Lo cotidiano como metodo

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 PONENCIAS Lo cotidiano como metodo Luciano González‐Alfaya Doctorando en la U.P.M. D.E.A. por la Universidade da Coruña [email protected] Patricia Muñiz Núñez Master "Metropolis" por la U.P.C. D.E.A. por la Universidade da Coruña [email protected] El presente documento propone una reflexión sobre las estrategias de revitalización de barrios con muy distinta problemática. A través de acciones de difusión y participación es posible reactivar el interés por el espacio público y conectar a ciudadanos entre si. Se trata de un estudio, una plataforma de reflexión y difusión, denominado La ciudad de los barrios, puesta en marcha en A Coruña con el apoyo de distintas instituciones y desarrollada bajo nuestra dirección. Partiendo de la observación del espacio público, el análisis de las percepciones y una serie de acciones participativas de bajo coste se han desarrollado actuaciones de revitalización de barrios, centrándonos en la reconsideración de lo cotidiano como estímulo del interés por lo colectivo. Es habitualmente aceptado que las primeras experiencias sostenibles se plantearon desde el denominado “sentido común”, luego elevado a criterios de Ecología o Sostenibilidad. En Galicia, debido al clima húmedo y ventoso, la orientación de las viviendas no admitía dudas, ni tampoco la elección de los materiales ni los sistemas constructivos. Sin embargo, la planificación de las ciudades fue realizada, por lo general, desde prácticas altivas que poco o nada consideraban el lugar o sus usos posteriores, imponiendo determinados modos de habitar ajenos a la comprensión del territorio. En A Coruña, donde la mayoría de los barrios actuales se construyeron durante el periodo del desarrollismo y el 50% de las viviendas se situan por encima de una séptima planta (1), esta problemática se hace todavía más evidente. Los ciudadanos, como alternativa, han optado por modificar los lugares públicos, la cota cero, según sus criterios y transformaros en espacios “cotidianos”. Al trasladar muchas de sus actividades domésticas al espacio público han conseguido reconquistar entornos asépticos que no eran capaces de reconocer perceptivamente como propios (2). Con esta investigación no tratamos solo de entender estos espacios heterotópicos sino de plantear la consideración de lo cotidiano como germen de estrategias para configurar el espacio público. De modo inverso, el interior de muchas viviendas, especialmente compartidas, o locales comerciales heterogéneos se pueden considerar hoy como reproducción del espacio público tradicional e interfaz de conexiones con realidades distantes. Entender la configuración de estos espacios modificados a posteriori no se propone para tratar de recrear atmósferas finales sino con el fin de poder ofrecer en los espacios públicos de los distintos barrios proyectos flexibles, capaces de ser diferentes en cada ocasión, de responder a las contingencias. Si asumimos las vidas liquidas que relataba Bauman (3) difícilmente podremos confiar la capacidad para la revitalización de los barrios a la arquitectura acabada, al urbanismo definido o al proyecto urbano delimitado. Los espacios higienizados de los centros urbanos, e incluso de otras zonas, existen para recrear condiciones genéricas, reconocibles por todos y aceptables para los que están de paso en la ciudad. Pero los lugares que se sienten como propios, aquellos que sirven para conectar a unos vecinos 1 PONENCIAS con otros, los que permiten que sucedan cada día cosas diferentes, son aquellos espacios flexibles donde los objetos cotidianos tienen un papel fundamental y la relaciones personales se anteponen a las características urbanas. Finalmente comprobamos que mas del 80% de los ciudadanos se siente a gusto en la zona en la vive (4) sin diferencias significativas entre los barrios centrales y los que conforman las periferias urbanas. Estrategias de aproximación Para comprender la manipulación individual de estos espacios, reflejo de los deseos de sus usuarios, resulta util establecer una progresiva aproximación sobre lo construido. Un proceso, a posteriori, que simultanea la observación, el análisis y la participación sin establecer relaciones secuenciales. Cronológicamente la primera de las estrategias consistió en la observación visual del uso de los espacios públicos. Para ello creamos un sistema taxonómico de acciones, lugares y objetos que configuran "lo que sucede" en cada uno de los barrios de las ciudades, en este caso, del noroeste peninsular [fig.1]. Esta primera observación ratificaba la utilización habitual de los espacios urbanos como escenario de actividades consideradas domésticas a la par que reflejaba una disolución progresiva de lo público y lo privado, de lo exterior e interior,... como demostración tangible de la superación de las dualidades clásicas que configuran lo urbano. Las imágenes de lo cotidiano trasladadas a foros no habituales, evaluadas de forma aislada, consideradas como herramientas de comprensión de los espacios colectivos, sirven para detectar múltiples alteraciones ocasionales en la programación de lo público. [Fig. 1 Diagrama de usos del espacio público en 7 ciudades de Galicia y 3 del norte de Portugal. www.habitares.eu] 2 PONENCIAS Como segunda estrategia de aproximación recurrimos a la realización de medio millar de encuestas en distintos barrios de la ciudad de Coruña con unas características sociales, económicas y geográficas muy diferenciadas. Son áreas que después describiremos particularmente pero que inicialmente responden a construcciones realizadas en periodos diversos de la historia de la ciudad y van desde las zonas rurales hasta los polígonos residenciales del final del siglo pasado, pasando por los distritos históricos de la ciudad o los barrios planificados de los años sesenta. Los cuestionarios no pretenden averiguar cuestiones "objetivas" ya que que probablemente nada de lo sucede en las ciudades pueda ser categorizado como tal. Las preguntas inciden en las percepciones y deseos de los ciudadanos como método para comprender sus intenciones a posteriori y las carencias de la planificación urbana. Los datos nos permitieron focalizar el interés en cuestiones singulares de cada barrio partiendo de un análisis conjunto que realizamos en cada una de las zonas. Por último planteamos la necesidad de realizar acciones sobre el terreno, en contacto con los vecinos y que sirviesen para fomentar la participación de los ciudadanos, proponiendo debates sobre aspectos urbanos que incidan en lo colectivo como superación de las controversias individuales. Las actividades propuestas se plantearon desde la escasez de recursos y como experimentos para evaluar la capacidad de transformación desde el bajo coste en el espacio colectivo. Ninguna de las actuaciones superó los dos mil euros, aunque sin duda contaron con la voluntad y dedicación de los colectivos de arquitectos (ergosfera y desescribir) que las dirigieron. La suma de estas aproximaciones nos está permitiendo detectar deseos ciudadanos no considerados, por lo general, en las propuestas arquitectónicas. La posibilidad de intervenir a posteriori sobre lo ya edificado y hacerlo además desde el bajo coste, nos facilita las acciones sostenibles de revitalización de barrios, al menos en lo referente al espacio público. Aún siendo conscientes de la necesidad ocasional de intervenciones de mayor calado, en especial cuando se trata de infraestructuras o de las condiciones de habitabilidad de las viviendas, si somos capaces de crear espacios colectivos acogedores, si integramos elementos de lo cotidiano en lo público ‐o permitimos su integración‐ contribuimos a aumentar la autoestima y el interés por residir en un determinado barrio. Al fin y al cabo, como decíamos, más del 80% de la población no cambiaría su lugar de residencia con indiferencia absoluta de la posición ‐o calidad parametrizada‐ que tenga el barrio en la ciudad. LOS LUGARES DE BORDE El primero de los barrios analizados es el conjunto formado por Feans y Mesoiro, dos núcleos rurales situados en el acceso a la ciudad y que durante años sirvieron como áreas de abastecimiento agrícola de la misma. Su distancia al centro les permitió mantener un tipo de vida alejado de los estándares urbanos aún contando con servicios propios de la ciudad. El progresivo desplazamiento de los centros de negocios en las ciudades y su traslado a las periferias residenciales, en contacto con vías de alta capacidad, ha alterado notablemente la vida de este tipo de barrios. Nos interesa de esta situación las dualidades constantes de los espacios de borde. La presencia de múltiples contradicciones enriquece estos lugares con características singulares que resultan esenciales para la ciudad cuando sin embargo son a menudo reducidos en su significado para ser solo utilizados como áreas de oportunidad y repetir modelos de la trama urbana consolidada, en este caso, con una mayor comodidad de acceso [Fig.2]. La alteración extrema y homogenización que producen las Edge cities (5) al trasladar importantes áreas de negocio a los espacios de borde contrasta con la intensidad y pluralidad de las actividades menores, de los negocios no regulados, de la convivencia sin ordenanzas, etc., que poseen estos lugares. 3 PONENCIAS [Fig. 2. Los bordes urbanos producen imágenes confusas y homogenizadas. www.habitares.eu] La irrupción de nuevas vías altera por completo ‐y generalmente de modo imprevisible‐ estos paisajes, generando asimismo nuevas partes "traseras" de lo urbano. Son espacios de indefinición y desinterés que acaban concentrando usos no programados pero deseados de los que podemos obtener importantes lecciones. Los nuevos complejos de negocios, tanto de oficinas como comerciales o "servicios", se resuelven hacia el interior de sus arquitecturas negando por completo toda relación con el lugar en el que se asientan. En el caso analizado confluye además la existencia de un polígono logístico y la presencia de dos campus universitarios no vinculados. En este contexto, y apoyándose todavía en los viejos caminos de acceso a la ciudad, ahora pavimentados, se sitúan dos barrios con un total de apenas dos mil habitantes. Por lo general los espacios de borde, en especial al estar en contacto con las vias de comunicación, son ejemplos de indefinición programática. El geógrafo portugués Alvaro Domingues (6) incide en la ausencia de regulación de los lugares de borde que los convierte en extraordinarios muestrarios de los deseos de los ciudadanos y reflejos de la permanente capacidad de reconfiguración. Igualmente Loukaitou‐Sideris y Ehrenfeucht (7) se centran en el interés de estos espacios como áreas de negociación y conflicto del espacio público, en especial en partes de ciudad en las que otros elementos urbanos ‐plazas, parques,..‐ no existen o son claramente secundarios. Recuperación de los espacios agrícolas De todas las dualidades que ofrecen los espacios de borde nos interesó centrar la estrategia de revitalización en la recuperación del interés por lo agrícola. Conocíamos múltiples experiencias de creación de huertas urbanas en ciudades de todo el mundo pero en este caso el principal objetivo no era fomentar el conocimiento de las actividades agrícolas a los habitantes del centro de la ciudad sino mantener la estructura medioambiental de la zona e incentivar la autoestima del barrio en un momento de indefinición en su planificación y de constante presión edificatoria al carecer de otros modelos de desarrollo. 4 PONENCIAS Bajo la coordinación del colectivo Desescribir se planteo la iniciativa "huertas en la ciudad de los barrios" que puso en contacto a residentes de distintos barrios de la ciudad con vecinos de estos antiguos núcleos rurales. A los primeros les sirvió para conocer la realidad urbana de una zona de la ciudad que nunca es punto de llegada y que a través de esta iniciativa reclamó su presencia en los medios de comunicación y en el imaginario de la sociedad coruñesa. En el lado opuesto, a los residentes de este barrio, se les presentaba una oportunidad de dar uso ‐que no rentabilidad‐ a unas tierras que ya no trabajan mientras establecían nuevos vínculos con habitantes de otras zonas. [Fig.3]. [Fig. 3. Recuperación de huertas en Feans. www.laciudaddelosbarrios.org] Más allá de la contribución sostenible de la iniciativa, nuestro interés reside en transmitir la importancia de la permanencia de estas estructuras agrícolas y su coexistencia con la trama urbana edificada. No se puede comprender un territorio cuando desaparecen las referencias que le dan sentido. Los lugares de borde pueden ser extraordinarios campos de experimentación pero es esencial custodiar las características naturales si pretendemos evitar el artificio de los falsos "núcleos rurales". LAS EXPERIENCIAS DE SOCIABILIZACIÓN Son cada día más los "lugares" no reglados que están produciendo conocimiento, gestionando actividades, fomentando intercambios y actuando como legítimos laboratorios de sociabilización. Estas situaciones se dan en cualquier parte de la ciudad pero habitualmente surgen en tejidos urbanos de un fuerte sustrato histórico, con un poso de activismo social heredado que de manera no cuantificable se refleja desde los negocios hasta los residentes del barrio. Aunque se trata de un planteamiento social o ciudadano al urbanismo, representa también un modo de ver la ciudad, de entender lo urbano. Probablemente todavía no existan respuestas concretas y tal y como relata Fernández Güell (8), el contrapunto a la idea del desarrollo urbano competitivo ‐basado esencialmente en parámetros económicos‐ es probable que esté todavía en fase de articulación. Pero en este proceso de definición, las iniciativas de sociabilización autónomas, los centros autogestionados, las 5 PONENCIAS experiencias no regladas e incluso la transmisión del pensamiento por vías ajenas a las que conocemos, jugará un papel primordial. El aumento de la capacidad económica parece directamente vinculada a los excesos ornamentales en el espacio público, a un control absoluto de toda forma arquitectónica y también de toda actividad. Como plantea Manuel Delgado (9), existe un interés desmedido por lo homogéneo, por la "institucionalización" de lo colectivo, que se asocia directamente al miedo hacia lo no previsible y con la pretensión de asignar actividades pre‐programadas. Recientemente se ha incrementado el interés por la clase creativa con el impulso de gurús como Richard Florida que ven en ello una alta capacidad de desarrollo económico. Sin embargo se desprecia sistemáticamente la producción intelectual no reglada, esperando hallar el modo de canalizar las energías de lo no programado hacia cauces más regulados, más concentrados y capaces de predecir. Resulta obvio que una cosa entra en contradicción con la otra. En A Coruña el Barrio de Montealto posee el sustrato suficiente para ser un terreno fértil en el campo del activismo ciudadano. Concentra la mayor parte de las agrupaciones sociales de la ciudad y posee varios locales autogestionados con una programación de acciones mucho más intensa que cualquier organismo oficial. La trama urbana combina vestigios de construcciones de inicios del siglo pasado con recientes edificios en un habitual proceso de aburguesamiento o gentrificación. La coexistencia de estas dos realidades enriquece el barrio pero hay una tendencia progresiva hacía la "higienización" de las calles, regularizando trazados y uniformizando la edificación. Parece esencial que si se desea mantener este tipo de convivencia convenga realzar el valor de la sociabilización del espacio, poner de relieve los cimientos culturales existentes y situar en ellos pilares de identidad del barrio en lugar de ser sustituido por "genéricas" calles y plazas arboladas. Capacidades de expresión Con la intención de reactivar el interés en los espacios de sociabilización y contraponer este debate a las discusiones sobre la forma de ciudad, se plantearon una serie de reuniones con los colectivos que tienen su sede en el barrio, desde las asociaciones de vecinos hasta los centros autogestionados o las casas okupadas. [Fig. 4. Espacio de reunión y expresión. www.laciudaddelosbarrios.org] 6 PONENCIAS La acción fue coordinada por el colectivo Ergosfera que propuso activar el uso del espacio público facilitando herramientas que permitiesen la expresión directa de necesidades o deseos. Para ello plantearon un primer objeto que sirviese de intensificador de esas relaciones, concentrando en los vacíos urbanos las acciones de difusión de estos colectivos. El objeto ofrece, en pequeña escala, los soportes necesarios para servir de punto de encuentro entre activistas y vecinos, permitiendo además la transformación según las necesidades de sus usuarios [Fig. 4]. Este tipo de objetos exploran las posibilidades de comunicación que de manera natural ya suceden en el espacio público. Por lo tanto, no es necesario crear elementos singulares para que este intercambio de conocimiento se produzca, aunque conviene hacer visibles a estos colectivos para reclamar su papel en la construcción de lo urbano, asumiendo la imposibilidad de un control sobre su producción intelectual y aprovechando las aportaciones que ello conlleva. Nuestro objetivo no se centraba en la revitalización de una estructura social que ya es sólida y activa; el propósito fue reconsiderar lo que sucede en estos entornos por su singularidad y evitar su destrucciión en pro de una reiteración formal mimética en todos los barrios de la ciudad, afirmando de ese modo la existencia, o la preponderancia, de un único modelo de rehabilitación urbanística. LOS PROCESOS DE VISIBILIZACIÓN Hace unos años Ricardo Legorreta afirmaba que el ego de los arquitectos nos hacía estar más preocupados por la opinión de los colegas que por las percepciones de los usuarios de nuestras obras. Las ciudades han confiado una parte esencial de su actividad económica al turismo y alrededor de ello se construyen la mayoría de las imágenes que tenemos de una ciudad. La progresiva disminución del tiempo de estancia en los viajes turísticos ha contribuido a fomentar escenarios de cartón‐piedra que dejen un recuerdo agradable en la retina de visitante, con ciertas dosis de singularidad, en un entorno siempre suficientemente seguro, con elementos reconocibles y facilitando objetos souvenir que dejen constancia "real" de la experiencia del visitante (10). Esta práctica de modelaje de ciudades ha llevado a algunos barrios a transformarse hasta llegar incluso a la negación de sus propias caracteristicas. La construcción de pieles de ciudad va más allá de los intereses publicitarios como atractores de negocio y pasa a convertirse en argumento político recurrente como mejora ambiental del espacio público Para hacer visible una ciudad en el exterior, la mayoría de ellas siguen un mismo patrón de recuperación de la zona histórica, embellecimiento de los accesos, construcción de edificios "nombrables" jalonando un determinado recorrido programado, encumbramiento de un monumento o imagen pintoresca y, a poder ser, un equipo de fútbol que propague el nombre de la ciudad o un gran evento que aproveche el marketing asociado a todo gran acontecimiento. En paralelo se desarrollan una serie de actuaciones menores, complementarias, que debido a su escala son más fácilmente comprensibles y aceptables para los ciudadanos. Son aquellas operaciones de acupuntura urbana (11) en las que se mantiene e incluso se potencia lo que no es diagramable, lo que no se puede planificar: los sonidos, los olores y los colores de la calle. Ante tanto esfuerzo de visibilización de la ciudad, de creación de fachadas mas o menos artificiales para los visitantes efímeros, se realza la importancia del contacto del cuerpo con la ciudad, carne y piedra que describía Sennet (12) o los fenomenos experimentales que describe Steven Holl (13) al relatar su experiencia en texturas y olores en la sobreexplotada Barcelona contemporánea. Percepciones que van más alla de las imágenes acabadas que la ciudad pretende transmitir. La fuerza de lo cotidiano como reflejo de lo endógeno, como augurio de entendimiento y aceptación. En la zona de Riazor se entrelazan las imágenes que la ciudad quiere transmitir como el equipo de fútbol, la torre del milenio ‐obelisco de reciente construcción‐, un mirador sobre la ciudad, un museo nacional,... con áreas residenciales de calidad media que se agolpan tras esa fachada visible de ciudad. Pero también en este entorno se sitúa un pequeño barrio, compuesto únicamente por algo menos de 7 PONENCIAS 300 personas que residen en la zona desde hace casi medio siglo, en viviendas de alquiler municipal, y que permanente fueron ignorados por la administración: el barrio de Campanario. [Fig. 5. Pintado de los elementos divisorios del espacio sin vehiculos. www.laciudaddelosbarrios.org] Operaciones de bajo coste En este caso abordamos la problemática de la infravivienda y la capacidad de las operaciones de bajo coste para transformar la percepción de los espacios urbanos. En un barrio donde no existen las mínimas condiciones de urbanidad de nada sirve discutir sobre los acabados. Se trata de zonas en sombra, barrios afóticos y marginados cuyo problema seminal es la falta de visibilización. Nuevamente, bajo la coordinación del colectivo Desescribir, planteamos una secuencia de acciones básicas que permitiesen la trasformación de algunos elementos del barrio pero que sobretodo supusiesen la visibilización de Campanario como un barrio más de la ciudad. La implicación de los vecinos y su interés por reclamar sus hábitos cotidianos ‐imposibles en edificaciones en altura‐ aumentó la participación de todos ellos en las acciones de limpieza y mejora del barrio. Cada unos de ellos contribuyó esencialmentalmente con su oficio, haciendo sencillo el pintado de fachadas, la soldadura de la pergola o la limpieza de la vegetación. Las principales labores realizadas consistieron en la reparación y mejora del centro social, la construcción de "fronteras" para los vehículos [Fig. 5] y, sobre todo, la construcción de un espacio cubierto que facilitase la convivencia vecinal los días de lluvia. La constante presencia de mobiliario doméstico en el espacio público se ve así avalada con la realización de un área cubierta y abierta, capaz de seguir fomentado los usos cotidianos en el espacio público. LOS ESPACIOS DE RELACIÓN De todas las posibles miradas que se pueden establecer sobre lo urbano, resulta esencial la referida al funcionamiento, manipulación o alteración que los ciudadanos hacemos del espacio público. Las intervenciones de rehabilitación de barrios tienen un marcado componente tectónico en lo referido a lo edificado ‐en especial a lo residencial‐ pero los vacíos urbanos son terrenos de negociación de todos los usuarios y, por tanto, la percepción, la comodidad, la identificación,... tienen un papel prioritario. 8 PONENCIAS Después de los múltiples investigaciones sobre el funcionamiento de los espacios públicos entre los años sesenta y ochenta ‐con especial incidencia de los trabajos de Jane Jacobs y de William H. White‐ recientemente se ha retomado el estudio por las formas de ocupación de los lugares no programados, buscando en ellos los elementos ausentes en las plazas y parques ultra‐definidos de nuestra ciudades (14). En la manipulación de los objetos cotidianos, en el activismo de los ciudadanos negando su condición de usuarios previsibles de formas arquitectónicas establecidas, radica, como relataba Michel de Certeau (15), la contribución de la "creatividad cotidiana" a la forma de ciudad. Mientras las ciudades se ocupan esencialmente de seguir creando entornos asepticos para sus visitantes o de crear imagenes idilicas que parecen formar parte de revistas de diseño, una parte de la ciudadanos siguen ocupando el espacio publico en función de sus deseos. La creciente ligereza de los material unida a relaciones efímeras en el campo de lo comercial o incluso personal, están dando pie a la utilización recurrente de instaciones temporales que devienen en espacios urbanos activos y sugestivos lugares de intercambio. Son también, como indica Florian Haydn (16), áreas de observación de otros comportamientos, facilmente reinventados y, por tanto, necesariamente innovadoras. El barrio de Matogrande, a la entrada de la ciudad, es, según los indicadores económicos, una experiencia inmobiliaria de éxito. En apenas quince años ha logrado revalorizar el coste de las viviendas y los bajos comerciales son utilizados como punto de encuentro de vecinos de otras partes de la ciudad. Sin embargo los espacios públicos, como en otras tantas ocasiones, fueron expulsados hacia los bordes del barrio actuando simplemente como filtros naturales entre las vías de comunicación de alta capacidad que lo rodean y la edificación. Esto ha originado que la mayoría de estos espacios colectivos sean zonas verdes de difícil acceso y ausentes de mobiliario urbano, trasladando de este modo la mayor parte de la actividad social hacia locales privados de consumo obligatorio. Objetos básicos y lugares de estancia Se instó a los vecinos a reflexionar sobre la posición de estos espacios contemplativos y su sustitución por el uso recurrente de cafeterias como contenedores de actividades sociales mientras se proponia la utilización de elementos básicos ‐en este caso de jardín‐ para reactivar los espacios infrautilizados. Bajo la coordinación del colectivo ergosfera, una serie de mobiliario de uso cotidiano fue puesto a disposición de los vecinos como activación del pro‐comun. Una etiqueta informaba sobre los posibles usos y sobre la ausencia de propiedad exclusiva de los objetos [Fig. 6]. [Fig. 6. Basicos de jardin puestos da disposición del pro‐común. www.laciudaddelosbarrios.org] 9 PONENCIAS Sorprendió el ofrecimiento a la manipulación, alteración y evolución de los mismos para un mejor uso en los espacios cotidianos del barrio probablemente debido a la inequivoca asociación entre manipulación de objetos y vandalismo que transmite la administración. El permanente control del espacio público y gasto excesivo en el mantenimiento impoluto del mobiliario urbano representa una falta de interés real por el uso de los espacios y la preminencia de lo visual sobre lo util. Afortunadamente la actual situación de crisis permitirá la aparación de propuestas disímiles como contrapunto a la homogenización de los espacios colectivos. CONSIDERACIONES FINALES Las cuatro aproximaciones anteriores son solo la raíz de un problema. Resulta innegable que la realidad ‐sea urbana o no‐ es diferente para cada persona y por tanto indescriptible. La vieja aspiración del arquitecto de resolverlo todo con su sabiduría y conocimientos se diluye para reconvertirse en un mediador capaz de ofrecer propuestas que permitan la interacción de los usuarios y ser un creador de escenarios capaces de soportar las posibles contingencias derivadas de lo no programable. De este modo el proyecto urbano se transforma y los objetos arquitectónicos básicos ‐con un grado de definición variable según la situación‐, los objetos cotidianos, logran configurar espacios colectivos capaces de albergar múltiples funciones sociales siendo asumidos de manera inmediata por los ciudadanos. Si la estrategia de intervención en el espacio publico es otra, debe sustentarse en busquedas experimentales de nuevos "objetos" que contribuyan al fomento de las relaciones interpersonales pero carece de sentido priorizar la estética en las intervenciones en el espacio público. [Fig. 7. Utilización de los elementos vegetales como mesas. www.habitares.eu] Nuestras intenciones no pueden encallar ante un bajo presupuesto. El proyecto será otro y la capacidad de transformación puede que inferior, pero es muy probable que la relación entre inversión y resultados sea mucho más favorable en estos casos. Lo más difícil es que mientras los honorarios de los técnicos dependan del presupuesto de la obra ‐y no del esfuerzo o dedicación‐ seguiremos siendo cómplices indirectos de estas inversiones. Aún asi, resulta aventurado corroborar la escasa confianza de los ciudadanos en los técnicos, muy probablemente por que siempre son estos los responsables de los equivocos mientras los politicos se atribuyen los exitos. No es de estrañar, por tanto, que durante el estudio comprobasemos que la mayor parte de los encuestados confian más en las decisiones asamblearias ciudadanas que en técnicos o politicos (17). 10 PONENCIAS Al dar forma a los espacios públicos a través de decisiones finales de los ciudadanos, de su participación activa e imprevisible como usuarios de los espacios que diseñamos, de sus conexiones virtuales como complemento de las presenciales, de la traslación cultural de habitos multietnicos a estos espacios, necesitamos aprovechar las estrategias de lo cotidiano para configurar el espacio colectivo ya que en su negociación, incluso en su complejidad, lograremos la reactivación social de los barrios. Se trata de una estrategia revitalizante más lenta y menos programable que la definida en el proyecto urbano convencional pero servirá de complemento seminal si no aspiramos a definir hasta la última pauta del comportamiento de los ciudadanos. El primero de los axiomas de Watzlawick certifica que "es imposible no comunicarse". Tal vez para conseguir revitalizar e incluso rehabilitar cualquier barrio de cualquier ciudad sea suficiente el hecho de crear las atmósferas adecuadas en el espacio público mediante la introducción de lo cotidiano como herramienta que permite su modificación, que es adaptable a las situaciones cambiantes e imprevisibles del devenir de toda ciudad. Bibliografía (1) Joan Busquets, Plan General de A Coruña. Ayuntamiento de A Coruña. 2009 (2) Luciano G. Alfaya & Patricia Muñiz. Habitares, los lugares de los ciudadanos. Ed. Andar Quatro. Santiago de Compostela. 2009 (3) Zygmunt Bauman, Tiempos Liquidos. Vivir en una época de incertidumbre. Barcelona. Tusquets Editores. 2007 (4) Datos extraídos de http://www.laciudaddelosbarrios.org (5) Joel Garreau, Edge City. Life on the new frontier. New York: Doubleday. 1991 (6) Álvaro Domingues, A Rua da Estrada. Porto. Dafne Editora. 2009 (7) Anastasia Loukaitou‐Sideris&Renia Ehrenfeucht, Sidewalks, London. The MIT Press, 2009 (8) Jose Miguel Fernández Güell, Planificación estratégica de ciudades. Barcelona. Editorial Reverté, 2006 (9) Manuel Delgado, Memoria y lugar. Valencia. Ediciones Generales de la Construcción. 2001 (10) D. Medina Lasansky. Arquitectura y Turismo. Barcelona. Ed. Gustavo Gilli. 2006 (11) Jaime Lerner. Acupuntura urbana. Barcelona. Ed. Actar. 2005 (12) Richard Sennet. Carne y Piedra. Madrid. Ed. Alianza editorial. 1994 (13) Steven Holl. Urbanism. Working with doubts. New York. Princeton Architectural Press. 2009 (14) Margaret Crawford & Otros. Everyday Urbanism. New York. The Monacelli Press. 1999 (15) Michel de Certeau, The Practice of Everyday Life. Berkeley, University of Californy Press. 1988 (16) Florian Haydn, Temporary Urban Spaces. basel. Birkhäuser. 2006 (17) Datos extraídos de http://www.laciudaddelosbarrios.org 11 
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