prisioneros combatientes

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“Me vi con el fusil y me dio mucha vergüenza...
me sentí muy mal, eso esta mal”
1
PRISIONEROS COMBATIENTES
datos del primer informe exploratorio sobre el uso de
niños niñas y adolescentes para los propositos
del conflicto armado en colombia.
dr. natalia springer
INTRODUCCION
Este reporte, nacido del esfuerzo por emprender el doloroso camino de identificar y evaluar
el daño que el conflicto armado ha producido y sigue produciendo entre los niños, las niñas
y los adolescentes, cumple con el objetivo de caracterizar los crímenes del reclutamiento
y del uso de niños, niñas y adolescentes para los propósitos del conflicto armado en
Colombia. Esto incluye la vinculación de niños, niñas y adolescentes de otras nacionalidades y como la ocurrencia del fenómeno en territorios de frontera.
Aquí entendemos que no existe el “reclutamiento voluntario” de niños, niñas y adolescentes
(NNA), pues toda vinculación es forzada independientemente de los medios de co-optación
y que los niños no solo están siendo reclutados para combatir sino que son empleados
bajo diversas modalidades por los grupos armados, modalidades que incluyen la milicia, la
cooperación y las bases de apoyo1, todas orientadas a cumplir múltiples propósitos relacionados directamente con el desarrollo conflicto armado2. Este planteamiento está en sintonía
con el derecho internacional humanitario actual, que interpreta el “usar menores para participar en enfrentamientos” de forma amplia, lo que incluye v.g. trabajos de inteligencia, apoyo
o mensajería.3
La responsabilidad de estos crímenes no recae exclusivamente sobre los grupos armados
ilegales sino además sobre todo tipo de bandas delincuenciales y organizaciones criminales
especialmente aquellas al servicio del narcotráfico.
1 Jens Chr. Andvig, Child Soldiers: Reasons for Variation in their Rate of Recruitment and Standards of Welfare, NUPI Working Paper No. 704, Oslo Norwegian Institute of International Affairs, 2006. Kwesi Aning y Angela
McIntyre, “From Youth Rebellion to Child Abduction: The Anatomy of Recruitment in Sierra Leone“, Invisible
Stakeholders: The Impact of Children on War, Angela McIntyre, ed., Pretoria: Institute for Security Studies 2004,
page. 67-86.
2 Jo Becker, “Children as Weapons of War”, Human Rights Watch World Report 2004, New York: Human
Rights Watch 2004.
3 Véase Regla 137 del derecho internacional humanitario consuetudinario, ICRC, Customary International
Humanitarian Law: Vol. II Practice, Cambridge University Press 2004, Chapter 39, Sec D “Children must not be
allowed to take part in hostilities” (…) “In the framework of the war crime of ‘using children to participate actively
in hostilities’ contained in the Statute of the International Criminal Court, the words ‘using’ and ‘participate’ have
been adopted in order to: cover both direct participation in combat and also active participation in military activities linked to combat such as scouting, spying sabotage and the use of children as decoys, couriers or at military
checkpoints. (…) the use of children in a direct support function such as acting as bearers to take supplies to the
front line, or activities at the front line itself, would be included within the terminology”
“Yo andaba rezao. Ami las balas no me pasan”
METODOLOGIA
DE LOS OBJETIVOS GENERALES Y ESPECÍFICOS DE ESTE ESTUDIO
Caracterizar las formas actuales y el desarrollo de los crímenes del uso y el reclutamiento
de niños, niñas y adolescentes en Colombia,
lo que incluye identificar los factores que definen el riesgo y la vulnerabilidad individual y
territorial, establecer los elementos para un
sistema de alerta temprana y las condiciones para la ruta jurídica y social de apoyo a
la población en riesgo.
Así mismo quisimos aportar los elementos
para la construcción de herramientas de enseñanza que reduzcan, mitiguen, controlen y
contengan la vulnerabilidad y el riesgo individual y territorial y contribuir al fortalecimiento
de las políticas públicas dedicadas al control
y la contención del fenómeno. De la misma
forma, y a través de extensos diálogos con
las instituciones, quisimos reunir los esfuerzos para alertar, visibilizar y denunciar efectivamente el fenómeno, controlar los esfuerzos que en este asunto invertirán los entes
territoriales y municipales y aportar elementos para futuros procedimientos judiciales.
QUE QUERIAMOS SABER?
• ¿Quienes son las víctimas? (el perfil básico de los niños, niñas y adolescentes
que están siendo usados o reclutados
para cumplir propósitos relacionados con
el desarrollo del conflicto armado)
•
•
•
•
•
•
•
2
¿De donde vienen? (la estructura familiar)
¿Quien (es) los recluta(n)? (el perfil de
los presuntos responsables)
¿Como los reclutan? (el móvil)
¿Con que propósito? (el motivo)
¿Cuales son las condiciones estructurales que favorecen la producción del fenómeno en los municipios de alto riesgo?
(la oportunidad)
¿Cual es la situación actual? (el comportamiento territorial del fenómeno)
¿Cuales son los escenarios probables?
(la tendencia a futuro)
COMO LO HICIMOS?
El estudio parte del análisis de tres monumentales bases de datos:
1. El perfil de los Niños, Niñas y Adolescentes: Los resultados de las entrevistas realizadas a 437 niños, niñas y adolescentes
desvinculados del conflicto armado, con
el fin de identificar tendencias, patrones
comunes y los rasgos más significativos
de su perfil. El cuestionario fue ajustado
a la luz de los estándares internacionales de cuestionamiento de victimas4. Las
entrevistas se desarrollaron en Armenia,
Pereira, Ibagué, Bogotá, Bucaramanga,
Cali, Cartagena, Medellín y Valledupar.
2. El perfil de los municipios de origen: Una
base de datos de 145 factores que describen la actividad económica y social de
todos los municipios del país, consolidada con el fin de identificar si existían unas
4 Manual of the United Nations Human Rights Special Procedures according to mandate given to the Human
Rights Council in General Assembly resolution 60/251 and originally adopted at the 6th Annual Meeting of
Special Procedures Mandate-holders, in 1999, Geneva: UNHCHR Draft June 2006; United Nations Manual on
the Effective Prevention and Investigation of Extra Legal, Arbitrary and Summary Executions, U.N. Doc. E/ST/
CSDHA/12 (1994); Guidelines for the Conduct of UN Inquiries into Allegations of Massacres- 1995- DPI/1710.
5 En el marco de los siguientes parámetros y principios: motivo, propósito y objetivos de la evaluación; alcance
de la evaluación (lógica de la intervención y resultados, criterios de evaluación, cuestiones a evaluar); contexto
(contexto del desarrollo y contexto de la política, contexto institucional, contexto socio-político, planes de ejecución); metodología de la evaluación (explicación de la metodología utilizada, valoración de los resultados,
consulta con los actores relevantes, muestreo, equipo de evaluación); fuentes de información (transparencia de
las fuentes de información, fiabilidad y exactitud de las fuentes de información); independencia (independencia
del evaluador frente a los actores, proceso de evaluación libre y abierto); ética de la evaluación (evaluación
llevada a cabo de manera profesional y ética, reconocimiento de los desacuerdos entre el equipo de evalua-
“Cuando iba a visitar a mi mama las señoras me hacían
fila para pegarle su susto a los maridos siendo que yo
antes era un don nadien”
condiciones estructurales en los municipios que facilitan o promueven el uso y
reclutamiento de niños, niñas y adolescentes. Estábamos igualmente interesados en conocer los factores inmunizantes, los protectores y los que contienen
la vulnerabilidad y el riesgo.
3. El perfil operativo de los actores armados: Durante cuatro meses se desarrolló la verificación sobre terreno según los
estándares internacionales de verificación de terreno y los estándares de evaluación del CAD5 con el fin de establecer
el perfil operativo de los grupos armados
ilegales que reclutan o usan niños niñas
y adolescentes. Para ello se construyo
un modelo simple, continuo y estandarizado. El modelado incluyo la detección
y operacionalización de las estructuras
armadas ilegales, líneas de mando, el
monitoreo de los radios de acción por coordenadas, las fuentes de financiación,
los propósitos estratégicos que justifican
patrones de movilidad y las cinco variables operativas básicas a saber: vías de
acceso, clima, planteamiento de ataque
de las FFAA, patrones migratorios y flujo
de insumos básicos.
Las coordenadas se operacionalizaron según variables como: ubicación de campamentos y de campos minados, puntos de
combate (con peso relativo establecido según margen lineal dentro de los últimos tres
años), combatientes abatidos, laboratorios
de drogas, atentados contra infraestructura
militar y civil, zonas de actividad económica,
corredores estratégicos, vías de acceso, flujo de insumos de consumo básico).
Toda la logística se desarrolló estableciendo
zonas de estudio delimitadas por perímetros
artificiales en zonas críticas, escalando los
mapas y diseccionándolos por áreas ma-
3
nejables con localización de puntos críticos
como zonas urbanas y rutas de acceso, así
como estableciendo los probables vértices
de crecimiento y expansión (tendencia territorial de los corredores hacia otras zonas).
El diseño de los perímetros se hizo usando
programas restringidos de cartografía avanzada6 y tablas interactivas para observar el
comportamiento individual de los datos
Para el análisis cuantitativo, se eligieron tres
procesos:
4. Estadística Descriptiva
5. Análisis de Exploración de Datos
6. Estadística Interferencial
El análisis cualitativo (pero cuantificado) se
hizo a partir de un modelo simple de riesgo
y vulnerabilidad. El riesgo se define como la
medida de la probabilidad y la severidad del
impacto de un factor adverso sobre un sistema7. Los niveles de riesgo se miden dentro
de rangos de distribución de probabilidades
cuya definición depende del nivel de incertidumbre sobre los posibles resultados y del
grado de imprecisión de los datos disponibles. Para medir tanto el riesgo como los niveles de vulnerabilidad a un riesgo dado, se
estableció un set de variables lógicas, sistémicas y claramente definidas.
En tal sentido, la vulnerabilidad se definiría
como el nivel de “inseguridad y sensibilidad
de un sistema a los efectos adversos de un
factor en un ambiente volátil”. La vulnerabilidad varia según la presencia de una suerte
de condiciones ex ante en un sistema que,
dado un riesgo, pueden producir un daño
cuya severidad depende del peso de esas
condiciones.
Entre esas condiciones se encuentran la
preexistencia de un riesgo, la ausencia de
mecanismos de respuesta y adaptación, la
ción); calidad (incorporación de los comentarios de los actores involucrados, control de calidad); relevancia de
los resultados de la evaluación (formulación de los resultados de la evaluación, evaluación ajustada al tiempo
y al presupuesto, recomendaciones y lecciones aprendidas, uso de la evaluación); exhaustividad (cuestiones
de evaluación a las que responden las conclusiones, claridad en el análisis, distinción entre recomendaciones,
conclusiones y lecciones aprendidas, claridad y representatividad del resumen ejecutivo). Véase OECD, Development Assistance Committee, Evaluation Guidelines, Paris: OECD, disponible en: http://www.oecd.org/dac/
evaluationnetwork (Consulta online: diciembre de 2007).
“Me dijo: ‘mire chino, uste aquí lo que va a tener es plata
y viejas y todo lo que quiera’ (…). Yo ahí me fui”
existencia de variables asociadas al factor
principal, la ausencia de planes de contingencia y de esfuerzos de preparación o de
una red jurídica, social y de seguridad que
contengan el daño.
Para establecer las medidas de riesgo y vulnerabilidad, se creó un modelo simplificado
con los propósitos de identificar, recrear las
relaciones casuales entre las fuentes y los
factores que promueven el riesgo y su probable impacto, cuantificar y medir, evaluar el
peso real de los factores de riesgo y su probable efecto en un sistema dado, gestionar
y proyectar las medidas de prevención (para
evitar el riesgo), alerta temprana y contención de daño (mitigar su impacto y limitar su
radio de influencia). La matriz de valoración
se distribuye en rangos por severidad del
riesgo en cuatro sectores: Social, Económica, Política, Ambientales/Geográficas.
Con los datos aportados por la verificación,
se construyeron escenarios según la presencia de variables causales o cuya presencia
aumenta el rigor del efecto del riesgo sobre
el sistema. Para ello se hizo un mapeo de
las probables consecuencias humanitarias,
dentro de un proceso que trazado así.
1. Identificación de la potencial fuente de
crisis
2. Determinación de la naturaleza de la crisis
3.
4.
5.
6.
7.
4
Análisis sobre posible desarrollo de la
crisis
Identificación y estratificación de las
áreas criticas hacia las que deben dirigirse los esfuerzos
Identificación de los modos mas óptimos
de respuesta
Determinación de la capacidad actual de
respuesta
Proyección de las medidas para fortalecer la capacidad de respuesta
¿QUE ENCONTRAMOS?
El Uso y Reclutamiento de niños, niñas y
adolescentes (NNA) se ha incrementado
sustantivamente como parte de una agresiva adaptación al planteamiento de las Fuerzas Armadas. La demanda de niños y niñas
para evadir los controles de seguridad y el
transporte de información y bienes esenciales para su supervivencia parece registrar un
aumento sostenido especialmente en áreas
urbanas y valiéndose de amenazas, coacción y el secuestro de los jóvenes8.
El Promedio de ingreso formal de los NNA
fueron los 12,9 años. Encontramos niños
que aseguraron haber ingresado desde los 4
años de edad, pero tan solo se encontró un
6 Gracias a la red del GSDS Gesellshaft für Strategisches Design Von Sicherheit Lösung.
7 Ver en, Yacov Y. Haimes. Risk Modelling, Assessment and Management, 2nd ed. New York: Wiley 2004.;
Mani Devyani, Vulnerability Analysis and Asset Management., United Nations Centre for Regional Development
(UNCRD) Working paper 2004; Office for the Coordination of Humanitarian Affairs (OCHA), Methodology for
Humanitarian Early Warning Analysis. Early Warning Unit. New York: United Nations 2004; Randy Borum y David Verhaagen, Assessing and Managing Violence Risk in Juveniles, New York: The Gilford Press 2006.
8 Luz Victoria Martínez. “Denuncian presencia de reclutadores en barrios de Sincelejo”. El Tiempo, Marzo 6
del 2008.
9 Otras investigaciones llegaron a similares resultados, por ejemplo, Human Rights Watch, Aprenderás a no
llorar: Niños combatientes en Colombia, Bogotá: Human Rights Watch y UNICEF 2004, pág. 41 reporta que
más que dos tercios dijeron haber sido reclutados antes de cumplir 15 años. Según el informe de la Defensoría
de Pueblo y UNICEF, Caracterización de los niños, niñas y adolescentes desvinculados de los grupos armados
ilegales: Inserción social y productiva desde un enfoque de derechos humanos, Bogotá: Defensoría del Pueblo
y UNICEF 2006, pág. 73, la edad promedia de reclutamiento en Colombia en 2005 era de 12,8 años. Cifras
similares pueden encontrarse en otros conflicts, véase Alcinda Honwana, Child Soldiers in Africa. Philadelphia:
University of Pennsylvania Press 2007; Gérard Dhôtel, Les enfants dans la guerre, Paris: Les essentiels Milan
“Me dijo: ‘mire chino, uste aquí lo que va a tener es plata
y viejas y todo lo que quiera’ (…). Yo ahí me fui”
patrón sistemático de reclutamiento consistente desde los 6 años de edad9.
El 65,7% de los NNA se vinculó entre los
6 y los 14 años de edad en clara contravención de toda la normativa vigente en la
materia.
A nivel de combate encontramos que el
68,7% de la muestra son hombres y el
31,3% de mujeres10. Las proporciones
se invierten al nivel de milicia, auxilio y
cooperación11.
Los grupos armados prefieren vincular a
niños, niñas y adolescentes provenientes
de grupos indígenas porque registran los
promedios más altos de permanencia.
Los niños no ingresan a organizaciones
que les son desconocidas. Generalmente
ingresan a las filas de un grupo que conocen,
y lo conocen porque miembros del grupo armado han entrado en contacto con ellos en
cuanto circulan permanente por la zona de
5
habitación de los menores o porque al interior de las organizaciones armadas cuentan
con familiares o amigos.
El método de vinculación es progresivo y sistemático, empieza con el contacto
eventual y la valoración de los potenciales
combatientes en la asignación de tareas y
responsabilidades que van ganando importancia según el desempeño.
Los niños, niñas y adolescentes (NNA)
trabajan para los grupos armados ANTES12 de vincularse como combatientes:
Un numero altamente significativo de niños
(68% del total) reporto haber hecho algún
tipo de ‘trabajo’ para el grupo armado directamente relacionado con la actividad bélica,
antes de su ingreso formal, actividades que
se concentraron especialmente en el manejo y transporte de minas y explosivos
(55,2% de la muestra), labores de inteligencia (9% de la muestra), logística (6,3%
de la muestra), milicia (3,8% de la muestra)
1999.
10 Este porcentaje de niñas en las filas irregulares es bastante alta en una comparación internacional. Sólo
una tercera parte de la fuerzas armadas en el mundo que utilizan combatientes menores de edad admiten
mujeres y los números oscilan entre el 10% y el 25%, véase P.W. Singer, Childen at War, New York: Pantheon
2005, pág. 31-32; Dyan Mazurana y Susan McKay, “Child Soldiers: What about the Girls?”, Bulletin of the Atomic Scientists, Vol. 57, No.5, pp. 30-35 (2001); Yvonne E. Keairns, The Voices of Girl Child Soldiers: Sri Lanka,
New York: Quaker United Nations Office 2003.
11 Eso se ha comprobado también en otros escenarios de conflicto, véase Elisabeth Rehn y Ellen Johnson
Sirleaf, Women, War and Peace: Independent Experts Assessment on the Impact of Armed Conflict on Women
and the Role of Women in Peace Building. New York: UNIFEM 2002; Rachel Brett y Margaret McCallin, Children: The Invisible Soldiers, Stockholm: Rädda Barnen 1996.
12 La OIT tiene varias convenciones sobre el trabajo infantil y su prohibición, véase entre otros, Carol Bellamy y Jean Zermatten, (eds.) Realizing the Rights of the Child, Berna: Rüffer & Rub 2007; International Labor
Organisation (IPEC) Wounded Childhood: The Use of Children in Armed Conflict in Central Africa, Geneva: ILO
2003; Geraldine Bueren, The International Law on the Rights of the Child, The Hague: Martinus Nijhoff Publishers 1998; Una McCauley, Catherine Ransquin y Maureen O’Flynn, Child rights and child protection before,
during and after conflict: lessons learned and working guide, Estocolmo: Save the Children Sweden 2003.
13 Un ejemplo es el relato de una niña jefe de una pandilla juvenil en Cartagena que se dedicó a organizar y
mandar comida a la guerilla. Cuando fue advertida de que los paramilitares la estaban buscando, intentó ingresar a las filas de la guerrilla, pero fue capturada en una acción del ejército, en Guillermo González Uribe, Los
Niños de la Guerra, Bogotá: Planeta 2002, pág. 59-69.
14 La literatura sobre el desplazamiento interno en Colombia es enorme, véase por ejemplo, Martha Nubia Bello, Elena Martín Cardinal y Fernando Jiovani Arias, eds. Efectos psicosociales y culturales del desplazamiento,
“De mi casa mataron a tres. Yo no podía dormir pensando
en como vengarme de esos hijueputas”
y transporte de víveres y alimentos (12,5%
de la muestra). Un porcentaje aún superior
(89% del total de la población entrevistada)
reporto haber hecho ‘favores’ al grupo armado antes de su ingreso, lo que incluía hacer
mandados, bajar remesas, llevar razones y
hacer llamadas13.
Los niños, niñas y adolescentes han cambiado de municipio de habitación en un
promedio de 3,5 veces antes del ingreso
al grupo armado. La mayoría de migraciones anteriores a este evento guardaba relación con motivos de trabajo de los padres
o -especialmente fuerte en el departamento
de Antioquia- con el desplazamiento forzado
de la familia14.
Estos NNA pertenecen a familias numerosas, cuya estructura medular cambia
regularmente por cuestiones de supervivencia económica. los individuos son de
extracción campesina y pertenecen a una
población hipersensible a los cambios económicos en sus regiones de origen lo que
explica el permanente cambio de residencia
en busca de trabajo o las ausencias prolongadas o incluso definitivas de uno o más
miembros del núcleo familiar15.
Una de las medidas de emergencia consiste en sacar a los hijos del colegio y ponerlos a trabajar. Son familias sin ahorros,
ni cobertura social, ni seguridad alimentaria
y cuyas actividades giran en torno a la supervivencia económica. Son los primeros en
sufrir el impacto de cualquier signo de de-
6
presión, y esta situación los obliga a adaptarse con rapidez.
Los permanentes cambios de vivienda y la
inestabilidad familiar podrían tener un impacto importante en el desarrollo moral de estos
menores: la incapacidad para desarrollar
redes sociales extensas podría tener un
efecto importante en la internalización de
reglas y modos sociales, así como en la
percepción de sus deberes y obligaciones
para con los demás. De la misma manera,
la experiencia de migración regular les impediría formar parte de un circuito social
que monitoreara su crecimiento o que
alertara sobre su eventual desaparición.
La experiencia de migración obliga al menor
a perder contacto con la escuela y con los
pares y constriñe a una proporción importante de los menores a trabajar desde muy
temprana edad.
Algunos de ellos se vieron forzados a
ingresar al mercado laboral a causa de
un aumento en el desempleo que afectó
directamente los ingresos de la familia
o los lanzó a la economía informal, y los
obliga a multiplicar las fuentes de búsqueda.
Esta circunstancia que expulsa al niño de un
circuito de protección como es la escuela en
una coyuntura social inflamada por la presencia de un conflicto armado cuyos efectos
mas adversos generalmente pesan sobre
las fracciones sociales menos favorecidas,
traslada al niño de una zona de vulnerabilidad a una de riesgo.
Bogotá: Universidad Nacional, Fundación Dos Mundos y Corporación Avre 2000; Carlos Tassara y otros, eds.
El desplazamiento por la violencia en Colombia: Experiencias, análisis y posibles estrategias de atención en el
departamento de Antioquia, Bogotá: CISP y Ecoe Ediciones 1999; Consultaría para los Derechos Humanos y el
Desplazamiento, Un país que huye: Desplazamiento y violencia en una nación fragmentada, Bogotá: CODHES
y UNICEF Colombia 1999; Daniel Pécaut, Guerra contra la Sociedad, Bogotá: Espasa 2001, pág 257-277; Ana
María Ibáñez y Pablo Querubín, Acceso a tierras y desplazamiento forzado en Colombia, Bogotá: Universidad
de los Andes, Documento CEDE, May 2004; M. González Bustelo, Desterrados: Desplazamiento forzado en
Colombia, Barcelona: Médicos sin Fronteras, Diciembre 2001.
15 Las características del perfil familiar se discutirán más adelante.
16 Armando Montenegro y Rafael Rivas, ibid., pág. 43.
17 Para este problema, véase, entre otros, Darío Farjado, “Tierra, poder político y reformas agraria y rural”,
Cuadernos Terra y Justicia, no.1, Bogotá: ILSA 2002.
“Mi mama me lloró mucho una vez que fui a verla por un
permiso. Me llevo donde el cura y ahí me entregaron”
Algunos jóvenes manifestaron que no podían
ser sostenidos por sus padres o que vivían
en difíciles condiciones familiares en las que
no existían mínimas garantías de seguridad
alimentaria. Eso también abre una nueva
perspectiva: muchos niños se unieron a
estos grupos armados como una estrategia válida de supervivencia.
Al mismo tiempo aparece la cuestión sobre el
impacto de la demanda de mano de obra de
las organizaciones armadas irregulares en
el campo y su efecto en la crisis del agro16
en Colombia17. Dos tercios de los padres
trabajaron en este sector, lo que confirma
el reclutamiento de niños y adolescentes
como un fenómeno mayoritariamente rural.
La mayoría de los NNA en los grupos armados tienen un nivel escolar muy bajo:
aunque el 81,1% de los jóvenes entrevistados reportó haber atendido la escuela en algún momento de su vida antes del ingreso
al grupo armado, la mayoría apenas había
completado algún grado de primaria, y muchos de ellos no consiguieron aprender a
leer y escribir, es decir, que no alcanzaron
a internalizar los elementos mínimos para
la alfabetización básica. Entre las razones
mas frecuentes tanto para el bajo nivel de
desempeño escolar así como para el abandono de la escuela, se encontró que la alternancia entre las dos actividades (trabajo
y estudio), aumentaba la probabilidad de
inasistencia escolar18.
Las difíciles condiciones económicas aumentan la presión sobre el ingreso del
7
menor al mercado laboral a tiempo completo. Asimismo, los problemas familiares,
entre los que sobresale la violencia intrafamiliar y la migración por razones económicas o con orígenes en una crisis de desplazamiento forzado, obligaron a algunos
menores a interrumpir los ciclos de estudio.
Otros reportaron el hambre y la dificultad
para entender y asimilar los contenidos
de la enseñanza que recibían, como causales para el abandono de la escuela. Para
algunos de ellos, la experiencia escolar fue
altamente traumática y les creó una auto
imagen pobre y la impresión de que sus
oportunidades se reducían dramáticamente
debido a su bajo desempeño intelectual.
Mas del 70% de la muestra de Niños, Niñas y Adolescentes NO tenían oportunidades para desarrollarse: Básicamente
más de la mitad de la muestra reportó no
tener ninguna oportunidad de acceso a la
tierra, estudio o dinero. La única perspectiva
de desarrollo estaba en el trabajo. Un tercio
de los entrevistados (34.7%) manifestó no
haber dispuesto de absolutamente ninguna
perspectiva para el avance económico o social.19
El 6.5% de los jóvenes entrevistados reportó que, de no haber ingresado al grupo
armado, ‘estaría muerto’. Un 16.8% reportó
que ‘estaría peor’. Esto confirmaría que la
participación en el conflicto es en sí una
estrategia de supervivencia para algunos
jóvenes.
Aunque mas del 80% de los jóvenes que
18 El panorama general de la educación en Colombia se trata en Hernando Gómez, Educación: Agenda del
siglo XXI: hacia un desarrollo humano, Bogotá: Tercer Mundo Editores 1999, además de Alejandro Gaviria, Los
que suben y los que bajan: Educación y movilidad social en Colombia, Bogotá: Fedesarrollo y AlfaOmega
2002 y Armando Montenegro y Rafael Rivas, Las piezas del rompecabezas: Desigualdad, pobreza y crecimiento, Bogotá: Taurus 2005, pág. 143-185.
19 Eso contrasta con la subcultura nihilista de las pandillas juveniles integradas por sicarios analizada por
Alonso Salazar J., No nacimos pa’ semilla, Bogotá: CINEP 1990.
20 Eso corresponde a las cifras reportadas en Defensoría de Pueblo y UNICEF, Caracterización de los niños,
niñas y adolescentes, op.cit., pág. 167-9, según las cuales el 97% de los jóvenes afirma haber tenido relaciones
sexuales, y el 95,6% de ellos de haberse iniciado antes de los 15 años.
“En el entrenamiento unos hacían de guerrilla y otros de
auc y nos echábamos bala de verdad”.
componían la muestra reporto afiliación a
alguna fe religiosa o simplemente manifestó
‘creer en Dios’, cuando les preguntamos si
la fe religiosa había influido en la decisión
de ingresar al grupo armado el 100% de la
muestra contestó que no.
La experiencia sexual temprana amplía
el margen de vulnerabilidad: El 100% de
la muestra reportó haber tenido relaciones
sexuales. El 54.2% de los menores reportaron haber iniciado la actividad sexual entre
los 4 y los 13 años, el 32% reporto haberse iniciado sexualmente entre los 14 y los
15 años y el 13,9% entre los 16 y los 18
años20.
Todos los grupos armados ilegales tienen
como política vulnerar todos los derechos
sexuales y reproductivos, especialmente de
las niñas y adolescentes: es política de todos los grupos armados ilegales la violación
de los derechos sexuales y reproductivos
especialmente de las niñas y las adolescentes (esterilización forzada, el aborto obligatorio o la humillación sexual como castigo),
la servidumbre sexual (la obligación de sostener relaciones sexuales con altos mandos
dentro de las organizaciones armadas, o de
participar de actividades sexuales contra su
voluntad) y de uso sexual de niños, niñas y
adolescentes para perseguir propósitos relacionados con la actividad bélica (‘conquistar
o atraer’ a combatientes de otros grupos o a
funcionarios públicos para extraer información, promover el reclutamiento, etc).
El perfil individual actual tiene hoy un carácter más urbano y un nivel educativo
más elevado. El reclutamiento y uso de NNA
se esta urbanizando, y ello esta cambiando
dramáticamente el perfil de estos menores.
Igualmente se detectó la persistencia en
el reclutamiento entre poblaciones vulnerables. Reportes de fuentes en zonas de
frontera insistieron en la persistencia del re-
8
clutamiento forzado entre comunidades indígenas y grupos vulnerables (desplazados
y refugiados) en áreas criticas del territorio
nacional con un fuerte impacto en puntos de
corredores estratégicos hacia Venezuela,
Ecuador y Brasil.
Las condiciones precarias de vida, incluida la frecuencia de maltrato e inseguridad
alimentaria, como un factor que aumenta
la situación de vulnerabilidad.
El 54,2% de ellos reportaron origen en
una estructura familiar atípica21 y el
45,8% en una estructura típica. Miembros
de familias generalmente numerosas, en la
que casi todos los miembros se ven obligados a contribuir en los medios de sustento. Una cuarta parte de los entrevistados
reportó no siempre haber vivido dentro de
la misma estructura familiar, lo que refuerza la afirmación del perfil individual de que
son estructuras muy susceptibles a cambios
casi siempre motivados por razones de supervivencia económica o por el impacto del
conflicto armado sobre la zona. Sólo 74,9%
siempre vivió dentro de esa estructura mientras que el 25,1% cambió de hogar por lo
menos una vez.
La mayoría de los padres se dedicaba a
la agricultura (66,1%), aunque muy pocos
reportaron propiedad sobre la tierra que
trabajaban. Un 8,8% se dedicaba a actividades relacionadas con el comercio, un 1,8%
a trabajos en el área del transporte, las madres generalmente se desempeñan como
amas de casa (59,6%). No obstante, frente
a las dificultades de proveer para todos los
miembros de una familia grande y con pocos
recursos, muchas (40,3%) cumplen con
dobles funciones o asumen actividades
adicionales para obtener ingresos extras
para la familia. De estos trabajos, sobresale
de nuevo la agricultura con 21,4%, seguido
por el comercio (8,1%).
21 Bajo familias atípicas se entiende toda conformación que dista del hogar nuclear consanguíneo, o sea,
monoparental, nuclear compuesta (padre-madrastra; madre-padrastro), familia extensa consanguínea (tíos,
abuelos, etc.), familia sustituta, o hogares conformados por jóvenes independientes, véase Miguel Álvarez
Correa y Julián Aguirre Buenaventura, Guerreros sin sombra, op.cit., pág. 52-53.
“Yo lloraba harto, pensaba en mis hermanitos mucho (…) el jefe
me dijo déjese que yo le paso esa joda que tiene´ y me violó (…)
ya después no podía dormir de pensar que se me viniera”
La pobreza extrema expulsa los niños, niñas y adolescentes y los sitúa en una situación de alto riesgo: Sólo el 2,2% de los
sujetos confirmó que en su hogar disponían
de ‘más de lo necesario’, mientras que el
45,4% reportó apenas ‘lo justo para sobrevivir’, el 36,8% identificó recursos ‘muy escasos’ y el 15,7% declaro haber hecho parte de
un hogar con acceso a ‘recursos insuficientes incluso para sobrevivir’. Esta claro que la
mayoría (51,8%) de estos hogares sufría de
serias privaciones económicas,
Estos niños vienen de hogares que registran importantes niveles de violencia
intrafamiliar y ambientes comunitarios
víctimas de amenazas especiales: el
42,9% informaron que fueron víctimas del
maltrato; 6,1% reportaron asaltos sexuales;
8,6% vivían en hogares donde era habitual
el abuso de drogas o alcohol; 40,6% experimentaron serios problemas económicos que
amenazaban la supervivencia de la familia
y 16,4% reportaron otro tipo de problemas.
Adicionalmente a las presiones internas, las
familias por lo general vivían en un ambiente
violento, donde los actores armados hacían
presencia y se podían esperar disturbios o
ataques en cualquier momento. Amenazas
especiales para la vida y integridad física
son el desplazamiento, el secuestro, las masacres y los asesinatos.
La experiencia de desplazamiento eleva
exponencialmente el riesgo de reclutamiento. Para estos niños, ingresar a un
grupo armado es una estrategia de supervivencia: Cuando les preguntamos si ha-
9
bían sido victimas del desplazamiento, más
de un tercio de la muestra contesto afirmativamente. Aunque el desplazamiento es un
fenómeno masivo en Colombia22, es igualmente cierto que 34,9% es una proporción
exageradamente alta en una población alvó
de análisis. De esta muestra, el 37,7% fue
víctima antes de ingresar al grupo armado
irregular, y el 62,2% padecía esta experiencia en un estadio posterior a la afiliación. En
otras palabras, se comprueba que el ingreso al grupo armado aumenta la probabilidad
de caer víctima de este crimen, en cuanto le
convierte en un objetivo militar para el grupo
enemigo.
Efectivamente, el 29% de los niños reportaron tener un familiar al interior de un
grupo armado.
QUIEN (ES) LOS RECLUTA(N)?
(EL PERFIL DE LOS PRESUNTOS RESPONSABLES)
Los crímenes de reclutar y de utilizar menores de edad para los propósitos del
conflicto armado son crímenes de una
gravedad excepcional en cuanto se trata
de un crimen colectivo, ejecutado de manera
sistemática y consumado con la clara intención de someter a una población especialmente vulnerable, de convertir a las victimas
en victimarios.
La instrucción de los reclutados procede
en varias fases, entre las que se encuentra
22 Adam Isacson,“Colombia’s Human Security Crisis,” Disarmament Forum, No. 2, 2002, pág. 25-40.
23 Neil G. Boothby y Christine M. Knudsen, “Children of the Gun,” Scientific American, January 2000, pág.
40-45; P.W. Singer, Children at War, New York: Pantheon 2006, pág. 70-93.
24 Véase, entre otros, Jo Boyden “The Moral Development of Child Soldiers: What Do Adults Have to Fear?”
Peace and Conflict: Journal of Peace Psychology, Vol. 9, No. 4 (2003), pag. 343-362; Joshua Barenbaum,
Vladislav Ruchkin y Mary Schwab-Stone, “The Psychosocial Aspects of Children Exposed to War: Practice and
Policy Initiatives”, Journal of Child Psychology and Psychiatry, Vol. 45, No. 1 (2004), pag. 41-62; I. Derluyn, E.
Broekaert, G. Schuyten y E. De Temmerman, “Post-traumatic Stress in Former Ugandan child soldiers”, The
Lancet, No. 363, March 13, 2004, pag. 861-3; C.P. Bayer, F. Klasen y H. Adam, “Association of Trauma and
PTSD Symptoms with Openness to Reconciliation and Feelings of Revenge among Former Ugandan and Con-
“Hasta quinto (de primaria) pero cuando llegué allá no
sabía ni leer”
el “endurecimiento” emocional de los niños,
un proceso en el que reciben duros castigos. Los niños son maltratados, forzados
a presenciar atrocidades o a ejecutarlas
personalmente23. Estas prácticas no solamente cumplen con el objetivo de convertir
en absoluta e incuestionable la autoridad de
los comandantes sino también de erradicar,
por la vía del miedo y el trauma, la precaria
formación moral de estos niños, niñas y adolescentes, así como fomentar entre ellos una
subcultura de la violencia.
Es de suponer que el impacto de esta traumatización profunda y múltiple es severa, y genera enormes inconvenientes en
el proceso de resocialización y reintegración futura de estos sujetos a la vida civil24.
Los reclutadores, perpetradores de estos
crímenes, son personas sorprendentemente normales y comunes, las comunidades no reconocen en ellos una fuente
de riesgo y vulnerabilidad: Algunos estudios destinados a calificar los perfiles de los
10
comandantes de los campos de concentración25, los médicos Nazis que practicaron
experimentos atroces26, el personal encargado de practicar la eutanasia a poblaciones
señaladas27, las unidades de exterminio28,
los torturadores latinoamericanos29, los criminales de guerra de la ex-Yugoslavia30 y
otros responsables de masacres y pogromos ejecutados por comunidades enteras31
concluyeron que la mayoría de los perpetradores de estos crímenes eran personas
sorprendentemente normales y comunes. El
examen de crímenes masivos cometidos por
colectivos ha concluido que la explicación de
estos hechos por la vía de las características individuales de los perpetradores es insuficiente y dudosa32. Aquello ha llevado a
forenses y fiscales al examen de las estructuras, las condiciones sociales y el contexto
en el que ocurren estos eventos.
En Colombia bajo la política de ‘la combinación de todas las formas de lucha’33. En
esta coyuntura, el reclutamiento y uso de
menores para el combate se convirtió en
una estrategia óptima, en cuanto los niñas, niños y adolescentes eran más ap-
golese Child Soldiers”, Journal of the American Medical Association, Vol. 298 No. 5 (Aug. 2007), pag. 555-9.
25 Gitta Sereny, Into that Darkness: An Examination of Conscience. New York: Vintage Books 1983 (1a ed.
1974); Tom Segev, Die Soldaten des Bösen: Zur Geschichte der KZ-Kommandanten. Reinbek: Rowohlt 1992.
26 Robert Jay Lifton, The Nazi Doctors. Medical Killing and the Psychology of Genocide, New York: Basic
Books 1985
27 Henry Friedländer, The Origins of Nazi Genocide: From Euthanasia to the Final Solution. Chapel Hill: University of North Carolina Press 1995.
28 Christopher R. Browning, Ordinary Men: Reserve Police Battalion 101 and the Final Solution in Poland, New
York: Harper Perennial 1993; Richard Rhodes, Masters of Death: The SS-Einsatzgruppen and the Invention of
the Holocaust, New York: Alfred A. Knopf 2002.
29 Marta K. Huggins, Mika Haritos-Fatouros y Philip G. Zimbardo, Violence Workers: Police Torturers and Murderers Reconstruct Brazilian Atrocities. Berkeley: University of California Press 2002.
30 Slavenka Drakulic, They Would Never Hurt a Fly: War Criminals on Trial in The Hague. New York: Viking
2004.
31 Jan T. Gross, Neighbours: The Destruction of the Jewish Community in Jedwabne, Poland 1941, London:
Arrow Books 2004; Jean Hatzfeld, Una temporada de machetes, Barcelona: Editorial Anagrama 2004.
32 Wolfgang Sofsky, Die Ordnung des Terrors: Das Konzentrationslager, Frankfurt: S. Fischer Verlag 1993,
pag. 18.
“No volví a la escuela, me tocaba muy duro. Trabajaba en
el campo y no era sino sentarme y me quedaba dormido”
tos para un aprendizaje temprano de los
contra-valores de la violencia, parecían
menos sospechosos de haber entrado
en contacto con el enemigo y cumplían
un rol fundamental en las formaciones de
primera línea de combate.
El reglamento oficial de las FARC del año
1999 señala a este respecto que se puede
ingresar a la guerrilla voluntaria y concientemente entre los 15 y los 30 años. El ELN
en su “Código de Guerra” estipula que
un recluta debe cumplir como mínimo los 16
años para ser admitido, y las AUC se comprometen en el 9 artículo de su “Estatuto de
Formación” con que la edad de todos sus
integrantes debería superar los 18 años de
edad34. Todas estas reglas se formularon
en conformidad con el derecho internacional
humanitario actual, que exige la observación
de un límite de 15 años para el reclutamiento
y la participación en las hostilidades35. No
obstante, y como se ha mostrado repetidas
veces y se descubre limpiamente en esta investigación, estos compromisos no se observan en la práctica36.
A QUE GRUPOS PERTENECEN?
Según el relato de los niños, niñas y adolescentes y los hallazgos de la verificación,
la mayoría de ellos (52,1%) pertenecía a
las FARC-EP, seguido por 29,1% que sirvieron en diferentes grupos paramilitares
(AUC y ACC) y 16,8% en el ELN-UCC. La
categoría “otros” se refiere a grupos disiden-
11
tes, remanentes del EPL y el ERP y grupos
emergentes e incluye al restante 1,9% de las
niñas, niños y adolescentes entrevistados.
La gran mayoría de estos jóvenes se han
desmovilizado a riesgo de su propia vida, en
cuanto el abandono del grupo armado es
un acto calificado como ‘traición’ y castigado con la pena de muerte.
Fue por eso que solicitamos información precisa sobre la población total de niños, niñas
y adolescentes desmovilizados o capturados
y el porcentaje de los sujetos que habiéndose desmovilizado en evento de una captura
o una desmovilización individual, declararon
haber ingresado a las filas del grupo armado
siendo aún menores de edad. Este análisis
se hizo sobre una población total de 10.732
sujetos registrados en el sistema entre agosto del año 2002 y diciembre del 200737.
La muestra reveló que una proporción no
inferior al 42,16% del total de los combatientes desmovilizados/capturados de las
FARC y el 45.25% de los combatientes
desmovilizados/capturados del ELN ingresaron a las filas de estos grupos armados siendo aún menores de edad. En
cuanto a los porcentajes de aportación de
la muestra: aproximadamente el 74% de todos los niños y adultos desmovilizados que
ingresaron a las filas siendo niños, pertenecieron a las FARC, mientras que aproximadamente un 16% perteneció al ELN. Un 10%
pertenecería a los desmovilizados individuales de las AUC y de otros grupos disidentes.
Recuérdese que se registra aquí la edad de
33 Waller, Becoming Evil, op.cit. pág. 271.
34 Human Rights Watch, Aprenderás a no llorar: Niños combatientes en Colombia, Human Rights Watch y
UNICEF 2004., pág. 53-59.
35 Se refleja no solamente en los Protocolos adicionales I y II a las Convenciones de Ginebra asi como en
el estatuto del Tribunal Penal Internacional, sino existe un amplio consenso que este límite ya forma parte del
derecho internacional consuetudinario, véase ICRC, Customary International Humanitarian Law: Vol. I Rules,
Cambridge: Cambridge University Press 2004, pág. 482-488.
36 PNUD, Callejón con Salida: Apuntes sobre el conflicto en Colombia: Informe sobre el desarrollo humano
para Colombia 2003. Bogotá: PNUD 2003.
“La cucha, la maestra vivía rabona conmigo. El día que
la vea se la devuelvo”
ingreso de los combatientes. Es altamente
probable que la mayor parte de ellos hayan servido los propósitos de los grupos
armados desde mucho antes de que ocurriese la vinculación militar.
Las AUC no entregaron a sus niños en las
desmovilizaciones: La razón por la que no
se valoró el comportamiento de la muestra
en el caso de las AUC fue porque en entrevista, el Comandante en jefe Salvatore Mancuso, reveló que como parte de la estrategia política de paz de este grupo armado,
se tomó la decisión de entregar una mínima
proporción del total de los niños y niñas que
componían las filas en las desmovilizaciones
colectivas. Se recomienda un estudio de estas afirmaciones y una valoración del impacto socio-económico y jurídico de este curso
de acción. Sin embargo se estima que una
proporción no inferior a 1 de cada 4 combatientes de las AUC ingreso a las filas
siendo menor de edad.
No contamos con números confiables sobre las proporciones en el uso de NNA al
nivel de milicia, cooperación y ayudantía,
pero a relato de los propios combatientes,
las proporciones se mantienen. Tras cada
combatiente ilegal hay entre 8 y 10 civiles
prestando apoyo (logística, inteligencia,
provisiones, mensajería, alimentación,
servidumbre sexual, escudos humanos,
en la ejecución de trabajos relacionados
12
con sus propósitos económicos, etc), y
se estima que una proporción no inferior
al 40% de esta población es menor de
edad.
Estas proporciones sustancian suficientemente la afirmación de que el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes, tanto
para el caso de las FARC como para el de
el ELN y los Paramilitares, es una práctica
masiva, sistemática, intencional, desproporcionada, que hace parte de una política deliberada de estas organizaciones
en cuanto ella facilita el cumplimiento de
sus propósitos estratégicos y optimiza
sus modos de operación. La responsabilidad sobre estos hechos recae directamente sobre los jefes máximos de estas
estructuras.
Los grupos armados, según la experiencia
relatada por los sujetos que componían la
muestra, no son percibidos como fuerzas
oscuras y periféricas, que amenazan el orden y la convivencia de la comunidad, sino
como fuerzas que forman parte de un orden
social, organizaciones familiares, habituales
integrantes de la cotidianidad.
Cada actor armado dispone de una subcultura de soporte, donde recibe no solamente abasto logístico y moral, sino que
a la vez le sirve como reserva estratégica
para el reclutamiento38. Al igual que los
grupos armados mismos, las comunidades
37 Según datos solicitados mediante derecho de petición al Programa de Desmovilización a la Vida Civil del
Ministerio de Defensa Nacional. Febrero del 2008.
38 Sobre las subculturas regionales de apoyo a la violencia véase Fernán E. González, Ingrid J. Bolívar y Teófilo Vázquez, Violencia política en Colombia: De la nación fragmentada a la construcción del Estado, Bogotá:
CINEP 2003; Fernando Cubides, Burocracias armadas, Bogotá: Norma 2005; en general Charles Tilly, The
Politics of Collective Violence, Cambridge: Cambridge University Press, 2003. En referencia al reclutamiento de
terroristas, se ha observado que los miembros de una contra-cultura rebelde (v.g. en un ambiente de estudiantes o universitario) o de una fracción radicalizada de una cultura tradicional o religiosa (v.g. en Iran o en la India)
sirven como un caldo de cultivo para producir nuevos militantes en las filas del grupos terrorista, véase Grant
Wardlaw, Political Terrorism: Theory, Tactics and Counter-Measures, 2a ed. Cambridge: Cambridge University
Press 1989; Bruce Hoffman, Inside Terrorism, New York: Columbia University Press 1998;
39 Guillermo Ferro Medina y Graciela Uribe Ramón, El Orden de la guerra, op.cit. p.80.
40 International Committee of the Red Cross, Children in War, Ginebra: ICRC 2004, pág. 26-27; Rachel Brett,
“Adolescents volunteering for armed forces or armed groups”, International Review of the Red Cross (December 2003), Vol. 85, No. 852, pág. 857-866, P.W. Singer, Children at War, op.cit., pág. 61-69. Jimmie Briggs, In-
“Un profesor mas atrevido! Vivía metiéndole a uno
mano!. Yo le dije a mi mama que no servía pa´la escuela
(…) me dio una muenda! (…) y me puso a trabajar”
13
de apoyo están situadas en zonas periféricas, relativamente aisladas del resto del país,
caracterizadas por un bajo nivel educativo,
altos niveles de descomposición social y el
desarraigo cultural que facilita la aceptación
de soluciones simples y opciones radicales
como la lucha armada39.
COMO LOS RECLUTAN? (EL
MÓVIL)
Este estudio, apegado a la normativa internacional de última generación, se sitúa firmemente en una perspectiva de la defensa
de los derechos y desconoce la categoría de
‘reclutamiento voluntario’40 de menores de
edad, y entiende a estos sujetos como rehenes o prisioneros combatientes41.
El 86.9% de los sujetos que componían
la muestra manifestó que su ingreso hizo
parte de una decisión ‘personal’ y ‘voluntaria’. Tan sólo 13,1% de los entrevistados
reportaron haber sido forzados a unirse con
el grupo armado. Sin embargo, en la respuesta medió la incapacidad individual para
entender la diferencia entre la obligación, la
fuerza y la supervivencia. Los jóvenes solo
identificaron su reclutamiento como ‘forzado’ cuando este fue provocado por una
circunstancia excepcionalmente violenta, como la amenaza de muerte o la retención.
Los NNA no identificaron de la misma manera su vinculación como forzada cuando esta hizo parte de la conocida “cuota”, “impuesto” o “contribución” que se
impone sobre familias y comunidades en
las zonas de influencia, dentro de la lógica de “definir” su afiliación a uno u otro
bando. La neutralidad es severamente castigada y vista como sospechosa. La rendición
de un miembro de la familia para servicio en
las filas del grupo armado es una práctica
común y sistemática en estos grupos.
El reclutamiento de nuevos combatientes
es una función especializada cuyos métodos varían según las exigencias operativas y las dinámicas territoriales del conflicto. La práctica puede moverse entre la
seducción y la violencia en diferentes combinaciones, y desde la perspectiva individual
no es siempre fácil detectar la alienación y la
fuerza de la coerción que se aplica sobre los
futuros reclutas. El uso excesivo de la fuerza
no es común, por cuanto poco les conviene
generar rechazo entre las comunidades por
conductas abiertamente predatorias contra
la población civil.
Tampoco se puede desconocer que la trayectoria familiar y personal de estos NNA, y
la mezcla de influencias individuales y colectivas, al igual que las decepciones y frustraciones causadas por factores estructurales,
la atracción por la violencia en jóvenes que
nocents Lost: When Child Soldiers Go To War. New York: Basic Books 2005; Coalition to Stop the Use of Child
Soldiers, Lebanon: The vulnerability of children to involvement in armed conflict, London: Coalition to Stop the
Use of Child Soldiers October 2007.
41 Krijn Peters y Paul Richards, “Why We Fight: Voices of Youth Combatants in Sierra Leone“, Africa Vol. 68
Nr. 2 (1998), pp. 182-210; Krijn Peters, Re-Examining Voluntarism: Youth Combatants in Sierra Leone, Pretoria:
Institute for Security Studies, ISS Monograph No. 100, April 2004; Rachel Brett y Irma Specht, Young Soldiers:
Why They Choose to Fight. Geneva-Boulder: International Labour Organization - Lynne Rienner 2004.
42 Martha Crenshaw, “Thoughts on Relating Terrorism to Historical Contexts,” en: Terrorism in Context, Martha
Crenshaw, ed. University Park: Penn State University Press 1995.
43 Juan Guillermo Ferro Medina y Graciela Uribe Ramón, El Orden de la guerra, op.cit. pág. 81; Miguel Älvarez
Correa y Julián Aguirre Buenaventura, Guerreros sin sombra, op.cit., pág. 68-69; Human Rights Watch, Aprenderás a no llorar, op.cit., pág. 63. Ese fenómeno es igualmente observable en otros conflictos, véase Kwesi
Aning y Angela McIntyre, “From Youth Rebellion to Child Abduction: The Anatomy of Recruitment in Sierra
Leone“, en: Invisible Stakeholders: The Impact of Children on War, Angela McIntyre, ed., Pretoria: Institute for
Security Studies 2004, pág. 67-86.
“Desde pelaíto les llevaba paquetes y me daban pa´la
gaseosa”
no tienen nada que perder, los altos niveles
de energía y los deseos de pertenecer a un
‘proyecto mayor’42 como un subproducto de
factores estructurales en una sociedad con
altos niveles de explotación demográfica y
altas tasas de desempleo, las heridas físicas o psicológicas sufridas en una temprana
edad, las aspiraciones de cambio o incluso
las intenciones altruistas, todas condiciones
aprovechadas oportunamente por los reclutadores.
La solidaridad43 con un grupo marginalizado
o víctima de un tipo de violencia también se
constituye en un poderoso factor de influencia, como es el caso de los masivos eventos
de reclutamiento posteriores al desplazamiento forzado de poblaciones enteras en
Antioquia y el Urabá44.
Investigaciones sobre la motivación de ingreso en combatientes adultos han revelado toda suerte de factores45. Además de las
convicciones personales, la intensidad de
la represión experimentada y los percibidos
recursos y objetivos del grupo armado irregular, la interacción con miembros activos
en un grupo armado que hacen parte de la
familia o son sujetos reconocidos por la comunidad juegan un papel determinante en
la decisión individual de formar parte de la
lucha armada.46
La investigación revela como los jóvenes
fueron inducidos generalmente por una
persona conocida, que en un determinado periodo de tiempo los preparó hasta
convencerlos. Tan solo un 23,8% tomó la
iniciativa de buscar el grupo armado por sus
propios medios, pero ni siquiera en este caso
se trato de una situación sui generis, sino de
una determinación, generalmente disparada
por una coyuntura violenta en la que la decisión de activamente solicitar el ingreso a
las filas de un grupo dominante en la zona
de habitación se constituye en la única vía
14
para escapar de un riesgo de muerte casi
inminente.
Tres cuartas partes de la muestra fue inducida por una tercera persona, lo que
desafía la hipótesis del voluntarismo. El
26,2% de los inductores fueron identificados
como “amigos”, en esta categoría se encuentran los reclutadores que viven dentro
de las comunidades y trabajan en calidad de
cooperantes y milicianos. El 20,1% fue identificado como un miembro activo del grupo
armado, y en este grupo se encuentran los
reclutadores-combatientes, que reciben incentivos por el ingreso de nuevos reclutas.
Encontramos mas sustanciado afirmar que
los niños ingresan a las filas de los grupos armados ilegales porque:
1. En primer lugar, debido a la existencia
de un conflicto armado en curso.
2. En segundo lugar, porque el alto impacto del conflicto armado en las regiones
en las que habitan convierte la opción
de vincularse en una estrategia de supervivencia, en una obligación para la
familia y/o hace parte de una opción
de vida.
3. En tercer lugar, porque tratándose de
un fenómeno invisible, no se ha detectado una red institucional coordinada
y esforzada en proteger e inmunizar a
la niñez en situación de riesgo y vulnerabilidad de manera sistemática y
organizada.
4. En cuarto lugar, encontramos que como
mano de obra básica, los niños se
constituyen en un grupo poblacional
indispensable en el desarrollo de los
propósitos estratégicos de los GAIs.
5. Los niños no ingresan a organizacio-
44 Alfredo Rangel Suárez, Colombia: Guerra en el fin del Siglo, Bogotá: Tercer Mundo Editores 1998, pág.
74.
45 Véase por ejemplo el catalogo de motivos en Miguel Älvarez Correa y Julián Aguirre Buenaventura, Guerreros sin sombra, op.cit,. pág. 85.
“Uno mata o se deja matar”
nes que les son desconocidas. Generalmente ingresan a las filas de un grupo que conocen, y lo conocen porque
miembros del grupo armado han entrado
en contacto con ellos en cuanto circulan
permanente por la zona de habitación de
los menores o porque al interior de las
organizaciones armadas cuentan con familiares o amigos.
6. El método de vinculación es progresivo y sistemático, empieza con el
contacto eventual y la valoración de los
potenciales combatientes con responsabilidades que van ganando importancia
según el desempeño.
Igualmente se renuevan las conclusiones
según las cuales, la verificación sobre el
terreno alerta sobre cambios muy sustanciales en estos patrones.
Los datos reflejan que la edad de reclutamiento es cada vez mas baja y los métodos de vinculación son cada vez más
violentos. Estos cambios en el comportamiento de la variable guardan relación con
el desarrollo actual del conflicto.
El reclutamiento forzado, pero especialmente el uso de niños, niñas y adolescentes se ha incrementado sustantivamente
como parte de una agresiva adaptación al
planteamiento de las Fuerzas Armadas.
La demanda de niños y niñas para evadir
los controles de seguridad y el transporte
de información y bienes esenciales para su
supervivencia parece registrar un aumento
sostenido. La estrategia parte de un cálculo que supone que el bloque normativo que protege a los menores de edad no
solo evita procesos penales en caso de
15
captura, sino que impide que el sistema
judicial use al menor como testigo o informante.
CON QUE PROPOSITO? (EL
MOTIVO)
Los NNA cumplen básicamente con las
mismas funciones que desarrollan los
adultos. Esta realidad fue ratificada por el
82,4% de los entrevistados quienes expresaron que, según su experiencia, no existía
ninguna diferencia entre las actividades que
ellos realizaban y las que realizaban los combatientes adultos. Sus funciones corresponden a la descripción general de las funciones de los combatientes según rango, área
de operación y nivel de especialización.
Estos NNA pueden calificarse como prisioneros combatientes: a pesar de que viven bajo circunstancias que les incapacitan
para pensar y actuar con autonomía, opinar,
cuestionar a sus superiores, moverse con
libertad, desarrollar libremente su personalidad y en las que se suprimen todos los
derechos civiles y sociales, ellos consiguen
identificarse con sus victimarios47.
Una de las conductas que determinan la verdadera condición de estos menores en las filas de los grupos armados, no solamente es
la efectiva supresión de todos sus derechos
y libertades individuales y colectivas, sino
además las consecuencias de la decisión de
abandonar las filas. El 100% de la muestra
reveló que en efecto no existe posibilidad
de abandonar las filas por una decisión
individual o consensuada. El abandono
de las filas es visto como la forma mas
46 Mauricio Florez-Morris, “Joining Guerrilla Groups in Colombia: Individual Motivations and Processes for
Entering a Violent Organization”, Studies in Conflict and Terrorism, Vol. 30, no. 7 (July 2007), pag. 615-634.
47 Para este fenómeno véase en general, Margaret Wilson, “The psychology of hostage-taking,” en: Terrorist,
victims, and society: Psychological perspectives on terrorism and its consequences, A. Silke (ed.), London:
John Wiley 2003, pág. 55-76; William Zartman (ed.), Negotiating with Terrorists, International Negotiation: A
Journal of Theory and Practice (special issue), Vol. 8, No. 3 (2003); Abraham H. Miller, Terrorism and Hostage
Negotiations, Boulder: Westview Press 1980.
“..Y por qué te fuiste? Me fui de aburrido.
Aburrido de que? Ah! Pues aburrido de pasar hambre!”
elevada de traición.
En general, las investigaciones empeñadas
en descubrir la dinámica al interior de los
grupos radicales y violentos han concluido
que factores internos48 como la composición, las características, los procesos y las
estructuras guardan estrecha relación con el
comportamiento del grupo.
Especialmente significante es la ideología extremista que justifica el ejercicio de
la violencia, las metas absolutistas, la normalización de la violencia como el vehículo
indispensable hacia un objetivo noble y honorable, el entrenamiento, el estilo del liderazgo y la presión interna hacia un curso de
escalación violenta.49
Los grupos armados irregulares practican
una disciplina interna represiva, donde la
violencia y los castigos draconianos forman parte integral del entrenamiento50.
Al mismo tiempo, combinan el castigo con
la seducción para no arriesgar la coherencia
y la eficiencia de la unidad militar o provocar
deserciones.
El 68,4% de los NNA que componían
muestra de estudio manifestó que consideró escaparse en al menos una oportunidad, y el 31,6% aseguro que no.
En ningún caso consideraron confesar
su intención o solicitar formalmente la
baja. Para todos era claro que se trataba
de una opción extrema a la que solo podían acceder a riesgo de la propia vida,
en la que estaban conscientes de las consecuencias y en todos los casos conocían
de antemano la suerte de sujetos que fueron sometidos a consejos de guerra y asesinados con especial brutalidad a manera
16
de lección. La brutalidad como conducta
ejemplarizante no solo forma parte del
adoctrinamiento para la institucionalización de estos prisioneros combatientes,
sino que revela que los responsables de
estos grupos entienden que la evasión
no es un caso aislado, sino una voluntad
de las mayorías.
DE DONDE VIENEN?
Cuales son las condiciones estructurales que favorecen la
producción del fenómeno en los
municipios de alto riesgo? (la
oportunidad)
El Departamento de Antioquia es el departamento que registra los mas altos
niveles de vulnerabilidad en términos absolutos y que mas aportó a la composición
de la muestra en términos absolutos con un
20.7%.
Sin embargo, vistas estas cifras según el
peso relativo, es decir, al contrastar la
proporción poblacional de cada departamento con el porcentaje de aportación, el
departamento que más habría aportado
sería el departamento del Caquetá, seguido del Putumayo, el Tolima, y el Meta.
Casi para la mitad de la muestra no existe coincidencia (46,41) entre el departamento en el que fue reclutado y en el que
nació. El 53,58% sí muestra coincidencia.
Las proporciones de no coincidencia entre
los municipios en donde los jóvenes fueron
reclutados y los municipios en los que nacieron son aún mas bajas.
48 Para las dinámicas internas de grupos insurgentes o terroristas, véase J.Bowyer-Bell, The Dynamics of the
Armed Struggle. London: Frank Cass 1998; D.C. Rapoport (ed.), Inside Terrorist Organizations, 2a ed. London:
Frank Cass 2001.
49 J.M. Post, K.G. Ruby y E. Shaw “The Radical Group in Context”, Studies in Conflict and Terrorism, Vol. 25,
no. 2 (2002), pág. 75-126.
50 Human Rights Watch, Aprenderás a no llorar, op.cit. pág.107-119.
“Me tocaba cuidar unos muertos, muy feos (…) pero así
se me paso el susto”
Es muy interesante observar que se registra
una baja en las proporciones de aportación
en los departamentos de Antioquia (19,9),
Tolima (9), Cesar (4,8), Caquetá (5,0%), Valle (4%), Cauca (5,0) y Santander (5,8%). Se
registra un aumento en los porcentajes de
los departamentos del Meta (5.8%) y el Putumayo (3,4%), y aparecen nuevos departamentos con altos registros como en el caso
de Boyacá (4,0%) y Cundinamarca (3,4).
Estas cifras no solo confirman las observaciones anteriores acerca de las aportaciones
en términos relativos, sino que nos certifica
el patrón de movilidad de estos jóvenes, un
patrón que ha hecho difícil su ubicación territorial. De la misma forma, se visibilizan
departamentos que no han sido considerados de forma sistemática como departamentos en riesgo como es el caso
del departamento del Tolima, el Meta y el
Putumayo.
El 9,7% de los jóvenes reportó que las
AUC hacían presencia en su zona de vivienda, el 24% reportó a las FARC, el 2,2%
al ELN, el 3,0% mencionó a otros grupos
marginales y el 50,1% expresó que más
de un grupo hacía presencia en la zona.
Solo el 1,3% de los jóvenes aseguró que no
había presencia de ningún actor armado en
su área de habitación.
Cuales son las condiciones estructurales
que favorecen la producción del fenómeno
en los municipios de alto riesgo?.
Estos distintos procesos de observación de
los datos confirmaron el peso de las variables
incluidas en las hipótesis de base, Tráfico de
armas, Cultivos ilícitos, Minas antipersona y
Desplazamiento forzado como variables que
explicaban la producción del fenómeno y
eran causales de la variable dependiente.
Igualmente revelaron el peso de otras variables no tenidas en cuenta antes en las hipótesis. Estas variables fueron: El porcentaje
de necesidades básicas insatisfechas; La
proporción de menores de edad dentro de
la población desplazada en un municipio; La
violencia intrafamiliar, La presencia de los
actores armados y el número de instituciones de salud.
17
La pobreza extrema se registro como un factor absoluto que aumenta exponencialmente
la vulnerabilidad de la población y la sitúa en
región de riesgo. En el caso de los municipios identificados como de “alto riesgo”, que
a su vez registran altos niveles de riqueza,
se encontró que son municipios que reciben
regalías y en los que se presentan altos niveles de conflicto en cuanto se da una puja
entre los grupos armados por el control de
los recursos. Las altas tasas de conflicto en
estas zonas pesan mas severamente sobre
la fracción mas pobre de la población.
La pobreza no explica el fenómeno per
se, pero se establece como una condición que favorecen o aumentan la probabilidad de la aparición del fenómeno.
Las variables que explican el reclutamiento
y uso de NNA, es decir las variables que señalan la presencia del riesgo y el alto riesgo,
son aquellas consideradas en las hipótesis
originales: municipio como parte de corredores de tráfico de armas; presencia
de cultivos ilícitos; presencia de campos
minados/ accidentes con minas antipersona y desplazamiento forzado y las que
no fueron consideradas en las hipótesis
y entre las que se encuentran: la proporción de menores de edad dentro de la población desplazada en un municipio, los
porcentajes de violencia intrafamiliar, la
presencia de los actores armados.
En cuanto a la ubicación geográfica, los análisis arrojaron diversos tipos de tendencias.
Los departamentos que registraron los
más altos niveles de riesgo y vulnerabilidad son: Putumayo, Arauca, Meta, Norte
de Santander, Caquetá, Chocó, Antioquia,
Guaviare, Cauca y Valle del Cauca.
La región con más municipios en riesgo
es la región Andina (33%). De los 33 municipios de Alto Riesgo, 11 pertenecen a
la Región Andina.
Modelos de Probabilidad
Los modelos de probabilidad nos permitieron
analizar los datos con el objetivo de perfilar
lo que debería ser la alerta temprana.
“Nos hacían cargar pedazos, cabezas y todo, de muertos (…) pa´perdele la maña”
18
Entre los efectos que más importan, dada
una probabilidad promedio estimada alrededor del 59%, las variables que aumentan
aún más la probabilidad son las siguientes
(en orden de importancia):
1. En el caso de las variables regionales: si
el municipio pertenece a la Orinoquía la
probabilidad de reclutamiento asciende
al 97%
2. En el caso de las categorías de Riesgo/
Vulnerabilidad: los municipios catalogados como “Altamente Vulnerables” presentan una probabilidad del 95% de sufrir el evento.
3. En caso de las variables relacionadas
con la presencia de grupos ilegales: la
presencia de las FARC eleva la probabilidad al 68%.
4. Otros controles que aumentan la probabilidad: la presencia de minas aumenta la
probabilidad al 76%, la presencia de desplazados la aumenta al 68%, mientras
que la presencia de unidades judiciales
la reduce al 48%
CUAL ES LA SITUACIÓN ACTUAL Y CUALES SON LOS
ESCENARIOS PROBABLES?
(LA TENDENCIA TERRITORIAL
DEL FENOMENO A FUTURO)
El conflicto hoy se concentra en los puntos de frontera esencialmente, con un
epicentro esencial que coincide con la
antigua zona de distensión, la misma región de control tradicional de las FARC.
Cuando mirado desde una perspectiva geográfica, el conflicto se centra en todas las
regiones (5/5), y en algunas subregiones
(29/54). La distribución del riesgo asi:
I. Región Amazónica: 1. Confluencia de la red andina en los ríos
Putumayo y Caquetá
2. Llanuras altas y disectadas del río Caquetá
3. Llanuras aluviales disectadas terrazas de
los ríos Caquetá, Yarí, Mitití-Paraná
4. Llanuras de los ríos Inírida-Yarí
5. Piedemonte Amazónico.
II. Región Andina: 6. Catatumbo
7. Fosa del Patía
8. Macizo Colombiano
9. Macizo de Santurban
10.Macizo Volcánico
11. Magdalena Medio
12.Montaña Antioqueña
13.Nudo de los Pastos
14.Sector Nororiental de la Cordillera Occidental
15.Serranía de los Motilones
16.Valle del Cauca.
III. Región Caribe: 17.Depresión Momposina
18.Sabanas del Caribe
19.Sierra Nevada de Santa Marta
20.Valles de los ríos Sinú y Alto San Jorge.
IV. Región Orinoquía: 21.Llanuras de los ríos Meta y Guaviare;
22.Llanuras de desborde del Piedemonte;
23.Llanuras del Río Meta;
24.Piedemonte llanero;
25.Serranía de la Macarena.
V. Región Pacifica: 26.Llanuras costeras del Pacífico;
27.Sector sur de las estribaciones occidentales de la Cordillera Occidental;
28.Serranía del Baudó;
29.Valles aluviales del río Atrato y el río San
Juan
Cuando mirado desde el punto de vista de
las divisiones políticas, por departamentos y
municipios, la distribución es la siguiente:
1. Putumayo: Puerto Asís, Puerto Leguízamo, La Hormiga,
Puerto Guzmán, Orito, San Miguel, Mocoa.
2. Arauca:
Saravena, Tame, Arauquita, Fortul.
3. Meta: Puerto Rico, La Uribe, Vista Hermosa, La
Macarena, Mapiripán, Villavicencio, Mese-
“Yo le echaba cabeza todos los días como escaparme”
tas.
4. Norte de Santander: El Tarra, Hacarí, San Calixto, Teorama, Convención, Abrego, Ocaña, La Playa, Tibú, El
Carmen.
5. Antioquia: Nechí, Apartadó, Nariño, Amalfi, Anorí, Argelia, Cocorná, El Bagre, Medellín, Remedios,
San Francisco, San Luis, Segovia, Dabeiba,
Ituango, Urrao, Murindó.
6. Caquetá: Belén de los Andaquíes, Cartagena del
Chairá, San Vicente del Caguán, Florencia,
El Paujíl.
7. Valle del Cauca: Buenaventura, Cali.
8. Nariño: Tumaco, Barbacoas, El Charco.
9. Guajira: Dibulla, San Juan del Cesar.
10.Casanare: Paz de Ariporo, Monterrey, Tauramena, Yopal.
11. Guaviare: Calamar, Miraflores
12.Cauca: Santa Rosa, Cajibío, El Tambo, Patía, Caloto, Corinto, Jambaló, Puerto Tejada, Toribío.
13.Santander: Barranca.
14.Bolívar: Río Viejo, San Martín de Loba, Cármen de
Bolívar, Zambrano.
15.Cesar: El Copey, Valledupar, Pueblobello
16.Magdalena: Fundación, Aracataca, Ciénaga.
17.Sucre: Ovejas, San Onofre.
19
18.Chocó: Acandí, Ungía, Belén de Bajirá, Bojayá, Carmen del Atrato, Carmen del Darién, Ismina,
Riosucio.
19.Córdoba:
Tierralta, Valencia.
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