Don Cosm e Echeverría, "Alcalde de chistera y levita " EL PLAN DE EDIFICACION DE RENTERIA FUE UNA SUGERENCIA VISHCNTC , ,v sión de los añ o s h an calificado como o b ras llev ad as a cabo con una visión del porvenir m agnífica, am p lia y g en ero sa de conti- DE ALFONSO XIII nente y contenido. Fue un g ran alca ld e don Cosme. El tiem po no p a s a p a r a el recuerdo. Todos los pueblos tienen Era teniente de alca ld e en 1914, y los com ponentes da la Per- sus g ran d e s hom bres y sus tipos hum anos en c a d a época. R entería m an ente M unicipal le eligieron alca ld e el 7 de julio del citado g u a rd a tam bién en el alm ario de los recuerdos uno q ue se centra año, en sustitución d e don M arcial O laciregui que h a b ía falle- en la figura de un hom bre em inentem ente popular: don Cosm e cido quince d ía s antes. Echeverría. Nos o cup aría un larg o espacio el ded icar a esta figura A don Cosm e E cheverría «no se le vino el m undo encim a» al toda la atención que se m erece. Por otro lado, no sería fácil esta ac ep tar el cargo. T enía un g ran sentido de la respo n sab ilid ad y labor que llev aría im plícita el revolver archivos q u e con sus fríos sa b ía que co n tab a con el respeto y ap o y o d e su pueblo. Como datos m e n g u arían la proyección h u m a n a de un hom bre renteriano caso curioso tenem os q ue decir que en la votación p a r a la Al- todo corazón, iniciativa, fuerza en sus actos. Y aciertos. Por eso cald ía resultó em p atad o a seis votos con don Joaquín Andueza, se le g u a rd a el mejor recuerdo al p aso d e los años, recuerdo q u e p rocediéndose a sorteo y resultan d o elegido nuestro personaje. significa adm iración y respeto, cariño en trañ ab le, p orque don Cos- Y allí com enzó el resu rg ir del R entería actual, d e aq u e l su p ue- me era, p a r a sus am igos, Cosm e el pelotari, el hom bre todo cor- blo al q ue q u ería ver en un m a ñ a n a próximo potente, próspero y dialidad, rápido, ocurrente, repentizador innato, hom bre d e m undo. cordial. El deporte de la p elo ta le llevó por d iv ersas tierras. El vio m ucho y cosas m uy im portantes que le sirvieron p a ra a d a p ta rla s a las AVENIDA DE ALFONSO XIII n ecesidades del futuro d e R entería, de su pueblo, a l q u e q u ería con profundo am or y al que sirvió con rea lid ad e s, q ue la proce- Entre la s o b ras m ás im portantes rea liza d as d u ran te su m andato figura la de la v aria n te y reform a del trazado d e la c a rre te ra en el casco de la villa, o bra q ue se realizó de acuerdo con el proyecto i - 0 - V i s i t a d e l o s R e y e s á R e n t e r í a h0 1 red actado por la Dirección de O b ra s Provinciales, d e fecha 20 de septiem bre de 1914, con un presu pu esto de 198.781,63 p esetas. Esta o bra se realizó con la cooperación d e la D iputación, en vista de la crisis d e trab ajo existente en aq u e lla época y cuyo im portante núm ero de obreros p a ra d o s cre a b a n un g ran p roblem a a R entería d a d a la falta de trab ajo en la industria, circu n stancia ésta motiv ad a por la G uerra Europea. El A yuntam iento renterian o aportó terenos p articu lares, derribó la A lhóndiga por exigencias del tra zado del proyecto y en m etálico concedió 42.500 pesetas. O tras 35.000 p eseta s abonó la C om pañía de T ranvías de S an Se- bastián. El alca ld e de «C histera y levita» h a b ía d ad o un g ran paso. Se trab ajó firm em ente y se procedió a la in au guración de la carre tera el 21 d e julio de 1915, acto q u e se desarrolló dentro de la m ayor solem nidad y brillantez, siendo presidido po r SS.MM. el Rey Don Alfonso XIII, Doña V ictoria y Doña M aría Cristina. Don Alfonso XIII, con su señorial ca m p e ch a n ía y g ran visión d e los p ro b lem as de los pueblos españoles, indicó a don Cosm e Echeverría la conveniencia d e q ue se hiciera un P lan G eneral de U rbanización, a fin de q ue las n u ev a s construcciones se suje taran a sus O rd en an zas, con lo cual g a n a ría en estética el p a n o ram a local. El A yuntam iento, com o dem ostración de im pe- reced era g ratitu d y resp eto a la au g u sta p erso n a q u e inauguró aq u e lla vía de com unicación, acordó d a r el nom bre de «A venida de Alfonso XIII» a la m agnífica iniciativ a del alca ld e renteriano. Esta fue u n a de sus obras, o bra que q u ed a y pro clam a el celo d e un alca ld e q ue dio a R entería lo q ue R entería exigía en un plazo de añ o s m uy corto. * * * En lo anecdótico, don Cosm e E cheverría, por su ca rácter n e ta m ente renteriano, p ro fundam ente vasco, h a d ejad o recuerdo g r a L a » f ie s ta s p a t r o n a l e s d o R e n te r ía s e h a n v is t o e s t e a ñ o h o n r a d a s c o n la p r e s e n c i a d e SS. M M .. q u e h a n a s is tid o a l a c t o in a u g u ra l d e la s o b r a s d e l n u e v o r a m a l d e la c a r r e t e r a a f- r a n c ia , e n lo s a lr e d e d o r e s d e d ic h a v illa . N u e s t r a s f o t o g r a f í a s r e p r e s e n t a n I. SS. MM e n ol b a lc ó n d e l A y u n ta m ie n t o s a lu d a n d o a l p u e b lo r e n t e r i a n o . q u e tr ib u tó á l a s a u g u s ta s d a m a s e n tu s ia s ta s a c la m a c io n e s 2 , C o m is ió n d e la D ip u ta c ió n p r o v in c i a l y a u t o n d a d e s d e R e n te r ía , d ir ig ié n d o s e á v is i ta r la n u e v a c a r r e t e r a 5, SS. M M . r e c o r r i e n d o e n a u to m ó v il e l r a m a l d e c a r r e t e r a , n u e v a m e n te c o n s tr u id o . (Fot Marín) — 38- tísimo. Dicen que a la Reina M adre le dijo: «Toma este ram illote. Reina M adre», al h acer en treg a a la au g u s ta S eñora de un pre- pre relativo a épocas en que el trab ajo se p odía com ercializar—artesar.o y com erciante. En siglos tan pretéritos como el XV y posiblem ente antes, teníam os tratad o s com erciales exclusivos y consulad o s propios en d iv ersas naciones extranjeras. Y R entería no estab a al m arg en de ellos. ¿Cómo p u d iera estarlo? H ay testim onios de privilegios rea les a la s ferrerías y m e rcad erías ren te rian a s que d a ta n d e 1338, 1340, 1376, etc., etc., p a r a creerlo. Sus ferrerías eran fam osas, pero sus astilleros m ás. Incluso hubo u n a época —p rim era m itad del siglo XVII— en que construíam os los m ejores buq u es de g u erra de E spaña, m ereciendo Juanes de A m asa construir en 1624 y en sus astilleros de Basan o ag a, n a d a m enos que la C a p ita n a Real de la A rm ada. ¿No es é sta u n a herm o sa b a ta lla g a n a d a, tan digna, cuanto menos, como la de M achino al ten érselas con B arbarroja? ¡Y d a b a «babarrunes» a la p ar que gloria al pueblo que tra b a ja b a en y p a ra los astilleros! Trayectoria Renteriana Por B ID A ZTl ( Del G. M. URDABURU ) R entería es industrial, ¡qué descubrim iento! Pero quizás m uchos ignoren que R entería es industrial de siem pre, considerando como industria el la b o ra r construyendo algo que se sa lg a de lo corriente en el h ab e r a rte san o de los p ueblos del m undo. Sin em bargo, R entería no es citad a en la historia como tal sino como p a tria chica d e los M achinos, Zubiaurres, Z am albides, A m asas, etc., en un etc. largo. M arinos son los que h an d ad o renom bre a nuestro «txoko» en el p a sa d o con sus h az añ a s g u erreras. Es la p a u ta histórica. Si uno in v en ta u n a m áq u in a en la que se m ete p a ja y sa len calcetines, la gente se interesa, envidia al inventor por el negocio y ... lo olvida. Pero si uno a n d a a tiros por esos m ares con un p irata Florín cu alq u iera y sa le bien p ara d o , en seguida ten d rá un rinconcito en la le y en d a lo mismo que si h ace an d ar, de noche y con an to rch as, a to d as las m ujeres y niños del pueblo por lu g a re s como el alto de A ldaco, m ientras los hom bres se sitúan sigilosam ente a la esp ald a del enem igo invasor y lo echa a rodar, con sus m ercenarios alem an es, p e ñ a A ldab e ab a jo ... Ya sé q u e se me o b je tará que la cosa lo m erece y que es cuestión de supervivencia el ser corajudo y b atallad o r. M uy bien, conforme. La rep u g n an te vida ésta en q u e n ad ie sa b e detener sus ap e te n cia s en el punto mismo donde v an a chocar con las del vecino, exige que uno esté a todas. Y claro, la adm iración, el recuerdo, un lugar sn la p ro sa de Clío, siem pre q u ed a p a ra el que devuelve golpe por golpe y si pu ed e con dos, mejor. Pese a que Cristo dijo lo contrario. Pero, a la larg a, la lu ch a cotidiana por las alu b ias es mucho m ás im portante que aq u e lla s b atallitas. ¡Y no d a lu g ar a treguas! Y en ella nos hem os distinguido siem pre bien y, quizá quizá, m ejor que en la otra. A p artir de los años aquellos en que Plinio y a m encionaba el «Saltus O larso», si hom bres valerosos y au d a ce s hubo en la tierra, los hubo tam bién em prendedores y constructores. Es fácil que los prim eros ferrones, los prim eros constructores de barco s del P aís V asco, tuvieran asiento en las orillas del O yarzun. Las m inas de Ayako-A rri y la m a g n a ría —se cree que el m ar lle g ab a entonces casi h a sta Iturriotz— lo h ac en factible. Es curioso y en cierto modo lógico d a d a la pobreza ag ríco la de n u estras tierras, que el vasco h a y a sido siem pre —con el siem- C C o n tin u a c ió n «le ■». C OS M IS Y no sería ese el único motivo de orgullo laboral. El v en erable F ray Francisco Bel, inglés que m ás ta rd e sufrió m artirio por la fe, testim oniaba en 1633 «que las calles de R entería ten ían losas», lujo sólo digno de la s g ran d e s ciu d ades y señ al de u n a com unidad floreciente y rica. No, no sólo los astilleros y m arin ería d aría n vida y dinero a la villa, sino tam bién las ferrerías y, posiblem ente, m an u factu ras d iv ersas d eriv a d as del hierro y de la s artes m arineras. Pese a los días aciag o s de los incendios fran ceses que casi term inaron con el pueblo y a la desecació n de la b a h ía ren te rian a que ac ab ó con los astilleros, si siguieron decaim iento y ruina, fueron m om entáneos. En 1785 la ferrería de A ñarbe, que debió ser fu n d ad a en 1592, e sta b a re p u ta d a como la m ejor de G uipúzcoa. Un siglo desp u és se tra b a ja b a n en ellas u n a s 140 to neladas m étricas de hierro en b a rra s y tocho y de éstos se elab o rab an u n as 120 to n elad as de cuadradillo, pletina, varillas, cortadillos, etcétera, d an d o ocupación a 120 obreros. Y h a b ía m uchas otras ferrerías. En 1780 com enzó a funcionar la «Fandería» q ue fue el pasm o de ios industriales de la época. A llá se «hendía, cortaba, e n san c h ab a, estirab a y a d e lg a z a b a el hierro y otros m etales. Se h ac ía clavetería y vasijería. Era la p rim era de E sp añ a y única en la especie de doble reverberación». En 1873 fue d estruid a en la g u erra carlista. Pero y a existían, d esd e an tes d e 1850, las fábricas de tejidos de lino y cáñam o como iniciad o ras de u n a n u ev a era. Por algo el rom ántico O zanam calificab a a R entería de «rica ciudad» n a d a menos, cuando p asó por ella en 1852, a ñ a diendo que poseía «vergeles de m anzanos dignos de las g ran ja s de N orm andía». A principios del siglo actu al se nos atrib u ía y a el honroso título de «pueblo m ás industrial de E sp añ a y casi del mundo». Y no hem os cedido ni un áp ice en este terreno sino q u e lo hem os g a nado. ¿Q ué otra villa de nuestros h ab itan tes pu ed e ostentar tal v arie d ad y núm ero d e industrias? E C H E V E R R IA cioso ram o de flores. De estas cosas mucho podríam os contar. Pero Todo lo que antecede, ¿no refleja u n a d ila ta d a y form idable b a ta lla g a n a d a a lo largo de los años desde an tes de que se se ca se n u estra ría? Las mil y u n a fáb ricas donde los renterianos encontram os los g arb an zo s cotidianos constituyen el fruto de la m ism a. Sí señores, tenem os un puesto al sol y no de los peores. Ferrones y calafates, forjadores y carpinteros h an d ejado paso a técnicas m ás sutiles y, ¿quién nos p u ed e trazar u n a r a y a p a ra decirnos: «De ahí no p asaréis» ? Con certeza, nadie m ás q u e nosotros mismos. N uestra m ism a pro sp eridad v a cam ino de ahog arnos en la lam en tab le urbanización de n u estra villa. Se construye con tal a n a rq u ía que m ás p are ce que querem os am ontonar c a sa sobre c a sa sin aco rd arn os de que la s calles y p lazas tam bién son n ecesarias. El a fá n de construir se nos h a vuelto u n a enferm edad. nos frena un tanto la época, la d istan cia que nos se p a ra de a q u e llas fechas. F altaría quizá u n a com prensión en los jóvenes p a ra aco ger con la am plitud de m iras los gesto s y frases de aq u el hom bre em prendedor, ejem plo de ren terian o s am an tes d e su txoko. Por eso omitimos detalles hum an o s q u e se conserv an —y rec u erd an — en toda su g randeza, en toda su esp o n tan eid ad y con todo su calor hum ano, aq u el calor suyo lleno d e vigor, de proyección atlética, como cuando su poderoso brazo im p u lsab a a la pelota y d esp erta b a la adm iración de todos los públicos. — «He sido pelotari y a lca ld e de R entería, ¿qué m ás puedo p e dir?» —solía decir el bueno de don Cosme. Luego murió, con el mismo aire de bohem io que vivió, pero se llevó el afecto y el sentim iento de su pueblo, al que sirvió con D espués de todo es u n a consecuencia previsible, dados n u estros anteced en tes. Sólo q u e no nos tenem os que olvidar que siem pre hem os hecho las cosas bien... Esa h a sido n u estra tray ectoria y el secreto de n u estra pro sp eridad . No nos desviem os ah o ra ... corazón y honestidad, eficacia y diligencia. Desde estas colum nas rendim os nuestro hom enaje a don Cosme E cheverría Retegui. - 39 -