HOMENAJE COLEGIO MÉDICOS A MI PADRE.- Autoridades, Presidente, Antonio, Ponente, colegiados, amigos. Buenas tardes. Es un honor para mí poder poner voz al sentimiento de mi familia y el mío propio, en este lugar tan querido por mi padre. El cúmulo de sensaciones se amalgama en una palabra: AGRADECIMIENTO. Un agradecimiento que emana del interior y que nos desborda a todos nosotros. Él nos enseñó, a través de sus actos, el significado de la palabra que pretendía nos identificara como familia. La GRACIA es ese estado de plenitud que surge de la coherencia, es decir, la herencia de los actos emanados del corazón. Él vino a este mundo con una misión: la de transmitir este mensaje; y con un don: el de ejecutar este compromiso con sencillez. Por eso le llamaban DON ÁNGEL. Hoy recuerdo aquel homenaje que muchos de vosotros le organizasteis en el restaurante Lago, a raíz de su jubilación. ¡Escribe algo!, -le dije entonces-, ¡Tendrás que hablar a los postres!. Su discurso fue escueto, compuesto por una sola palabra, eso sí, que repitió ocho veces: GRACIAS. GRACIAS, por este homenaje. GRACIAS, por la profesionalidad y el cariño con los que le habéis tratado siempre y, especialmente, en sus dos últimos ingresos. GRACIAS por las visitas que le hicisteis, bien para tratarle, bien para acompañarle. GRACIAS por habernos hecho sentir como en casa, en aquella habitación del Hospital General en la que los miembros de esta familia pasamos un mes y medio. GRACIAS por haberle proveído de bombones para que él tuviera algo que ofrecer a las visitas, pues si no daba, no se encontraba a gusto. GRACIAS por informarnos con prontitud, respeto y cariño de su estado y evolución durante sus últimos días. GRACIAS por emocionaros y despediros de nosotros con un abrazo, llorando, al final de vuestra jornada, cuando os quitasteis la bata, con la certeza de que, al reincorporaros a vuestro trabajo al día siguiente, él ya no estaría entre nosotros. 1 GRACIAS por habernos permitido acompañarle en su tránsito, durante su último día de vida. Por proveernos de aquel biombo que nos procuró la intimidad necesaria para darle su último adiós, en su cama de la UCI. Y sobre todo, GRACIAS por ser Médicos. Por ocupar el escalafón más alto en la escala de los SANITARIOS. Por dirigir todo el entretejido de profesionales que se ocupan de cuidar de nuestra salud, de nuestro bienestar. Por tener la ciencia de engañar a la muerte para que nuestra vida sea un poco más larga. Por poseer y ejecutar el conocimiento que nos alivia de nuestras dolencias. Por transmitir confianza a quien se está cagando de miedo. Por dedicarnos el tiempo que tenéis que arañar a hurtadillas a los vuestros. Quiero que sepáis que somos muchos los que, como mi familia, os admiramos y respetamos profundamente. Los que nos quedamos perplejos con vuestro “ojo clínico”. Los que nos sorprendemos ante vuestra capacidad de tomar decisiones vitales a cada instante. Los que veneramos la entrega y sacrifico que os acompañan durante el ejercicio de vuestra profesión. Los que envidiamos esa relación vuestra con la muerte, con la que habéis llegado a intimar tras tanto roce con ella. Los que sabemos que vuestro compromiso con el enfermo no puede ser tambaleado por la ignorancia de quienes se sienten importantes dirigiendo vuestro trabajo; ellos sólo entienden de cifras, de objetivos, de euros y, en ocasiones, de su propio beneficio; Vosotros, sin embargo, os comunicáis en el lenguaje de un único interés, el del enfermo. Nosotros somos conscientes de vuestra fortaleza manteniéndoos firmes ante los recortes, el acoso, las jornadas sin horario, la masificación y la reducción paulatina de vuestras plantillas. No permitáis que sus actos os enfermen. Os necesitamos. Podéis contar con nuestro apoyo incondicional en el reconocimiento de vuestras justas reivindicaciones. GRACIAS, por ser MÉDICOS. ángel gracia. [email protected] https://www.facebook.com/angel.graciaruiz 2