El abogado del diablo

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TEATRO
El abogado del diablo
Adaptación leutrul de la novela de Morris
West, por José María Pemán, ton "arreglos"
de Manuel Avellana Marín. Intérpretes: Rafael Frontawa, Mtiiú Guíicu, Pepe Rojas.
Eduardo Nüve&a, Tomás Alonso, Susana
Bauquet, Alejo López, Luis Arenas. Ferncmdü Cortizo y Armando Fenoglio. Dirección:
Manuel Arellano Marín. Escenografía: Bernardo Trumper.
Los géneros literarios no constituyen una cla-
sificación académica. Corresponden B características formales y, también, temáticas. Hay asuntos
que son material para novelas, otros para cuentos
y otros para teatro. Un cuento no pasa a la categoría de novela por alargarse su narración, ni
una novela pasa a ser teatro porque se representa
es un escenario y su acción se enmarca en diálogos.
El Abogado del Diablo que se presenta L-n el
Teatro Opera, pertenece a ese género híbrido Hamado "adaptación teatral". Para juzgarla, creemos
que hay que olvidarse de la novela y limitarse a
lo que el espectáculo ñus presenta. Criticarla como tcnlro. Sin entrar a considerar lo que quedó
afuera y lo que quedó adentro de la popular novela de West.
Veamos cuál es su desarrollo.
Blaise Meredith, sacerdote inglés que ha pasado gran parte de su vida en oficios burocráticos dentro de El Vaticano, sabe que está pronto
a morir. Padece de cáncer. Se le encomienda la
misión de ser el abogado del diablo en Un proceso de canonización de un guerrillero calabrés.
Acepta la misión por obediencia, pero sin entusiasmo. Durante el desempeño de .sus funciones
tiene posibilidad de acercarse más a los seres humanos, conocer sus debilidades y grandezas y, con
e!lo, el seco Blaise Meredith se humaniza y llega
a su muerte transformado por esta experiencia.
De esta síntesis, se desprende que el protagonista de la obra teatral es Blaise Meredith y que
lo que nos interesa observar es su lenta transformación, la forma cómo una experiencia vital va
revelándole valores humanos que anles habían pasado desapercibidos para él. La pieza tendrá tan-
to mayor electo, cuanto estos valores que producen la transformación de Blaise Mercdith, sean
fuertes y claros y produzcan en el espectador un
proceso semejante al que vive el protagonista escénico.
No sucede esto. Los personajes que Blaise
Meredith encuentra en su misión en Calabria —y
de la que los espectadores somos testigos— están
trazados esquemáticamente. Sus vidas, lo que a
ellos inquieta, apenas roza nuestro interés por
carecer de desarrollo y cuando al final asistimos
a la muerte de Meredith y a su transformación,
más adivinamos que nos explicamos los motivos
de ella.
lia ocurrido que el adaptador Pemán y el
"ai re g I ador" Arellano Marín, han querido colocar
todos los elementos de la novela, pero como el
teatro exige síntesis, estos elementos no han pu<lido ser desarrollados y el resultado se nos presenta como una acumulación de hechos con una
concadenación [orzada, sin que de ellos se desprenda una acción dramática sostenida.
Tenemos el caso del presunto santo —Giacomo Nerone— cuya historia nos es presentada en
sucesivos y contusos "raccontos". La verdad que
al espectador no tiene por qué interesarle si Nerone es o no es un santo, o más propiamente, si será
canonizado o no. Interesa, por el planteamiento
inicial de la obra, la experiencia y evolución de
Meredith. Y esta experiencia y esta evolución necesariamente ha de ser un resultado de la convivencia del sacerdote con los testigos en el juicio
y no con hechos pasados que conoce de oídas,
pero que no Je tocan directamente. Asi, las escenas que representan la vida de \erone son elementos disgregadores que no sólo nada aportan
al tema central, sino que impiden el progresivo
desarrollo de este.
Y aquí cabe volver a nuestro argumento inicial respecto a la diferencia entre los géneros literarios. Es perfectamente factible en una narración —novela o cuento— que un personaje se
sienta influido por la lectura de hechos ocurridos anteriormente o por el relato que de éstos
hacen otras personas. El novelista cuenta con el
estimable recurso de analizar las reacciones íntimas de su personaje, de ilustrar al lector con
lo que él piensa, con ¡as evocaciones que el relato le produce. Puede, en resumen, reconstruir
un mundo interior que el lector puede seguir paso a paso. El autor dramático, en cambio, carece
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de esta posibilidad; por mucho que quiera ahondar en las reacciones intimas de su personaje
—para que el espectador le siga— debe visualizar
Lite mundo irkriui \ motivar sus cambios en
hechos, en experiencias que puedan sur compartidas por espectador y personaje.
F.sit) es lo que no sucede en El AbüKtidn de!
Diabla y de ahi que la evolución Je Meredith
resulte antojadiza y los "raccontos" con extractos do \a vida tic Nerone nos parezcan postizos.
Al final de la obra, Meredilh dice que Nerone
era un santo. ¿Por qué? Los antecedentes que tciiemus como espectadores no ñus permiten llegar
a esa conclusión. La curación inesperada de su
hijo, a ira*es de la oración de Nerone, es el única antecedente que se nos da. No es suficiente.
De consiguiente, el tallo de Meredith al motílenlo
tic su muerte resulta antojadizo. Por otra pane,
repelimos, tal como se plantea la obra desde MI*.
primeras escenas, no es Nerone ni su santidad
ID que interesa, sino la proyección humana de
Meredilh, .su evolución, su humanización. Y eso,
tampoco aparece suficientemente justificado.
ti resultado es que se sale del teatro con la
impresión de haber presenciado un espectáculo
inconexo, con utui historia conlusa y personajes
estereotipados.
Se nos dice, sin embargo, que la obra lin
lenidu éxito entre el público. Y ese es un hecho
que hay que analizar. Lina critica que se disasocia
por cúmplelo del interés popular, revelaría su
ineficacia, pues implicaría que ella parte de preinisas que no están vigentes.
Hav dos elementos que, a nuestro juicio, podrían señalarse primordialmente como factores J-este exilo relativo. El primero es un recurso muy
usado en el teatro, especialmente en el género fríVÜIO. ¿Han advertido los espectadores en los
sketch radiales y en los de cunipañi;i de revista.
cómo cualquiera alusión <t person i'ss o ni :hos
de actualidad concita de inmediato el aplauso u
la risa aprobatoria, aun cuando la observación
no contenga ningún desarrollo? Pues hien. creo
que en El Abogado del Diablo se usa de este recurso, eu forma sutil, que emparenta al público
con una realidad inmediata. Veamos: Vemos a
sacerdotes congratularse del éxito de la Demolí aua Cristiana, también somos testigos de cómo
un Obispo dedica su mayor alencitin a la Reforma Agraria y ;¡ la racionalización de la explotación agrícola. La liase mas aplaudida el día en
que asislimos tuc lu de un personaje .nidio que
reflexiona: "A los judíos se nos impide entrar al
cielo, pero piden nuestra ayuda para que entren
otros." Hay un dialogo dialéctico entre un guerrillero comunista y otro católico.
Estos y oíros elementos diseminados en la
obra producen en el público la atracción de e.sJar presenciando un drama, que corresponde a
términos conocidos por el, en un ambiente que
—aún cuando se sime en Italia— tiene su mismo
telón de fondo. Y esto, necesariamente, concita
su interés más que las filosóficas disquisiciones
sobre "la incomunicabilidad de los seres" a las
que son tan afectos los autores cUrunjeros y
chilenos de "vanguardia".
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£1 olio laetoi que justificarla el éxito de publico de El \bü¿udo del Diablo está en que esta
ohra pone la santidad al alcance de cualquiera y.
i!e p.Kfj. parece criticar a los virtuosos que se
"deshumanizan" sin el contacto eon "la vida".
Ln electo, GiacOTTiO Nerune, el hombre al que
Meredith proclama santo, lia tenido una vida intensísima. L"s guerrillero, lucha por la justicia social, liene amores con una vecina del pueblo.
engendra en ella un hijo bastardo, fin fin, es
mm semejante a lo que podría ser cualquiera
en circunstancias semejantes. Y, además, es un
sanio. Y asi, las ansias de virtud, el deseo de
santidad que iodo hombre lleva deniro de si —lo
c\prese o u u - se s;uisl:it'c en la obra con propiedad v. también, con facilidad.
L ñas palabras tíñales para la interpretación.
El reparto está formado, en su mayoría, por lo
que podríamos llamar "estrellas" de nuestro leutro profesional, Ll resultado, como era de esperar, es inuv heterogéneo. Los actores han tenido
ijue luchar, además, con un textu esquemático
QUI les impide construir personajes convincentes. Esla desventaja la tuvo que afrontar especialmente Frontaura. a quien le falló texto para
hacer un convincente desarrollo a su personaje
interpretado con la excesiva sobriedad que es característica del ador. IVpe Rojas nos pareció
el intérprete más destacado.
Sergio Vodannvlc
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