38-45 Sanitarios y profesores burnout (I).qxd 23/11/07 11:50 Página 38 > RIESGOS PSICOSOCIALES FICHA TÉCNICA AUTOR: SERRANO MONTERO, Paz. TÍTULO: Sanitarios y profesores, colectivos especialmente sensibles al burnout (I). FUENTE: Gestión Práctica de Riesgos Laborales, nº 44, pág. 38, diciembre 2007. RESUMEN: Burnout, síndrome de estar quemado… independientemente de la denominación que se utilice para este riesgo, la realidad es que hay una serie de síntomas que lo acompañan y que en España se reconoce jurisprudencialmente desde 1999. Este artículo, que se publica en dos partes en los números 44 y 45 de la revista, trata de analizar las causas que lo originan y cómo puede prevenirse. Los numerosos estudios que existen en la actualidad destacan tres grupos de estresores: en el ámbito organizacional, en el puesto de trabajo, y por relaciones interpersonales. A lo que hay que sumar otros factores que aumentan la posibilidad de riesgo: por las características individuales y por cambios en la propia organización. En la segunda parte del artículo, se analizará sus repercusiones en los colectivos de profesores y sanitarios. DESCRIPTORES: • Burnout. • Síndrome de quemarse por el trabajo (SQT). • Agotamiento emocional. • Despersonalización. • Baja realización personal. Sanitarios y profesores, colectivos especialmente sensibles al burnout (I) Individual, grupal y organizacional: tres son los ámbitos de actuación para evitar que se desarrolle el síndrome de burnout. De entre todos los colectivos, dos son los que tienen mayor riesgo de padecerlo: profesores y personal sanitario; aun así, puede darse en cualquier empresa. Y, por supuesto, cualquier iniciativa preventiva que se ponga en marcha debe llevarse a cabo desde y por la organización. Paz Serrano Montero, psicóloga, técnico superior en PRL, coordinadora de AEPSAL* Madrid y responsable técnica del área de Ergonomía y Psicosociología de Previntegra. * AEPSAL es la Asociación de Especialistas en Prevención y Salud Laboral. 38 • Gestión Práctica de Riesgos Laborales Nº 44 • Diciembre de 2007 38-45 Sanitarios y profesores burnout (I).qxd 23/11/07 11:50 Página 39 www.riesgos-laborales.com n los últimos años, el término burnout se ha puesto muy de moda en el campo preventivo; de hecho, parece ser uno de los grandes problemas junto con el estrés y el mobbing dentro del área de la psicosociología. Pero no hay que olvidar que este término ya se utilizaba en los años sesenta en el contexto de los efectos del abuso crónico de las drogas. Posteriormente, Maslach y Jackson (1981-1984) lo retoman como un síndrome tridimensional en el ámbito laboral. E En España, la actual Ley de Prevención de Riesgos Laborales, al reconocer la organización y la ordenación del trabajo como condiciones susceptibles de producir riesgos laborales, incorpora la necesidad de diagnosticar y prevenir los riesgos psicosociales con el objetivo de erradicarlos y ofrecer entornos laborales más saludables. Por tanto, no hay que olvidarse de estos problemas laborales, pues son una de las mayores fuentes de absentismo y accidentabilidad. Igualmente, si se tiene en cuenta la definición de la OMS en cuanto al término de salud, que define como “el estado de bienestar completo en los aspectos físico, psíquico y social, y no la mera ausencia de enfermedad”, se puede comprobar cómo el aspecto psicosocial es uno de los grandes factores de riesgo, aunque el menos tenido en cuenta en el área preventiva. Por otra parte, si se analiza la jurisprudencia hasta la fecha ya se han dictado sentencias, como la del Tribunal Supremo (26 de octubre de 2000), ratificando la sentencia de 2 de noviembre de 1999, dictada por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Autónoma del País Vasco, que respalda legalmente como accidente de trabajo la patología del síndrome de quemarse por el trabajo (SQT) al causar periodos de incapacidad temporal. En este caso, el especialista del centro de salud diagnosticó al trabajador un “síndrome de desgaste personal o de burnout, que describe como un trastorno adaptativo crónico con ansiedad como resultado de la interacción del trabajo o situación laboral en sus características personales”. A partir de esta sentencia, se han pronunciado otras en el mismo sentido al considerar, igualmente, el burnout como accidente de trabajo. También la jurisprudencia ha reconocido a los trabajadores de centros de atención para personas con discapacidad a cobrar un plus de peligrosidad por estar ex- Nº 44 • Diciembre de 2007 puestos a condiciones de trabajo susceptibles de originar el síndrome de quemarse por el trabajo (Juzgado de lo Social N° 1 de Vigo, procedimiento 24/1999; Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, recurso N° 5302/2001). Por su parte, la OIT reconoce que el estrés y el agotamiento son problemas de salud mental en el medio ambiente de trabajo (2001), así como que el burnout es un efecto crónico del estrés laboral sobre la salud de dimensiones similares a otros trastornos mentales (Maslach, 2001); también hay un alto grado de acuerdo entre los especialistas en considerarlo como enfermedad profesional resultante del estrés laboral. Si se plantea por qué estudiar esta patología, la respuesta proviene del derecho de todos los trabajadores a proteger su salud no solo física sino también psicosocial en tanto que desarrollan una profesión en un ámbito organizativo; el problema surge cuando el trabajador queda expuesto a unos riesgos psicosociales, organizativos o de ordenación del trabajo no controlados y se producen unas exigencias que en el actual entorno socioeconómico son cada vez mayores, específicamente en lo que se refiere a los elementos de 1 carácter emocional . Lógicamente, lograr unas organizaciones sin burnout puede parecer una utopía, pero es preciso trabajar para evitar que esté en las empresas y no se convierta así en una de las enfermedades profesionales del siglo XXI, como parece estar ocurriendo. Por tanto, para los profesionales de la prevención, no sólo es importante conocerla, saber cuáles son sus síntomas y cómo se desarrolla, sino también identificar los factores de riesgo que la originan para prevernirlos. Diferentes acepciones del burnout Existen numerosas definiciones de esta patología y se han llevado a cabo numerosos estudios, de entre los que destacan algunos. El autor que por primera describe vez este síndrome de carácter clínico es el psiquiatra estadounidense Herbert 1 El trabajo emocional, definido como la exigencia de expresar emociones socialmente deseables durante el intercambio en los servicios, es un elemento clave en el SQT. Freudenberger, quien en 1974 explicaba el proceso de deterioro en la atención profesional y en los servicios que se prestaban en el ámbito educativo, social, sanitario, etc. Freudenberger lo definió como “una sensación de fracaso y una experiencia agotadora que resulta de una sobrecarga por exigencias de energía, recursos personales o fuerza espiritual del trabajador”. Freudenberger trabajaba en una clínica para toxicómanos en Nueva York cuando observó que la mayoría de los voluntarios cuando llevaba un año en el centro sufría una progresiva pérdida de energía hasta llegar al agotamiento, dejando paso entonces a síntomas de ansiedad y de depresión, así como desmotivación en su trabajo y agresividad con los pacientes. Un par de años más tarde, en 1976, la psicóloga social Cristina Maslach, estudiando las respuestas emocionales de profesionales que trabajaban con personas o con servicios de atención al público (como pueden ser sanitarios o profesores), definió que los afectados padecían “sobrecarga emocional” o síndrome del burnout. Esta autora lo describió como “un síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal”, que puede ocurrir en individuos que trabajan con personas”, se considera como la fase avanzada del estrés profesional, y se produce cuando se desequilibran las expectativas en el ámbito profesional y la realidad del trabajo diario. Son las excesivas demandas emocionales externas e internas, imposibles de satisfacer, las que producen la vivencia de fracaso personal, tras investir al trabajo de una gran carga emocional. Es necesaria la presencia de interacciones humanas trabajador-cliente, de forma intensa o duradera para que aparezca el síndrome. El burnout es un proceso continuo que va surgiendo de forma paulatina y que se va instaurando en el individuo hasta provocar en él la sintomatología específica. Existen otras muchas definiciones, como la de Pines y Aronson, 1988, que resaltan la importancia, desde el punto de vista de la prevención, de la calidad de las relaciones interpersonales en el trabajo, del modelo de supervisión y de las oportunidades de aprendizaje continuo y desarrollo de la carrera con las que cuente el trabajador. En el caso de Brill, otro investigador de esta área, lo entiende como un “estado disfuncional relacionado con el trabajo en una persona que Gestión Práctica de • 39 Riesgos Laborales 38-45 Sanitarios y profesores burnout (I).qxd 23/11/07 11:50 Página 40 > RIESGOS PSICOSOCIALES no padece otra alteración psicopatológica significativa”. Brill amplía la definición de SQT al afirmar que puede tener lugar en cualquier trabajo, y no sólo en los que existe un trato directo con el usuario receptor de los servicios laborales. Si se observa lo que de común tienen estas definiciones se llega a la conclusión de que la mejor denominación del burnout es la de “síndrome de estar quemado por el trabajo (SQT)”, ya que este término permite desviar la atención a la causa del fenómeno, –el trabajo–, deja a un lado las diferencias individuales y se centra en los síntomas, diferenciándolo claramente de estrés laboral, desgaste emocional, etc. Aunque el burnout no aparece todavía en los manuales internacionales de diagnóstico psicopatológico como una patología con identidad propia sí se puede, para facilitar su identificación a modo de orientación, describir una serie de pautas para delimitar el concepto: • Ha de ser consecuencia de la exposición del trabajador a estresores laborales. • Es preciso que en el desarrollo del trabajo se dé una relación intensa y duradera (por ejemplo, durante seis meses) de carácter: trabajador-cliente; trabajador-paciente; trabajador-usuario, etc. FIGURA • Ha de existir una tridimensionalidad en sus síntomas: cansancio emocional, despersonalización y reducida realización personal. Por tanto, desde un punto de vista operacional, se puede definir el síndrome como “una respuesta al estrés laboral crónico integrada por actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja y hacia el propio rol profesional, así como por la vivencia de encontrarse emocionalmente agotado. Esta respuesta ocurre con frecuencia en los profesionales de la salud y, en general, en profesionales de organizaciones de servicios que trabajan en contacto directo con los usuarios de la organización”. Para explicar este proceso puede utilizarse el modelo desarrollado por Leiter, en 1993, que se muestra en la figura 1. Los síntomas Es posible realizar una clasificación de los síntomas atendiendo a la faceta de la persona afectada, y según la descripción que ofrecen los pacientes: > Psicosomáticos: fatiga crónica, dolores de cabeza, musculares y osteoarticulares; insomnio, pérdida de peso, úlceras y desórdenes gastrointestinales, taquicardias… 1 Modelo de proceso de SQT, según Leiter (1993) Demandas Interpersonales Carga de Trabajo Cansancio Emocional Despersonalización Falta de Recursos Baja Autorrealización 40 • Gestión Práctica de Riesgos Laborales > Emocionales: irritabilidad, ansiedad generalizada y focalizada en el trabajo, depresión, frustración, aburrimiento, distanciamiento afectivo, impaciencia, desorientación. > Conductuales: absentismo laboral, abuso de drogas (alcohol, fármacos, drogas…), relaciones interpersonales distantes y frías, comportamientos de alto riesgo, tono de voz elevado, llanto inespecífico y sin causa aparente, dificultad de concentración, disminución de contacto con el público, los clientes, o pacientes, etc., largos períodos de baja, incremento de conflictos con compañeros y familia, disminución de la calidad de su servicio, > Cognoscitivos: sentimiento de vacío, fracaso, impotencia, baja autoestima y pobre realización personal, baja tolerancia a la frustración. Desde un enfoque psicosocial, se puede describir el SQT con tres puntos clave: agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal en el trabajo. El agotamiento emocional es una respuesta de los trabajadores al sentir que ya no pueden dar más de sí mismos en el ámbito afectivo. Este agotamiento de la energía o de los recursos emocionales propios se debe al contacto continuo con personas a las que hay que atender en unas condiciones no ajustadas al trabajador. La despersonalización, por su parte, se explica por el desarrollo de sentimientos negativos, de actitudes y conductas de cinismo por parte del trabajador hacia las personas objeto del trabajo. En estos profesionales se produce un endurecimiento afectivo y sus conductas son vistas por los usuarios de manera deshumanizada. Asimismo, sienten una baja realización personal, por la tendencia de los profesionales expuestos a unas condiciones de riesgo a evaluarse negativamente. Esta evaluación negativa afecta notablemente a la habilidad en la realización del trabajo y a la relación con las personas a las que atienden. Los trabajadores se sienten descontentos consigo mismos e insatisfechos con sus resultados laborales. Algunos autores plantean la posibilidad de que este síndrome se presente de forma colectiva, destacando en el SQT propiedades de contagio. Esto explicaría los altos porcentajes que a menudo se presentan en los estudios de determinados colectivos. Nº 44 • Diciembre de 2007 38-45 Sanitarios y profesores burnout (I).qxd 23/11/07 11:50 Página 41 www.riesgos-laborales.com Estadísticas y estudios sobre el síndrome de burnout No existen datos precisos de estadísticas, respecto a la población general, de los colectivos de mayor riesgo. En relación al sexo, los estudios no establecen globalmente claras diferencias significativas. Respecto a variables como el estado civil, número de hijos, formación académica, puesto de trabajo, tipo de contrato, etc., de momento tampoco se han obtenido diferencias significativas que determinen una tendencia. Sí se coincide en cuanto a la edad, ya que, por causas diversas, se dan más casos en el intervalo de 30 a 50 años. Asimismo, si se analizan las diferencias individuales, se observa que algunas características de la personalidad pueden llevar a que algunas personas puedan sufrir con más frecuencia este síndrome en el caso de estar sometidas a un elevado estrés. Esto no quiere decir que sean estas diferencias las causantes del problema, pero sí se puede afirmar que actúan como facilitadores aunque nunca como la única causa de la situación. Entre estas características destacan una sensibilidad emocional alta y necesidad de los otros, dedicación al trabajo, idealismo, personalidad ansiosa, elevada autoexigencia… Después, y teniendo en cuenta la opinión de las personas afectadas por el SQT, existen una serie de características del trabajo que sí parecen ser claros detonantes de la situación, como una sobrecarga en el trabajo y/o ocupación poco estimulante, poca o nula participación en la toma de decisiones, falta de medios, materiales y/o humanos para realizar la tarea encomendada, excesiva burocracia, pérdida de identificación con lo que se realiza, además de percibir una falta de refuerzo cuando el trabajo se desarrolla bien, pero sí recibir castigo si se hace mal. Nº 44 • Diciembre de 2007 © Latin Stock Numerosos estudios se han centrado en colectivos específicos, como profesionales sanitarios, maestros, fuerzas de seguridad, servicios sociales, funcionarios de prisiones, etc. –profesiones en la que generalmente se mantiene un contacto directo con las personas que son los beneficiarios del propio trabajo–. Algunas prospecciones sobre estos colectivos muestran unos porcentajes de incidencia que oscilan entre el 10 y el 50 por ciento de trabajadores afectados. De todas formas, es preciso tener en cuenta que el SQT no es exclusivo de estas profesiones; estos datos son meramente orientativos. Aunque no existen datos precisos de estadísticas en cuanto al perfil del individuo que puede sufrir burnout, la mayoría de los estudios coinciden en la edad: se dan más casos entre los 30 y 50 años. Se puede hacer una clasificación que permita identificar tres grupos de estresores susceptibles de desencadenar este SQT: > Factores de riesgo en el ámbito de la organización: falta de participación de los trabajadores, escasa autonomía, estructura muy jerarquizada y rígida, exceso de burocracia, falta de formación práctica a los trabajadores (por ejemplo, en nuevas tecnologías), sistema de refuerzos erróneo o inexistente, poco desarrollo profesional, estilo de dirección inadecuado en la profesión, desigualdad percibida entre trabajadores. > Factores de riesgo relativos al diseño del puesto de trabajo: sobrecarga física y/o mental de trabajo (por ejemplo, poco tiempo para atender a pacientes, clientes, etc), exigencia emocional alta, ambigüedad en el rol, responsabilidades mal definidas, falta de apoyo social, tareas inacabadas que no tienen fin; poca autonomía y decisión en el trabajo; problemas presupuestarios en la propia organización o en el puesto en concreto, insatisfacción en general en el trabajo. > Factores de riesgo relativos a la relaciones interpersonales: trato con usuarios (que suele ser difícil o problemático); relaciones conflictivas con clientes; negativa dinámica de trabajo; relaciones tensas, competitivas, con conflictos entre compañeros y con usuarios; falta de colaboración entre compañeros en tareas complementarias; proceso de contagio social del SQT; ausencia de reciprocidad en los intercambios sociales. También hay que tener en cuenta, como se ha comentado anteriormente, dos tipos de factores, Gestión Práctica de • 41 Riesgos Laborales 38-45 Sanitarios y profesores burnout (I).qxd 23/11/07 11:50 Página 42 > RIESGOS PSICOSOCIALES que aunque no son la causa directa de que aparezca el SQT sí pueden modular su aparición y aumentar su posibilidad de riesgo: > Características individuales: personas muy motivadas para la ayuda, muy altruistas, muy idealistas, muy empáticas, perfeccionistas, con baja autoestima, pocas habilidades sociales, 2 patrón de conducta tipo A , locus de control ex3 terno , muy implicados emocionalmente, etc. > Cambios supraorganizativos: pueden llevarse a cabo cambios en la empresa, por ejemplo, en el ámbito tecnológico, que impliquen grandes demandas del trabajador como formación, que no siempre acompañan al cambio, modificaciones en el propio puesto de trabajo, de procedimientos, de funciones, etc., aparición de nuevas leyes que impliquen cambios estatutarios y de ejercicio de la profesión; aquéllos que puedan de alguna forma repercutir en el prestigio de la profesión, quejas continuas por los pacientes, clientes, usuarios, etc, que no siempre obedecen a un mal trabajo desarrollado por el trabajador en cuestión sino a fallos en la organización (por ejemplo, los trabajadores que presten sus servicios en el departamento de atención al cliente en empresas de telefonía), etc. Las fases del burnout Lo hace de forma continua y fluctuante en el tiempo. Según Chernis, el síndrome se desarrolla en tres fases evolutivas. En la primera, tiene lugar un desequilibrio entre las demandas y los recursos, es decir, se trataría de una situación de estrés psicosocial. Puede constar a su vez de dos subfases: una inicial de entusiasmo que se experimenta, ante el nuevo puesto de trabajo, con una gran energía y con expectativas positivas; no importa alargar la jornada laboral. Y una segunda subfase 2 El patrón de conducta tipo A se refiere a la persona que se encuentra implicada en una incesante actividad que le arrastra a hacer más y más cosas en el menor tiempo posible y lo hace en contra de lo que se oponga a ello, ya sean personas o cosas (Friedman y Rosenman, 1974). 3 Locus de control externo: personas que suelen culpar a aspectos externos a sí mismos de sus problemas o incluso de su ineficacia. 42 • Gestión Práctica de Riesgos Laborales de estancamiento porque no se cumplen las expectativas profesionales. Se empiezan a valorar las contraprestaciones del trabajo, percibiendo que la relación entre el esfuerzo y la recompensa no está equilibrada. El profesional se siente así incapaz de dar una respuesta eficaz. El burnout tiene carácter cíclico: se puede repetir en el mismo o en diferentes trabajos, y también en distintos momentos de la vida laboral En la segunda fase se produce un estado de tensión psicofísica: la frustración, desilusión o desmoralización hacen presencia en el individuo. El trabajo carece de sentido, cualquier cosa irrita y provoca conflictos en el grupo de trabajo. La salud puede empezar a fallar y aparecer problemas emocionales, fisiológicos y conductuales. En la tercera, se suceden una serie de cambios conductuales, consecuencia de un afrontamiento de tipo defensivo y huidizo, que evita las tareas estresantes y procura el alejamiento personal. En ese momento se pueden distinguir otras dos subfases: una de apatía donde se suceden una serie de cambios de actitud y conducta, como afrontamiento defensivo, por ejemplo, la tendencia a tratar a los clientes de forma distanciada y mecánica, la anteposición cínica de la satisfacción de las propias necesidades al mejor servicio al cliente… así como una comportamiento defensivo-evitativo de las tareas estresantes y de retirada personal, como mecanismos de defensa de los individuos. Y una última fase donde se puede definir ya que el individuo está quemado, donde se produce un colapso emocional y cognitivo, fundamentalmente, con importantes consecuencias para la salud. Además, puede obligar al trabajador a dejar el empleo y arrastrarle a una vida profesional de frustración e insatisfacción. Esta descripción de la evolución del SQT tiene carácter cíclico. Así, se puede repetir en el mismo o en distintos trabajos y en distintos momentos de la vida laboral. En general, el síndrome se caracteriza por: > Ser insidioso: se va desarrollando poco a poco, uno no se levanta un buen día y de repente siente que está quemado. Tampoco es lineal en el tiempo, es decir, el profesional entra y sale, un día se siente mejor y al siguiente empeora. > Se tiende a negar: ya que se vive como un fracaso personal y profesional, ésta es la respuesta lógica ante la situación, pero son los compañeros los que primero lo notan, lo Nº 44 • Diciembre de 2007 38-45 Sanitarios y profesores burnout (I).qxd 23/11/07 11:50 Página 43 www.riesgos-laborales.com que puede ayudar a los profesionales del ámbito preventivo para su evaluación. > Una fase irreversible: en el colectivo médico, entre un 5 y un 10 por ciento de los casos, la única solución es que el profesional deje la asistencia; lo mismo ocurre con el colectivo de la educación donde se dan frecuentes bajas. De ahí que sea tan importante el diagnóstico precoz. TA B L A Escala de Maslach • Me siento emocionalmente agotado por mi trabajo • Me preocupa el hecho de que este trabajo me endurezca emocionalmente • Me siento cansado al final de la jornada de trabajo • Me siento frustrado en mi trabajo • Me siento fatigado por la mañana cuando me levanto y tengo que ir a trabajar • Comprendo fácilmente cómo se sienten los pacientes ¿Se puede medir? 4 Por medio del cuestionario Maslach que, de forma autoaplicada, mide el desgaste profesional. Se complementa en 10-15 minutos y mide los tres aspectos del síndrome: cansancio emocional, despersonalización, y baja realización personal. Se consideran puntaciones bajas cuando están por debajo de 34. Hoy día, el cuestionario mas utilizado es el de la escala de Maslach de 1986, que tiene una alta 5 consistencia interna y una fiabilidad cercana al 0,9. Se trata de un cuestionario autoadministrado, constituido por 22 items en forma de afirmaciones, sobre los sentimientos y actitudes del profesional en su trabajo y hacia los pacientes (tabla 1). Así, el cuestionario de Maslach incluye tres su6 bescalas bien definidas: > De agotamiento emocional. Consta de 9 preguntas. Valora la vivencia de estar exhausto emocionalmente por las demandas del trabajo. Puntuación máxima 54. > De despersonalización. Esta formada por 5 items. Valora el grado en que cada uno reconoce actitudes de frialdad y distanciamiento. Puntuación máxima 30. 4 En España, este cuestionario ha sido adaptado por Moreno, Oliver et al. 5 Los instrumentos de medida de aspectos psicológicos son imperfectos, ya que en ellos existe un componente de error. La fiabilidad sirve para estimar la cuantía de dicho error. En este caso, la cuantía de error es mínima. 6 Preguntas correspondientes a cada escala: Cansancio emocional (1, 2, 3, 6, 8, 13, 14, 16 y 20). Despersonalización (5, 10, 11, 15, 22). Realización personal (4, 7, 9, 12, 17, 18, 19, 21). Nº 44 • Diciembre de 2007 1 • Creo que trato a algunos pacientes como si fuesen objetos impersonales • Trabajar todo el día con mucha gente es un esfuerzo • Trato muy efizcamente los problemas de los pacientes • Me siento quemado por mi trabajo • Creo que influyo positivamente con mi trabajo en la vida de las personas • Me he vuelto más insensible con la gente desde que ejerzo esta profesión • Me siento muy activo > De realización personal. Se compone de 8 items. Evalúa los sentimientos de autoeficacia y realización personal en el trabajo. Puntuación máxima 48. Estas tres escalas tienen una gran consistencia interna, considerándose el grado de agotamiento como una variable continua que cuenta con diferentes grados de intensidad (0 = Nunca; 1 = Pocas veces al año o menos; 2 = Una vez al mes o menos; 3 = Unas pocas veces al mes o menos…). Se consideran que las puntuaciones del MBI son bajas entre 1 y 33. Puntuaciones altas en los dos primeros y baja en el tercero definen el síndrome. Además de la escala de Maslach, existen otros instrumentos de estimación psicométrica que sirven para detectar el burnout y que se pueden analizar en la tabla 2 (página 44). En España, existen pocos estudios de campo sobre el desgaste entre los profesionales sanitarios. Aun así, en casi todos ellos se llega a la conclusión de que el grado global de desgaste es moderado-elevado, siendo las facetas de cansancio • Creo que estoy trabajando demasiado • Realmente no me preocupa lo que le ocurra a mis pacientes • Trabajar directamente con personas me produce estrés • Puedo crear fácilmente una atmósfera relajada con mis pacientes • Me siento estimulado después de trabajar con mis pacientes • He conseguido muchas cosas útiles en mi profesión • Me siento acabado • En mi trabajo trato los problemas emocionales con mucha calma • Siento que los pacientes me culpan por alguno de sus problemas emocional y falta de realización personal las mas afectadas. ¿Cómo se puede concluir que un trabajador sufre pues el SQT? Ya que sólo por tener uno de los síntomas del síndrome no se puede asegurar que la persona padece burnout; por ejemplo, un profesional que actúa de forma cínica o incluso cruel con sus pacientes, puede únicamente hacerlo por motivos de la propia personalidad o socioculturales. Por eso, siempre es importante tener en cuenta el contexto y las variables en que surge la patología y el proceso de desarrollo, así como que aparezcan necesariamente varios síntomas que deterioren el plano cognitivo, afectivo y actitudinal para determinar que sufre el síndrome. Todo lo descrito anteriormente, si se observa desde el punto de vista preventivo, significaría que se ha fallado y por tanto se ha pasado a identificar los riesgos de los puestos en función de la patología que ha causado en el individuo. Los mayores esfuerzos en este sentido se han dirigido a diseñar herramientas para el diagnóstico de los síntomas y por tanto del SQT, pero los profesionales de la prevención deben hacer un esfuerzo en Gestión Práctica de • 43 Riesgos Laborales 38-45 Sanitarios y profesores burnout (I).qxd 23/11/07 11:50 Página 44 > RIESGOS PSICOSOCIALES la evaluación para identificar los factores de riesgo que, por el impacto que producen, pueden facilitar la aparición del SQT, teniendo en cuenta no sólo el diagnóstico clínico sino también la etiología y las relaciones causales. La intervención del departamento de Prevención Es del todo necesario que quien haga el diagnóstico del problema sea del área de Vigilancia de la Salud, o un experto al efecto; pero luego ha de ser el técnico de Prevención el que extraiga los antecedentes o desencadenantes que han podido producir el SQT. Ese trabajo se lleva a cabo evaluando los riegos psicosociales asociados al SQT y corrigiendo dichos elementos, descritos anteriormente. La Vigilancia de la Salud ha de actuar coordinada con los técnicos de Prevención de Riesgos Psicosociales para alcanzar, en este terreno, los objetivos preventivos en la empresa. Las medidas para prevenir el burnout se pueden encuadrar en tres ámbitos distintos de actuación. Es una clasificación orientativa, tomando como punto de referencia a dónde se deben dirigir las actuaciones: se pueden poner en marcha acciones de tipo organizativo, también regular las interacciones que se producen en la empresa y, finalmente, están las intervenciones de carácter individual. No obstante, todas las iniciati- TA B L A vas preventivas que se exponen deben ser implementadas desde y por la organización. Es del todo necesario que quien haga el diagnóstico del problema sea del área de Vigilancia de la Salud, o un experto al efecto 2 Instrumentos de estimación psicométrica • Tedium Measure (TM) de Pines, Aronson y Kafry (1981) • Escala de Efectos Psíquicos del Burnout (EPB), de García Izquierdo (1990) • Staff Burnout Scale (SBS), de Jones (1980) • Cuestionario de Burnout del Profesorado (CBP), de Moreno y Oliver (1993) • Indicadores de Burnout, Gillespie (1979 y 1980) • Mener-Luck Burnout Scale (ELBOS) • Burnout Scale (BS), de Kremer y Hofman (1985) • Teacher Burnout Scale, de Seidman y Zager (1986) • Energy Depletion Index (EDI), de Garden (1987) • Matthews Burnout Scale for Employees (MBSE), de Mattews (1990) • Escala de Variables Predictoras del Burnout (EVPB), de Aveni y Albani (1992) 44 • Gestión Práctica de Riesgos Laborales • Holland Burnout Assessment Survey (HBAS), de Holland y Michael (1993) • Rome Burnout Inventory (RBI), de Venturi, Rizzo, Porcus y Pancheri (1994) • Escala de Burnout de Directores de Colegio, de Friedman (1995) • Cuestionario para la Evaluación del Síndrome de estar Quemado por el Trabajo en Profesionales de la Salud (CESQTPS), de Pedro Gil Monte (2005) > Individual: se recomienda desarrollar conductas que eliminen la fuente de estrés o neutralicen sus consecuencias negativas; entrenar a los trabajadores en solucionar problemas –formándoles en la identificación, discriminación y resolución de problemas–, en asertividad y en otras habilidades sociales necesarias y que puedan hacer falta según el caso; gestionar eficazmente el tiempo… El trabajador también debe aprender a desconectar fuera del trabajo, por lo que conviene practicar con ellos técnicas de relajación; tomarse pequeños descansos en cada jornada laboral y por último marcar con ellos objetivos reales y factibles para conseguirse. De igual modo, es fundamental realizar una orientación profesional al inicio del trabajo, teniendo en cuenta tanto la diversificación de las tareas como su rotación. Además de poner en práctica programas de formación continua y reciclaje; mejorar los recursos de resistencia y proteger a la persona para afrontar las situaciones estresantes; entrenar en el manejo de la ansiedad y el estrés en situaciones inevitables de relación con el usuario. > Grupal: se fomentarán las relaciones interpersonales entre los miembros, y se facilitará la formación e información. Es preciso fortalecer los vínculos sociales entre los trabajadores, favorecer el trabajo en grupo y evitar el aislamiento, así como formarles en estrategias de colaboración y cooperación grupal, y promover y planificar el apoyo social en el trabajo. Además, se recomienda realizar grupos de apoyo para discutir la relación con el trabajo por parte de los profesionales –dirigir bien y con un estilo adecuado–, para lo que se debe formar a los gestores en ello. Es preciso establecer sistemas democráticos-participativos, así como consolidar la dinámica grupal para aumentar el control del empleado sobre las demandas psicológicas del trabajo. Establecer grupos de supervisión profesional a los trabajadores. > Organizacional: se debe aplicar un verdadero desarrollo de programas de prevención Nº 44 • Diciembre de 2007 38-45 Sanitarios y profesores burnout (I).qxd 23/11/07 11:50 Página 45 www.riesgos-laborales.com FIGURA 2 Proceso y consecuencias del SQT, según Gil Monte* Discrepancias Demandas / Recursos (Estresores) Estrés Percibido RESPUESTA AL ESTRÉS LABORAL CLÍNICO Estrategias de Afrontamiento Síndrome de Estar Quemado por el Trabajo Consecuencias (individuales y organizativas) Respuestas: • Problema de salud (fisiológico y psicológico) • Suicidio • Separación / divorcio • Absentismo • Rotación no deseada • Sabotajes • Accidentes • Abandono de empresa • Etc. • • • • • Fisiológicas Cognitivas Emocionales Conductuales Otras respuestas al estrés laboral crónico * 2005 psicosocial, y realizar por tanto una adecuada identificación y evaluación de los riesgos psicosociales, modificando aquellas condiciones que promuevan la aparición del citado problema. De igual modo, se potenciará la comunicación vertical, ascendente y descendente, no sólo intradepartamental sino también entre los diferentes departamentos, para lo que habrá que establecer unos mecanismos de feedback y retroinformación de los resultados del trabajo. Además, se fomentará el trabajo en equipo, se reestructurará y diseñará el puesto de trabajo si fueses necesario; se hará una buena gestión de roles de trabajo; se concretarán las responsabilidades y el reparto de tareas; se instaurará un sistema justo de recompensas… Así mismo, se delimitarán los estilos de liderazgo y dirección, así como se formará adecuadamente a todos los mandos intermedios y directivos; también se potenciará el control del trabajo y el desarrollo de la autonomía; se fomentará la flexibilidad horaria y se promoverá la seguridad en el trabajo. Como se puede observar, en esta descripción cumple un papel muy importante el de formar e informar a los trabajadores. Nº 44 • Diciembre de 2007 Consecuencias para la organización y el trabajador No hay duda de que existen importantes consecuencias tanto para el trabajador, como para la organización (Figura 2) y el desarrollo del propio trabajo, relacionadas con la exposición a unas determinadas condiciones de trabajo que además de no resultarle controlables ponen en juego todos sus recursos personales. Se han descrito más de cien síntomas relacionadas con el SQT, que afectan a las emociones y los afectos, a las cogniciones, a las actitudes, a las conductas y al sistema fisiológico. El trabajador va viendo cómo repercute poco a poco en su salud, aparece un deterioro cognitivo (frustración y desencanto profesional), afectivo (desgaste emocional y, en algunos casos, culpa) y actitudinal (cinismo, indolencia e indiferencia frente a clientes o frente a la organización). El síndrome de estar quemado por el trabajo es un paso intermedio entre el estrés y las consecuencias del estrés, de forma que si perdura en el tiempo, tendrá consecuencias graves para el individuo con repercusiones psicosomáticas, como alteraciones cardiorrespiratorias, jaquecas, gastritis y úlceras, insomnio, mareos, vértigos, etc, pero no hay que olvidar que también se producirán importantes deterioros o alteraciones en la organización en la que trabaja el individuo, como mayor número de accidentes, deterioro del rendimiento y de la calidad asistencial o de servicios, absentismo, rotación no deseada, abandono, etc. Las principales consecuencias en el ámbito emocional para la persona tienen que ver con una sintomatología ansioso-depresiva, sentimiento de culpa, respuestas hostiles, irritabilidad, actitudes negativas hacia la vida. Desde el punto de vista cognitivo, se produce también un deterioro, apareciendo gradualmente la frustración, desencanto profesional y una crisis profesional y existencial. Desde el punto de vista afectivo, se origina un desgaste emocional y desde el punto de vista conductual, un aumento de las conductas de cinismo e indiferencia ante los clientes-pacientes. En estas vivencias, el trabajador puede autoinculparse o por el contrario redundar en un deterioro de la calidad de servicio ofrecido. No cabe duda de que el SQT es un proceso que se acaba manifestando como una enfermedad incapacitante para el ejercicio de la actividad laboral cuando se presenta en toda su magnitud. En el próximo número de Gestión Práctica de Riesgos Laborales, correspondiente a enero de 2008, se analizarán cómo repercute el síndrome de burnout en dos de los colectivos con mayores riesgos de padecerlo, como son los profesores y el personal sanitario. Gestión Práctica de • 45 Riesgos Laborales