dos sistemas políticos, el absolutismo y el liberalismo, mostrando las diferencias existentes entre los dos, sintiéndose ambos herederos legítimos, unos por parte de las ideas de la ilustración, otros de las tradiciones más ancestrales. Podemos afirmar que este manifiesto largo y prolijo (pues constaba de 143 puntos), cumplió con el objetivo que se habían propuesto sus firmantes, y consiguió influir en el ánimo del rey. Fernando VII, al recibir este documento y al comprobar que tenía el apoyo del ejército y el favor del pueblo que ve en él a una víctima del “monstruo francés”, se decidió a restaurar el absolutismo, al que ya por talante se sentía inclinado. Por el Decreto de 4 de mayo (conocido como Decretos de Valencia), hecho público el día 11, el monarca declaraba nula la Constitución y todos los decretos de las Cortes de Cádiz. Con ellos se pone punto final al primer intento de llevar a cabo una revolución liberal en España. 2