CARDIOVASCULAR Arritmias cardíacas Amiodarona en el control de la fibrilación auricular Los resultados de un ensayo clínico que ha comparado la eficacia de amiodarona con antiarrítmicos tradicionalmente empleados en el tratamiento de la fibrilación auricular (propafenona y sotalosl), muestran una mayor eficacia de la amiodarona en el control de esta patología, replanteando así la utilización de este fármaco. La fibrilación auricular es uno de los tipos de arritmia más frecuentes y puede complicarse dando lugar a una insuficiencia cardíaca o a un infarto. En los pacientes con fibrilación auricular es importante por tanto recuperar y mantener el ritmo cardíaco normal. En el control de esta arritmia se ha cuestionado la utilidad de los fármacos antiarrítmicos del grupo I (bloqueantes de canales de sodio), ya que algunos de ellos se asocian a un aumento de la mortalidad. Algunos estudios previos no controlados, han sugerido la utilidad de dosis bajas de amiodarona, un antiarrítmico del grupo III (fármacos que aumentan la duración del potencial de acción cardíaco), en el control de la fibrilación auricular, pero sus resultados no eran concluyentes. Por este motivo, se ha realizado un estudio prospectivo multicéntrico para valorar la eficacia de la amiodarona en dosis bajas, en el control de la fibrilación auricular y en la prevención de episodios recurrentes, comparando su eficacia con propafenona (un antiarrítmico del grupo I) y sotalol (un antiarrítmico del grupo II), utilizados habitualmente en estos casos. Los pacientes se asignaron a distintas pautas de tratamiento de forma aleatorizada: Un primer grupo se sometió a tratamiento con 10 mg/kg de amiodarona durante 14 días, 300 mg/kg durante las cuatro semanas siguientes, continuando con una dosis de mantenimiento de 200 mg/kg. Un segundo grupo se asignó igualmente de forma aleatorizada para recibir en primer lugar sotalol o propafenona. En aquellos casos en que el primer fármaco no era eficaz se recurría al segundo. En todos los casos en que se consideró necesario se procedió a la cardioversión eléctrica, además del tratamiento farmacológico. Las dosis de sotalol se ajustaron a dos patrones, en función de la edad y función renal de los pacientes, al igual que la propafenona. Una vez estabecido el tratamiento se realizó el seguimiento de los pacientes durante al menos un año. Según los resultados de este estudio, la prevención de las recurrencias con propafenona y el sotalol resultó similar entre sí y con la de otros antiarrítmicos del grupo I como la quinidina o la flecainida,reflejados por otros estudios. Por el contrario, la amiodarona resulta más eficaz que la propafenona o el sotalol para mantener el ritmo sinusal en pacientes con fibrilación auricular y previene la recurrencia de episodio hasta dos veces más que estos fármacos. La amiodarona es un fármaco bien tolerado y a las dosis empleadas la incidencia de alteraciones tiroideas o pulmonares resultó mínima. La tasa de abandono a causa de efectos adversos resultó menor que en otros estudios y al cabo de un año, era significativamente mayor el número de pacientes que se mantenía en tratamiento en el grupo tratado con amiodarona, que entre los asignados a propafenona o sotalol, aunque debe tenerse en cuenta que la duración de este estudio no ofrece información sobre los efectos alargo plazo de las dosis bajas de amiodarona. Ahora es necesario verificar si el mantenimiento del ritmo sinusal en estos pacientes conduce a una reducción de la mortalidad, o del riesgo de padecer episodios tromboembólicos. La amiodarona se ha empleado tradicinalmente en casos que resultaban resistentes a otros fármacos, sin embargo los resultados de este estudio sugieren que es más eficaz y segura por lo que se perfila como un buen fármaco de primera elección en pacientes con fibrilación auricular y disfunciones ventriculares y constituirá el patrón de referencia para la evaluación de nuevos antiarrítmicos del grupo III, con esta indicación. Roy D, Talajic M, Dorian P, Connoly, et al. Amiodarone to prevent recurrence of atrial fibrillation. N Eng J Med 2000; 342:913-20.