LOS FRACASOS COMIENZAN CUANDO DEJAMOS DE LUCHAR

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LOS FRACASOS COMIENZAN CUANDO DEJAMOS DE LUCHAR POR EL BIEN
Comunicado de prensa
Enero 19 de 2014.
Es oportuno al inicio del año llamarnos la atención sobre una inercia y casi vicio que
desde dentro está dañando y corrompiendo la vida de personas, de muchas familias y de nuestra
sociedad; una lacra que parece no preocuparnos y tiene casi carta de ciudadanía; me refiero a
dejar de luchar por el bien para seguir la inercia del menor esfuerzo.
Todos constatamos y respiramos a nuestro alrededor acciones y actitudes negativas; se
habla más de lo malo y de lo que falta por hacer que reconocer y valorar lo bueno que hacen los
demás; es como inercia, fuerza de costumbre y en algunos casi una actitud patológica. Cuando se
habla más de lo malo que nos rodea sin reconocer lo bueno que se realiza, se estimula poner
peros a lo bueno que nos exige trabajo, a poner pretextos para colaborar en tareas del bien común,
se desalienta; en la práctica esto nos lleva a bajar los brazos y a dejar de luchar, a buscar solo el
propio interés, a apoyar más a quienes se oponen a tareas del bien común con mentiras o sin
fundamento.
No faltan personas que se oponen casi a todo pero en su vida diaria poco o nada aportan
para construir; fijémonos en su trayectoria y aprendamos para nuestra vida personal y de la
comunidad; ¿Esas personas se superan y son realmente felices?. ¿Qué van dejando esas vidas a su
alrededor?, ¿Nos gustaría ser como ellos o que fuera así nuestro papá, hermano o un amigo?,
¿Qué podemos aprender de su vida?.
Los fracasos y derrotas en la vida comienzan cuando dejamos de luchar por el bien.
Reflexionemos; el deportista o el atleta que deja de entrenar, ¿A qué nivel de atleta llegará?;
padres de familia que al no priorizar el bien, la unidad y superación de todos, permiten que sus
miembros hagan lo que cada quien quiere pensando solo en tener menos problemas, ¿Qué clase
de familia verán sus vecinos?; universitarios que dejan de estudiar en serio y se contentan solo
con pasar el examen por cualquier medio, ¿Qué clase de profesionistas tendremos más tarde?.
Dejar de luchar por el bien y por lo que de veras nos supera es lanzarnos al vacío, caminar hacia
el precipicio de una vida sin motivos sólidos, sin valores y sin entusiasmo.
La ley del menor esfuerzo va llevando poco a poco a la pereza, al robo, a la ilegalidad, a
fraudes, a injusticias, hasta la corrupción y al crimen; así, como cáncer sin sentir, se va
carcomiendo y destruyendo la responsabilidad, el respeto, el servicio, el esparcimiento sano, la
convivencia y la paz. El peor daño es que se va perdiendo el sentido, la finalidad y el amor a la
vocación, al trabajo humano, a la educación de calidad, a la política, a las variadas profesiones, a
la familia y a la misma vida humana. Sin luchar y con la dinámica del menor esfuerzo ninguna
persona se supera, ninguna familia mejora y ningún pueblo progresa.
A un buen médico no le desalientan las enfermedades graves, le estimulan a estudiar e
investigar; a un deportista o atleta no lo desalienta un contrincante mejor, al contrario, le mueve a
entrenar y prepararse más; a un empresario no le desalienta la competencia, le estimula a revisar
la calidad, presentación y precio de su producto. Los grandes desafíos y necesidades
fundamentales de la vida son resortes que nos estimulan a reflexionar y a luchar con creatividad y
tenacidad para mejorar. Al iniciar el año, redoblemos el esfuerzo y luchemos por nuestra familia
y comunidad; ante las dificultades nunca bajemos los brazos; pongámonos metas concretas.
Con mi saludo y bendición para todos
+ José Luis Chávez Botello
Arzobispo de Antequera Oaxaca.
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