Lección 20: Conclusiones A través de estas diferentes clases hemos aprendido sobre la necesidad de saber gestionar el tiempo y los beneficios que conlleva saber planificarlo adecuadamente. Tener las herramientas indicadas para poder optimizar la jornada laboral, se traduce en una mejor productividad y mejores resultados para la empresa. Una buena gestión produce sentirse bien con uno mismo, puesto que se emplea menos tiempo en terminar tareas y quedan más minutos para desempeñar otras actividades, los que pueden ser temas pendientes o momentos de ocio para nuestro crecimiento personal. El mayor problema que acarrea el no disponer de una planificación adecuada es que el tiempo que se invierte se duplica con el mismo nivel de producción. Es decir, sino se posee un sistema adecuado de gestión de tiempo, una persona necesitará alrededor de 10 a 12 horas laborales para poder terminar los pendientes. La persona llegará a casa más agotada, el trabajo realizado no tendrá el nivel necesario y poco a poco se irá sumiendo en un círculo vicioso del cuál es muy difícil salir. Es por eso que se habla de una jornada laboral de ocho horas máximo, y cada uno sabe que ese es el tiempo que se tiene y con éste se deberá planificar para poder hacer todo lo que se necesita. Saber gestionar el tiempo también resulta beneficioso para mejorar el ambiente laboral puesto que, cuando el trabajo se vuelve más eficiente, la autoestima del empleado crece, los resultados mejoran y se crea una escala de crecimiento que beneficia a todos los integrantes de una empresa. Es decir, con una buena gestión de tiempo, el empleado verá que sus tareas se cumplen de mejor forma, lo que les dará confianza de que se está realizando un trabajo de calidad. Todo esto repercutirá en el ambiente laboral, productividad de la empresa y un crecimiento en el negocio. Tal vez, a modo de conclusión, es necesario distinguir aquellos factores que roban el tiempo y nos impiden gestionarlo bien, ralentizando las tareas diarias. Es fundamental tenerlos en cuenta para poder planificar la agenda con estas variables. - Visitas inesperadas: Clientes que llegan sin avisar, o personas que requieren de tu presencia para atenderlo - Reuniones. Son parte del trabajo, pero por mala coordinación que a veces se tiene, se alargan y se vuelvan innecesarias. - Papeleo y lectura: Sólo leer los documentos necesarios y haciéndolo con cierta rapidez. - Desorden. Destinar unos pocos minutos al día para archivar los papeles, así no se perderá tiempo en buscarlos. - Comunicación ineficaz. Al no transmitir los mensajes claros es muy posible se realice mal el trabajo y tenga que volver a repetirlo. Pero, sin duda, lo más importante para saber gestionar el tiempo es ser ordenado, metódico, organizado y saber priorizar. En definitiva, comenzar a hacerse un hábito de trabajo fácil y práctico pero, sobre todo, eficiente.