70 LATERCERA Sábado 23 de abril de 2016 Negocios (1) Véase “El mercado de la carne de pollo en Chile”, de Cristián Echeverría y Felipe Morandé, diciembre de 2012. COLUMNA Ampliar los mercados para apoyar la libre competencia “ Es inaceptable que situaciones como ésta (colusión de los productores de pollos) pasen coladas, por eso es necesario regular mucho más a los mercados”. Declaraba un senador del PS a fines de 2011, cuando la Fiscalía Nacional Económica hizo pública su denuncia de eventuales acuerdos (por más de una década) entre los tres principales productores avícolas en orden a asignarse cuotas de mercado. Ante la misma denuncia, un diputado DC reflexionaba “esto ocurre porque en los mercados chilenos existe una tendencia a la concentración que perjudica a los consumidores”. El ciudadano promedio de nuestro país, consciente del eventual perjuicio en su bienestar de acciones como estas, suele reaccionar furioso. Uno de ellos, en enero de 2012 a través de Twitter llegaba a la triste conclusión de que en la colusión de farmacias, lo peor de todo es que no había “más variedad de farmacias a nivel nacional”. ¿Qué hay de cierto en estas afirmaciones? La nuestra es una eco- Felipe Morandé Economista nomía pequeña, pero abierta al mundo. Esto implica que las industrias que exportan lo hacen porque son competitivas a nivel global, competitividad que surge de la existencia de menores costos de producción resultantes de una escala de producción que sobrepasa varias veces la capacidad de absorción de lo producido por parte del mercado local. Es es el caso, por ejemplo, de Concha y Toro en el vino, y de las grandes empresas cupríferas. Ahí no hay mayores problemas de abuso del consumidor, porque él puede acceder a tales bienes a precio internacional. Pero cuando se trata de industrias (bienes y servicios) orientadas al mercado nacional, el pequeño tamaño de éste no permite desplegar economías de escala y/o de ámbito más que a unos pocos operadores. Casos de esta naturaleza son justamente la producción de carne de pollo, farmacias y supermercados. Esa, me imagino, es la “tendencia a la concentración” a la que aludía el diputado DC ya citado , y la falta de “variedad de farmacias” que se mencionaba en Twitter. No es necesario, sin embargo, que de la concentración se derive colusión o abuso de posición dominante y, por tanto, un perjuicio para el consumidor. Pero se facilita, por lo que es imprescindible una buena institucionalidad que cuide la libre competencia (en lugar de “regular mucho más los mercados”, como quería el senador PS). Como esta institucionalidad nunca va a ser perfecta y además es costosa en su administración, hay que complementarla con otras políticas. El principio orientador de estas otras políticas es ampliar el tamaño del mercado, lo que implica mirar al mundo. Muchas veces el que la industria sea de la categoría “no transable” se debe a barreras al comercio derivadas de regulaciones o leyes internas, las que es necesario eliminar o morigerar. Por ejemplo, en el caso de los pollos, entre 2005 y 2006 el SAG autorizó la importación de pollo congelado desde Argentina y Brasil, lo que implicó que los precios internos de la carne de pollo se emparejaran con los precios internacionales (1) y desaparecieran, virtualmente, los efectos dañinos de la eventual colusión de los tres mayores productores nacionales. Una segunda política son los acuerdos con países de la región que vayan más allá del libre comercio y se adentren en una armonización regulatoria y tributaria. El mismo tipo de institucionalidad y marco legal para la defensa de la libre competencia es un paso en esta dirección. También lo es una estructura tributaria muy similar para evitar el arbitraje de impuestos de empresas dispuestas a ope- rar en el conjunto de países. Ojalá se pudiera además avanzar hacia regulaciones laborales y financieras comunes. Mejoras en la cadena logística son también importantes para facilitar la competencia por medio de disminuir las barreras que impiden a una industria “no transable” ser desafiada desde el exterior. Finalmente, se debieran permitir los servicios financieros transfronterizos, hoy limitados regulatoriamente en el caso de la banca y los seguros. Una tercera política es permitir la incorporación de oferentes virtuales – Internet – tanto de mercaderías como de servicios. Por ejemplo, Uber y Cabify, en el transporte de pasajeros, y Amazon y Alíbabá en el caso del retail. Varias de estas propuestas están o podrían estar contempladas en el TPP (Acuerdo Transpacífico) que acaban de firmar un conjunto importante de países, incluido Chile, y que ahora debe ser ratificado por los congresos correspondientes. Es de esperar que nuestros parlamentarios apoyen el TPP.