El género cuento _1

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Revista cultural contraclave
“La presencia de la oralidad en la leyenda o cuento legendario:
Bécquer y Rosalía de Castro.”
Baquero Goyanes1 en un estudio ya clásico que lleva por título“¿Qué es la
novela?, ¿Qué es el cuento” ha descrito a este género literario como "ese extraño
género en el que se da la paradoja de ser, quizá, el más antiguo del mundo y el más
tardío en adquirir forma literaria". El cuento se podría definir como un proceso de
concentración. Lo importante es el argumento y su trama ha de poseer el suficiente
interés para atrapar la atención del lector desde el primer momento, desde las primeras
líneas. Por el contrario, la novela actúa por acumulación progresiva de efectos. De una
novela pueden recordarse escenas, situaciones, momentos, aunque no siempre el
argumento; un cuento se recuerda íntegramente o no se recuerda.
La leyenda o cuento legendario, como señala Enrique Anderson Imbert2, era
un género típicamente romántico y una de las especies más importantes y cultivadas
durante el Romanticismo. En estos relatos, caracterizados por la fantasía y el terror, se
percibe esa naturaleza folklórica y popular del cuento, no sólo en las historias y en los
temas, sino también en los procedimientos narrativos.
Gustavo Adolfo Bécquer junto con Rosalía de Castro se convirtieron en los
más destacados representantes del cuento o leyenda legendaria romántica. En la leyenda
becqueriana que lleva por título "Creed en Dios", el narrador se presenta como un
trovador ("Oídme") con lo que se pone de manifiesto esa importancia de la oralidad
en la transmisión del relato, algo típico de la narrativa medieval. De hecho, en muchas
de estas narraciones nos encontramos con un marco introductorio, en el cual aparece un
narrador en primera persona, identificable con el propio Bécquer. Éste suele insistir en
que el relato que va a contar no es propio y señala su procedencia:
"En Sevilla, en el mismo atrio de Santa Inés, y mientras esperaba, oí esta
tradición a una demandadera del convento.” (“Maese Pérez el organista” )
"La noche de difuntos..., esta tradición que oí hace poco en Soria. Yo la oí en el
mismo lugar en que acaeció….” (“El monte de las ánimas”)
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Baquero Goyanes, Mariano1 , “¿Qué es la novela?; ¿Qué es el cuento?”; estudio
preliminar de Fco Javier Díez de Revenga, Servicio de Publicaciones de la Universidad
de Murcia, 1998.
Anderson Imbert, Enrique2 , “Teoría y técnica del cuento”. Ediciones Marymar.
Buenos Aires, 1979.
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A veces, en estos marcos preliminares, el narrador se presenta como transcriptor
de una historia que ha oído referir. Esta situación se da, por ejemplo, en “La rosa de
pasión” ( "Una tarde de verano,…me refirió esta singular historia una muchacha muy
buena y muy bonita”), “La cueva de la mora” y en “La cruz del diablo”, donde
hallamos esas dos situaciones marco más repetidas de la tradición literaria: el viaje y la
reunión de personajes. En alguna ocasión, Bécquer, se atiene a lo que sería el comienzo
propio de un relato de naturaleza folklórica y oral, como es el caso de "La corza
blanca”:
“En un pequeño lugar de Aragón; y allá por los años de mil trescientos y pico, vivía
retirado en su torre señorial un famoso caballero llamado don Dionís, el cual después de haber
servido a su rey en la guerra contra infieles, descansaba a la sazón, entregado al alegre
ejercicio de la caza, de las rudas fatigas de los combates.”
En lo que concierne concretamente a las descripciones, habría que señalar la
abundante presencia de éstas en los relatos, sobre todo, descripciones de tipo auditivo y
sonoro, que aparecen estrechamente ligadas al género lírico. No en vano, la lírica está
íntimamente unida al canto desde su mismo origen. De hecho, la palabra “lírica” define
todo aquello relativo o perteneciente a la lira, o a la poesía propia para el canto. Sus
orígenes son griegos: se trataba de aquella poesía que no estaba destinada a ser leída,
sino a ser recitada ante un público por un individuo o por un coro, acompañado de algún
instrumento de música, principalmente de la lira. Actualmente se utiliza dicho concepto
para definir uno de los tres principales géneros poéticos, que comprende las
composiciones de carácter subjetivo, y en general, todas las obras en verso que no son
épicas o dramáticas.
Desde el punto de vista temático, todas las narraciones becquerianas giran en
torno a un tema amoroso (el amor imposible, la hermosura de la mujer) o religioso y en
cuanto los personajes, éstos se caracterizan por poseer una escasa profundización
psicológica, por ser personajes prototípicos, debido a las limitaciones impuestas por el
propio género cuento.
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En “Un destripador de antaño y otros cuentos” de Emilia Pardo se refleja,
desde un punto de vista temático, los diversos aspectos y problemas de la tierra, el
campesinado y la emigración gallega.
“Un destripador de antaño” narra la historia de Minia, una huérfana que es
vejada por los tíos que la adoptaron. Sin embargo, las circunstancias que aquejan a la
joven sirven apenas como hilo conductor para dibujar un escenario donde la ignorancia
y las creencias paganas justifican la barbarie. El texto, publicado originalmente en 1890
en la revista La España moderna, se convierte en una revisión minuciosa de la
fragilidad de la vida, así como la tiranía y la injusticia alimentadas por la tradición oral.
En palabras de Camilo Ayala Ochoa3, quien acompaña la narración con una
notable introducción, se trata del “crudo relato de una leyenda antigua de las tierras
gallegas, la del secuestrador de infantes o doncellas que los desollaba para servirse de
su sangre o tejido adiposo”.
Y puntualiza: “Ese personaje, con el que se asustaba a los niños noctívagos, fue
llamado por los españoles de distinto modo: destripador, sacamantecas, sacasebos,
cortabeso, mantequero, ensundiero, sacauntos, saguiners, mesquideta, sacamanteiga,
comprachicos, hombre del saco, hombre del unto, tío sacamantecas, tío saín, viejo del
costal o viejo de la bolsa”.
Como se pone de manifiesto en esta colección de cuentos, todavía se advierte
esa naturaleza folklórica, oral del cuento que anteriormente he apuntado. No en vano,
algunos cuentos presentan ese carácter oral de historia contada a un auditorio.
Observemos pues los siguientes ejemplos:
"Porque no sé si dije que lo que voy contando ocurrió en los primeros lustros del siglo
decimonono…" (“Un destripador de antaño”)
"Yo no les quería decir a ustedes las privaciones que allí pasamos…" (“La santa de
Karnar”)
"Pero a Natalio le dolía, como sabemos, el punto de honra maldecido…" (“Un duro
falso”)
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“Un destripador de antaño y otros cuentos” de Emilia Pardo Bazán ; introducción de
Camilo Ayala Ochoa3. México : UNAM, Dirección General de Publicaciones y
Fomento Editorial, 2009.
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Sin embargo, no cabe duda de que estamos ya ante el cuento literario,
caracterizado por la originalidad y el desarrollo dentro de unas coordenadas espacio
temporales concretas. A pesar de todo, en algunos cuentos nos encontramos aún con
esos marcos preliminares, en los cuales hallamos un narrador en primera persona,
identificable con la autora:
"La leyenda del destripador... La oí en tiernos años, susurrada o salmodiada en
terroríficas estrofas, quizá al borde de mi cuna, por la vieja criada..." (“Un
destripador de antaño”)
"No pecaré de tan minuciosa y diligente que fije con exactitud el sitio en que
pasaron estos sucesos" (“La Mayorazga de Bouzas”)
En otras ocasiones, el narrador cuenta su propia historia a un confidente como es
el caso de “La santa de Karnar”:
" Era uno de ellos, ya ve usted si soy vieja, nada menos que el famosísimo
Lazcano..."
La minuciosidad descriptiva cobra en estos cuentos un gran relieve. Las
descripciones aparecen lo suficientemente medidas dentro de la estructura del relato.
Por ejemplo, en “Cuesta abajo” la dulzura del paisaje discurre paralela al cariñoso
sentimiento de los rapaces que van a la feria, o la descripción que contrasta con el
paisaje que describe cuando el boticario encuentra el cadáver de la niña descuartizada
por sus propios familiares en “Un destripador de antaño”.
En definitiva, son unos relatos que presentan una estructura cerrada y que
concluyen con un final también cerrado, al contrario de lo que ocurrirá con el género
cuento durante el siglo XX.
BIBLIOGRAFÍA
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ANDERSON IMBERT, ENRIQUE: “Teoría y técnica del cuento”. Ediciones
Marymar. Buenos Aires, 1979.
BAQUERO GOYANES, MARIANO: “¿Qué es la novela?; ¿Qué es el
cuento?”; estudio preliminar de Fco Javier Díez de Revenga, Servicio de
Publicaciones de la Universidad de Murcia, 1998.
PARDO BAZÁN, EMILIA: “ Un destripador de antaño y otros cuentos” ;
introducción de Camilo Ayala Ochoa. México : UNAM, Dirección General de
Publicaciones y Fomento Editorial, 2009.
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