38 años, bajo ningún punto de vista puede ser interrogado personalmente por el imputado, ni WDPSRFR SXHGH VHU FRQIURQWDGR FRQ pO $TXt VH PDQL¿HVWD PX\ FODUDPHQWH XQD GH ODV consecuencias del interés superior del niño75, en el sentido que ya normativamente se establece esta diferencia, con lo cual la misma ya no es objeto de ponderación, y es un mandato legal que tiene sentido imperativo76. La Ley Procesal Penal, precisamente, ha determinado una serie de reglas que hacen que el testimonio de los niños reciba un trato sustantivamente diferente en cuanto a la manera de su recepción77, y que tiene un ámbito reforzado de protección. Estas formas son realmente diversas a las que en la generalidad se disponen para la declaración de los testigos que no se encuentran en un régimen de declaración especial y atienden a dos aspectos claramente diferenciados; uno la prohibición de que el imputado interrogue directamente al menor de edad, la otra que el infante sea confrontado directamente con el imputado. Dichos aspectos pueden desglosarse en los siguientes: (I) A que se procuren todas las facilidades para que el testimonio del infante sea rendido en ambientes no hostiles, ni formales (art. 106 N° 10 (e). Este aspecto, que ya fue tratado supra, es complementario al derecho de no ser interrogado ni confrontado directamente por el encarado, y dicha prohibición supone en todo su contexto que el ambiente en el cual declara para el menor de edad no sea un ambiente de hostilidad. Se pasa aquí de una visión meramente arquitectónica de la tirantez de las estructuras a una de mayor contenido; también las interacciones humanas SXHGHQVLJQL¿FDUXQFRQWH[WRKRVWLOSDUDHOLQIDQWH (II) A que si se estima necesario el testimonio sea rendido por medio de circuito cerrado o video-conferencia, a que el mismo sea gravado para ser reproducido de esa manera en la vista S~EOLFDORFXDOVLJQL¿FDTXHHOPHQRUGHHGDG\DQRGHFODUDUiHQHOMXLFLR\TXHHVDGHFODUDFLyQ tendrá la calidad de un anticipo de prueba78. Se presentan aquí dos mecanismos que aportan los recursos tecnológicos, uno de ellos es la rendición de la declaración testimonial mediante 75 6HDSUHFLDDTXtFRPRGHFLPRVXQDFRQVHFXHQFLDGHOLQWHUpVVXSHULRUSHUR\DQRYLVWRHQVXVHQWLGRQDWXUDOGHLQWHUSUHWDFLyQ VLQRFRPRXQDPDQLIHVWDFLyQQRUPDWLYDTXHUHVXHOYHHOFRQÀLFWRGHGHUHFKRVHLQWHUHVHVHQWUHPHQRUHVGHHGDG\DGXOWRV haciendo prevalecer el de los primeros. Ello también se complementa con el principio de prioridad. 76 $TXtSXHGHHVWLPDUVHWDPELpQODUHJOD¿QDOGHODUWtFXORGHOD/(3,1$TXHUH]D³/DFRQVLGHUDFLyQGHHVWHSULQFLSLRHV REOLJDWRULRSDUDWRGDODDXWRULGDGMXGLFLDODGPLQLVWUDWLYDRSDUWLFXODU´'HQWURGHOFRQWH[WRGHODDXWRULGDGMXGLFLDOTXHGDQ FRPSUHQGLGRVORVMXHFHVTXHWLHQHQFRPSHWHQFLDHQPDWHULDSHQDOSRUORFXDOGHEHJDUDQWL]DUVHHOFXPSOLPLHQWRGHODV normas de protección de los infantes. 77 /RXVXDOHVTXHXQWHVWLJRGHFODUHHQODVDODGHMXLFLRTXHHVHDFWRVHDLQGLYLGXDO\VLQODDVLVWHQFLDGHRWUDSHUVRQDTXHHO WHVWLJRVHDLQWHUURJDGRFRQODWpFQLFDGHOLQWHUURJDWRULRGLUHFWR\TXHVHSHUPLWDHQWRGDVXH[WHQVLyQHOFRQWUDLQWHUURJDWRULR con el derecho al “careo”, es decir a la confrontación visual entre testigo e imputado en el mismo acto de declarar. Arts. 209 CPP. 78 (QHVWHDVSHFWRGHEHKDFHUVHXQDUHODFLyQHQWUHHOGHUHFKRFRQFHGLGRHQHODUWtFXOR1H&33HODUWtFXORE &33\ODVH[LJHQFLDVGHODQWLFLSRGHSUXHEDTXHUHJXODHODUWtFXOR&33