Un Paradigma Pentecostal Para Generaciones Emergentes José

Anuncio
Un Paradigma Pentecostal Para Generaciones Emergentes José Raúl Febus-­‐Paris Introducción En años recientes, particularmente en la década pasada, hemos sido testigos de un crecimiento explosivo en la “Generación Emergente” de Latinoamérica y los Estados Unidos. Ellos han desempeñando un papel muy importante en el despertar de la misión de la iglesia. Por esa razón es importante conocer sus necesidades y al mismo tiempo ser un agentes de guía para la Generación Emergente. Este documento le proveerá de una crítica de reflexión de la Generación Emergente. Para empezar, nos enfocaremos en definir el término y describir su realidad desde un marco bíblico exegético. Finalmente desarrollaremos una teología Emergente pentecostal y la ubicaremos en el contexto de inclusión de la misión de la iglesia. Conociendo la Generación Emergente América Latina es testigo de la aparición de la más numerosa generación de jóvenes de la historia moderna. Algunos se atreven a predecir que en los próximos años el 70% de la población en Latinoamérica será de menos de 25 años de edad. Por esa razón si la iglesia pentecostal quiere alcanzar esta generación, necesita ser más intencional en el sentido de ser una iglesia que desarrolle una teología más práctica desde el punto de vista pentecostal. Los jóvenes, de todos los estatus sociales son parte de estas generaciones emergentes que están trazando la dirección de la sociedad actual, estudiarlos no es nada nuevo en estos días ni en esta era. Para el contemporáneo escritor cristiano, Junior Zapata, esta generación es llamada “emergente” porque están “surgiendo, floreciendo, prácticamente invadiendo nuestra sociedad”. Aunque un sinfín de los miembros de generación emergente están viviendo en situaciones de limitaciones y múltiples formas de violencia las cuales afectan el hecho de que ellos puedan vivir y disfrutar una vida productiva al máximo. Según el documento de la Conferencia Regional de Generación Emergente y la Violencia en Latinoamérica Pre-­‐
Lausanne 2010. La Violencia es una de las principales causas de muerte en los jóvenes y señoritas de América Latina y el Caribe. El índice de homicidios entre jóvenes de los 15 y 16 años es el más alto en el mundo, cada año cerca de 6 millones de niños y niñas son víctimas de maltrato de sus hogares y más de 80 mil de ellos mueren por causa de esto. La Generación Emergente de Latinos en los Estados Unidos lleva con ellos su cultura Hispana. El teólogo Samuel Solivan expresa lo siguiente: Hay varias diferencias importantes que hablan a nuestra cultura, sociopolítica and diversidad histórica. Los latinos hispanos hablamos español, portugués, qechua, guajiro e inglés entre otros idiomas. Una diferencia pronunciada entre los hispanos es el rango de nuestras características étnico-­‐raciales. Los hispanos podemos ser morenos, blancos, mulatos, indígenas y una mezcla de todos estos. La comunidad Latino Hispana es multicultural y multilingüe. Nuestras diferencias se pueden ver en nuestro propio debate "interno" acerca de qué término expresa más adecuadamente nuestra integridad. Los latinos son el grupo minoritario que más ha crecido en los Estados Unidos y la demografía de las generaciones emergentes en todo el país refleja esta realidad. Esta generación está viviendo cambios a un nivel macro nunca vistos en la historia de la humanidad (por ejemplo, la globalización de hoy en día, avances tecnológicos y científicos, el aumento de las preguntas acerca de la identidad humana, implicaciones doctrinales del postmodernismo rechazando la verdad absoluta). Estos enormes desafíos demandan que nosotros seriamente examínenos y reconfiguremos nuestra estilo de iglesia. El Dr. Lucas Leys sugiere que “verificar como hoy en día la juventud puede ser atraída y motivada a tomar su lugar en la iglesia diseñada por Dios, necesitamos reflexionar y describir la cultura tanto esta generación como la de la iglesia”. En la siguiente sección haremos un breve análisis de la cultura de las generaciones emergentes. La Cultura de las Generaciones Emergentes Una declaración simple, se entiende por cultura, diferentes opiniones, valores y conceptos en los cuales creemos y practicamos. María José Hooft describe este término de la siguiente forma: La cultura de una nación establece su identidad y la distingue de otras naciones. Es gracias a la cultura que vemos las costumbres y tradiciones que cada uno practica. También podemos definir cultura como todos lo hace; en un sentido más amplio, cultura se refiere a creencias, valores, costumbres e instituciones que caracteriza a un grupo en particular. Desde la perspectiva social, diferentes culturas coexisten dentro de una cultura nacional. Una de ellas es la cultura de la juventud. Estas generaciones jóvenes se identifican con diferentes códigos que algunas vences los divide en sub culturas. En términos generales, una sub cultura significa que es extraída de una cultura más grande. Las personas que vienen de una sub cultura no tienen el mismo estilo de vida que los otros, ya que ellos se atribuyen a un sentido diferente en cuanto a actitudes y valores. Para alcanzar e impactar las generaciones actuales, la iglesia debe desarrollar un conocimiento de las culturas y sub culturas de las generaciones emergentes y estar dispuestos a redefinir y reinventar sus metodologías con el objetivo de impactar la cultura de los jóvenes con el Evangelio de Jesucristo. Lo que las generaciones emergentes conocen del mundo es completamente diferente de los que nuestros ancestros conocían años atrás. Ellos tienen su propia tecnología, su propia moda, su propio gobierno, su propia comida, su propia economía hasta su propio arte. Su concepto de “familia”, su jerga y su acercamiento a la religión serían incomprensibles para las eras pasadas. No podemos ignorar la realidad de una gran diferencia entre la cultura contemporánea de las generaciones emergentes y nuestras formas eclesiales, enfoques y teologías desarrolladas en y por eras pasadas. Estamos viviendo el tiempo de la generación emergente. El líder Moisés reconoció la realidad de el cambio de generaciones así también lo hizo el apóstol Pablo. Ambos sirvieron como mentores, tomando a la nueva generación de la mano ayudándoles a cruzar hacia un incierto futuro. La generación de israelitas bajo el liderazgo de Moisés se asemeja nuestra actual generación emergente en el sentido que no tenía una identidad espiritual ni sufrientes experiencias de vida que les sirvieran de guía. Ellos sentían temor y eran considerados como “carnales” en varios aspectos. La generación emergente hoy en día depende de la importancia que nosotros como los adultos maduros les demos, así también como en el tiempo que invertimos en ellos, particularmente ellos necesitan una experiencia transformadora del Espíritu Santo. Según Zapata dice: “No hay excusa de privar a esta nueva generación de conocer sus raíces y la instrucción de Dios de una forma que ellos la comprendan. Si no les contamos las historias del pueblo de Dios en América Latina y todo el mundo, estos jóvenes llegaran a un futuro sin un contexto espiritual. Es indispensable que como Moisés, nosotros enseñemos a esta nueva generación acerca de sus raíces espirituales, porque sin raíz no puede haber fruto”. La iglesia no debe estar satisfecha con lo que los logros realizados hasta ahora. No importa que tan ocupadas nuestras agendas ministeriales estén, nuestros métodos deben ser relevantes para la generación deseamos afectar. Marco de Exegesis Bíblica Debemos promover y motivar la participación de la generación emergente en los distintos ministerios de la iglesia. Dios mismo está comprometido e involucrado en su desarrollo, como evidencia de sus intenciones, “nuevas” generaciones aparecen en toda la Escritura. En la segunda epístola del apóstol Pablo hace referencia al joven Timoteo, Pablo presenta imágenes del diario vivir para ilustrar rasgos necesarios para un servicio efectivo, (2 Timoteo 2:1-­‐7). He muestra un ministerio efectivo de mentor (v. 1-­‐2) Paul concluye con una urgente petición a Timoteo de considerar cuidadosamente la aplicación de estas imágenes (v.7). Pablo también demanda un involucramiento activo por parte de Timoteo en el entrenamiento y capacitación de futuras generaciones de siervos cristianos. Esto demuestra el nivel de importancia que Pablo da a la gente joven y muestra el nivel de compromiso que debemos manifestar en el discipulado de los nuevos creyentes. En la perícopa de 2 de Timoteo 2:1-­‐7 el apóstol Pablo hace una excelente analogía de una perspectiva propia acerca del servicio cristiano, al mismo tiempo confronta y motiva a los ministros jóvenes a hacer un efectivo y eficiente servicio dentro de la iglesia. Si miramos a la iglesia de una forma precipitada o superficial, podemos notar un declive en el ministerio, tanto numérico como en calidad, especialmente en los ministros contemporáneos. En mi experiencia como ministro de Jesucristo, he podido ver que la forma en que enseñamos a esta generación puede producir cambios positivos en sus vidas. Cuando los adultos, la generación con mayor experiencia enseña a los jóvenes, ayuda a que los receptores de la enseñanza permanezcan fieles al Señor y que puedan vencer las pruebas y tentaciones. Las lecciones de la vida diaria, nos ayudan a nosotros los cristianos a tener una idea más clara de lo que significa ser un respetado y efectivo testigo del Señor Jesucristo en esta generación. Timoteo, en la etapa inicial de su vocación, pudo no haber cumplido con esta tarea con la sabiduría y la experiencia de un hombre adulto. Aunque esto no significa que a su edad el pastor joven no estaba capacitado y listo para hacer el trabajo en el ministerio. Pablo le da un consejo motivador al joven Timoteo, orientándolo y guiándolo a una nueva etapa en su ministerio. Como Timoteo, podemos enfocarnos en llenar los requisitos de un buen soldado de Jesucristo para hacer un trabajo eficiente en el Reino de Dios. Hacia una Teología Pentecostal Emergente Después de haber explorado brevemente la identidad de la generación emergente, apelando a sus necesidades y entendiendo su realidad, podemos ahora reflexionar para poder desarrollar una teología bíblica dirigida al contexto y conflictos dentro de la fe de la generación emergente; en otras palabras, una Teología Pentecostal Emergente. My experiencia en pastorear a la juventud pentecostal me convenció que la generación actual no tiene una perspectiva exacta de lo que es el Pentecostalismo. De hecho, ser pentecostal para la cultura joven, es estar fuera de la moda. Ser Pentecostal es vergonzoso para muchos jóvenes que no conocen a Dios profundamente y no han tenido una experiencia transformadora con el Espíritu Santo. Es por ello que corresponde a las generaciones pasadas modelar el concepto de Pentecostalismo a la generación actual. Para lograr esto, echaremos una mirada a las raíces de lo hoy llamamos Pentecostalismo. Desde un punto de vista histórico, Pentecostés era una fiesta judía celebrada en Israel después de la Pascua y antes de la Fiesta del Tabernáculo (Deuteronomio 16:9-­‐12; Levítico 23:15-­‐21). Desde una perspectiva teológica, El día del Pentecostés era lo que daba el poder al vehículo que llevaba el mensaje de salvación. Después del Calvario, los discípulos se reunían en esta fiesta Judía para celebrar el Día del Pentecostés. El derramamiento del Espíritu Santo es un acto que confirma la misión del Reino de Dios. El teólogo, Ray Hughes declara, “La venida del Espíritu Santo fue únicamente para cumplir la misión de Jesucristo en esta tierra and completar su grandioso trabajo en la redención de la humanidad”. Analicemos lo que significa ser pentecostal en esta generación. “Empoderamiento Pentecostal” no se limita a un grupo o denominación. La más fuerte evidencia de esta declaración la encontramos en Joel 2:28. El profeta dice: “Y derramare mi Espíritu sobre toda carne”. Isaías añade, Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos. (Isaías 44:3) El significado contemporáneo de Pentecostalismo en los Estado Unidos se originó durante un caos social a finales del siglo XIX y la primera década del siglo XX. El movimiento se enfatizó en que es posible obtener completa santificación, o perfección cristiana, simplemente atreves de la fe y la obra del Espíritu Santo. Sus seguidores empezaron a experimentar la manifestación del Espíritu Santo y practicar glosolalia, o el hablar en otras lenguas. El Profesor y Teólogo Ken Archer afirma que “El Pentecostalismo es una dinámica y fluida tradición la que introduce a los participantes a una particular visión cristiana de la realidad”. El Pentecostalismo era un movimiento radical en esa época. Yo estoy completamente convencido que hoy en día también puede ser de gran impacto para la generación emergente de estos tiempos. En este postmodernismo, la época del libertinaje donde todo es relativo, hay una gran esperanza en el hecho que la generación emergente puede ser atraída a Dios. La experiencia Pentecostal para la juventud de hoy debe desarrollar un contexto de trasformación y acompañamiento, en el cual pastores líderes competitivos se esfuercen por estar presentes verdaderamente e intencionalmente caminar al lado de ellos. De ninguna manera estoy proponiendo un concepto nuevo ni mucho menos una nueva doctrina. Simplemente estoy haciendo referencia al modelo de discipular de Jesús. La generación emergente está conectada en relaciones basadas en sinceridad, justicia, y más que otra cosa, aceptación. Doctrinas Generales en la Teología Pentecostal A pesar de las diferencias en las corrientes del Pentecostalismo y la diversidad de organizaciones religiosas, podemos reafirmar cinco doctrinas fundamentales en el movimiento Pentecostal. Cuatro de estas doctrinas de lo que se conoce como el cuádruple evangelio, asociado con el Pentecostalismo reformado. Por otro lado, el quíntuple evangelio es adoptado por el Pentecostalismo Weslyano, el cual reconoce la doctrina de santificación como un proceso independiente en el ordo salutis, para obtener la salvación. Este artículo está alineado con el Pentecostalismo Weslyano en el cual el quíntuple evangelio provee la estructura básica para la narrativa teológica. De las palabras de Archer: La Quíntuple Evangelio es una confesión doxológica formativa que es testimonio de la naturaleza y relacional de carácter. Jesús es el Salvador, Santificador, Sanador, El bautiza con el Espíritu, El Rey que vendrá. A través de estas convicciones Pentecostales se identifican como participantes de la misión redentora de la Trinidad Social de los últimos días. La adoración y testificar les brindan las más importantes preocupaciones misionales de Teología Pentecostal. Es desde esta perspectiva que la iglesia Pentecostal debería continuar discipulando la generación emergente con la doctrina que los hagan crecer espiritualmente. Primeramente, nosotros tenemos la soteriología o doctrina de salvación, creemos que la salvación es un regalo recibido por gracia, eficaz solamente a través del sacrificio de Jesucristo en la cruz y la cual se recibe únicamente por fe (Efesios 2:4-­‐9). Segundo, debemos considerar la doctrina de santificación. La experiencia del Espíritu Santo como agente de purificación es una segunda bendición o una experiencia de santificación in la vida del creyente (Romanos 15:16). Tercero, Jesucristo bautiza con su Espíritu Santo. Esta doctrina establece a los Pentecostales por su fuerte énfasis en el bautismo del Espíritu Santo. Con esta doctrina, aceptamos las manifestaciones del Espíritu Santo tales como señales, maravillas, milagros y dones, los cuales edifican a la iglesia y son de testimonio para los no creyentes (Mateo 3:11, Hechos 1:8). Cuarto, Jesús Sana, los Pentecostales creemos en la sanidad divina como promesa de Jesucristo y su sacrificio expiatorio en la cruz. Muchos de nosotros, los Pentecostales, hemos experimentado la sanidad divina a través de la oración de fe (Marcos 16:17-­‐18). Por último, Jesús viene por su iglesia. Desde el principio del movimiento, la escatología Pentecostal has sido el gatillo para el crecimiento. La doctrina está centrada en la segunda venida de Cristo, la cual se dividirá en dos eventos: El rapto de la iglesia y la segunda venida de Cristo seguida de la Gran Tribulación (Mateo 16:27, 24:26-­‐28, 24:37-­‐41). Los Pentecostales podemos ser contemporáneos sin hacer a un lado nuestros fundamentos. Nuestra teología debería siempre estar en armonía con la obra del Espíritu Santo y nunca perder de vista a la juventud que crece dentro de la iglesia. Nuestra manera de hacer y practicar la teología pentecostal debe ser relevante y dirigida hacia un impacto en las vidas de la generación emergente. Conclusión Hay un gran despertar en la generación emergente de ejercer un role de liderazgo en la misión de la iglesia. Su participación en la misión de la iglesia esta simultáneamente en armonía con los códigos contemporáneos del siglo 21, permitiéndoles tener más acceso a su contexto social que las generaciones pasadas pudieran tener. Por tanto, corresponde a las generaciones pasadas volver a revisar los modelos bíblicos de liderazgo a fin de demostrar verdaderamente la realidad de Dios. Como Pentecostales, necesitamos apelar más a lo espiritualmente practico y realístico que manifiesta la obra del Espíritu Santo. No es que las generaciones emergentes estén clamando por el reconocimiento de la iglesia, porque ellos ya están activando. Ellos están listos y dispuestos a asumir su responsabilidad ministerial para llevar a cabo la misión de Dios en sus contextos, en completa dependencia del Espíritu Santo. Dios confía en la generación emergente, como evidencia a través del testimonio de las Escrituras. La iglesia, en su tarea eclesiástica, debe seguir su ejemplo y tomar estas generaciones en serio, relacionarse con ellos, equiparlos, y discipularlos según el modelo de relación de Jesús. 
Descargar