VUELTA FERNANDO VII Fernando VII permaneció retenido por Napoleón desde mayo de 1808. Desde su cárcel de oro de Valencay y recibiendo una pensión por parte de Napoleón de 4 millones de reales anuales, se dedicaba a halagar de manera vergonzosa a su captor. En diciembre de 1813 se acordó su liberación. El 4 de mayo de 1814 publicó un decreto que establecía la supresión de la Constitución de Cádiz y la vuelta al sistema del Antiguo Régimen. Justificó dicho acto al recibir en Valencia “El Manifiesto de los Persas”, documento presentado por 69 diputados absolutistas que exigían dicha medida tras criticar ferozmente la labor de las Cortes de Cádiz, la soberanía nacional y la libertad de prensa. El 10 de mayo de 1814 hace su entrada en Madrid, escoltado por tropas inglesas y con todos los atributos propios de un rey absolutista. SEXENIO ABSOLUTISTA (1814-1820) Durante los seis siguientes años la política española estuvo marcada por la represión sistemática de tanto elementos afrancesados, personalidades que colaboraron o simpatizaron con la administración francesa durante la guerra, como de elementos liberales. La caótica situación de la Hacienda española, acentuada por la falta de remesas americanas, se reflejaba también en el seno del ejército, donde la mayoría de oficiales y tropa cobraba con mucho retraso y menos de lo acordado. El 1 de enero de 1820, el coronel Rafael de Riego subleva la expedición que iba a partir desde Cádiz rumbo a América. La tropa sublevada no cobraba desde hacía cinco meses, estaban mal vestidos y comidos, la situación de los barcos era deplorable… La sublevación acabó de triunfar en mayo de 1820, cuando el prestigioso general Enrique O´Donnell se sumó a ella. El 7 de mayo de 1820, ante el temor de que O´Donnell tomara Madrid, Fernando VII decide jurar la Constitución de Cádiz tras anunciar su histórica frase de “Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional”. TRIENIO LIBERAL (1820-1823) Durante estos tres años los absolutistas conspiraron permanentemente y los liberales se dividieron en dos facciones: moderados y progresistas. Los moderados, quienes gobernaron hasta mediados de 1822, admitían una participación del rey activa en la vida política y propugnaban un centralismo a ultranza con un gran poder del jefe político, el mismo rey. Los progresistas querían reducir al rey a una función “únicamente” ejecutiva y propugnaban una cierta descentralización a nivel local. Para tratar de paliar los problemas de la Hacienda se desamortizan y desvinculan los bienes del clero, convirtiendo todos los bienes en propiedades libres y circulantes. DÉCADA OMINOSA (1823-1833) Durante el Congreso de Viena (1822), y ante la petición del propio Fernando VII, las potencias monárquicas de la Santa Alianza (Prusia, Austria, Rusia, Inglaterra y Francia) deciden intervenir ante el carácter excesivamente revolucionario que según ellos poseía España. En abril de 1823 entran en España los “Cien Mil Hijos de San Luís” (llamados así en honor de Luís XVIII de Francia), bajo el mando del duque de Angulema. Desde abril hasta septiembre las Cortes tratan inútilmente de hacer frente a dicho ejército. El 1 de septiembre de 1823 Fernando VII reestablece el absolutismo, contando esta vez con el apoyo in situ de las tropas francesas, quienes permanecerán en España hasta 1828. Nada más reestablecer el absolutismo se inició una represión brutal de todo elemento liberal destacado, juzgándose a más de un millar de personas (más de un centenar fueron ejecutados y más de cuatrocientos fueron condenados a cárcel). La crisis de la Hacienda es cada vez más preocupante, sobre tras la definitiva pérdida de todas las colonias: los ingresos del estado en 1824 eran de 584 millones de reales, mientras que en el periodo de 5 años de 1829-33 los ingresos totales fueron de sólo 552 millones de reales. La situación era de tal calibre que provocó la división del bando absolutista, surgiendo en su seno algo que podríamos denominar como reformistas antiliberales, para quienes era evidente que si el absolutismo quería sobrevivir era necesario introducir ciertas medidas reformistas. A partir de 1825 se firmó un decreto de amnistía dirigido para los liberales hasta entonces perseguidos; algunos de ellos llegaron incluso a entrar en el gobierno y fueron los artífices de una ligera recuperación económica. SUCESOS DE LA GRANJA Hasta 1830 los ultrarrealistas esperan que a la muerte de Fernando VII le sucediese su hermano Carlos. En marzo de 1830, y ante el embarazo de su cuarta mujer María Cristina y la falta de herederos, Fernando VII promulga la Pragmática Sanción en la que deroga la ley sálica por la que las mujeres no podían acceder al trono. En octubre de 1830 nace el primogénito de Fernando VII, una niña llamada Isabel. En septiembre de 1832 Fernando VII enferma gravemente y los elementos ultrarrealistas consiguen arrancar a un moribundo rey la firma de la derogación de la Pragmática, con la condición de que fuese publicada tras su muerte. Pese a ello, los ultrarrealistas dan publicidad al hecho. Sin embargo Fernando VII se recupera, deroga su decreto secreto y destierra a su hermano Carlos a Portugal. El 29 de septiembre de 1833 muere Fernando VII, dejando a su mujer María Cristina como Regente de la princesa heredera Isabel, de sólo tres años de edad.