DIARIO JAÉN SUPLEMENTO DOMINICAL LA SEMANA. DOMINGO 1 / 3 / 2015 34 SALUD Los pensamientos irracionales influyen negativamente en las personas y producen sensaciones de inseguridad y baja autoestima que generan graves problemas ENRIQUE ALONSO L os complejos son pensamientos irracionales que pueden influir negativamente en las personas produciendo inseguridad y baja autoestima, según publica la psicóloga Trinidad Aparicio Pérez en el observatorio Puleva Salud. Son percepciones distorsionadas o imágenes exageradas de uno mismo que se originan al compararnos con otras personas, o con modelos que la sociedad impone. Pueden llegar a influir y condicionar la vida, comportamientos y relaciones personales. Incluso, pueden impedir que se disfrute de determinadas cosas o llegar a limitar profesionalmente por no confiar en las capacidades. Uno de los factores que más influye en la formación de un carácter acomplejado es el entorno familiar. La opinión de los padres o la falta de apoyo y atención por parte de ellos hará que el niño se sienta poco valioso o que crezca con una TIPOS DE COMPLEJOS. Hay diferentes tipos de complejos, aunque los más comunes son los físicos. Uno bastante común es el Complejo de Edipo, que se produce cuando el hombre compara a todas las mujeres con su madre. Busca una mujer que se parezca a su madre y la rechaza si no se parece o cuando deja UNO DE LOS FACTORES QUE MÁS INFLUYE ES EL ENTORNO DE LA FAMILIA MILES DE JIENNENSES SUFREN EL COMPLEJO DEL “PATITO FEO” baja autoestima. Es en la familia donde las personas tienen que sentirse queridas, valoradas y respetadas para que puedan desarrollar una personalidad firme y decidida. El entorno escolar es otro factor que influye enormemente. Cuando los niños tienen alguna característica física que sobresale, como puede ser muy alto o bajito, excesivamente gordo o tener una nariz muy grande, puede convertirse en objeto de burlas de sus compañeros, quienes probablemente le pondrán algún apodo. Muchos de estos complejos aparecen en la infancia, pero se pueden acentuar en la adolescencia, ya que en esta etapa se producen grandes cambios físicos y la personalidad aún no está formada. Los adolescentes son más vulnerables y necesitan la aprobación de los demás para su de ver en ella esa semejanza. En el caso opuesto está el de Electra. Corresponde a la mujer la que no logra encontrar el hombre apropiado. Idolatra a su padre y no ve a nadie a su altura. El complejo de Peter Pan lo sufren aquellas personas que no desean crecer ni madurar. No quieren enfrentarse a responsabilidades. También existe el de Blancanieves, en el que los afectados desean ser el centro de atención y contar con la aprobación de los demás, pero en el fondo subyace un problema de autoestima, inseguridad y sensibilidad a las críticas. No obstante, el complejo más común es el del Patito Feo. Lo sufren personas que no están contentas con su aspecto físico y que suelen compararse continuamente con los demás, pensando que los demás son mejores que ellos. odo hombre es como la Luna: tiene una cara oculta que no enseña a nadie” (Mark Twain). No conozco a nadie que no tenga el suyo. Todos los seres humanos tenemos, al menos en algún momento de nuestras vidas, esa compañía sombría que se desdobla de nosotros y que contiene, cual caja de Pandora, todo aquello que detestamos, no nos gusta o eliminaríamos. Por lo general, la guerra entre ambas facetas es continua, casi diaria, y bastante entretenida. En las batallas en que se imponen el raciocinio, el sentido común y la lógica, con- T propia autoestima. Otro factor que debe tenerse en cuenta es la sociedad, que marca unas modas y unos estereotipos de belleza que no se corresponden con la realidad. Esto hace que muchas personas se sientan acomplejadas al compararse con esos modelos que la sociedad impone y las personas suelen aceptar, aunque no se ajusten a la forma de ser o vivir. Hay personas que a lo largo de los años no han sabido superar los complejos de la infancia. No han sabido interpretar ese defecto de forma objetiva y tratan de ocultarlo provocándole angustia y ansiedad. EMILIO ARROYO Encadenados a grandes complejos seguimos avanzar, crecer e ir cumpliendo objetivos. Sin embargo, cuando son nuestros fantasmas los que vencen, nos embargan sentimientos de inferioridad, indefensión y de tristeza, sintiéndonos incapaces de ver lo bueno y mejor que tenemos, de lo que somos, estancándonos en un vacío transitorio, hasta que la inspiración nos da un nuevo impulso y seguimos. Y así cíclicamente. Podríamos resumir todo esto en una palabra: complejos. Esa preocupación exagerada por nuestra apariencia o forma de ser, o de nuestros defectos leves o imaginarios. Los dichosos JOSÉ MIGUEL DE LA TORRE El oscuro pasajero complejos. ¡Cuánto perjuicio nos provocan! Porque la realidad es que el daño es para nosotros, y no hay peor enemigo que nosotros mismos. Posiblemente porque nos conocemos mejor que nadie. Qué sandez. Pues sí. Pero ese conocimiento exhaustivo de nuestras debilidades nos menoscaba la voluntad y nos autoboicotea a placer. Sin embargo, los complejos son todo lo negativo que nosotros deseemos. Sin límites. Pero también podemos considerarlos nuestra característica más especial y convertirlos en lo que nos diferencia de los demás, en nuestras fortalezas; porque todos somos maravillosamente distintos, universalmente desiguales. La cuestión, pues, es obligada. ¿Cómo hago para convertir mis complejos en escudo y baluarte? Sencillo. Los pensamientos provocan emociones que, a su vez, provocan conductas. Y los comportamientos ya sabemos lo que producen: resultados y consecuencias. Así pues, se antoja fácil. Comenzar por el principio. Pensamientos positivos. Enviarnos mensajes positivos, que conduzcan a aceptarnos, respetarnos y querernos. No somos feos, obesos, calvos o torpes. Ni tenemos pechos pequeños, manos grandes, cicatrices, piel blanca, papada o estatura baja. Somos lo que somos, y lo que queremos hacer con nosotros. José Miguel de la Torre es psicólogo.